SINOPSIS La red neuronal sostiene una especie de reunión interestelar, para comprobar el estado de su mejor experimento: la raza humana.
José Enrique López Gamero Autor.
EL CÓNCLAVE La Red Neuronal.
EL CÓNCLAVE
L
a red neuronal es tan antigua como el propio universo. Ha estado ahí como la forma de vida que adoptaron los seres que la crearon. Su forma es la de una infinita sucesión de nódulos cuyo soporte es una materia parecida al cristal y por la que circula una cantidad de datos imposible de cuantificar. A ese flujo de datos, sus creadores le llamaron vida, aunque no descartaron que pudieran concederse el capricho de formular otras, en torno a otros materiales, como, por ejemplo, el carbono. Esta última forma fue depositada, experimentalmente, en el tercer planeta de un sistema que gobierna una estrella más bien pequeña y que evoluciona dentro de su galaxia, llamada por los seres que evolucionaron desde aquel hilo vital, Vía Láctea. El experimento consistió en ver las posibilidades de configurarse, sobrevivir y reproducirse, de un tipo de vida diferente, en todo, a la que sus creadores habían elegido para sí mismos. La molécula primigenia contenía carbono, un elemento común en el universo donde fue depositada. El planeta en cuestión, fue dotado de todos los elementos necesarios, no solo para su progreso, sino para controlar determinados comportamientos que las especies que sobrevivieran, pudieran desarrollar poniendo en riesgo la viabilidad, incluso, del propio planeta. Por ello, los seres creadores, viajando a velocidades muy cercanas a la de la luz, habían programado visitas al entorno creado y tomado buena nota del curso de su experimento. Nunca antes habían diseñado algo diferente a su propio ser, a la vez que otros tipos de vida eran vigilados, aunque, en su caso, se habían diseñado en torno a otro tipo de moléculas. El planeta desarrolló un tipo de vida muy equilibrado y, a pesar de sufrir episodios de grandes catástrofes, por imperativos del devenir galáctico, su molécula resultó muy coherente con las condiciones del planeta y proliferó en multitud de formas. Las medidas tomadas para controlar posibles desfases lograron sus cometidos, aunque hubo, y seguiría habiendo, según sus creadores, episodios en los que agentes patógenos, asociados o no a este peculiar tipo vital, podrían comprometer la estabilización del proyecto, por la vía de su letalidad respecto de según qué especies. Sea como fuere, la relación entre los creadores y el planeta se mantuvo viva y examinadas las condiciones de progreso o regresión a través de los milenios. Ellos otorgaban una existencia del entorno que dependía del ciclo de fusión de la estrella. Cuando llegase al estadio de enana blanca y, al no poder disponer de energía con la que mantener el sistema controlado, las especies sucumbirían, así como todo el propio sistema de planetas en que estaba insertada. Conocían como a un libro abierto, la consagración de unos seres inteligentes, salidos de una de las últimas destrucciones masivas del suelo planetario y que habían proliferado hasta dominar casi todos los ambientes que el cuerpo celeste podía ofrecer. Sin embargo, sus creadores estaban seriamente preocupados con el rumbo que su civilización estaba tomando, pues según corroboraban los últimos informes de las redes neuronales intermedias, sus progresos estaban dando al traste no solo con los recursos del mismo, sino con la viabilidad, en términos biológicos, del experimento. Es por ello que, en aquel sitio indescriptible, se habían congregado los nódulos que contenían mayor y mejor cantidad y calidad de información, de todo el universo, alertados, como si fueran uno solo, por uno de los nódulos centrales, conocido simplemente como WLGA en el lenguaje común de EL CÓNCLAVE
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EL CÓNCLAVE intercambio de información que usaban los seres neuronales. Emitía un tipo de luz brillante, sin llegar a entorpecer la vista, aunque allí no hubiese nadie con los ojos que tenían esos seres, cuyo comportamiento les había alertado sumamente. Su tono estaba muy cercano al blanco. Los demás, habían adoptado las infinitas tonalidades que puede tener el espectro de luz universal. No teniendo dimensiones, ni paredes, ni estancias, el lugar se parecía más a un concierto lumínico que a otra cosa. Ninguno era superior a ningún otro, en ninguna forma ni manera. El nodo WLGA hacía las veces de moderador de las discusiones, si es que las hubiera y nada más. Conforme fueron apareciendo, como salidos de la nada, en el nódulo moderador iban iluminándose pequeños haces de luces de diferentes colores y así sabía que estaban allí, aunque, en realidad, estuvieran en otra dimensión del espacio-tiempo. Enseguida, comenzó a recibir conversaciones llevadas a cabo por los diferentes convocados, a una velocidad vertiginosa, que no creyó ser la mejor forma de analizar el problema y mucho menos, tomar decisiones. Se requería información de primera mano, fidedigna y actualizada. Por ello, buscó a uno de los nódulos intermedios, cercano al experimento y, con un cambio de tonalidad, indujo a los otros a prestar atención a lo que iba a decir el informante. El nódulo intermedio se presentó, como era de rigor, llamándose por su clave, XWGA y comenzó su disertación. La velocidad con que desarrollaba el argumento solo podía seguirse debido al tipo de conexión que la vida de los creadores habían elegido para sí mismos. Ningún ser sobre los que se iba a hablar, habría podido entender más allá de ciertos chirridos de timbre metálico cuando se suponía que estaba comunicándose. Dijo: Se me ha encomendado, junto a otros nódulos cercanos, la tarea de informar sobre el estado del experimento. Hemos visto cómo estos seres, que a sí mismos se hacen llamar humanos, han llegado a dominar el entorno preparado para ellos. Nuestra política de no intervención, a nuestro modo de ver, no está dando los resultados apetecidos, relativos a la supervivencia de la civilización que han creado y, sobre todo, respecto del futuro del entorno planetario que les acoge. Han producido catástrofes semejantes a las normales de un planeta caliente, exterminado a especies y a ellos mismos en infinidad de ocasiones y disponen de unos dispositivos que podrían destruir varios miles de veces su propio planeta. Además, se reparten los recursos de manera no igualitaria y, aunque disponen de sistemas de control sobre los agentes patógenos, no a todos los individuos llega con la misma cantidad o calidad. Demasiadas veces, ni siquiera le llega a una gran parte de las congregaciones a las que ellos llaman población. Un nodo cercano al que hacía de moderador, de nombre GAWL, pidió intervenir, siéndole concedida la comunicación al instante. De tonalidad cercana al color púrpura, brillaba con suavidad, lo que denotaba su capacidad de reflexionar sobre lo que se estaba planteando. Al comunicar, centró su predicamento en uno de esos puntos conflictivos que, demasiadas veces pasaban desapercibidos, dado el control que debían hacer a todos los experimentos en marcha. ¿No es cierto que ya han llegado a superar las disponibilidades reales de sustento vital de que dispone el planeta? El nódulo informante, replicó: Sí, y por encima de lo que hubiéramos podido prever. De la misma manera, por si te referías también a esto, su civilización se basa en producir objetos y sustentos que arrojan, como consecuencia del procedimiento elegido para ello, ingentes cantidades de gases nocivos para su EL CÓNCLAVE
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EL CÓNCLAVE propia vida, pues los medios donde se desarrollan quedan inhabilitados para la vida de la molécula de carbono y, al mismo tiempo, abren la posibilidad de que los fenómenos cósmicos les acarreen nuevas enfermedades que lastrarán su futuro desarrollo. El compañero del intermedio, GALW, insistió en un punto no aclarado del todo. Han deducido que pronto no podrán seguir en el tercer planeta y están desarrollando estrategias tendentes a salir del mismo y practicar, fuera del entorno de la estrella de soporte, mediante unos dispositivos que llaman naves. Todavía no han resuelto el problema de la velocidad que deberían alcanzar para hacerlo, ni cómo crear naves capaces de sostener tal nivel de alcance. Estimamos que pronto lo harán, como también deducimos que no todos tendrán acceso a esos viajes, dado el sistema organizativo que tienen las sociedades - que es así como llaman a cada grupo humano diferenciado - del planeta. Ellos lo llaman Tierra, y a sí mismos, humanos o terrícolas. Otro resplandor de XWGA reconvino la discusión. Al referirse a todos, bajó su intensidad y resumió los problemas planteados: los informes - dijo - de nuestros intermedios son veraces y muy detallados. Por un lado, no nos equivocamos en el diseño, aunque fuimos poco previsores con los resultados. La cuestión es ahora acuciante. Intervenir o ver cómo acaba esta extinción anunciada. No pudo seguir, pues otro nódulo cercano a él, iridiscente como el rubí, hizo notar su presencia con un repentino aumento de su intensidad. Apodado LGXW, sus argumentos parecían no querer esperar a disponer del turno de comunicación. Poco reflexivo, por la brillantez de su color, añadió un punto de desazón a los allí congregados. Inició su réplica diciendo: ¿Intervenir para qué? Lo tienen todo y, sin embargo, sus posiciones respecto de sus iguales carecen de norma que los mueva a actuar de manera equitativa para con todos ellos. Y, además, ¿cómo actuaríamos? ¿Llamándoles al orden y provocando un verdadero desorden en todo el planeta, pues no saben que existimos? ¿O, acaso interviniendo sus comunicaciones y dirigiéndonos a ellos tras pactar con antelación con sus líderes nuestro mensaje? ¿Y cuál sería ese mensaje? Tened en cuenta que hay otros miles de experimentos en marcha, que no son percibidos todavía por estos humanos, porque nos hemos preocupado muy mucho de que les fueran invisibles a su conocimiento. ¿No merecen esos más oportunidades que las que estos han tenido ya? Las palabras de LGXW cayeron como un jarro de agua fría, levantando una ola de luz que hizo peligrar el buen desarrollo de la reunión. Él sabía que había dado en el punto crítico de los creadores. Le tenían un especial cariño a este experimento de la molécula de carbono y pensaban que había que hacer algo, que esta vez, dejar pasar los acontecimientos iba a ser peligroso para esta civilización y para los experimentos en curso. De nuevo, WLGA, intervino de manera sencilla, apenas forzando un punto su intensidad luminosa. Cuando el remolino de iridiscencias hubo retornado a un punto aceptable, continuó su argumento. Intervenir para que sepan, de una vez por todas, cuál es su sitio en el universo; para que sepan de dónde vienen, para que dejen de ensoñar con futuros inmortales y conozcan que su evolución pasa por lograr ser como nosotros, seres de luz inmunes a cualquier magnitud de las que ellos barajan. Que están destinados no a reventar su planeta, sino a que toda su sociedad camine hacia un uso igualitario de los recursos y un tratamiento coherente respecto del planeta que los acoge. Intervenir, en suma, EL CÓNCLAVE
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EL CÓNCLAVE para que cambien sus reglas organizativas y para que, en caso de salir a explorar las estrellas, lo hagan teniendo muy en cuenta que no les pertenecen ni les pertenecerán nunca. Quizás ese sea el motivo por el cual debamos intervenir. Si dejamos que el estado actual de las cosas siga avanzando con este tipo de falta de control, esta especie acabará por destruir su mundo y, debido a su progreso intelectual y tecnológico, terminará por encontrar otros experimentos en marcha y podrá atentar contra ellos, en un modo de actuar que les caracteriza. Otro de los informantes, a su vez, planteó: ¿Estás proponiendo que intervengamos para que tomen conciencia de quiénes son, en realidad? La verdad es que nunca les dijimos ni de dónde vienen ni a dónde van. Y eso, se lo debemos, tenemos que ser conscientes de eso, o lo acabarán averiguando. El argumento fue cortado de raíz por otro emitido desde el nódulo rubí, que volvía a la carga: ¿Y no sería más rápido y eficiente que acabáramos de una vez con todos ellos, pues ya sea por nuestra causa, bien por la suya, se están convirtiendo en un peligro para todos? Por toda respuesta, WLGA, ajustó su argumento a la medida de la situación: Todos sois conscientes de los peligros inherentes que estos seres están a punto de desatar en todo el orden construido a través de todo el tiempo. Por otro lado, la velocidad a la que avanzan, requiere que este tipo de reuniones se celebren cada vez más cotidianamente. Según tengo entendido, y vosotros también, al ritmo actual, dejar pasar lo que ellos llaman 50 años terrestres sería una temeridad. Así que os propongo que digáis una cifra inferior para la siguiente reunión. De nuevo, el nivel de luz pareció engullir todo el universo conocido, pero fue cosa de menos de una millonésima de segundos terrestres, por lo que no pudo ser detectada. Como en una sinfonía perfectamente diseñada, los nódulos fueron accionando sus impulsos de color y el moderador fue asignando un número a cada uno de ellos. Según la numeración humana, fueron 25 años los que se acordaron esperar para tener la nueva reunión. Y WLGA hizo un especial ruego a los nódulos intermedios para que fuesen muy precisos en sus informes para la reunión próxima. Tal y como empezó, los haces de luz, así como sus reluctantes nódulos, fuesen cercanos o intermedios, comenzaron a disiparse hasta confundirse con el negro del espacio interestelar. Finalizó así la penúltima de las congregaciones neuronales de los seres creadores, seres de luz que habían creado a nuestra especie contando como punto de partida una sencilla molécula de carbono. En su apagada soledad, e insensible al flujo de datos, WLGA recordó los momentos de la creación de este experimento, los esfuerzos para que cobrase impulso y las visitas, siempre discretas a los distintos hitos de esta especie ganadora. Sentía que, de alguna manera, habían fracasado. Una vez más, se obligó a pensar en los otros experimentos de creación generados por la red neuronal y, poco a poco, los problemas inherentes a los humanos, fueron desapareciendo de su apartado especial de memoria terrestre. Enseguida, otros nódulos intermedios accedieron a él y a sus pares, para traer informes de esos otros casi olvidados proyectos. Él mismo se dio valor y se entregó, con renovada energía a la tarea. A algunos de los pares les pareció que se entregaba a ello con demasiado fervor, dado el súbito incremento de su destello.
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