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LA CONSTRUCCIÓN DEL LUGAR A TRAVÉS DEL LÍMITE EN LA CASA DIESTE Miguel Ortega Rodríguez La obra de Eladio Dieste ha sido visto como un ejemplo de ‘modernidad apropiada’, de esa primera generación de arquitectos latinoamericanos que comienza a mirar más allá de un Estilo Internacional para, desde dentro, poner en valor la cultura local. Es interesante abordar su obra desde el regionalismo crítico de Frampton ya que, haciendo una relectura de la conferencia “Bauen, Wohnen, Denken” de Heidegger, una parte importante del texto se centra en la construcción del lugar como relación dialéctica con la naturaleza. Proponemos revisitar la casa Dieste -único ejemplo de edificación de residencial de su carrera-, desde las ideas sobre la construcción del lugar que se desprenden del texto de Frampton, poniéndolas en relación con el análisis de la casa, el texto de Heidegger y los textos del propio Dieste.
Para el ingeniero Dieste la construcción no se limitó a la ejecución de la obra, sino al despliegue a través de ello, de una ética consecuente con un “orden profundo del mundo”, con eso que él llamaba la economía cósmica, para lo cual, además de una solución material y espacial, se incorporaba transversalmente una dimensión temporal a través de la que se ponían en relación el progreso y la tradición. La construcción de su propia casa, uno de sus trabajos técnicamente más humildes, está a la vez repleta de significado. Si exceptuamos su colaboración quince años antes en la cubrición de la casa Berlighieri de Antonio Bonet, la construcción de su propia casa en Montevideo, la que habitaría con su mujer y sus once hijos hasta su muerte, supone para Dieste la única oportunidad de enfrentarse un proyecto de vivienda.
Cuando la construye, entre los años 1967 y 1968, ya había construido algunas de las que serían consideradas como sus mejores obras, y contaba ya con veinte años de carrera a lo largo de los cuales había perfeccionado el sistema constructivo que había inventado, la cerámica armada. La obra de Eladio Dieste ha sido visto como un ejemplo de ‘modernidad apropiada’1, de esa primera generación que en Latinoamérica comienza a ver más allá de un Estilo Internacional para mirar hacia dentro y poner en valor las culturar locales, y desde luego podríamos ven en su cerámica armada un buen ejemplo de ello. Es interesante abordar su obra desde la idea de Frampton de regionalismo crítico2, que avanzaría un paso más en la puesta en valor de lo local -en el sentido más amplio de la palabra-, para mostrarnos una arquitectura en la que la construcción del lugar implica una relación dialéctica con la naturaleza a través de elementos como la topografía, el contexto o lo táctil, aspectos que la modernidad había dejado en un segundo plano.
1 Ramón Gutiérrez; Arquitectura latinoamericana en el siglo XX; Los aportes teóricos de Marina Waisman y Cristián FernándezCox a finales de los ochenta ayudaron a definir aspectos sustanciales en un debate sobre las razones y las gravitaciones de la identidad cultural del continente [latinoamericano]. Para una propuesta arquitectónica. Fernández-Cox acuñó la idea de una ‘modernidad apropiada’ como aquello que expresa lo propio; apropiada en cuanto adecuada a su circunstancia y nace de una apropiación de elementos exógenos que son pertinentes a los requerimientos locales. 2 Frampton, Kenneth; El regionalismo crítico: seis puntos para una arquitectura de resistencia. El regionalismo crítico implica necesariamente una relación dialéctica más directa con la naturaleza que las tradiciones más abstractas y formales que permiten la arquitectura de la vanguardia moderna. 3 Heidegger, Martin; Bauen, Wohnen, Denken;
Nos remite Frampton en la última parte del texto -la que trata los aspectos ligados a la materialidad-, a la lectura de la conferencia de Heidegger en Darmstadt en 1954, Bauen, Wohnen, Denken3, de la que se sirve para confrontar la
Puesto que algunos fragmentos de la conferencia son investigaciones etimológicas son en ocasiones difíciles de traducir al castellano, para la lectura de este textos se han empleado simultáneamente la transcripción original de la conferencia y la traducción al castellano de 1994.
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Planta baja y sección longitudinal. Reproducción de la planimetría original. Fuente: Revista 1:100
concepción del espacio abstracto, spatium y extensio, como manera de operar de la modernidad, con una concepción fenomenológica del espacio, Raum, que caracterizaría al regionalismo crítico y que consideraría el proyecto desde los límites que impone la naturaleza. A través de ‘la resistencia del lugar y la forma’ propone Frampton -recuperando a Heidegger- la concepción de una arquitectura de los límites -de la naturaleza-, de la construcción del lugar. Una primera mirada poco atenta nos podría desvelar una casa Dieste, confinada a un mundo propio entre medianeras y volcada hacia tres patios, sin relación con el lugar. Y quizás no nos equivoquemos con ello. Habría que cuestionarse pues, si es posible, en esa mirada hacia adentro, construir el lugar. Para ello recurriremos tanto a Frampton, como sobre todo a Heidegger, para ir desgranando en la casa Dieste la idea del límite como relación dialéctica con la naturaleza. Nos apoyaremos además para ello de una tercera fuente, los textos del propio Eladio Dieste. Nos parece importante recalcar que es éste el único ejemplo de arquitectura residencial en la obra de Eladio Dieste, y no supone esto un inconveniente
Vista Satélite del estado actual
para abordar esta casa desde las ideas de Frampton y Heidegger sino todo lo contrario, nos encontramos ante la oportuna coincidencia de que precisamente es la misma persona la que construye, la que habita y la que piensa -a través de sus textos- la trascendencia de estas acciones. La obra de Dieste está ampliamente publicada, pero en cuanto a los estudios que estudian en profundidad la casa, (que hayamos podido saber únicamente los cuatro de la bibliografía), parecería que se basan fundamentalmente en la interpretación de la documentación original del proyecto, a saber, los planos de las plantas principal y semisótano, una sección longitudinal, dos transversales, algunos planos de construcción y detalles constructivos y sobre todo, en la memoria original del proyecto, un texto del propio Dieste en el que explica en siete puntos más una conclusión los principios en los que ha basado la concepción de su vivienda. Ante este marco, nos parece que revisitar la casa Dieste desde los aspectos en las que incide el regionalismo crítico, podría aportar una nueva visión sobre la casa.
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Volviendo a la idea del límite, podemos reconocer el primero y más rotundo en el que impone a la vivienda su condición de casa entre medianeras, que
Planta de Acceso y secciones transversales. Reproducción de la planimetría original. Fuente: Revista 1:100
supone de partida un límite físico de la vivienda. Éste se ve intencionadamente reforzado en las plantas del proyecto a través de una doble línea que rodea todo todo el solar y que forma parte con la misma intensidad, tanto del interior de la vivienda en el pasillo o en los dormitorios, como del exterior de ésta en los patios. El límite de la medianería parece subrayar en la voluntad de definición de un mundo interior, evitando aparentemente cualquier relación con las condiciones de contorno del solar. Si nos remitimos a la sección longitudinal del proyecto, podemos reconocer en la relación con el solar una situación muy diferente. La casa se apoya sobre la tierra fragmentándose en una multitud de niveles cuya diferencia de cotas además no queda absorbido por el cuerpo de la edificación de la primera planta, sino que se transmite a éste, manifestándose en la coronación de la edificación, como se pude apreciar en la proyección de la vivienda de la sección. Estas pequeñas diferencias de cota también se pueden apreciar en planta, en las piezas del estar - acceso - cocina, que quedan fragmentadas y separadas por
escasamente dos escalones que obligan a subir para
nuevamente, dos metros después, volver a descenderlos. Esta transferencia de la topografía al interior de la vivienda, a su repercusión en el uso del día a día, no respondería desde luego, a la misma relación con el entorno que advertía la medianera. El contacto es en este caso mucho más íntimo y delicado. Parecen haberse evitado a toda costa los movimientos de tierra para partir de un tabula rasa4, preservando la topografía del solar en el mismo estado que antes de su construcción. Tal vez a la vista de esta relación con el suelo, con el solar, podríamos llegar a reconocer en la rotunda
4 Frampton, Kenneth; El regionalismo crítico: seis puntos para una arquitectura de resistencia. Parece evidente que la tendencia a la tabula rasa de la modernización favorece el uso óptimo de equipos de excavación, dado que un fundamento totalmente plano se considera como la matriz más económica sobre la que basar la racionalidad de la construcción. (…). Terraplenar el mismo solar para recibir la forma escalonada de un edificio es un compromiso con el acto de ‘cultivar’* el solar.
medianera no un modo de aislarse de la naturaleza, sino de preservarla en
* N.d.A. El término ‘cultivar’ procede de la lectura de la idea de Heidegger, que ve en el habitar y en el construir un acto de cuidar, de cultivar la tierra.
su interior.
5 Heidegger, Martin; Bauen, Wohnen, Denken;
Damos con este aspecto un primer salto al texto de Heidegger, que se inicia con una brillante investigación etimológica sobre las palabras construir y habitar, que en alemán antiguo se relacionarían con el verbo cuidar5 y que
1- Construir es realmente habitar.; 2- Habitar es la manera en que los mortales son sobre la tierra.; 3- El construir en cuanto habitar se despliega en el construir del cuidar, de hacer crecer el cultivo, y en el construir del erigir edificaciones.
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Izquierda: Vista de la bóveda calada del estar. Fuente: Revista 1:100 Derecha: Vista aérea de las bóvedas. Fuente: Arquitectura Viva Nº132
concederían a ambas palabras de un sentido de cuidar la tierra, “no sólo en el sentido de salvarla de un peligro, sino de preservarla, cuidarla liberando su esencia”. Desde este punto de vista podríamos reconocer dos aspecto de interés para el análisis de la casa Dieste. Por un lado en cuanto a la consideración de la naturaleza en la cuidadosa doble estrategia de la implantación, pero también por otro, la introducción de una dimensión temporal el “liberar la esencia” que la relacionaría con el pasado, con el origen. Introduce en esta parte del texto Heidegger un aspecto crucial para entender la construcción del lugar al apuntar, que en relación con ese aspecto de cuidar, “el habitar es cuádruple”6, implicando no sólo a la tierra, sino también al cielo, a lo mortal y a lo divino, al cuidado de todo ello en conjunto. En el cuidado del cielo podríamos ver una clave para entender el que quizás sea el elemento mas reconocible de la casa, la cubierta, que dejaría de ser
6 Heidegger, Martin; Bauen, Wohnen, Denken;
un simple cerramiento para contenter un sentido más profundo y convertirse
Los mortales están en la cuaternidad mientras habitan. El rasgo fundamental del habitar es el cuidar. Los mortales habitan en la manera en que ellos cuidan a la cuaternidad en su esencia. Así pues el cuidar habitando es cuádruple. (...) El puente reúne a su manera tierra y cielo, lo divino y lo mortal en él. Antes del puente no existe el lugar y cualquier punto de la corriente puede ser ocupado. Es a través del puente que existe un lugar. Ese construir que acabamos de caracterizar es un habitar distinto a los demás. Es en ese hecho en el que construir se corresponde con la cuaternidad. De esa correspondencia se fundamenta todo planeamiento que da al proyecto sus líneas directrices.
en un elemento que custodia lo que ocurre bajo ella, el habitar, pero que
7 Dieste, Eladio. Memoria del proyecto.
ello se deriva, reside el acto de mayor trascendencia para el arquitecto y a
Las bóvedas son autoportantes de cerámica, pero se hicieron con molde móvil de pequeñas dimensiones. Entre las hiladas de ladrillo se dejaba la armadura necesaria para que la bóveda pudiera trabajar como autoportante. Después de terminada la parte de ladrillo, se hizo sobre éste una capa de mortero de arena y portland con una malla electrosoldada para control de pequeñas fisuras de temperatura o retracción de fraguado. En estas condiciones la cubierta no necesita impermeabilización. Sobre la arena y portland se puso cuna capa de aislación térmica y finalmente una de protección, de tejuela.
pesar de que los dos cuerpos principales de la casa comparten un mismo
8 Ibid., Otras pequeñas ventanas, cerradas a veces con vidrios de colores, tienen, aparte del misterio del color mismo, el propósito de enfatizar el fluir de las estaciones y del tiempo, pasa por ellas el sol en invierno y da manchas coloreadas en el piso y las paredes, que no solo se mueven a lo largo del día, sino que cambian diariamente.
comunica los dos cuerpos principales de la casa, que se cubre con forjado
cuida también a lo que ocurre sobre ella, el cielo, de modo que adoptan el mismo tratamiento tanto hacia el interior7 como hacia el exterior. Una vez más un límite tan rotundo como el que imponen las bóvedas como principio geométrico ordenador de la casa, parece mostrar una relación cuidadosa con la naturaleza. Dieste es consciente de que en el hecho de proveer de techo, en lo que de
esquema geométrico y estructural, el uso de la bóveda para la cubrición varía y se reserva para las zonas más nobles de la vivienda, las de uso familiar, utilizando el forjado plano para el resto -cocina, zonas de servicio, circulaciones-. No deberíamos ver con ello unas zonas menos dignas que otras, sino simplemente diferentes y que por lo tanto requieren de otro tratamiento, aunque igualmente cuidado. Esto se aprecia en el corredor que plano, pero se perfora con cuatro huecos cerrados con vidrios de colores que, naturalmente tienen la intención de iluminar, pero no de una manera inocente, sino con la intención de establecer una conexión con el cielo8.
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La prolongación de la bóveda del salón hacia el patio central, nos muestra
9 Dieste, Eladio. Memoria del proyecto.
uno de los momentos de mayor intensidad en la construcción del paisaje de
Se suele perder, en las viviendas en que se exagera el número y tamaño de los vanos, la ancestral sensación de abrigo que da y debe dar la casa. No es agradable ni prácticamente cómodo estar detrás de las enormes ventanas tan en uso cuando ruge afuera uno de nuestros largos temporales de invierno, con helados vientos huracanados de más de 100 km/h. (...) La grandeza y el misterio del mundo se sienten mucho más (recordemos nuestra niñez) al lado de una ventana pequeña que nos permite centrar nuestra atención y percibir como en un relámpago de asombro el “más allá”, sustancia de esa grandeza y ese misterio. Tan infinita es una gota de agua como el firmamento.
la casa Dieste, al calarse para dejar pasar parcialmente el cielo, pero a la vez, en primavera, permitir que la tierra llegue a ella a través de las enredaderas y que al menos durante unos meses, naturaleza y artificio queden fundidos en una misma cosa.
Pero la articulación entre el interior y el exterior no se reduce a un único tipo de operación; la vivienda pone en relación elementos cargados de significado que no pueden reducirse a una simple relación dentro-fuera. El límite es dosificado a través de operaciones cuidadosas e intencionadas. Los huecos de la casa dan cuenta de ello. Dieste proyecta unos huecos bien medidos9, y no sólo por una cuestión climática, sino porque es un error confundir lo indefinido que lo infinito8. La casa reclama la sensación de abrigo
10 Frampton, Kenneth; El regionalismo crítico: seis puntos para una arquitectura de resistencia La ventana genérica es con toda evidencia el punto más delicado en el que estas dos fuerzas naturales [el control de la luz y el clima] interfieren con la membrana exterior del edificio, pues el ventanaje tiene una capacidad innata para inscribir en la arquitectura el carácter de una región y por ende expresar el lugar en el que la obra está situada.
a través de unas aperturas controladas en las que las vistas al paisaje pasan
11 Heidegger, Martin; Bauen, Wohnen, Denken;
a un segundo plano para recuperar la relación cuerpo a cuerpo del interior
Aquí la asiduidad de la capacidad de dejar que tierra y cielo, divinos y mortales entren simplemente en las cosas ha erigido la casa. Ha emplazado la casa en la ladera de la montaña que está a resguardo del viento, entre las praderas, en la cercanía de la fuente. Le ha dejado el tejado de tejas de gran alero, que, con la inclinación adecuada, sostiene el peso de la nieve y, llegando hasta muy abajo, protege las habitaciones contra las tormentas de las largas noches de invierno. No ha olvidado el rincón para la imagen de nuestro Señor, detrás de la mesa comunitaria; ha aviado en la habitación los lugares sagrados para el nacimiento y «el árbol de la muerte», que así es como se llama allí al ataúd; y así, bajo el tejado, a las distintas edades de la vida les ha marcado de antemano la impronta de su paso por el tiempo.
de la vivienda con la inmensidad de lo exterior. Reclama una relación más íntima del individuo, a través de la casa, con la naturaleza.10 ’La grandeza y el misterio del mundo se sienten mucho más al lado de una ventana pequeña (...). Tan infinita es una gota de agua como el firmamento’ dice Dieste en la memoria del proyecto. Es en el día de lluvia al contemplar la tormenta desde el interior, cuando la casa hace más evidente su cometido como cobijo que resguarda de las inclemencias del tiempo. Así es como describe Heidegger la pequeña cabaña de la Selva Negra11, levantada con materiales procedentes de la naturaleza que la rodea, que vibran, que viven, cuando reaccionan a las fuerzas de la naturaleza, esta vez sin domesticar, de la tormenta de invierno, Pero destaca
12 Ibid. La alusión a la casa de campo de la Selva Negra, no significa, en absoluto, que debamos y podamos retroceder a construir esas casas, sino que ilustra como un habitar en esencia pasado fue capaz de construir.
además de la cabaña “que un habitar todavía rural [la] construyó hace dos siglos”. En ella el límite ya no sólo separa interior y exterior, sino el ayer del hoy, e introduce con ello una mirada atrás, al origen, que es la idea que recorre toda su conferencia. Mirar atrás no quiere decir volver a modelos pasados12, sino reconocer el camino andado para saber como se debe seguir andando. Dieste escribió en sus textos que esa mirada atrás es necesaria para avanzar en la técnica y salir del subdesarrollo13. Dice acerca de un poblado obrero en el que vivió unos meses en Francia que, las casas tenían un confort animal, pero sin un solo signo de haber sido hechas, en su conjunto, pensando que habrían de ser habitadas por hombres que están hechos para hablar con las estrellas. Toda la ciudad era un insulto al destino del hombre14.
Este límite más difuso que construye el puente entre el ayer y el mañana se refleja en la casa Dieste a través de la separación entre la vivienda y la fe ciega en el progreso, que se refleja en la aceleración de la ciudad. Lo hace además físicamente, separando la vivienda de calle en una triple operación. En primer lugar retranquea la vivienda de la calle, probablemente por imposiciones de la regulación urbanística, pero introduce además un patio delantero, elevado
Ventana sobre la escalera de acceso. Fuente: Revista 1:100
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Izquierda: Fachada principal. Fuente: Eladio Dieste : 1943-1996. Abajo: Vistas del patio delantero. Fuente: Arquitectura Viva Nº132
respecto del nivel de la calle cerrado con un paramento que, a modo de trampantojo, ofrece una fachada pública adintelada que nada tiene que ver con la vivienda que se habita tras ella. Además la casa impone un intrincado ritual de entrada, otra estudiada operación para comunicar el interior y exterior de la casa. El acceso -peatonala la casa supone entrar bajo un umbral, un espacio que proporciona una primera sensación de abrigo -y que no parece estar proyectado para ser habitado-, para acceder a un vestíbulo de reducidas dimensiones desde el cual se asciende por una escalera de tres tramos -el tercero de los cuales forma ya parte del estar- al piso noble de la vivienda, directamente al corazón de la vida familiar. Entrar a la casa Dieste sería un ritual de acceso a la vida familiar, de dejar atrás la ciudad para adentrarse en la autenticidad del hogar. En la protección del límite entre el ayer y el mañana, tendría la figura del paterfamilias un rol principal. Solía hablar Dieste en sus textos acerca de la economía cósmica, una economía no entendida en el sentido financiero, sino en un estar de acuerdo con el orden profundo del mundo15. Podríamos entender tambien dentro de ese orden al paterfamilias, que hereda la propiedad -la construye en este caso- y es responsable de administrarla y transmitirla a sus hijos. Desde este punto de vista el límite se entendería como un esquema vertical encabezado por la autoridad familiar y que se traduciría en el funcionamiento de la casa. Podríamos entender la responsabilidad en la economía cósmica tanto para con la materia como para con la memoria, en este caso, a través de la familia. Podríamos inscribir en este marco la decisión de no concebir el estar como un espacio versátil y polivalente, sino como un algo complejo formado de comedor, estar común y estar estudio, a la vez comunicados pero independientes16, en el que cada función está pensada y asociada a un espacio. En la pieza del estudio, lugar por excelencia del padre, la mesa de trabajo se sitúa de modo que goza de una visión casi panóptica sobre el estar y el acceso. Además este volumen sobresale ligeramente de la fachada, avanzado con respecto al estar, de modo que es la única zona de la casa que tiene el privilegio de poder
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Izquierda: Mesa de la cocina. Fuente: Revista 1:100 Derecha: Dormitorio de los hijos. Fuente: Revista 1:100
asomarse a la calle. Toda la casa termina por gravitar hacia este núcleo de la vida familiar. En el cuerpo de dormitorios, entre el patio central y el trasero, se sitúan tres habitaciones de idénticas dimensiones, para el matrimonio uno de ellos y para ocho de los once hijos los demás. Por la dimensión de éstos, la posibilidad de desarrollo de la vida privada queda reducida a la mínima expresión, volcándose la actividad hacia el estar. En esa idea de la vivienda como refugio del mundo exterior no hay lugar para la representación pública, para objetos que no pertenezcan al dominio familiar, hasta el punto de que la arquitectura llega a asumir puntualmente el papel de mobiliario, no como una alegoría de la casa como máquina de habitar, sino al contrario, porque de este modo los muebles forman parte de la casa y así de la familia. Los muros de carga se doblan y regruesan para asimilar la función del mueble en su espesor. De este modo asumen, unos pequeños vanos en lo dormitorios el papel de mesilla para las literas y quedan embebidas también las estanterías y los armarios en los muros, como si el introducir un mueble significara una intromisión en el espacio familiar. Pero el signo más evidente de la presencia de la autoridad familiar en la concepción y en el uso cotidiano de la vivienda es la mesa de la cocina, formada por un pie central anclado al suelo, del que salen ocho asientos y que nos llega a transmitir espacialmente
13 Dieste, Eladio; Técnica y subdesarrollo
la misma severidad que podríamos imaginar, hubo en la cocina cada mañana
Cuando hablamos de desarrollo, no debemos nunca perder de vista los fines eternos del hombre. Y es en el hombre, en el valor del hombre y en su misión de humanizar y transformar el mundo, donde podemos estar de acuerdo los que tenemos distintas posiciones religiosas o filosóficas. No se trata pues de apego reaccionario y sentimental a técnicas superadas, no; se trata de no caer en la otra actitud, aún más sentimental, de la adoración de la riqueza y la eficacia mecánica de los países desarrollados. (…) Debemos salir del subdesarrollo, pero de una manera humana y nuestra, sin copiar ni los procesos ni las técnicas (…) La actitud primaria debe ser repensarlo todo.
a la hora del desayuno ante la atenta mirada de la niñera.
14 Dieste, Eladio; Técnica y subdesarrollo
Como hemos ido viendo, el límite de la naturaleza al que se refiere Frampton
15 Dieste, Eladio; Arquitectura y construcción; 1992
-vía Heidegger-, desde el que se accerdería a la esencia fenomenológica del
16 Dieste, Eladio. Memoria del proyecto
lugar no es únicamente un límite físico. El reconocimiento de las condiciones
Los elementos de decoración en la casa son también escasos. Tan sólo algunas obras de arte de algunos artistas amigos de Dieste, como en una actitud de reconocer la autenticidad de esos objetos, que por la relación de cercanía con sus autores, formaban también parte de la familia, de la casa.
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Vistas del patio trasero. Fuente: Eladio Dieste : 1943-1996.
de contorno del proyecto se hace a través de distintas manifestaciones de la
17 Heidegger, Martin; Bauen, Wohnen, Denken;
idea de límite que van más allá de la barrera. “un límite no es eso en lo que
18 Dieste, Eladio; Memoria del proyecto
algo se detiene, como reconocían los griegos, sino que es aquello a partir de
Me parece que esto, en general, se tiene poco en cuenta. Nos preocupamos de que los que han de habitar las viviendas que construimos vean los árboles, el mar, las estrellas, pero olvidamos a veces que el hombre es más que el mar y las estrellas, que si estamos sanos nada deseamos tanto como el vernos los unos a los otros, y que es viéndonos 16 Dieste, Eladio. Memoria del proyecto
lo que algo inicia su presencia”, apunta Heidegger . 17
En la casa Dieste también podríamos reconocer el límite más allá de la impermeabilidad de barreras tangibles, dónde “algo inicia su presencia”. En este sentido podríamos ver, en la transparencia que recorre el eje longitudinal de la casa desliendo algunos de sus planos transversales, un modo de expresar otro tipo de límite. En la memoria del proyecto se manifiesta la voluntad de que el carácter introvertido de la casa coexista con el deseo de lanzar vistas hacia el mar -así es como se refieren los porteños río de la Plata-. Para la reconciliación de aspectos tan dispares como un doble carácter de introversión y mirador
19 Frampton, Kenneth; El regionalismo crítico: seis puntos para una arquitectura de resistencia. Cuando nos enfrentamos a la falta de concreción espacial en nuestro entorno moderno, nos vemos impulsados a plantear después de Heidegger, la precondición absoluta de un dominio limitado a fin de crear una arquitectura de resitencia. Solamente un límite tan definido permitirá a la forma construida erguirse contra -y así, literalmente, resisitir en un sentido institucional- al interminable flujo procedimental de la megalópolis.
simultáneos, se recurre a la materialidad de los tres patios de la vivienda, que
20 Dieste, Eladio; La conciencia de la forma
adquieren caracteres muy diferentes entre sí.
21 Ibid.
El patio delantero es el que, como vimos anteriormente, introduce una distancia física respecto del mundo exterior: un límite de gran espesor, que separa la casa de la calle, pero que se perfora con tres huecos que se corresponden proporcionalmente con los que iluminan las tres naves del cuerpo principal de la casa. El patio se organiza en dos niveles en los que el límite se resuelve de manera distinta. Por una lado la parte asociada al estudio de Dieste, esa única pieza de la casa que casi podía llegar hasta la calle, se eleva 45 centímetros alejándose de la parte de patio asociada al estar. Se pavimenta con teselas cerámicas y cuenta con un banco cerámico y una pérgola cerámica que llega hasta la fachada y permite asomarse a la calle; el patio se convierte en una superficie pensada para ser usada en continuidad con el estudio. La otra parte del patio, la asociada al estar familiar, es aún más impositiva en el distanciamiento de la calle. Se tapiza de césped y se determina -se restringe- el área pisable al pavimento de grandes losas pétreas. El patio delantero antepone a la casa un espacio airoso que enmarcando las vistas del río de la Plata, pero impone a nuestro juicio, un sutil restricción en el uso.
La expresión, para ser auténtica, no puede ser gratuita; un primer fundamento es la coherencia de lo que hagamos con las leyes que rigen a la materia en equilibrio, por eso es natural que adecuemos lo construido a los esfuerzos que habrá de resistir. (...) Pero la coherencia formal y el necesario ajuste expresivo no son sólo válidos en sí mismos, ya que suponen la respuesta ética a los problemas que plantea nuestra obra en el espacio; sin la revelación del misterio del mundo que nos hace el arte no haremos nunca de nuestra vida algo realmente humano. 22 Frampton, Kenneth; El regionalismo crítico: seis puntos para una arquitectura de resistencia. Se sirve para ello de la lectura que hace Standort Anderson de Die Tektonik der Hellenen (1852) de Karl Bötticher 23 Íbid. 24 Heidegger, Martin; Bauen, Wohnen, Denken; Tan pronto como intentamos pensar la esencia del construir desde el dejar habitar, vemos claramente dónde recae el producir que resulta de construir. Comúnmente concebimos el producir como una actividad cuya ejecución tiene por consecuencia un resultado, la construcción terminada. Se puede concebir así el producir, pero nunca llegará así a su esencia. El construir lleva a la cuaternidad a una cosa, al puente, y lleva esa cosa como un lugar en el que ya está presente y que ahora a través de él se ordena.
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Tres instantes del patio central. Izquierda y derecha. Fuente: www.wikiarquitectura.com Centro; Revista 1:100
El patio trasero adopta una estrategia opuesta y se cierra en sus cuatro lados para poder abrirse al cielo. De ese modo podríamos entender cómo los tres dormitorios, a pesar de tener orientación norte -la óptima para un buen asoleamiento en el hemisferio sur-, rehusan extenderse hacia el espacio exterior y se cierran con una sencilla y comedida ventana. Adopta de algún modo la función del parque infantil, blando, cubierto de césped, pero cerrado a cualquier contingencia exterior. Proporciona un único contacto con lo más simple e inocua manifestación de la naturaleza: el cielo. El patio central, por último, constituye un medio a través del cual se comunica física y visualmente la casa. Los espacios que vuelcan a él, especialmente el estar y el corredor que da a los dormitorios, son transparentes y permiten construir el paisaje más valioso de la casa, el paisaje humano, dejando que se vean unos a otros en los distintos ambientes, los que viven en la casa18. La disolución de la materialidad de la casa va más allá de una transparencia literal y recurre al tapizado de las superficies de ladrillo con frondosas plantas enredaderas. Asimismo. cubriendo el cielo con dos árboles de gran porte, el corazón de la casa se transforma en un espacio mullido del que se apropia una indómita, casi ruskiniana naturaleza. La resistencia del lugar sobre la forma que menciona Frampton19, se manifestaría aquí, nos atreveríamos a decir, de un modo casi literal.
En relación a la idea de relación entre lugar y forma, se refiere Dieste en 25 Dieste, Eladio; Memoria del proyecto. Conclusiones He observado en muchos técnicos una cierta repugnancia al empleo del ladrillo, que les parece un material ligado a la artesanía y a métodos de trabajo ya superados. Mucho habría que decir sobre esto, refiriéndose incluso a los problemas sociales y filosóficos que esta actitud supone. 26 Dieste, Eladio; Arte, pueblo y tecnocracia ¿Y qué ejemplo más concluyente de la capacidad creadora de la gente sencilla que esos prodigiosos pueblecitos de aldeanos, que son algo tan perfecto que casi no hay obra de arquitectura culta que pueda parangonárseles? 27 Frampton, Kenneth; El regionalismo crítico: seis puntos para una arquitectura de resistencia.
sus textos diciendo que, es difícil hacer algo más inesperadamente hermoso que un martillo, un hacha o una navaja de injertar, cuyas formas expresan con precisión una dada relación, directa y decantada por el tiempo, con la realidad20. A esos dos aspectos, el tiempo y la realidad, entendidos como elementos capaces de transmitir el espesor de la cultura y de dotar de franqueza y conveniencia a la forma construida, alude frecuentemente en sus textos21 sobre la cerámica armada. Podríamos reconocer esta idea en la lectura de Frampton sobre lo tectónico, como algo que va más allá de una dicotomía entre la estereotomía y la estructura reticular22. Habría de entenderse, dice, como el modo en que los materiales, la obra y la gravedad entran en relación. Habla Frampton de la conciencia de la forma diciendo que
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“podemos hablar de la representación de una poética estructural más que de la representación de una fachada”23. En última instancia, si nos remitieramos al texto de Heidegger24, podríamos identificar este aspecto con el pasaje de la conferencia en el que el filósofo diferencia entre el construir en términos de rendimiento, y el construir intentando llegar a su ‘en esencia’. Con esta apreciación intentamos transmitir la idea de que el construir es para Dieste un acto mucho más trascendente que la resolución de unas determinadas exigencias técnicas, de modo que en el uso del ladrillo en la cerámica armada, habría que reconocer un valor que sobrepasa una acertada invención constructiva. El uso recurrente del ladrillo en la casa Dieste respondería también a una voluntad de materializar los valores de una cultura, ‘del tiempo y de la realidad’ a los que refería al hablar de la navaja de injertar. Indudablemente hay en la cerámica armada técnica y construcción, pero desde el punto de vista de nuestro estudio, al reflexionar cómo la casa construye un lugar, tenemos que ver en el ladrillo25 una pieza prefabricada, pero manejada manualmente, que solidifica la tierra del lugar y las tradiciones de la gente sencilla26. Arriba: Interior del estar Abajo: Transparencia del estar. Fuente: Revista 1:100
En lo visual contra lo táctil27 incide Frampton en la interpretación de un entorno más allá de una relación visual y reflexiona sobre la predilección de la arquitectura occidental por la perspectiva, por la visión racionalizada en detrimento del resto de sentidos. Frampton asocia la limitación autoimpuesta por la relación de distancia de la perspectiva, de lo visual, con lo que Heidegger denomina una “pérdida de proximidad” . Hemos querido ver en nuestro recorrido por la casa y en la figura de Dieste un intento por recuperar esa proximidad. Una construcción del lugar más allá de la indeterminación universal del lugar es posible, en la lectura que hace Frampton de Heidegger, a través de la definición de una naturaleza concreta mediante sus límites. Desde este punto de vista, tanto en lo material como en lo inmaterial, hemos realizado nuestra personal lectura sobre las distintas manifestaciones del límite en la casa. Después de entender en este sentido la casa Dieste y de ver como hace con ella justicia a su idea sobre el “orden profundo del mundo”. Proponemos aproximarnos de nuevo a la investigación etimológica con la que comienza Heidegger su conferencia, relacionando el habitar con el construir, y éste, con un doble sentido del erigir, el de levantar una edificación y el de hacer crecer un cultivo cuidándolo, cuidando la tierra. La casa Dieste estaría en nuestra visita, también construida en este doble sentido, en el de erigirla y en el de cuidar, los valores de la tierra y los de su familia. Cierra Heidegger su conferencia preguntándose de qué manera pueden llevar los mortales el habitar a su esencia, y concluye diciendo que, lo lograrán si construyen a partir el habitar y para el habitar piensan. Sirvan como ilustración de ello, en nuestra opinión, la casa, la obra y los textos de Dieste.
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Vista del patio central. Fuente: Eladio Dieste : 1943-1996.
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