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El arte del bonsái

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Texto y Fotos: Mario León

En el kilómetro 38.1 de San Bartolomé Milpas Altas se ubica El Cipresón, un vivero especializado en la creación del bonsái, un arte que consiste en dar forma y cuidados a pequeños árboles que oscilan entre los 30 y 90 centímetros de altura en su etapa de madurez, dentro de una maceta ornamental.

El gerente y propietario del lugar, José Augusto Velásquez, se especializó desde 1981, bajo las enseñanzas del maestro taiwanés Shue Tu Lu, y a través de los años ha ido perfeccionando sus técnicas de cultivo de semillas, esquejes, acodos, trasplante, poda, alambrado y exposición de las raíces.

Su negocio consiste en crear árboles jóvenes y proporcionar los materiales necesarios a sus clientes, quienes también sienten pasión por este tipo de jardinería, que buscan un hobby saludable y de gran ayuda para el medioambiente.

“Darle vida a un árbol desde la semilla es muy gratificante; empezar desde cero y verlo crecer es una gran expriencia de vida, pueden vivir mucho más que uno y pasar de generación en generación, incluso por varios siglos”, asegura don Augusto.

Aunque también él puede manejar con mucha destreza la técnica yamadoris, al buen estilo del Señor Miyagi en la película Karate Kid, la cual consiste en recolectar árboles que se encuentran en la naturaleza, sacarlos de la tierra y moldearlos en miniatura, con lo que busca ganar algunas décadas de su crecimiento.

El cultivo de semillas permite criar especies de árboles como juníperos y olmos en un ambiente controlado.

El alambrado con aluminio anodizado posiciona cada rama a la altura deseada, moldeando al árbol durante su crecimiento.

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