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Andrés Huayta Machicado
from Poética de la migración. Poesías, cuentos y ensayos de 28 escritores del mundo. Segunda edición
ANDRÉS HUAYTA MACHICADO (Bolivia)
Nació en Tocla Rancho, Potosí, Bolivia el 28 de febrero de 1957. Guitarrista, escritor, poeta, declamador, narrador e investigador de temas históricos de la Nación Chichas y amante de su cultura. Estudio en el colegio Nacional Mixto Chichas de Telamayu. Fue reconocido con honores en el “Primer Encuentro y Coloquio Internacional” que se llevó a cabo en Santiago de Cotagaita por el honorable consejo Municipal. Forma parte de la directiva de la Unión de Poetas y Escritores de Quillacollo (UPEQ). Es coautor del libro de la UPEQ: Poesías y cuentos para el escenario (2021). Libros. Leyenda: Leyendas y memorias de mi pueblo (tercera edición), Novela: Más allá de la vida y el amor (primera edición).
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MI CONCEPTO DE LA MIGRACIÓN (ensayo) Andrés Huayta Machicado
Estimados amigos y amantísimos lectores, como a diario vemos, vivimos en un mundo de cambios. Hoy en día a los más prestos se les abre nuevas oportunidades y facilidades para surgir, pero no por nada, que en la mayoría de los casos es por su formación académica o seglar, o a veces también por su sagacidad.
Pareciera ser que el término “migrante o inmigrante” está de moda hoy en día, y está por demás decirlo, se dice es: de la persona que abandona su lugar de origen para establecerse en otro país o lugar ya sea de forma temporal, o algunas veces definitivamente, dejando sus costumbres, alimentación y forma de vida, pero este hecho no es nada nuevo. Pues un dato muy curioso es el siguiente. En la época colonial, cuando todo indígena tenía que cumplir con su trabajo de la Mit’a en las minas de Potosí o Porco, que después de haber cumplido con su faena obligada, a muchos indígenas les resultaba más atractivo quedarse en la ciudad como asalariados o mínganos, que volver a sus lugares de origen, y así quedaba acuñado el término “migrante”, claro buscando mejores y nuevas oportunidades que las que ofrecían sus lugares donde habían nacido, como si fuera la ciudad “El país de la maravillas”. La pregunta que nos hacemos es: ¿Quién no ha migrado? ¿Puede alguien decir yo no?, más todavía ¿Es la migración sinónimo de frustración o de sufrimiento?, aquí en estas líneas que me preceden se dan medianamente las respuestas que nos satisfacen.
Un caso vívido es mi propia experiencia, pues soy un migrante desde la década de los 80, mi lugar de origen es
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Cotagaita, más exactamente soy de Tocla terruño ubicado en la provincia Nor Chichas del departamento de Potosí, Bolivia; por decirlo soy un chicheño de pura cepa, el que otrora tiempos de gloria fue escenario de la primera y última batalla por la independencia del Alto Perú. Y es así como ya dije, estoy en Cochabamba por más de cuarenta años, que más que un tocleño soy un Khochalo, cierto que a un principio para mí fue un agrio comienzo, por mi poca formación seglar o estudio que me limitaban las oportunidades, pues para ser sincero ni siquiera acabe el bachillerato, pero cuando las agallas se dan o hay el deseo de surgir no hay límites, ni viento ni lluvia o fuego que puedan contenerlo, púes el brío persistente lo puede todo. Así como lo dijo Arquímedes y el Ingles Lord Kelvin: “Denme un punto de apoyo y moveré el mundo”, es ello pues una muestra de lo que el espíritu humano puede lograr, pero tras años de esfuerzo y dedicación.
Cuando miro al pasado, a mis años de infancia y camino por los lugares que mis padres lo han hecho, se me golpetea el corazón como queriéndose salir por la garganta, ¡Está todavía allá el viejo molle, más allá en rio, las torcazas, y las abejas con su riquísima miel!, en fin, y así una efusiva alegría me inunda poniéndome feliz.
¿Valió la pena en mi caso el haber migrado?, no con mucha certeza puedo decir que sí, pero a costa de pagar un alto precio, de dejar el lugar de mi nacimiento, cuando están ahí mis raíces siendo aquello lo que más amé en la vida o como el amor de mis amores. En resumen, puedo decir que este mundo avanza muy loco y apresuradamente a pasos agigantados, todo se trasforma, todo está sujeto a pasar de moda. Nada es estático ni eterno, porque vivimos en un mundo globalizado de constante trasformación, más
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todavía en materia de comunicación, lo que me deja anonadado, y así miro cuando se abren nuevas oportunidades para todos los jóvenes, o para todos los migrantes.
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