7 minute read

Panorama de enfermedades en soja y maíz en el sudeste bonaerense

En la última UPA de la Regional Juan Manuel Fangio, el especialista Marcelo Carmona habló de las principales amenazas para soja y maíz en la zona.

El último 27 de febrero, la Regional llevó adelante su jornada UPA en el establecimiento ‘El Silencio’ de Mar del Plata y a la que asistieron más de 120 productores y asesores técnicos. Además de hacer una recorrida por diversos ensayos, se abordaron las principales enfermedades que afectan a los cultivos de gruesa.

El encargado de abordar este tema fue el Ing. Agr. MSc. Marcelo Carmona, quien describió las enfermedades en soja y maíz en la zona, y brindó recomendaciones al respecto.

ENFERMEDADES EN SOJA: TIZÓN DE LA HOJA Y MANCHA MARRÓN, LO MÁS VISTO

Carmona reconoció que se trata de una zona en donde los controles de enfermedades en soja son poco utilizados y con resultados erráticos. “Por lo tanto creemos que no son necesarios y esto no es así”, sostuvo.

Las enfermedades de fin de ciclo (EFC) suelen ser ocultas y se empiezan a visualizar en R3 hacia adelante. En este sentido, advirtió que los controles no van a demostrar resultados en el corto plazo como sí lo puede hacer un fungicida en cultivos de fina.

Sobre las principales enfermedades de fin de ciclo que se encuentran en la zona, Carmona mencionó a Tizón de la hoja, causada por cercospora kikuchii y a Mancha marrón, causada por septoria glycines.

Tizón de la hoja es una enfermedad que ataca la planta, provocando manchas en las hojas con una coloración violácea y un encrespado de las mismas. Esto reduce significativamente la superficie fotosintética y puede causar defoliación. Las mismas manchas se pueden llegar a presentar en vainas y granos. Según describió el especialista, es un hongo que se activa con el sol, por lo tanto la presencia de los síntomas se comienza a ver en aquellas hojas que están más expuestas a los rayos solares.

En contraste con esta enfermedad, Mancha marrón se encuentra principalmente en las hojas inferiores donde hay sombreado y nulo contacto con el sol, lo que produce un microclima con mayor humedad. La difusión de este hongo dentro del canopeo se da principalmente por el salpicado provocado por la lluvia.

Según afirmó Carmona, no hay variedades resistentes pero sí puede haber distintos grados de susceptibilidad. “El promedio de disminución de rendimiento causado por enfermedades de fin de ciclo se encuentra alrededor del 10 %, pudiendo llegar a 15-20 % en años con condiciones muy predisponentes para la aparición de las mismas”, señaló.

El momento de aplicación en cultivares susceptibles que, luego de una lluvia de 30-40 milímetros, ya muestran algún síntoma es a partir de R3 a R5.5-R6, sobretodo en lotes con rastrojo de soja. “El objetivo es un control preventivo de la enfermedad desde la aplicación del producto en adelante para cuidar el principal componente del rendimiento, que es el número de granos. Antes de R3, si detectamos la presencia de los síntomas, nos está dando la pauta de que a ese lote hay que monitorearlo más de cerca. Una alta presión de enfermedad y condiciones predisponentes pueden justificar una aplicación más allá de R6, sobretodo en lotes con destino a semilla”, explicó.

A la hora de hablar de moléculas para el control, Cercospora kikuchi es resistente a todas las estrobirulinas que hay en el mercado, y el carbendazim también ha perdido eficiencia. Según el ingeniero, se observan diferencias entre los distintos triazoles, siendo el ciproconazol el menos eficiente.

Los asistentes escuchando las recomendaciones para el manejo de enfermedades en soja y maíz.

El análisis de semilla antes de la siembra permite identificar la sanidad de las mismas y es una herramienta clave de manejo ya que representan fuentes de inóculo para una amplia variedad de patógenos. En base a los resultados, se deben elegir las moléculas adecuadas para realizar el curado de las semillas. En cuanto a los patógenos presentes en el suelo, los más importantes son: rhizoctonia, macrophomina, pythium y fusarium graminearum.

El costo aproximado de la utilización de un producto para el control de estas enfermedades ronda los 70-90 kg de soja, según precisó Carmona.

En cuanto a enfermedades que no son de fin de ciclo, se destaca Cercospora sojina conocida como mancha ojo de rana. El umbral para desencadenar una aplicación son 2 manchas por foliolo central y condiciones predisponentes, junto con variedades más susceptibles. La misma es controlada con cualquier fungicida que se encuentra en el mercado.

ROYA COMÚN Y PODREDUMBRES EN MAÍZ

La Roya común (Puccinia sorghi) viene teniendo gran incidencia en el sudeste bonaerense y provoca mermas en el rinde que promedian el 5 a 10%. Se trata de una enfermedad que se dispersa por el viento y requiere de 3 horas de rocío para que penetre en la planta. La lluvia hace que las esporas caigan gravitacionalmente, siendo contraproducente para la difusión de las mismas. Para que se desate la enfermedad, la temperatura del ambiente debe rondar los 17 a 22 °C y comienza con lesiones anaranjadas que se tornan marrón oscuro y luego negras.

Si bien cualquier fungicida es efectivo para su control, la mezcla entre triazoles y estrobirulinas es la que mejor funciona. “Como umbral debemos tener en cuenta la presencia de 14-15 pústulas por hoja, en la hoja de la espiga, y la de la espiga +1 y -1, desde VT en adelante”, sugirió Carmona y agregó: “Si la enfermedad expresa síntomas antes de VT, hay que tener en cuenta todas las hojas y que alcance el umbral mencionado”.

Sin embargo, antes de decidir un control químico conviene mirar las previsiones climáticas, ya que altas temperaturas por períodos de 5 días logran un control natural. También conviene elegir materiales más tolerantes.

Otras enfermedades a tener en cuenta son aquellas que provocan la podredumbre de la raíz y el tallo, como pueden ser fusarium graminearum, fusarium verticillioides, macrophomina, coletotricus, entre otras. Esto genera un debilitamiento de la planta, haciéndola más susceptible al vuelco, además de interferir en la translocación de azúcares hacia la espiga. Se estima que en años severos puede llegar a provocar una disminución del rendimiento del 30 %

En cuanto a enfermedades de la espiga, se destacan fusarium verticillioides (más grave) y graminearum, que producen una gran cantidad de micotoxinas que pueden generar problemas cuando se consumen los granos. En ambos casos, la semilla es la principal fuente.

de inóculo. Una alta densidad de plantas puede provocar una disminución en el diámetro de los tallos, lo que genera un debilitamiento de los mismos y la posibilidad de que la enfermedad aparezca con mayor incidencia.

Para el control de esta enfermedad se destacan las moléculas pertenecientes a la familia de benzimidazoles. “La recomendación es tener en cuenta los umbrales y las condiciones ambientales, más que el estado fenológico, sin dejar de lado el monitoreo, la rotación y el tratamiento de semillas”, concluyó Carmona.

RECORRIDAS DE ENSAYOS

Durante la jornada, también se realizaron diversas paradas en ensayos de materiales comerciales de los tres principales cultivos de gruesa de la zona: girasol, soja y maíz. En cada estación, las empresas explicaron sus materiales y brindaron una breve reseña de las características de cada uno.

Una de las paradas técnicas en maíz estuvo a cargo del Ing. Agr. Aníbal Cerrudo, quien destacó el gran avance genético de los nuevos híbridos. Además de varios eventos tecnológicos (como puede ser la resistencia a insectos o a ciertos herbicidas), cuentan con una gran estabilidad y tolerancia a condiciones de estrés, que le permiten tener un buen desarrollo y lograr rendimientos aceptables en condiciones no muy favorables.

Cerrudo insistió en la importancia de mantener la planta sana, libre de competencia de malezas y que logre tener fuente suficiente de carbohidratos para llenar los destinos que representa la espiga.

This article is from: