La metamorfosis libro

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La Metamorfosis de Franz Kafka Publicada en 1915


Para celebrar el centenario de la publicación de “La Metamorfosis” de Franz Kafka, en la clase de 2º de ESO hemos leído el principio del libro, cuando Gregor Samsa se despierta transformado en un insecto. A partir de esta idea, dentro del Programa de Creatividad literaria, hemos imaginado nuestra propia metamorfosis. Aquí hay parte del resultado.


METAMORFOSIS. Una mañana tras un sueño intranquilo Elena Rodríguez Molina se despertó transformada en un libro cuya portada, muy adornada estaba. Elena se sintió muy rara y muy asustada, porque no tenía ni pies ni brazos, solo hojas y una gran portada que ponía: “Secretos”… Empezó a leer el libro y vosotros os preguntaréis ¿Cómo?... Bueno, Elena siguió y siguió leyendo y cada vez que leía se daba cuenta que todos esos secretos pertenecían a una persona cuyo nombre era Papel. Cuando descubrió que ese libro era de un tal Papel se rió a carcajadas tanto que lloraba y claro cuando un libro llora las letras se borran. Cuando se dio cuenta que todo el libro estaba negro y no se entendía ni una palabra, se sintió mal porque además de que no se debe uno reír de los demás, había estropeado un libro que le pertenecía a una persona… Elena se despertó rápido y se dio cuenta de que todo lo que le pasó era un sueño. Se levantó y reflexionó sobre lo que le pasó y nunca más se rió de nadie porque tuviera un nombre raro. Hasta pensó que ella tenía un nombre raro, todos los tenemos, y algunos vienen de generación en generación y ¿qué? Lo positivo es que tenemos nombre por el cual todos nos diferenciamos, no solo porque tengamos gafas o no o tengamos el pelo largo o corto, tenemos un nombre y ese nombre nos lo pusieron nuestros padres y lo mismo da que sea Papel o sea otra cosa, a lo que quiero llegar es que por lo menos tenemos y no nos falta. FIN.


La metamorfosis de Carla Una mañana tras un sueño tranquilo, Carla se despertó transformada en una pequeña gatita. Se dio cuenta de que se sentía muy

rara, suave y peluda y con un

picor en la garganta que concluyó con una bola de pelo en su boca. Pensó que qué le ocurría, se acordó del espejo que tenía en su cuarto al lado del armario. Se levantó y se dio cuenta que la cama era más alta que nunca. Estaba asustada pero decidió saltar. Cada vez más se daba cuenta de que todo era muy raro. Era pequeña y andaba a cuatro patas, y estaba muy asustada, así que corrió para poder mirarse al espejo. Cuando se miró en el espejo pegó un grito. Tras un silencio, pensó que le había ocurrido, le había cambiado hasta la voz, se había transformado en un gato, se le leía el pánico en la cara. Fue corriendo hasta la puerta, pero antes de intentar abrirla, pensó que era mejor quedarse en su cuarto pensando en que podía hacer para solucionarlo todo. No sabía qué hacer, sentía que no podía expresarse de ninguna manera. Buscó en Internet pero no salía nada de cómo poder comunicarse si había sufrido una metamorfosis. También intentó buscar la solución leyendo el libro de la Metamorfosis, pero no le ayudaba. De repente, se acordó que aunque fuera un gato seguía pudiéndose expresar con la 1


pintura. Por ello, intentó buscar soluciones antes de que fuera irremediable como había leído en algunos libros. El tiempo jugaba contra ella. Se sentía agobiada, así que decidió salirse por la ventana al jardín. Oyó la voz de su madre y corrió a esconderse. Vio que estaba asando sardinas en la barbacoa de su jardín. Ese olor le encantaba a pesar de que antes de transformarse en un gato detestaba el pescado. Sintió que se acercaba alguien e intentó correr pero no le dio tiempo. Al volver la cabeza para mirar quién era, descubrió que era su hermana e intentó decirle que era ella: le estaba gritando pero no le oía por lo que le hizo gestos, pero su hermana no la entendía y lo único que decía era: -Mamá, mira que gatita más mona. Carla, al ver que no la entendía, se paró a pensar. Tras un rato pensando, recordó que ese día iban a pintar la casa, así que salió corriendo intentando encontrar la pintura. Al fin, la encontró. Allí estaba, abierta. Todo salía como lo había pensado. Sin dudarlo ni un segundo, metió las patas en la pintura y empezó a pintar su nombre en las baldosas. Su hermana la buscó por todo el jardín y al fin la encontró. Se quedó alucinada al ver que aquella pequeña gatita estaba escribiendo el nombre de su hermana. Se acercó a ella y Carla, al ver que la había visto, añadió en el mural: -Sí, soy yo.

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Antes de que su hermana le diera un abrazo, sintió su voz en el oído y de repente se despertó en su cuarto con su hermana gritándole: -Que llegas tarde a la escuela. Carla le preguntó: -¿Sigo siendo un gato? Su hermana empezó a reírse y de repente recordó que aquella noche, antes de dormir, estuvo leyendo la metamorfosis.

FIN.

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LA METAMORFOSIS Una mañana tras un sueño intranquilo, debido a un examen próximo en el cual se jugaba bastante, se despertó un joven llamado Lucas transformado en un bonito pajarillo. Su plumaje era de vivos y risueños colores.

Al sonar la alarma fue cuando el niño se dio cuenta de que algo muy extraño le había ocurrido, se pellizcó para ver si era un confuso sueño pero rápidamente se dio cuenta de que era totalmente real. Sus brazos se habían convertido en dos alas, le había salido una larga cola y un gran pico ondulado de color rojo chillón. Lucas intentó gritar, pero nadie lo oía, fue entonces cuando intentó ir volando hasta la cocina que era dónde estaba su hermana, aunque no pudo abrir la puerta ya que era bastante pequeño y no tenía casi fuerza. Era sábado y ese fin de semana estaba en casa junto a su hermana mayor Claudia y su hermanito pequeño Ramón. Lucas estaba asomado a la ventana pensando que si no volvía de nuevo a su estado natural no iba a poder jugar con sus amigos y familia, cuando de repente dieron tres toques a la puerta: -Vamos dormilón, se te va a enfriar el desayuno. La abuela ha traído esas galletas con trocitos de chocolate que tanto te gustan. Dijo Claudia. 1


El niño no sabía dónde ir, ni qué hacer, ya que su hermana no se iba a creer que se había convertido en un pájaro. Claudia al ver que no contestaba dijo: -

Oye Lucas me estoy enfadando. ¿Te pasa algo? Voy a pasar, ¿de acuerdo?

Abrió la puerta y vio que Lucas no estaba. -

¿Pero dónde se habrá metido este niño? dijo

Se oyó una voz muy suave que decía: Claudia, Claudia estoy aquí. La chica asustada miró a todos lados pero no conseguía ver nada. - Aquí encima de la silla.

Miró, vio al pájaro y dio un fuerte grito. -

¿Pero qué hace un pájaro en tu habitación? Pero que soy yo, no sé lo que me ha ocurrido me he levantado así.

- ¿Qué podemos hacer, porque a mí no se me ocurre nada? -

Tengo un poco de hambre, ¿Por qué no me traes esas galletas, mientas que pensamos algo?

-

Sí, claro ya te las traigo.

Su hermana le trajo las galletas, y fue entonces cuando Lucas comprendió que ahora era un pájaro y no podía comer lo mismo que los humanos. De repente un gran aroma hizo que Lucas se 2


dirigiese al lugar de donde procedía. Se puso en el cuenco de comida de Misifú (un gato persa de color blanco) y comenzó a comer sin parar. -¿Pero qué haces comiendo eso, con lo malo que tiene que estar? le dijo su hermana. - ¿Malo? Si esta delicioso, así que Misifú solo piensa en comer.

Claudia al ver eso se preocupó bastante, y se le ocurrió ir al despacho de papá para ver todos los libros de cosas raras que tenía, ya que era muy fantástico. Tras varias horas de estar buscando, encontró algo que parecía ser el caso de Lucas. Le quitó el polvo de encima con un paño y salió corriendo sin pensárselo dos veces. No le dijo nada al niño para que no se hiciese ilusiones ya que parecía algo muy complicado de solucionar. El libro se titulaba el corrector de hechizos. Lo abrió y tenía miles de ellos y los pasos a seguir para deshacerlos. La niña pensó que se tendría que tirarse horas y horas para encontrar el caso de Lucas, pero tuvo suerte ya que aparecía en la página número cuatro.

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Claudia empezó leyendo las causas por las cuales se había producido pero inmediatamente fue al grano, es decir a los pasos para deshacerlo. Al principio indicaba que tiene que realizarse un día de luna llena y que si los pasos no se llevan a cabo correctamente pueden desarrollarse unos efectos que no te permitirían volver nunca a la realidad. 1. Poner a hervir un poco de agua en un cazo. 2. Añadir un poco de tomillo, hierbabuena, unas ramitas de laurel y una pizca de pimienta. 3. Moverlo todo con una rama de sauce. 4. Por último beberlo mientras que se dice la palabra “hechizo desecho” tres veces. A la joven le pareció un poco absurdo pero no tenía nada que perder, por lo que fue a decírselo a Lucas, al cual le pareció bien. Fueron a buscar todos los materiales ya que ese día era luna llena.

Cuando todo lo tenían preparado, a las doce de la noche el niño se tomó el caldo y dijo la palabra tres veces en como aparecía 4


indicado en el libro, pero todo seguía igual. Claudia muy asustada comprobó que lo habían hecho todo correctamente sin saltarse un solo paso, mientras que Lucas no paraba de volar de un lado a otro muy nervioso y decía: -

¿Y si ya me quedo así para siempre qué hago?

-

Lucas ten paciencia verás como antes de que vengan papá y mamá ya serás el mismo de siempre, dijo la niña.

Los dos hermanos se quedaron esperando inquietos a ver si cambiaba algo, hasta que se durmieron. Algo más tarde empezaron a sonar unos ruidos extraños que despertaron inmediatamente a los niños y en cuestión de unos minutos el niño se volvió a la realidad. A la mañana siguiente llegaron los padres de Lucas y Claudia, pero nunca se enteraron de lo que había sucedido mientras que ellos no estaban en casa.

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La preciosa flor. Una mañana, tras un sueño intranquilo Elena Lorite se despertó transformada en una bonita flor rosa con lunares blancos. Se encontraba en un bonito jardín de una bonita casa, donde vivían una pequeña familia llamada Jum. Esta familia estaba formada por una niña llamada Lucía de tan solo 6 añitos, su hermano Jorge de 10 años, su mamá Teresa y su papa José. Lucía y su hermano todos los días antes de irse al colegio, correteaban, jugaban, saltaban por todo el jardín y todos los días la flor acababa sin fuerzas, llorando y aplastada. Estos no se llevaban nada bien, pero, todos los días Lucía acababa llorando, ya que era la más pequeña y cuando tienes un hermano grande siempre acabas perdiendo. Un lunes, tal como todos, antes de irse al colegio, Lucía y su hermano corrieron por todo el jardín. La pequeña flor empezó a llorar sin parar, pero los niños no le escuchaban y siguieron correteando, hasta que vino su papá y les dijo: -

¡Vamos chicos es la hora de irse al colegio !- Ellos se dirigieron hacía el coche, donde los esperaba su abuela Julia, ella se encargaba todos los días de llevar a los niños al colegio, mientras que su padre iba al trabajo.

La pequeña flor se quedó sin fuerzas, llorando y tumbada sobre el césped, perdió a su mama flor que era igualita a ella, ya que un día vino un gato y se sentía un poco mal, le dolía la barriga y decidió comerse es pequeñita flor para limpiar su estómago. La pequeña flor es la única que quedaba en el precioso jardín. Teresa, su mamá salía todos los días una hora más tarde de ellos y cuando salía la flor lloraba cada vez más fuerte, pero nunca le oían.


Más tarde, la abuela Julia les dejó en casa y se pusieron a hacer los deberes. Jorge le dijo a su hermana: -

Lucía, me voy con mis amigos, si viene mamá le dices que ya he hecho los deberes por favor, me tengo que ir a hacer un trabajo.

Lucía le dijo a su hermano: -

No Jorge, no has hecho los deberes, entonces no te puedes ir, ¡si te vas llamaré a mama! – Jorge se dirigió hacía ella y le pegó una patada en el culo.

Lucía se dirigió hacía él y salieron los dos corriendo uno detrás del otro correteando por todo el jardín, la flor por cinco horas volvió a coger fuerzas. Los niños volvieron a pisarla y la flor volvió a empezar a llorar. Jorge se dirigió hacía la biblioteca donde estaban sus amigos esperándole. Lucía entró a casa y siguió haciendo los deberes hasta llegar su mamá. Cuando llegó su mama y entró hacía la casa. Le preguntó: -

¿ Julia dónde está tu hermano?- Julia respondió :

-

Se ha ido a la biblioteca y no solo esto, sino que antes de irse me ha pegado una patada y se ha ido sin hacer los deberes.

-

Su mamá le dijo:

-

¡Verás cuando venga!

Lucía acabó de hacer los deberes y salió al jardín con su perro Yako. Se pasaron toda la tarde jugando los dos, hasta que, Lucía se cansó y como era un día soleado, quiso tumbarse sobre el jardín, justo al lado de la pequeña flor, ella se dio cuenta de que estaba un poco triste y le preguntó:


-

¿Qué te pasa florecilla?- Ella no se iba a esperar que la flor le hablara y le dijo:

-

Todos los días acabo pisada, cuando tu hermanito y tú venís aquí a jugar, antes de iros al colegio.

-

Lucía contestó: Perdóname pequeña, no lo hacemos a casico hecho, sino que tenemos la costumbre de todos los días venir aquí a jugar, lo siento mucho chiquitina, no te lo volveremos a hacer. ¿Me perdonas?

-

La flor contestó: - No te preocupes, yo se qué no lo hacéis aposta, sí te perdono, tengo sed, ¿me puedes traer agua?

La niña le trajo agua y volcó el vaso sobre ella, a los 6 minutos seguían hablando las dos, hasta que la flor empezó a transformarse en una niña como ella, un poco más grande, ella se quedó sorprendida, tuvieron abrazadas más de dos minutos, La flor se había transformado en una niña llamada Elena, de 13 años, se presentaron y más tarde, Lucía le presentó a su mamá y le enseñó su bonita casa. Elena quería volver a poder ver a toda su familia, así que le dijo a la mamá de Lucía: -

Hola, me llamo Elena, soy de esta ciudad, pero mi casa está a más de 8 km, ¿me podrías llevar a volver a ver a mi familia, por favor?-

-

Su mama respondió: - Sí, no te preocupes. ¿Cuál es tu calle?

-

Ella dijo: Calle Tetuán, muchas gracias de verdad.

Las tres se dirigieron hacia la casa de Elena, y se empezaron a abrazar todos y sus padres agradecieron mucho poder volver a ver a su hija bien, le dieron las gracias a toda la familia Jum y le invitaron a estar 2 días de vacaciones con ellas y las niñas son mejores amigas.


FIN.


METAMORFOSIS. Una mañana tras un sueño intranquilo Elena Rodríguez Molina se despertó transformada en un libro cuya portada, muy adornada estaba. Elena se sintió muy rara y muy asustada, porque no tenía ni pies ni brazos, solo hojas y una gran portada que ponía: “Secretos”… Empezó a leer el libro y vosotros os preguntaréis ¿Cómo?... Bueno, Elena siguió y siguió leyendo y cada vez que leía se daba cuenta que todos esos secretos pertenecían a una persona cuyo nombre era Papel. Cuando descubrió que ese libro era de un tal Papel se rió a carcajadas tanto que lloraba y claro cuando un libro llora las letras se borran. Cuando se dio cuenta que todo el libro estaba negro y no se entendía ni una palabra, se sintió mal porque además de que no se debe uno reír de los demás, había estropeado un libro que le pertenecía a una persona… Elena se despertó rápido y se dio cuenta de que todo lo que le pasó era un sueño. Se levantó y reflexionó sobre lo que le pasó y nunca más se rió de nadie porque tuviera un nombre raro. Hasta pensó que ella tenía un nombre raro, todos los tenemos, y algunos vienen de generación en generación y ¿qué? Lo positivo es que tenemos nombre por el cual todos nos diferenciamos, no solo porque tengamos gafas o no o tengamos el pelo largo o corto, tenemos un nombre y ese nombre nos lo pusieron nuestros padres y lo mismo da que sea Papel o sea otra cosa, a lo que quiero llegar es que por lo menos tenemos y no nos falta. FIN.


METAMORFOSIS Al despertar una mañana, tras un sueño intranquilo, Felisa Reyes se encontró convertida en una triste flor en un jardín. Estaba anclada, sujeta a la tierra; eso le provocaba un gran pesar, pensó que nunca más volvería a contemplar las maravillas del mundo, que nunca más podría jugar y desplazarse. Empezó a visualizar todo su alrededor: había un enorme rosal de un color rojizo que trepaba por una pared, un prado de bellos tulipanes de colores y una gran noguera que vigilaba todo el jardín, a lo lejos podía observar numerosos árboles que no podía distinguir. Otra vez se sintió muy triste al no poder ver más allá de unos 3 metros. Todo cambió aquel día que fueron de excursión un grupo de Primaria. Unos niños empezaron a coger flores, pero sus amigos pronto les recriminaron que no lo hicieran. Ellos dijeron que las estaban cogiendo para llevarle un ramo de todos esos tipos de flores a su mamá. En un principio no lo vieron demasiado mal, pero todo cambió cuando al rato observaron todas las flores tiradas, porque los niños habían decidido irse a jugar. La flor quería que entendieran que las flores no hay que destrozarlas; son seres vivos, están para decorar y perfumar. Una vez más se sintió triste al no poder hablar y explicarle las cosas. Una niña la arrancó de aquel jardín, la llevó en su mano durante toda la mañana, lo que le permitió ver mucho más allá de lo que durante un tiempo había estado observando, todo aquello que había estado imaginando:un enorme lago, numerosos pájaros, mariposas, insectos... y algo que le hizo sentir bien o mejor dicho fenomenal: La ternura con que aquella niña la trataba, hablaba de la flor y la describía con una gran delicadeza. Ese mismo día, le oyó decir a otra niña que observara esta flor, los colores tan dulces y delicados que tenía- ¡cómo la naturaleza consigue crear cosas tan perfectas! Se la llevaré a mi madre. Su madre la colocó en un jarrón en el mejor lugar de la casa. Ellas la miraban continuamente, a todas horas, eso les hacía sentir bien, pero no a esa flor, que se sentía atrapada entre cuatro paredes, le faltaba el aire y añoraba el jardín que durante tanto tiempo había estado observando y le parecía pequeño. Cuando se pasó una semana, se fue marchitando hasta que llegó el día 22 que la arrojaron de nuevo a un jardín. No se trataba del mismo lugar, pero sí de un sitio muy bonito o al menos así le parecía. Había un enorme terreno verde y junto a él un arriate lleno de hermosas flores, también aquí jugaban muchos niños, pero no tocaban las flores ya que había un cartel que ponía: ¡Prohibido tocar las flores!


Pensó que allí se quedaría para siempre, que sería feliz y no estaría siempre ansiando ver mundo. Todo estaba tranquilo cuando el sol empezó a salir y una gran confusión llegó a su cabeza. Durante un tiempo se había sentido flor y en aquel instante empezó a sentir que todo había sido un sueño. Una sensación rara llegó a ella y volvió a sentirse niña, una niña que ahora sí podría caminar, ver mundo e intentaría siempre ser feliz.


HISTORIA DE LA METAMORFOSIS Una mañana, tras un sueño intranquilo, Gloria se despertó transformada en una bella gata. Estaba tumbada en una pradera donde siempre iba a pasear, rodeada de olorosas flores y arbustos, y se le cayó una manzana en la cabeza y esto hizo que se despertara. En su cara, tenía bigotes, en vez de los gorditos mofletes, a los que todo el mundo le gustaban. Se había convertido en una gatita preciosa, su cuerpo era rayado, de color blanco y marrón. Sus patas eran negras y blancas, y su cola muy peluda. Su raza era una mezcla entre persa y siamés. Cuando se dio cuenta que era un gato, se asustó muchísimo; parecía como si lo estuviera soñando, pero no, se apretó la cara y se pellizcó para ver si era verdad y sí, era la pura realidad. -¿Qué me ha ocurrido? ¿Quién soy? ¿En qué me he transformado? ¿Por qué soy un gato?!Yo no quiero ser así! ¿Qué puedo hacer?- Numerosas preguntas le venían a la cabeza. Se dio cuenta de que no estaba soñando, que era la misma pradera de siempre, a la que iba todos los días a pasear con su hermana. Por allí, pasó Marina una amiga íntima de la infancia, que siempre paseaba por esa pradera. Gloria empezó a hablarle, pero Marina no le hacía caso, ya que vio a un gato cualquiera, no sabía que era Gloria. Como Marina no le hacía caso, la gatita fue hasta sus pies y empezó a maullarle y a hablarle. Por fin, Marina se dio cuenta de que no era un gato normal, ya que podía hablar y parecía la voz de Gloria, se asustó muchísimo y puso mala cara. Ella empezó a acariciarla, y Gloria le habló. Marina la reconoció por su voz y sus formas de expresarse, pero al principio no se lo creía; creía que era una trampa o algo parecido. Gloria le explicó todo, y Marina se quedó muy confusa; hasta que al cabo de una hora, empezó a creerse toda la historia. Marina y Gloria empezaron a hablar un buen rato, porque hacía mucho tiempo que no se veían. Estuvieron juntas allí en la pradera hasta que empezó a anochecer. Cuando el cielo estaba oscuro se fueron hacia la ciudad porque allí en la pradera podía pasar algo. Llegaron a la ciudad, y Gloria se quedó pensando en cómo decirle a su madre que por arte de magia se había convertido en un gato. A Marina se le ocurrió una idea, que fue decirle a la madre de Gloria que se iba a quedar a su casa a dormir y que al día siguiente irían a casa. Su madre aceptó y Gloria se quedó en casa de Marina. A la mañana se levantaron y estaban muy nerviosas, ya que no sabían cómo iba a reaccionar la madre de Gloria. A Gloria se le ocurrió la idea de que Marina se pusiera como una careta o algo parecido en la cara, para que así pudiera colar la trampa a su madre, y así lo hicieron. Llegaron a la casa de Gloria, y Marina se colocó su especie de careta y disfraz y pasó a casa, estuvo cenando allí y luego subió a su cuarto. Abrió la ventana para que entrara Gloria y estuvieron hablando de cómo decirle esto a su familia. Por un rato dejaron de hablar de este tema y hablaron de otras cosas. Gloria dijo que tenía hambre, y Marina bajó al frigorífico y le llevó una poca comida. Gloria se lo comió todo, no dejó ni un rastro de comida, ya que llevaba mucho sin comer, porque la noche de antes no tenía hambre y no cenó. Más tarde, al cabo de un par de horas, se estaba acercando la hora de comunicarle a la madre de Gloria toda la historia, pero no sabían por dónde empezar. Marina se hizo pasar por Gloria otra vez, y entonces esta bajó a cenar y estuvo hablando un tiempo con su familia. Ella le preguntó a mamá que si le hacía ilusión tener un gato y que si le gustaban. Su madre dijo que sí que era su mascota preferida, y ella se alegró muchísimo. Luego, Marina subió al cuarto y allí la esperaba Gloria. Estaban muy nerviosas, pero aún así se atrevieron a contarle todo a su madre. Bajaron hacia el salón y Gloria llamó a su madre para hablar a solas. Ella vino y subieron al dormitorio. Allí, ella se quitó todo su disfraz y la madre se quedó boquiabierta y no supo qué decir, le dijo a Gloria que viniera y que le contara todo a su querida madre. Ella no se atrevía y le dijo a Marina que le ayudara y así lo hizo. Su madre no se creía la ridícula historia, pero al final aceptó creérsela. La madre de Gloria al escuchar toda la historia, se quedó muy pálida y no supo qué decir, y al tiempo se puso a llorar. Era ya muy tarde, las 12 de la noche y Marina tenía que marcharse a su casa, ya que al día siguiente había que madrugar para ir al instituto. Marina se marchó y quedaron solas Gloria y su madre. La madre le dijo que al día siguiente sería 1


otro día y que al siguiente día le contara ella la historia y ya verían qué hacer. Al día siguiente se lo contó otra vez todo a su madre, y ella se acordó que tenía una vieja amiga que se había convertido en una bruja que te daba una pócima mágica y te quitaba todos los efectos que tu quisieras. Fueron a la casa de la amiga de su madre y le contaron toda la historia. Esta, le dio esa pócima a la gatita. Al cabo de una hora, Gloria se convirtió en la misma persona que era antes de ser una gata. Le agradecieron toda su vida el haberle dado esa pócima para volver ser la que era. A partir de ese día, los gatos para Gloria son el peor animal que puede haber en el mundo y el animal que nunca tendría. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado. Gloria García Casado. 2º ESO

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METAMORFOSIS Una mañana tras un sueño intranquilo Inmaculada se despertó transformada en una mariposa. Cuando se despertó tumbada en un campo muy extenso, se encontraba con otros bichos que volaban como ella, moscas, pájaros, libélulas, y muchos más. Ella estaba allí muy sola, sin sus familiares, sin sus cosas de niña, porque... Inmaculada solo tenía unos siete años. Echaba de menos incluso hasta las peleas con su hermano. A pesar de esto Inmaculada nada más pensaba en que debía pasárselo bien porque era su sueño desde pequeña. Un día ya aburrida de tanto estar en el campo, decidió llegar a su casa, y esta lo hizo; volaba para todos lados, en todas las direcciones, en todos los sentidos, en todas las alturas, etc. No sabía dónde estaba y se rindió de dar vueltas. Un día vio que pasaban por allí unos pájaros que emigraban a otros lugares, ella cogió el rumbo y se fue con ellos, por el camino sufrieron todo tipo de problemas, lluvia, aire, granizo, y mucho más. Como ella era muy débil debido a que era una mariposa, se rindió y decidió bajar del aire a la ciudad que le pillaba justo debajo. Se paró en el primer árbol que vio y se echó a dormir. Al despertarse oyó unas voces conocidas, era su hermano, pasaba por allí con unos amigos para jugar al fútbol y esta, corriendo bajó al lado de su hermano e intentaba gritarle todo lo fuerte posible, pero el niño solo veía a una mariposa que hacía ruidos extraños, por desgracia él no tuvo otra cosa que hacer nada más que darle con la mano y atraparla. El niño no paraba, pero la mariposa se cansó tanto que cayó al suelo rápidamente. Este al ver que la mariposa ya había caído dejó de darle y se sentó en un banco. Al reponer fuerzas, la mariposa alzó el vuelo y se puso al lado de la oreja del niño y le gritó, el niño reaccionó y le habló diciendo: esta es mi hermana. La mariposa se puso contenta al oír esto y empezó a volar delante de él. El niño dijo, si eres mi hermana vuela alrededor de mi cabeza, y esta lo hizo. La cogió y la llevó a casa. La mariposa vio a sus padres y empezó a llorar, al pensar que ya no podía ser una persona cualquiera, para poder abrazar, darle besos, e incluso poder comer. Echaba de menos aquello que tanto le gustaba de comer, además también acostarse en su cama, poder ir al colegio y ver a sus amigos, aunque odiaba ir al colegio. Por suerte, cuando su hermano le dijo a sus padres que era ella se lo creyeron y la pequeña mariposa dejó de estar asustada, ya que pensaba que sus padres la iban a matar por ser una mariposa. Sus padres hicieron todo lo posible para que esta dejara de ser una mariposa y poder ser la misma persona que era antes. Ellos buscaron a personas que habían creado medicinas, para ver si creaban alguna que fuese capaz de cambiarla; 1


buscaron científicos, para ver si alguna reacción química le hacía cambiar; de camino también encontraron a personas que habían sido conocidas por crear máquinas como la del tiempo, la de ir a otros lugares... Pero no encontraban a nadie que fuese capaz de crear una medicina, o una reacción química o una máquina que le hiciera volver a ser esa misma persona que era antes. De tanto buscar, se cansaron y pararon. Mientras, la pequeña mariposa no podía salir a la calle, ya que podrían matarla. Su hermano tampoco paraba de buscar por todas partes ya que tenía miedo a no poder estar más en persona con ella, ni poder verla crecer, ni luego poder verla con su familia propia... Tenía miedo. Después de mucho tiempo buscando, encontró a un mendigo por la calle con un cartel que decía: “A cambio de 20 céntimos te doy la oportunidad de poder ser el animal que tú quieras” El niño se acercó y preguntó que si tenía la posibilidad de ser al revés, este, le dijo que claro que sí pero que antes tendría que esperar por lo menos un mes, ya que ese tipo de “invento” tenía que estar compuesto por productos naturales que tardaban en crecer a partir de ese día más o menos un mes. El niño no lo quiso decir a sus padres porque quería que fuese una sorpresa. Al cabo de un mes este “invento” estaba listo para poder tomarlo, lo llevó a su casa y le dijo a la pequeña mariposa que lo tomara. Esta así lo hizo y al cabo de una hora la niña veía que no cambiaba, que seguía siendo la misma. Al día siguiente se desilusionó más porque no cambiaba y se puso muy triste al pensar que sería insecto el resto de su vida. A los dos días la niña se despertó como otro día cualquiera, se levantó, ya tenía piernas, brazos, pelo largo,... YA ERA UNA PERSONA NORMAL, bajó lo más rápido que pudo y sus padres, que no sabían lo del “invento”, se quedaron boquiabiertos y se dieron un abrazo al saber que ya podrían disfrutar como una familia normal. La niña ya no sufrió más cambios a lo largo de su vida. No sabía cómo agradecérselo a su hermano y a pesar de esto, ellos seguía enfadándose como hermanos. Pero bueno nunca duraban más de diez minutos enfadados. La niña vio este cambio como una experiencia más y al acordarse, siempre lo contaba a todas las personas que tenía a su alrededor. No se lo creían pero la niña siempre pensaba para ella, si lo hubieses vivido...

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LA METAMORFOSIS DE PEDRO JOSÉ Una mañana tras un sueño intranquilo, Pedro José se despertó transformado en el suelo de su gran ciudad. El sueño era que él era pisado por las personas de la ciudad, y fue despertado por un gran pisotón de un en toda la cara. Él quería ir al trabajo pero no podía levantarse porque era nada más que cara. Al cabo de unas semanas, el se sentía solo, defraudado y pensaba que nadie lo quería. Él se sentía en una materia inerte, nadie le hablaba, le tiraban la basura, lo pisoteaban con barro, los perros se meaban en él, se cagaban en él, le echaban escupes... Un día una pequeña anciana andaba sobre él, como todos los demás, y justamente pasaba por su boca, y en ese momento se le cayó un pequeño frasco rosa o morado, no lo vio bien, pero a la mañana siguiente se despertó en su cama y salto más contento que nada. Lo primero que hizo fue darle un abrazo a su familia, luego darle las gracias a la anciana, más tarde a enseñarle a sus amigos que no se tira la basura al suelo y a los perros que no se caga en el suelo. Lo último que hizo fue recuperar su trabajo porque tres semanas seguidas sin ir es algo grave y le contó la historia que le había pasado al líder y lo readmitieron.

FIN


METAMORFOSIS

Una mañana, tras un sueño intranquilo, Yolanda se despertó en su casa convertida en un gato recién nacido. Ella no veía nada y no sabía porqué, aunque todo el mundo, al que le gusta los animales, sabe que los gatos recién nacidos tienen los ojos cerrados. Yolanda estaba algo mojada y no sentía mucho sus brazos, ya que era un gatillo muy pequeño. Mariana, madre de Yolanda, como todos los días, entró en la habitación a despertar a Yolanda para ir a la escuela. Levantó las sábanas y se encontró a un pequeño e indefenso gatillo. Ella se asustó porque la perrilla de Yolanda siempre entraba a la habitación a lamerle la cara para despertarla y pensaba que le haría daño, entonces Mariana cogió al gatillo y con él en brazos pensó, que como a su hija le gusta mucho los animales, se lo había traído para cuidarlo, pero luego creía que le había pasado algo y gritó. –

¡YOLANDAAAAAAAAA! ¡QUÉ ES ESTOOOOOOOO!

Yolanda la estaba escuchando y quería contestar, pero su madre solo oía el maullido de un gato pequeño llamando a su mamá. Mariana metió al gatillo en una cajeta que puso encima del congelador para que la perrita no lo cogiera. El gatillo comenzó a maullar porque tenía hambre. Su madre fue a la cocina para coger un vaso con leche y darle al gatillo de comer. A Yolanda, nunca le había gustado la leche, pero en ese momento le encantó. En ese mismo momento, su madre se acordó que no era viernes sino sábado y Yolanda tenía su prueba de acceso a la academia de canto de un pueblo llamado Villacarrillo. A Yolanda le encantaba cantar y llevaba años queriendo hacer la prueba de acceso para esa academia. 1


Ella siguió llamándola y Yolanda cansada de chillar paró un rato, entonces su madre dijo: – Menos mal que se ha callado. La hermana de Yolanda se levantó al oír las voces de su madre y preguntó: –

¿Qué son estas voces? - con voz de recién levantada.

Su madre le respondió: - Que tu hermana se ha traído este pequeño gato y ahora no la encuentro por ningún lado. Al decir lo del gato su madre, Eva se acordó que esa noche, su hermana y ella estuvieron hablando, que si muriesen querrían convertirse en un animal, y le vino a la mente que su hermana dijo de transformarse en un gato pequeño. Ella fue a ver al gato y vio que era justo como lo describió Yolanda. De repente lo cogió y dijo: -Yolanda, Yolanda, ¿puedes me, estas ahí? , si eres tú maúlla una vez. Ella escuchándola le respondió con un maullido. Eva se volvió loca y empezó a decir: -Mamá, mamá, he encontrado a la hermana, y su madre le dijo: -¿De verdad? y ¿dónde estaba? -Mamá, creo que la hermana es el gatillo diminuto. No te lo vas a creer, pero anoche estuvimos hablando que cuando nos muriésemos queríamos convertirnos en animales y Yolanda me dijo que quería ser un gato muy pequeño y mira, se ha convertido en uno. Su madre no le creía. Ella decía - ¿Cómo va a ser eso? No digas tonterías. Entonces ella cogió al gato y se lo llevó a su habitación. Ella quería hablar con su hermana y le decía: -¿Cómo te encuentras? Si es bien maúlla una vez y si no haz lo dos veces. Ella respondió con un maullido. -¿Tienes frío? Si con uno y no con dos. Ella respondió con uno. Y así hasta el medio día. 2


Se acercaba la hora de ir a la prueba de acceso para la academia, Yolanda estaba en el cuarto de su hermana, en una cama de nieve que era la perrita de ella. Eva fue corriendo después de comer a por su hermana y le dijo la idea que se le había ocurrido. Ésta le dijo: -Yolanda pon atención, se me ha ocurrido una idea. Si te parece bien maúlla 3 veces y escucha. Le digo a mamá que me lleve a la prueba y pongo ese disco que tu grabaste y muevo los labios como si estuviera cantando para que no pierdas tu oportunidad. ¿Qué pasa, es que no te ha gustado la idea? Di algo. Y Yolanda maulló 3 veces. Ésta empezó a dar saltos de alegría y se fue corriendo a contárselo a su madre. Su madre aceptó, cogieron al pequeño gato y se fueron a la academia. Al llegar allí Yolanda se sentía algo mareada como si le estuviera pasando algo, bebió un poco de agua, y se le pasó un poco. A los 2 minutos después, Yolanda podía ver, le empezaron a salir dedos de persona, una nariz y de repente un extraño humo. Yolanda se había transformado en persona, pero tenía un problema, estaba desnuda. Su hermana Eva cogió corriendo una ropa rara de los probadores y se la dio y Yolanda se vistió muy deprisa, así que pudo hacer ella misma la prueba de la academia. Ésta aprendió la lección y no volvió a hablar de lo que se quería convertirse cuando se muriese.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.

FIN Realizado por la alumna: Yolanda Ruiz Ruiz Curso: 3


2ยบ E.S.O.

4


LA METAMORFOSIS Una mañana tras un sueño intranquilo Alicia se despertó transformada en un árbol. Estaba allí en mitad de un bosque jurásico, rodeada de un montón de árboles hablando a la vez. Alicia era muy alta con el tronco oscuro y muy grueso y las hojas muy verdes y grandes. Ella no sabía qué hacer porque el día anterior era una chica normal. Intentando averiguar dónde estaba, pasó por allí un dinosaurio verde con el cuello largo que se estaba comiendo el árbol que estaba a su lado. Al pasar las horas conoció a un árbol al que le había pasado lo mismo que a ella, se llamaba Mariano, era un pino muy alegre y divertido que siempre estaba hablando. Estuvieron charlado mucho tiempo, ya que a Mariano no había forma de hacerle callar. De repente Alicia notó un terrible crujido dentro de ella cuando se dio cuenta de que tenía una puerta en el tronco, se quedó mirando sorprendida y en medio minuto se atrevió a salir un pájaro que había dentro, era el hermano de Alicia que se había transformado en un pájaro carpintero, se llamaba Facundo, pero no era un pájaro carpintero normal, él tenía en la cabeza una mano humana. Alicia y Mariano no eran árboles normales, podían andar porque las raíces las podían sacar del suelo y caminar, pero de vez en cuando tenían que volver a meter las raíces dentro porque necesitaban absorber agua. Aunque todo aquello pareciera ser peligroso, para Alicia era una pasada. Ella podía coger con sus raíces a un pez de un río y balancearlo como si estuviese en un columpio. También podía mover sus ramas y levantar a una cría de dinosaurio y mecerla para que no llorase. Todo era muy extraño, Alicia empezaba a notar picores de gusanos que se comían sus hojas, y cada vez tenía la impresión de que necesitaba tomar agua y estirar las hojas hacia el sol. Alicia y Mariano se preguntaban cómo podían ver sin ojos, cómo beber sin labios, cómo oír sin oídos, cómo oler sin nariz y cómo sentir sin corazón. Todo era fantástico, pero todos extrañaban ser ellos mismos y volver a ver las cosas que hacían antes.


Los tres fueron a buscar respuestas sobre lo que podía haber pasado. Caminaron y caminaron cuando encontraron a un dinosaurio con alas que llevaba de jinete a un hombre con cabeza de perro. El cara perro le dijo que para que todo volviera a ser como era antes tenían que ir a un volcán que estaba a 80 kilómetro de allí. Se pasaron días andando y volando para poder llegar hasta su destino. Cuando llegaron el volcán salió en erupción, intentaron salir de allí como pudieron, pero no. Alicia pegó un salto de la cama, se asustó muchísimo y cuando se dio cuenta de que todo había sido un sueño, no podía dejar de reír de lo absurdo que había sido su sueño.¿O puede ser que ocurriese de verdad?


Una mañana, tras un sueño intranquilo me despierto convertida en algo un tanto extraño. Miro a mi alrededor y me doy cuenta de que me encuentro recostada sobre la rama de un árbol. Por las hojas reconozco que es una encina. “¡Como la que tenemos en el jardín de casa!” pienso al verla. Todo es muy raro, a pesar de estar sobre una rama poco gruesa, esta resiste totalmente mi peso y no tiende a bajarse. Intento llegar al suelo sin caerme y cuando apoyo mi mano sobre el tronco no logro encontrar mi brazo. Comienzo a ponerme histérica, mis brazos han desaparecido, en su lugar tengo una especie de patas muy extrañas cubiertas de un plumaje cobrizo. No entiendo nada de lo que sucede. Bajo del árbol como puedo y al caer sobre el césped húmedo me siento muy ligera, tanto que siento que podría volar. Me dejo llevar por la brisa y noto como asciendo lentamente moviendo mis extremidades. Es algo muy relajante y que hace que despeje mi mente por un instante. Consigo llegar al balcón de mi habitación y ya, más tranquila pienso en la situación en la que me encuentro. Me miro en el reflejo del cristal y me asusto al verme, ¡Me he convertido en un pequeño pájaro, un petirrojo! No puede ser, es algo imposible, ayer era una niña completamente normal y ahora, ahora era un pájaro insignificante. Vuelo hacia la ventana de la cocina y allí encuentro a mis padres desayunando y veo a mi hermana bajar las escaleras aún medio dormida. Sin pensármelo dos veces doy golpes, con el pico, a la ventana para llamar la atención de mi familia. Mi hermana, Claudia, salta de alegría al verme y por su expresión supongo que quería que me entraran a casa. Al darme cuenta de que mi plan está funcionando a la perfección, sigo picoteando el cristal e intento hacer movimientos con mis alas para que se den cuenta de quien soy. Mi madre abre la ventana compadecida de mí ya que fuera hace mucho frío y me da un cuscurro de pan. La miro y noto que mueve los labios pero no logro entender lo que dice. Claudia también dice algo señalándome, pero tampoco oigo lo que dice. Solo oigo un pitido constante. ¿Qué me ocurre? ¿Y si no vuelvo a mi cuerpo normal? ¿Y si no descubren quién soy? Por desgracia siempre me despierto muy tarde y el resto, unas horas antes, incluso mi hermana que tiene tres años menos que yo es una madrugadora, por lo que nadie me echa en falta. No se me ocurre otro plan que seguir picoteando el cristal y en cuanto se giran un momento mis padres Claudia corre hacia mí, abre la ventana y me mete en una jaula con un agaporni que tenemos de mascota. Miro a Sakura y de pronto veo que abre el pico, pero no emite su habitual piar: – Buenas amiga plumífera , parece que vamos a ser compañeros de jaula durante un tiempo hasta que pillen mis amos a Claudia que es la niña que te ha metido aquí. De todas formas Marta es quien se ocupa de mí y juega conmigo y no creo que te vaya a echar de casa. A ver, esto es muy raro mi pájaro me está hablando y yo lo entiendo. Además, parece ser que es macho y no hembra, como creíamos, y por eso se llama Sakura que significa flor de cerezo en japonés porque es muy cariñoso y relajado y le encanta picotear las cerezas en primavera. Lo miro sorprendido y digo lo que me permite mi cuerpo tras esta situación extraña: – ¿Sakura? ¿Puedes hablar? – Claro que puedo hablar, como cualquier animal y... ¿Cómo sabes mi nombre? Me detengo un instante respiro profundo y continúo la conversación con mi mascota haciéndome a la idea de que puedo hablar con el resto de aves. Le digo quién soy y todo lo que me había ocurrido esta mañana y cómo había llegado hasta aquí dentro. Sakura me mira extrañada e interviene: 1


– Está bien, te creo, Marta. Pero no sé cómo puedo ayudarte. – Por ahora lo único que puedo hacer... De pronto me suena el estómago ya que no he desayunado y tengo mucha hambre. Sakura me señala su alpiste con un ala y no tengo ni la más mínima intención de probar la comida de pájaros. Mi buche insiste y, aunque no me hace ninguna gracia, me acerco hacia el comedero y picoteo un poco del alpiste. – ¡Está muy bueno!- digo al tomar un poco. Qué raro, nunca pensé que me gustaría la comida de mi mascota, pero eso estaba delicioso. – Bueno ¿Qué estabas diciendo antes?- pregunta Sakura – Ah, sí. Decía que solo podíamos intentar que se dieran cuenta de quién soy. Supongo que al ver que tardo en bajar irán a despertarme. Bueno voy a intentar salir de aquí primero. – Está bien, si me necesitas ya sabes dónde encontrarme. Pruebo a llamar la atención de Claudia, piando con todas mis fuerzas para que me saque de la jaula. No tarda en abrir la puerta de la jaula al oír semejante jaleo. Aprovecho y me escapo volando. Logro subir aleteando hacia la lámpara donde no puede alcanzar a cogerme mi hermana. Dice algo subiendo el brazo y colocando la mano para que parezca que me quiere dar algo. La verdad es que Claudia es muy ingenua y al ver que hace eso me dan ganas de reír y se me escapa un piar burlón. Sé que no les va a advertir a mis padres de mi presencia en casa ya que le regañarían por haberme dejado entrar. Subo hasta el piso de arriba volando rápido y me escondo detrás de una foto que hay sobre la cómoda del pasillo al ver a papá pasando el aspirador. Por suerte no tarda en irse a limpiar la cocina y esto me da paso a mi habitación. Ahora lo que tengo complicado es entrar dentro de ella, no sé qué me encontraré. ¿Estaré allí? ¿Qué habrá pasado dentro? Salto con todas mis fuerzas sobre el pomo de la puerta y, después de varios intentos logró abrirla. Al entrar todo es muy raro en lugar de mis juguetes hay un escritorio sobrio. Las paredes ya no son azules sino grises y ya no está mi cama, sino un baúl oscuro. Pasan las horas y nadie se preocupa por mí. Es como si no hubiese existido. Pero hay algo muy raro en todo esto Sakura sí se acuerda de mí. Rebusco entre los papeles que hay sobre el escritorio agarro cada folio con el pico y los voy tirando al suelo. Quizá así consiga saber algo sobre mí en esta situación. Después de un buen rato al alzar un papel y arrojarlo me doy cuenta de que salgo en una noticia del periódico. Sobrevuelo hacia el suelo y leo con atención. El titular de la noticia era “Marta desaparece sin dejar huellas”. ¡No puede ser! Sigo leyendo y me fijo en la fecha, es del 20 de febrero de hace años. Vuelo hacia el escritorio y me percato de que todos los documentos que quedan tratan sobre mí y mi extraña desaparición. Esto no es posible. De pronto veo que una sombra se produce sobre mí y al girarme una pequeña mano me agarra con fuerza. Es Claudia que me ha encontrado dentro de mi habitación rodeada de documentos que dicen que estoy desaparecida y de pronto mi hermana dice algo. No la entiendo, pero por su expresión parece enfadada intenta salir de esta nueva oficina en la que se ha convertido mi cuarto, pero siento que ese es el momento perfecto para llevar a cabo una loca idea que quizás funcione. Me lleno de energías y le doy un fuerte picotazo. Abre la mano y deduzco que pega un grito. Me coloco sobre los papeles y salto encima de mi nombre. Intento que descubra 2


que yo soy su hermana. Me intenta atrapar farfullando, pero se detiene al ver que no soy un pájaro normal y que intento decirle algo. Mueve los labios y juraría que me da una oportunidad y me deja comunicarme con ella. Vuelvo a saltar sobre mi nombre y luego encima de mi foto en el periódico. Me señala y veo como una lágrima le recorre la cara. Yo muevo mi cabeza de arriba a abajo y vuelo hacia mi hermana llena de alegría al darme cuenta de que sabe quién soy. Me acaricia el plumaje suavemente y la veo muy emocionada a pesar de que estaba convertida en un petirrojo. De pronto algo sucede que hace que Claudia me esconda detrás de su espalda. Es mi madre, pero no logro verla hasta que hace que mi hermana le enseñe lo que lleva entre las manos, es decir, a mí. Mamá me coge despojándome de las pequeñas y cálidas manos de Claudia. Abre la ventana sin hacer caso a la pequeña que llora y grita como alma en pena. Da un fuerte golpe y me arroja fuera. Me desplomo hacia abajo y no logro abrir las alas la ventana se vuelve a abrir y veo a una niña asomarse y a sus lágrimas caer sobre mí. Esto es el final no puedo volar y veo como pasa toda mi vida ante mí: mi infancia, mis sueños, mis llantos e incertidumbre, amigos, familia, todo, todo se va y con esto mi vida al caer muerta sobre el césped. Abro los ojos y se me nubla la vista pestañeo varias veces y veo mi habitación. Sí, esa era llena de color, juguetes y sueños aun sin cumplir. Me levanto rápidamente de mi cama y me miro en el espejo. Sí, soy yo totalmente entera con brazos y no con alas y con boca en vez de pico. Bajo corriendo las escaleras y abrazo a mi madre y a mi padre. – ¿Qué te pasa hoy? Estás muy cariñosa.- me dice mi madre. – No es nada solo que me apetecía demostraros todo lo que os quiero. Me acerco a la jaula de Sakura y noto que me guiña un ojo a lo que yo le contesto con una gran sonrisa. Me vuelvo hacia mis padres y les pregunto: – Por cierto, ¿dónde está Claudia? – Aun no se ha levantado.- dice mi padre. – Qué raro, siempre es la primera en despertarse. De repente miro a la ventana y veo sobre el alféizar un pequeño pájaro rojizo, un petirrojo.

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