1 minute read
Epílogo
Tal como las imágenes sugieren tuve, y tengo, una buena vida. Nací en el seno de una familia que me dio cariño y educación, tengo un compañero con quien compartimos la vida desde hace más de sesenta años, dos hijos cariñosos y un nieto fantástico.
Tuve, y tengo, la dicha de conocer y vivir la amistad, una carrera profesional exitosa y, desde que me jubilaron, desarrollé con seriedad la otra actividad que siempre me había fascinado, la fotografía, de la que también tuve y tengo satisfacciones.
Advertisement
Tanto en mi vida profesional como con la fotografía, me di el gusto de señalar la importancia de mejorar la situación de la mujer. No sabemos, no sé, cómo seguirá mi historia.
Mi presente está signado por el cuidado de mi cuerpo, que acapara una parte importante de mi tiempo y casi todo lo condiciona. Así, para citar tan solo dos ejemplos: en lugar de sacar fotos nuevas, edito las que tengo en mis archivos; para ir de vacaciones, elegimos lugares donde hay termas que puedan mitigar mis dolores. Hasta ahora, he conseguido tener proyectos entre manos. Cuando éste acabe, tendré que inventar otro.
Ahí voy.
Buenos Aires, agosto de 2020
Agradecimientos
A todes les que me sacaron fotos, conocides y desconocides, y a mis padres que amorosamente guardaron las de mi niñez y adolescencia. A Alfredo que me alentó, acompañó y ayudó en este periplo de revisar mi vida. A Lorena Fernández por ayudarme en la tarea de seleccionar entre tantas fotos y a Beatriz Burecovics y Teresa Cillo por darle forma y revisar todo para que este trabajo se convierta en libro.