“¿Quiénes serán ese hombre enlutado y ese burrillo de plata?”
Platero y Juan Ramón C.E.I.P. Ntra. Sra. de la Candelaria Benagalbón 2014
Platero era el burro de Juan Ramón Jiménez, un escritor que nació en Moguer (Huelva) en 1.881. Juan Ramón contó sus sentimientos y describió el paisaje, las costumbres y las gentes de su pueblo en el libro “Platero y yo”. Hace cien años que se publicó por primera vez. “Te he dicho, Platero, que el alma de Moguer es el vino ¿verdad? No; el alma de Moguer es el pan. Moguer es igual que un pan de trigo, blanco por dentro, como el migajón, y dorado en torno ¡oh sol moreno!- como la blanda corteza”
¿Cómo es Platero? “Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos”. “Lo dejo suelto, y se va al prado, y acaricia tibiamente con su hocico, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas” “Come cuanto le doy. Le gustan las naranjas mandarinas, las uvas moscateles, todas de ámbar; los higos morados, con su cristalina gotita de miel”… Es tierno y mimoso igual que un niño, que una niña…; pero fuerte y seco por dentro como de piedra”.
A Platero le gusta jugar con los niños. “Entre los niños Platero es de juguete. ¡Con que paciencia sufre sus locuras! ¡Como va despacito, deteniéndose, para que no se caigan! ¡Como los asusta iniciando, de pronto, un trote falso! …
“La niña chica era la gloria de Platero. En cuanto la veía venir hacia él, entre las lilas, … el asnucho quería partir la cuerda, y saltaba igual que un niño, y rebuznaba loco”.
Platero y Juan Ramón son amigos. “Nos entendemos bien. Yo lo dejo ir a su antojo, y él me lleva siempre adonde quiero. Sabe Platero que, al llegar al pino de la Corona, me gusta acercarme a su tronco y acariciárselo, y mirar al cielo al través de su enorme y clara copa... Él comprende bien que lo quiero, y no me guarda rencor... Es tan igual a mi, tan diferente a los demas, que he llegado a creer que sueña mis propios sueños”
“¡El pozo!
“¡El pozo! Platero, ¡qué palabra tan honda, tan verdinegra, tan fresca, tan sonora!”
“Parece que es la palabra la que taladra, girando, la tierra oscura, hasta llegar al agua fría… ¡Silencio! Por los caminos se ha ido la vida a lo lejos. Por el pozo se escapa el alma a lo hondo…Se ve por él como al otro lado del crepúsculo. Y parece que va a salir de su boca el gigante de la noche, dueño de todos los secretos de mundo”
La muerte “Encontré a Platero echado en su cama de paja, blandos los ojos y tristes. Fui a él, lo acaricié hablándole y quise que se levantara… El pobre se removió… No podía… A mediodía Platero estaba muerto… Por la cuadra en silencio revoloteaban mariposas de tres colores”
“Platero ¿verdad que tú nos ves? Sí, tú me ves. Y yo creo oír, sí, sí, yo oigo en el poniente despejado, endulzando todo el valle de las viñas, tu tierno rebuzno lastimero”
A Platero, en su tierra “Un momento, Platero, vengo a estar con tu muerte. No he vivido. Nada ha pasado. Estás vivo y yo contigo… Vengo solo. Ya los niños y las niñas son hombres y mujeres. La ruina acabó su obra sobre nosotros tres –ya tú sabes- , y sobre su desierto estamos de pie, dueños de la mejor riqueza: la de nuestro corazón”… Tú, Platero, estás solo en el pasado. Pero ¿qué más te da el pasado a ti, que vives en lo eterno, que, como yo aquí, tienes en tu mano… el sol de cada aurora?”. Dibujos: Elsa y Carmela