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1. DESGRANANDO VERSOS (2005, 2ª ed. 2014

1. DESGRANANDO VERSOS (2005)

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PRÓLOGO

Escribir poemas es una aventura divertida y muy reconfortante cuando estos poemas viven y se desarrollan entre estudiantes y personas adultas, que no cesan de interpretar en concursos de declamación esos versos de amor y rebeldía. Este es el caso de la poetisa Beatriz Bascopé Aragón. La poesía brota, incluso desde su nombre, idealizado por el gran Dante. Ella, sin embargo, es una persona seria, disciplinada y con un inmenso amor a pesar de todo por la literatura que le brinda la posibilidad de seguir entre los estudiantes, con quienes compartió durante muchos años de su vida en su labor de maestra de Estado.

Desgranando versos, es el título del libro de poesía escrito por la profesora Beatriz Bascopé Aragón, donde existen muchas poesías que batallan por no desaparecer, entre las que figuran: El mitin, Il casorio, ¿Hasta cuándo? y otras poesías fuertes, musicales, llenas de mensaje versificadas en forma tradicional, es decir, clásica, con toda la métrica que se puede exigir.

Cuando se lee y relee los poemas de Beatriz uno siente que está frente a una poetisa extranjera, pero ella, es boliviana y vive mucho tiempo en Quillacollo, lo que es un gran orgullo, para los habitantes de este valle paradisiaco.

Publicar es un acto de amor al prójimo y una acción valerosa, porque supone sobreponerse a prejuicios y hasta prepararse para futuras críticas que nunca faltan. Para esta posible emergencia ella está preparada, no es difícil adivinar su sonrisa adolescente, llena de vida, de sueños, de humor y de cautivante ironía.

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La Unión de Poetas y Escritores de Quillacollo (UPEQ), a tiempo de felicitar, deseándole éxito a la autora por su libro, se complace en prologar esta mazorca de poesía para que el lector la desgrane y luego, de la reflexión, alimente su espíritu: entendimiento y sentimiento.

Roberto Ágreda Maldonado PRESIDENTE UPEQ

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ERA EL NOMBRE DE… JUAN

A la memoria de Juan Bascopé Valdez, mi padre

I Frías son las gotitas de rocío, que cristalinas brillan temerosas, así frías las noches tenebrosas, que el vicio y la maldad siempre cobijan.

II Son frías las nevadas cordilleras, que esconden en su seno los misterios, frío también el mármol de las losas, que guardan los callados cementerios.

III Fría la noche que sin pena enluta, la luz radiante que en el día brilla, fría la muerte que todo lo arrebata, con su pálida faz, opaca, enjuta.

IV Son fríos los furiosos huracanes, que arrasan a su paso poblaciones, son frías la maldad y las pasiones, que alejan al mortal, de Dios, del cielo.

V Fría es la luz que, por la madrugada, disipa las tinieblas de la noche, es frío el crepúsculo doliente, donde solloza el alma atormentada.

VI Es frío el sepulcro donde quedan,

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del ser amado, helados los despojos, es frío el manantial que se desborda, sin dar reposo a los cansados ojos. VII Así frío dejaste tú el camino, emprendiendo ese viaje sin retorno, todo es tristeza, oscuridad, silencio, como es frío el acero del destino.

VIII Frío quedó tu porte delicado, frías tus manos, tu saber profundo, fría también tu clara inteligencia, truncada por el sino despiadado.

IX Tomaste, padre, el último sendero, que antes o después todos seguimos, aunque lejano siempre presentimos, el reencuentro feliz en la otra vida.

X También fría tu última sonrisa, que todos juntos a ti, propios o extraños, vimos jugar y el paso de los años, no transformó tu corazón de niño.

XI La esperanza que vive, aunque dormida, y alienta Dios con soberana mano, señala que el camino nunca es llano, para alcanzar la meta prometida.

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También fría, piadosa o cruel la muerte, abate a quien derrama sus bondades, alma tan generosa, tan blanda como el pan, llevaste un dulce nombre, era el nombre de… Juan.

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PARA MI MADRE AUSENTE

A la memoria de Rosalía Aragón López, mi madre

I La suave brisa que del monte sopla, acaricia mi pena campesina, y en el cantar de la afilada espina, transforma mi dolor en una copla.

II Copla ligera que hasta el cielo sube, buscando ansiosa tu lejana huella, en el sol, en la luna, en una estrella, y entristecida descansa en una nube.

III Nube viajera que transporta el viento, silenciosa acompaña mi lamento, sentirse cerca, mi eterno pensamiento, mientras más grande y cruel es el tormento.

IV Tormento que agiganta la congoja, sin poder eludir este destino, sobre las piedras que cubren el camino, gime mi alma, cual marchita hoja.

V Hoja que fresca colmara tu alegría, y diera sombra a tu faz serena, hoy, solo queda vivir esta condena, de no tenerte más, mi dulce Rosalía.

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Sin embargo, a la luz de tu existencia, tu ejemplo de valor, tu clara inteligencia, acaso cubra el abismo de tu ausencia.

TULA GANDARILLA ÁGUILA

I Era ya diciembre, cerca de Navidad, un himno de vida se elevaba al cielo, danzaban las aves en alegre vuelo, augurando todo, gran felicidad.

II El diáfano cielo se cubrió de brumas, y en gotas de lluvia derramó su llanto, los añosos sauces, las suaves espumas, las aves cantoras, callaron su canto.

IIII Asombrados ojos miraban los cirios, que en la fría tarde agitaba el viento, el blanco sudario de rosas y lirios, y los nubarrones en el firmamento.

IV Un pesar profundo llenaba el ambiente, cubriendo de flores el blanco ataúd, abrumada y triste el alma doliente, no admite la ausencia de tu juventud.

V Quedan desoladas, las verdes praderas, porque en sus jardines faltará una flor, la flor más fragante de las primaveras, que para su reino se llevó el Señor.

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VI Allá donde habitas, aunque pasen años, nunca el cruel olvido podrá penetrar, ni las desilusiones, ni los desengaños, ni el dolor más grande, ni el hondo pesar.

VII Pero, aunque tomaste el fatal sendero, de donde ya nadie retorna jamás, cual sereno y tierno brillante lucero, presente en nosotros permanecerás.

VIII Era ya diciembre, mes de Navidad, tal vez no era tiempo de decir adiós, pero ya radiante, muy cerca de Dios, vivirás por siempre en la eternidad.

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ADIÓS… ÁNGEL… ADIÓS

A la memoria de Patricia Bazán Ugarte

I Qué breve fue tu paso por el mundo, qué grande la tristeza que hoy enluta, qué larga y escabrosa es la ruta, qué inmenso es el dolor, tenaz, profundo.

II Es que acaso faltaba tu presencia, en la corte de amor del infinito, donde mora lo bello, lo bendito ¿Espíritu Creador? ¿Divina Esencia?

III ¿Dónde quedó el brillar de tu mirada? La sonrosada piel de tu semblante, tal vez allá, en la estrella más brillante, o en la radiante luz de la alborada.

IV Del jardín del Edén donde reposas, aureolada de níveos resplandores, entre trinos de alados ruiseñores, en medio de las más fragantes rosas.

V Eres el ángel que irradió pureza, adornada de mística belleza, si los ángeles se van… Adiós Patricia Bazán…

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DAISY TERÁN DE GARCÍA (CEMA)

I También el día se vistió de duelo, en la muriente tarde de tu entierro, selló la losa tu postrer encierro, y en impetuoso torrente lloró el cielo.

II Hambrienta y fría acogió la fosa, en el punto final de tu destino, ajena, indiferente, en el camino, quedó la piedra en la oquedad terrosa.

III Despojada de humana vestidura, partió tu alma en pos del infinito, en vuelo celestial, raudo, bendito, envuelta en claridad divina y pura.

IV Seas feliz en el Edén florido, ángel de juventud, ángel moreno, espíritu de amor, dulce, sereno, ángel de abnegación, ángel querido.

V Quede en nosotros por siempre tu figura, con trazos indelebles retratada, la luz de tu mirar, tu voz amada, en tus hijos que heredan tu dulzura.

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FRUCTUOSO MERCADO Y JULIETA MALDONADO

(Reconocimiento a los esposos)

I Destaca entre la gente su estatura, amplia la frente, gallarda su apostura, atleta, campeón y deportista, atento, caballero, gran artista. II Joven aún, del Chaco en la campaña, prisionero cayó, en tierra extraña, cumpliendo su deber como soldado, defendió con valor el suelo amado.

III Ya de regreso en este valle nuestro, fue ejemplo de trabajo tesonero, alegre, emprendedor, buen consejero, munícipe legal, pero, ante todo, Maestro.

IV No es como el sauce que se inclina al viento, Y susurra incansable su lamento, es como el roble, fuerte, incorruptible, no existe para él, nada imposible.

V Su dulce esposa que a su lado marcha, bajo el ardiente sol, o sobre helada escarcha, ahora es su luz, su guía, su consuelo, para así juntos, alcanzar el cielo.

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VI Hoy siguen por el mundo muy unidos, repartiendo su amor por el camino, buscan su meta, siguen su destino, tal vez cansados, pero jamás vencidos.

QUÉ FÁCIL

Qué fácil es amarte, cuando el alba resplandece adornada de colores, con gorjeos de mirlos, ruiseñores, entre perfumes de violeta y malva.

Qué fácil es amarte, si a lo lejos, majestuosa se eleva la montaña y en los bosques de árboles añejos, la fresca hierba, todo lo enmaraña.

Qué fácil es amarte, cuando en el monte, ruge el león y brota la vertiente, bajando cantarina la pendiente, para abrazar dichosa al horizonte.

Qué fácil es amarte, porque el río, generoso reparte esencia y vida, en el fecundo valle en altiplano frío, hasta en la grieta huraña y escondida.

Qué fácil es amarte, en los misterios, de una noche serena y estrellada, en la sombría rigidez callada, que guardan los austeros cementerios.

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