CATARSIS Enero 2017
No. 2
equipo editorial
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ALONDRA TEPETLA DAVID LOYO ABRAHAM ORTIZ IVAN HERNANDEZ MIRANDA CHRIS OJEDA ANTONIO CORTES VICTOR RABAY-MORA URIEL DOMINGUEZ LERMA
La Revista Catarsis surgió, en 2014, con el propósito de desentrañar aquellas voces que, a pesar de su insistente silencio, quieren ser escuchadas; dando pie a una sentida búsqueda por aquellos talentos que vencen el miedo a compartir sus creaciones con un público prácticamente desconocido y potencialmente diverso.
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De modo que puedan encontrar, en cada uno de los lectores, el efecto catártico del habla, de la comunicación. Catarsis es, al fin, eso, y más: la posibilidad de hacer eco, de hablar y ser escuchado; de recibir respuesta.
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EN PORTADA Título: Autor: Técnica: Año:
carta editorial
Omunculus León Salazar Pérez Estilógrafo sobre papel batería 2016
Este es, aunque modesto, un bienintencionado proyecto de estudiantes para el público, un riel para los tímidos y un altavoz para los extrovertidos; una plataforma -ante todo- donde las ideas pueden pulirse y consolidarse en letras, fotografías o, básicamente, cualquier expresión artística e intelectual que soporte, sobre ella, el rígido efecto del concreto. El equipo que conforma la Revista Catarsis espera que disfruten este nuevo número que intenta reanudar la labor -ya vieja- de los creadores originales, haciéndoles saber que las puertas están abiertas para todos aquellos que deseen alzar la voz.
ENERO - FEBRERO 2017 -
No. 2
CONTENIDO
2 Efectos de los grupos de comparación sobre la producción científica 6 Las 4 virtudes xalapeñas 12 Literahartura 14 La fotógrafa que cuestiona la vida e identidad mexicana 20 La calle 22 Bon Iver 24 En el dolor también existen alegrías 26 Odio mojarme los pies 28 Lo que nunca se dijo 29 Cálidas noches de verano 31 Padre nuestro 32 Señorita bulimia 34 El origen de los bares 1
CATARSIS Revista Electrónica Universitaria «Catarsis» No. 2 / Enero 2017
REVISTA ELECTRÓNICA UNIVERSITARIA
EFECTOS DE LOS GRUPOS DE COMPARACIÓN SOBRE LA PRODUCCIÓN CIENTÍFICA Victor Rabay-Mora
RESUMEN Las universidades contemporáneas tienen dos grandes ejes de trabajo: docencia e investigación. En la Universidad Veracruzana no se desarrolla la investigación en su máximo potencial, especialmente en alumnos. En este ensayo se planteará la forma en la que opera este fenómeno a partir de distintos procesos que se dan en la interacción social; ya que, por ejemplo, para ser un alumno sobresaliente, no es necesario producir investigación, pues los grupos de referencia solo consideran el desempeño en el aula. Las investigaciones y esfuerzos por optimizar la investigación en las universidades podrían partir de estos principios de psicología social. Palabras clave: Grupos de comparación, Productividad, Locus de control, Autoeficacia.
La universidad nació como un espacio educativo pensado para la enseñanza de procesos eclesiásticos, profesionales y gubernamentales. No obstante, hoy en día la universidad tiene un alcance más ambicioso que busca, además de educar y ofrecer contenido teórico, generar nuevos conocimientos por medio de la investigación científica. Esta nueva perspectiva no llegó a América Latina sino hasta los años comprendidos entre 1950 y 1975 (Brunner, 1990).
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En cambio, en la Alemania actual (y desde hace ya varias décadas), la productividad de las escuelas se determina de acuerdo a la cantidad de publicaciones que generan anualmente, pues éstas no se limitan a la cátedra sino que buscan cubrir las demandas de comunidades o incluso clientes (International Ranking Expert Group, 2006). De la mano de esta dinámica, la misma Alemania, Holanda y otros países europeos, emplean un índice adicional para valorar
ACADÉMICA la productividad de los centros de estudios superiores planteado en función de su capacidad para generar tecnologías que sirvan para brindar servicios a distintas organizaciones; de tal suerte que “las universidades regionales negocian su presupuesto con los gobiernos y comunidades de negocios locales sobre la base del impacto que tienen sus actividades en el crecimiento económico local” (Arechavala, 2011; p. 43). Esto ha propiciado que el conocimiento científico se considere como una nueva moneda de cambio internacional; los países están interesados en invertir recursos en investigación pues tiene un impacto significativo en la industria y en la tecnología. Aquellos que explotan este sector buscan becar a personas de países menos desarrollados para contener ese capital humano. México, en cambio, se limita a enviar estudiantes al extranjero por lo que “para las instituciones mexicanas han pasado de noche las transiciones hacia la universidad de investigación, y de ahí hacia la universidad emprendedora. Nuestras universidades por omisión, por inercia y por mandato, siguen siendo de docencia” (Arechavala, 2011; p. 45). Y, peor aún, según lo señalado por Sancho (2001), no se están llevando a cabo acciones que permitan superar esta situación. Las instituciones de educación superior en México, comenta Sancho (2001), bajo la premisa de que fortaleciendo la docencia se fortalece la investigación, apuestan por mejorar la enseñanza para aumentar la producción, lo cual no necesariamente ocurre así, pues los docentes y los investigadores tienen objetivos distintos, en la medida en que el conocimiento del investigador es propio y busca expandirse hasta donde los medios y el interés publico lo permitan, a diferencia del docente, quien únicamente comparte los conocimientos necesarios para la interacción en el aula. De modo que fortalecer la investigación puede generar mayor calidad docente, mientras que, en el caso contrario, no sucede así: mejorar la docencia no produce cambios en la investigación como se pretende.
GRUPOS DE COMPARACIÓN Y PRODUCCIÓN CIENTÍFICA
Revista Electrónica Universitaria «Catarsis» No. 2 / Enero 2017 La Universidad Veracruzana (UV), por su parte, en el año 2007, se posicionaba en el lugar número 19 de las instituciones educativas nacionales que trabajan en investigación con un total de 190 investigadores pertenecientes al Sistema Nacional de Investigadores (SNI) y un investigador nivel 3. Y en el puesto número 14, de acuerdo al total de publicaciones, por sus 84 artículos científicos (Ordorika, Rodríguez, Lozano y Márquez, 2009). Asimismo, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) se posicionó en el primer lugar con 2489 investigaciones publicadas. La siguiente institución con mayor número de producción tiene solo 466 artículos, por lo que apenas sumando el total de publicaciones de las 19 instituciones inmediatas a la UNAM, se pasan las 3000. Esto evidencia la desigual distribución de la investigación, puesto que, en palabras de Arechavala (2011), el país “tiene un serio problema en la capacidad de evolución y adaptación de sus universidades; tiene una manifiesta incapacidad para entender el valor de la ciencia y la tecnología, y el papel que a las universidades corresponde en su desarrollo” (45). Contextualizado en la Facultad de Psicología de la UV, a pesar de que se busque educar profesionales de la psicología con formación en investigación, esta actividad es prácticamente nula tanto entre sus estudiantes como entre sus egresados. Cabe aclarar que, si bien la institución no impone la producción, los conocimientos metodológicos y prácticos que imparte a través del plan de estudios son suficientes para que, en caso de haber intención por parte de los estudiantes, éstos podrían realizar investigación por su cuenta fuera del aula. Al respecto, las investigaciones de Sherif, de 1936, permiten sugerir una hipótesis explicativa para este fenómeno. Para ello, se entenderá a la universidad como grupo antes que organización debido a dos razones fundamentales: (i) el análisis que se propone está dirigido, antes que a la institución como tal, a los grupos que se conforman dentro de ella; y (ii) se atenderá a los
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CATARSIS procesos de socialización que ocurren siempre que un estudiante se inserta dentro del campo y la práctica disciplinar. Por un lado, la socialización está compuesta por dos procesos que ocurren de manera paralela: la internalización y la identificación. Según la teoría de Sherif (1936), la internalización es el proceso mediante el cual se aceptan reglas externas (normas) para volverlas referencias propias de comportamiento; mientras la identificación consiste en tomar como modelo ciertas conductas. Existen, de acuerdo al modelo de cognición social, dos tipos de normas: las implícitas o no declaradas, y las explícitas o declaradas. Las primeras son aquellas que no se enuncian, sin embargo, se conocen y se siguen (incluso más que las explícitas) porque han sido socializadas a cada uno de los individuos de un grupo a través de los procesos arriba mencionados. Por su parte, las explicitas o declaradas, son todas aquellas de las que sí se tiene conocimiento evidente porque están, por ejemplo, escritas en un código de conducta (Reno, Cialdini y Kallgren, 1993). Todo esto es, Según Sherif (1936), uno de los pasos esenciales para que los grupos se conformen como tal, es decir, es requisito indispensable el establecimiento de normas que los miembros deben socializar. Los grupos, entonces, sirven al individuo como una suerte de medida estándar con la cual compararse entre sí, y para tener un parámetro de qué tan “bueno” o “malo” es su desempeño en diversas actividades. Un fenómeno adicional, pero involucrado implícitamente en el proceso de socialización, es la autoeficacia. Ésta se entiende como la sensación de ser competente y efectivo (Bandura, 1999). De acuerdo a esto, los individuos analizan de manera inconsciente la información y la actitud que el grupo proyecta hacia ellos y son capaces de percatarse de qué tan ajustado, o no, está su comportamiento con respecto a la “norma grupal” y, en consecuencia, qué tan satisfecho está el grupo con respecto a su actuación (del individuo).
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GRUPOS DE COMPARACIÓN Y PRODUCCIÓN CIENTÍFICA
Revista Electrónica Universitaria «Catarsis» No. 2 / Enero 2017 Un último proceso involucrado que habrá de tomarse en cuenta, es el descrito por Solomon Asch, en 1955, y denominado efecto de conformidad. Este proceso social explica cómo los individuos adoptan posicionamientos con respecto a un fenómeno en función de lo que expresa la mayoría o, en otras palabras, la presión y efectos que ejerce el consenso sobre el individuo. En su experimento, Asch coloca a un participante dentro de un grupo de cómplices bajo el supuesto de participar en una tarea de discriminación visual; pasados algunos ensayos, los cómplices enunciaban respuestas claramente equivocadas pero, ante la consistencia de las respuestas (el consenso), el participante real terminaba por adaptar sus respuestas a las dadas por el grupo cómplice. Dicho experimento puso de manifiesto la importancia que tiene para el individuo la opinión del grupo de referencia. “Para Asch, la clave de tales muestras de conformidad no radica sino en una serie de características que configuran lo que Sherif (1936) denominó como «marco de referencia»: un conjunto de condiciones que determina el campo perceptivo del sujeto” (Fernandez, 1982). Lo que se está sugiriendo es que, al interior de las facultades, ocurre un proceso similar al momento en que un estudiante desea llevar a cabo investigaciones científicas, pues esto requiere que salga de la norma sostenida grupalmente. Circunscribir la teoría al ámbito académico y a los objetivos del presente, supondría que, al no haber producción de investigación científica por parte del alumnado (grupo de referencia), cada uno de los estudiantes (individuos) puede, sin más, percibirse autoeficaz, pues su grupo no se los exige, es decir, el nivel de exigencia que demanda el grupo de cada uno de sus miembros es mínimo y, por lo tanto, cualquiera puede obtener la sensación de estar ad hoc con su grupo de referencia. Caso contrario, si los individuos estuviesen acostumbrados a publicar su producción escolar y se realizara investigación científica más o menos de forma constante, entonces solo aquellos que se esforzaran por realizar estas actividades podrían
ACADÉMICA sentirse autoeficientes, dado que se socializaría la producción científica como norma implícita. A modo de conclusión, en todo grupo social existen reglas no escritas que son acatadas con mayor peso que las reglas formales, ya que las primeras operan a partir de la cultura y la socialización. Entonces, si se lograra institucionalizar, en un porcentaje considerable de la población académica, la idea de que el “estudiante modelo” es aquel que genera investigación propia, al menos en teoría, los que se sienten capaces de ser sobresalientes harían un sentido esfuerzo por publicar. Entonces, si se quiere transitar hacia las universidades del siglo XXI, se está ante la necesidad de, por un lado, comprobar todo lo sugerido en las páginas precedentes -paradójicamente- a través de investigación científica y, por otro, intervenir en los procesos educativos de las universidades, específicamente la Veracruzana, con la finalidad de modificar la sensación autopercibida de eficacia, aplicando estándares más altos de exigencia académica y vinculando la práctica con los sectores de la población que requieren de la efectiva aplicación del conocimiento generado en las aulas.
GRUPOS DE COMPARACIÓN Y PRODUCCIÓN CIENTÍFICA
Revista Electrónica Universitaria «Catarsis» No. 2 / Enero 2017 Berlin Principles on Ranking of Higher Education Institutions. Recuperado el 3 de diciembre de 2014 de http://www.che.de/ downloads/Berlin_Principles_IREG_534.pdf Reno, R. R., Cialdini, R. B. & Kallgren C. A. (1993). The transsituational influence of social norms. Journal of personality and social psychology, 64 (1), 104-112. Sancho G., J. M. (2001). Docencia e investigación en la universidad: una profesión dos mundos. Educar, 28. 41-60. Sherif, M. (1936). The psychology of social norms. New York: Harper. Ordorika, I., Rodríguez, R., Lozano, F. & Márquez, A. (2009). Desempeño de universidades mexicanas en la función de investigación: Estudio comparativo. México, DF: Cuadernos de Trabajo de la Dirección General de Evaluación Institucional.
REFERENCIAS
Arechavala, R. (Abril-Junio de 2011). Las universidades y el desarrollo de la investigación científica y tecnológica en México: una agenda de investigación. Revista de la educación superior, 40 (158), 41-57. Asch, S. E. (1955). Opinions and social pressure. Scientific american, 193 (5), 31-35 Bandura, A. (1999). Autoeficacia: cómo afrontamos los cambios de la sociedad actual. Bilbao: Desclée de Brouwer. Brunner, J. (1990). Educación superior en América latina: Cambios y Desafíos. Chile: Fondo de la cultura económica. Fernandez, J. M. (1982). Las dos últimas décadas en el estudio de la conformidad y la influencia social. Estudios de piscología, 3(10), 53-62. International Ranking Expert Group (2006).
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Las CUATRO Virtudes Xalapeñas Jorge R. Negroe Alvarez (jrgnegroe@gmail.com) Fotógrafo y Maestrante de Estudios de la Cultura y la Comunicación (UV)
RESUMEN Se propone una presentación híbrida entre fotoensayo y ensayo ilustrado, tomando como tema de reflexión el monumento “Las 4 Virtudes” que adornan el centro de la ciudad de Xalapa, dando una fugaz mirada sobre su historia, un muy rápido repaso interpretativo desde la mirada de Nestor García Canclini y, finalmente, una invitación informal para revalorar estas estatuas que parecieran quedar sólo en la memoria de los xalapeños de antaño. Xalapa ha sido avalada como una meca cultural a lo largo de su historia por instituciones como el Colegio Preparatorio de Xalapa (fundado en 1886), El Movimiento Artístico Estridentista (1920-1927), la Orquesta Sinfónica de Xalapa (formada en 1929) y la Universidad Veracruzana (creada en 1944); pero también por los museos, galerías, salas de conciertos, teatros y demás recintos culturales que alberga. Sin embargo, cuando caminamos por el centro de la ciudad, nos encontramos algunos sitios que parecen estar olvidados. Uno de éstos se ubica al costado del Parque Juárez, en la calle de Allende: se trata de cuatro estatuas que nos remiten de inmediato al estilo grecoromano, pero que, al parecer de muchos transeúntes, sólo sirven para llenarse de smog o para que algún turista se tome fotos.
(y bellos) recordatorios, para que sirvieran de ejemplo a los habitantes de la ciudad en que estuvieran expuestos.
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El escultor xalapeño Enrique Guerra, creó estas figuras alrededor de 1910, en el ocaso del porfiriato, su proyecto original incluía que adornaran el Palacio de Relaciones Exteriores en la Ciudad de México, lugar donde estuvieron hasta finales de los años 20’s, cuando por una remodelación fueron removidas de la fachada. Al respecto, el teórico argentino Nestor García Canclini (1990) comenta que el patrimonio existecomo fuerza política en la medida en que es teatralizado: en conmemoraciones, monumentos y museos.
En la realidad, nos encontramos frente a cuatro monumentos que representan las virtudes cardinales, aquellas que Platón nombraba como las necesarias para formar a un ciudadano relevante, útil y perfecto: Por ello, se buscaron cristalizar Justicia, Prudencia, Fortaleza y estos modelos morales en constantes Templanza.
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Además, sugiere que el patrimonio cultural funciona como recurso para reproducir las diferencias entre quienes logran la hegemonía del poder, y los demás grupos sociales, decidiendo cuándo y dónde colocar o quitar elementos. Así, aunque se tenían planes de reubicar las estatuas en algunas fuentes del paseo de la Reforma, terminaron siendo donadas tres de ellas a la ciudad de Xalapa.
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La capital veracruzana recibió entonces, en 1931, a la Fortaleza, la Justicia y la Prudencia; el destino de la Templanza fue distinto, pues sí se colocó en Chapultepec, cerca del monumento a los Niños Héroes, donde continúa hasta ahora. Se tuvo que esperar hasta 1979 para que una copia de la Virtud faltante, ahora realizada por el escultor Armando Zavaleta León, fuera colocada junto a sus hermanas.
particular (pero es de “todos”), lo vuelven ceremonial, por el sólo hecho de contener los símbolos de la identidad.
García Canclini (1990) señala que, para elaborar el sentido histórico y cultural de una sociedad, es importante establecer, el sentido original que tuvieron los bienes culturales, por eso los monumentos representan la extensa colección de héroes creados, de escenas Original de Jorge Negroe enaltecidas y objetos patrios, que Durante toda le década de los cuando se colocan en una plaza, 80’s y hasta Junio del 2009 ; estas en parques o algún otro territorio estatuas fueron adoptadas como público que no es de nadie en un signo emblemático de la “Atenas
Veracruzana”, al rememorar un sentido de comparación y reafirmación de la sabiduría clásica griega con el movimiento artístico empujado por una campaña político-cultural de los gobiernos de la ciudad. Así que, la próxima vez que demos un paseo por el monumento, detengámonos un momento para apreciar los detalles de la escultura de Justicia, el mazo y el león de la Fortaleza, la expresión del Sátiro sometido ante la Prudencia o al corcel que cede a la Templanza.
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LITERAHARTURA
Elvira Ávila
Me encuentro convencido del peligro que implica idealiar la lectura, y este peligro engorda al leer a quienes profetizan que leer es el acto último de libertad con uno mismo.
(esos de sueldo vitalicio, café caliente, despensa eterna, vino a la mesa y embajadas en el extranjero) se refleja en frases como: “Que otros se jacten de las páginas que han escrito; a mí me enorgullecen las que he leído”.
En sentido estricto, leer libera a quien quiere liberarse, y encarcela a quien urge de Se necesitan dos dedos un verdugo. de frente para entender la falsa modestia de un Las letras no son mariposas Borges megalómano y de la paz, tampoco tridentes autorreferencial. del averno. Las letras son gargajos sobre el papel de la Se necesita salir a la calle vida. Los libros ni emancipan y leer el pavimento de las ni esclavizan, sólo llenan los suelas para entender que la huecos de nuestros días, mentira (y más en la parcela aquellos muertos que nos de las artes) crece como la visitan por las noches. mala yerba. La arrogancia característica “Yo no leo para ser más de los escritores renombrados inteligente, leo para ignorar
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“(...) leer libera a quien quiere liberarse, y encarcela a quien urge de un verdugo.”
un poco menos ” o “yo sólo sé que no sé nada”; es la misma vieja historia de la falsa modestia de aquel que se tira para que lo levanten. Del que haciéndose menos quiere ser más.
Todo se reduce al poder y al hacer. Al poder hacer.
Librarnos del simulacro de la alta cultura, de la alta poesía o la alta literatura podrá permitirnos reconocer la sabiduría y la escritura allí Es necesario evitar el donde no hay letras ni libros: la mesianismo literario, el salir literatura de los analfabetas, cual misioneros en conquista de aquellos que no leen por a catequizar a la gente de gusto y razonan la vida por a pie. El acto de leer, de la necesidad de no seguir sumergir las narices, los ojos, avanzando hacia atrás. la lengua y las ilusiones en un libro comienza por uno y termina con uno. La única prisa por ejercer es la de sincerarnos con nosotros mismos. Reconocer que se lee porque se puede. Porque se quiere. No por modas, no por imposturas o imposiciones…
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LA FOTÓGRAFA QUE CUESTIONA LA VIDA E IDENTIDAD MEXICANA Alfredo Álvarez “Entre las muchas formas de combatir la nada, una de las mejores es hacer fotografías” Julio Cortázar
La fotografía es una herramienta de aprendizaje, de redescubrimiento. Así lo demuestra Eunice Adorno, fotógrafa que está brillando en el medio de la fotografía documental, al cuestionar las identidades aparentes en el colectivo imaginario mexicano. “Los elementos básicos del lenguaje fotográfico, el retrato y el paisaje retoman su importancia cuando yo decido encuadrar personajes, sus recorridos y sus objetos; busco, desde la experiencia personal, íntima y cotidiana,
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mostrar esas resistencias: las mías, las de ellos y espero, también, las de nuestra colectividad”, escribe Adorno en su página web. La carrera de Adorno ha pasado por muchas etapas en las que sus proyectos han evolucionado de la mano de su crecimiento como fotógrafa. A lo largo de su carrera ha recibido distintos premios y distinciones por la cercanía, discurso y estética que tiene con su trabajo, por lo que es relevante mencionar algunos de sus proyectos a continuación.
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“La fotografía es una herramienta de aprendizaje, de redescubrimiento.”
Original de Eunice Adorno - No hay tal lugar
NO HAY TAL LUGAR Al salir del periódico El Centro, buscó concretar su primer proyecto independiente, encontrando su inspiración al norte de México, específicamente en Ciudad Juárez: una ciudad sin territorio real, con la violencia a flor de piel. Sus habitantes son forzados a llevar un estilo de vida plagado de miedo e inseguridad. Calles vacías, bares cerrados, miedo colectivo y un estado militar permanente es lo que define a Ciudad Juárez.
Original de Eunice Adorno - No hay tal lugar
Adorno busca cuestionar la identidad aparente de esta rutina de miedo, desenmarañando la inexplicable realidad que se vive en aquel sitio. Se pregunta acerca del porqué de esta rutina, sus efectos y resistencias, y busca hacerla evidente a través del retrato.
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Original de Eunice Adorno - No hay tal lugar
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Sus fotografĂas muestran aquello que se resiste, de una forma subjetiva, al encierro como Ăşnica forma posible de aminorar el miedo; los retratos buscan la manera de entender la violencia que se vive; la lucha de los habitantes que buscan sobrevivir al horror y a la incertidumbre, en una ciudad donde ya no se puede transitar libremente, donde ya no se puede confiar en los demĂĄs.
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Original de Eunice Adorno - El baile del norte al sur
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Original de Eunice Adorno - El baile del norte al sur
EL BAILE DEL NORTE AL SUR Eunice Adorno continuó su crecimiento fotográfico con: El baile del norte al sur. Este trabajo surgió por la fascinación que tiene por retratar las noches de “bailes gruperos o bailes norteños” -manifestaciones que algunos conocemos como: “fenómeno grupero”-. Este tipo de baile predomina mayormente al norte de México, y es efecto de un conjunto de fenómenos más
amplios como la migración, la particular; algo que Adorno pobreza, el narcotráfico, lo logró retratar a la perfección. rural, lo suburbano. El proyecto propone, una vez Adorno tiene como objetivo más, indagar en la identidad encontrar, en la música del mexicano, específicamente grupera, una forma subjetiva en la identidad grupera o de entender los problemas norteña, en la que los grandes previamente señalados. fenómenos nacionales como Las personas que son parte la migración o el narcotráfico de este fenómeno grupero toman un carácter interpretan la realidad y tragicómico. la asimilan de una forma
“Comprendo que en cada viaje busco, en muchos sentidos, mi propia historia e identidad. También entiendo que mirar a las mujeres menonitas es, de forma recíproca, ser mirada por ellas. Admito ser observada y comparto estos instantes de luz que tuvieron a bien obsequiarme”. Eunice Adorno
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MUJERES FLORES “Comprendo que en cada viaje busco, en muchos sentidos, mi propia historia e identidad. También entiendo que mirar a las mujeres menonitas es, de forma recíproca, ser mirada por ellas. Admito ser observada y comparto estos instantes de luz que tuvieron a bien obsequiarme”, es lo Adorno busca inmortalizar que Eunice Adorno comparte en fotografías los lazos sobre su experiencia en este emocionales entre las mujeres, proyecto. que todos los días viven al máximo, en su forma de ser La fotografía mexicana está muy particular. Pasiones, creciendo y nosotros como amistad, secretos, placeres, no espectadores tenemos la son palabras que nos vengan responsabilidad de crecer junto a la mente cuando hablamos a ella. Así que te recomiendo de menonitas; sin embargo, que conozcas más de la ellas también sienten, ellas escena fotográfica nacional. también viven, y Adorno Dale una oportunidad a logra plasmar todos estos esta maravillosa expresión sentimientos en su fotografía. artística. Quizás el proyecto más conocido de Eunice Adorno sea el titulado Mujeres flores. Un fotodocumental sobre las mujeres menonitas en la comunidad de Nuevo Ideal, Durango, el cual no sólo fue publicado por la editorial La Fábrica, sino que también obtuvo el Premio Nacional de Fotoperiodismo Fernando Benítez, en 2010.
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Original de Eunice Adorno - Mujeres flores
Original de Eunice Adorno - Mujeres flores
Original de Eunice Adorno - Mujeres flores
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Grandmother - Mónica Antonell (Flickr)
La calle
Víctor Manuel Rodríguez Navarro Antropología Lingüística
La mamá de mi papá llevaba por nombre Dolores y de dolores en la vida siempre dijo tener pocos. En eso todos dicen que nos parecemos y a mí siempre me ha dado lástima por los que no llevan cargando la misma suerte que nosotros. Hace unos años, quizá dos, le decía que tenía más vida que bastantes de mis compañeros de clase y eso a ella le causaba gracia. Reía de manera compleja, enseñando los dientes de arriba donde uno pintaba plata cuando le golpeaba la luz; movía los brazos en dirección al vientre y se sobaba, te miraba con mejillas encendidas como sus ojos, y se sobaba nuevamente, si soltaba yatús a carcajadas sabías que la habías alegrado realmente, y alegrar a alguien de veras, te confieso, resulta no ser muy común hoy en día. Los días a su lado eran más largos, era una empresa seguir a su ritmo, vivía más que todos, respiraba al doble que una persona promedio y nadie hasta ahora parece haber dado cuenta de eso. Si por trabajar madrugaba uno, en la calle, frente a la casa, podías verla cepillar escalón por escalón,
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y si esperabas un poco (la gente rara vez suele esperar) llegabas a ver cómo recorría entre vaivenes los zaguanes, las banquetas, los patiecitos desflorados, la parada del camión y alguno que otro quicio de alguna que otra puerta donde alguno que otro don no aguantó más el mundo y partió dejando atrás nada en orden. Sí, por las mañanas mi abuela visitaba las casas de los vecinos a manera de juego infantil de dotes personales. La querían, de verdad la querían y no era solamente por saber barrer bien los patios. Era una suma discreta de múltiples aptitudes que la viejanueva brecha generacional parece haber borrado de todos nosotros. Si te descuidabas de escuchar el nacimiento del día, y abrías los ojos demasiado tarde, había ya abordado todas las misiones y conquistado incontables e inigualables planetas, había que ser listo con ella para no quedarse atrás. Ahora, aún hay días en que siento estar bastante retrasado en cuanto a tiempo, incluso si el reloj de la cocina me muestra gentilmente lo contrario.
LITERARIA
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Frente a la barra de cemento de la salacomedorhabitación donde vivimos, mi abuela enumeraba plantas en macetas que sabrá Dios de qué parte del cielo eran enviadas para caer justo con nosotros. Algunas presentaban uniformidad en sus colores y texturas, otras cuantas parecían traqueteadas por los años, y algunas últimas, antiguas o recientes, parecían reflejar a profundidad la compleja concepción que separa lo que existe de lo que no existe en esta vida. Ejemplo:
el último amor no correspondido, el correspondido, la fecha de muerte del bisabuelo más joven o del hijo más viejo, las diferentes maneras de lavar la ropa, las ciudades, los pueblos o ranchos de los que venían y cada una de las múltiples estructuras de parentesco. Era como si tuviese un microchip de nacimiento, 1032 gigas se quedaban cortos en ella, aun cuando no entendiera a qué me refería cuando se lo bromeaba.
Yacía sobre cuatro patas en barro cocido una tortuga de cuyo caparazón se asomaban florecitas sin colores que de un día a otro morían y poco después volvían a suceder, así, entonces, repetidas veces. La cara entera, amarilla, como quemada de tanto sol, como ahogada de tantas aguas, mostraba una sonrisa calladita en medio del ser que buscaba, a toda costa, disimular los miles de puntitos diminutos que cubrían lo que simulaba ser la piel de la tortuga. Era como ver nacer un sarampión o millones de poros artificiales encima de una superficie que no respiraba. Mi abuela decía, hace años, sentados en el sillón de estampado gris floreado, que la maceta suele ir y venir en el espacio-tiempo, como un ente invisible que desaparece y reaparece en nuestras vidas, pero que no tiene suficiente relevancia en nosotros como para notarlo.
Pasaba días enteros contando sobre el hijo de tal, tal al que yo nunca conocía. Anotaba entonces, en una libreta, las referencias que me daba: color de piel, número de hermanos o sobrinos; y salía a la calle a buscarle, para que me esclareciera, si le encontraba, ideas de su vida que me habían quedado turbias. De mis excursiones fuera de casa, al mundo, aprendí que éste está lleno de tales y fulanos, de los cuales se sabe tan poco, que podrían morir al unísono un día, ser enterrados bajo grava, juntitos, y no se encontrarían jamás los hoyos ocultos en donde fueron despanzurradas y asesinadas sus más grandes sueños.
Hace unas semanas mi hermana y yo nos hemos dado a la tarea de monitorear a la tortuga fijamente para ver si se va. Mas parece ya no tener ganas de hacerlo. En la calle donde viví con mi abuela, hay diecisiete árboles que se cortan de dos a tres veces al año, son diecisiete casas no muy grandes de las cuales ocho fungen como perímetro del patio de vecindad en donde niños y adultos de todos tamaños salen a diario corriendo en las direcciones habidas y por haber en el universo. Mi abuela conocía el nombre de todos, las enfermedades padecidas,
Hace unos días mi abuela se fue barriendo costalitos de azúcar que casi pude ver que salían de entre sus ojos, como llanto dulce del que uno no aguanta más y entonces huye. Y ahora, a veces, tomo su lugar en el mundo para conmemorar ocasiones. Y suelto yatús también, y saludo a la gente también, y compro macetas y riego plantas. Abro la lata de duraznos en almíbar que hay bajo la barra, y sirvo, llenando los costales que puede que algún día me sirvan también para ir a flote hasta el otro lado. De mañana salgo a barrer la calle, y a ratitos me alzo la vista para ver si el sol ya pinta, y entre tanto, entre el silencio y la luz del celestegrisrosa, se alarga mi sombra y llora, parece no querer saber a dónde ir o qué esperar.
Tortugueta - Etringita (Flickr)
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Bon Iver
Abraham Ortiz
Efecto Proust, es el nombre que recibe el evocar recuerdos por medio de un aroma. El cerebro revive una experiencia del laberinto mental, casi con la misma precisión que una laboriosa máquina del tiempo y un viaje al pasado. No sé si llamarle igual a esta capacidad de rescatar recuerdos al sentir una brisa por la mañana, ver la vieja fotografía que olvidaste en un cajón o, más común, al escuchar una melodía. Así es como llego ahora a ese recuerdo, escuchando el homónimo álbum de la banda Bon Iver, el que en varias ocasiones sonaba al hacernos uno mismo. Quizá lo hago para rescatar cualquier recuerdo tuyo con el que sentirme tan pleno como en aquellas ocasiones…
Original de Eduardo Durán - Melancholia
Quizá lo hago por buscar consuelo, para la ausencia tuya, mía, y la de nuestro amor; partes de mi quieren resolver este problema sin solución, pues el último abrigo tuyo, el enmendado, lo perdí hace tiempo, y las estaciones del año se han manifestado atemporales. Se ha instalado, anticipada, aquella estación que exige cariño; y disfruto este “buen invierno”, acicalándome el corazón.
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Así regreso a la noche aquella en la que usaste mi despintada playera rota, con el rostro de Madona y su ensangrentado ojo. ¿La recuerdas? … Esa noche me sentí extrañamente pleno, como jamás lo había experimentado. ¡Jamás! Te expliqué acerca de la comparación del bienestar humano con el signo del infinito, diciendo que estábamos justo en el centro, ahora, en términos de placer, yacíamos en nuestros siete segundos de orgasmo. Tal vez escuchábamos “Holocene”, pues esa pieza me lleva, en este momento, directo a la escena, y observo la cálida luz en tus ojos, chamuscando la silenciosa habitación y mi cuerpo; el arrullador sonido de la vieja locomotora a tres kilómetros del departamento, tu respiración, tu palpitar y Bon ‘Fucking’ Iver: En la cómoda dos tazas vacías, en el cenicero las brasas fumándose a sí mismas. En el tapete de la entrada nuestros desgastados zapatos de caminatas interminables, el sonido enloquecido de tu celular al rojo vivo… ardiendo en un bolcillo atrayendo a él, tú ya consumida atención, mientras la bailarina gorda de Botero disfruta nuestro danzar… el café se ha consumido en nuestros labios, ¡consumido además en cada parte de nuestro cuerpo!
LITERARIA
Esa noche, como cualquier otra, decidiste descansar conmigo antes de partir, o quizá fue aquella en la que el único y exquisito placer que tuve, fue realmente el de tu presencia: la conversación, las risas y el estresante Jazz del vecino. Cualquiera de esas noches, embelesado con tu esencia, sin tedio, sin prisas, sin nadie más que nosotros mismos, ¡ese!, es el centro del infinito. ¿Lo recuerdas? En términos de placer, el orgasmo, se resume en sentir tus frías piernas en las mías, los aromas de esa casa, su humedad, la nuestra. Siendo frágiles. Ligeros. Absurdos. Estúpidos. Como se supone que el amor nos haga, ¡estúpidamente felices! Alicaído, lo recuerdo, porque dista mucho de ocurrir una escena como esa próximamente. Y Bon Iver de los cojones suena más melancólico, más penetrante que nunca, mientras fantaseo con tu visita, en carne y hueso. Como Hachi en la estación de trenes de Shibuya (sin prisa), mis umbrales auditivos se alertan con entusiasmo cuando llaman a la puerta. Aunque me tomo el atrevimiento de ignorar algunas de las pocas llamadas que has hecho, todo por no querer que en el futuro de esta humanidad sea más fácil atender estas cuestiones a través de una máquina que simplifica el calor humano. Ora te anhelo, ora te desprecio.
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No. 2
Y persistes por excelencia en brillar por tu ausencia. Me quedo con ese efecto parecido al descrito por Proust. Vuelvo a los sonidos del sax, a las sensaciones ajenas, a los lugares donde dejamos con gises algunas citas nuestras. Me quedo con el veneno…el aroma de tu cuello, que enajena mis pulmones, abrazo tras abrazo. Me quedo con ese juego de evocación que ha enganchado, así como a mí, a todos; como la heroína al adicto en abstinencia. Me he llenado de un valor inmenso, contigo, sin ti. Se trata, después de todo, de una anticipación al nuevo invierno. Se trata de la hibernación del amante dolido; de sus pensamientos, de la palabra, de su intención, del síndrome de abstinencia, de la desesperanza, de su acumulado amor. Me abro al buen invierno que arrasa todo sin piedad, me abro al cierre. Navegando con “Bon Iver”, sopesando este precoz invierno y ese efecto de evocación de recuerdos, llegué a un lugar con mucha nieve, que puedo ver desde mi ventana por millas, millas y millas.
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CATARSIS
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Original de Alfredo Ă lvarez
LITERARIA
ENERO - FEBRERO 2017
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No. 2
En el dolor tambien existen alegrias Vazq
Después de dos años puedo notar que aún existe una herida semi-abierta que ayuda a recordarme que no estás y despierta en mí los deseos por evocarte de vez en cuando. He soñado contigo toda la noche y pude sentir nuevamente el dolor que ha dejado tu ausencia. Muchos dirían que son los momentos felices por los que recuerdas a una persona; fugaces y pequeños instantes que quedan grabados en la memoria, sin embargo, para mí, es el dolor el que ayuda a mantener vivo tu recuerdo. Pero esto no quiere decir que no recuerde los momentos alegres que compartimos, los días soleados en que me esperabas fuera de la escuela, o me buscabas en los salones para regalarme dulces, ¡claro que los recuerdo!, con mucha nostalgia, cariño y emoción; ahora mismo que los rememoro para plasmarlos en este escrito me han robado una sonrisa; no obstante, por alguna extraña razón, el dolor que dejaste, la usencia que a la vez te hace tan presente, me ayuda a comprender lo importante que eres en mi vida, sí, digo “eres” porque nunca se irán tus consejos y tu cariño, nunca te irás del todo. Para mí, aunque físicamente e incluso espiritualmente no existas, en mis recuerdos y en mi constitución, como sujeto estás más que presente. Te amo y te rememoro con dolor, pero a veces con un inmenso cariño, y es que en el dolor también pueden haber alegrías.
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CATARSIS
ODIO MOJARME LOS PIES Chris Ojeda
Odio mojarme los pies cuando camino contigo sobre la calle empedrada y te veo subir a un taxi después de besarnos; pero es que me gustan tanto los días que pasamos acurrucados en mi cama. Me gusta que riamos por tonterías para después, en tono serio, hablar sobre las cosas que tanto te molestan y cuánto me cagan; me des besitos en la cara, en los labios con ternura… subir la intensidad, fajarnos largo rato y terminar desnudos, como siempre: tú besándome el cuello y lamiendo mi espalda; mordiendo mis nalgas mientras pierdo la cabeza con cada gemido. Y me sostengo de la cama, al tiempo que muerdo la almohada para no morir por tanto placer.
Cuánto me gustaría quedarme tirado después del orgasmo y no tener que desprenderme del lecho exquisito y, después, poder preparar el chocolate que te he prometido. Porque odio mojarme los pies cuando te acompaño a la calle empedrada cuando antes has estado en mi cama y he visto cómo muerdes tus labios mientras devoro tu cuerpo, tensas brazos y piernas cuando estás cerca del orgasmo y, al final, ríes, tu mirada cargada de dulzura compite con la inquietud que te produce el reloj marcando la hora y los deberes postergados para el fin de semana. “¡Vamos!” –dices. Pero es que odio tanto mojarme los pies cuando te vas.
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LITERARIA
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No. 2
Un hombre con mirada de niño ha cuidado de mí. Sus pequeños ojos han mirado mi cuerpo desnudo al despertar y he sentido el calor de su sexo recorriendo mis nalgas en busca de placer. Un hombre me ha cuidado y acompañado mientras los árboles nos observan y yo le beso, por gusto, por blacer, por querer. Ahora lo veo irse a lo lejos deseando otro despertar sobre su pecho, otro, otro, otro. Otro que no llegará más. Pero me ha dejado los pies mojados.
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Original de Alondra Tepetla
LO QUE NUNCA SE DIJO Alonso Tamayo
Extraño todas las tonalidades de tu cuerpo. Extraño tu persona y lo que me causa. Extraño la sensación dactilar de rozar las yemas de mis dedos por toda tu piel; piel que a la luz del sol reluce en un blanco tan de luna en plenilunio, pero que con la ausencia moderada de luminosidad, la que se logra con un par de cortinas entreabiertas, se torna a un durazno; un durazno tan comestible. El mismo tono durazno, que al ser mondado por mis lúgubres uñas, deja tras de sí, como una quintilla de f18 volando sobre un cielo despejado, un carmesí de aparente delicadeza humeante que se disipa como vapor de agua en una atmosfera helada. Extraño el rosa natural de tus labios y el amaranto en que se tornan después de haber besado tanto; “labial desgastado sobre fauces, traficante de pasiones” que por el arco de cupido dejan pasar lujurias… sin restricciones.
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Cálidas noches de verano Víctor Rabay Mora
Pasan las horas y la noche llena el cielo como tinta que se derrama sobre papel. Se hace imposible ver con claridad las palabras escritas en los libros, pues se mueven como olas impulsadas por un viento tropical. Mis ojos lagrimean sin sentir tristeza, cansados por las pantallas dispuestas en cada esquina del mundo y cada espacio del aire donde antes sólo existió silencio y oscuridad. Se apaga todo: la multimedia, la luz, la voz, las risas, la fiesta. Y el silencio regresa al mundo convertido en nada, en un vacío tan grande que permite escuchar, en las ondas de aire, el respirar de los muertos. No hay voces fuera, están dentro, en nosotros. El mundo se vuelve un espejo donde no hay más imagen que uno mismo, –sin tráfico, trabajo, publicidad ni descuentos–; todo lo que permite ignorar el transcurrir de los días, se desvanece… y la muerte se torna atractiva. Pánico. Se enciende la tele. La PC reproduce música. El televisor se apaga y se acaba la última canción, pero ¿cómo apagar la cabeza cuando hay más ruido en un par de ojos cerrados que en un par abiertos? Surgen preguntas sin interlocutor, emanadas de la angustia de un odio ensimismado. Despiertas de un desmayo espontáneo. El tiempo pasó. Es más de medio día y tendrás que posponer los planes de esta mañana de día libre. No tienes el agotamiento de la rutina normal, pero tampoco tonterías con las que puedas ocupar tu mente para convencerte de que haces algo importante; la luz del sol te protege, pero sabes que la noche siempre llega… Otra cálida noche de verano te espera en unas horas.
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Original de Ricardo Guzmรกn
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LITERARIA
PADRE NUESTRO Nohemí Saito
Y que venga a mí tu reino, que se venga en mí, dentro de mí, sobre de mí. Hágase tu voluntad estando yo de rodillas, en cuatro y en cuclillas. Así, como a María que llena es de gracia, derrama de tu gracia por todo mi cuerpo, satúrame señor. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy: duro y caliente, sobre la mesa, en el suelo, contra la pared, en la cama. Blanca, pura y espesa lluvia de benevolencia sea sobre mí por causa de uno de tus hijos, humillada y de rodillas como buena costilla del génesis, elevando la mirada al cielo mientras mi boca se deleita con el poder de tu hijo hecho a imagen y semejanza. Implorote, señor, que si alguna falta he de cometer, deposita en tú hijo mortal el poder para corregirme con fuerza, sin misericordia, con poder y gloria; que de mi cuerpo y alma saque el pecado a metidas... Llena siempre de ti. Por los siglos de los siglos...
Así sea (Amén).
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Señorita Bulimia
Alondra Tepetla
Ella tiene el cuerpo perfecto, pero aún no lo sabe…
Todas las mañanas después de salir de bañarse busca frente al espejo los defectos que ya conoce y cualquiera que pudiera habérsele escapado hasta entonces. Minuciosamente repasa con la yema de sus dedos la superficie oblicua de su abdomen. No le gusta. Nada de ella le gusta. Su boca emite la desaprobación que ha sentido por su cuerpo desde hace años. Se siente terrible; demasiado vacía de ganas de seguir, demasiado llena de carbohidratos. Jodidamente podrida. No puede esperar por salir a quemar esas malditas calorías de la hamburguesa de antier. Pero la ansiedad la vence, y come un poco, que para ella es demasiado. Es el mismísimo infierno. Se para frente al espejo y grita para sí misma: –¡Maldición! ¿En qué quedamos ayer, mujer? Ibas a dejar de comer por una semana. –Estruja los diminutos pliegues de su piel y se lastima hasta dejarse la piel al rojo–. ¡¿Qué mierda te pasa?! No has bajado un solo kilo este mes. Por eso nadie se fija en ti, por eso siempre te dejan plantada. –Las lágrimas corren por su rostro, pero toma la decisión pensando cuanto lo merece, por glotona, por gorda, por asquerosa.
Original de Carlos Soto
Es temprano, nadie está en casa. Camina apresurada al baño, su respiración se acelera, su membrana timpánica presiente lo que está a punto de venir, se prepara para otra de esas monótonas rutinas de mierda. Se arrodilla frente a la tasa, mira a su dedo y ya sabe qué hacer; lentamente y con un poco de miedo lo introduce en su boca, juega con la campanilla, siente cómo lo que fue comida sube desde su estómago, pero no es suficiente, aún no está afuera. Su nariz se tapa, su estómago comienza a resentir las miles de contracciones de antaño. La comida sigue subiendo, sube, sube, arde, incluso más que hace dos años.
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LITERARIA
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–¿Qué mierda pasa? –Se dice–, debería sentirlo menos. Debería estar acostumbrada. Llora inconsolablemente… Se prepara para la abrupta salida de comida medio disuelta en ácido estomacal, le arde, le duele, lo siente, sus ojos secretan ese “no-sé-qué” que tanto la hace sufrir. El cuello le duele… Terminó de subir. Está hecho. Vaya forma de hacer catarsis. Decide que ya no puede seguir con eso, se deja caer al suelo respirando con dificultad, tres años de la misma pinche rutina la tienen agotada. El lugar da vueltas ante sus ojos. ¿Por qué te haces esta clase de estupideces? ¿Qué no ves que ya ni puedes cagar bien? ¿Qué no ves que hiciste llorar a tu hermana? ¿Por qué mierda lo haces querida niña? ¿Por qué insistes en joder tu vida de manera permanente? Pero no tiene caso que insistamos, eres una líder, pero aún no lo entiendes; eres vida y mueres día con día, pero tampoco dejas que alguien te salve; lloras, pero no lo suficiente; transmites, pero no lo que sientes; eres pasión, pero… no lo reconoces; eres una mujer completa y con un valor incomparable; siempre terminas siendo un jodido cliché... Pero ya ni siquiera te importa; aún crees en la magia, pero como magia no te comportas; eres tan linda, pero te ves devastada por los años y los daños; eres tú, simplemente tú, y, hasta que lo quieras, la historia que estás escribiendo cambiará. Porque señorita, usted es la única que puede salvarse de esa bacteria llamada bulimia.
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El origen de los bares
Elvira Ávila
Original de Massiel Lira
Los demonios del exceso se presentan bajo rostros y cuerpos reconocibles La añeja práctica de socializar nuestros miedos y añoranzas se sintetiza en la dinámica del bar.
castillo contra los males del mundo que es el hogar, se torna en un calabozo gris e inhabitable (sobre todo cuando el único acompañante es uno Es común ver a una manga de niños soñar y mismo), por ello, el miedo a vernos en silencio y a gritar sus ilusiones cuando en grupo se reúnen solas nos escupe a las calles, buscando vasos que como una fila de ebrios frente al calor de una vaciar, y oídos que llenar con historias tapizadas barra de la que emana el elixir contra sus males y de mentiras. su golosina favorita: el alcohol. Es así como una bandada de borrachos (entre Beber un trago se puede hacer en la comodidad ellos uno, claro está) aterriza al bar preferido. de casa, pero bien sabemos que, a veces, ese
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LITERARIA
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Original de Massiel Lira
Con los ingredientes sobre la mesa o (para ser Continuamos la peregrinación en pos de no exactos) sobre la barra, la alquimia nocturna llegar a casa y encontrarnos con el eco de nuestros comienza su juego. pasos en un corredor vacío. Las mismas viejas historias se vuelven a masticar, se revive a los muertos; salen de sus tumbas los recuerdos que escasos días atrás se enterraron en un “ahí luego”. Las mujeres coquetean, los hombres sudan frío al recordar su idiotez innata para eso que algunos llaman amor.
Rebotar entre paredes o despertar para seguir bebiendo reafirma la tremenda necesidad de no vernos el rostro en la cerradura de la puerta, de alejarnos de esos pensamientos suicidas que de puntillas saltan sobre los cuchillos de cocina o los rastrillos en el baño.
La música retumba en cada esquina, el miedo a morir arrollado por una avalancha de tragedias se ahoga en cada sorbo a la copa, los cigarros se consumen y con ellos las horas. La certeza de detener el tiempo hipnotiza a quien ignora que el tiempo no se detiene, y mucho menos por un capricho tan tonto como el de querer pararle el alto, sin embargo, es posible congelar el tiempo con una buena dosis de hielos, ron, whisky, cerveza, nicotina y desvelo.
¿Cuántas noches más podremos soportar huyendo de uno mismo? ¿Cuántas noches más soportarán en los bares nuestra nefasta presencia?
Y lo más importante en esta lucha y sentido de los bares, que es huir de la soledad y compartir la misma, una vez superado el miedo a platicar con uno mismo, ¿con qué nuevo miedo reemplazaremos el superado? ¿A dónde iremos a Al grito de “¡vámonosqueaquíespantan!” ingerir licores para después expulsarlos en forma mudamos la alegría al bar más próximo. de orina y llanto?
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CATARSIS Los colaboradores de CATARSIS, interesados en enriquecer los contenidos de los números publicados
C O N V O C A N A todos los estudiantes universitarios, egresados y público en general a compartir productos de su autoría en las siguientes áreas: Académica:
Ensayo1 Artículo de investigación o divulgación Proyecto/Reporte de intervención Protocolo de investigación Resumen de tesis Entre otros (Extensión mínima de 3 cuartillas y máxima de 10)
Creación artística:
Novela2 Cuento (extensión máxima de 4 cuartillas) Relato breve (extensión máxima 2 cuartillas) Poesía (extensión libre) Ensayo literario/opinión (extensión libre) Entre otros
Contenido gráfico3:
Fotografía Dibujo Pintura
Tanto los ensayos académicos como los artículos de investigación o divulgación deben contener un resumen de entre 180 y 250 palabras. 2 Para las novelas enviadas, dada su extensión, se publicará una reseña de la misma. 3 Ponerse en contacto por mensaje directo en Facebook a través de la página www.facebook.com/RevistaCatarsis Todos los trabajos serán recibidos a través del correo electrónico revis.catarsis@gmail.com en formato .docx en letra Times New Roman a 11 puntos e interlineado 1.15 y sin justificar. 1
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