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El escritor y Querétaro

Daniel Zetina

Querétaro es una tierra de oportunidades, por diferentes razones y en muchos ámbitos, sobre todo en los últimos años, así que puede ser un lugar de desarrollo y crecimiento para cualquier escritor. No todo es miel sobre hojuelas, pero considero que sí existen opciones para mí como creador, especialmente en el emprendimiento.

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Conocí la ciudad en 2003 y la visité en plan familiar por una década, para relajarme de mi vida cotidiana entre Cuernavaca y la Ciudad de México. No conocía nada y puedo decir que por años solo fui un turista más en una entidad que entonces no era reconocida por ser turística.

Es evidente que las áreas comercial e industrial en el estado han crecido favorablemente. Esto, con acciones como la creación de instituciones académicas y carreras universitarias novedosas, además de un impulso económico sostenido y limpio por parte del

gobierno. Cuando menos, es obvio que las cosas se hacen bien, a diferencia de casi todo el resto del país, donde los gobiernos empeoran las cosas.

Vine a vivir en 2012, obligado por las circunstancias, especialmente para poder criar a mi hija en un lugar tranquilo y seguro, lo que en efecto ocurrió. No era mi intención hacer vida local, no conocía a nadie y seguí trabajando para clientes de otros lados por un tiempo, hasta que caí en banca rota (“Quebrétaro”, también le llaman) y busqué trabajo como maestro en diferentes escuelas. Eso me permitió conocer gente maravillosa e irme relacionando con el entorno local. Luego hice algunos libros y participé en eventos, pero más bien aislados y no muy convencido.

En Querétaro existe una calidad de vida que no he visto en otro sitio. Conozco quizás la mitad de los estados del país y en ninguno vive uno tan relajado. Es cierto que si buscas emociones fuertes y fiesta este no es el

lugar para ti, además de que la comida típica es limitada, pero hay otras ventajas, así que nada de quejarse sino a disfrutar.

Después de una breve estancia en la capital del país volví a Querétaro en 2019, ya con la firme convicción de instalarme y ahora sí hacer trabajo literario y editorial. Llegué con ganas… y que nos cae la pandemia. Disfruté la convivencia con mi hija, a pesar de lo complicado que fue, pero aplacé algo mi trabajo. Ahora estoy, como tantos, en nuevo comenzar.

Querétaro duplicó su población en 30 años, pero aún así sigue siendo una ciudad mediana. Ocupa el sitio 21 a nivel nacional. La capital engaña, parece grande, pero apenas alcanzó el millón de habitantes. No es algo negativo, al contrario, creo que aún hay equilibrio social en servicios, seguridad, comercio y oferta cultural.

En Querétaro sí hay escritores, pero, desde mi punto de vista, siempre han sido pocos, en particular si lo comparamos con gremios como el teatro, la música y la pintura, que han ganado, por derecho propio, un lugar primordial.

Los políticos y los servicios en Querétaro son sui géneris, funcionan y tienen un grado mínimo de corrupción. Hay grupos sociales que protestan, pero marchas y plantones son escasos. El clima social, insisto, es de lo mejor. Y eso se presta para ejercer como artista y hacer propuestas innovadoras y vanguardistas.

No entraré al debate de si aquí se hace buena o mala literatura o si algunos escritores viven en la ciudad, pero no son parte de su vida cultural, siempre es extraño analizar así a mis contemporáneos, pero sí quiero compartir mi hipótesis sobre el tema: en Querétaro sí existe una comunidad literatura, aunque breve, y por lo mismo hay gran oportunidad

de hacer muchas cosas aún: más libros, revistas, foros, talleres, más acción. Dicho de otro modo: hay tanto por hacer…

La comunidad literaria de la que hablo seguramente está dispersa, o agrupada en diferentes bastiones, lo que no me extraña, es igual en todo el país. Percibo rencillas y críticas

entre sus miembros, lo cual tampoco sorprende, pues la autocrítica es importante, además de que la mayoría de los escritores suelen ser personas solitarias. Desde mi enfoque, no se trata de ver lo que está mal, sino lo que yo puedo hacer para que las cosas mejoren.

hoy las opciones son

Y vastas: hay becas, recintos culturales, foros autónomos, librerías, escuelas, talleres, grupos, editoriales, medios, imprentas, instituciones, bibliotecas y lo más importante: muchos lectores que he conocido en escuelas, cafeterías, redes sociales, plazas, camiones y hasta en la calle. Por eso afirmo que estos lectores son fieles, nobles, generosos y expectantes de lo que pueda ocurrir. Así que a trabajar. Gracias.

Daniel Zetina

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