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Revisión de las enfermedades foliares del maíz que definen las decisiones de control químico

Ing. Margarita Sillon. Investigadora de la Universidad Nacional del Litoral y Titular de la Consultora “Centro de Sanidad de Cultivos”

Las dos que más preocupan actualmente son las provocadas por Roya y Tizones

Palabras Claves:

Maíz, enfermedad, roya común, Puccinia sorghi, tizón foliar, daño, condición predisponente, severidad, control, fungicida, rendimiento.

Introducción

La siembra directa constituyó un paso muy importante como paradigma o modelo de producción diferente del modelo tradicional, y hoy es uno de los principales medios para alcanzar esa agricultura sustentable que aspiramos.

La demanda de alimentos y aceites vegetales, el aumento en el estándar de vida y el uso de cultivos para uso industrial irá en aumento en las próximas décadas. En ese contexto la soja juega un rol central, y el aumento en la producción estará ligado a las posibilidades de incrementar el área sembrada o de intensificar la producción de granos por unidad de superficie. Existen limitaciones para aumentar la superficie cultivada, ya que se entraría en conflicto con otros ecosistemas, o se alterarían aquellos con alto grado de fragilidad. Entonces, el desarrollo de tecnologías que maximicen la producción de los cultivos por unidad de superficie, y que minimicen los impactos negativos sobre el ambiente será la salida más sustentable a esta demanda. El productor que hoy busca máximos rendimientos debe enfrentarse a factores adversos entre los que se encuentran las plagas y las enfermedades.

El cultivo de maíz puede verse afectado por trastornos que alteran la fisiología o el funcionamiento normal de la planta, ocasionados por microorganismos a los que llamamos “patógenos” por ocasionar enfermedades. Los hongos son el grupo más numeroso y los que causan las epidemias más conocidas por técnicos o productores.

Las mermas ocasionadas en los rendimientos, a causa de las enfermedades, resultan debido a la interferencia de los distintos patógenos en los diferentes procesos involucrados en la producción y partición de biomasa en el cultivo. Por lo tanto el objetivo principal del control de las enfermedades del maíz es destruir la combinación de los factores necesarios para su aparición y esto solo puede lograrse conociendo los síntomas que nos anuncian la presencia de un microorganismo, los ciclos de la enfermedad, las partes vegetales involucradas y la diseminación o propagación.

Frente a un nuevo ciclo agrícola es importante revisar esos conocimientos y la información que se genera cada año con respecto al panorama sanitario que ofrece la genética, y los resultados del manejo con fungicidas.

La Figura 1 muestra los resultados de un relevamiento realizado en 2012 que indica cómo se distribuye la percepción de productor en cuanto a los problemas sanitarios en maíz (Sillon y col., 2012, Informe presentación PACT/UNL).

El 60% de los técnicos y productores perciben como problemas aquellos foliares o que involucran a la planta entera. Dentro de esta clasificación se encuentran las royas, Tizones, las manchas foliares (mancha gris, mancha en ojo), la antracnosis, las manchas por bacteriosis, el mildiu, mal de Río IV y el achaparramiento.

Las enfermedades de raíz y tallo ocupan el 22% de la preocupación, y según las zonas, los patógenos involucrados son distintos: Diplodia spp (Stenocarpella), Fusarium spp., Colletotrichum spp.; Macrophomina. Los síntomas de estas enfermedades son diversos y dependen generalmente del patógeno prevalente. Se pueden observar manchas necróticas en los tallos y, en algunos casos, desintegración de los tejidos de la médula, en la base del tallo lo cual debilita esta zona, blanda al tacto, favoreciendo el vuelco físico de la planta. En la podredumbre carbonosa por Macrophomina phaseolina las plantas se arrebatan, tornándose de color oscuro. Dentro de la base de los tallos se observan “vetas” oscuras, que al observarse con

Figura 01 Principales enfermedades de maíz percibidas por técnicos y productores, en el ciclo 2012/2013. Fuente: PACT CAID/UNL (Sillon, M)

lupa muestran cientos de microesclerocios, micelio compactado del hongo que perjudica el transporte de agua dentro de la planta. Se presenta en condiciones de sequía y altas temperaturas

Los organismos causales están presentes en casi todos los campos, y la ocurrencia de la enfermedad está fundamentalmente influenciada por el ambiente, y el efecto que éste tiene sobre el híbrido. Los daños de lepidópteros, las enfermedades foliares o insuficiente agua disponible son factores que pueden desencadenar las PTR.

Un 15% de los productores indicaron a los problemas de espigas como relevantes en la pérdida de calidad y/o rendimiento. Dentro de este grupo podemos incluir a varios de los hongos que ocasionan PTR. Pueden generar desintegración de tejidos en las espigas, ocasionando podredumbres de diferentes tipo (húmeda o seca), y algunos patógenos producen micotoxinas. En las zonas secas y los últimos ciclos “Niña” el carbón común del maíz (Ustilago maydis) presentó alta prevalencia, relacionado a un mayor número de heridas en los tejidos estresados por altas temperaturas y sequía.

Las dos enfermedades foliares que más preocupan: Roya y Tizones

La roya común es una enfermedad ampliamente difundida en la zona maicera, afectando al cultivo desde estados vegetativos. El patógeno es un hongo (Puccinia sorghi) que necesita de los tejidos vivos de la planta de maíz para desarrollarse y que presenta más de un ciclo durante la estación del cultivo, dependiendo la cantidad de ciclos de las condiciones ambientales predisponentes, (temperaturas de 16ºC a 23ºC y mojado foliar). El signo son pústulas alargadas u ovales, de color castaño-rojizo, en ambos lados de la hoja, y en las vainas. Las pústulas rompen y dejan ver las uredosporas, a través de las cuales se disemina el hongo. Para la zona norte de Santa Fe, Chaco y Santiago del Estero también se encuentra la roya sureña (Puccinia polysora). Esta se vé favorecida por temperaturas más elevadas 27ºC-30°C. Las pústulas aparecen con mayor preponderancia en la superficie superior de la hoja, siendo más chicas que las de la roya común y numerosas. El manejo que debe hacer el productor es similar en ambas royas.

Los tizones son ocasionados por distintas especies de hongos que sobreviven en el rastrojo y que son diseminados por el viento a través de sus fructificaciones asexuales llamadas conidios. El clima templado (18ºC) y húmedo, con presencia de rocío, favorecen estas enfermedades. Su importancia radica principalmente en la reducción de tejido fotosintéticamente activo que en infecciones tempranas, de maíces de “segunda” puede producir pérdidas importantes. Durante el ciclo 2012/2013 se presentaron síntomas desde estados vegetativos, aunque estos patógenos presentan períodos largos de incubación, y el progreso más importante es generalmente posterior a floración (Figura 2).

Manejo de tizón con fungicidas, resultados 2012/2013

Cuando la enfermedad principal se refiere a tizones o manchas foliares su desarrollo se acelera en tejidos senescentes, por lo que su evolución suele estar asociada a estados posteriores a R1. En la campaña agrícola 2012/2013, caracterizada por un fuerte estrés hídrico durante buena parte de enero y febrero en Santa Fe, con exceso de lluvias a partir

Figura 02 Panorama sanitario para el ciclo 2012/2013. Estudio de nivel de enfermedades en Campo experimental AFA Los Cardos/Las Rosas

de marzo, los maíces “de segunda” presentaron condiciones para el desarrollo de enfermedades de fin de ciclo, y PTR.

Se condujeron ensayos con aplicación de fungicidas mezclas (triazol+estrobilurina, y triples mezclas con carboxamidas). Las aplicaciones se centraron entre el estado de panojamiento, con severidad de 5% de tizón, y floración, con 20%. Las aplicaciones en floración lograron reducir la incidencia de tizón en la planta, y la severidad del estrato medio y superior, en rangos de 60 a 70% según el híbrido involucrado y la severidad inicial (Figura 3). Las espigas cosechadas de las áreas con tratamiento presentaron un 10% más de granos, con un peso también mayor (hasta 22% según híbrido y localidad). En su conjunto los ensayos de manejo dieron respuestas de 800 a 1300 kg/ ha, lo que representó entre 8 a 14% de ganancia. En estos resultados no sólo se observó el control de tizón sino la reducción de antracnosis, lo que significó mayor número de espigas al momento de la cosecha.

Figura 03 Rendimientos obtenidos en los distintos sitios bajo ensayo, con aplicaciones para controlar tizón común, con severidad inicial de 5 a 20%.

Conclusiones

Para manejar las enfermedades en la próxima campaña agrícola tengamos en cuenta que: • La aparición y progreso de la roya del maíz ocurre tempranamente en el cultivo, y en híbridos susceptibles exige que la aplicación de fungicida sea entre V6 y Vt. • Los tizones y manchas foliares son patógenos que sobreviven en el rastrojo y tienen, en general, períodos de latencia largos, con lo cual pueden estar presentes en el cultivo mucho antes que “el ojo del técnico” los determine. • Hay respuestas positivas en rendimientos con el control de manchas foliares mediante fungicidas aplicados en el momento de floración, pero el control de tizón no es bueno si se posterga la aplicación del fungicida y se realiza con severidades mayores al 20%. • Desde 2007 a la fecha hay un incremento sostenido de las podredumbres de tallo, afectando a los maíces de segunda fecha de siembra. • Un segundo beneficio de la aplicación de fungicidas radica en disminuir la predisposición a estas podredumbres de tallo y a lograr mejor calidad de grano disminuyendo el porcentaje de espigas afectadas con hongos. • Finalmente, la herramienta “más económica” en el manejo de enfermedades del maíz es la elección del híbrido, donde la mitad de la batalla a los patógenos ya estará ganada.

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