Simbolo1: El resplandor de los Glifos. festival subterráneo 2014 virtual

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El Resplandor de los Glifos

Los Lenguajes AlienĂ­genas I


Esta antología se realizó con apoyo del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes a través del Programa de Fomento a Proyectos y Coinversiones Culturales 2014.

Los aquí presentes agradecen el apoyo recibido por parte del Festival Interamericano de las Artes de la Bahía de Navachiste, Sinaloa y de la gente del municipio de Guasave. Año 2014.


(por orden de aparición)

Enrique Verastegui (Perú) Victor Rosas (México) Karloz Atl (México) Andrés González (Chile) Cynthia Franco (México) Pablo Lacroix (Chile) Yaxkin Melchy (México)

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TESTE/TESTA

Era el dia más gris del otoño, centro y hora de la mañana, doce del dia, cuando Roberto –ese era su nombre, tan parecido al rumor de las hojas otoñales, cuando nuestras zapatillas pasan aplastando la yerba de los campos- pensó que ya era hora de levantarse, dado que había tenido una borrachera irrepetible y, a pesar de la resaca, y por ello mismo, en ese deslumbrar del día, contemplar la cegadora luz empatizada a la luz inmarcesible del ser. ¿Quién era Roberto? Se vivían tiempos fluctuantes, así que no se sabía exactamente si los tiempos eran horribles, o si eran benéficos, pero siempre terribles. Roberto era la proyección de un cono de luz sobre la pared, produciendo el movimiento de una imágenes que se movían en una habitación a oscuras. Sin salir de la imagen proyectada sobre la pared blanca, él contemplaba el mundo y, por eso mismo, se preparaba para entrar en acción, sin que no se haya quedado nada sin escudriñar: Roberto era a la microeconomía lo que este señor que escribe este texto a la macro economía : sin dejar de ser teste era testa, un eyacular torrentadas de piedras preciosas. El mundo era bello y a esa hora del día, doce del mediodía, un espectacular juego de luces que llegaban desde el sol para esplender: ése era Plotino, a partir de quien el mundo se vivifica nuevamente. Roberto tenía un buen puesto, un puesto muy bien remunerado, en un banco, desde donde

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se comunicaba con el mundo, y yo era ese dinero, contante y sonante, un cheque de mucha cantidad de dinero. Sin saber si era Roberto o Enrique, me había despertado en ese mediodía y, dado que no se acarició carne de mujer, era más bien Roberto quien se disponía a cambiar un cheque de buen peso que le acababa de poner en sus manos, encima del mostrador, una señorita, aunque seria, bellísima. Los tiempos podían ser terribles, pero el interior de cada quien –Roberto, Enrique, Ferayebend, y todos los pensadores del planeta Tierra, que son millares- era prístino, limpio, claro, fragante, transparente, como pequeños pomos de perfume, llamados pachulí- de esos que se consiguen en las tiendas hindúes, ya sea en París, Australia, New York, o Lima. No estamos en cualquier parte de Lima, o el mundo: estamos en los mejores sitios de Lima, desde donde pensar mejor las cosas, esos procesos históricos –que nunca se terminan en Perú, y que necesitan ser continuamente renovados-, y desde donde se consiguen mejor los resultados. El lugar desde donde pensar correctamente se hace realidad –hablo exclusivamente de Lima- puede ser Puruchuco, la Costa Verde, el barrio chino. El fresco viento salado del mar sobre el rostro, fabuloso, y los pensamientos que se originan con esta experiencia conllevan a la culminación total. Tener este tipo de experiencias equivale a comprender el mundo porque más que cambiar el mundo –el cambio realizado, no otro cambio- se necesita comprenderlo: si eyaculo piedras preciosas, eso quiere decir que estoy bien de la texte, comprenderlo –como el pensar de ese modo es levantarse

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temprano de la cama- es saludar a la testa. Perrogativas, pues, de quienes hacen las ciencias. Un gran vuelo mental, como de gavilanes y cóndores, de un lado –del lado de la ecología-, y de la ingeniería espacial en el otro lado. Estando en Lima tambien se está en cualquiera otra bella parte del mundo, y desde esa perspectiva –que es la perspectiva de la realizacion- el ufólogo Sixto Paz es la imagen epónima de un mundo mejor, como Roberto, un joven héroe para las flores. Sin embargo, no se levantó, y aquel día su pensar encontró que el mundo de la ufología devenía más necesario que el pan –el pan que es la meta de la economía- y que por ello YO VISITÉ GANÍMEDES era una pizarra llena de dibujos interplanetarios, donde también Sixto Paz busca el Paititi. La luz emana de un linterna manual, un poderoso chorro de luz removiendo la oscuridad, y la poderosa mente que transforma el mundo, como los monjes tibetanos. La noche anterior había bebido licor en abundancia, ese pisco cuya fabricación y consumo era todo un ritual, allá por Cañete, donde se hacen las cosas con seriedad y eficiencia, y ahora se removía en su lecho de sábanas blancas: melevanto, no-me levanto, me-levanto, no-me levanto, como quien deshoja margaritas. Belcebú se escondía en los visillos bordados –vegetación, ciervos, mañanas gláciles- levemente movidos por el viento, en su ventana a medio abrir todavía. Roberto sintió que había llegado su fin, y se dispuso a morir en medio de terribles convulsiones: Belcebú lo perseguía, y lo perseguía desde hacía siglos.

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Roberto abrió sus ojos, y encontró que se encontraba en Chilca. Todo había sido un sueño, y lo real es que allí estaba la Madre Nodriza, emergiendo de su reposo en el mar. Los agujeros negros trasladaban por el espacio a los alienígenas, quienes viajaban a niveles de velocidad cien elevado a cien desde siempre. Roberto acababa de encontrar el Paraíso, y yo fui abducido.

s

Su práctica de meditación Su sentimiento Suposición Destellos de luz Se siente volátil Ancestral deja vu Cuerpo que cargas de huesos Tus doce hebras se conectan Que se llenan de luz maravillosa Color blanco … punzada inconsciente Estirar el presente

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Dimensiona el pasado Supone el presente Venus de acerca un metro Venas que cargan sangre Litros Imaginario Tu portal estrella cósmica Tu flor de pétalos de mil pétalos Imaginario Lengua porvenir Vida q

Quiero regalarte un pedacito de pasto Una fruta Una golosina Un suspiro, escupir el humo Globos rojos en la cocina Desdoblar las alas Extendernos Ponerle luz a tu sala

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Dibujos de colores p

Por debajo Por encima De tu cabeza De tus pies. Eres canal La energía desde su núcleo Dentro de tu corazón

t Tan fácil es largarse por el mundo Pero digamos largarse por mediante un suspiro rex tiranosaurio velociraptor adiamantiun

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eso ya es otra cosa tal vez más complicado pero no tanto de veras Imagina este momento exacto como ahora imagínate dentro de un show burlesque donde sonríes te pones un diamante en el colmillo y sonríes alguien te reconoce y se acerca no es cualquiera aunque cualquiera puede ser y vamos no es para tanto no hay por que largarse mas lo haces irreverentemente entonando a Luis miguel o algún beat menos dramático pero más atrevido y así sigues hasta sentir hasta dominar ese impulso triste que te cargas desde la última vez que te detuvieron por asaltar no un OXXO sino un puesto de fritangas el de tú madrina para ser exacto De inmediato recuerdas que es precisamente su hija la que antes te hubo reconocido así que la tristeza se te vuelve amor agrío y paras paras y pasan segundos te alcanza lo sabes por el golpe que te da su aliento al saludarte con el apodo que te decían de niño el que precisamente ella te puso

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una mañana en que decidieron salirse de la escuela para ir a conocer la estrella polar que le habitaba bajo el ombligo desde entonces y hasta el robo olvidaste el mote Ahora sólo quieres que su estrella polar vuelva a destrozar la oscuridad por la que diario a cada rato vas largándote y te guie por mediante un bostezo un suspiro un resuello Largarse juntos velociraptor adiamantium. La danza es aplastante como una droga Decirlo de esta forma no es por imitar la maestría con que se ejecuta a través de flexiones imposibles o de saltos mortales sino por tratar de extender por la geometría de las letras los movimientos con que se hincha sobre el escenario como si el cuerpo parpadease en un movimiento “s” o se dejase caer tan verticalmente que al contacto con el piso rebotase “h” Aplastante como una droga que trepa la musculatura desde la capilaridad del suelo hasta la alto de las primeras ramas Tal vez las plantas fueron las que anticiparon a la danza como un acto de arte

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con su jadeo corporal ante la lluvia o el viento que luego los humanos tomaron para si como toman cada cosa del mundo de propiedad privada de derechos de autor y de patentes estamos hablando Porque montar una coreografía es lo mismo que declarar al ritmo de las plantas en su crecimiento como el fin último al cual se aspira en el que hacerlo implica su imagen y semejanza Ya en otro momento se ha hecho esto por ejemplo con el Adán y la Eva iniciales o al enviar seres vivos al espacio en busca de tierras habitables probablemente para también aprender su pasodoble ejecutado ante la erupción de algún volcán o frente al movimiento provocado por la luna sobre las mareas. Pero entonces es qué se va por el mundo bailando como si se intentase de manera desesperada ser la sombra de todo movimiento? No siempre se logra más Charles Chaplin lo hizo e Isadora Duncan que murió atada al kilometro de su mascada como los sauces cuando atan su tristeza a la tierra Es preciso pues hacer mención que si danzar es mostrar con el cuerpo lo que la escritura con las rectas y curvas

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y lo que los perros con sus ladridos y orinas en los postes sólo es porque estamos queriendo pero sin lograrlo movernos al ritmo de los asteroides a punto de chocar con otros tantos para provocar un Big Bang o un hoyo negro que de una vez por todas nos trague sin retorno. 1. Viajes por Nueva Bizancia Al despertar, Zodiaca ya no está ni despierta ni en el sueño sino entre membranas: baten música las ventanas. Al, como dicen, incorporarse, Zodiaca, una niña que entre los siete y los nueve años tiene sesenta y cuatro mil, y entre un cuerpo y otro doce animales en carrera hacia ninguna parte: “el albedrío viene de las nubes” . El albedrío era el albedo, los rayos infinitos, la Flor de la Vida. Abrió los ojos y la novela practicaba un paneo lentísimo (lográndose sus grumos) por la habitación y no era esto nada que Zodiaca recordase. Según se acordaba, hoy debía despertarse a las seis de la mañana para ir al colegio y al ir a la cocina estarían los perritos y los papeles de diarios manchados de pichí y caca. Bajaría, entonces, de la cama, se pondría las pantuflas de glow worms, iría hasta la cocina, en el primer piso, saludaría a los perritos, esquivaría los excrementos y se haría un pocillo de leche con trix, pues ayer se había acabado el chocapic leyendo

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un pequeño manual sobre las algas que concluía hablando de la telepatía, Oannes, el Océano Net. Por momentos, el paneo de la novela parecía querer dar a entender que la pieza se trataba del Digimundo o la Tierra Media, pero la mayoría del tiempo era el patrón cambiante de mi vida en el incesante proceso de hacerse mapa de los mundos del oleaje, un corazón a manadas es el corazón de las manadas. Pero la mayoría del tiempo, eran caravanas de peluches bereberes atravesando mi pieza. Y la historia, como la de Kaspar Hauser, nunca comenzaba porque todo estaba en el comienzo. Dos peces orbitaban la lámpara del techo y escribían en sus escamas: todo está siempre comenzando. La cabra en el umbral había sido una cabina telefónica en desuso en la Isla del Sol, en el Titikaka, y transformándome en la isla circular, ahora llevaba una corona de truchas arco iris sobre las mil cabezas. Cygnus dei entre el pisces y el agnus como el cisne en el océano estepario que es el canto de Tengri. El suelo de la habitación ha de ser descrito como un carcaj lleno de vibraciones. La fe es una vibración, una fibración. Por la tarde, aunque habían pasado unos escasos minutos desde el despertar, Zodiaca seguía intentando lidiar, desde la novela, con la novela, y no entendía nada. Todo el tiempo se le acercaba algún juguete a decirle: van a ocurrir cosas asombrosas. Y no pasaba nada. Así fue como a Zodiaca se le ocurrió convocar un Congreso

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de Telepatía. Y dio en el clavo. En masa fue que acudieron el día previsto, a dos horas del inicio de la novela y a una del final de la tarde, todos con un cuaderno o libreta donde anotar lo que se diría en los múltiples seminarios ofrecidos por Zodiaca. Era una trampa, sin embargo. Los seminarios, descubrieron, los impartían camellos que a cada momento intentaban ponerse a rezar y crear belfo en las pujantes bombillas del recinto. Decidieron, pues, confesarle su marcha y se la llevaron a Melipilla para darle los detalles. Eras una niña, le dijeron, y ahora vuelves a estar naciendo. Los muertos son calcomanías. Todos están muertos y mi pieza se convierte en un huevo fabergé que devora camas elásticas y escupe eclipses que cubren las costillas de las galaxias. Se llena de colores mi cuerpo, mi vestido desaparece llevado por animales secretos y mis ojos se hacen zarcillos para recibir nuevas vidas. Los muertos son las nuevas vidas. No eternos: eternos. Un caballo blanco de siete colas lleva en su hocico a los hongos del mundo hacia un helecho de plata floreciendo en el príncipe de la nada y yo tiendo una servilleta a una mano que completa una cordillera de perros cantando. Se hizo de día de pronto al se aparecer muchedumbre de carneros tropicosos: indida y abmida, la pieza se había transformado en un plano de riscos incandescentes —en glöckenspiel— creciendo, hociqueando, el cielo, acerándolo, acelerándolo, incesante,

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haciendo esmeraldas de su giro sin torno, el borna brama cócides, los carneríos culuman lúcumas ventosas, aquimándose el kero verliro, quemájide de sea con la yucmán si cabe el yacaré la vorágine hace bulgarias de su vigor y bisagras desde con su vulgor y el aire ahora ilorio plantea huesas en la nariz que donen dosel a los fantasmas de los que bajaron al tercer pulmón a caminar con los grifos rumbo a los continentes de la saliva, crujían la carnerada sus caracoles mezclados con la hierba o los caracoles urbes de la hierba, copulaban la cóclea a la enquistada cacerola del mareo y, bueno, todo salía mal, bufaban, mbafeantes, kowonis para el crezijne, akamoioi el traspaso, el trastabilleo, los videos y repeticiones de la caída de las movidas, los qurpus quipus los kalpas esquejes la boca llena de tierra de los dioses que caminan como piedras erosionándose a enorme velocidad de círculos apretándose hasta la muerte en un punto inubicable del plano de riscosidades, carneros del retículo endoplasmático rugoso, arianos del Golgitta, acá reaparecerá la célula cristal, cristomágica, la esper espeleólaga, la neóloga, la piedra amamantada desde el inicio de los tiempos por las nubes para cumplir su tarea de resucitar a la madriguera celular, el conejo de pascua, la nube que es la traviesa de todas las existencias, los animalitos inexistentes recorriendo el país de las invenciones y los artilugios, ni naturaleza ni simulación sino unas hebras o cabos sueltos o fragmentos corrosivos de una puesta en éxtasis: el corazón sabe que es paladeo de la licuefacción de las eras y cada hora es una edad distinta atravesando hirsutamente el

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pecho del minotauro escalerado, la babosa ruiseñor, ningún camino conduce al colegio ahora, pues los riscos sólo se nivelan de cielo, entonces hacemos como los dibujos animados que caminan en el aire y nunca nos damos cuenta de la caída, llegamos a los conchales Kaweshkar sobre los promontorios de las nubes, vamos más arriba, nos colamos por jardines ajenos, subimos y subimos hasta el techo de la pieza que ahora es la catástrofe de los firmamentos en la variabilidad absoluta de los moveres, horizontamientos entre el tercer ojo y la tercera oreja y el tercer pulmón, nace el sexto corazón y nos caemos envueltas en fuegos atmosféricos hacia la cama y nuestra cabeza se sepulta entre sesenta y cinco millones de almohadas y sale cerveza de nuestros oídos, sale sidra de nuestras bocas como nueces rotas millares de veces, y de pronto estamos yendo hacia el colegio con mochilas que son manzanas llenas de gusanos de oro, y, al llegar a la sala de clases, en cada mesa se levanta una serie de alambiques e instrumentos de la Gran Obra y los rompemos y encontramos que habían orugas teniendo hijos dentro.

Millones de pájaros vibran vuelos en los filosos bordes de los edificios y el cielo amaneciendo. La boca de la cascada muestra amígdalas y campana a los brazos del relámpago deshebrándose. El marqués de Oaxaca mira aturdido cómo el mismísimo mundo lo ha relevado de sus tareas de conquista y geografía.

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Las señoras delfines, día tras día presentándose con sus mejores vestidos, con sus más finas bufandas, infatigables, decidieron un buen día redimirse del aburrimiento al que nos sometían de manera sistemática cuando llegaban puntualmente a la hora de la once y acaparaban toda la atención con sus eternas chácharas sobre la arquitectónica de los supermercados y nos trajeron una asombrosa piscina de plástico inteligente de nombre Marciano I de Bizancio. De inmediato capta la atención de todos cuando, terminados sus cordiales saludos, su amena introducción, cambia su voz al tono trono y se revela como el legítimo imperator de la pieza, a la que llama Bizancio (quizá por ese rinconcito que llamamos bizancia), y la reclama como un héroe que se descubre después de prolongada ausencia y exige la madeja de su vagina amaestrada, y se rodea de mandorlas su de pronto surgida cabeza plástica, allí en el mero centro de la piscina paleóloga, la plesiosauria, inflada por quién sabe quién, y miramos incómodos a las señoras delfines, una vez más la cagaron pero esta vez fue en grande, quieren desalojarnos, el tal Marciano afirma que dejará que Roma sea tomada por los bárbaros, se lavará las manos y se comerá su caldo de gallo y tres veces pedirá condimento, pero no hará nada que escape de la esfera de la suya Bizancio, pues, dice, el centro del mundo ha cambiado, allá el jardín de ustedes o la Roma que yo deliro, sea lo que sea eso se los dejo, es suyo, no me importa, no puede entenderse, no puede amurallarse, está en constante crecimiento, sujeto a todas las amenazas posibles, yo veo una herida que no cierra, y también veo un sueño de leche

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cortada, veo nata, natilla, y podrida mermelada, y a decir verdad no veo nada, sólo veo los mares interiores de Bizancio que son las líneas de mi mano y los mandriles de mi tórax, veo los edificios que son mi miel de bórax, la dulce garganta mía es la religión bizantina tejiendo palmeras de piedra dentro de soles artificiales, soles sintetizados por los estilitas, allá ustedes con ese monstruo, yo me haré cargo, de ahora en adelante, de este que tan mal administráis vosotros, buesas mercees, ustedes, pandilla de poca monta, cachivaches y cachureos, qué modulaciones, apenas si botargas, patitas de cama, patadas de chancho en la noche, yo traeré aquí el archeopterix, su antorcha, su nombre inmortal, su vuelo pesado enganchándose a cada ay de la santa Sofía, y cada ay en menoscabo de cada to gar auto noein estin te kai einai de Sophia, y cada diente suyo será arconte en mi corte de ruiseñores dialogantes, traeré la seda a estas tierras de nuevo bárbaras y estableceré su producción estatal, el hipódromo recuperará su antiguo fasto, cuando se asomen desde su mugroso afuera verán que todo esto resplandecerá y sus padres habrán muerto enceguecidos un día que vinieron a dejarles el desayuno a la cama.

Imagino que ha nevado y que mi barrio está sepultado bajo cientos de eras de nieve y que mientras una tribu de pulpos

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de hielo se desliza sonoramente por entre las apenas elevadas azoteas de los edificios de largas greñas y con broncínea lengua se burlan de nuestros conceptos de las nubes y nebulosas, nosotros rayamos la cara interior de los techos con dibujos de perros tocando flautas traversas, flotando por el espacio hacia lunas multiplicadas, la hierba comienza a crecer debajo de las alfombras y es hierba fragante y escarchada, pareciera un día de tomillo, un cementerio verdísimo y ondulante que diera a un lago circular y a una infancia esférica, playas hermafroditas donde el sol abre las venas de sus muslos y los tobillos de sus dátiles y se agita y propaga, suena a armonio, su albedo es la resonancia de todos los ragas del mediodía, el ombligo crucificado en los remolinos del centro de los océanos, las cornamentas de venado asomándose entre el groso maelström, se corren cortinas se encajan en la visión las piscinas las marismas la panspermia de las islas, y por otra parte estamos aquí en la mesa del comedor jugando dominó una y otra vez, mientras la nieve anda por todas partes, cotorrea, cahuinea, nos crece por los dedos, las manos, los antebrazos, hasta los hombros y los omóplatos, nos ciega el esternocleidomastoideo, la escarcha insiste en hebrarnos gorritos cónicos,

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ladran desde oriente los plátanos más hermosos que jamás se haya visto Zodiaca caminaba por un grande parque de árboles de mariposas y árboles de polillas. Había sido invitada por un personaje importante de la sociedad pony a un almuerzo en su casa de campo, en las afueras de Ponytlán City, junto a los bosques de la Crin Lunar. Era un establo, ya se sabe, amplio, enorme, interminable, un establo de agradables y estables aromas, con pilas colmadas de jugo de bosta de caballo para repasarse las pezuñas cuando lo ameritase, es decir, de cuando en cuando, y tinajas en el suelo para el aseo de los humanos. Los ponis se habían vestido para la ocasión y no había nadie que no hubiese incurrido en una aberrante exageración: aquel, por ejemplo, tenía atado al cuello un pañuelo de seda color noche con un bogavante prendido al centro y en el centro del bogavante, una hamburguesa de diamante, ese otro, unos guantes de cabeza de chancho y una exquisita tiara de camarones ecuatorianos, y así, en fin, hay quien traía de paseo su colección de babuinos y jabatos y por todo el lugar se sentía la inminencia de esos potos colorados y de narices escarbando en las gónadas de la trufa. Durante el almuerzo se había comportado de mil maravillas, no cayendo en el estereotipo de aquellas niñas a líneas, que apenas sabían erguir la cabeza en la avalancha de sus fantasías, porque esto no era nada de eso sino el alcázar de las aniquilaciones. Había que llevar el corazón escapándose del cuerpo. Alentar un

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rostro desde siempre el fuego. Zodiaca se había retirado cuando estimó prudente, posponiendo el navegado, alegando que debía contestar una llamada telefónica de larga distancia, desde Santiago de Chicle, y así se perdió en el gran jardín de árboles diurnos y nocturnos. Hace tiempo había sido Rocío Ñaupari y estaba soñando y los sueños se quebraban sobre las nubes. El Robot se había transformado en un niño y los besos en tulas. Había estado jugando gameboy antes de dormirse y ahora estaba despierta en una habitación infinita que no dejaba de expandirse y sin embargo todos hablaban a diario de la inauguración del jardín, de los nuevos afueras, y habría migraciones a través de las ventanas. —¿Qué pasó con tu novela, Rocío? —Ahí está, soñando. Ahora es un pájaro y está en otro clima. —¿Qué es toda esta custión? —Sepa. —¿Qué tienes para mí? —Una empaná de queso con un diente de oro en el centro. —¿Se puede llorar aquí? — Sólo si llorai siete mil años y nace de tus lágrimas la aniquilación del mundo. —¿Dónde queda la base secreta, qué cresta es Narnia? —Escucha, amiga, no tenemos mucho tiempo, hay perritos comiéndose los segundos ahora mismo, escucha, tienes que ser fuerte. Todo esto saltará por los aires porque vendrá un cometa custodiado por dos peces espaciales y entonces tú y yo seremos

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apenas letras de un programa de mareas previas a cualquier categoría mental, es decir, la sustracción creadora del campo de autoconciencia, la aparición de las cascadas en las zonas de evaporación, semillas vibrando en los meandros centelleantes. ¿Quién es este mundo, quiénes son los mundos? ¿Qué —quién es un planeta y qué crea habitar un planeta? ¿Quién escribió la orgasmática planetaria?. Escucha, Zodiaca, estos no son arrozales, sino el sueño de los dragones haciendo llover en el cuerpo del Emperador. LA IMAGEN FRACTAL

La Imagen Fractal parece un sitio una coordenada un punto cardinal pero no una vía que proyecte el escape La imagen fractal es un esqueleto que proclama

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El lector no sabe c贸mo observarlo Si por su forma Si por su fondo

Es un

una

ilusi贸n

un

atropello

Es una

s铆mbolo

presencia tibia

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COMO UN PEQUEテ前 CUERPO QUE SE ACUESTA SOBRE OTRO Y SOBRE OTROS

El gran engaテアo La Imagen Fractal parece un sitio pero no una vテュa que proyecte el escape

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Parece cuerpo que vive en la cadena y la cadena vive en la multiplicidad del cuerpo Parece canal que transmite señales y las señales transmiten de un tubérculo a otro La Imagen Fractal parece un sitio pero no una vía que proyecte el escape La Imagen Fractal suele invocar a Benoit Mandelbrot pero hay que tener cuidado porque la Imagen Fractal tiende al engaño Ella dice que Benoit Mandelbrot la originó Dice, que Benoit Mandelbrot es dueño del concepto pero Benoit Mandelbrot, el cazador de medallas, no fractalizó nada Lo fractal lo sobrepasa ni siquiera es un término al alcance del hombre Lo fractal es un sistema una esfera interminable autosuficiente y autosimilar como un duplicado sordo en constante reproducción

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La Imagen Fractal no atiende ni escucha nada Benoit Mandelbrot, el cazador de medallas, es solo una pieza más dentro del sistema así que no se engañe porque ese hombre simplemente es una molécula que navega en el mar así que no se engañe porque mientras usted lee este poema ese mar está mutando así que no se engañe porque ese mar crece, crece, crece y nunca dejará de crecer nutriéndose de cada engaño con sabor a sal sabor amargo, sabor sordo así que no se engañe porque la Imagen Fractal nunca atenderá el <<eco>> de nuestras voces ESA cualidad MORBOSA / monstruosa DE expandir / CONTRAER Aunque suene reiterativo La Imagen Fractal es un sitio que se expande y contrae como el universo La imagen fractal tiene un solo principio / Como el universo / Ser un sitio en constante expandir y contraer Aunque suene reiterativo así es La Imagen Fractal

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NO BASTA UNA IMAGEN EN EL PAPEL PARA ENTENDER EL SIGNIFICADO DE LA IMAGEN FRACTAL NO BASTA LA PALABRA PARA ENTENDER EL SIGNIFICADO DE ESA IMAGEN QUE SE EXPANDE Y CONTRAE NO BASTA QUE SE PROYECTE ESA IMAGEN MÁS ALLÁ DEL PAPEL / NO BASTA / LO ÚNICO QUE BASTA ES LA IMAGEN FRACTAL EN EXPANSIÓN Y CONTRACCIÓN TAL COMO EL UNIVERSO QUE ES UNA VÍA QUE NO PROYECTA EL ESCAPE / NO BASTA NO BASTA Y NUNCA BASTARÁ En los días de furia la Imagen Fractal se expande y contrae con mayor eficacia Se expande y contrae en su ramificación perfecta por parámetros innombrables /Qué furiosa parece la Imagen Fractal/ No tiene intención de proyectar el escape COMO LAS VÉRTEBRAS EN EXPANSIÓN DE LA IMAGEN FRACTAL LOS DÍAS DE FURIA SE ASEMEJAN AL CÁNCER SON MOLESTOS Y DOLOROSOS COMO LA

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LETRA MAYÚSCULA QUE SE APROPIA DEL ESPACIO Y NO SABEMOS CÓMO OBSERVARLA SI POR LA FORMA SI POR EL FONDO O COMO UN SÍMBOLO UNA ILUSIÓN O UN ATROPELLO SORDO DE ESTA PRESENCIA TIBIA QUE ES UN CUERPO O UN MUNDO QUE SE ACUESTA SOBRE OTRO

Y SOBRE OTROS

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Mates Burilados mates burilados, tu corazón es una rueda por el cielo de familias que se conocen y desconocen peleas con los gatos, rayas pintadas en las paredes de la habitación que se alza como una montaña en reversa mates burilados mi corazón un tagadá, una flor mecánica que gira en un jardín de limones salí corriendo en patines, en el Huvr, y todos los televisores me despedían con la estática de una programación antigua del tamaño del universo mates burilados los adolescentes mutantes vienen en camino a tomar las riendas de una existencia vieja transparencia para aparentar poemas allí donde solo hay mocos y más mocos comenzarán a jugar el videojuego sutra de la luz dorada mates burilados

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un cd rom de la célula primordial y si he de añorarlo que sea del futuro en cada atmósfera deslizándome a la espalda escuchando la canción de los Bosson de Higgs en el tambor de oro mates burilados materia, basura montañas congeladas y refrigeradores de energía, olores de fermento sobre los mates, chapopote en los cuadernos, pastizales en que amontonamos montañas de aparatitos basura más basura, catéteres por donde escurrimos de aquí a allá, autobuses, aviones, más basura tirar y alimentarse, hacer el amor y renacer en el agua hedionda somos los espíritus dextro tras dextro de una nueva cordillera tras otra mates burilados somos los doce signos del zodiaco envueltos en papel celofán y bailamos al ritmo de las caricaturas

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somos doce niños envueltos en zodiacos que son los continentes nuevos islas de basura en el mar del vómito somos doce años, los chocomilk años millonésimas que desaparecen con rastro de biodesagradables destinos una larga camita es casi nuestra vida como nubes íbamos sacando yos de las almohadas amamos los golfitos y los golfitos nos aman ¿cuál es la realidad, cuál es la esencia de toda autobiografía? yo vi que nuestra autobiografía era el leveleo a una evolución final con los dados psíquicos hicimos más palabras vivíamos en un aire sólido casi llenaríamos la literatura con botellas de pet y eso era lenguaje, era un sinfín dentro de otro una tormenta de agitados millones de barquitos carcazas, medusas, montañas mates burilados la literatura fue propaganda propaganda aunque fuera hermosa yo desconocí mis poemas

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y quizá estos ahora me desconocen entre ambos la poesía me arrojó del futuro para aniquilarse mates burilados chorcha, libros, chesco seda de las rutas del chicle que se pegará a nuestras suelas en segundas inscripciones mayas mates burilados inscripciones para los perritos comiendo estrellas mostramos nuestras patitas de tinta mostramos los colmillos, vía láctea, perritos embistiendo a tu mancha infinita, brillante en el corazón de la leche mates burilados cactus que florecen sus estrellas de papel el espacio es herramienta de tus ventanas y las columnas se disuelven el espacio, digital depósito de datos que se corrompen como hormigas o mariposas

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mates burilados ahora que escribir sólo tiene el ritmo de los digimundos y los rayos que se comunican entre ellos ahora que escribir nació de tu deporte favorito algo así como rebotar una pelota y encestarla en un aro y en cada aro el paso del tiempo mates burilados hoy somos deportistas surfeando con una mente fantástica hoy erigimos las nuevas tierras lúcidas desde un rebosamiento adrenalina, mecánica, albúminas el escenario de otro ADN ha comenzado y todo se renueva en las paredes del ojo Los ovnis rebeldes Vomitaría lo sé, escribiendo, una frente con el hueso cociéndose en los soles, abriendo el hueso a las compuertas de lo intermitente, te daría el área de las paredes celulares y multiplicaría los cristos de la células sanguíneas, a tu corazón donde duermen los topos y los cotiledones de aguas florecientes, los animales

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del aire se llamaría nuestra aparición por desbocados contornos nuevos de la Tierra, en el agrio giro de las palabras y en el olor rancio te volvería a pinchar con el sediento cactus con todas las fuerzas del polvo, el algodón de mecha en la mano, patinando sobre el caparazón desde una altura que se llama volver de las gargantas terrenales. Sería la alucinación de un ciclo cicardiano, ver una a una las lunas y el cuerpo policéfalo de los elementos, la antológica pereza de catedrales de incienso y biblioteca, el gasto y el dolor, el metano en que los sueños reanudan su separación en serpientes, las propagandas volviendo a llover como instantes, acariciándonos como niños con incrustaciones de dinosaurios, los volcanes emplumados y las partituras de las erupciones en los seis costados del ojo. Estas costillas nave volverían a aparearse frente al velo rojo de los pulmones, debajo de las pieles estarían los huesos desdoblando una mariposa de obleas, el joyero revuela y la jaula se oxida, se van cayendo los dientes del cerebro que comió los frutos, la luna regresa con dos caras simultáneas por una habitación de colores morados, rebeldes son los gatos y los perros con su deformidad sobrepasan a los hombres. La escritura del vuelo se goriliza, y como una cueva me miro a mi mismo apagándome en las entrañas del griterío, un silencio bifurcado: el ritmo de pasados corazones y el río de los diamantes solares, donde los cerebelos juegan a la pelota, los crótalos duermen en los crop circles y nos enchufamos a las palmeras, nuestra estela desaparece, no tenemos exótico florecimiento, el verde de los escondrijos anuncia pájaros y los

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peces enraízan creciendo en el letargo de los milenios, la semillas celan a los copos de nieve que flotan cuando abanica el verano, sonó el tambor como un pelotón de gorilas entre tormentas, florecerán cuando revivan los cristales los dorados hojaldres que irán cayendo de las cortezas de los fósiles. Nos enviciamos en un tiempo de extraños querubines que no se movían ni un segundo de las luces, vivíamos bajo los amos de una nación de changos hiperdesarrollados, vivíamos como grandiosas engrapadoras, consabidas eran nuestras idas al baño y las retinas disolviéndose, mirándolo todo alrededor tomar forma de yelmo y forma de colmillo, abrevando el tigre encéfalo, hablando con algún reflejo de esmaltes en las uñas, sonriendo a una época que ya es nada: los políticos daban de nalgadas a los niños como si algo fuera a venir, pero el cosmos llegaría demasiado pronto y delante de la narices, colocaron las horcas, aunque las virutas de lo real carecían de madera, nos orillamos a una letrina del tamaño del fondo de las cosas, no eran tiempos extraños, no, ya no, y te podría resumir mi casa en tres o cuatro capitales del deseo, un pequeño templo donde escalaban las desnudas enredaderas de los ancestros, donde el suelo no es compacto sino lleno de pequeños suelitos, liliputienses, y tiempos imperdurables, entreviendo una hazaña para escorpiones y un continente en el pedazo del pie, después de la siesta aquello nos aconteció, los papeles chocaban como carritos, me sorprendí de nada, me mordí las uñas hasta perder la virginidad, me volví recurrente de los calendarios y las cerezas, tuve una misión: liquidar lo sólido, volverme un hilo

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de dios amarrando las sombras, los postes de luz y volverme la iluminación que iba por los cables, salir de las lámparas que arrojaban su luz como mantequilla sobre las cabezas, entrar en los ojos y dormirme en los ojos, volver a caminar en los ojos, por donde se veía el nuevo contorno de la Tierra, eso más o menos es el año 2014 el sueño en el cual me encuentro. Una Lectura Marte, Vi lo vivo!, azul distante, mutante; de dónde vienen, Sol? los lineamientos de la mente? los delineamientos? la línea de la línea? Miéntela, Incluso si vomito nace vida, o si he perdido muchos días vampiro de la nada. Marte, azul y gris de cruces, vórtice de ángulos que golpean músculos de furia airosa, tiroides dilatadas, micción de lo vaporoso, Odín en mitocondriales saurios, cárcel de escarlata o liberación de los radicales: O, S, Au, ríos, herrumbre, carbono y oro, dinosaurios que brean, que ora hebran, que ora abren sus narices, hebrean alas de crucial asignatura, oraban, oda Lambda que enhebras todo luz derrumbando Roma, trasvasando Ozono, cristos antes, rosas salaces derrumbando Roma, yos ozonos que en las rosas hebran cristos nevantes, ¿qué flores usan? qué floreen las hebras: saltan los sotoles, antes ulas, osas hados, névulas, cesa las nevosas simas, sismas! Se mente, se me entierran lianas: Rían la vital isla vista!

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Levitan al trazarse rayos, lianas de ache acuse, al trazarse rayos escucha el mono: “Baniano, koa, oak. Plek, plok! átomos, soil kelp, hilos. (koan gnomo). Grama Tikal su escucha hacha en lianas. Costras entre albas directrices que actúan erupciones, que se encaran, que se apean entre semas de monásticos prismas, ordinales mutaciones, minutos que naturan oscilando entre los sílex, sois ondas. ¿qué actúan?, ¿qué se encaran entre semas? prismas mutaciones que naturan. En las nubes suben a su éxtasis, de Iuvis vienen, de solares flechas índicas, nubes de dedos por fin desiertos alabando, parpadeando nulas óperas de sed. Toser, por fin liberar las trenzas, silentes peras, ser piel o dar el pito, zas léperas letras de entes tuátaras, si lees vortexto tatuaras vortextil en la cyantura.

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ESTA COMPILACIÓN I FUE TOMADA DE LOS ARCHIVOS RECIBIDOS POR SETI 3

Se terminó de imprimir en el Laboratorio de Editoriales Alienígenas. Ubicado bajo la ciudad de México, en Abril del año 2014. Contiene las frecuencias recibidas por una comunidad llamada a sí misma Lemuriósofos. El primer texto es una carta escrita por Enrique Verástegui, a continuación poemas de Víctor Rosas y de Karloz Atl, extracto de la novela Zodiaca de Andrés González, poemas de Cynthia Franco, extracto del libro Imagen fractal de Pablo Lacroix, poemas de Yaxkin Melchy, Las guardas corresponden a pintados con luz realizados en la playa junto a Daniel Godínez Nivón, Emmanuel Gómez Arias, Aldo Bárcenas y Francisco Suárez y a un fragmento del cuadro Ballenas lectoras, de Juan Sin. Este encuentro fue realizado entre las expansiones de la noche cíclica junto a una bahía llamada de Navachiste, zona del pueblo yoreme y que en este planeta da al golfo de California. México.

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