Foto: Archivo
2
Una semana Editorial En la madrugada del 17 de agosto de 1936, el poeta republicano Federico García Lorca, fue fusilado por falangistas en la ciudad española de Granada y su cuerpo arrojado a una fosa común. Investigaciones recientes sitúan el lugar del enterramiento en un paraje conocido como Peñón Colorado, donde el año pasado se realizó una de las tantas búsquedas infructuosas de los restos de García Lorca. El poeta guatemalteco Luis Cardoza y Aragón, a quien el bardo granadino dedicó el poema Pequeña canción china, dice de él en un apartado de El Río, Novelas de Caballería: “Muchas veces, muchas, no lo leo sino lo recuerdo, porque se me ha envejecido en alguna de sus vetas o talvez porque el recuerdo de su personalidad es aún más fuerte que el cintilar de su obra. Su encanto fue único y fue mágico. El encanto de un poeta con la alegría del sol.” En 2016, los huesos de García Lorca cumplirán 80 años de habitar en silencio una fosa común, dando luz a los olivares de Peñón Colorado. Mientras tanto, su memoria nos acompaña fresca y vigilante, afirmando generosa su afán de dar sentido a la Patria de fuego que soñamos y a la Tierra generosa en cuya sangre abrevamos. García Lorca, tal como lo sugiere el texto que sobre una de sus obras publicamos en estas páginas, es uno de los mortales que vio en la defensa de lo justo aquello que nos da un nombre y un destino. Aquello que nos hace inmortales. Su muerte sigue ahí clamando por la vida. Su vida, en cambio, yace en la fosa común de la poesía.
Guatemala, viernes 13 de noviembre de 2015
Rescatan a j del crim
Redacción
urante tres años, a partir del 2012, el programa interinstitucional Modelo de Convivencia Ciudadana ha rescatado de la delincuencia a 560 jóvenes de los municipios de Villa Canales y Villanueva, convirtiendo los llamados barrios peligrosos en zonas seguras, de acuerdo con el informe presentado. Los ministerios de Economía, Cultura y Deportes, Educación y Gobernación unieron esfuerzos para crear un modelo de convivencia que trabaja a favor de los jóvenes que no asisten a las escuelas, a quienes se les da una formación para la vida y el trabajo, para luego reinsertarlos en el sistema educativo nacional y estimularlos para que reciban una formación técnica laboral. Este trabajo de rescate de la juventud se inició en el Asentamiento Mario Alioto Sánchez de Villa Nueva y en el centro urbano de Villa Canales, y ahora se planifica ponerlo en marcha en otros municipios considerados de alto riesgo.
El informe de rescate juvenil fue presentado en el Pa
Diferentes instancias del Ejecutivo impulsan el Modelo de Convivencia Ciudadana.
DIRECTORIO
Director General: Héctor Salvatierra. Subdirector General Técnico: Rodrigo Carrillo. Edición: Otoniel Martínez. D Museo de la Tipografía Nacional: Thelma Mayén. Hemeroteca del Diario de Centro América: Álvaro Hernández
iernes
Guatemala, viernes 13 de noviembre de 2015
jóvenes men
3
Cuento 110
El fantasma mordido
Fotos: Yenifer Tiño
alacio Nacional de la Cultura.
Los participantes reciben constancia y reconocimiento.
He aquí la historia que me contó Chen Lin-Cheng: Un viejo amigo suyo estaba echado a la hora de la siesta, un día de verano, cuando vio, medio dormido, la vaga figura de una mujer que, eludiendo a la portera, se introducía en la casa vestida de luto: cofia blanca, túnica y falda de cáñamo. Se dirigió a las habitaciones interiores y el viejo, al principio, creyó que era una vecina que iba a hacerles una visita; después reflexionó: «¿Cómo se atrevería a entrar en la casa del prójimo con semejante indumentaria?» Mientras permanecía sumergido en la perplejidad, la mujer volvió sobre sus pasos y penetró en la habitación. El viejo la examinó atentamente: la mujer tendría unos treinta años; el matiz amarillento de su piel, su rostro hinchado y su mirada sombría le daban un aspecto terrible. Iba y venía por la habitación, aparentemente sin intención ninguna de abandonarla; incluso se acercaba a la cama. Él fingía dormir para mejor observar cuanto hacía. De pronto, ella se levantó un poco la falda y saltó a la cama, sentándose en el vientre del viejo; parecía pesar tres mil libras. El viejo conservaba por completo la lucidez, pero cuando quiso levantar la mano se encontró con que la tenía encadenada; cuando quiso mover un pie, lo tenía paralizado. Sobrecogido de terror, trató de gritar, pero, desgraciadamente, no era dueño de su voz. La mujer,
mientras tanto, le olfateaba la cara, las mejillas, la nariz, las cejas, la frente. En toda la cara sintió su aliento, cuyo soplo helado lo penetraba hasta los huesos. Imaginó una estratagema para librarse de aquella angustia: cuando ella llegara al mentón, él trataría de morderla. Poco después ella, en efecto, se inclinó para olerle la barbilla. El viejo la mordió con todas sus fuerzas, tanto que los dientes penetraron en la carne. Bajo la impresión del dolor la mujer se tiró al suelo, debatiéndose y lamentándose, mientras él apretaba las mandíbulas con más energía. La sangre resbalaba por su barbilla e inundaba la almohada. En medio de esta lucha encarnizada el viejo oyó, en el patio, la voz de su mujer. -¡Un fantasma! -gritó en el acto. Pero apenas abrió la boca, el monstruo se desvaneció, como un suspiro. La mujer acudió a la cabecera de su marido; no vio nada y se burló de la ilusión, causada, pensó ella, por una pesadilla. Pero el viejo insistió en su narración y, como prueba evidente, le enseñó la mancha de sangre: parecía agua que hubiera penetrado por una fisura del techo y empapado la almohada y la estera. El viejo acercó la cara a la mancha y respiró una emanación pútrida; se sintió presa de un violento acceso de vómitos, y durante muchos días tuvo la boca apestada, con un hálito nauseabundo. P’ou Song-Ling/ China
Diseño Gráfico: Héctor Estrada, Scarlett Pérez y Roinel Martínez. Corrección: Jorge Mario Juárez. Internacionales: Édgar Quiñónez. Digitalización: Boris Molina. ez.
4
Abecedario
Guatemala, viernes 13 de noviembre de 2015
De la caída al colapso Libia:
Jon Lee Anderson* l texto completo de esta crónica forma parte del libro que con ese título publicará Anderson a finales de este año.
Domingo 27 de febrero de 2011
La ciudad libia de Bengasi se encuentra a 16 horas de marcha si uno conduce peligrosamente desde la capital egipcia de El Cairo. Ambas están conectadas por una franja de carretera y, también, por sus respectivas y recientes “liberaciones”, obra de manifestantes antigubernamentales. Al viajar de una a otra, ayer, el lado egipcio de la frontera funcionaba normalmente. Es decir, había guardias fronterizos y funcionarios de inmigración que sellaron mi pasaporte y nos dijeron adiós en unas salas caóticas, repletas de cientos de refugiados que huían de Libia, en su mayoría trabajadores bangladesíes y vietnamitas. Allí acababa lo “normal”. Cruzar Libia implicaba hacerlo a pie a través de unos 800 metros de tierra de nadie hasta un puesto fronterizo; una vez pasado este, nos hallábamos abandonados a nuestra suerte en la “nueva Libia”.
Nos dio la bienvenida una banda de jóvenes entusiastas que hacían las veces de guardias y que nos ofrecieron tazas de té dulce y caliente. Nos mostraron la bandera que habían colgado en lo alto: la vieja bandera real de Libia, roja, verde y negra, y no la utilizada en la era de Muamar el Gadafi, que es una simple tela verde. Querían que les tomaran una fotografía frente a ella, como si al hacerlo validáramos de algún modo el cambio ocurrido en su país, que todavía parecía algo precario. A su alrededor, los edificios estaban abandonados y cubiertos de grafitis; más allá se extendía el desierto. La teórica libertad de Libia parecía un espejismo. Pero, tras conducir seis horas más por tierras prácticamente despobladas -un paisaje que alternaba entre el desierto y el ondulado verdear de unas granjas-, llegamos a la vieja ciudad fenicia de Bengasi, con sus decaídos edificios de la era colonial, de estilo italianizante. Allí, en un deteriorado palacio de justicia frente al paseo marítimo, había tenido lugar la semana anterior la revolución que, después de varios días de confrontación violenta, puso al “pueblo” al mando de la Libia oriental. Dos horas después de llegar me hallaba en el palacio de justicia, que es ahora el cuartel general de la Bengasi revolucionaria, frente al cual cientos de personas paseaban. Tres efigies
de Gadafi colgaban de un mástil, y el tronante mar oleaba al otro lado de la calle. La multitud comenzó a cantar grandes, rítmicos, estridentes cánticos que sonaban como música. Me detuve en un cuarto del piso superior y desde allí miré la escena junto a una de las nuevas líderes voluntarias de la ciudad, Iman Bugaighis, una mujer de unos 40 años, miembro de la facultad de Odontología en la universidad local. Le pregunté qué cantaban. Mientras me lo explicaba, la sobrecogió una súbita, inesperada emoción y comenzó a llorar. Me dijo que estaban deseando la muerte a Gadafi. Incapaz de traducir los juegos de palabras de los hombres y mujeres reunidos allá abajo en grupos separados, que cantaban en un llamamiento que resonaba, los resumió: “Lo que tratan de decir es todo lo que no pudieron decir durante 42 años. Lo que dicen es que ya no están dispuestos a vivir con vergüenza”. “¿Qué es la vergüenza para ellos?”, le pregunté. “Gadafi”, replicó. “Él es nuestra vergüenza”.
Martes 1 de marzo de 2011
Bengasi es una ciudad en el limbo, un lugar de rumores y -con Muamar el Gadafi todavía aferrándose al poder en Trípoli- lleno de expectativas por los dramas que están por venir. Pero la “revolución” de abogados, hombres de nego-
iernes
Guatemala, viernes 13 de noviembre de 2015
5
Fotos: Archivo
La antigua bandera tricolor volvió a ondear en las calles de Trípoli en sustitución de la bandera verde del régimen de Gadafi.
Cuando el cronista estadounidense Jon Lee Anderson llegó a Libia, a fines de febrero de 2011, reinaba un clima de eufórica locura. Durante los siguientes cuatro años se convirtió en un testigo de primera mano de los dramáticos cambios que sufrió el país después de la caída y muerte de Muamar el Gadafi. Este es un extracto con las primeras entradas de su diario en donde narra su paso por algunas de las principales ciudades del país, como Bengasi, Trípoli y Ras Lanuf, y de la desolación que encontró en su camino. cios y jóvenes que barrió el régimen de Gadafi en esta ciudad la semana pasada todavía se esfuerza por encontrar una voz coherente, todavía tiene que generar un liderazgo visible. Según Abdel Hafiz Ghoga, el juez que funge como flamante portavoz del consejo revolucionario de la ciudad y el primer miembro del nuevo Consejo Nacional de Transición de Libia, ello no se debe a una confusión, sino a las consultas que están en proceso. Mientras tanto, la fuerza militar rebelde ha intentado recuperar las armas robadas por la ciudadanía a las varias guarniciones incendiadas de Bengasi a fin de formar un ejército y “marchar sobre Trípoli”. Más allá de la atmósfera festiva que continúa a lo largo del paseo marítimo cubierto de grafitis -donde el consejo revolucionario ha montado su cuartel-, Bengasi apenas funciona. La mayoría de las tiendas y negocios están cerrados, y hay poca gente en las calles. Sin embargo, los automóviles aceleran por todas partes y hay tiroteos ocasionales: cuando se disparan al aire las armas robadas, en una aparente celebración de la repentina libertad para hacerlo.
Domingo 6 de marzo de 2011
En la intermitente guerra civil que ha comenzado en Libia oriental, los rebeldes sufrieron hoy su primer revés a manos de las
El beduino que encarnó Gadafi forma parte de la historia de Oriente Medio.
fuerzas de Muamar el Gadafi. Después de capturar Brega y Ras Lanuf -y haber derribado un jet ayer-, creían, al llegar la noche, que estaban camino de la victoria. Esta mañana avanzaron, con la intención de entrar en Ben Yauad, la siguiente población hacia el oeste. Entraron en Ben Yauad ayer, pero la encontraron vacía y la abandonaron, dejándola indefensa. Al regresar hoy, en cambio, tropezaron con una seria resistencia y, después de un día entero de batalla que incluyó varias retiradas -puede que 10- como avances, la perdieron. Para la caída del sol, 6 hombres habían muerto en el hospital de retaguardia de Ras Lanuf, en medio de escenas de profunda emoción, y unos 70 habían resultado heridos. Los médicos, voluntarios que habían venido de urgencia desde Bengasi la noche anterior, dijeron que morirían más. Dos reporteros -un francés y un estadounidense- recibieron disparos, pero solo sufrieron heridas leves en las piernas. Para mí y para muchos colegas, la mañana comenzó con un bombardeo aéreo en un cruce poblado de combatientes, fuera de Ras Lanuf, donde habíamos pasado la noche. Estábamos a unos cientos de metros cuando un jet se zambulló y cayó una bomba, evidentemente sin explotar, porque hubo una gran nube de polvo y tierra pero ningún fuego y, por fortuna,
6
iernes
Guatemala, viernes 13 de noviembre de 2015
La mirada del beduino
Una exposición de dibujos alusivos a la caída de Gadafi lo muestra recibiendo un puñetazo.
ninguna baja —hasta donde supimos—. Avanzamos luego en varios automóviles hacia Ben Yauad, en medio de vehículos artillados, jeeps y camionetas conducidas a gran velocidad por los rebeldes, que se incitaban unos a otros con gritos de “Allahu akbar” y señales de victoria. A unos 8 kilómetros de la ciudad apareció un helicóptero en el cielo, provocando pánico y una huida precipitada hacia la intersección de Ras Lanuf, donde los combatientes montaron sus baterías antiaéreas -allí, apuntaban con los dedos, estaba el helicóptero-. Había mantenido su distancia; sin embargo, volaba alto y parecía estar abrazando la costa, quizás a dos o tres kilómetros de distancia. No abrió fuego. Así pasó el día, con una mezcla de bravatas y también de auténtica valentía, miedo, confusión y caos, con los rebeldes acercándose milímetro a milímetro a los bordes del pueblo. Siguiéndolos, mis colegas y yo nos refugiábamos temporalmente detrás de montecillos de tierra cuando comenzaban a gritar y correr, o cuando las cargas de la artillería, que las fuerzas del gobierno habían comenzado a disparar, explotaban en las cercanías. El bombardeo y su respuesta incrementaron su ritmo hacia la tarde. Los rebeldes que nos rodeaban disparaban sus Katiushas contra los límites del pueblo desde múltiples lanzadores, y los hombres de Gadafi respondían, aproximando cada vez más el fuego de la artillería hacia las posiciones rebeldes. Pasaban ambulancias a gran velocidad, buscando a los heridos del frente; algunos gritaban a los combatientes por megáfonos que se abrieran en lugar de amontonarse, por si un avión venía a bombardearlos. Nadie lo hizo, pero los disparos de artillería comenzaron a caer más cerca y los amigos que estaban delante de mí volvieron varias veces durante la tarde para informar que habían sido blanco de francotiradores y proyectiles. A medida que se acababa el día y la batalla se tornaba más feroz, algunos combatientes intentaban impedir que otros huyeran, plantándose en el camino cuando estos se marchaban a toda prisa en sus autos, gritándoles que volvieran y reconviniéndolos. A veces era suficiente para detener un éxodo completo; otras no, y casi
todo el mundo huía. Nos veíamos empujados por estas fugas, a veces durante varias millas y sin poder evitarlo, para luego arrastrarnos de regreso con un chofer local que habíamos contratado el domingo por la mañana y que se mostraba prudentemente dispuesto. En un determinado momento, cuando estábamos a un costado del camino observando la batalla de la artillería contra los Katiusha, algunos combatientes retiraron un vehículo artillado de la carretera que discurría junto a nosotros. El hombre que comandaba la pesada ametralladora apuntó su cañón hacia un grupo que se hallaba en el pedregal de una ladera, a unos 300 metros. Pero antes de que pudiera apretar el gatillo, le gritaron que se detuviera: se trataba de camaradas rebeldes. Como una hora más tarde, un amigo que estaba parado junto a mí, el fotógrafo italiano Franco Pagetti, señaló de nuevo la ladera. Apuntaba con el dedo hacia un promontorio escarpado y a algunos hombres que se encontraban encima. Sospechaba que podían ser soldados del gobierno, porque los que casi habían sido blanco de fuego amigo ya habían descendido la ladera. Los miré, era un grupo de 6 u 8, y advertí que varios parecían huir de algo que se hallaba en una grieta de la montaña. Justo entonces una explosión sacudió el pedregal, no lejos de nosotros, y se oyó la detonación de un mortero; todo el mundo comenzó a correr y a subirse a sus automóviles al tiempo que aceleraban para salir de allí. Parecía que Pagetti había estado en lo cierto y que la colina había sido tomada por los hombres de Gadafi, que acababan de dispararnos (y que, por suerte, erraron). Tras ello, y con la batalla aparentemente sin definir -aunque no pintaba muy bien para el bando rebelde-, mis compañeros y yo cambiamos el frente por Ras Lanuf y las horrorosas escenas de su hospital, adonde eran llevados los heridos y los moribundos mientras sus amigos y hermanos pululaban alrededor, gritando, llorando y, a veces, amenazando a los demás con sus armas, en medio de su angustia y su furia. *Cronista estadounidense / Gatopardo
La primera vez que conocí a Gadafi fue en 1985, durante una visita que realizaba a Libia el comandante Tomás Borge para buscar recursos. Cuando llegamos a Tripoli nos llevaron al Hotel Al Kabir y allí esperamos que Gadafi nos recibiera. Uno nunca sabía cuánto tiempo habría que esperar para una audiencia, a veces días. Como era su costumbre, Gadafi nos recibió en su tienda beduina, amplia y de muy buen gusto. Yo acompañaba al Comandante Borge como escolta e intérprete pero Gadafi muy rápidamente dijo que él tenía su propio interprete y que mi presencia no era necesaria. Un poco adolorido me retiré al fondo de la tienda y entablé conversación con Yalud, el Jefe de Seguridad. Estábamos platicando cuando Gadafi le lanza una mirada a Yalud y este sale disparado de la tienda beduina. Un momento después llega con papel y un lapicero y se los entrega al dirigente libio. Seguimos platicando y otra vez Gadafi nos interrumpe con su mirada y esta vez Yalud se ausenta un largo rato y vuelve con un mayordomo que trae tres tazas de té en una bandeja de plata labrada. Cuando finaliza la reunión, me levanto para despedirme de Gadafi y me mira fijamente a los ojos mientras me aprieta la mano y me dice en un inglés perfecto pero con acento árabe marcado: “Veo que te has hecho muy amigo de mi Jefe de Seguridad”. “Sí”, le respondí, “y me impresiona la forma que tienen de comunicarse ustedes dos.” Gadafi sonrió y me dijo: “En el desierto tenemos un refrán y es que el que no entiende una mirada, tampoco es capaz de entender un largo discurso.” Un año más tarde, volví a Tripoli con el comandante Borge a un aniversario de la Jamahiriya y al entrar al Hotel Al Kabir me sorprendió ver a mi amigo Yalud detrás del mostrador de la recepción. ”¿Qué haces aquí?”, le pregunté. Encogió los hombros y me dijo “Es que no entendí su mirada.” Ahora con el pasar de los años, parece evidente que el mismo Gadafi no entendió la mirada de su propio pueblo. Erik Flakoll, cronista latinoamericano.*
Guatemala, viernes 13 de noviembre de 2015
Gavetas
7
Pedro Molina Flores y el Ixbut
Imagen del doctor Pedro Molina Flores, aparecida en el DCA del 14 de agosto de 1931.
DCA, 14 de agosto de 1931.- El doctor Pedro Molina Flores, (nieto del federalista Cirilo Flores y Estrada muerto en Quetzaltenango en 1826), fue confinado en la isla Flores de El Petén, el 16 de agosto de 1888, en compañía del capitán Luis Valladares y Jonama y el señor Carlos Pomaroli y Vidaurre, todos opositores del liberal Manuel Lisandro Barillas Bercián (1845-1907). De su estancia en aquellas tierras del norte, trajo el doctor Molina Flores varios ejemplares de plantas que le parecieron de interés científico. Hicimos una visita al Jardín Botánico, fundado en 1922, dirigido por el licenciado Eduardo Saravia, y entre múltiples especies que él mismo mostraba y describía con minuciosidad, nos topamos, por el lado poniente del Jardín con una planta que para cualquiera pasaría desapercibida, pero nuestro guía inclinándose, dice: “Este es el ixbut petenero (Euphorbia lancifolia), es una galactogoga, es decir una planta que estimula la producción de leche materna, algo así como una nodriza de la naturaleza. A las mujeres que están criando y tienen poca leche, se les da a beber la infusión de estas hojas y esa irregularidad es corregida.” El licenciado Saravia continuó explicando: “Hace ya muchos años, fue confinado el doctor don Pedro Molina Flores a las regiones peteneras. El galeno, aunque aislado, no por eso dejó olvidados los estudios, sino se dedicó a conocer las propiedades del ixbut. Vio cómo lo aplicaban los nativos, lo sometió a la experimentación y se lo trajo a Guatemala. El doctor explicaba que su confinamiento en El Petén había sido de gran utilidad para la ciencia, pues gracias a él, se había extendido el valor de la planta a todo el mundo. De los jardines botánicos de muchos países pidieron referencias y se les enviaron.” “Ahora, continúa Saravia, ya la química saca un producto que da mejor resultado que todas las infusiones. Lo más curioso de la hoja de esta variedad que tenemos aquí es que tiene dos manchas muy semejantes a las de las mamas de la mujer que está en periodo de lactancia. Todo está señalando que la misma naturaleza nos da preciosas indicaciones”, concluyó nuestro entrevistado.
8
Reporte en V
Guatemala, viernes 13 de noviembre de 2015
Reforma de la ONU:
Antes de que sea demasiado tarde Federico Mayor Zaragoza*
iremos a los ojos de nuestros descendientes, de los niños y de los más menesterosos y procedamos, con gran firmeza, a actuar frente a quienes, en la vorágine de las irresponsables políticas económicas actuales, podrían conducir a la humanidad a una situación inadmisible desde todos los puntos de vista. Tanto el papa Francisco en su valiente Encíclica ecológica (“… es ahora tiempo de acción”) como el presidente Barak Obama (“nuestra generación es la primera que hace frente al cambio climático… y la última que puede reducirlo y resolverlo”), han alertado sobre los riesgos de la situación y perspectivas futuras y han urgido la adopción de medidas. Es especialmente inaplazable una gran acción educativa, a todos los niveles, para tomar conciencia de las responsabilidades actuales, para pasar de súbditos a ciudadanos plenos, y (...) lograr total igualdad de género, auténtica piedra angular de la nueva era. Esta debería de ser la gran misión a encomendar a las Naciones Unidas, a través de la UNESCO, para conseguir, tanto en las escuelas como en los parlamentos, en los consejos municipales y en los gobiernos, personas “educadas”, es decir, “libres y responsables”, como establece el artículo primero de la Constitución unesquiana. Educación para ser, educación para aprender a ser y no a tener, como preconizan con tanta insistencia informes, como los PISA, derivados de organizaciones estrictamente económicas y comerciales. Hay que inspirarse en las reflexiones de Paulo Freire, Edgar Morin… que son las que afianzan la autoestima, la creatividad, el pleno ejercicio de las facultades distintivas de la especie humana.
Torres de vigía
Lo que hoy acontece a escala mundial (escasas ayudas a Haití, Nepal…, desatención a los refugiados, a los inmigrantes, reducción de la ayuda al desarrollo, la amenaza nuclear, la impunidad internacional en los tráficos de toda índole…) sólo podría resolverse con unas Naciones Unidas refundadas, plenamente respetadas por todos los países. La guerra de Siria, de Yemen, de Somalia,… la situación en Ucrania… la reacción frente al llamado Estado Islámico, que requiere una contundente y concertada acción a escala mundial, en lugar de las opacidades (ayudas a los terroristas por razones “intrarreligiosas”) son realidades absolutamente insostenibles.
Federico Mayor es presidente de la Comisión Internacional contra la Pena de Muerte y de la Fundación Cultura de Paz.
Por otra parte, unas Naciones Unidas eficaces y “torres de vigía” hubieran permitido que la “primavera árabe” hubiera desembocado en situaciones muy distintas a las actuales. Las Naciones Unidas han debatido y aprobado en diversas ocasiones estrategias internacionales para la reducción de desastres naturales; se han utilizado como espacio de estudio y discusión, pero las recomendaciones han caído siempre en el saco roto de la sociedad de los “mercados”. Lo que debemos tener en cuenta es que entre 2002 y 2011 se produjeron 4 mil 130 desastres registrados, resultantes de riesgos naturales, en todo el mundo, en los que fallecieron 1 millón 117 mil 527 personas… Desde hace dos décadas, por primera vez en la historia, los seres humanos han dejado de ser invisibles, anónimos, silenciosos, obedientes… confinados tanto territorial como intelectualmente en espacios muy limitados y, de forma progresiva, están haciendo realidad el principio de la Carta de las Naciones Unidas: “Nosotros, los pueblos”… Ahora ya es posible la refundación del Sistema de Naciones Unidas, basado en la representación de la sociedad civil,
Los ciudadanos del mundo exigen una Organizació
”Cada ser humano, cada comunidad humana, tiene la obligación positiva de ser el guardián de su hermano en el mundo injusto, desbocado y convulso que nos ha tocado vivir.” en la representación de los Estados junto con la representación popular. Sí, ahora ya es posible la transición a una economía solidaria basada en el conocimiento para un desarrollo global sostenible y humano. Las grandes prioridades a escala global establecidas por las Naciones Unidas: alimentación, acceso al agua potable, salud, cuidado del medio ambiente, educación para todos, paz, no pueden llevarse a la práctica si no existe una gobernación local e internacional genuinamente democrática.
iernes
Guatemala, viernes 13 de noviembre de 2015 Fotos: archivo
queda de un orden internacional basado en la equidad, la solidaridad y la noción de comunidad internacional. Estos propósitos, que recuerdan los expresados en el artículo primero de la Carta de las Naciones Unidas, pueden parecer ingenuos y utópicos. Pero constituyen la base de mi firme convicción de que cada ser humano, cada comunidad humana, tiene la obligación positiva de ser el guardián de su hermano en el mundo injusto, desbocado y convulso que nos ha tocado vivir”. La realización histórica de este ideal exige, como es obvio, la institucionalización de la comunidad internacional en su conjunto, esto es, el tránsito a un orden de interdependencia, basado en el totus orbis de la comunidad internacional. Está claro que no han faltado referentes. No han faltado lúcidas alertas, iniciativas, propuestas. Lo que sucede es que, hasta ahora, los “pueblos” estaban silentes. Ahora pueden hablar. Y van a hacerlo. Se avecinan cambios radicales.
“Nosotros los pueblos”
ón de las Naciones Unidas fuerte, democrática y proactiva que los represente.
Además de terminar con la amenaza nuclear, sería muy conveniente que se garantizara la seguridad a través de las pertinentes alianzas siguiendo las directrices de un Consejo de Seguridad ponderado en composición y funciones, y fuera posible poner en práctica lo que constituye el gran proyecto patrocinado por el International Peace Bureau de Ginebra: desarme para el desarrollo (“disarmament for development”). Bastaría con un “recorte” del 35 por ciento del presupuesto bélico actual para que se produjera, en muy pocos años, esta gran transformación social a escala global. Hoy ya es posible la transición de una cultura secular de imposición, violencia y guerra (“si vis pacem, para bellum”) a una cultura de encuentro, conciliación, alianza y paz. Hoy ya es posible la gran transición histórica de la fuerza a la palabra, por las voces unidas en un gran clamor popular a escala planetaria, para que el siglo XXI sea, por fin, el siglo de la gente. Voces unidas para que pronto concluya la actual contradicción entre democracias a escala local y una
plutocracia recubriendo el espacio internacional, en la que los tribunales internacionales, generales o específicos, no son reconocidos, o lo son solo en determinadas ocasiones, por lo poderes hegemónicos. James A. Paul, fundador de la ONG, Working Group on the Security Council, ha escrito en un artículo reciente sobre el 70 aniversario que ha llegado el momento en que la humanidad requiere la adopción de medidas muy enérgicas y que, en lugar de esperar los desastres que se avecinarían por la ausencia de una sabia gobernación mundial, los ciudadanos deben “pedir ahora un organismo efectivo y fuerte a escala mundial, democrático y proactivo, que proteja el ambiente, asegure el adecuado tratamiento de los conflictos y mejore la situación del mundo en su conjunto”. El profesor Juan Antonio Carrillo, que fue un gran valedor del Derecho Internacional y hoy sigue iluminando con su obra los caminos que debemos recorrer sin demora, advirtió ya en 1998: “… es indispensable contribuir a la bús-
Hace algunas semanas envié al presidente Barack Obama, una carta en la que expresaba mi convicción de que, especialmente en concertación con el papa Francisco, podía desencadenar un rápido movimiento a escala mundial en favor de la celebración de una sesión extraordinaria de la Asamblea General de las Naciones Unidas en la que se adoptaran las medidas apropiadas para evitar alcanzar puntos de no retorno, tanto en procesos medioambientales como sociales. En la misma sesión se decidiría una “hoja de ruta” para, en el menor tiempo posible, refundar un multilateralismo democrático, unas Naciones Unidas que hicieran realidad el principio de la Carta -“Nosotros, los pueblos”- mediante una Asamblea General que constaría de un 50 por ciento de representantes de Estados y un 50 por ciento de representantes de instituciones de la sociedad civil, al tiempo que al Consejo de Seguridad actual se añadiría un Consejo Socioeconómico y un Consejo Ambiental. No existiría veto pero sí voto ponderado. En cuestiones especializadas, se tendrían en cuenta el rigor científico. Así, en materia de medio ambiente se atendería al Panel Intergubernamental contra el Cambio Climático (IPCC). En estos momentos estamos procediendo, con varias instituciones de gran prestigio, a elaborar una propuesta que catalice, mediante el apoyo de la comunidad artística, de la comunidad científica, de la comunidad docente y universitaria, y con gran clamor popular, la puesta en marcha de un Sistema de Naciones Unidas capaz de asegurar una gobernanza mundial a la altura de los desafíos actuales, se sometería, en un breve plazo, el texto final de una Declaración Universal de la Democracia, único contexto en que es posible el pleno ejercicio de los derechos humanos, de la igual dignidad de todos ellos. Sería el “nuevo comienzo” que preconiza en su último apartado la “Carta de la Tierra”. Sería legar a las generaciones venideras un mundo en que las horrendas y ensangrentadas imágenes de mujeres, niños y hombres abandonados a su suerte no volvieran a repetirse. En que la habitabilidad de la Tierra seguiría en condiciones aceptables para una vida digna. En que la cooperación y no el enfrentamiento sería la norma. Sería celebrar los setenta años con el inicio de la transición histórica de la fuerza a la palabra. *Exdirector general de la UNESCO.
9
10
Contando el tiempo
Guatemala, viernes 13 de noviembre de 2015 Fotos: Archivo
La violencia de género refleja también un cambio de época y las limitaciones del patriarcado.
Sur y Sur*
Femic
arx decía que la ideología de una sociedad era la ideología de la clase dominante. Jamás habló del género dominante. Notable que un crítico social como él no dedicara un minuto a ese análisis. Más aún cuando su amigo Federico Engels descubría que la monogamia y la familia nuclear existían, solo porque el hombre necesitó el control de la prole para la labranza, cuando ya terminaban las guerras tribales y, por tanto, el uso de los enemigos vencidos como esclavos. A Marx no le convenía desarrollar este pensamiento, porque era el rey en una casa llena de mujeres, donde explotó hasta el fin de sus días a su hija Eleanora, su secretaria, la que le mecanografiaba sus escritos. A la que le prohibió casarse con el novio que amaba y por el que ella se suicidó cuando este se casó con otra. Tampoco sus seguidores, que supuestamente representaban el pensamiento más avanzado de la época, se preocuparon del género. Y es así como hemos tenido que vivir con la ideología del género dominante aceptando su cultura y un conocimiento trasmitido a través de generaciones, que acumula los errores, subjetividades y caprichos del pensador de turno.
La ciudad y los perros
Lo más suave es el lenguaje. Cargamos con que la palabra histeria venga de útero, que se comente hasta el agotamiento acerca de los supuestos problemas que nos trae la menopausia, sin que se escriba ni una letra al alcance de las mayorías, sobre el impacto de la andropausia en los varones. Que se diga que somos tontas, conflictivas o feas cuando llegamos a viejas y que tengamos que aceptar, cuando un varón nos honra eligiéndonos, que sienta que nos compró y que, por tanto, nos posea junto al derecho a golpearnos si no cumplimos sus expectativas. Volviendo a los grandes pensadores de la humanidad, hemos aceptado ideas absurdas como la incorporada por Freud, por nadie jamás discutida, acerca de “la envidia al pene”. La verdad es que he convivido íntimamente con mujeres, hice mi educación en un internado, estuve presa, tengo tres nietas mujeres y grandes amigas y nunca he escuchado, ni visto, el menor atisbo de envidia al pene. Me dirán que estoy haciendo un análisis casuístico, incluso corro el riesgo de que mis amigos varones no me publiquen esta vez, pero ni en infinidad de páginas escritas por mujeres he leído nunca nada acerca de este complejo que según el señor Freud condicionaría seriamente nuestro comportamiento. Por el contrario, creo que son los hombres quienes rinden culto al pene. Desde pequeñitos se lo tocan y examinan, un poquito más grandes lo muestran con orgullo y ya en la adolescencia es el principal juguete y símbolo que comparten con sus amigos. Para las mujeres que no tenemos hermanos, La ciudad y los perros fue una revelación. Leer las competencias de los adolescentes protagonistas, por
Guatemala, viernes 13 de noviembre de 2015
icidio y patriarcado El creciente número de grupos familiares encabezados por mujeres hacen cada vez más visible un cambio de papeles en la función que la sociedad les asigna. La figura del varón proveedor parece ceder terreno.
el tamaño de este, sobre la distancia que logran el orín o el semen y el disfrute de introducir el pene en gallinas u otros animales, a ninguna mujer conocida que yo haya sabido, nos produjo envidia. Cuando más una enorme sorpresa. Es claro que el género dominante siente adoración por al pene y especialmente por el pene erecto. De ahí el éxito de las baratijas fálicas artesanales que con guiño pícaro se fabrican en muchos lugares del continente para deleite de coleccionistas varones.
El varón de las cavernas
El culto al pene erecto no hace ningún daño en sí mismo, pero el viagra y el aumento de la longevidad están llevando a muchos ancianos a abandonar a sus mujeres viejas entusiasmados por las decenas de jovencitas liberadas que creen poder conquistar. Ello tampoco sería grave, ya que la pareja está cada vez más obsoleta como núcleo social, pero para la sociedad significa un problema, porque a los viejos les sale más caro vivir separados que juntos. Al no haber un Estado protector, el aumento de costos se carga necesariamente a la población activa. El romance en la tercera edad, por tanto, requiere de mejores pensiones, fuentes de trabajo para la tercera edad y organización social para el cuidado de enfermos, discapacitados o ancianos no valentes. Pero lo más grave surge cuando el fetiche de los varones los lleva a tener odio a partes del cuerpo femenino, en lo que sorprendentemente Freud nunca pensó.
Para el varón de las cavernas no podía pasar inadvertido que una parte del grupo con el que compartía la cueva, de repente produjera una criatura. Más aún, que ese mismo ser, aparentemente igual a él, pudiera amamantar a dicha criatura con su propio cuerpo. A mí me parece que ese acto monumental debe haber causado mucha más envidia que un pedazo de carne inanimada que es lo que uno les ve a los niñitos al jugar con ellos al doctor entre 4 y 7 años. A mi juicio, la incapacidad del hombre de dar a luz es la base de muchas formas de maltrato existentes posteriormente en la familia patriarcal. Pero, aunque en este aspecto me equivoque, es claro que el macho está preocupado en muchas formas y molesto por partes del cuerpo femenino, sea porque quiere moldearnos a sus gustos, sea porque quiere solo dañarnos. Es así, como hasta los años 50 en China, los hombres exigían a la mujer que elegirían por esposa una forma de caminar, que les moviera las nalgas de determinada manera al dar pasos cortos con suecos y pies pequeños. Las que mantenían los pies grandes no encontrarían un buen marido y tendrían que dedicarse al trabajo pesado en el campo. Por ello, las madres, cuando sus hijas cumplían 7 años se encerraban con ellas, les quebraban los dedos de los pies, doblándoselos. A veces lo hacían pateándoselos en el suelo y las mantenían caminando por días sobre las heridas hasta que dejaban de sangrar. Las uñas se les enterraban en la parte superior de las plantas de los pies y los huesos les soldaban solos. Una gran mayoría moría por gangrena o por no resistir el dolor. Pero era necesario para dar gusto al varón. Hasta hoy existen crueldades similares, como la ablación practicada por musulmanes, muchas tribus africanas e incluso en América Latina. En Colombia lo practican las tribus Embera-chami, le llaman curación y se encuentran en Chocó, Risaralda, Cauca y Nariño. Las
iernes
niñas que sobreviven quedan severamente dañadas psicológicamente. Hacia fines de los 90 en el Congo, productor del 80 por ciento del coltan del mundo (columbia-tantalita), mineral imprescindible en la industria digital, multinacionales han armado ejércitos en Ruanda y Uganda para robarlo, como antes ocurrió con los diamantes. En los reportajes sobre esta guerra, aparentemente ya terminada, los soldados manifiestan explícitamente que la violación de las mujeres del enemigo les da fuerza en la lucha y en especial si lo hacen con sus bayonetas. Los esposos, expulsan de sus casas a las violadas, embarazadas o heridas por el enemigo, por no soportar la vergüenza y las dejan abandonadas a su suerte en los montes. Más que envidia al pene, esto me suena a odio al útero. Ese que puede procrear. Volviendo a nuestra sociedad, occidental y cristiana, se debe reconocer que el femicidio ha aumentado, pese a las campañas y a la legislación contra este. Incluso en sociedades tradicionalmente protectoras de hijos y familia, como la argentina, se ven a diario casos tan brutales, como el exesposo que quemó vivos a su mujer con seis hijos y su nueva pareja.
El proveedor a segundo plano
Los celos y el alcohol fueron los causantes de nuestro maltrato durante años. Pero esta es una violencia de nuevo tipo que proviene del desarrollo intelectual de la mujer y de las formas que está adoptando la sociedad patriarcal. Con el desaparecimiento sistemático de la clase obrera, la precariedad en el trabajo, los bajos salarios y, por tanto, la necesidad de que la familia cuente con los ingresos de la mujer, el papel del macho proveedor ha pasado a segundo plano. Cada vez hay más abandono de los proveedores que no solo dejan de ayudar a la mujer, sino también a los hijos. De esta manera crecientemente se forman más familias extendidas monoparentales, donde las jefas de familia son mujeres y donde vive la madre con hijos de distintas parejas y con hijas mayores que a su vez han sido abandonadas con hijos. Aumenta el trabajo femenino, en servicios, ferias o como temporeras en el campo, lo que les permite poder criar solas a sus hijos y nietos. A otros niveles sociales, las mujeres, aunque en algunos casos reciban menores salarios, se destacan por su eficiencia y pueden fácilmente competir con los hombres. Ya no es imprescindible el macho proveedor. La mujer no solo ha logrado la libertad sexual, sino que cada vez es más libre e independiente, especialmente por ser capaz de sostener a su familia sola. Eso es insoportable para el macho y ya no puede seguir insistiendo en que tenemos envidia al pene. Es claro que es necesario analizar lo que ocurre en la familia, y eliminar la violencia que de diferentes maneras sigue invadiendo a las mujeres. Mujeres, cuya única culpa ha sido tratar de cumplir de la mejor manera posible el rol que la sociedad les exige. *Revista digital latinoamericana
11
12
Tragaluz
Poeta en Nueva York ha sido leído con admiración y con un profundo interés en los países donde se habla el idioma inglés; grandes poetas de ese mundo se han inclinado sobre sus páginas. David Huerta* l libro de Federico García Lorca (1898-1936) titulado Poeta en Nueva York fue impreso en el año de 1940 en dos ediciones prácticamente simultáneas: una en México, en la colección Árbol de la editorial Séneca, de José Bergamín; otra en los Estados Unidos, en la misma ciudad de Nueva York inspiradora de la obra, con el sello editorial de W. W. Norton y en traducción de Rolfe Humphries. Allí comenzó la ardua, complicada, laberíntica historia editorial de este libro lorquiano. De entonces a esta parte, Poeta en Nueva York ha sido objeto de diversos asedios: desde el trabajo minucioso, detectivesco, de quienes desean fijar filológicamente el texto definitivo; hasta las tareas interpretativas de análisis y desciframiento, puestas a prueba continuamente por los poemas del libro, cada uno de ellos un microcosmos de sombras y de sinuosidades.
Manzana de discordia
En la historia del libro, la originaria dualidad editorial (Norton, Séneca) estuvo llena de problemas. La solvencia de los editores de Séneca se puso en duda muy temprano debido al destino poco claro del manuscrito entregado a José Bergamín por Federico García Lorca en España. El libro se publicó cuatro años después del asesinato del poeta; no se pudo escuchar la voz principalísima del autor en la discusión entonces desatada. Bergamín participó activamente en la edición de Norton, aparentemente hecha sobre la base del manuscrito entregado en julio de 1936. Las aventuras, apariciones y desapariciones de ese original desde 1936 concluyeron cuando quedó en manos de Manola Saavedra, actriz mexicana de origen español. Fue subastado más tarde y adquirido por la Fundación García Lorca. A partir del cuidadoso manejo y examen de ese manuscrito disponible para los investigadores, como debía ser, el hispanista británico Andrew A. Anderson hizo un trabajo minucioso y estricto para el sello editorial Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores con esta noticia en la portada: “Primera edición del original fijada y anotada por Andrew A. Anderson”. El libro es del año 2013. Todavía recuerdo, conmovido, el entusiasmo y la emoción de algunos estudiantes de filiación lorquiana, jóvenes investigadores llenos de brío, ante la edición de Anderson. La base de esa edición moderna de Poeta en Nueva York -hasta la fecha, sin duda la mejor y más confiable- es precisamente ese manuscrito manejado por Bergamín en México para su edición; el documento original se convirtió en auténtica manzana de discordia literaria, de pleitos interminables, entre investigadores, editores, críticos, admiradores del poeta y simples lectores. Hay esta posibilidad inquietante, señalada por Anderson: la existencia de otro manuscrito. La conjetura no es descabellada, pues la conducta
Guatemala, viernes 13 de noviembre de 2015
Federico García Lorca
Las formas y la s
de José Bergamín fue ciertamente errática y ha despertado desconfianza en medio mundo. Debe agregarse, en mi opinión, otro dato importante en esta historia (podrían agregarse cientos, aclaro): en 1988 la editorial norteamericana Farrar Straus and Giroux publicó una nueva edición bilingüe con traducciones de Greg Simon y Steven F. White, y un trabajo crítico de Christopher Maurer, profesor de la Universidad de Boston y quizás el mayor especialista en la obra de García Lorca en los Estados Unidos. Maurer también ha hecho trabajos valiosos sobre los siglos de oro; puede leerse su nombre en las notas a pie de página y en los apéndices del estudio (y antología) El sueño erótico en la poesía española de los siglos de oro, de Antonio Alatorre, quien siempre reconoció el valor de los trabajos de Maurer.
tipógrafos y cajistas de ese país. Se sabe de los problemas de la vista del escritor irlandés: todos hemos visto por ahí fotografías de Joyce leyendo con la ayuda de una lupa. He aquí los ingredientes de la situación editorial en los meses de preparación de la novela para la imprenta: operarios franceses, autor miope y casi ciego, a todo lo cual debe sumarse la legendaria complejidad intertextual, estilística, perspectivista, mítica, poética, del libro. El resultado: de las galeras originales salió un libro tupido de erratas, errores, omisiones, saltos y una infinidad de problemas editoriales, con evidentes consecuencias literarias: el principal de esos efectos es una hermenéutica joyceana completamente desencaminada: ante una errata, por ejemplo, los académicos y los críticos se lanzaron a decir una serie de disparates, y entendieron esos percances y fallas tipográficas como “genialidades” de Joyce. La novela Paradiso del poeta cubano José Lezama Lima es como un cuerpo heroico desmembrado: páginas por aquí, cuartillas por allá, fragmentos en una biblioteca, pedazos de capítulos en otra, mecanografía errática, escritura manuscrita difícil de leer. He oído a editores consumados hablar con desaliento sobre la total imposibilidad de editar ese libro lezamiano comme il faut: es demasiado grande el cúmulo de problemas; son prácticamente imposibles de resolver o salvar los escollos. En poesía moderna de lengua española, un caso escandaloso del cual tengo noticias recientes: los errores textuales y los atropellos cometidos por los editores de la obra poética de Ramón López Velarde. Un puñado de esos atropellos y errores fueron documentados críticamente en el libro de Fernando Fernández titulado Ni sombra de disturbio.
Una historia accidentada
Desconcierto metafísico
La vida, obra y muerte de García Lorca han sido marcadas por la controversia.
Alguien podría extrañarse de la atención prestada a las traducciones al inglés de este libro ya clásico de la poesía moderna en lengua española. La explicación es sencilla: Poeta en Nueva York ha sido leído con admiración y con un profundo interés en los países donde se habla el idioma inglés; grandes poetas de ese mundo se han inclinado sobre sus páginas, reflexiva y admirativamente. Sería una omisión grande no tener en cuenta los avatares del libro en ese ámbito, en esa cultura. García Lorca se habría sentido muy complacido, creo, con la recepción de su libro en los Estados Unidos, en Inglaterra y en otros países angloparlantes. Una historia editorial tan accidentada como la de Poeta en Nueva York parece extraordinaria, pero se asemeja mucho más a la regla, no a la excepción, en estos terrenos. Me refiero a la cantidad ingente de embrollos textuales en la edición de muchas obras literarias modernas; el pan cotidiano en esas tareas son los estropicios en la impresión de los textos. Las galeras de la novela Ulysses (1922), de James Joyce, fueron hechas en Francia por
Son apenas tres ejemplos. Hay decenas más, fáciles de evocar. En ese contexto o tradición debemos situar Poeta en Nueva York. Los 35 poemas del libro contenidos en sus 10 secciones despliegan una imaginación febril, irradiante y oscura al mismo tiempo: el brillo de los vocablos y de la versificación -libérrima y rigurosa a la vez- está como engastado en paisajes y descripciones siempre levemente monstruosos o deformes o estrambóticos, sombríos, empapados de negatividad -líquidos del inframundo, “aguas aéreas” de orígenes inciertos, no la “eterna canción del agua”, esa agua y esos líquidos luminosos del juvenil Libro de poemas lorquiano, del año 1921. En Poeta en Nueva York, el tono es de una especie de desconcierto metafísico; pero los poemas no están de ninguna manera desconcertados: están puestos en una relación coherente unos con otros, como si la obra hubiera sido pensada y luego ejecutada con un cuidado exquisito. Las formas poéticas han sido transformadas en este libro por la mano maestra de García Lorca;
iernes
Guatemala, viernes 13 de noviembre de 2015
13
Fotos: Archivo
sangre
las formas mencionadas en los poemas mismos donde se transfiguran. Como en el primer poema, “ Vuelta de paseo”: Entre las formas que van hacia la sierpe y las formas que buscan el cristal dejaré crecer mis cabellos. Más adelante, en el poema “Luna y panorama de los insectos”, subtitulado “Poema de amor”, leemos versos acerca de las formas una vez más: Son mentiras las formas. Sólo existe el círculo de bocas del oxígeno. Y la luna. Pero no la luna. Los insectos. A lo largo del libro una palabra vuelve una y otra vez: la palabra sangre. En este cortocircuito de la sangre y las formas podemos explorar quizás una de las claves de este libro difícil, desafiante, hermoso a su manera erizada y extraña. Tal exploración supone renunciar de antemano, o poner en suspenso, nuestro modo tradicional de entender las cosas, los discursos, los poemas. Los lectores deseosos de entender los poemas de Poeta en Nueva York como entienden los poemas de Darío, de Bécquer o de Espronceda, deberán modificar radicalmente su actitud.
La hidra de la forma
García Lorca supo dominar las formas poéticas desde muy temprano: era un versificador enormemente diestro, lo cual equivale a decir: un gran poeta. Siempre me ha resultado intrigante la poca atención prestada a la forma en poesía; según yo, no hay en poesía otro asunto más importante. Federico García Lorca estuvo consciente hasta extremos dolorosos de la “hidra de la forma”, como la llamaba Witold Gombrowicz. Esa “hidra de la forma” es una criatura fabulosa y real, de trato difícil, de domesticación ardua. Es común leer acerca del surrealismo distintivo de Poeta en Nueva York. Es una opinión errada, fácil de enmendar cuando se acerca uno, sin prejuicios, a los poemas del libro. A la observación sobre el surrealismo, suele añadirse: “… como Residencia en la tierra, el libro de Pablo Neruda”. Son libros hermanos; como sus autores, quienes según todo lo sabido tenían una amistad fraternal. El poeta chileno y el poeta andaluz están, así, unidos en la posteridad. Solamente convendría recordar el extraordinario brindis pronunciado por ambos, García Lorca y Neruda, en Buenos Aires, en el año 1933; alzaron sus copas por el gran nicaragüense, maestro de ambos: Rubén Darío. De 1940 a 2015 han pasado tres cuartos de siglo. Los 75 años de este libro extraño, fecundo, desconcertante, genial, acompañan en la cercanía del tiempo la otra fecha, la más trágica y desoladora: los 80 años del asesinato de Federico García Lorca en 1936 y en su Granada. “El crimen fue en Granada”, escribió imborrablemente el inmenso Antonio Machado ante el horror de esa muerte. Era el despuntar de la Guerra Civil española. Ese aniversario será en 2016. * Revista de la UNAM.
Portada del libro escrito por García Lorca en su única visita a Estados Unidos.
14
Ventanas
Guatemala, viernes 13 de noviembre de 2015
Feria del Libro Antiguo de Buenos Aires
Un mundo de libros raros y exquisitos Foto: Archivo
Catorce expositores participarán de este encuentro que se desarrollará en La Abadía Centro de Arte y Estudios Latinoamericanos. Habrá primeras ediciones, ejemplares autografiados o dedicados, grabados, fotografía, afiches y mapas del siglo XV al siglo XX. Silvina Friera* a fiesta de los bibliófilos, el coleccionista compulsivo de libros viejos y antiguos, ya empezó, en La Abadía Centro de Arte y Estudios Latinoamericanos, donde se abrió la 9ª Feria del Libro Antiguo de Buenos Aires, organizada por la Asociación de Libreros Anticuarios de la Argentina (Alada), con entrada libre y gratuita. Este clásico que cada vez suma más curiosos, entusiastas y público inquieto con ganas de saber de qué se trata esta pasión o vicio -según cómo se lo mire- despliega un mundo maravilloso de libros raros, exquisitos, primeras ediciones, ejemplares autografiados o dedicados, grabados, fotografía, afiches y mapas del siglo XV al siglo XX. “La feria es un momento maravilloso que nos permite volver a estar en contacto con un montón de personas que están esperando un evento descomunal como no hay otro parecido en el Cono Sur. Todo el grupo de colegas nos encontramos para mostrar piezas que venimos guardando para acercarlas a la gente que nos visita”, dice Elena Padín Olinik, dueña de la librería anticuaria Helena de Buenos Aires. El gran anzuelo de Helena de Buenos Aires es una cantidad importante de afiches modernistas originales de la París de la Belle Epoque, editados por Jules Chéret en 1899. “Uno es más hermoso que el otro -subraya Padín-. El afiche es un arte efímero porque una vez que se pegó en la pared se arranca y se pierde. Chéret los compila en una carpeta que se llama Los maestros del afiche”. El surtido de esta librera incluye una historia de la colonización portuguesa en
Brasil con litografías originales y mapas, en una edición monumental y conmemorativa de la independencia de Brasil (1921-1926), en tres grandes volúmenes; la primera edición de Estrella de la mañana de Jacobo Fijman, publicada en 1931 por la editorial Número; la primera edición y ejemplar dedicado para la escritora chilena María Luisa Bombal de Interlunio de Oliverio Girondo, editado por Sur en 1937, ilustrado por Lino Enea Spilimbergo; primeras ediciones de Jorge Luis Borges, un ejemplar de la primera edición El juguete rabioso de Roberto Arlt firmado por el escritor. “Los libreros anticuarios somos apasionados y muy curiosos. Y estamos pendientes de lo que está buscando el coleccionista, el investigador, el que está escribiendo un libro -agrega Padín Olinik-. Tenemos un montón de cualidades muy lindas.” Alberto Casares precisa que el librero anticuario “ya no es solamente anticuario, sino que es una suerte de librero especializado en libros que permanecen en el tiempo, independientemente de su fecha de publicación”. En el estand de su librería homónima, Alberto Casares, hay primeras ediciones de libros de Manuel Puig, Manuel Mujica Lainez, Silvina
Ocampo, Adolfo Bioy Casares, Jorge Luis Borges, Francisco Luis Bernárdez, Leopoldo Marechal y Leopoldo Lugones, entre otros. “Uno no puede llevar todo lo que quiere porque el lugar es acotado, pero cada librero llevará entre 120 y 200 libros. Entre todos los que estamos se arma una librería anticuaria muy interesante”, revela este librero anticuario que tiene una trayectoria de 40 años. “Me costó muchísimo sobrevivir porque no tenía dinero. Durante muchos años trabajé solo, sin ningún tipo de auxilio de nadie. No tenía teléfono y estaba en un local de una galería no muy concurrida, pero era lo único que podía alquilar. Me pedían libros agotados y yo salía corriendo a buscarlos porque estaba muy acostumbrado a recorrer las librerías de Buenos Aires y tenía una memoria con cierta deformación profesional que me hacía encontrar el libro. Y así me iba haciendo mis clientes.” Durante los primeros meses de esa pequeñísima librería, que ya se llamaba Alberto Casares, vendió libros nuevos. “Pero a medida que me pedían libros agotados, empecé a descubrir el mundo del libro agotado y después el del libro antiguo. Es difícil tener las condiciones para ser a la vez un buen librero y no fundirte. La tentación de la compra es enorme y a medida que va a pasando el tiempo cada vez viene más gente a ofrecerte sus libros y uno se tienta. Y aunque sabés que no lo vas a vender nunca, lo comprás igual. Uno compra en progresión geométrica y vende en progresión aritmética: comprás un lote de 500 libros y vendés 20. Te quedan 480 de fondo y el libro va ocupando todo y no hay estantería que te alcance. Es un mundo fascinante e interminable que todos los días te depara una sorpresa o una satisfacción”. Entre las alegrías recientes está la compra de una edición del Martín Fierro que nunca tuvo, ilustrada por Alfredo Guido, una edición especial de 200 ejemplares publicada por la editorial Kraft en 1959. “A veces no nos interesa tanto el valor comercial, sino que hay otros valores del libro que nos deparan muchísimas alegrías. Es raro todo esto. Me suelen preguntar cuál es el libro que más pena me dio vender. Todos me da pena venderlos. Uno se puede enamorar de un libro que está medio delicado, medio roto, y no importa. A veces compro libros que están para la terapia intensiva, para restaurarlos y ponerlos en valor. Una de nuestras tareas es restaurar y poner en valor los libros buenos.” * Página12 /Argentina
iernes
Guatemala, viernes 13 de noviembre de 2015
15
Biblioteca de la Tipografía Nacional
Algunos recuerdos
Fotos: Willy Estrada
Esta edición de la Tipografía Nacional recoge un conjunto de fotografías, anécdotas y crónicas de seis años de gestión y recorridos por el país, del general Jorge Ubico (1931-1944).
Historia de la Provincia de San Vicente de Chiapa y Guatemala, de fray Francisco Ximénes (1931), también en la Biblioteca.
Datos para la historia de la Iglesia en Guatemala, deAgustín Estrada Monroy, de 1974.
La Tipografía Nacional también editó textos técnicos especializados como el de la revista Ingeniería Nacional que data de 1937.
El doctor H.C. Ulises Rojas es autor de este manual de Botánica, 1936.