LA DESCOLONIZACIÓN DEL SAHARA
INTBODUCCIÓN
Hace algún tiempo—no demasiado—mi pensamiento y mi preocupación sería la intelectual propia de un hombre de estudio, que trataría de aportar sus investigaciones y sus conclusiones sobre la descolonización del Sahara. Pero el azar ha querido que yo haya sido sujeto activo y con ciertas responsabilidades en el reciente proceso descolonizador del Sahara. Mi testimonio no va a ser, pues, el de un puro investigador, sino más bien el de un testigo que ha vivido intensamente el problema. La tesis central de este trabajo es que la descolonización del Sahara se ha venido llevando a efecto en condiciones muy favorables para España; casi me atrevería a decir, en condiciones milagrosamente favorables. Recordemos que la descolonización protagonizada por Alemania e Italia fue una parte del coste de la derrota de dos guerras mundiales. La descolonización francesa —que se hizo inteligentemente— costó muchos muertos a Francia, y, en definitiva, la sustitución de la IV República por la V República de De Gaulle. La descolonización portuguesa—que se hizo en forma retardada y torpe—fue origen de la descomposición del ejército portugués y de las tremendas dificultades interiores que actualmente vive Portugal. Hasta la serenísima Inglaterra se ve azotada por una crisis económica y social que tiene su origen y explicación en la descolonización; que se llevó inteligentemente, pero que ha resultado a un coste social y político inmenso. Excusado es decir que la descolonización a España (y ahora me estoy refiriendo a la gran descolonización de América y Filipinas) también nos resultó costosísima. Casi un siglo, el último siglo de la historia de España, es una frustración de todo orden, motivada por la descolonización. Puede que resulte desproporcionado traer a colación los grandes procesos de descolonización y pretender obtener consecuencias refe11