Carta Pastoral a las Iglesias de los participantes Del Diálogo de las Américas sobre Fe, Economía y Migraciones Quito, Ecuador – Noviembre 29 – Diciembre 1, 2013 Pastoral Letter to the Churches From the Dialogue of the Americas on Faith, Economy and Migrations Quito, Ecuador - November 29th - December 1st2013
Carta Pastoral a las Iglesias de los participantes Del Diálogo de las Américas sobre Fe, Economía y Migraciones Celebrado en Quito, Ecuador – Noviembre 29 – Diciembre 1, 2013 Introducción El Diálogo de Las Américas sobre Fe, Economía y Migraciones, reunió el liderazgo ecuménico de América Latina y Norte América para analizar crítica y teológicamente la interacción entre economía y migración, y discutir el papel de la fe Cristiana y las iglesias en estos asuntos contemporáneos que afectan a la comunidad global.Estuvieron presentes en la conferencia 47 líderes de 11 países del Continente Americano representando a 17 iglesias nacionales y 18 organizaciones ecuménicas.La conferencia fue patrocinada por el Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI) y el Consejo Nacional de Iglesias de Cristo en los EUA (NCC-USA) con el fin de conversar sobre los problemas migratorios que preocupan a las iglesias de la región. A pesar de que el objetivo de la conferencia se centró en las relaciones entre Norte América y América Latina, los y las participantes descubrieron que hay implicaciones mucho más amplias que ameritan el diálogo y la colaboración entre las comunidades de fe en la región. Durante dos días el grupo escuchó diferentes presentadores y presentadoras y participó en discusiones que evidenciaron que los problemas migratorios, aunque son un necesario proceso histórico, aun representan un reto tanto para los países que envían como para los que reciben los inmigrantes. Esto se debe a que las políticas y regulaciones migratorias evolucionan de forma global y son causadas por un injusto sistema económico que transfiere todas las riquezas del Sur Global al Norte Global. El proceso de la migración global es particularmente difícil para las mujeres y los niños quiénes sufren las más crueles consecuencias incluyendo las prácticas del tráfico sexual y el trabajo esclavo. En adición a esto, hay un número creciente de personas emigrando debido a que sus tierras y su forma tradicional de subsistencia les son arrebatadas en nombre de la sustentabilidad económica. Estos son grupos vulnerables que continuarán siendo explotados en los nuevos países al tratar de obtener una vida mejor para ellos y sus familias. La opresión, que fue el factor fundamental que les obligó a dejar sus países de origen, continuará manifestándose en los países donde llegan debido a que llegan solos porque han dejado atrás a sus familias y muchos de ellos no tienen los documentos que necesitan para vivir en el nuevo país. Las iglesias no pueden permanecer calladas mientras la violencia, las pésimas condiciones laborales y la explotación se ofrecen a cambio del deseo de libertad y el anhelo de una vida mejor que alimenta alos millones de personas que cruzan diariamente las fronteras. El mensaje de Quito es inequívoco: La Iglesia es una comunidad de migrantes. La imagen de Jesús como migrante es el símbolo que debe movilizar a las iglesias en su lucha en favor de los derechos de los migrantes.Todas y todos somos
creados a imagen de Dios y tenemos derecho a disfrutar de la abundancia de recursos que están presentes en todo lugar. Las dificultades que viven los y las migrantes les brindan a las iglesias la oportunidad de jugar un papel activo en sus comunidades. Las iglesias deben ser lugares de seguridad y abogacía a favor de la justicia para todas las personas especialmente los y las migrantes que están en medio nuestro. Las iglesias deben ser lugares para recibir, promover e integrar a los y las migrantes a nuestras comunidades para ayudarles a “hacer justicia, amar misericordiosamente y caminar en humildad con Dios” (Miqueas 6:8).
Historia y Necesidad de la Migración La migración no es un fenómeno nuevo. Las personas han cruzado fronteras por muchos años y debido a muchas razones. En la Biblia las migraciones son causadas también por muchas razones: hay razones económicas, sociales, políticas y religiosas, pero también hay migraciones masivas. Durante los tiempos coloniales, el desplazamiento de un enorme número de personas desde África para usarlos como esclavos creó un comercio que generó un problema descomunal y todavía hoy nosotros estamos viviendo las consecuencias de esta inhumana situación. Más recientemente, debido a la globalización existe un mayor número de personas cruzando fronteras y experimentando el desplazamiento económico y político, alguna voluntaria y otros involuntariamente. El desplazamiento involuntario ocurre debido a la violencia de las guerras y/o las duras condiciones de vida debido sistemas económicos imperiales que hacen ganancias apropiándose de tierras y explotando a los pobres. La Biblia nos reta a recibir a los extranjeros. Muchos migrantes tienen que enfrentar el racismo, la xenofobia y otras formas de discriminación incluida la violencia cuando cruzan las Américas y el mundo en busca de medios para alimentar a sus familias y vivir en la libertad que ellos desean. Existe un gran número de refugiados debido a las guerras y al deterioro económico. También hay personas que escapan de los desastres sociales y naturales que se vienen incrementando debido al cambio climático global. Inundaciones, terremotos y deslizamientos de tierras crean tanto desplazamientos como las deforestaciones de bosques y la explotación minera practicadas por las compañías transnacionales. La afirmación de que los envíos económicos de los migrantes son una forma de hacer crecer el Producto Interno Bruto de sus países de origen es una premisa falsa. Hay países que utilizan este mito para justificar su política migratoria ya que piensan que de esa manera van a trascender el problema de la pobreza estructural, el desempleo, las debilidades económicas fundamentales tales como impuestos injustos, el pago de la deuda externa y el pago de los intereses a las corporaciones transnacionales.
Las relaciones económicas injustas, creadas por la ideología del Neoliberalismo, son las razones que producen el gran desplazamiento de personas por todo el mundo. Esas relaciones económicas provocan el empobrecimiento de las regiones y alimentan las desigualdades, manteniendo en manos de unos pocos casi toda la riqueza producida socialmente y dejando a una inmensa mayoría con casi nada. Esta desigual distribución de la riqueza mundial es una de las razones del por qué los pobres buscan nuevos horizontes y lugares para vivir. La migración está basada en la esperanza. Esa esperanza tiene les lleva a arriesgarse para vivir en un lugar en donde no hablan el idioma y no conocen la cultura y tradiciones. Ese deseo por tener diferentes y mejores condiciones de vida motiva a hombres, mujeres y niños a dejar lo conocido por lo desconocido en la esperanza de que en ese nuevo lugar podrán satisfacer sus necesidades. Los migrantes están motivados por la esperanza de mejores salarios –y en algunos casos, sólo por tener un salario. Los migrantes están motivados por la esperanza de una independencia financiera. Los migrantes están motivados por la esperanza de vivir en libertad. Los migrantes están motivados por la esperanza de vivir en paz, lejos de la violencia de la guerra y de las revueltas políticas. Los migrantes están motivados por la esperanza de poder alimentar, cuidar y proveer para sus familias. Las iglesias deben unirse con los migrantes para ayudar a cambiar las leyes y prácticas migratorias que continúan aplicándose en las fronteras y que crean duras condiciones de vida y perpetúan la explotación de aquellos y aquellas que han sido creados y creadas a imagen de Dios.
Marco Teológico Toda la tierra es para toda la humanidad y eso incluye la necesidad y el derecho de moverse y migrar globalmente. “Cuando Dios creó la humanidad, la creó parecida a Dios mismo, hombre y mujer los creó y les dio su bendición y les dijo, tengan muchos hijos y llenen la tierra…”(Génesis 1: 27-28). Cada ser humano es una criatura hecha a la imagen de Dios. La humanidad ha recibido la tierra para compartir y disfrutar la gracia y las bendiciones de Dios. Como resultado de esto, la movilidad humana es un derecho que Dios le ha otorgado a la humanidad. Cualquier intento de restringir este derecho va en contra de la voluntad de Dios. Desde los inicios de la narración bíblica la libre movilidad humana está presente y un ejemplo de ello es el llamamiento de Dios a Sara y Abraham (Génesis 12: 1).Los seres humanos se movían de un lugar a otro por muchas y diferentes razones tales como hambre (Génesis 46), persecución política (Éxodo 2), violencia (Mateo 2: 13ss), esclavitud (Éxodo 12-14), para buscar un nuevo lugar donde vivir (Génesis 12) o para anunciar el Evangelio (el apóstol Pablo).
En la mayoría de los casos, los migrantes llegaban al nuevo lugar en situación de vulnerabilidad y debido a eso, muchas leyes y enseñanzas de las escrituras hebreas y cristianas insisten en la protección de los extranjeros (Éxodo 22:21; 23:9; Deuteronomio 10:18-19) y muchas narraciones ensenan la hospitalidad (Génesis 18, Ruth, etc.). En el Nuevo Testamento encontramos el mismo énfasis en donde la comunidad cristiana es exhortada a ser hospitalarios los unos con los otros (Romanos 15:5-7) pero especialmente con los extranjeros (Hebreos 13:1-3). La narrativa bíblica también presenta a Jesús como un migrante. La historia de María y José narrada por Mateo y Lucas es la historia de una familia que tiene que emigrar por razones económicas y después por razones políticas. Después del nacimiento de Jesús, la familia huye a Egipto debido a los asesinatos masivos de niños y el temor por la seguridad y la vida de Jesús. Luego de unos años, la familia regresa a su tierra de origen para re-establecerse de nuevo. El temor a la muerte debido a la opresión política es todavía una realidad para muchas personas en la comunidad global. En estos textos hay una doble dimensiónde la hospitalidad: primero, está la acción compasiva hacia aquellos que están en necesidad; y segundo, es la oportunidad de enriquecernos con la presencia, historias y experiencias de otros:“No dejen de amarse unos a otros como hermanos. No se olviden de ser amables con los que lleguen a su casa, pues de esa manera, sin saberlo, algunos hospedaron ángeles” (Hebreos 13:1-2, Dios Habla Hoy). Las iglesias están llamadas a afirmar el derecho de todo ser humano a emigrar para encontrar un mejor lugar dónde vivir. Las iglesias deben afirmar la hospitalidad hacia los extranjeros, buscar la eliminación de la injusticia económica, detener la devastación del medio ambiente así como la violencia, persecución e inseguridad que fuerza a las personas a dejar sus hogares y familias en sus países de origen.
Raíces y Condiciones de los y las Migrantes como un Reto para el Mundo “Mis antepasados fueron un pequeño grupo de arameos errantes que emigraron a Egipto y se quedaron a vivir allí” (Deuteronomio 26:5). Muchos migrantes no son bien recibidos en los países a donde emigran. Sus empleadores les maltratan y les ofrecen salaries bajos. El abuso rampante en contra de los emigrantes crea condiciones de esclavitud laboral, violencia y hasta muerte. Cuando se les proporciona vivienda, se les fuerza vivir en condiciones inseguras y de hacinamiento. Los migrantes no son una amenaza sino un regalo de Dios. La iglesia cree que todos los seres humanos son migrantes de Dios en un viaje permanente hacia los nuevos cielos y la nueva tierra. Los migrante que se mueven alrededor del mundobuscando una vida mejor no deben ser calificados de ilegales ya que están ejerciendo un derecho humano, el derecho a emigrar.
Los migrantes tienen rostros. Rostros de familias enteras buscando un buen lugar para vivir. Rostros de niños, padeciendo el cruce de peligrosas fronteras. Rostros de mujeres buscando oportunidades de trabajo. Rostros de hombres buscando un lugar de paz para vivir con sus familias. Los migrantes contribuyen significativamente al bienestar de los países donde residen y muchas veces también mantienen familias en sus países de origen. El bienestar de cada ser humano es el corazón de toda acción de Dios en favor de la humanidad. La liberación de los pueblos es una acción paradigmática de Dios en favor de los oprimidos.Los profetas en su tiempo levantaron sus voces para erradicar las raíces injusticia de sus propias comunidades. Jesús mismo se ocupó de suplir las necesidades diarias de alimento, salud y aceptación de la gente que le rodeaba. La comunidad cristiana está llamada a hacer lo mismo. Cada vez que las iglesias reciben a un ser humano en sus comunidades están anunciando su apego a la voluntad de Dios. Cada vez que las iglesias se comprometen en hacer acciones para eliminar las causasde la injusticia, el hambre, la persecución, etc., ellas están celebrando y glorificando al Dios “que hace justicia en favor de los oprimidos;que da alimento al hambriento; libera a los prisioneros, abre los ojos de los ciegos, levanta a los caídos, ama a los rectos, cuida de los extranjeros sostiene al huérfano y a la viuda pero trastorna el camino de los malos” (basado en el Salmo 146: 79). Cada vez que las iglesias abren sus oídos para escuchar las voces de los extranjeros están reconociéndose ellos mismos y a esos otros como criaturas creadas por Dios. La Iglesia como la asamblea de creyentes en Cristo, debe continuar rechazando toda forma de discriminación que disminuye la dignidad humana de los migrantes. Las iglesias deben continuar animando la fraternidad profunda y sincera estimulando el diálogo y las relaciones pacíficas propias de un mundo civilizado, rechazando cualquier política que levante barreras en contra de la migración. Las iglesias deben continuar denunciando el injusto tráfico humano así como las voces y actos de xenofobia que contaminan el discurso público y en su lugar, recibir a los inmigrantes como un regalo de Dios. Las iglesias deben ser promotoras de la ciudadanía universal.
Un Llamado a la Acción para las Iglesias Cristianas El liderazgo reunido en Quito, reconoció la creciente necesidad de acciones de apoyo y abogacía a favor de la comunidad migrante global. Mujeres, niños y pueblos indígenas continúan siendo desplazados, violados y explotados por los sistemas políticos y económicos que conceden absoluta libertad de movimiento al capital pero que restringen la movilidad de los pueblos para crear mecanismos que garanticen sus ganancias. Los abusos que sufren los residentes de América Latina y el Caribe cuando tratan de emigrar a Norteamérica y Europa en busca de libertades políticas y económicas están documentados por organizaciones de derechos humanos, las Naciones Unidas y otras
agencias de iglesias, gobiernos y sociedad civil. Las iglesias deben continuar buscando su lugar y jugando su papel en medio de esta crisis global.
Las iglesias están llamadas a: • Educar a los líderes denominacionales en una teología favorable al migrante, nuevos
modelos eclesiológicos y los factores socio-económicos que contribuyen a la migración.
• Compartir el poder de liderazgo, eligiendo migrantes para posiciones ejecutivas dentro • •
• • •
•
•
de estructuras que faciliten el liderazgo compartido. Enfrentar los continuos problemas de racismo/clasismo/sexismo y cómo esos sistemas de opresión impactan las comunidades de migrantes. Invitar a los líderes de iglesias del CLAI y el NCCC-USA para que firmen los documentos: “Welcoming the Stranger: Affirmations for Faith Leaders” del Consejo Mundial de Iglesias; y “The Intersections of Migration, Human Rights and Development Justice” de la organización Iglesias Testificando con Migrantes. Participar más activamente para incorporar a los inmigrantes en la sociedad respetando y valorando las culturas de las comunidades migrantes. Asistir las necesidades de las comunidades migrantes dándole especial atención a las mujeres migrantes, los pueblos indígenas y los migrantes de descendencia africana. Explorar las posibilidades de crear un Forum sobre fe, economía y migraciones para dar continuidad a las relaciones establecidas por el Diálogo de las Américas sobre Fe, Economía y Migraciones. Para monitorear situaciones de grupos migrantes y abogar por sus derechos. Explorar las posibilidades de crear un Observatorio Ecuménico de Abogacía y Acompañamiento de Migrantes para desarrollar prácticas de acompañamiento y abogacía para trabajar con grupos migrantes. Adoptar un modelo eclesiológico que permita interactuar con la sociedad civil para lograr cambios estructurales reales y transformadores.
Acciones Propuestas por los Participantes en el Diálogo de las Américas… El grupo reunido en Quito también discutió tres situaciones concretas en la región presentadas por algunos participantes. Los asuntos en cuestión fueron: El actual problema en la República Dominicana en donde se le niega la ciudadanía de ese país a hijos de; El reto que están enfrentando más de 11 millones de inmigrantes en los EUA; y la desigualdad de las políticas migratorias en EUA que privilegia a algunos grupos migrantes sobre otros . En cada uno de estos casos se hace evidente la necesidad de leyes migratorias que brinden dignidad a todo el pueblo de Dios. Después de un período de reflexión y discernimiento el grupo aprobó las siguientes acciones:
1-
Inmigrantes Haitianos en la República Dominicana
A los inmigrantes haitianos en la República Dominicana se les niega la ciudadanía debido a la aprobación de la Sentencia 168-2013 del Tribunal Constitucional de ese país. La Sentencia niega la ciudadanía dominicana a los hijos de haitianos inmigrantes en tránsito nacidos en la República Dominicana después del 1929. La Sentencia afecta a tres generaciones de dominicanos de padres haitianos. Como resultado de esto, los haitianos en República Dominicana no pueden acceder a la educación, buscar empleos bien remunerados y participar de los derechos ciudadanos. Muchos viven en viviendas pobres y sufren de una pobreza generacional siendo explotados tanto en los trabajos agrícolas como en los industriales. El Rev. Nilton Giese, Secretario General del CLAI, leyó la carta enviada por el CLAI al presidentede la República Dominicana solicitando su interés y acción para detener la aplicación de esta Sentencia. Acción: Los participantes expresaron sus oraciones y solidaridad con aquellos que están sufriendo como resultado de esta situación y afirmaron su apoyo a la carta oficial del CLAI al presiente de la República Dominicana solicitando que detenga la aplicación de la Sentencia 168-2013.
2-
Inmigrantes Indocumentados en los Estados Unidos de América
Los Estados Unidos de América tiene unos 11 millones de inmigrantes indocumentados quienes demandan una Reforma Migratoria Compresiva. Este asunto aún está esperando para ser incluido en la agenda del Congreso para discusión. Varios participantes de los EUA manifestaron que estos 11 millones de personas han estado viviendo en las sombras por muchos años y se merecen un tratamiento justo y la posibilidad de obtener los documentos necesarios para lograr un camino hacia la ciudadanía americana. Acción: Los participantes ofrecieron sus oraciones y solidaridad con aquellos que han estado y aún están viviendo en las sombras en los EUA sufriendo discriminación, explotación y persecución; cuyos derechos de acceder a la educación superior les ha sido negada y cuyas familias han sido divididas debido a las deportaciones.Los participantes urgen respetuosamente al Congreso de los Estados Unidos que aprueben una Reforma Migratoria Comprensiva e invita a las organizaciones ecuménicas que auspiciaron este evento para que trabajen coordinadamente y envíen esta solicitud a las personas y oficinas apropiadas en los EUA.
3- Justas y Equitativas Políticas Migratorias La Ley de Ajuste Cubano, Public Law 89-132, da un tratamiento especial a los cubanos que llegan a los Estados Unidos sin documentos. Esta ley estimula los viajes irregulares entre Cuba y los EUA y pone en riesgo las vidas de gente inocente. Esta ley
ofrece a los cubanos privilegios sobre otros grupos de la región a quienes normalmente se les niega la entrada aunque también asumen riesgos que ponen en peligro sus vidas. Acción: Los participantes ofrecieron sus oraciones por la gente inocente que arriesgan sus vidas para beneficiarse de esta regulación. También expresaron sus preocupaciones de que esta ley pueda ser parte del juego político entre ambos países. Esta ley así como cualquier futura política migratoria debe ser parte de conversaciones generales que conduzcan a la normalización de las relaciones entre Cuba y EUA.
Pastoral Letter to the Churches From the Dialogue of the Americas on Faith, Economy and Migrations Quito, Ecuador - November 29th - December 1st2013 Introduction The Ecumenical Dialogue of the Americas brought together ecumenical leadership from Latin America and North America to look critically and theologically at the issues of economy and migration, and the role of faith and the churches in these contemporary matters which affect the global community. There were 47 participants in the conference, representing 17 churches, 18 ecumenical organizations from 11 countries in Latin America and North America. The conference was co-sponsored by Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI) and the National Council of the Churches of Christ in the USA (NCC-USA) to collaborate jointly on addressing the issue of migration which is of concerns to the churches in the region. While the focus for the conference was on the relationship between North American and Latin American countries, the group realized that there are broader implications for the dialogue and the need for on-going dialogue and collaboration between the faith communities in the region. Over two days, the group listened to presentations, participated in discussion and was in agreement that migration, though necessary and a historical process, continues to be a challenge for sending and receiving countries as policies and attitudes continue to evolve globally, especially when migration is caused by an unjust economic system that globally continues to transfer richness from the global south to the global north. The process of global migration is particularly challenging for women and children who face the cruelest consequences of migration including sexual trafficking and slave labor practices. In addition, large numbers of indigenous persons are also moving as their land and traditional avenues for economic sustainability are taken from them. These are
vulnerable populations that continue to be exploited as they seek a better life for themselves and for their families. The oppression that is a push factor for many as they leave countries of origin become present in other forms as they travel, some without documentation, many leaving home and the familiar behind for the unknown. Churches can no longer be silent as violence, economic hardship, the desire for freedom and a better life result in the exploitation of millions who have to cross borders daily. The message from Quito is a firm one: The church is a church of migrants. Jesus as a migrant is an image for the church today, as the church rallies for the rights of migrants everywhere. All are created in the image of God and should have access to the abundance of resources that are present. In the midst of the challenges presented by migration is the opportunity for churches to play an active role with migrant communities. Churches must be a place of safety and an advocate for justice on behalf of all communities, especially the migrants among us. Churches must be places of recovery and integration to receive migrants, as they seek to "do justice, love mercy and walk humbly with God" (Micah 6:8).
History and Need for Migration Migration is not a new phenomenon. People have been crossing borders for many years and for a variety of reasons. In the Bible migrations are caused for a variety of reasons: economic, social, political and also religious reasons but also massive migrations. During colony times the displacement of huge numbers of people from Africa to use them as slaves created a trade system that generated a major problem and we still live the consequences of that inhumane situation. More recently, due to globalization, there is even more movement of people across borders and more people experience economic and political displacement, some moving voluntarily others involuntarily. The involuntary push from the violence of war as well as the hardship created by the imperial economic systems that profit from taking lands and exploiting poor people. The Bible challenges us to welcome the stranger. Many migrants find themselves facing racism, xenophobia and other forms of discrimination coupled with violence as they move across the Americas and the world in search for a means to feed their family and have access to the freedom in which they desire to live. There are a large number of refugees due to war and economic deprivation. There are also people who are escaping natural and social disasters which are increasing in the midst of global climate change. Flooding, earthquakes and landslides are creating as much displacement as the deforestation of forests and strip mining of communities by multinational conglomerates. The emphasis on migrant remittances as a way to grow the GNP of their original countries is a false premise. There are countries that use this myth to justify their
immigration policies as a means of recovering the structural problem of poverty, unemployment and economic weak fundamentals such as unjust taxation, foreign debt and transnational corporate interests. The economic unfair relations created by the Neoliberalism ideology are the reasons for extensive displacement of people everywhere. Those economic relations provokes impoverishment of regions and feedsinequalities around the world, maintaining a few with almost all the socially produced wealth and a huge majority with almost nothing. This unequal distribution of the world’s wealth is one of the reasons why the poor people in the world must seek for new places to live. Migration is predicated on hope. Hope is rooted in their desire to take risk to live in a place where they may not know the language, the traditions or the culture. The desire for different and perhaps better continues to motivate men, women and children to leave the known for the unknown, in the hope that the new location will provide the needs they seek. Migrants are motivated by hope for better wages - or in some cases a wage. Migrants hope for financial freedom. Migrants hope for freedom. Migrants hope for peace - away from the violence of war and political strife. Migrants hope for food to feed their families. Migrants hope for the ability to care for and provide for their families. Churches must stand united with migrants to bring about change to immigration policies and practices that continue to be pervasive across borders and create hardship and the perpetual exploitation of the many who are created in the image of God.
Theological Framework The entire earth is for the entire humanity with the need and the right to move and migrate globally as needed. “So God created humankind in God's image, in the image of God, God created them; male and female God created them. God blessed them, and God said to them, "Be fruitful and multiply, and fill the earth…” (Genesis 1:27-28). Every human is God’s creature, created in God’s image. The earth is given to humanity to share and enjoy God’s blessings and grace. As a result, human mobility is a right granted by God to all. Any intent to restrict this right goes against God’s will. From the very beginning of God’s calling to Sarah and Abraham, human mobility is present in the biblical narratives. (Genesis 12:1). Human beings move to new places from a variety of reasons such as hunger (Genesis 46), political persecution (Exodus 2), violence (Mat 2:13ss), slavery (Exodus 12-14), to preach God’s good news (Apostle Paul), or looking for a new place to live (Genesis 12). In most cases, the migrants arrive in a new society in a situation of vulnerability and because of that many laws and teachings in the Hebrew and Christian scriptures insist on the protection of the foreigners (Exodus 22:21; 23:9; Deuteronomy 10:18-19) and many narratives speak about hospitality (Genesis 18, Ruth, etc.). The same tone is found
in the New Testament where the Christian community is exhorted to welcome one another (Romans 15:5-7) and especially welcome the stranger (Hebrew 13:1-3). The Biblical narrative also bears witness to Jesus as a migrant. The story of Mary and Joseph as told in Matthew and Luke is one of a family that has to move for economic reasons then for political reasons. In the aftermath of the birth of Jesus, the family flees to Egypt as the massacre of children continues and they fear for the life of the baby Jesus. The family is later able to return to the land of origin to live. The threat of death in the face of political oppression is still the reality for many global citizens. In these texts, there is a double dimension to hospitality; first it is an action of compassion to those in need and secondly it is an opportunity to be enriched by the presence of others with their own experiences, and stories: “Let mutual love continue. Do not neglect to show hospitality to strangers, for by doing that some have entertained angels without knowing it” (Hebrews 13:1-2, NRSV). Churches are called to affirm the right of every human being to move to find a better place to live, to affirm the welcoming of strangers, and seek to overcome the economic injustice, devastation of environment, violence, persecution and insecurity that force people to leave homes and families.
Migrants Roots and Conditions as a Challenge to the World “A wandering Aramean was my ancestor, he went down to Egypt and lived there as an alien” (Deuteronomy 26:5). Many migrants are not welcomed in their receiving countries. Their desire for work is met with mistreatment and low wages as they are exploited by employers. The abuse of migrants is rampant in some cases leading to the enslavement of people, living in unsafe housing conditions, and experiencing violence - even death. The migrant is not a menace but a gift of God. The Church believes everyone is on a journey to the new Heaven and new Earth. People who are moving in the world, looking for a better life, should not be consigned as illegal, but should be recognized as exercising a human right. Migrants have faces. They are families looking for a good place to live. They are children suffering in crossing borders. They are women looking for jobs opportunities, safety and welfare. They are men who are seeking a peaceful place to live together with their families. Migrants contribute significantly to their country of destination and oftentimes are also supporting families in their countries of origin. The well-being of every human being is at the heart of God’s action in favor of humanity. The liberation of peoples from oppression is a paradigmatic action from God in favor of the oppressed. The prophets raised their voices to transform the causes of injustices in their own places and time. Jesus himself cared about people’s daily needs for food, healing and inclusion. The Christian community is called to do the same.
Every time the churches welcome a human being in their communities, they are proclaiming the very presence of God’s will in their midst. Every time churches engage in action to transform the causes of injustice, hunger, persecution, etc., they are celebrating and glorifying the God “who executes justice for the oppressed; who gives food to the hungry; […] sets the prisoners free; […] opens the eyes of the blind. […] lifts up those who are bowed down; […] loves the righteous. […] watches over the strangers; […] upholds the orphan and the widow, but the way of the wicked he brings to ruin.” (Psalm 146:7-9, NRSV) Every time churches open their ears to the voices of strangers, they recognize themselves and others as creatures made in God’s image. The Church, as the assembly of believers in Christ, must continue to reject all forms of discrimination that diminish the human dignity of migrants. Churches must continue to encourage deep, meaningful friendship, dialog, and peaceful relationship in a civilized world and reject policies that create walls against migration. Churches must continue to denounce the injustice of human trafficking and the voices and acts of xenophobia that contaminates public discourse, opting instead to receive migrants as a gift from God. Churches must be builders of universal citizenship.
A Call to Action to the Christian Churches The leadership gathered in Quito recognized the on-going need for action and advocacy with the global migrant community. Women, children and indigenous people continued to be displaced, violated and exploited by economic and political systems that continue to freely move capital but seek to restrict the movements of peoples in ways that create the mechanisms that profit from exploitation. The challenges facing residents of Latin America and the Caribbean as they attempt to migrate to North America and Europe in search for economic and political freedom are documented by human rights organizations, the United Nations and other representatives and agencies from church, government and civil society. Churches must continue to find their place in the midst of this global crisis.
Churches are called to: • educate denominational leadership on migrant theology, ecclesiology and socio-
economic factors that contribute to the push and pull of migration • share power in leadership and appoint immigrants in executive positions in an equal and empowered shared leadership structure • address continuing problems of racism/classism/sexism and how these systems of oppression impact migrant communities • invite church leaders from CLAI and the NCC to sign-on a couple of documents: The World Council of Churches document “Welcoming the Stranger: Affirmations for Faith
• • •
•
•
Leaders;” and the Churches Witnessing with Migrantsdocument “The Intersections of Migration, Human Rights and Development Justice.” participate more actively in integrating immigrants into society respecting and valuing the cultures of migrants communities attend to the needs of migrants communities with special attention given to migrant women, indigenous peoples and African descendants communities of migrants explore the possibilities to create a Forum of faith, economy and migrations to give continuity to the relationships created within the Dialogue of the Americas, in order to monitor migrant situations within the churches in connection with existing organizations and to advocate for migrants rights. explore the possibilities tocreate an Ecumenical Observatory of Migration Advocacy and Accompaniment to develop a praxis of companionship and advocacy regarding migrants. adopt an ecclesiology with the ability to interact with civil society in such a way that, those structural changes become reals and transformative
Actions Proposed by the Participants in The Dialogue of The Americas… The group gathered in Quito also discussed three concrete situations in the region raised by some participants. The concrete situations were connected with the Haitian immigrants who are denied citizenship in the Dominican Republic; the challenges facing 11 million plus undocumented immigrants in the U.S.; and the inequity of U.S. immigration policies that privilege some migrant groups over others. In each of these cases, there is the need for immigration reform that will provide dignity for all God's people. After a period of reflection and discernment the group approved the following actions:
1-
Haitian Immigrants in the Dominican Republic
Haitian immigrants in Dominican Republic continue to be denied citizenship in the Dominican Republic due to the implementation of the Sentence 168-2013 of the Constitutional Court of that country. The sentence denied Dominican citizenship to the children of Haitian immigrants in transit born in the Dominican Republic after 1929. This sentence affects three generations of Dominicans with Haitian parents. As a result Haitians in the Dominican Republic are unable to further their education, seek gainful employment and participate as full citizens. Many live in poor housing and find themselves in generational poverty exploited in the farming and industrial sectors. Rev. Nilton Giese, General Secretary of CLAI, shared the letter CLAI sent to the president of the Dominican Republic requesting his interest and action to stop the application of this sentence.
Action: The participants expressed their prayers and solidarity with those who are suffering as a result of this situation and affirmed their support of CLAI’s official letter to the president of the Dominican Republic requesting stoppage of the application of the Sentence 168-2013.
2-
Undocumented Immigrants in the United States of America
The United States of America has 11 million undocumented immigrants who are demanding a Comprehensive Immigration Reform. This subject is still waiting to be included in the agenda of the Congress for discussion. Several participants from the USA mentioned that these 11 million people who have been living in the shadows for many years deserve fair treatment and the opportunity to obtain the documents that may provide a clear path to USA citizenship. Action: The participants expressed their prayers and solidarity with those who have been and are still living in the shadows in the USA and suffering discrimination, exploitation and persecution; whose rights to access higher education have been denied and whose families have been divided through deportations. Participants respectfully urge the Congress of the United States to approve a Comprehensive Immigration Reform and invite the ecumenical organizations who sponsored this event to work in coordination to send this request to the proper persons and offices in the USA.
3- Fair and Equitable Immigration Policies The Cuban Adjustment Act, Public Law 89-132, gives special treatment to Cubans who arrive to the United States without any documents. This Law stimulates irregular travel between Cuba and USA and puts at risk the lives of innocent people. It further privileges Cubans over other in the region who are routinely denied access and assume risk that endanger their lives. Action: The participants conveyed their prayers for the innocent people who are risking their lives to take advantage of this regulation. They also expressed their concerns that this law may be part of the political game between these two countries. This law as well as any future immigration policy should be part of a more comprehensive conversation toward the normalization of the relations between Cuba and the USA.