Foto: Archivo
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Una semana Editorial La irrupción del rap como herramienta de denuncia ha alcanzado aquellos espacios que suelen considerarse templos sagrados de la exclusión. Uno de esos templos sagrados ha sido la música, tanto clásica como popular que -igual que cierta poesía tradicional- reserva para las mujeres la condición de musas y no de compositoras, o creadoras. De acuerdo con esta significativa división del trabajo estético, las mujeres vendrían a desempeñar la función de “inspirar”, de propiciar el enunciado poético, ya sea que este lleve un ropaje literario, musical, plástico o teatral. En suma, se trata de que la lógica de las musas inspiradoras en realidad contribuye a reforzar un sistema de valores fundado en el sometimiento y en la infravaloración de la otra mitad del cielo, como algunos han llamado a quienes en realidad constituyen la otra mitad de la Tierra, si es que el cielo o la Tierra, como las naranjas, pueden dividirse en mitades. Lo cierto es que las raperas del colectivo Mujeres trabajando, de México, como se consigna en este número, han entrado en escena hilando con maestría y enjundia piezas liberadoras en las que se desnudan aquellas relaciones de dominación patriarcal que forman parte de la ética y la estética de las sociedades de hoy. De aquí se deriva un nuevo lenguaje, una nueva manera de mirar el mundo. Y sobre todo, nuevas maneras de transformarlo.
En portada:
Autorretrato de Francisco de Goya, 1826, óleo sobre lienzo
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En la Presidencia
Se reúnen para tema de migran Redacción arle protección al migrante y apoyar con proyectos culturales, turísticos y de desarrollo económico a favor de los guatemaltecos que viven en Rhode Island, Estados Unidos, fueron los principales temas tratados por el mandatario Otto Pérez Molina y el alcalde de Providence, Jorge Elorza, quienes tuvieron un encuentro en Casa Presidencial. Elorza dice que trabaja para lograr un acuerdo con la alcaldía de Antigua Guatemala, para desarrollar un proyecto turístico,
que dé lugar al establecimiento de vuelos directos entre ambas ciudades. Otro de los proyectos sobre los que comentó el alcalde fue la posibilidad de facilitarles estudios universitarios a los jóvenes guatemaltecos que residen en aquel lugar y que carecen de documentos migratorios. Elorza fue condecorado por el Canciller de Guatemala, Carlos Raúl Morales, con la Orden del Quetzal por su labor a favor de los connacionales que migran hacia aquel país del Norte. “Nos sentimos orgullosos del primer guatemalteco que es electo como alcalde en Estados Unidos”, apuntó el jefe de la diplomacia al saludar al visitante distinguido.
El presidente Otto Pérez Molina agradeció al alcalde Jorge Elorza su trabajo por los migrantes
DIRECTORIO
Director General: Héctor Salvatierra. Subdirector General Técnico: Rodrigo Carrillo. Edición: Otoniel Martínez. D Hemeroteca del Diario de Centro América: Álvaro Hernández.
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Las cifras
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Fotos: SCSPR y MINEX
El canciller Carlos Raúl Morales y el viceministro Óscar Padilla imponen la condecoración al alcalde Elorza.
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mil 96 casos de chikunguña se han reportado, a la fecha, y van 17 mil 325 reportes de dengue en El Salvador, reportó la Dirección de Protección Civil, al dar a conocer una alerta amarilla que impera en 14 de los 262 municipios de ese país.
Fotos: EFE
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años tiene Penka Baleva, una búlgara que saltó amarrada de una cuerda elástica desde un puente de 190 metros de altura, en Innsbruck Austria, uno de los más altos de Europa. Ella ha realizado 39 saltos de puentismo y ya hizo un salto en paracaídas.
Cuento 98
Las gafas
Tengo gafas para ver verdades. Como no tengo costumbre no las uso nunca. Sólo una vez... Mi mujer dormía a mi lado. Puestas las gafas, la miré. La calavera del esqueleto que yacía debajo de las sábanas roncaba a mi lado, junto a mí. El hueso redondo sobre la almohada tenía los cabellos de mi mujer, con los rulos de mi mujer. Los dientes descarnados que mordían el aire a cada ronquido, tenían la prótesis de platino de mi mujer. Acaricié los cabellos y palpé el hueso procurando no entrar en las cuencas de los ojos: no cabía duda, aquello era mi mujer. Dejé las gafas, me levanté, y estuve paseando hasta que el sueño me rindió y me volvió a la cama. Desde entonces, pienso mucho en las cosas de la vida y de la muerte. Amo a mi mujer, pero si fuera más joven me metería a monje. Matías García Megías/ España
Diseño Gráfico: Héctor Estrada y Scarlett Pérez. Corrección: Jorge Mario Juárez. Internacionales: Édgar Quiñónez. Digitalización: Boris Molina. Museo de la Tipografía Nacional: Thelma Mayén.
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Abecedario
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Fotos: Cortesía de Mujeres Trabajando
de las mujeres
l rap
Se trata de un movimiento que cada vez tiene más simpatizantes en México. A pesar de que sigue siendo una industria dominada por el machismo y la misoginia, un grupo de cantantes ha logrado abrirse paso en medio de un ambiente hostil. El colectivo Mujeres Trabajando canta la violencia y la rabia que viven muchas mexicanas; les habla a las jóvenes que deben enfrentar la discriminación de género.
Federico Mastro Giovanni *
on las seis de la tarde y el tráfico es cada vez más denso. Millones de personas regresan a Ecatepec después de un día de trabajo en el Distrito Federal. La línea del Mexibús, la versión mexiquense del Metrobús capitalino, se articula como una culebra a un lado del canal. En Ecatepec de Morelos, Estado de México, el horizonte se tiñe de tonos grises. Jessica camina en la orilla de la carretera, a pocos metros de la estación Vocacional 3 del Mexibús. Se mueve entre la carretera y el canal. “Aquí es donde encontraron los cuerpos”, dice. Un ráfaga de viento helado empieza a soplar y ella se sube la capucha de su chamarra negra. “Este es solo uno de los lugares”, dice. En Ecatepec se encuentran cuerpos de mujeres asesinadas por todos lados. Pero este canal es uno de los lugares donde las víctimas aparecen con mayor frecuencia. Jessica es de Ecatepec y me acompaña, con tristeza, por estos caminos. Por aquí pasan diariamente millones de personas hacia México o de vuelta. Casi nadie se asoma a ver el canal. Sigo sus pasos silenciosos en el lugar donde ninguna mujer quisiera estar. Jessica Roldán, más conocida como Jezzy P, empezó a rapear en Ecatepec en 1995, junto con su amiga Luz Reality. Su grupo se llamaba Los Pollos Rudos. “Pollos, porque estábamos chavitas, como dos pollitos; y rudos, pues, ¡porque éramos de Ecatepec!”, Jezzy se ríe recordando el inicio de su carrera, sentada en una banquita en el Parque de las Letras, donde pasó su infancia, en la colonia Izcalli Jardines de Ecatepec.
Jezzy y Luz fueron pioneras del rap en su región. “Éramos muy poquitas mujeres. Solo nosotras dos y Ximbo y Malik que eran del sur de la ciudad”, cuenta. Para entender los contextos urbanos en los que se desarrolla el rap hay que explorar más a fondo las zonas marginadas de la ciudad. Así, voy a Ecatepec un miércoles en la mañana. Me acompañan Jezzy P y su compañero Marco. Se trata de uno de los lugares más violentos y con una de las tasas más altas de feminicidios en todo el país. “Aquí parece siempre un pueblito en domingo. Todo el mundo está en México trabajando. La gente regresa solo para dormir. Aquí no hay nada más que esto. Dormitorios y violencia.”, explica Jezzy mientras paseamos por el mercado. Las calles de Izcalli Jardines están cerradas con rejas. Encerradas entre jaulas de acero. A partir del aumento de la violencia, hace algunos años, muchos decidieron aumentar su seguridad encerrándose. Algunos empiezan a irse de la zona, en busca de lugares más tranquilos. Jezzy ha pasado su vida entre Ecatepec y el Distrito Federal. Es una de los dos millones de personas que cada día se mueven en metro hacia el centro de la Ciudad de México, para regresar en la noche. Nunca hizo vida de barrio. Su barrio estaba en otros rumbos: Ciudad Nezahualcóyotl o el Chopo.
Casa Morelos
El canal se desenreda como un línea en el desorden urbano de Ecatepec. Es una presencia oscura y silenciosa, un cementerio de mujeres pasivo que, sin embargo, manifiesta su presencia constante a través de los efluvios que emana. Sobre la antigua carretera a Pachuca, hoy carretera Texcoco-Indios Verdes, que en este tramo se llama Vía Morelos, a pocos metros del canal, sobresale un edificio rojizo, vestigio de un pasado que no se coloreaba solo de gris. Es la Casa Morelos. Jezzy y Marco me acompañan a visitar este lugar histórico, donde el 22 de diciembre de 1815, el cura José María Morelos y
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Pavón fue fusilado de espaldas como traidor al Rey. El edificio está en perfectas condiciones, es un pequeño descanso para los ojos y los oídos. Se puede visitar el cuarto donde el “Siervo de la Nación” pasó sus últimas horas, la cama de paja, el crucifijo. Pero después de pocos minutos la sensación de que la Casa Morelos esté cercada por Ecatepec empieza a abrirse camino. “Aquí tocó Jezzy en un par de ocasiones”, me dice Marco con orgullo. Alto, calvo, de barbita y con bigotes, Marco es la memoria histórica de Jezzy P, su compañero de siempre. En los conciertos se le ve organizando, hablando con la gente, vendiendo discos, asegurándose de que todo esté bien. “En julio de 2007 se organizó en la Casa Morelos el festival cultural de Ecatepec y Jezzy participó en dos ediciones. Llenamos la explanada que está aquí a lado. Fue una de las pocas ocasiones en las que logramos hacer algo en Ecatepec”, dice Marco.
Los intelectuales del rap
El rap femenino en México se está transformando en algo cool. “Aquí en la barriada, en la zona de Chalco, Ecatepec, Ciudad Neza, nuestra música se consideraba un rap de barrio, un rap cholo, más como de Los Ángeles, pa’ que entiendas.”, me explica Jezzy. Es la música que representa la rabia y la frustración, que narra historias que nadie más quiere narrar. El rap cholo es el alma negra de la música del ghetto, con la que muchos jóvenes pueden sobresalir, representarse frente al mundo. “En cambio, en la zona del sur de la ciudad, por Tlalpan, Xochimilco, Magdalena Contreras, se desarrolló un rap que quería ser más culto, comprometido, que no quería hablar de barrio, de violencia, más al estilo Nueva York”, dice Jezzy. “Es otra lírica, otro mensaje. Crews como Bocafloja, Akil Ammar, Magisterio. Niños bien, con más recursos económicos, otras oportunidades, otra educación. Hace unos diez años esto todavía nos dividía mucho, porque ellos se definían rap inteligente, o rap serio, o raptivistas”, dice. Ellos son los intelectuales del rap.
Jezzy P entró a un mundo dominado por los hombres y su rap también es una herramienta para enfrentar el machismo y la discriminación. Por esto trabaja con una asociación de mujeres mazahua que se llama Zazanilli Nehnemi (cuentos viajeros). Son mujeres que toman cursos de estetistas y están recopilando anécdotas de sus historias de acoso, de violencia o de sus ganas de querer sobresalir. Jezzy escribe rap con base en las historias que le cuentan las mujeres, que se presentan en esos centros femeninos. Es una forma de generar una narración alternativa, con un lenguaje comprensible y adecuado para dar voz a una parte marginada de la sociedad. El rap es, por definición, ese lenguaje. El idioma de los marginados, la música de los inconformes. Pero dentro de la escena rap en México había mucha discriminación hacia las mujeres. Por eso el rap se volvió una herramienta de emancipación.
Arriba del escenario
Dayra Fyah se prepara en un baño antes de comenzar un show en el Bombay, un viejo antro del Centro Histórico de la Ciudad de México, cerca de la plaza Garibaldi. Las paredes están llenas de grafiti que constituye la decoración del bar. Empiezan a llegar grupitos de jóvenes hiphoperos. Dayra se pone sus botas Dr. Martens rojas, una gruesa cadena de oro y un poco de maquillaje. Dayra, cuyo verdadero nombre es Claudia Canus, siempre tuvo una gran atracción por los escenarios. “Yo quería estar arriba de un escenario, no sabía cómo ni haciendo qué, pero es lo que siempre quise”, me dice mientras se prepara. A los 16 años quedó embarazada y sus planes de vida se truncaron. “Yo quería estudiar psicología y comunicación. Pero ¿ya embarazada qué haces? Mi papá está en Estados Unidos desde que yo tenía 12 años. Yo era una adolescente con un bebé, sola; me hubiera vuelto loca si no hubiera existido el rap en mi vida”, cuenta. En el escenario Dayra encuentra su naturaleza, se mueve con confianza y se siente cómoda. Involucra al público, les llega con mucha fuerza.
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Canta la violencia y la rabia que viven muchas mujeres en México; su frustración: les habla a las mujeres jóvenes que la siguen y cantan sus canciones. Las chicas de clase baja, de barrio, madres solteras, violentadas o víctimas de abusos y discriminación. “De repente ves esas miradas cómplices de las niñas cuando estás cantando. Dices una línea y las ves que afirman con la cabeza”, dice. Y es extraño que sus rimas sean una referencia o un consuelo para muchas que viven contextos violentos. Dayra canta:
No más ni una más, ¿cuántos más? Ni una más, ni una mujer más con el rostro destrozado y el corazón atado a un imbécil con cerebro inerte que no sabe quererte. Te insulta, te golpea, te viola. Cuéntame después qué pasa. Te pide disculpas de rodillas y con llanto. Te dice casi casi que te pega por amor. (…) Por tu autoestima y sobre todo por tus hijos abre ya la puerta, sal de ahí. Huye, siempre habrá quién te ayude, das la espalda a las opciones dispuesta a seguir en el martirio hasta la muerte. Mira: pues que tengas suerte. Dayra no ha vivido personalmente muchos episodios de violencia familiar, pero sí creció en un contexto donde la violencia en contra de las mujeres es la norma y ha absorbido profunda-
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El rap de las mujeres se ha convertido en una herramienta.
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tema de la violencia en contra de las mujeres. “Algunas mujeres quieren el aplauso solo por ser mujeres. Y otras queremos respeto”, explica. En el rap, las mujeres tienen que ganarse el respeto. Y Ximbo rapea desde la adolescencia, cuando con el rap podía expresar sus ideas, sus valores y su sentir. Antes era la urgencia de gritar su rabia política. Ahora ya no es solo esto. Hace cuatro años es mamá de Julia. Para ella la maternidad es su forma de expresarse, parte de su vida. “El rap nunca ha sido una pose, más bien siempre se ha acoplado a lo que soy, siempre. Si me pasa algo, seguro voy a escribir una rola”, dice. Se emociona cuando habla del tema de la maternidad: “Cualquiera que sea padre no piensa en otra cosa que en su bebé, por lo menos los primeros dos años. Y está encima de su bebé tomándole fotos todo el puto día. Y es: bebé, bebé, bebé. Entonces, uno que hace hip hop, ¿que hace? Pues habla del bebé, no puede hacer otra cosa, ¿no? no hay más”.
La línea guía
Escenarios abiertos en los sitios sagrados del machismo son la nueva tónica.
mente lo que luego expresa en sus canciones. Como madre soltera, Dayra cree que ha tenido mucha suerte: “Mi familia me ha apoyado siempre para dejarme ir a cantar o a los eventos. Y mi hija Cynthia ahora me acompaña a los conciertos.” Pronto Cynthia va a cumplir 11 y quiere que su fiesta sea al estilo hip hop: “Pero no quiere que cante en su cumple. Me censura porque soy grosera. Dice que mis textos no son adecuados para sus amigos. Entonces les voy a poner algo más light. Pero ella en su Tablet trae hip hop”. “Yo no sé qué tan machista es el mundo, pero este país sí lo es, mucho. Y cuando empezamos nosotras a rapear, en los noventa, lo era muchísimo más”, dice Ximbo. Ella es una de las raperas más veteranas en la escena mexicana. Durante mucho tiempo ha sido parte del grupo Magisterio, uno de los grupos históricos del que se conoce como “rap político” o “inteligente”. “Participé en la organización del primer festival de hip hop en México en 1998.”, cuenta Ximbo en un parque de la Colonia Roma Norte. “Pese a que yo estuve en la organización dándole bien duro, el día que llegó la conferencia de prensa no me dejaron estar porque no querían mujeres. Así, tal cual. No queremos morras, porque no saben, dijeron”, continúa. El machismo en la escena rap mexicana era tan real que “no te atrevías a ponerte un pantalón como el que traigo hoy, normal. Y una de las cosas que me llamaron la atención de Jezzy P desde el principio fue que ella salía a cantar con faldas. Y no era un rollo de exhibirse ni nada, era de yo voy a rapear así porque estoy cómoda y me gusta. Punto.” , explica. En noviembre pasado, Ximbo participó en una lectura de textos de Serena Dandini, una presentadora y escritora italiana, en el teatro de Bellas Artes sobre violencia en contra de las mujeres. Era un contexto distinto a los conciertos de rap, pensado para sensibilizar la sociedad sobre el
Además de la pasión profunda por el rap, Jezzy P, Dayra Fyah y Ximbo tienen en común la necesidad de enfrentar el machismo y la misoginia, muy presentes no solo en el hip hop, sino en todos los contextos de la sociedad mexicana. Vi a Jezzy P en un escenario por primera vez el 21 agosto de 2010. Fue en el Foro Alicia, local alternativo entre la Colonia Roma Norte y la Doctores. El evento era un concierto de un colectivo recién formado de mujeres raperas: Mujeres Trabajando. Entonces era sorprendente ver a estas chicas dominando el escenario con tanta propiedad. Han pasado cinco años desde ese concierto y el colectivo sigue trabajando. Sentada en una banquita del parque Pushkin, a un lado del Foro Alicia, Ximbo me explica cómo nació el proyecto: “Pues siempre en el hip hop la gente está buscando pleito. Pero en cuanto se dio la oportunidad de hacer cosas juntas, lo hicimos. Jezzy P y yo desde el principio teníamos muchas ganas de trabajar juntas y no se concretó hasta que nos juntamos en Rimas Femeninas en 2006. Aquí en el Foro Alicia”. En 2006, Moyenei, un rapera chilena, organizó un concierto de rap exclusivamente de mujeres en México. Invitó varias artistas que en aquel momento resaltaban en la escena mexicana y nació la iniciativa Rimas Femeninas. Así lo recuerda Jezzy P: “Fue un boom porque nunca se había visto un evento de puras mujeres raperas”. Y su compañera Ximbo agrega: “A partir de ahí fue tanta la buena onda que decidimos seguirle. Y eso se convirtió ya en un colectivo que duró tres años”. Ninguna de las Mujeres Trabajando puede vivir exclusivamente de la música, a pesar de estar en la escena rap desde hace casi veinte años. Jezzy P es también diseñadora gráfica, Ximbo es presentadora de televisión y Dayra es dueña de una tienda de playeras. Pero el hip hop sigue siendo el centro de sus vidas, la línea guía que siempre quisieron seguir. “Lo hermoso de Mujeres Trabajando es que podemos compartir tanto esta parte de mujeres, de ser madres, de ser esposas, como lo que nos encanta, que es el rap, y vivir en esta cultura hip hop. Esto es realmente lo que nos ha unido mucho a todas” asegura Dayra. Gracias al trabajo de Mujeres Trabajando, así como de otros colectivos que surgieron des-
pués, el rap femenino se posiciona fuera del contexto típico. En una noche de diciembre encuentro a Dayra Fyah formada para entrar a un concierto en la Colonia Roma Norte, en el foro Hilvana. Mujeres Trabajando no cantan esta noche, pero en cartelera hay otros nombres conocidos de la escena: Moyenei, Oveja Negra, Sound Sisters o Mare Advertencia Lirika. En el foro Hilvana el público es distinto; nada que ver con las aguerridas chicas en otros barrios. Aquí se ven zapatos y bolsas de marca, que adornan a mujeres muy poco hiphoperas. “Estas no vienen a los conciertos de barrio” grita una chica de unos 18 años que vino a escuchar Oveja Negra “son lesbofeministas de la burguesía del DF. Vienen solo porque las que cantan son mujeres. Les vale madres el rap. Ni lo entienden”. “El rap pandillero sigue siendo rudo, sigue construyendo el mismo mensaje” explica Marco, mientras Jezzy P se arregla para un sesión fotográfica para su nuevo disco Rabiografía. “No pudieron ni quisieron modificar su lenguaje ni su mensaje y si vas a conciertos cholos ahora en Neza, seguro te toca ver un balaceado, alguien picado. Ni la Policía se mete a ciertos lugares. Pero aquí se trata de salir del barrio y hablarle a más gente”, dice. Mujeres Trabajando ha buscado salir del ambiente del hip hop para representarlo. Esto también es parte de su papel público. Ganar espacio para la mujeres en el rap va de la mano con la defensa de los derechos de la mujer en la sociedad, aunque ninguna de las tres raperas que forman el núcleo base del colectivo se defina abiertamente feminista. El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, Mujeres Trabajando decide celebrar. El lugar es el Libélula Sound Station, un bar underground que una semana antes había sido casi incendiado por un grupo de punks. El bar tarda en llenarse en la tarde del domingo. Las raperas van a alternar con bandas de rock y punk de mujeres. Hoy el colectivo va a presentar un show completo: además de Jezzy P, Ximbo y Dayra, en el palco se exhiben la bit maker Gaby Loeza y la street dancer Laryza García, ambas integrantes del grupo. Después de más de dos horas de espera llegan todas las mujeres. Nadie de los presentes parece molesto por la tardanza. Hay cerveza y mezcla de música. Jezzy P abre el evento: “Es un honor estar aquí en Ecatepec representando nuestro barrio como mujeres y como raperas”. El flow de Jezzy es poderoso y mueve los ánimos del público de aficionados con sus rimas apremiantes. Dayra está entusiasmada y explica una vez más cuál es su manera de ver y usar el rap: “El compromiso que tengo con el micrófono es decir lo que no me gusta de mi entorno. Y son muchas cosas”. Poco después las B-girls de Laryza encantan con sus coreografías en espera de la llegada de Ximbo, verdadera matadora del evento, que desata una fuerza contagiosa y cierra en clímax la fiesta. “Decidimos llamar este evento ‘Musas en las notas’, porque como mujeres queremos dejar de ser la inspiración para el arte de otros y tomar nosotras la iniciativa. Ser las musas de nosotras mismas”, dice Jezzy P. Alejarse de Ecatepec en la noche es una experiencia extraña y onírica. Es como navegar en un mar de estrellas caídas que descansan en los cerros. Detrás las mujeres siguen trabajando. * Gatopardo
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Gavetas
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Asamblea Nacional de 1879
Fotonota aparecida en el DCA del 1º de abril de 1931.
J. Rufino Barrios, Jeneral de División y Presidente de la República de Guatemala, decreta: Arto. 1º.- Se convoca una Asamblea Nacional Constituyente, compuesta de sesenta y un representantes de los pueblos de la República que se elegirán en la proporción que establece la adjunta tabla. Arto 4º.- Este Alto Cuerpo se ocupará exclusivamente de dar a la Nación la ley fundamental y de resolver todos los asuntos que el gobierno presente a su deliberación. Arto. 5º.- Cualquier ciudadano podrá ser electo Diputado, con excepción de los Jefes Políticos, Administradores de rentas, Administradores y Contadores de aguardientes, Jueces de 1ª Instancia y Comandantes de Armas, por el departamento o distrito electoral en que ejercen sus funciones. Tampoco podrán serlo, los Párrocos ni Coadjutores por el distrito en que están situadas sus Parroquias, entendiéndose modificado en estos términos el artículo respectivo de la ley citada de 21 de octubre de 1875. Dado en el Palacio Nacional de Guatemala, a nueve de noviembre de mil ochocientos setenta y ocho. Firmaron la Carta Fundamental los siguientes ciudadanos: José Farfán, jurisconsulto notable y poeta romántico inspirado; J. Barberena, de variada ilustración; Antonio Padilla; José Salazar; Manuel Joaquín Dardón, Abogado honorabilísimo, conocedor de las leyes de la Federación de Centro América y Diputado a varias asambleas; Antonio Machado, orador de academia, polemista irónico y Abogado de nota; Angel María Arroyo, orador reposado, poseía más talento que ilustración; José María Samayoa, opositor tenaz al gobierno del mariscal Vicente Cerna; Delfino Sánchez, totonicapense ilustrado y progresista; J. Martín Barrundia, autor de varias leyes agrarias; Arturo Ubico, Abogado, hombre de grandes energías, escritor de nota y liberal convencido; prestó Ubico grandes servicios a la reforma; Manuel M. Cifuentes; Rafael Arroyo, más ilustrado que de talento; Luis Beteta, revolucionario; Juan J. Martínez; Manuel Aparicio; Lorenzo Montúfar, campeón de la democracia, orador parlamentario famoso, defensor del liberalismo centroamericano; Felipe Cruz, militar de gran prestigio; Antonio G. Saravia, autor de obras estimables de Derecho; Salvador Arévalo; J. Francisco Flores; Manuel Lisandro Barillas; Salvador Escobar, de extensa ilustración; J. Francisco Muñoz; José Orantes; Manuel Cabral; Emilio Luna; Alejandro Sinibaldi; Vicente Castañeda; F. Neri Prado; Francisco Lainfiesta, el gran puritano; José Arzú; Ramón A. Salazar, escritor de nota; J. Pablo Maldonado; J. R. González; J. Vicente Sáenz, orador; Martín de León; Rafael Salazar; Manuel Rodríguez Castillejo; José Francisco Quezada; Rodolfo Gálvez; Felipe Márquez; J. Víctor Zavala, militar de fama; J. Mariano Micheo, temible polemista por la prensa; Vicente Zebadúa; E. Martínez Sobral; Antonio Batres Jáuregui, jurisconsulto, literato y orador; José Miguel Parra y Francisco Anguiano.
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Reporte en V Katherine Haddon * os oficinistas de la City de Londres miran cara a cara a la historia estos días gracias a la exhumación de 3 mil esqueletos de hace siglos para dar paso a una nueva línea de ferrocarril. Entre los rascacielos de vidrio y acero de la City, el distrito financiero, se encuentra el recién descubierto cementerio Bedlam, el lugar de descanso final para miles de personas que murieron entre 1569 y 1738. Los arqueólogos cepillan cuidadosamente el suelo mientras banqueros, abogados y otros profesionales aplazan sus ocupaciones unos minutos para preguntar, y preguntarse, por quienes les precedieron en el barrio y vivieron la peste, la guerra civil y el Gran Incendio que destruyó Londres en 1666. “He recorrido tantas veces esta calle, caminando por encima de tanta historia”, reflexiona Mark Bugeja, de 48 años, quien trabaja en una consultoría de gestión. “Probablemente hay un montón de historias tristes de las personas que estaban allí. Probablemente muchos de ellos no hubieran muerto hoy en día”. El cementerio de Bedlam -construido en un terreno comprado al hospital psiquiátrico de Bethlem, conocido como Bedlam- fue utilizado para las personas que murieron durante la gran epidemia de peste de Londres en 1665-66. Era un cementerio público, en él acababan los londinenses que no podían pagar un entierro en una iglesia, los delincuentes y los no anglicanos. A partir de 2018, el lugar estará ocupado por la estación Liverpool Street de Crossrail, la nueva línea ferroviaria subterránea de la ciudad.
Un proceso respetuoso
Los arqueólogos tienen un par de meses para exhumar los esqueletos antes de que empiece la construcción de la estación. Además de reconstruir el microcosmos del viejo Londres, también esperan que el ADN de las personas que murieron de peste pueda servir para aprender a combatir la enfermedad. Un registro publicado en el sitio web Crossrail con 5 mil de las 20 mil personas enterradas en el lugar ayuda a conocer a los muertos. James Lawson, un dibujante enterrado en 1584, murió “por esta nueva enfermedad”, la peste. También se mencionan una serie de condiciones misteriosas irreconocibles para los médicos de hoy. Richard Wyttor, un tendero enterrado en 1583, “murió de una mandíbula ardiente”, mientras que el sirviente Raulfe Langworthe “murió de un pensamiento” y fue enterrado en 1610. Nick Elsden, del Museo de Arqueología de Londres, director del proyecto de excavación, dijo que no hay pistas sobre sus identidades. Sin embargo, “los huesos pueden decirnos mucho sobre cómo vivían -cualquier cosa, desde las fracturas o si tienen piernas arqueadas por el raquitismo, o signos de sífilis como lesiones en el cráneo”, dijo. “A partir de los patrones de desgaste de los huesos se puede decir si hicieron trabajos
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Londres
Historia viva con esqueletos Trabajadores de la construcción del ferrocarril han descubierto una treintena de esqueletos de supuestas víctimas de la peste bubónica que azotó Londres en 1665. manuales, se puede adivinar si su vida fue difícil o fácil”. Alison Telfer, otra arqueóloga del Museo de Arqueología de Londres que participa en los trabajos, dijo que “es un proceso respetuoso”. “Te vinculas a ellos de alguna manera”, agregó. “Sientes que le debes a esa persona cuidarla bien hasta que sea enterrada de nuevo”.
Los estratos de la historia
La historia del lugar no se detiene en el siglo XVI. Debajo de los cerca de cinco metros de esqueletos se encuentran objetos más antiguos,
Es el turno de hablar de los muertos, en el Londres
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Fotos: AFP
s Los trabajos de excavación muestran el rostro antiguo del Londinium romano.
de hoy.
algunos de los cuales ya han sido descubiertos. Estos incluyen un patín de hielo de la época medieval hecho con el hueso de la espinilla de una vaca, cuando la zona era pantanosa y se utilizaba como una pista cuando se congelaba en invierno. En la siguiente capa, los expertos han encontrado antiguas herraduras romanas, horquillas y urnas funerarias de la época en que el lugar era un “suburbio romano”, fuera de los muros de la ciudad de Londinium, el nombre que recibía entonces. Después de ser desenterrados, los esqueletos Bedlam serán limpiados, secados, montados y examinados. Finalmente, serán enterrados de nuevo en Essex, al este de Londres, siguiendo con el ciclo perpetuo del pasado cediendo lugar al futuro. *AFP
Un registro publicado en el sitio web Crossrail con 5 mil de las 20 mil personas enterradas en el lugar ayuda a conocer a los muertos. “Los huesos pueden decirnos mucho sobre cómo vivían -cualquier cosa, desde las fracturas o si tienen piernas arqueadas por el raquitismo, o signos de sífilis como lesiones en el cráneo”.
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Contando el tiempo
El poder y los alimentos Lo que se come y lo que se bebe, forma parte de una lógica de poder que impregna los grupos humanos.
En su libro Sabor a comida, sabor a libertad (2003), el antropólogo estadounidense analiza la relación entre la manera en que se estructuran las sociedades y cómo se conforman sus hábitos alimenticios. Se examina aquí el caso de una popular bebida carbonatada que ya forma parte del inventario cultural contemporáneo, y cuyo proceso de “sacralización” se puede rastrear en hechos históricos reconocibles.
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Sidney W. Mintz* l uso y la aplicación del poder intervienen frecuentemente en los cambios de hábitos de consumo alimentario de una sociedad. Dónde se origina ese poder; cómo se lo aplica y con qué fines, y de qué forma la gente se relaciona con él, son factores que intervienen en lo que ocurre cuando cambian los hábitos alimentarios. Veamos un ejemplo de cómo interviene el poder en los cambios que afectan las elecciones de comida; pero es un caso general y en gran escala. Tiene que ver con la guerra. Esta es probablemente el instrumento individual de cambio alimentario más poderoso para la experiencia humana. En épocas de guerra tanto los civiles como los soldados se someten a nuevas reglas y nunca tanto como en la era moderna. Al mismo tiempo puede haber una terrible desorganización (dirían algunos) y una terrible organización. Los recursos alimentarios son reclutados junto con los de otros tipos. Se reúne a gran número de personas para que hagan cosas juntas… en última instancia para que maten juntas. Mientras aprenden a hacerlo tienen que comer juntas. Los ejércitos viajan sobre su estómago; los generales –y ahora los economistas y los nutriólogos- deciden que poner en él. Y tienen que hacerlo mientras dependen, para que los abastezcan de lo que prescriben, de la economía nacional y de quienes la manejan o, mejor dicho, prescriben lo que se les dice que pueden recibir.
Cómo seducir al carnicero
Durante la Segunda Guerra Mundial se reunieron más de 15 millones de estadounidenses que vestían uniforme y muchos millones más de civil. Los que estaban de servicio comían juntos, en grandes campamentos. Comían lo que les daban; los que decidían qué les daban eran los que controlaban el poder fuera del ejército y fuera de la experiencia directa de aquellos. Entre otras cosas, al personal de servicio se le daba carne 21 veces a la semana; hasta la cena de los viernes tenía un plato opcional de carne (aunque en general eran embutidos). La mayoría de los soldados nunca había visto tanta carne junta (aunque en condiciones de combate la recibían de modo irregular). También les daban enormidades de café y cosas dulces de todas clases; había azucareras en cada mesa e invariablemente, dos veces al día, la comida terminaba con un postre. En realidad a los soldados también les daban cigarrillos gratis una vez al mes, mientras hacían cola para recibir su salario. Aunque quizá los hábitos alimentarios de los civiles no cambiaran de forma tan radical, ocurrieron ciertas cosas que se conocen bien. Disponían de poca carne y los medios de comunicación durante la guerra estaban llenos de cuentos y chistes sobre cómo seducir al carnicero. Tenían poco azúcar, poco café y poco tabaco. También estaban siendo afectados radicalmente sus hábitos alimentarios. De manera que las preferencias de los estadounidenses –si bien dadas las circunstancias la palabra preferencias es bastante engañosa-, se modificaron de manera significativa con la experiencia de la guerra. Una de las cosas que no les daban a los soldados ni a los civiles era Coca-Cola, pero se organizó con gran cuidado todo lo necesario
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para que pudiesen comprarla. George Catlett Marshall, jefe del Estado Mayor durante la Segunda Guerra, era del sur de Estados Unidos. Poco después del ataque japonés contra Pearl Harbor les recomendó a todos sus comandantes y oficiales generales que solicitasen la construcción de más plantas embotelladoras de CocaCola para poder mandar ese producto al frente. En su carta le dio al refresco el mismo nivel, en la economía de la guerra, que el que ocupaban la comida y las municiones. De modo que a la Coca-Cola se la eximió del racionamiento de azúcar. Se estableció un total de 64 embotelladoras en los escenarios de guerra aliados, entre ellos el Pacífico, el norte de África y Australia. Las fuerzas armadas le pidieron a la compañía Coca-Cola que proporcionase los técnicos necesarios para la producción; se enviaron 148 especialistas en embotellamiento, e incluso tres de ellos murieron debido a la guerra. En vista de la importancia de la Coca-Cola cuando terminó la guerra, vale la pena señalar que antes de que empezara, el refresco no era una bebida realmente internacional; yo diría que ni siquiera era de verdad una bebida nacional. Aunque había llegado muy pronto a Cuba, seguía siendo más que nada un producto estadounidense, que se consumía sobre todo en el sur del país. Se la vendía en algunos otros países, pero no era muy conocida internacionalmente. Sospecho que la mayoría de sus consumidores estadounidenses eran estudiantes de la preparatoria que mezclaban su refresco con whisky para poder emborracharse en público (pero a hurtadillas) durante el baile de graduación. En realidad es probable que la mayoría de la gente no tomara Coca-Cola sino que la combinara con algo. El hecho de que durante la guerra la mayoría del cuerpo de oficiales de carrera fuese del sur también puede haber tenido que ver con esta historia.
Éxito total
Es fácil ver cómo influyó el significado externo en la difusión de la Coca-Cola. La rápida proliferación de plantas embotelladoras en países aliados tuvo mucho que ver con su creciente popularidad. El poder sobre la mano de obra y los recursos empleados en la producción de alimentos garantizó el funcionamiento del sistema empresarial, estrechamente coordinado, en este caso, con la voluntad del Estado. Incluso en épocas de crisis político-militar (hay quienes dirían que sobre todo en ellas) el poder empresarial bien integrado con la burocracia oficial avala el éxito de lo que se define como una labor societal de gran alcance. En esos momentos el poder mismo del Estado parece mucho menos irritante para las grandes empresas estadounidenses. El uso de recursos para la producción de alimentos se vincula también con concepciones sobre la elección de los consumidores. Pero en este caso las elecciones se manejaron de forma my específica: el 95 por ciento de los refrescos que se vendían en las bases estadounidenses durante la guerra eran productos de la compañía Coca-Cola. Había posibilidad de elección pero a una sola compañía se le otorgó el derecho de especificar cuáles eran sus límites. A diferencia del significado externo, el interno, en un caso de este tipo, tiene que ver con lo que llegan a representar los alimentos para quienes los consumen. El simbolismo rela-
Las guerras son acontecimientos que pueden marcar los hábitos alimenticios de toda una época.
cionado con la Coca-Cola, a medida que esta adoptaba su nivel nacional durante la guerra, tal como lo registran diversos autores, fue absolutamente asombroso. Tal vez valga la pena señalar que a los soldados que estaban en el extranjero no solo se los había despojado de casi todas las señales de su individualidad (ropa, joyas, peinado) sino que, como estaban en un país lejano, también sentían la falta de las representaciones materiales de la cultura que se encarnan en la arquitectura y en las formas lingüísticas (edificios conocidos, señales, carteles).
Símbolo nacional
En esas circunstancias, que pueden resultar alienantes, los objetos que pueden “cargar” un sentido desplazado de la cultura, como la comida y la bebida, adquieren un poder potencial adicional. La Coca-Cola resultó ser un receptor simbólico casi perfecto. No era raro encontrar en las cartas que los soldados mandaban a su casa la afirmación de que estaban combatiendo por el derecho a tomar CocaCola. El significado interno del refresco se revela sin duda en las emociones de un recluta que lucha, entre otras cosas, “tanto por contribuir a conservar la costumbre de tomar una Coca como por ayudar a preservar los otros millones de beneficios con los que nuestro país bendice a sus ciudadanos”, por citar una de las muchas referencias a ese refresco en el correo de tiempos de guerra, que pasaba por manos de la censura. Así fue como se ayudó a la Coca-Cola
a convertirse en un símbolo –un verdadero símbolo nacional- para los jóvenes guerreros de la generación de los cuarenta. Por eso la guerra es un entorno en el cual resulta fácil aplicar el ejercicio del poder detrás del significado externo. Esos ejemplos no tienen que ver con la significación nutritiva intrínseca de los alimentos. Más bien contribuyen a explicar cómo los procesos externos sirven para imponer muchas de las condiciones dentro de las cuales puede cobrar forma y manifestarse el significado interno. Todos los organismos vivientes se enfrentan a una necesidad imperativa: no comer es morir. Pero más allá de esto los alimentos tienen significados que trascienden su papel nutritivo. El lugar del arroz en la cultura japonesa, del pan en Occidente, del maíz para muchos pueblos americanos, tiene una significación que rebasa sin duda, cualquier implicación literalmente nutricional que puedan tener los alimentos en sí mismos. Volvamos a las palabras de ese recluta tan serio que luchaba por conservar su derecho a tomar Coca-Cola. En este caso no hay ninguna duda acerca del significado interno que se vincula al externo porque lo que significa la Coca-Cola es coextensivo con su historia como mercancía, con las acciones emprendidas para garantizar su disponibilidad, con la historia de esas mismas decisiones por las cuales el refresco pudo convertirse en el vínculo con el hogar, el que despertaba la nostalgia, el símbolo mismo de la Nación. *Antropólogo estadounidense.
12 Vista general de Fuendetodos, pueblo natal de Goya, con la iglesia en primer término.
Tragaluz
Guatemala, viernes 21 de agosto de 2015
Fuendetodos, cuna Que el pintor Francisco de Goya nació en Fuendetodos el 30 de marzo de 1746 es conocido. Pero, ¿qué pasa con toda la leyenda que rodea sus primeros años de vida? Pues que parte ha sido real, y está documentada, pero parte no ha sido más que pura ficción. Una curiosidad: Goya fue desahuciado de su casa de Zaragoza cuando tenía 10 años. Belén Molleda* Fotos: EFE
La zona de la tienda del museo del grabado en la localidad de Fuendetodos.
Una de las calles en cuesta de Fuendetodos.
Pila bautismal donde Goya fue bautizado.
Imagen de la estancia donde, supuestamente, nació el pintor Francisco de Goya y Lucientes.
Plaza principal de Fuendetodos, con el busto del pintor a la izquierda.
Imagen de la cocina de la casa museo natal de Goya en Fuendetodos.
cuarenta y cuatro kilómetros de la ciudad española de Zaragoza, en la comunidad autónoma de Aragón, se erige Fuendetodos, una pequeña localidad de poco más de 150 habitantes, pero con fama internacional por haber sido cuna de uno de los pintores más universales: Francisco de Goya y Lucientes. El próximo 30 de marzo se cumplirán 270 años del nacimiento del artista, quien a pesar de que en este pueblo se defiende a capa y espada que vivió hasta los seis años e incluso aparece así reflejado en las guías turísticas, lo cierto es que allí no pasó más de un mes “probablemente lo que tardó su madre en recuperarse” del parto, explica el historiador José Luis Oña. Aunque su permanencia en Fuendetodos fue breve, el artista sí estuvo muy vinculado al pueblo. No en vano su madre, Gracia Lucientes, era oriunda de allí y además, en esta localidad vivió y murió su hermano mayor, Tomás, quien fue una gran influencia para el pintor. Viviera seis años o lo hiciera un mes, lo que sí es una verdad como un templo es que los habitantes de Fuendetodos no olvidan al pintor, al que exhiben por cualquier rincón del pueblo y al que dedican una de sus fiestas locales: el 30 de marzo, fecha en la que cumplía años el artista.
Casa natal
Es imposible pasear por este pueblo sin que a uno le venga a la mente de forma constante el pintor. Calles con el nombre de Goya, o que recuerdan a alguna de sus obras más reconocidas; establecimientos como el Hotel El Capricho, en alusión a una de sus series de grabados; o el Mesón La Maja, cerrado como consecuencia de la crisis; y hasta la panadería se llama como el pintor. Además, en molinos y rincones se exhiben, reproducidos, algunos de los grabados del artista; esculturas de Goya y su nombre escrito por múltiples lugares son una constante en este pueblo aragonés. Para muchos, Goya nació en Fuendetodos porque su padre, José Goya, que
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de Goya: mito y realidad era dorador, estaba restaurando por entonces el retablo mayor de la iglesia parroquial de la localidad. Sin embargo esto no es así, porque “no coinciden las fechas”, afirma Oña, quien ha investigado la vida del artista y tiene constancia de la existencia de documentos que demuestran que, por entonces, en el hogar de Goya, ubicado en Zaragoza, se estaban acometiendo obras y, lo más probable, es que su estancia en Fuendetodos respondiera simplemente a que tenía los albañiles en casa. Dicho esto, uno de los principales reclamos turísticos de la localidad es la “Casa natal de Goya”, situada en la calle Alfóndiga número 5, donde se supone que nació el pintor. Y se supone, porque, según Oña, tampoco está claro: “Está aceptado que esta fue su vivienda, pero no tengo la seguridad de que así sea; ya que la casa es una edificación probablemente del siglo XIX y Goya nació en el XVIII”.
El desastre de la guerra
Además, la familia de la madre del pintor era pudiente y la vivienda debería de tener algo más de envergadura. Sin embargo, tampoco está seguro al cien por cien de que no lo sea y, por lo tanto, prefiere dejarlo así. “Además, no sería la primera casa natal que no es auténtica”, defiende. Sea realidad o ficción, lo que sí es cierto es que esta casa, adquirida, en 1913, por el pintor español Ignacio Zuloaga y por un grupo de artistas zaragozanos a Benita Aznar Lucientes, sobrina-nieta del pintor, fue declarada en 1982 monumento nacional, afirma el vicepresidente del Consorcio Goya-Fuendetodos, Joaquín Gimeno, quien hasta hace poco fuera alcalde durante 28 años de esta localidad. La casa pertenecía a Miguel Lucientes, tío del pintor. Es una casa modesta, que consta de tres plantas, la baja con zaguán, cuadra y cocina; otra intermedia, con una sala y dos alcobas y la superior, bajo cubierta, que debería de ser el granero y que ahora se mantiene diáfana, para “dejar volar la imaginación”, afirma Gimeno. Esta casa, que ahora está decorada de época, pasó décadas sin pena ni gloria, e incluso estuvo a punto de caerse. Su compra por parte de Zuloaga fue “un gran paso para mantener viva la memoria del artista y convertir a Fuendetodos en un foco de atracción de turistas”, explica el vicepresidente. Son unos 20.000 visitantes los que acuden cada año al pueblo para visitar la cuna del artista. La casa de Goya, que no fue ajena al desastre de la Guerra Civil española (1936-39) y también fue destruida y saqueada, fue restaurada en 1946, mientras que en 1981 sufrió una nueva remodelación, que culminó el 13 de julio de hace 25 años. Desde entonces, en la vivienda se han ido añadiendo motivos alusivos a Goya, entre ellos dos pequeñas pinturas al óleo, de poco más de diez centímetros de ancho y diecisiete de alto que, al parecer, se encontraron en un almacén del pueblo en los años 60, dice el exalcalde. Aunque “no está confirmado al cien por cien”, existen estudios de expertos que apuntan a que ambas obras pudieron haber sido creadas entre 1762 y 1766, es decir, la época en la que vivió Goya.
mativa, no por lo que se explica sobre el bautismo de Goya, sino por cómo finaliza la inscripción: “V Congreso Nacional de Profilaxis e Higiene Bucodentaria. Nov. Zaragoza 1981”. Por lo visto la organización del congreso donó la placa a la iglesia y así quisieron dejar constancia de ello en la inscripción con una tipografía de letra similar al resto, pero que acapara la atención por su vistosidad.
Museo del grabado
Plaza de Goya con un busto del artista en su pueblo natal de Fuendetodos.
Las pinturas están realizadas con la misma técnica empleada por el artista. “Sin embargo, un estudio exhaustivo no hay; es costoso y no hay dinero”, explica el vicepresidente de la Fundación.
Primer reconocimiento
Aunque casi todo en Fuendetodos recuerda a Goya, lo cierto es que el artista únicamente pintó en esta localidad una obra. Eso sí, fue la primera de sus pinturas reconocidas. Se trataba de un armario de reliquias que estaba situado en la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, titulado “La Virgen del Pilar”. Pero, de esta pintura no queda ni rastro, ya que el templo quedó prácticamente destruido como consecuencia de la Guerra Civil. “De aquel relicario, solo se conserva su imagen en fotografía y, además, en blanco y negro. En la propia iglesia se hicieron catas para ver si quedaban restos de una especie de cortinaje que pintó en la pared junto al relicario, pero no se halló nada”, explica el exalcalde. Se cuenta que esta obra la pintó Goya cuando tenía 17 años y que, cuando “volvió al pueblo, no la reconocía”, según el vicepresidente de la Fundación. Pero, esto también son “suposiciones”, explica Oña, ya que no queda ningún documento que así lo acredite. “Sobre todo hasta los 30 años la biografía de Goya estuvo conformada por leyendas, que ha habido que desmontar”, alega. “Por desgracia en la Guerra Civil se destruyeron, no solo posibles obras del artista, sino con toda seguridad bastante memoria suya; por ejemplo las cartas que se cruzó con su hermano Tomás y con su amigo Zapata”, afirma. En la contienda se quemó toda la documentación del archivo parroquial, incluida la partida del bautismo del pintor, de la que afortunadamente se conserva una fotografía, que se exhibe en la “casa natal” de Goya. En esta iglesia, en la que estaba ubicado el relicario, se conserva la pila bautismal, y esta “sí es la auténtica”, indica Gimeno. Fue el 31 de marzo, al día siguiente de nacer el pintor, cuando este recibió las aguas bautismales en la iglesia. Así se refleja en una llamativa placa colgada en una de las paredes del templo. Y se dice lla-
La “casa natal” de Goya está ambientada con objetos que ha ido donando “la gente con buena voluntad”, algunos de los cuales se han expuesto y, otros, sin embargo, como una copia de la Maja Vestida, se han retirado a posteriori, por razones obvias. Junto a esta casa, existe un edificio adquirido en 1928, a raíz del primer centenario de la muerte de Goya, que se bautizó como “Casa Zuloaga”, que supone un anexo de la “casa natal” de Goya y que se utiliza para organizar exposiciones. Los alrededores están ambientados en torno a Goya e incluso se ha derruido la casa de enfrente para hacer una plazoleta, en lo alto de la cual se erige, como no podía ser de otra forma en Fuendetodos, un busto de Goya. A pocos metros de la casa de Goya, existe el museo del grabado, abierto en 1989 y que alberga las cuatro series de grabados más importantes de Goya: Caprichos (1797-1799), Desastres de la Guerra (1810-1815), Tauromaquia (1815) y Disparates (1816.1824). Para ello se recuperó una casa típica aragonesa de tres plantas. “El museo fue todo un acierto”, explica el vicepresidente de la Fundación. “Desde que se creó hemos tenido múltiples peticiones para exponer grabados de Goya en muchos lugares: Uruguay, Ecuador, Francia, Italia, Ucrania...”, afirma. La serie de los Disparates es la más enigmática y difícil de interpretar. Goya la dejó inacabada y en Fuendetodos han puesto en marcha una iniciativa para enriquecer esta serie con donaciones de artistas. Por ahora lo han hecho 43, el último de ellos, el ilustrador y dibujante madrileño Isidro Ferrer. La iniciativa sobre los grabados de Goya tenía detrás un proyecto mucho más ambicioso que es el Museo de Grabado Contemporáneo, que se empezó a construir en 2010, en el que se invirtieron 2 millones de euros (2.25 millones de dólares USA) con fondos del Ministerio de Cultura español y cuyas obras se paralizaron en 2013 como consecuencia de la crisis económica, explica el vicepresidente de la Fundación. Se pretendía construir un museo de referencia, con el fin de “cubrir un hueco en España” y que albergara los grabados de Goya “como guinda”. La idea era invertir 7 millones de euros (7.7 millones de dólares) en unas instalaciones de 5 mil metros cuadrados de superficie, en las que se pretendía dar visibilidad a la cantidad de obras, especialmente, grabados, que alberga Fuendetodos. Unas 4 mil, todas ellas donadas por artistas de relevancia, afirma. *EFE
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Ventanas
Haciendo espejos
Guatemala, viernes 21 de agosto de 2015
Fotos: Archivo
Duke Mental empezó a pintar en forma cuando dejó atrás los Estados Unidos, hace ocho años. Para relajarse mientras le salía un trabajo.
Este pintor salvadoreño considera que su obra son espejos que reflejan su tiempo.
Entre sus exploraciones técnicas trabaja la mezcla de chapopote y óleo.
Roger Lindo* us primeros cuadros fueron unas mujeres con patas de rana (un homenaje a la Madre Tierra, explica). “A nadie le gustaban, pero hubo una señora de Los Ángeles que me escribió vía Facebook, sin yo tenerla de amiga. Se los di a 30 dólares, me agarró media docena. Apartámelos, me dijo, y recogé el pisto mañana en MoneyGram”. Duke Mental no lo creía, pensó que era una broma. Pero al día siguiente la compradora, salvadoreña de la diáspora y su primera clienta, le envió el código para retirar el dinero. Gracias a ese capital pudo seguir pintando. Ese momento fue decisivo además porque Mental –36 años, David Duke en el universo legal– necesitaba ganarse la vida de alguna manera. (Entre otros oficios probó el de vender carros –en las aceras de Ciudad Merliot– y otra vez haciendo auditorías de calidad para una maquila, lo que entre otras cosas comportaba cerciorarse
“No soy del CENAR ni tampoco de la Escuela de Artes, ni de ninguna academia privada. No tengo seno familiar artístico... Hay artistas que no me reconocen porque no tengo escuela”. de que las prendas tuvieran el número correcto de puntadas de costura). “Ahí fue donde yo me di cuenta que el Facebook es una herramienta para que tu obra se mire en otros lados: empecé a usarlo como una herramienta para transgredir la frontera”. Colgaba una pieza nueva, etiquetaba a sus amigos, y a otros, y uno de los resultados de esa agregación geométrica fue que alguien compraba. A lo largo de siete u ocho años ha construido una red de contactos y clientes y amigos interesados en
su obra. No es infrecuente encontrarse al artista con un cilindro de cartón que contiene un cuadro, camino a la oficina de correo. Así es como su obra se va moviendo. Hasta Finlandia ha llegado. Describe sus creaciones como “una explosión de colores, veladuras muy claras con texturas muy fuertes, a veces un poco repugnantes”. Frente a sus cuadros, que van de lo abstracto a lo neofigurativo, la imaginación descubre o cree ver o inventa figuras, paisajes, rostros, derrumbes, estallidos, movimiento, violencia. El centro de gravedad de sus visiones puede ser un ángel, una ola, un desnudo, una paloma. “La idea de lo que yo hago es hacer espejos. Con el tiempo me he ido dando cuenta que la gente mira cosas dentro de un cuadro, cosas que yo no he visto previamente”. Un músico amigo de él encontró trompos bailando en una pieza, una fiscal vio un muerto. Su padre, que camina con una andadera ortopédica a raíz de una operación de rodilla, descubrió la imagen de “un hombre derrotado” en otra ocasión. A los tres años, durante la guerra, jugaba a pintar con sus primos. Unos puntos en una servilleta, explicó en una ocasión a su madre, representaban los pasajeros de un avión que se había estrellado. En los circuitos salvadoreños su obra no ha hallado buen mercado, dice. “La muerte del ángel de la vida”, un ángel vencido, boca abajo, de concepción neofigurativa no se vendió aquí, en cambio se lo quedaron en Millard Sheets Art Center, en Pomona, California. No es un pintor de escuela. Allá por 2010 tuvo el impulso de entrar a una academia de artes, pero un artista que respeta mucho, el escultor Baltazar Portillo, también autodidacta, ahora instalado en Londres, lo disuadió de ese propósito. “Él miraba que mi arte era natural, era puro, y que lo que iba a hacer era contaminarlo con la escuela tradicional, dibujando ayotes y vasijas”. Aprendió el tratamiento de las telas y los acabados de otros artistas en el zaguán de su casa en Santa Tecla. Aquí ha montado su taller, donde experimenta con las técnicas y los materiales que se avienen a lo que él quiere expresar. Su onda, dice, es combinar lo industrial y lo fino. “El tratamiento del chilapote o chapopote, que es básicamente asfalto, lo he recontraexplorado, lo he trabajado en su máxima expresión. Quiero transgredir la técnica del oleo, del acrílico, contaminarla adrede; son técnicas que la gente las mira como santos: que se craquele el óleo con el asfalto. No sé cuánto tiempo va a durar; no sé si un óleo craquelado me va durar 200 años, pero la experiencia es genial, y también el resultado”. El Salvador le ha tirado las puertas hasta ahora. Es su impresión. La posguerra, así lo ve, malcrió al país en la exclusión, en la cerrazón de los círculos de plásticos. No le ha quedado sino mirar hacia fuera, abriéndose mercado por Internet, metiéndose donde no lo invitan. David Duke se situá dentro de “una tradición que quiere romper la tradición”. Rechaza el papel de artista lastimero, dar lástima, vender por lástima. Y ambición no le falta. “Picasso es como el que tengo que alcanzar. En un punto transforma el gusto estético: es a lo que quiero llegar algún día”. *Escritor salvadoreño
Guatemala, viernes 21 de agosto de 2015
Fieles a nuestra conciencia
Alejandro Maldonado Aguirre Vicepresidente.
iles de sentencias y autos discutidos y decididos en la jurisdicción constitucional van dejando las huellas de su técnica y de su contenido conceptual; sin embargo, nunca son exhaustivos ni tampoco plenamente satisfactorios. Siempre queda una íntima duda, algunas veces leve y otras, –más inquietante– acerca de su certeza. Esto sucede en cada conciencia que tiene por ella misma sentido de su dimensión humana. Reivindicar la virtud de la infalibilidad apareja arrogancia –que también, siendo terrenal, podría excusarse–, aunque advierte, cabalmente por ser imposible la clarividencia judicial, rotunda ineptitud para ejercer la magistratura a quienes se crean patentados de la verdad. La democracia encomienda la justicia a quienes son capaces de dudar de cualquier dogma, incluyendo los propios, pues solo los totalitarismos proclaman la omnipotencia de sus operadores. La experiencia que puede adquirirse en el servicio público de la justicia, corrobora que ella no resulta tan expeditiva ni menos tan formularia como algunos censores externos la exigen. Recuérdese que existen normas indeterminadas, flexibles y abiertas, porque su deliberada generalidad fue concebida así para dar cabida en un texto supremo a toda una pluralidad. Es posible, y ciertamente válido, que los litigantes expongan y aleguen según los intereses que representen y hagan las interpretaciones que a su criterio convengan. Ellos, al fin de cuentas, son parte de la controversia que los ha llevado ante la autoridad de los jueces. Si aquellos se cargan de subjetividad no hacen más que acomodarla a su condición de sujetos del conflicto, y de ello deriva su parcialidad, condición que no cabe discutirles. Tal cosa no sucede con el juzgador, quien solo puede afirmar lo que está en posibilidad de demostrar. Tiene obligación de apreciar los hechos como son y no como parecen ser, y debe adjudicarles el valor jurídico que ellos tengan, según se lo dicten las reglas de una ciencia para la cual se ha preparado y para cuyo ejercicio el Estado lo ha investido. En su ministerio el juzgador constitucional debe principiar sabiendo que un caudal de paciencia es su primera condición para cumplir su tarea. También entenderá que su misión no la va a encontrar solamente en las palabras prisioneras de la Ley, y, aunque su imaginación navegue libre por la filosofía asentada pragmáticamente en los datos de la sociología, siempre va a requerir el fundamento de la ciencia jurídica para aproximarse lo más posible a lo cierto. Quizás, por esa percepción de la complejidad del oficio judicial, se comprueba un dato empírico que registran las estadísticas: no son muchos los que sublevan su serenidad frente a un fallo adverso. Como suele ocurrir en las controversias de intereses, la resolución que las dirime tendrá que fallar a favor de uno con abatimiento de las pretensiones de su contraparte. El general acatamiento pacífico de lo resuelto revela una aptitud de respeto al Estado de derecho, lo que abonaría a las virtudes, pocas o muchas, que tenga la sociedad nacional. Contrario a esa conformidad con lo resuelto en los casos particulares, ocurre una situación distinta cuando se debaten asuntos que implican en el fondo una toma de posición ideológica. Estas, como reflejo de condición social o económica, que han sido los motores de las grandes
confrontaciones políticas, suscitan, excitan y afiebran los temperamentos que tratan de incidir, incluso por medios ajenos al proceso, sobre las decisiones de los tribunales constitucionales. No tiene nada de extraño y tampoco debe ser repudiable que esos asuntos de interés social, comunitario, gremial, e inclusive clasista, desborden los estrados del tribunal y se ventilen en público. No podemos escandalizarnos de que, según la semántica estadounidense, los correctamente llamados pressure groups, actúen y se organicen en defensa de sus posiciones; desde luego que para eso existen y son expresión propia del sistema democrático, el cual, desde sus orígenes griegos, es o tiene que ser esencialmente deliberativo. Tampoco resulta irregular que los medios de prensa asuman una línea editorial definida. Igualmente es legítimo y justo que la gente se manifieste en la calle y en la plaza. En conjunto, todo es opinión y todo puede ser aporte informativo para la valoración del caso. Sin embargo, para los efectos de la solución de un diferendo constitucional, importa que el discurso judicial se sustente en la razón metódica y no en el conteo de cabezas o en el peso de cualquier clase de poder. La labor jurisdiccional no puede excluirse de la crítica, pero debe recordarse que todo enjuiciamiento también es relativo y asimismo expuesto a las vicisitudes que forman el criterio, bien sea maduro y ponderado, o, para mal, fanático y corrosivo. Quizás, en esto de los comentarios, son tan destructivos los que acuden a la violencia del verbo como los que apelan a la seducción del elogio, puesto que el juez lo único que necesita saber, íntimamente, es que su discernimiento fue honesto y que su fallo fue justo. Cerrar un ciclo con esta convicción, conforma una suficiente recompensa de desvelos y angustias por la aproximación a la verdad. Lograrla a plenitud es una meta sobrehumana, quizás nunca alcanzada por científicos, filósofos, teólogos, ni poetas. Pero luchar por ella siempre marcará la ética y el coraje de existir en comunidad, y a esa hazaña –fieles a nuestra conciencia– todos estamos invitados.
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