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La poesía vasca honra a Iparraguirre

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Punto final

Punto final

El resto de temas es declarado desierto por insuficiencia de méritos.

Al mediodía, la Plaza Nueva constituye el escenario del concurso de tamborileros al que concurren los grupos de Hernani y Elgeta. En primer lugar intervienen los tamborileros de dicha localidad con la interpretación de “El gran pot-pourri” de Torremuzquiz y a continuación la partitura obligatoria al tiempo que los de Hernani intervienen con la obra de libre elección “Variaciones de Artzai-kantak” de Basurko además de la obligada. El premio se concede a la banda de tamborileros de Hernani. El epílogo lo pone el concierto que ofrece la banda de música de Gernika. Partidos de pelota, bailables a cargo de la banda de música de Urretxu y fuegos artificiales cierran la jornada festiva.

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Culminan los actos del primer centenario del nacimiento de Iparraguirre el día 28 con la actuación de bertsolaris, partidos de pelota, bailables y como final fiesta nocturna concluyendo con una “retreta”. Destacamos que coincidiendo con esta conmemoración sale a la luz la publicación “El bardo euskaro Iparraguirre” de 102 páginas editado en Durango por R.F. de Soloaga cuyo autor es Ignacio Belaustegui.

El Orfeón Donostiarra recuerda a Iparraguirre en su I Centenario.

El día 25, víspera de la celebración reseñada, en el Boulevard, como homenaje al bardo euskaldun, ofrece un concierto el Orfeón Donostiarra bajo la batuta del zumarragarra Secundino Esnaola. El programa incluye las obras Euskaldunak e Irutxito del Padre Donosti; Maitasun atzekabea, Txori urre txindorra, Amatxo, Aldapeko y Goiko mendiyan de Guridi; Ituna y Beti duk on de Almadoz; Itzaya de Pedro Usandizaga y Gernikako Arbola de Iparraguirre. el IV DIA DE LA POESÍA VASCA HONRA A IPARRAGUIRRE

La Sociedad Euskaltzaleak con el objetivo de fomentar la creación de trabajos en euskera instituyó con carácter anual el Día de la Poesía Vasca bajo el lema “ Eusko olerkarien jaia”. En su cuarta edición esta manifestación cultural euskaldun se celebra el 16 de julio de 1933 en Urretxu constituyendo un homenaje a su preclaro hijo, Jose María Iparraguirre.

De víspera, por la tarde, se siente la fiesta merced a un pasacalle a cargo de las bandas de música y de txistularis de la localidad. Por la noche, en el frontón Ederrena el Cuadro Artístico de Euskal-Etxea de Zumaia representa adaptado al euskera por Toribio Alzaga el drama “Ramuntxo” de Pierre Loti. La jornada cumbre se abre temprano, a las siete de la mañana, con una diana ofrecida por la banda de música local. Dos horas mas tarde, recorre las calles urretxuarras la banda de txistularis. Posteriormente, merece atención la solemne misa mayor oficiada en la iglesia parroquial. La parte musical corresponde al coro parroquial dirigido por el maestro Aranzadi, viéndose reforzado por el solista eibarrés Jose María Eguren y el renombrado barítono debatarra Juan Urquiri. Se canta la Segunda Pontifical de Perossi. La homilía corresponde a Antonio Abaunz que desarrolla el tema “Otoitza ta olerkia- oración y poesía”.

Continúan los actos con un homenaje a Iparraguirre teniendo como marco la sala capitular del Ayuntamiento. Hace uso de la palabra el tolosarra Jose Eizaguirre, presidente de Euskal-Esnalea. Hace mención a la actividad desplegada por Euskaltzaleak destacando la importancia que supone abrir puertas a la literatura vasca y al euskera y mas adelante dice “Esto es posible porque hubo hombres que allí en épocas que empiezan a ser remotas se desvelaron y trabajaron por nuestro idioma.

No podemos enjuiciar el mérito de un Iparraguirre teniendo en cuenta los medios y el ambiente actuales. Es menester tener presente la soledad y el desierto en que el bardo de Urretxu inició su apostolado patriótico y literario. Enmarcándolo así, en su propio ambiente, es cuando se puede enjuiciar dignamente la grandeza de Iparraguirre”. Tras una breve intervención del sacerdote P. Aristimuño se procede a la lectura de la poesía ganadora del Premio de Honor. Seguidamente se hace entrega de las distinciones a los galardonados. Culmina el acto cantándose el Gernikako Arbola y saliendo al balcón del Ayuntamiento los bertsolaris “Txirrita”, Lujambio y “Telleritxiki”, aportando inspirados bertsos dedicados a Iparraguirre.

Al mismo tiempo en la plaza Gernikako Arbola la banda de música de Urretxu dirigida por Gracián Urain se presenta en concierto. Interpreta las obras “Euskal Herriko kantak” y “Aires Vascos números 1 y 2” de José Franco y con carácter de estreno “Alborada Vascongada” del compositor urretxuarra Juan José Belaustegui.

El alcalde, Domingo Berriochoa, preside el banquete oficial al que concurren unos 200 comensales siendo servido por Casa Lizarralde en los “arkupes” situados bajo dicho bar. A los postres el zumarragarra Carlos Linazasoro “Altzeta” agradece la asistencia a los actos a una representación de Lapurdi. Interviene a continuación en la misma línea Esteban Urkiaga “Lauaxeta” en representación de Bizkaia. En nombre de Lapurdi responde el señor Garitagoitia que brinda por la estrecha unión de todos los vascos.

Por la tarde en el frontón Ederrena una fiesta vasca marca el protagonismo de esta jornada de exaltación de la poesía euskaldun. Como preludio la Plaza de Iparraguirre constituye el escenario de un concurso de irrintzilaris alzándose con el primer premio José Legorburu. Respecto al festival despunta la intervención de 27 grupos de dantzaris y 8 de hilanderas. Los primeros proceden de Tolosa (3), Ordizia (2), Zumarraga (3), Bergara (6), Ataun, Zaldibia, Alegia, Soraluze, Arrasate, Elgoibar, Legorreta, Azkoitia, Lazkao, Beasain, Legazpi y Eibar. Los grupos de hilanderas corresponden a Alegia, Bergara y Ordizia. Un acontecimiento de relieve llega con la actuación del Orfeón Iparraguirre de Urretxu integrado por 180 voces. Bajo la dirección de Toribio Navarro deleitan al público con la interpretación de “Festara”, “Goizeko izarra”, “Xarmangarria”, “Eskerrak jaunari” y “Ume eder bat”. El broche final lo pone el “Gernikako Arbola”. En el intermedio, el barítono José Maria Urkiri, que a pesar de sus compromisos profesionales deseó estar presente en esta jornada, entona “Zuregatik” de Agesta y dos canciones de Iparraguirre. Concluido el festival sus integrantes se dirigen a la plaza que preside la estatua de Iparraguirre ante cuyo monumento se canta el Gernikako Arbola. Seguidamente se da paso a una romería amenizada por acordeonistas así como por las bandas de música y txistularis de la localidad. Por la noche en el Ederrena el Cuadro Artístico de la Academia de Declamación Vasca de Donostia pone en escena el drama en euskera “Dolorra” de Jose Elizondo. Respecto a los clasificados en el certamen, en la Clasificación Primera (poesías de género y materia libre), a la que se presentaron 24 poesías, el Premio de Honor recayó en Francisco de Echeberria, antiguo director de “Argia” por su poesía “Bost lore”, enviada desde Marneff (Bélgica). En la Clasificación Segunda (pequeños poemas épicos), a la que se presentaron 8 trabajos, se declaró desierto el premio otorgando el jurado dos accésit: el primero de 100 pesetas a Ildefonso de Urkiri de los Canónigos de Oñati y el segundo de 50 pesetas a Rafael Querejeta de Bilbao. Finalmente, en la Clasificación Tercera (colección

de poesías populares), a la que concurrieron 24 trabajos, se concedieron los siguientes premios: 1º: Joaquín Dorronsoro; 2º: Andrés Ecenarro; 3º: Eulogio Gorrochategui y 4º: Fernando Urquiaga.

En el marco de esta conmemoración se presentó un librito que recoge un breve juicio crítico de la obra de Iparraguirre cuyo autor es Juan José Belaustegui.

Asimismo, con ocasión de esta fiesta y bajo el título “El Bardo Vasco”, escribe Belaustegui “El Pueblo Vasco” lo siguiente: “El bardo euskaro Iparraguirre, como enamorado de las instituciones forales, sentía dolorido su noble corazón, a consecuencia de las ominosas leyes que despojaron a Vasconia de sus inmanentes derechos, de sus privativas libertades, de su soberanía individual, y como enérgica y viril protesta de tal desafuero, brotó su brillante imaginación el “Gernikako Arbola”, ese himno de paz y de amor y no de guerra, que representa una maravillosa conformidad del alma del cantor con el alma colectiva de la raza vasca y hace transportar la imaginación del euskaldun al lugar donde se venera el santo árbol, símbolo que compendia las seculares tradiciones del solar vasco. La recompensa que de esta magna obra tuvo Iparraguirre fue la reclusión en la cárcel de Tolosa, y en aquella soledad, en aquella penumbra, escribió la letra y música de un patético zortziko titulado “Nere amak baleki”, en cuyas estrofas, de carácter lúgubre, explica el proceso de su prisión y su inocencia. Revelado ya Iparraguirre como poeta y compositor de insólita inspiración, trazó magistralmente el zortziko que lleva el título de “Kantari euskalduna”, en el que describe admirablemente su vida de pobre y desheredado, que llevando por única compañera una vieja guitarra, su lira mágica, se ganaba honradamente la vida deambulando por el mundo, sin tener residencia fija, a guisa de los bohemios. Como resultado del amor ardiente que profesaba a su amada, escribió el “Ume eder bat”, composición idílica llena de ternura y de pasión, que dulcemente arroba el corazón. Bien podemos decir que Iparraguirre pintó con elevada propiedad y donosura las cualidades de su amada; de ahí que como cancionero ocupa el alto lugar que los críticos le han otorgado libérrimamente. El “Agur Euskal Erriari” es el melancólico canto de despedida de un vasco, que abandona su país, dejando en él, digámoslo así, partículas de su corazón. En ese zortziko pulsa con tal vehemencia las cuerdas del sentimiento que no hay euskaldun alguno que al escuchar sus expresivos, al par que delicados acentos, no sienta arder en su pecho la llama del amor a Vasconia. “Gora Euskera”, así se titula la composición poética dedicada a ensalzar la relevante figura de don Francisco Aizkibel, eximio filólogo guipuzcoano. Esta composición exornada de una melodía sencilla e ingenua, pero saturada de fragante aroma, tiene todas las características de la música popular, y por ende, subyuga a los oyentes. Cuando Iparraguirre divisa desde el suelo extranjero su patria querida, su musa, aún fresca y lozana, prorrumpió en un precioso canto de salutación a las montañas euskaras, de esta manera:

Ara nun diran mendi mateak Ara nun diran zelayak. Baserri eder zuri zuria Iturri eta ibayak.

Hendayan nago zoraturikan Zabal zabalik begiak Ara España... lur oberikan Ez du Europa guztiak.

La poesía festiva “Glu, glu, glu”, imitando el delicioso acto de beber el vino de una bota colocada a cierta altura, hace participar de las gracias en ella impregnadas. Sus versos son bastante prosaicos, pero revestidos con

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