El trabajo analiza el caso de la bandera argentina deconstruyendo su supuesta originalidad belgraniana (representación del cielo y advocación de la Virgen de la Concepción) en favor de su remisión al símbolo borbón –usado por Carlos III y representado por los retratos de Goya– a través del uso que le diera el estandarte de Patricios. Sobre ello se analizan temas como los del heritage o patrimunium y aspectos de hibridación (como la inserción del sol flamígero incaico) y ello en torno de cuestiones propias del romanticismo político.