L amour du vampire caps 1 & 2

Page 1

L’amour du vampire


Promesa En la penumbra de la habitación se vislumbraban dos siluetas, tranquilas e inmóviles, como si de dos maniquíes se tratase, ambos, parados frente a frente tratando de reconocerse en aquella oscuridad, ninguno capaz de dar el primer paso para acabar con ese silencio que inundaba el lugar. —Ya veo... —Habló primero un hombre alto de largos cabellos negros. —Así que ¿deseas saberlo?— Comentó con total calma mientras lentamente cruzó la habitación hacia la ventana. — Pero dime ¿que gano contándote lo que se?— se dio la vuelta para que su visitante lo viera de perfil. — ¿algo de provecho? —Te daré lo que me pidas— Se escuchó una suave voz venir del otro lado del cuarto. —Sólo dime todo lo que sepas. — Aquel pelinegro sonrió por demás complacido ante esas palabras y lentamente se acerco al lugar de donde provenía la voz, poco a poco se alcanzaba a distinguir la silueta de una mujer. — ¿Tanta es tú ansia de saber la verdad? — Masculló con una socarrona sonrisa en su rostro al tiempo que se sentaba al lado de la femenina silueta clavándole su penetrante mirada. — ¿Crees que cambiará algo que sepas sobre ella? A pesar de lo que te cuente no cambiará lo que eres. — Susurró a su oído con una voz grave capaz de erizar los cabellos de cualquier mortal.

2


—Tal vez no cambie nada, seguiré siendo el mismo demonio que soy ahora, pero esto no es por mi; y lo sabes. — Su voz se escuchaba tranquila, como sí nada de lo que ese hombre dijo hubiera hecho efecto en ella, pero sus ojos no eran tan buenos mintiendo, estos ya se encontraban intranquilos, a pesar de que lo quisiera ocultar. —No. —dijo abruptamente su acompañante levantándose de un sólo movimiento del sofá. —No eres cualquier clase de demonio. Eres única Hannya— Le extendió su mano para que así se levantara y caminara a su lado, acción que sin cuestionar realizó. —Tú eres capaz de cosas que los vampiros a penas soñamos con hacer. — Cambió su inicial tono de voz a uno más suave tomando con su diestra el mentón de aquella hermosa chica parada frente a él. —Solo por ser un maldito híbrido. — Bajó sutilmente su mirada y se pudo escuchar como un pequeño sollozo comenzó a salir de sus labios, a pesar de eso su voz no se quebró en ningún momento. —Me lo dijiste el día en que nos conocimos ¿recuerdas Gareth? En tu mundo no aspiro a más que ser una pequeña mascota. — Una risa burlona escapó de sus labios. —Y con los humanos no soy más que una peste, no pertenezco a ningún lugar, tú mismo lo dijiste. — —Una mascota que sólo el rey puede tener. — Rió el vampiro totalmente seguro de lo que había dicho. — Me encantaría, tenerte sólo para mí— Soltó el mentón de la chica llevando está vez su mano a enredarse en esos largos y negros cabellos que poseía.

3


— No eres capaz de tocarme —Susurró sin apartar su vista de él; hasta ese entonces no había movido ni un músculo, pero ya estaba cansada de esa actitud que tenía con ella, así que a riesgo de que se molestara alejó la mano de ese hombre de su cabeza. —El poder de mi madre te mantiene al margen, mi padre me lo dijo. — Sin decir más se separó de ella caminando directamente al interruptor que encendió la luz de la sala, mirándose frente a frente, eran iguales, ambos tan blancos como unas hermosas estatuas labradas en el más fino mármol, tan perfectos para casi considerarse unos ángeles, aunque la realidad fuera otra, unos malditos demonios tan viles como el diablo mismo. — ¿Aun quieres que te cuente la historia?—preguntó en voz queda. — La chica abrió la boca antes de poder contestar. Movió afirmativamente la cabeza aun incrédula, no pensaba que sería tan sencillo. —Sí —dijo por fin. —Entonces harás algo por mí…. — Aclaró el vampiro al tiempo que clavaba su vista en Hannya con una mirada tan fría y penetrante que pudo haberle perforado su misma alma. La joven no se movía, aquella solicitud la había tomado por sorpresa, sin embargo sabía que no estaba en posición de negociar. — ¿Qué es lo que quieres? — Atinó a decir aun dubitativa de su decisión, lanzando un hondo suspiro que hizo denotar el nerviosismo que en ese momento le había invadido.

4


Con esa sonrisa de satisfacción en su rostro se acercó de nueva cuenta a la chica, verla ahí, prácticamente a su disposición era aun más de lo que hubiera esperado lograr en algún momento y más aún que ella hubiera llegado por su propio pie, sin necesidad de peleas o amenazas, era sumamente perfecto. — Si lo que te digo logra salvar a ese cazador… te quedarás aquí. — Dijo al fin, luego de un largo silencio, sin apartar en ningún momento la vista de esa blanca y tersa piel que la doncella dejaba entre ver a través sus largos y negros cabellos. Hannya empalideció, sí es que era posible para ella ser más pálida, su boca se abrió sin embargo no alcanzó a pronunciar más que un suspiro ahogado en su propia garganta. Fue entonces que Gareth aprovechó para acercarse aún más, la distancia entre ambos ahora era diminuta provocando que la respiración y los latidos del corazón de la joven se aceleraran. Hannya sabía bien como era Gareth, cualquier movimiento en falso de su parte y las cosas no terminarían bien. — ¿Para qué me quieres aquí? — Mustió con la mirada baja intentando poco a poco tranquilizarse. — No te sirvo para nada, no puedes tocarme si quiera. — Una risa burlona escapó de los carnosos labios del vampiro. — En eso te equivocas pequeña. — Poco a poco fue cortando la distancia que había entre ellos dejando finalmente que sus largos y afilados colmillos desgarrasen la nívea piel del cuello ajeno, provocando con esto algunos quejidos por parte de Hannya, que intentaba por todos los medios no demostrar el dolor que eso le había provocado. —Tú estás aquí por

5


voluntad propia, contra ello ni la magia de tu maldita madre tiene efecto. — Tomó con su diestra el mentón de la joven alzando esté para hacer que sus miradas se cruzaran. El rostro de la joven se tornó desconcertado ante esa revelación, no entendía del todo sus palabras o tal vez no quería hacerlo, tampoco tenía claro que tanta verdad había en lo que ahora salía de su boca, Gareth no era una persona honesta, ella lo sabía bien, era capaz de cualquier artimaña para lograr sus cometidos; evidentemente Hannya no quería arriesgarse, así que fue cuidadosa en todo momento. – ¿A qué te refieres con eso? – Cuestionó al pelinegro una vez esté provocó el cruce de miradas. —Lo que escuchas, sí es tu decisión estar aquí ni la magia de tu madre te protegerá de todo cuanto quiera hacerte. —Sin mediar más palabras Gareth acercó sus propios labios a los ajenos uniendo ambos en lo que para él se convertiría en el primero de muchos contactos que desde hace tiempo deseaba con la delgada joven que ahora rodeaba con uno de sus brazos. Hannya luchaba para alejarse de él, aunque eso fuera claramente imposible. Gareth apresó aun más ese frágil cuerpo, la era increíble pensar que hace unos meses ese mismo cuerpo hubiera soportado uno de los golpes más fuertes que era capaz de dar, sin duda la transformación estaba siendo rápida y eso le beneficiaba, Hannya no tenía la fuerza si quiera de alejarlo lo que hizo que solo se regodeara en el placer que le provocaba sentir la calidez de este, una calidez que hace años no había

6


podido sentir; era una humana, a pesar de todo Hannya era una humana, al menos aún lo era y debía aprovecharlo. — Dame un hijo. — Le susurró sin separarse totalmente de sus labios, a pesar de sentir como ella intentaba por todos los medios apartarse de él. —Solo dame un hijo y salvaré a ese idiota de Duncan— — ¡Apártate Gareth.! — Empujó con fuerza al vampiro, logrando alejarlo un poco, sin embargo este volvió a agazaparse sobre ella tomándola esta vez de la cintura con firmeza. —No podrás hacerlo sola y lo sabes— Se acercó más y más de nueva cuenta, esta vez paseando su lengua por todo lo largo del cuello ajeno hasta que se detuvo en su oído. — ¿Qué harás? ¿Matarás a Kendrik? — Terminó por susurrarle para después lamer de igual manera el lóbulo de su oreja con total lascivia. — ¿Matarlo?— Su voz se entrecortó y aquella palabra se dejó escuchar solo como un suspiro mas de los tantos que su agitada respiración exhalaba ahora. ¿Matar a su padre? ¿Cómo podía Gerath tan siquiera insinuarle algo así? — ¿Por qué tendría que matarlo? Basta solo que ponga a Duncan fuera del alcance de mi padre. — Intentó sonar más tranquila, aunque era evidente el nerviosismo en su voz. Enfrentarse a su padre era algo que le asustaba, hasta donde tenía entendido era aún más poderoso que Gareth, esa sola idea le helaba la sangre. —Claro, aléjalo de él y prolonga el sufrimiento del chico por un tiempo. — La voz del vampiro era burlona y sínica; Hannya sabía que tenía razón, alejar a

7


Duncan era solo una solución pasajera, seguro después lo buscaría hasta lograr matarlo pero aun así no lo haría, era su padre a pesar de todo, la persona que la había cuidado y protegido, no podía simplemente matarlo y ya. —Tráelo aquí. —La sutil voz de la chica resonó en el silencio, sus grandes y profundos ojos negros se habían posado en el rostro de ese hombre que la miraba ahora fríamente. —Sí lo traes aquí y evitas que mi padre le haga daño… te daré un hijo— Esa última frase era todo lo que necesitaba, el vampiro sonrió de lado a lado acercándose de nueva cuenta a la esbelta figura de la chica volviendo a atraerla con su diestra, esta vez seguro de que no se alejaría. — ¿Tanto estás dispuesta a dejar por él? — Le cuestionó ya habiendo unido ambos cuerpos de nueva cuenta dejando que su respiración chocara contra esa tersa piel. Notaba la incomodidad en el rostro de la joven, pero poco le importaba, la tenía a su disposición y eso le producía un placer de los más grandes que había sentido, incluso aun cuando era un humano. — Vamos a probar hasta donde llega tú amor hacia ese pelirrojo. — Masculló en un tono bajo lleno de satisfacción y placer. — ¿Probar?— Susurró Hannya ahora con un claro tono de nerviosismo en su voz. ¿Qué más quería que le probara? Había accedido a darle lo que quería, ¿que más debía demostrar para que se diera cuenta de lo importante que era Duncan para ella? — ¿Qué es lo que quieres? — Bajó su mirar esperando la respuesta

8


de Gareth, sintiendo después un escalofrío cuando este tomó con brusquedad su mentón haciéndola subir su vista directamente a esos profundos y vacios ojos que poseía. —Bésame— Bisbiseó ya con sus labios sobre los de ella. Hannya cerró sus ojos, no quería besarlo, ni en sus peores pesadillas se imagino ser obligada a algo como eso, la sola idea le repugnaba, pero sabía bien que debía hacerlo si quería ver a Duncan con vida, lentamente comenzó a besar los fríos y secos labios del vampiro, imaginando por un momento que se trataba de Duncan, fantaseó con ese bosque donde había vivido, donde por primera vez sintió los labios de ese cazador sobre su piel, solo así aquella tarea se le hizo más fácil. Los labios del vampiro se movían sin piedad sobre los de la chica, los succionaba y mordisqueaba a su gusto llegando incluso a sangrarle, ella solo podía pensar en ese pelirrojo cazador, pero ni siquiera esos pensamientos fueron tan poderosos como para hacerla olvidar que al que besaba ahora era un ser sin alma que solo la utilizaba como un vil objeto, pasar de los cálidos besos de Duncan a eso, era una sensación de completo vacio en su interior que sin quererlo hicieron que comenzará a llorar, acción que de a poco hizo que el pelinegro se separara de ella con algo de molestia en su rostro. — Siéntate— Le ordenó el pelinegro una vez se hubo separado de esos dulces labios. —Te contaré lo que necesitas y después iremos por el cazador. — El tono de

9


su voz era frío y severo, Hannya se limitó a obedecerle tomando asiento en el amplio sillón donde se encontraba en un principio, siendo seguida después por Gareth que se sentó al lado suyo. —Luego de lo que te diga no habrá vuelta atrás— Le advirtió con seriedad justo antes de comenzar a hablar.

10


La dama de negro y el cazador Al final el vampiro consiguió su objetivo, tenía a la chica a su merced, en ese momento no se imaginaba que, aquello que había planeado por años, sufriría un terrible final, no solo para él, sino para todos cuantos se vieron involucrados. “Sí lo traes aquí y evitas que mi padre le haga daño… te daré un hijo”, las palabras de la joven resonaban en su cabeza, si la pobre hubiese sabido que su enamorado se hallaba en ese mismo castillo seguramente jamás habría aceptado esa vil oferta. Pero quien iba a imaginarlo, en esos momentos nadie sabía todo lo que Gareth planeaba, ni el mismo tenía idea del desenlace que tendrían sus acciones. Duncan se encontraba tendido en una cama, encerrado en los únicos cuatro muros que pudieron brindarle tranquilidad y devolverle un poco de la cordura que había perdido luego de tanto cuanto había pasado en su vida recientemente. Por alguna razón, esta vez se encontraba más inquieto de lo normal y no estaba seguro del por qué. Se levantó y dirigió su mirada hacia la rústica y anticuada mesita de noche que formaba parte de la decoración de la fría habitación. Una taza reposaba

11


sobre ella, al igual que un plato con galletas francesas, de esas que siempre le había gustado comer. Observó unos segundos antes de tomar el recipiente de porcelana y beber un sorbo. —Té—. Una mueca se dibujaba en su rostro ante el sabor amargo y frío de aquélla bebida; sabía de antemano que fue dejada a propósito. Aquélla merienda tenía también un mensaje. “Tu vida es amarga y sólo yo puedo dulcificarla.” Alborotó con una mano sus rojos cabellos, sus ojos azules estaban perdidos en algún punto de la habitación, sin mirar nada en realidad. Estaba pensando en ella. Aunque sabía que probablemente lo odiaba, no podía evitarlo, pensar en ella, hacer cosas por ella, incluso estar en ese nefasto lugar solo por ella. Nada le importaba si tenía la certeza de que estaba bien. A pesar de que sus piernas estaban siendo abrazadas por unos grilletes. Aún cuando sabía que le amaba y preferiría estar muerto a lastimarla. Pero había algo que le incomodaba, le turbaba. ¿Sus propios sentimientos? ¿Sería posible que todo ese amor fuese algo forzado? ¿Algo que ella le ha obligado a creer? Un ligero sonido se hizo presente arrastrándolo de vuelta a la realidad. Las bisagras de la puerta rechinaron, comunicándole que la única salida estaba disponible; animándole a cruzarla. Comenzó a caminar lenta y pausadamente dejando escuchar el titineo de sus cadenas el cual simplemente ignoró. Empujó una puerta y dirigió su vista hacia ambos lados del pasillo;

12


hacia su derecha se encontró una ligera luz, en cambio, en la parte izquierda reinaba la oscuridad. Su decisión estaba hecha. Abandonó completamente su habitación y se adentró en el lado del pasillo que carecía de luz. Recorrió, con sumo cuidado el desolado corredor de aquel viejo castillo; deteniéndose de cuando en cuando para prestar atención y así poder escuchar cualquier ruido extraño, ajeno a él o a sus cadenas. Continuó su andar hasta llegar a las escaleras que le llevarían al tercer piso. Lugar de donde, mientras iba subiendo, logró escuchar como escapaban algunos sonidos parecidos a voces. —Es fácil —se dijo a si mismo—. Sólo son unos cuantos minutos... Es fácil. No habrá nada allí. Prosiguió, subiendo mientras intentaba distinguir esos sonidos y, al mismo tiempo, se acostumbraba a los crujidos de la madera al pisarla, repitiéndose sus últimas palabras: “Es fácil”. Llegó al final de la escalera, aun intentando que sus oídos captasen esos sonidos provenientes de alguna de las habitaciones, un poco de atención a los sonidos de las voces y ahora lo sabía. —Maldito Gareth, la trajiste hasta aquí. — Maldecía al vampiro mientras caminaba. Apretó el paso lo más que pudo, lo que sus cadenas le permitieron avanzar, pero esta vez ya no se detuvo, ya no suspiraba, no dudaba. Debía verla, sacarla de ahí.

13


Llegó con rapidez al salón, ya lo había visto antes, aunque le sorprendía que la hubiera llevado hasta ahí. Lentamente esperando no ser descubierto se acercó hasta las enormes puertas, mismas que se atrevió a abrir solo lo suficiente para alcanzar a ver que era lo que sucedía ahí. En el interior de la habitación el arrogante vampiro se encontraba sentado al lado de una chica, la enorme distancia le impedía distinguirla bien, pero era ella, el lo sabía, podía sentirlo. —Hannya… — Un suspiro ahogado salió del la boca del pelirrojo. No sabía que hacer, irrumpir en ese momento podía ser un arma de doble filo para ambos, así que solo se quedó expectante a lo que ocurriera. Gareth, sin descaro alguno se acercaba a la joven, misma que no parecía oponer resistencia a los bruscos movimientos del pelinegro; esa situación mantuvo al pelirrojo en un estado de shock constante. ¿Como era posible que pasara eso? No podía dar crédito a lo que veía, quería entrar a la habitación y sacar a la chica de una vez por todas. Pero su sentido común le advertía de lo mal que eso podría resultar. En su cabeza se cruzaron miles de ideas, pero ninguna concordaba, estaba estupefacto, se sentía dolido, engañado. Fue entonces en toda esa maraña de pensamientos que uno cruzó su mente. Se supone que él estaría encerrado hasta que ese maldito demonio decidiera matarlo, entonces, ¿quién había abierto la puerta para dejarlo salir?

14


Una trampa, era lo único que eso podía ser, intentó rápidamente regresar hasta la habitación donde se hallaba en un principio, pero ya era tarde, justo en el inicio de las escaleras una mujer lo esperaba. — Madeline— Masculló en lo que casi fue una risa burlona – ¿Así que tú planeaste todo esto?— La mujer, que a simple vista podía pasar por una treintañera, rió sonoramente, como si no le importara que los ocupantes del salón la escucharan. – ¿Yo? No cariño te equivocas. Yo solo vine aquí para ver en que se está metiendo Gareth… con esa asquerosa bastarda. –Sonrió irónicamente. — Aunque ya que estás aquí bien podría divertirme contigo un rato. — ¿Crees que puedes conmigo? — El tono de voz del cazador se volvió amenazante, frió y austero de emociones; miraba a esa mujer con una seriedad que hasta ese momento no había mostrado. — No olvides que te deje en muy mal estado ya una vez. — — No lo he olvidado, pero te olvidas de algo primor, tienes un grillete atado a tu tobillo y por lo que veo no haz comido del todo bien, seguramente será fácil vencerte ahora… matarte incluso.— La mujer sonreía con superioridad mirando fijamente al pelirrojo. Caminó alrededor de este posicionándose justo tras él. —Pero sería tonto de mi parte hacer eso ¿no? Después de todo… puedes servir a propósitos más útiles que solo mi diversión.— — ¿A qué te refieres Madeline?— La expresión del ojiazul ahora era de intriga, no sabía a que se estaba

15


refiriendo, pero en verdad deseaba averiguarlo. — ¿Que son esos propósitos útiles? La vampiresa sonrió sumamente complacida al notar la duda en el rostro ajeno ya sin cruzar palabra tomó al chico del brazo arrastrándolo con ella por todo el castillo hasta un cuarto que hasta el momento en que entraron se mantenía custodiado por una enorme cerradura. — ¿Que hacemos aquí? — Cuestionó en un tono de preocupación mientras sus ojos se ocupaban de inspeccionar el entorno completamente. Le preocupaba haber dejado a esos dos solos, pero nada podía hacer en ese momento así que, de cierta manera, le pareció acertada la desicon de la mujer de alejarlo del lugar. — ¿Qué sentiste de ver a esa zorra con mi esposo? — Preguntó sin más la mujer que ahora miraba al pelirrojo con seriedad. —Porque al menos a mi me dan ganas de sacarle el corazón con mis propias manos. — Estaba siendo sincera, su cara y expresiones la delataban, el odio inundaba su mirada al hablar de la joven. —Si tú le llegas a hacer algo despídete de tu raza de demonios Madeline, tócale un solo cabello y te juro que aunque me tarde toda mi vida los mataré a todos. — El cazador era firme en sus palabras, incluso en la forma en que sus ojos se clavaban en los de la mujer se notaba la seriedad de ellas. — Porque en todo caso, el que merece morir aquí es el estúpido de Gareth.— Aseveró finalmente clavando su mirada en ella. —No te preocupes, no lastimaré a tú amada.— Res-

16


pondió en un tono claramente burlón a las amenazas de cazador. –No has contestado, ¿Qué sentiste?— Su mirada volvió a ser sería, realmente le interesaba saber todo lo que el pelirrojo sentía por esa joven que tanto odiaba, después de todo, no le propondría algo como lo que tenía pensado a alguien que no lo mereciera. —Odio…— Respondió seca y llanamente. — Me enloquece el dolor de cien agujas clavadas en mi estómago, aun no teniendo motivos reales para sentirlo, ella y yo no somos nada y aun así verla ahí…— Un silencio se hizo presente, mismo que la mujer aprovechó para volver a poner en dilema al chico, quien claramente sufría solo de pensar en lo que había visto. —Gareth solo quiere una puta que sea capaz de hacerlo sentir, eso es lo único que hace especial a esa estúpida.— Claramente lo provocaba, quería que perdiese los estribos y lo atacara, eso sin lugar a dudas demostraría que no era apto para el trabajo que había planeado. Duncan se había molestado, incluso la vena de su sien se sobresaltó un poco de tan solo escuchar las palabras de la pelinegra—. De todos modos, Gareth ya había conocido el calor de los muslos de una mujer antes de convertirse en esto. ¿No es así? – Cuestionó ahora él en tono burlón a la vampiresa. —¿No sentirá la misma agonía que me consume desde que abandoné el lecho de Hannya? ¿No extrañará la textura de dos cuerpos enmarañados en un idilio de amor o el dulce néctar que emanan los labios carmesíes y convierten a cualquier amante en un esclavo? ¿No será que busca

17


solo todo eso que tú le quitaste por egoísmo y nunca le pudiste dar? –Las palabras del cazador eran fuertes, duras y certeras poco a poco mermaban el estado anímico de Madeline, pero no dejaría que la viera caer, con esa respuesta tenía más que claro que triunfaría en su misión así que simplemente detuvo sus palabras. —Tranquilo cariño.— Interrumpió el discurso ajeno la vampiresa con un tono por demás irónico. – ¿Crees que te traje aquí solo para hablar de quien merece o no morir o de lo que se ha perdido Gareth por causa mía?— Rió sonoramente paseándose por aquel cuarto tomando de una de las tantas repisas una pequeña y vieja bolsa, misma que le cedió al cazador. –Si tanto te importa esa chica, busca a Kendrik y dale esto. Él hará lo demás.— El chico miraba a esa mujer con desconfianza, no era para menos, en toda su vida esos seres no habían traído mas que muerte y miseria, la sola idea de tener que confiar en uno para salvar a la mujer que amaba le repugnaba, mas aun el hecho de que esa mujer también fuese parte de esos demonios era algo con lo que aun luchaba internamente, pero no podía simplemente dejarla, ella tenía algo que nadie más poseía, estar lejos de ella le dolía, estar a su lado le turbaba, tal vez por eso mismo decidió entregarse a Gareth cuando llegó hasta su hogar con esa tentadora propuesta.

18


19


20


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.