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Pacta Sum Servanda.
Diciembre de 2002 REVISTA
ACORE Revista ACORE es una publicación destinada a quienes conforman el mundo ACORE. Las opiniones expresadas en ella son las de los autores y no refleían necesariamente la posición de los editores. PRESIDENTE DE ACORE General Rafael Samudio Molina SECRETARIO GENERAL EJECUTIVO Mayor Carlos H . Espinosa Argüello DIRECTOR REVISTA Coronel Germán Aragón Bautista EDrTOR Jaime A. Cubillos DEPARTAMENTO DE COMUNICACIONES Teniente Enrique Franco Cabrera JEFE DE REDACCION Carlos Osorio COLUMNISTAS General Alvaro Valencia Tovar General Manuel Bonnet Locamo Mayor General Juan Salcedo Lora Coronel Silvio Vallejo Rosero Coronel Darlo Rulz linoco Brigadier General Adolfo Clavijo Ardila Teniente Coronel Hipólito Morillo Alvarez Mayor General Luis Enrique Rodñguez Botiva Mayor General José Roberto lbáñez Sánchez Gonzalo Torres Mendoza José Corredor Parra Universidad Militar "Nueva Granada" CONSEJO CONSULTIVO Mayor General José Roberto lbáñez Sánchez Mayor General Usandro Barrera Rey Brigadier General Gabriel Puyana García DIGITACION Martha Lucia Uanos González ARTE Y DIAGRAMACION Mónica Fúquene Mosquera SUSCRIPCIONES Calle 70 No. 4 -24 PBX: 345 0511 Ext. 113 Email: www.acoreCcable.net.co Bogotá, D.C. DISTRIBUCION NACIONAL Antloqula (Medellln) Cra. No. 50-9 Athintlco (Barranquilla) Carrera 68 No. 78-11 Bolívar (Cartagena) Bocagrande Entrada a la Base Naval Boyacá (Duitama) Calle 19 No. 13 - 26 Apt. 702 Caldas (Manizales) Carrera 23 No. 57· 86 Apto. 803 Cauca (Popayán) era. 7 A No. 24-AN-Q6 Casa 8, Rincón del río Huila (Neiva) Carrera 9 No. 5· 29 Magdalena (Santa Marta) Cra. 21 No. 17-24 Meta (Villavicenclo) Cra.35 No.30-15-Diagonal Parque El Hacha Nariño {Pasto) Cra. 43 No. 16-B-oS Norte de Santander (Cúcuta) V la el Portico frente al Grupo Maza Qulndlo (Armenia) Cl. 17 Nte. No. 14-20, Ofic.404, Ecif. Torremolinos Rlsaralda {Pereira) Manzana 16, Casa 6, Tercera Etapa, Bosques de la Acuarela - Dos Quebradas Santander {Bucaramanga) Gala 45 No. 28-29, Apto. 901 Edf, Sotavento Tollma (lbagué) Calle 12 No. 2-70 Ofic.305 Edil. El Molino Valle (Cali) Calle 5-82 No. 36-C-20 CARATU LA & COLOR J. Daniel Caycedo Méndez IMPRESION Editorial Marbella Ltda. Telefax: 451 7808 REVISTAACORE Calle 70 No. 4 - 24 PBX3450511 Ext.113 Emall: www.acoreCcable.net.co AAn127 Bogotá, D.C.
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Contenido LA RECLAMACION DE NICARAGUA YLA CORTE INTERNACIONAL DE LA HAYA
EDITORIAL Cuarenta y dos años de vida
CO Darío Ruiz Tinoco
CORREO
ETERNO COMPLOT
Al director
BG Adolfo Clavijo Ardila
COLOMBIA YLA CORTE PENAL INTERNACIONAL [CPI) Universidad Militar
POLITICA ECONOMICA FISCALISTA
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SEGURIDAD DEMOCRATICA
LA MORAL YEl SENTIDO DEL TODO
TC H1pólito Morillo Alvarez
Gonzalo Torres Mendoza
INTERPRETACION YANALISIS DEL CONFLICTO COLOMBIANO
IDEOLOGIAS, PARTIDOS Y CONFLICTOS
SABER PARA VENCER
GE Manuel Bonett Locamo
MG Luis E. Rodríguez Botiva
GE Alvaro Valencia Tovar
PROCESOS DE PAZ Y COMUNIDAD INTERNACIONAL MG Juan Salcedo Lora
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MARCO GENERAL DE LAS REVOLUCIONES DEL SIGLO XX
CO Silvio Valle¡o Rosero
EXPOSICION DE PINTURA
GUERRAS CIVILES Y CONFLICTO ACTUAL MG José R. lbáñez Sánchez
DESTINO DE SANGRE
Osear López Fonseca
MY Carlos H. Espinosa Argüello
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CO José A Corredor Parra
LEONARDO DA VINCI De Buena Fuente
Mingobierno Resolución No.0286 (Febrero /82)
Revista
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Editorial
Cuarenta y dos años ... ace 42 años, un puñado de los más destacados oficiales en retiro del momento crearon una incipiente, pero ambiciosa agremiación, que buscaba inicialmente defender los derechos de los militares en uso de buen retiro, pero ante todo mantener la unidad, la amistad, el compañerismo y el espíritu de cuerpo característicos de quienes otrora vestimos los uniformes y portamos las Armas de la República. Ese esfuerzo se acrecentó con el tiempo y cristalizó en ACORE, bastión de los oficiales en retiro, enclave de la academia y el estudio y fuente de expresión acreditada y respetada en el país, porque en sus reflexiones plasma toda la experiencia, el patriotismo, la responsabilidad y la lealtad de quienes han entregado gran parte de su vida al servicio de las Fuerzas Militares colombianas. Las voces de los 'presidentes de ACORE se manifestaron en innumerables ocasiones -como lo hicieron en el servicio activo- para advertir y mostrar el camino con el fin de evitar el desastre y la anunciada tragedia que más tarde nos afectaría, y hoy tiene a Colombia inmersa en el caos, bañada en la sangre de compatriotas. Desde entonces, quienes ejercieron el poder y manejaron los hilos de la historia política de nuestro país, desoyeron en ocasiones las voces urgidas de quienes sólo intentaban la salvación de la Patria por encima de los intereses partidistas y personales que han caracterizado casi todas las etapas de la vida institucional del país. Durante años, salvo contados períodos, las Fuerzas Militares fueron ignoradas, y silenciadas frente a las grandes decisiones del país, especialmente en los últimos años, y se les impuso el compromiso obligado de tan solo estar prestas para solucionar los problemas que de esas determinaciones se derivaron. Me refiero, claro está, a aquellas situaciones de carácter militar que en cualquier país del mundo hubieran requerido de la participación del estamento armado, pero que aquí, en la mayoría de las ocasiones, nunca fue admitida.
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En momentos en que se evoca el final de la Guerra de los Mil Días, es válido recordar que no ha sido el Ejército colombiano el responsable de las decenas de conflictos que marcaron la historia del país. Ni siquiera en los peores momentos. Esas decisiones no las toman las Fuerzas Militares. Nunca lo harán, respetuosas, como siempre, del compromiso y del significado del honor militar. Como militares, ahora con mayor énfasis desde el retiro, con la capacidad plena de ciudadanos que nos concede la Constitución, asumimos la responsabilidad de denunciar, con base en la experiencia, aquellas soluciones que a nuestro parecer podrían ser equivocadas y ahondarían, en vez de resolver, los graves conflictos que nos afectan. La Asociación Colombiana de Oficiales en Retiro de las Fuerzas Militares lo ha hecho y continuará ese camino, que no tiene otro interés diferente al de contribuir a la salvación de la Patria y la convivencia pacífica entre los ciudadanos. A través de medios de comunicación como nuestro periódico y la revista, ACORE no ha perdido un minuto, para señalar el que creemos debe ser el camino correcto. Así lo atestiguan los documentos escritos que desde la misma fundación caracterizan nuestros medios de expresión. El compromiso de hoy es hacer de ACORE una organización cada día más sólida y amplia. Es una tarea urgente. En ACORE deben converger todos aquellos oficiales que dejan las filas para pasar al retiro y formalizar con nosotros el reencuentro que debemos a la familia, a la Institución y a la Patria. En ese propósito y luego de varios meses de consolidar las estructuras financieras, contables y administrativas, acordes con los nuevos tiempos y necesidades, nos proponemos ampliar la base de socios, a través de una ambiciosa estrategia con la cooperación del Mando Militar. Desde estas páginas. expresamos nuestro reiterado pero nunca inransable reconocimiento a las inolvidables Fuerzas Militares, Ejército, Armada y Fuerza Aérea. A sus oficiales, suboficiales, soldados y grumetes. Nosotros, desde el retiro temporal, los acompañamos hombro a hombro, en sus dificultades, en sus alegrías, en sus sacrificios. Bien pueden tener la seguridad de que al lado de cada uno de ustedes, hay un oficial en retiro, que desde cualquier rincón del país, eleve. sus oraciones al cielo, por su vida y por la tranquilidad de sus familias y se halla presto a responder al llamado que por tal razón se le haga. Asimismo, debemos destacar, tras varios años de incertidumbre, la presencia en la jefatura del Estado de un Presidente de la República empeñado en recuperar para el país, con su política de Seguridad Democrática, y con el reconocimiento, antes que nada, del valor y capacidad de las Fuerzas Militares y de Policía, la autoridad, la paz y la convivencia, necesarias para alcanzar la meta trazada. Gracias a la voluntad política del presidente Alvaro Uribe Vélez, hoy las Fuerzas Militares han recuperado el sendero y la prestancia que se les había negado, y el país entero, como lo demuestran las encuestas, recoge ese reconocimiento. Colombia está segura de que sus Fuerzas Militares, y con ellas los retirados, no la van a defraudar. La confianza que hoy los anima es inmodificable, porque ese es su mayor compromiso. Nos debemos a la Nación. Y si es necesario, nosotros, los retirados, volveremos al llamado de la Patria, a sabiendas de que ahora, más que nunca, sus ciudadanos nos acompañan.
JUNTA DIRECTIVA Presidente GN Rafael Samudio Molino * Primer Vicepresidente GN José Manuel Sandoval Belalcózar * Segundo Vicepresidente BGIM Eduardo l.eón Pedraza Neira * Vocales CO Luis Ernesto Cortés Ahum··•da - CO José Antonio Romero Velase o- CO Gustavo Enrique Rosales Ariza - CO Mario López Castaño - CO Rodrigo Arenas Pinillo - CO Luis Fernando Acosta Melo - tvff Roberto Fernóndez Guzmán • CT José Antonio Rojas García - CF Luis Virgilio Avello Díaz CN Ricardo Alberto Rasero Erozo - CO Postor Duarte Hernández - CO Neftalí García Carvajal * Revisor Fiscal CO Guillermo Rodríguez Guzmán.
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Correo
r.r ~====~ ·-===================4~ ~
SEÑOR DIRECTOR El recibi r la revista No. 109 de agosto del año en curso, me motivó, de manera especial, para enviarle mis sinceras felicitaciones por la í proyección que le está imprimiendo. Es llamativa desde la portada. Muy interesante el dibujo de sanguina y carboncillo. Se sale, por su arte, del esquema tradicional de estas publicaciones. ¡
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' SEÑOR DIRECTOR Cuando desempeñé el cargo de Segundo Vicepresidente de ACORE, tuve el placer de compartir con usted y conocer sus capacidades y sus aspiraciones en la publicidad y el periodismo dentro de nuestra querida Institución. Ahora que leo la Revista de Acore que usted tan dignamente dirige, considero que sus metas han continuado cumpliéndose con creces. Permítame felicitarlo 1 por la calidad de esta publicación que encarna 1 el pensamiento y se constituye en el verdadero bastión de nuestras Fuerzas Militares en un momento tan crítico como este y frente a una guerra que se libra especialmente en el campo político, el cual, desafortunadamente le ha sido vedado a nuestros conductores militares en servicio activo.
El contenido es, igualmente, de ¡ primera. Hay una parte dedicada a
1 la divulgación del arte que me llamó la atención, ya que pinto desde que tengo memoria.
Atentamente, Teniente Coronel HUMBERTO VELASQUEZ GUETE
Cordial saludo Brigadier General FAC LUIS ENRIQUE MORILLO
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¡ SEÑOR DIRECTOR
SEÑOR DIRECTOR Soy un ciudadano de este hermoso país y por cosas de la vida he recibido las ultimas ediciones de la Revista ACORE. No quiero dejar pasar la oportunidad de felicitarlo por el traba. jo que se está haciendo al interior de ésta. 1
Hemos visto una reconfortante y más que esto, fresca y entretenida revista, comenzando por la carátula que lleva al lector a detenerse en ella y buscar todos los significados posibles. ¡Es impresionante!
Motivante, además, las sencillas pero sentidas felicitaciones de nuestro nuevo Presidente de la República. Coincido con él que el trabajo realizado en la número 108 fue excelente y nadie aún lo ha hecho tan productivo. Periodista no es aquél que llena y llena páginas sino el que en pocas y amenas preguntas refleja 1 1 toda la personalidad y las ideas de quien quiere ser un líder, y así se hizo. 1•
No soy periodista ni tampoco soy escritor, simplemente alguien que disfruta de sus publicaciones. Cordial saludo ...
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ALVARO LAHIDALGA
~=========-------======= - ====~!-1 Beusl~ Aure.
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El día de pago en la Caja de Retiro, el pasado agosto, recibí por primera vez un ejemplar de la Revista Acore y su separata. Confieso que me impactó mucho y me agradó su contenido, ya que la encontré muy dinámica, con artículos de gran profundidad y temas variados que nos interesan a todos los que hemos pasado por la carrera de las armas, sin distingo alguno de Fuerza o especialidad.
Para usted y su grupo de colaboradores va mi sincera felicitación y reconocimiento por el arduo trabajo (poco comprendido) que implica el sacar adelante una publicación de este tipo, ya que el trabajo final es a ¡ veces criticado de manera injusta. i Nuevamente, i i Felicitaciones!! y ¡ adelante, con la vista puesta en el · horizonte!! Capitán de Fragata KAOR DOKU OSPINO
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Análisis
n la terminología militar colombiana, la Seguridad Nacional reunía en su solo enunciado los elementos todos del concepto, incluyendo aquellos de procedimiento, ética y conducta respecto al adversario y a la población civil. Por consiguiente el adjetivo democrática parecía un cuerpo extraño que aún no se asimila del todo por el sector castrense, como ha podido evidenciarlo el autor de las presentes reflexiones. Para interpretar a cabalidad el sentido del término es preciso remontarse al decenio de los ochenta, cuando en el Cono Sur del continente se originó la no bien conocida ni interpretada Doctrina de Seguridad Nacional, diseñada por los militares argentinos. La esencia de tal doctrina se refirió, si bien no en forma del todo explícita, a que frente a la "combinación de todos los medios de lucha", sin restricción alguna de orden moral, por la insurgencia comunista, los defensores del Estado podían lícitamente recurrir a la metodología necesaria para contrarrestarla. Subliminalmente aquello autorizaba A. responder la agresión subversiva en los mismo.~ términos. En Colombia, si bien es cierto que no se llegó a semejantes extremos, no hubo tampoco, fuerza es reconocerlo, vigilancia suficiente sobre
Rnista Aure
GENERAL ALVARO VALENCIA TOVAR
procedimientos empleados por algunos comandantes para obtener información, ni instrucciones ter mi nantes sobre tratamiento a prisioneros y consideraciones hacia la población afecta a la guerrilla así fuese por intimidación. El hecho de que las autodefensas nacieran bajo el amparo de la ley que las autorizaba, muchas veces auspiciadas regionalmente por mandos de brigada y batallón, creó la imagen de alianza, en un comienzo lógica, pero que debía desaparecer cuando tales agrupaciones se criminalizaron bajo la influencia de narcotraficantes que las colocaron a su servicio cuando adquirieron grandes propiedades rurales en zonas de violencia y requirieron protección contra las guerrillas. Al quedar las autodefensas fuera de la ley por mandato presidencial, todo vínculo -aún con agrupaciones que permanecieron dentro de ellao tolerancia ha debido desaparecer. En realidad ocurrió en los niveles de batallón y brigada, pero no abajo, donde la lucha adquiría perfiles más feroces; algunos subalternos, oficiales y suboficiales, adoptaron conductas di~ connivencia o al menos de permisividad. Tales '-.Ctitudes se hicieron más graves y condenables cuando esos grupos adoptaron conductas tan vituperables como las de la misma guerrilla y el Gobierno, plena-
mente respaldado por los mandos militares, introdujo el respeto, la protección y la cultura de los derechos humanos y el Derecho Internacional Humanitario como política de Estado. Las Organizaciones no Gubernamentales de Derechos Humanos, tanto las que obraban por filosofía humanitaria, como, y principalmente las que encubrían actuaciones proclives con la guerrilla, condenaron la Doctrina de Seguridad Nacional, que en Colombia no siguió la línea del Cono Sur. La médula de nuestra Doctrina consistía en señalar la interdependencia de desarrollo y seguridad. Lo propio señalaba la de los Estados Unidos, aplicable a países de insuficiente desenvolvimiento socioeconómico, pese a lo cual se acusaba a grandes voces al Pentágono y a las escuelas militares estadounidenses de auspiciar en Latinoamérica los conceptos del Cono Sur. Fue así como a mediados de 1998, cuando las Fuerzas Militares acometieron su propia reestructuración y el Gobierno instituyó a nivel ministerio de Defensa una Comisión Externa con
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el mismo propósito, en el seno de ésta, donde se hallaban representadas las ONG, se adoptó por insistencia de éstas el término Seguridad Democrática. El sentido del mismo es señalar que aún en la defensa del Estado, los principios filosóficos que sirven de base al sistema político que nos gobierna deben prevalecer sobre cualquier consideración. En otras palabras, se condena con justa razón el cínico concepto de que el fin justifica los medios, inaceptable en el orden moral de una política de Estado fiel a los postulados de la república democrática. El término pasó desde entonces a formar parte de la lexicografía gubernamental colombiana y por ende ha sido incorporado en el vocabulario castrense. No tratándose de un aspecto de fondo sino de apariencia, por cuanto desde mucho antes de su instauración el mando militar había encajado su doctrina dentro de la cultura de protección y respeto a los derechos humanos y al Derecho Internacional Humanitario, su adopción resulta conveniente tanto en el frente interno como para fines internacionales.
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Ahora bien. El término democrático implica lineamientos aparte del puramente humanitario. Es la parte que más importa por cuanto involucra esfuerzos gubernamentales y aportes de la sociedad impropiamente llamada civil en el logro pleno de la seguridad. En efecto, democracia es participación. El tema de la seguridad nacional no puede ser exclusivo del estamento militar. En su diseño deben participar las llamadas fuerzas vivas del país; el Congreso, la academia, la universidad, los gremios, en suma la nación entera puesto que se trata de su propia supervivencia frente a todo tipo de amenazas. La interna en la situación actual, es la más grave. Si bien es cierto que la Fuerza Pública constituye el eje medular de su preservación, no lo es menos que su acción desvertebrada de las responsabilidades del Estado como un todo, y de la población civil compenetrada con la filosofía democrática y con la acción que ésta demanda, resulta débil e insuficiente para vencer las fuerzas criminales que atentan contra ese Estado, con razón llamado de derecho. Clausewitz, rector después de dos siglos del pensamiento militar de Occidente, señaló que el poder de una nación descansa en la trilogía Gobierno, Ejército y pueblo. Cualquiera de los tres que falle el trípode se torna inestable, flaquea y puede derrumbarse. En Colombia, las Fuerzas Militares condujeron solas el esfuerzo antisubversivo, obstaculizadas muchas veces por otros componentes del Estado y abandonadas de su pueblo. La acción cívico-militar que tan excelentes resultados
Narcotráfico, terrorismo, criminalidad común, atropello sistemático a los derechos humanos y al DIH -inadvertido para las Ong siempre obsesionadas por el que creen ver por parte del Estado sustituyeron el ideal marxista de otros tiempos, lo cual determinó la pérdida de todo respaldo popular. dio en la pacificación del país después de la violencia política de 1947-1957, resultó sospechosa más tarde en círculos políticos que no veían con buenos ojos la consolidación de sectores populares con las Fuerzas Militares por lo cual languideció y perdió la dinámica que la había hecho efectiva. El Gobierno actual ha entendido el valor de la triada de Clausewitz para derrotar una insurgencia que tras de su disfraz político esconde una realidad delictiva ya inocultable. Narcotráfico, terrorismo, criminalidad común, atropello sistemático a los derechos humanos y al DIH -inadvertido para las Ong siempre obsesionadas por el que creen ver por parte del Estado sustituyeron el ideal marxista de otros tiempos, lo cual determinó la pérdida de todo respaldo popular. Y sin pueblo no se hace ninguna revolución. Para la Fuerza Pública, Seguridad Democrática es un término favorable sobre todo cuando, como en nuestro caso, le ha ganado el respaldo pleno de la sociedad que hoy la sitúa
en la cúspide de credibilidad y prestigio dentro de las instituciones. Aunque las ONG siguen socavando su buen nombre por medio de sus pares de Europa y Estados Unidos, la realidad muestra otra cosa. El Gobierno, en el breve tiempo de su vigencia, con un positivo y vigoroso liderazgo, está logrando galvanizar a la ciudadanía e involucrarla en el respaldo a la Fuerza Pública mediante suministro de información y cooperación activa. Lo propio está consiguiendo con las agencias del Estado y la obtención de recursos para fortalecer las Fuerzas Armadas, de lo cual comienzan a obtenerse claros dividendos. En esta forma, el término democrática deja de ser un simple adjetivo inocuo, para convertirse en la cristalización del pensamiento clausewitziano y dar así realidad a la trilogía del poder nacional. Por otra parte habida cuenta de la significación que le asignan las ONG en el ámbito de la guarda y respeto de los derechos humunos, se atiende su insistencia y el compromiso que de ella se deriva para las Fuerzas Armadas.
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GENERAL MANUEL BONETT LOCARNO
Interpretación yanálisis del conflicto colombian al como se ha estudiado, al conflicto colombiano lo podemos definir como un estado de confrontación integral dentro del cual una minoría compuesta por elementos al margen de la ley, por un lado, y por personas y grupos dentro de la misma, por el otro, ejerce una agresión permanente contra la nación, su riqueza y sus instituciones. Los grupos fuera de la ley son aquellos que se conocen como agentes generadores de inseguridad, tales como la narcoguerrilla, las autodefensas, los narcotraficantes y el crimen organizado, mientras que las personas y grupos que nos atacan dentro de la ley, son aquellos que manejan nuestros recursos y que hacen parte del liderazgo colombiano. Se conocen como los "corruptos", dentro de los cuales también podemos incluir a los incompetentes que comprometen nuestro presupuesto y la riqueza nacional en operaciones y aventuras donde siempre aparece el Estado como perdedor. Visto así el conflicto, lo podemos caracterizar como una pirámide en cuya cima se encuentran los agentes generadores de inseguridad que mantienen la confrontación activa contra el Estado, las Instituciones, la sociedad y sus recursos. En esta confrontación, los agentes armados interactúan, como ya se dijo, con el narcotráfico y otros factores necesarios para su financiación y sostenimiento, pero algunos de ellos son enemigos declarados y no se relacionan. El sujeto pasivo de esta confrontación no es otro que la
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sociedad y la riqueza nacional porque en últimas allí se centra el esfuerzo principal de la narcoguerrilla y el terrorismo para mantener el estado de inestabilidad que les conviene para continuar sus atropellos y atrocidades. En la base de esa pirámide vemos a un Estado debilitado, unas instituciones que poco funcionan y un resentimiento social que crece cada día por las necesidades básicas insatisfechas y por la poca atención que se recibe del sistema. En otras palabras, esta base de la pirámide, que debe ser el fundamento de nuestra estabilidad, no tiene la solidez necesaria para sostener todo el andamiaje de la nac1ón en conflict~. El peso de la confrontación, de las necesidades, y el poco espacio de maniobra que se observa en todos los frentes, parecen demasiado fuertes y dejan pocas posibilidades para que el Estado de Derecho los enfrente con más energía y resolución. En el centro de esta pirámide se encuentra una especie de tierra de nadie, donde evolucionan en un ambiente de total entropía todos los agentes y factores generadores de violencia que son la fuente alimentadora del conflicto. Allí se encuentran la corrupción, la injusticia social, la impunidad, la debilidad de las Instituciones, la incapacidad de liderazgo, el atraso social, la pobreza, la falta de competitividad y todos estos aspectos negativos que constituyen la parte fundamental de nuestra debilidad como Estado. Allí, en ese territorio, es donde acuden los agentes que ejecutan el conflicto para surtirse
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de pretextos, motivaciones y potencial humano y económico. En otras palabras ellos justifican su comportamiento atrabiliario basándose en las contradicciones que el Estado plantea y que se convierten en vulnerabilidades del mismo Estado y en oportunidades para los delincuentes. Por su parte, el Estado saca sus contradicciones y debilidades de esta tierra de nadie y allí es donde se agudiza el conflicto con los agentes generadores de violencia, porque mientras los unos se robustecen el otro se debilita, lo que convierte al proceso en un escenario dialéctico que nunca termina, porque las fallas del uno son justificaciones para el otro. En mi concepto, este estado de confrontación dialéctica es lo que no permite que el proceso progrese ya que los argumentos
de uno y otro, no son sino sofismas o farsas. Por un lado, los agentes generadores de violencia dicen que este estado de desorden les da legitimidad y, por su parte, el Estado colombiano alega que la acción de los agentes es lo que crea los factores del desorden y el descontento. Como consecuencia se nos presenta un conflicto asimétrico donde no hay equilibrio ni siquiera en la interlocución ya que los representantes de la narcoguerrilla aparecen muy arrogantes y prepotentes frente a la timidez y la falta de resolución de los representantes de la sociedad. El conflicto en Colombia, tal como está definido, se ha limitado siempre a la confrontación directa entre las fuerzas del Estado y los agentes generadores de inseguridad. En esto llevamos más de cincuenta años y
solo hemos logrado muchos muertos, destrucción física de nuestra riqueza, éxodo de nuestro potencial humano calificado hacía el exterior y debilitamiento general de nuestras estructuras políticas, económicas y sociales. A ello podemos agregar la tragedia del desplazamiento humano que coloca a Colombia entre los tres países más afectados junto con Sudán y Angola, porque ya tenemos 2,5 millones de personas que han sido obligadas a abandonar sus tierras aumentando así la inseguridad de ellos, su marginamiento social y las cargas para las administraciones de las ciudades receptoras. En otras palabras, lo único que hemos logrado con la estrategia impuesta durante este período por el liderazgo colombiano, es ahondar la brecha social,
aumentar el resentimiento, el atraso y la pobreza. Es necesario entonces cambiar la dirección del esfuerzo principal para robustecer al Estado y satisfacer las necesidades básicas de la población. El Gobierno de Alvaro Uribe Vélez propone un escenario más optimista que los anteriores y ante todo busca recuperar la autoridad legitima en el territorio na-
En otras palabras, lo único que hemos logrado con la estrategia impuesta durante este periodo por el liderazgo colombiano, es ahondar la brecha social, aumentar el resentimiento, el atraso y la pobreza.
cional, aumentar su presencia, imponer la ley y reducir progresivamente los espacios de maniobra de los agentes generadores de inseguridad, sean estos delincuentes reconocidos o agentes de la corrupción oficial. El proyecto de referendo, los consejos comunales frecuentes, la presencia del Presidente y sus agentes en el territorio nacional y las reformas estructurales a nuestra administración, nos permiten avizorar un futuro Plás promisorio porque ya se nota una actitud muy positiva
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en la sociedad y la gente está más dispuesta ahora a apoyar las medidas del gobierno así representen mayores cargas impositivas. En este momento se nota una recuperación de la desaparecida solidaridad nacional que es el factor determinante desde el cual se pueden lanzar operaciones de todo tipo para alcanzar los dos grandes objetivos nacionales más comprometidos como son la convivencia y la reactivación económica. Tal como vemos ahora la situación, se está produciendo un desplazamiento del enfoque netamente militarista, que se t;a empleado durante 50 años, hacia una participación más activa de las autoridades civiles en el tratamiento del conflicto y también a un tratamiento más racional de los temas sociales y económicos que en últimas son los que determinan las tendencias de la población hacia su apoyo al gobierno nacional o más bien, como ha ocurrido hasta ahora, a prestar su apoyo a los agentes generadores del conflicto especialmente en sus expresiones de corrupción y narcotráfico que son la llama que aviva la confrontación armada que padecemos. Si las cosas continúan así con una visible energía y presencia permanente del gobierno nacional, con el aumento de la lucha contra la corrupción y la pobreza, con el fortalecimiento de la justicia y la fuerza pública, muy pronto veremos a los agentes armados sin ninguna posibilidad de lograr éxitos y más bien pidiendo un proceso de paz o una salida negociada y también a los corruptos e incompetentes en la cárcel como única manera de que Colombia recupere su estabilidad y el bienestar.
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Análisis
MAYOR GENERAL JUAN SALCEDO LORA
Conflicto armado colombiano:
Procesos de paz y comunidad internacional res elementos son necesarios para darle cuerpo a este artículo: el conflicto armado colombiano, los procesos de paz y la participación de la comunidad internacional. Es clara y bien conocida la existencia de un conflicto armado interno en nuestro país, un terrible conflicto, no solamente por su extensión en el tiempo, sino también por la enorme cantidad de daño que se ha causado en vidas humanas, destrucción de los sistemas de producción, desestímulo de las actividades industriales, comerciales y agropecuarias, violaciones en materia grave a los derechos de las personas y un costo general de incalculables proporciones en materia económica. Algunas de las características del conflicto pueden ser que ha sido demasiado prolongado, más de cuarenta años, con claras connotaciones político - subversivas, que además de tener acosada y angustiada a la población civil, preocupa hondamente a la comunidad internacional. Sin embargo, se han adelantado varios procesos de paz, unos exitosos, pero con los movimientos más antiguos y numerosos se ha fracasado, por circunstancias de diversa índole. Hoy día nada justifica una prolongación de esa lucha cruel de desgaste y pérdida considerable de capital humano. Pero se observa que ha faltado voluntad política del Estado para enfrentar la amenaza con todos los recursos de orden po-
lítico, diplomático, económico y social. Se ha empleado exclusivamente la acción militar. De otra parte, a la guerrilla le ha faltado una verdadera voluntad e intención para buscar a través de los diálogos la extinción del conflicto. Claramente se observa que la inspiración política de la guerrilla ha sido suplantada por un creciente interés económico. En ello ha pesado considerablemente su vinculación al narcotráfico, pues si bien en principio la motivación era la obtención de recursos para continuar la lucha, hoy hay que continuarla para obtener los grandes recursos con beneficios personales indudables. El segundo elemento, el de los procesos de paz, se ha acudido a tal expediente en Colombia en diferentes épocas, diferentes formas y lastimosamente diferentes resultados. Finalmente, un tercer elemento denominado comunidad internacional, para indicar la acción colectiva de países en pro o en contra de la resolución de un conflicto armado en un Estado, que los connacionales de ese Estado no han podido resolver. Como hipótesis primaria, el ideal sería, pues, la resolución de nuestro conflicto armado interno a través de un proceso de paz y con la actuación especial y decidida de la comunidad internacional. Otra hipótesis que se ha planteado, se ha discutido y se ha negado sistemáticamente por muchos, pero que hoy puede considerarse posiDicie1~re
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ble, es la solución del conflicto por la vía armada, con la derrota de ese enemigo interior rebelde, que con las armas en la mano intenta alcanzar el poder. Esta hipótesis no exige tanto la participación de la comunidad internacional en la confrontación de potenciales bélicos, más sí, en la reconstrucción de lo dañado, en la consolidación de un poder y gobierno legítimo y en la reafirmación de la paz obtenida por las armas. Dos elementos son claves en este tipo de solución, la eliminación del narcotráfico como fuente insustituible de recursos para la guerra y la derrota en el campo militar a renglón seguido. Desde la iniciación del gobierno Uribe se han dado pasos firmes en ambos sentidos y las fuerzas insurreccionales han sentido el golpe duramente. Nada impide pues, continuar esta línea de acción en tanto se llega a la de la solución negociada. Plantear pues la primera hipótesis es una vía más acorde con las realidades internacionales y en tal sentido pudiéramos afirmar que desde los primeros conflictos armados en el mun-
do, bien entre naciones o bien dentro de una nación en particular, se buscó como una alternativa de solución la participación de terceros Estados a los Estados enfrentados, o también la acción conjunta de varios de ellos para buscar una solución acorde con las circunstancias especiales de motivación del enfrentamiento suscitado. Si bien en el hemisferio occidental se han dado casos concretos de esta situación, la ejemplaridad se ha dado en Europa, cuna de muchas cosas, hasta de las mismas guerras. Allá, al finalizar cada una de las grandes contiendas, se daba por descontado que los Estados ganadores, protagonistas de la paz y de la guerra, buscaran fórmulas para amainar las tempestades producidas en cada confrontación. Se apeló a la vigencia de normas o principios mínimos de convivencia y de cooperación internacional, a fin de imponer un nuevo orden para los años
venideros. Nunca se garantizó la duración de lo convenido, ni hubo reglas de oro para ser aplicadas. Por ello no cesaron las guerras. Así sucedió al término de los conflictos napoleónicos, y de la primera y segunda guerras mundiales, principalmente. Otros enfrentamientos de menor cuantía que los tres anteriores, usualmente entre dos Estados, terminaron con el desgaste de las reservas en hombres y en medios, pero igualmente se dio la participación y acción de terceros países. Ahora bien, cuando los conflictos internos en alguna de las naciones empiezan a trascender y afectar la tranquilidad vecinal o regional, como es el caso del conflicto armado interno colombiano, la comunidad internacional se preocupa, como lo ha estado haciendo e intervendrá en la medida que vaya siendo necesario hasta alejar la amenaza que se cierna como producto de esa convulsión interna. Los conflictos en el mundo han cambiado y las soluciones son cada vez más difíciles por las connotaciones e interrelaciones o por la globalización de
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quier acuerdo. ¿Era una excusa para no dialogar o era una razón justificada? Sin importar la respuesta bien puede tener razón la señora Walters, pues si es difícil arreglar el asunto con un solo actor armado, con dos o más la cosa se complica, tal como está sucediendo.
todas las cosas. En el caso de los conflictos armados internos, éstos se resuelven normalmente con la presentación de uno de cuatro escenarios y sirve como pauta la experiencia y la vivencia de ellos en el mundo contemporáneo. Estos escenarios son: - El triunfo del Estado sobre la fuerza insurgente - El triunfo de la fuerza insurgente sobre el Estado - Se perpetúa un empate de fuerzas indefinidamente - Partición del territorio. Secesión. Desmembración del Estado originario en dos o más mini Estados. Cada uno de estos escenarios tiene su dinámica y sus especificidades. Por ejemplo, para que se dé el primer caso se necesitaría bien un Estado fuerte o bien un movimiento insurgente débil, y para que se dé el segundo escenario es precisamente la presentación inversa de tales factores los que deben estar presentes, un Estado débil y una insurgencia fuerte. El equilibrio real o ficticio entre las fuerzas enfrentadas, la del Estado y la de la insurgencia, es lo que da lugar a la concreción del tercer escenario. Como resultante del escenario anterior o por la participación de actores internacionales se llega finalmente a la secesión o la desmembración del Estado originario. La óptica parece ser afectada por tantos factores externos e internos. Algunos analistas, como la norteamericana Bárbara Walters, sostienen que solamente el 20% de los conflictos internos ocurridos en los últimos
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cincuenta años en el mundo se solucionaron con negociaciones políticas y siempre con la ayuda de la mediación internacional. Según Walters, es casi imposible que con la existencia de dos ejércitos fuertes se pueda dirimir el conflicto que surge entre ellos, con negociación política. En Colombia no hay dos, hay tres grupos en armas, que aunque no tienen los mismos ideales si producen desastrosos efectos. La existencia de esas fuerzas significativas en un mismo territorio hace imposible una paz duradera. La nociva actividad de tales actores armados cometiendo todo tipo de crímenes contra la población civil, hace cada día más difícil la solución negociada por la necesaria interrelación entre ellos. La experiencia reciente del gobierno Pastrana muestra claramente que los intentos fracasaban casi siempre porque las Farc exigían que el gobierno desactivara primero que todo a los grupos ilegales de autodefensa, antes de concretar cual-
Nadie en Colombia estará llamado a engaño, si acepta que la participación de la comunidad internacional es un hecho. Lo es, y muy significativo. Es más, puede ser el logro más importante obtenido por el gobierno Pastrana y ese solo hecho bastaría para hacerle un justo reconocimiento. Desde cuando suscribieron el Acuerdo de Caquetania, el 2 de mayo de 1999, el Gobierno nacional y las Farc acordaron conformar una comisión internacional de acompañamiento que sirviera de verificadora para superar cualquier inconveniente que se pudiera presentar dentro del proceso. Posteriormente, mediante el Acuerdo de Los Pozos, 9 de marzo de 2001 , concretaron que la Comisión de Facilitación Internacional estaría integrada por 1Onaciones, con la tarea de orientar, coordinar y facilitar, el proceso, en tanto que hacían un acompañamiento moral, político, económico y técnico e incentivar su cooperación a través de diferentes actividades. El Asesor Especial del Secretario General de la Organización de las Naciones, haría un acompañamiento permanente y de buenos oficios a la Mesa Nacio-
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nal de Diálogo y Negociación. Fue en este caso notoria la intervención del señor Lemoyne, representante del Secretario General de la ONU y de los diez embajadores acreditados en Colombia. Su participación fue efectiva en tanto que facilitó la solución de varios impases que parecían dentro del tiempo y las circunstancias no tener so-
Como cosa particular las ONG estuvieron bastante calladas y ausentes, cuando tenían la gran oportunidad de ejercer su influencia positiva con esa vitalidad con que atacan al gobierno y a sus instituciones, refiriéndome, claro está, a ciertas ONG que nacional e internacionalmente viven de sus actuaciones en contra del Estado colombiano.
lución fácil. Como cosa particular las ONG estuvieron bastante calladas y ausentes, cuando tenían la gran oportunidad de ejercer su influencia positiva con esa vitalidad con que atacan al gobierno y a sus instituciones, refiriéndome, claro está, a ciertas ONG que nacional e internacionalmente viven de sus actuaciones en contra del Estado colombiano. Perdieron, pues, la tarea y ojalá no pierdan el año. Otras, allá afuera, pidieron que no se apoyara con recursos militares al Estado, aunque no se ha oído su clamor por los enormes auxilios obteni-
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dos por la guerrilla desde el exterior. Sus razones tendrán. La presencia internacional es bienvenida y necesaria, siempre y cuando su actuación y alcance estén perfectamente definidos dentro de una estrategia que la oriente, dirija y si es necesario y posible, la frene cuando sea del caso. Un grupo de colombianos entre los cuales por fortuna me encontraba, recibimos en la ciudad de Oslo la información directa de varios protagonistas que habían actuado en nombre de Noruega en algunos escenarios conflictivos del mundo, tales como en los procesos de facilitación de la paz en el Medio Oriente, Guatemala, El Salvador y los Balcanes. Sobresalió el argumento de que los bandos enfrentados deben percibir que el país que interviene no tiene intereses nacionales en el conflicto, distinto al de una solución imparcial y a la promoción de los derechos humanos, aspecto que de paso alejaría a países limítrofes, Cuba, pero también a los Estados Unidos. De valor importante también, es contar con aceptación o consenso político nacional que le permita a un país determinado utilizar a largo plazo las herramientas políticas, diplomáticas y económicas para facilitar el proceso de paz en cuestión. En razón a la delicadeza de lo que se maneja, la experiencia de quienes intervienen por un país debe ser reconocida, poseer conocimientos especializados y la capacidad que requieran para mantener el impulso de su participación. Dada la situación precaria de los países en conflicto las ayudas económicas para sostener diferentes tipos de asistencia externa, deben ser permanentes y suficientes para llenar los vacíos en las soluciones propuestas. En casos de gran dificultad, como el colombiano, en donde pareciera ser que las buenas gestiones o los intentos de arreglar las disputas parecen perderse por los oídos sordos de una guerrilla envalentonada, no debería descartarse la presen-
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cia armada internacional para proteger ciertos espacios ganados para las comunidades pacíficas o inclusive para usar la fuerza, como en el caso de Milosevic en los Balcanes. Nuestro conflicto es duro y está exportando material delicado que afecta a la comunidad internacional, es por ello innegabte la participación directa y contundente de ella en nuestros asuntos. El narcotráfico con su carga letal, el terrorismo que nos golpea y que empieza verdaderamente a preocupar a propios y extraños, el medio ambiente afectado y final y principalmente: la democracia. Hay verdaderos intereses en el extranjero por darle mayor firmeza al remedo de democracia que tenemos y es algo por lo cual vale la pena luchar, con o sin ayuda extranjera. De allí que, ante un problema de tan inmensas proporciones, sea innegable la aceptación de la corresponsabilidad, de la responsabilidad compartida, la cual, en la práctica, implica la obligación de cada Estado de atacar los actores del problema, pero, en el mismo grado, la necesidad de un concierto y de una cooperación internacional para enfrentarlos, compensando a los Estados más afectados por la violencia y a los más débiles económicamente. Hoy están en pleno apogeo las operaciones de paz al tenor de lo dispuesto en la Carta de las Naciones Unidas del 26 de junio de 1941 , en el capítulo VI en cuanto a la resolución pacífica de los conflictos y en el capítulo VIl sobre las acciones con respecto a las amenazas a la paz, alteraciones de la misma y en general los actos de agresión. Colombia es un país con amplia experiencia en intervenciones en otros escenarios mundiales, es más, aún mantenemos tropas del Batallón Colombia 111 en el desierto del Sinaí, como continuación de lo que se iniciara en la lejana Corea, con el envío de una unidad naval y semanas más tarde con un Batallón de Infantería. Tenemos derecho en Colombia, derechos morales plenamente adquiridos por nuestro aporte, a que la comunidad internacional ayude en la medida necesaria, a la solución del largo conflicto que sufrimos.
Revista Acare
Para finalizar, se citan las anotaciones de un analista internacional cuando manifiesta que "la presencia internacional es bienvenida y necesaria, pero hay que concretarla dentro de una estrategia coherente. Después de haber servido como salvavidas en la peor crisis del proceso de paz, la comunidad internacional quedó involucrada como actor fundamental. Una tarea que, sin embargo, aún necesita precisiones y análisis más rigurosos sobre las diversas modalidades en que se podría concretar. No por simple coincidencia, la precisión de este papel ha concentrado las discrepancias entre el Gobierno y las Farc, que a su vez impidieron el cumplimiento del primero de los plazos fijados en el cronograma acordado el 20 de enero. Mientras el Ejecutivo es partidario de profundizar la misión de los países amigos y la ONU con fórmulas como la mediación y la verificación, la guerrilla prefiere aplazar este tipo de compromisos o limitarlos a concepciones más simples, como el acompañamiento o facilitación. Más allá de la internacionalización del proceso de paz buscada por el actual gobierno, el conflicto colombiano tiene, por su naturaleza, amplias ramificaciones en la esfera mundial. Las tiene, de tiempo atrás, por la presencia de un fenómeno transnacional como el narcotráfico, principal combustible de las máquinas de guerra de la insurgencia y de las autodefensas. En medio de la alianza mundial contra el terrorismo, además, la existencia de tres grupos señalados como tales concentra también la atención de las potencias que participan y lideran esa cruzada. Se agregan el nerviosismo de los países vecinos por un posible contagio de la violencia, los debates en todos los continentes sobre la crítica situación de derechos humanos en Colombia y los esfuerzos que hacen las partes -el Estado y la insurgencia - por conseguir aliados y neutralizar enemigos por fuera de las fronteras nacionales. Todos estos hechos necesariamente implican la participación de otros países y organizaciones en la definición del futuro de Colombia".
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Recuadro
CORONEL SILVIO VALLEJO ROSERO
Destino de sangre uando la autoridad se aplica para mantener el orden social por medio de la justicia, hay paz. Cuando se aplica con visos de venganza, produce resentimiento, odio y sed de revancha. La venganza genera una imparable cadena de acciones y reacciones que, de manera continua o esporádica, mantienen viva la llama del conflicto. La autoridad ejercida con fondo de venganza se denomina represión pues su propósito es sentar la autoridad por la fuerza. La represión no tiene por objeto castigar la acción delictiva o el delito per sé, sino que va mucho más allá: busca castigar al ser humano humillándolo en su orgullo. La represión -nunca ha logrado imponer la autoridad porque el hombre, por naturaleza, es altivo. Por este motivo existen mártires, por esta causa segui remos teniendo héroes.
El oscuro y largo túnel. Abordamos hace poco el siglo XXI. La violencia continua aprisionándonos dentro del oscuro túnel de la incertidumbre y el odio sigue atizando esta lucha fratricida creciente y demencial. ¿Estamos acaso condenados de por vida a presenciar, participar y sufrir esta guerra que nos está consumiendo a fuego lento? Como están las cosas, parece que sí, pero con un ag ravante: el conflicto tiende a aumentar en intensidad, a crecer en frecuencia y a cubrir de sangre y lágrimas todo el territorio nacional.
11 Revista In re .
Para tratar de entender esta problemática que ha desvelado a gobernantes y políticos y que ha consumido el tiempo de serios pensadores y sufridos militares, me voy a remitir únicamente al marco histórico desde finales del siglo XVIII , pues la Conquista y la Colonia ameritan un Tratado especial sobre barbarie y depredación, para buscar alguna explicación a este fenómeno típicamente colombiano, pues no se ha dado en naciones con el mismo origen e idénticas carencias y que comparten historia, fronteras , infortunios y esperanzas.
1780-181 O- Los Comuneros. Primera cruel represión En este período se dan varias revueltas. Las más conocidas son la de los Comuneros y la de los Clavijo. Esta última se dio en 1800, cuando los recaudadores de impuestos, dos hermanos españoles de apellido Clavijo, murieron dentro de la iglesia de Túquerres (Nariño) durante violenta manifestación motivada por los altos gravámenes decretados por el gobierno español, que éstos cobraban de manera violenta e implacable. En 1781 ocurrió la revuelta de los Comuneros. Al mando del generalísimo Francisco Berbeo se congregaron 5.000 santandereanos que marcharon en son de guerra hacia Santafé, en protesta por los impuestos confiscatorios al tabaco. La marcha fue detenida en el Puente del Común por el Arzobispo de Santafé, quién se valió licle11~re
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del manido medio del diálogo para entrar en negociaciones, a las que en ese entonces se dio el sonoro nombre de: Capitulaciones. Estas fueron firmadas por los jefes comuneros y por el Arzobispo Caballero y Góngora. Para garantizar la seriedad del compromiso se ofició en Zipaquirá una misa con Te Deum. La calma llegó de inmediato y los alzados regresaron a sus parcelas confiando en el cumplimiento de lo pactado. A la postre nada se concretó, y se trató de justificar la solemne mentira, por no decir traición, diciendo que el convenio había sido firmado bajo presión. La autoridad debía imponerse y vino la represión: José A. Galán fue perseguido, capturado y descuartizado; la cabeza de Isidro Molina fue expuesta en Santafé, la de Manuel Ortiz en El Socorro y la de Lorenzo Alcantuz en San Gil. Así se inicia el martirologio y la venganza, una remota explicación del carácter promesero, violento, vengativo y, ante todo, mentiroso. Este final ilustra como se fragua una represión: primero se incumple lo prometido para sentar el "principio de autoridad" y luego se castiga para sentar "un precedente". La mentira es protagonista de primer orden. Se miente al negar lo convenido y se miente al justificar el castigo. La mentira es la madre del tape y la represión.
181 O- 1830 Patria Boba. El Pacificador En estos primeros años, con excepción de Pasto y Santa Marta, dos fortines leales al Rey, el país vive los afanes de la emancipación, o mejor del cambio de gobernantes, pues no puede hablarse de revolución cuando sólo hubo un relevo de los españoles nacidos en la madre patria por los españoles nacidos en el suelo patrio. El20 de Julio de 1810 los criollos promovieron y lideraron una manifestación de descontento contra los representantes de la corona, nunca contra ésta. Se exigió el cambio de mandatarios, nunca del régimen imperante desde hacía 274 años. Las cabezas fueron cambiadas y todo siguió como antes. El cambio no fue raizal sino simplemente evolutivo. El cambio se hizo más por razones de nacimiento que por ideas políticas. Sí éste hubiera
¿Será que nuestros dirigentes están condenados a seguir pagando tributo a una herencia de "bobales"·incapaces de distinguir entre lo importante y lo trivial debido al egofsmo, las ambiciones y el desconocimiento de los verdaderos intereses nacionales? sido motivado por razones ideológicas, con toda seguridad habríamos asistido a la primera revolución profunda y substancial. Aquí puede residir; escondida desde esos lejanos tiempos, una de las fallas en la formación de una auténtica personalidad nacional. Los hechos del 20 de Julio pueden haber sido una expresión de venganza reprimida, una especie de rescoldo latente desde las capitulaciones incumplidas a los comuneros por el Virrey español en 1781 . Asistimos luego a otro episodio que nos ha marcado de por vida: la Patria Boba. Este fenómeno se dio seguramente por la falta de una ideología. Cuando no hay ideología, hay personalismo, hay egoísmo, hay caudillismo. Cada cual se cree con el derecho de exponer la verdad y la razón según la fuerza de sus intereses. La Patria Boba se caracterizó por la falta de la brújula de las ideas, la inexperiencia, ingenuidad e inútil derroche de ingenio, tiempo y energías en bizantinas discusiones y peroratas, cuando aconsejaba unirse para enfrentar el peligro común: el Pacificador. Vino así el Régimen del Terror que segó vidas dignas de mejores dest inos. Mo ri llo f ue netamente represivo; impuso la autoridad con odio y sed de venganza. Quería acabar, fusilando o en la horca, a todos cuantos podrían significar algún peligro para la Corona. Esta semilla de odio, sembrada en esos aciagos días, puede estar aún produciendo frutos de venganza.
Salimos de la Patria Boba pero continuamos en la República Boba. Los "padres de la patria'" discuten, pelean, se dividen, hablan, se unen y se vuelven a dividir. Se trata de una maldición o de algo al parecer banal, sin importancia, cuando a fe que no lo es. Cada cual expone y defiende sus ideas bajo el perfil de sus fines egoístas y sus ambiciones, sin darse cuenta de que las fuerzas de la guerrilla ya están observando el Palacio de Nariño desde los cercanos cerros tutelares de Monserrate y Guadalupe. Se aproxima el nuevo TiroPacificador, pero esto parece poco preocupar a nuestros dirigentes. No se imaginan que cuando llegue el Régimen del Terror sus cabezas serán las primeras en rodar y sus cuerpos los
primeros en colgar de los postes de la Plaza de Bolívar. ¿Será que nuestros dirigentes están condenados a seguir pagando tributo a una herencia de "bobales" incapaces de distinguir entre lo importante y lo trivial debido al egoísmo, las ambiciones y el desconocimiento de los verdaderos intereses nacionales? Providencialmente, en la primera etapa de vida republicana aparece un genio que señala el norte para todos. Simón Bolívar libra muchas batallas: empieza en Boyacá, pasa por Carabobo, peligra en Bomboná, continúa en Pichincha y Junín, y termina en Ayacucho, liberando a medio continente. Su éxito se debió, ante todo, a que fue capaz de unir tantas fuerzas bobales dispersas y señalarles el faro a seguir.
Estos años son testigos de graves hechos de represión, venganza, crueldad e ingratitud. Recordemos algunos: La declaración de guerra a muerte de 1813 que decía: i Españoles y Canarios contad con la rruerte aún siendo indiferentes! ¡Americanos, contad con la vida aún cuando seáis culpables!. También los fusilamient>s de prisioneros en Ventaquemada y Santafé, y la emboscada al Gran Mariscal de Ayacucho quien presenció la acción de los sanguinarios soldados del Batallón "Rifles", destruyendo a San Juan de Pasto hasta en sus cimientos, en la Navidad de 1822, en cumplimiento de órdenes expresas de Bolívar. Igualmente la orden de capturar a los primogénitos y personajes influyentes de Pasto, ejecutarlos y enterrarlos en
En el Cementerio Militar Jardines de Paz' se conserva la memoria de 1.008 soldados de la Patria.
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de la de 1886, La Gloria y La Humareda; de la Guerra de los Mil Días, los combates de Los Obispos, Bucaramanga, Peralonso, Palonegro, Totoral.
secreto, impartida por el General Salom. La orden fue cumplida de manera cruel por Cruz Paredes: 14 jóvenes, amarrados en pareja, espalda contra espalda de otros tantos prisioneros, fueron alanceados y luego arrojados a los abismos del tormentoso Guáitara. Por último, como bien lo narra nuestro premio Nobel, el triste y degradante final del Libertador quien, abatido y enfermo del cuerpo pero más del alma, viajó a encontrarse con la muerte y a rendir cuentas al Todopoderoso en la Quinta de San Pedro Alejandrino en Diciembre de 1830.
1830 -1903 Guerras partidistas 1830 marca el comienzo de una época de permanente agitación partidista y de guerras fratricidas, tan numerosas y tan fecundas en todo género de males, que deberían ser aleccionadoras para todos nuestros dirigentes. 200 comba-
tes, 40 revoluciones internas en los Estados y 10 guerras civiles señalan el viacrucis de 73 años de violencia, sangre y destrucción que terminó con la Guerra de los Mil Días, porque los combatientes quedaron exhaustos y sin ánimos de revancha. Las causas de esta época sangrienta se asientan, igual que hoy, en la injusticia, la represión vengativa, la ausencia de garantías para el fuero personal, las ambiciones caudillistas, el sectarismo, la intransigencia religiosa, la conocida exuberancia retórica y la avalancha de leyes sin objeto realizable. Todavía resuenan los nombres de fieras batallas libradas bajo banderas de partido, pero cobijando simplemente los intereses personales de un caudillo, en su ciega búsqueda de riqueza o de poder. De la revuelta de 1876 se recuerdan los encuentros de los Chancos, Garrapata, La Donjuana y la Batalla de Manizales;
Para formarnos una clara idea de la ferocidad de estos enfrentamientos, recordemos que en Palonegro el ejército liberal, al mando de los generales Vargas Santos, Uribe Uribe y Benjamín Herrera, con 14.000 hombres, se enfrentó a las tropas oficiales comandadas por el general Próspero Pinzón, con 15.000 efectivos. Los bandos estaban armados con algunos mosquetes y trabucos, sables, machetes, hachas, cuchillos, lanzas y garrotes. La horrorosa lucha duró 15 días. Quedaron en el campo 2.000 muertos y 3.000 heridos. Cuentan que durante varias noches se siguieron oyendo los gemidos de los moribundos y que los gallinazos cumplían de día una piadosa labor, cual era rematar a quienes no tenían fuerzas para defenderse de sus afilados picos. En el Totoral, un pantano cercano a lpiales, 150 mujeres de Pupiales al mando de la famosa "Cuesca" (Cuesco es trompada) enfrentaron a una columna liberal y la derrotaron dando muerte a más de 100 hombres. La Cuesca perdió 55 mujeres. Una corriente de sangre cruzaba el pantano. Las armas de estas guerreras de fallera, sombrero y pañolón eran garrotes, machetes y cuchillos de cocina.
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Los resultados de este absurdo fueron trágicos: el país quedó destrozado, el gobierno debía mantener un ejército de 76.000 hombres cuando la población apenas llegaba a 4 millones; se dieron más de 200 combates menores y murieron 100.000 hombres; Panamá se separó en 1903 para poner un negro sello a esta guerra. El siglo XX comenzó bajo ruido de cañones y destrozos de guerra. Ante tanta desolación y muerte los partidos depusieron sus odios e hicieron un llamado a la cordura para reconstruir el país. Los tratados de Nerlandia y del Wisconsin marcan el comienzo del Siglo de la Paz. Pero el destino de sangre, cual maldición perenne, sigue vigente. No habían pasado 30 años cuando los rescoldos de la Guerra de los Mil Días se reavivaron y aparece de nuevo la llama de la violencia.
1930 - La violencia civil. La primera oleada de odio Se ha fijado este año como el inicio del fenómeno que se bautizó con el genérico apelativo de: "La violencia". En este año o un poco antes acontecen varios eventos que marcan el moderno devenir republicano: Las reivindicaciones de los obreros de El Paso (Magdalena), de los operarios de las petroleras y de los cultivadores de banano degeneran en serios casos de agresión y desorden. Sobresale la "masacre de las bananeras" ocurrida en Ciénaga en 1928. La creciente fuerza del comunismo que es reconocido como partido en 1930, erigiéndose desde entonces como el promotor de las fuerzas de izquierda. La caída del Partido Conservador que había gobernado desde 1880. A partir de 1930 resurge el conflicto debido al triunfalismo liberal, según los conservadores, a la sed de revancha, según los liberales, y a la agita-
ción de tipo laboral fomentada por el comunismo. Estos tres ingredientes conducen al país a la primera grave oleada de violencia. Una guerra entre los partidos, los obreros y los campesinos. Los protagonistas no son ya los ejércitos oficiales o de partido, armados y equipados para la guerra, sino ciudadanos que empiezan a ejercer la justicia por su mano. Una justicia con sed de venganza, con odio. Ya hemos visto que es este tipo de justicia la que desencadena el imparable proceso de la violencia: es el tipo de justicia que busca castigar al ser humano en su orgullo, que busca humillarlo, envilecerle o desaparecerlo. Es el comienzo de la guerra de todos contra todos. Se sabe cuándo empieza, pero nunca cuándo termina. En un diario bogotano, un conocido político narra la situación de aquella época: "No transcurre un día sin que los periódicos den cuenta de otro horrendo crimen. Lo más doloroso es que la sociedad parece haberse familiarizado con la producción del crimen en serie. Nadie se impresiona ante el atentado criminal. Asesinatos en que los bandidos ultiman a familias enteras, ancianos y niños; venganzas que recuerdan la vendetta corsa; actos de crueldad estúpida como desollar a las víctimas y mutilarlas en forma salvaje; asesinato de octogenarios sacerdotes; el atraco en pleno día en las calles de la capital; inseguridad rampante en las ciudades y en el campo. Tal es el cuadro". Claro está que hoy todo sigue como antes, de pronto un poco peor, si puede haber algo peor que estos terribles actos de demencia y de barbarie.
Próxima entrega: 1946-1952, Tensión creciente; 1953, La tregua; 1954-1958, Ejército vs pueblo; 1957, El Frente Nacional; 1958-1974, Violencia revolucionaria; 1974-1988, Negociaciones de paz; 1988-1994, La gran escalada; 19942002, Estallido de la crisis moral.
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Geopolítica
CORONEL DARlO RUIZ TINOCO
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la reclam Nicaragu
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Introducción s importante advertir que con Nicaragua no existe controversia alguna en materia de límites marítimos, y mucho menos de soberanía sobre el archipiélago de San Andrés. Contrario a lo que planteó Nicaragua en su demanda ante la Corte Internacional de Justicia de la Haya, el caso que nos ocupa constituye una reclamación y no un diferendo limítrofe, como sí ocurre, por ejemplo con Venezuela, por la ausencia de delimitación de áreas marinas y submarinas en el Golfo, y la presencia de posiciones encontradas entre los dos países sobre la forma de efectuar la delimitación. Por otra parte, cuando el cuatro de febrero de 1980 la Junta de Reconstrucción Nacional de Nicaragua declaró "la nulidad e invalidez" del Tratado Esguerra-Bárcenas, de 1928, ese gobierno actuó contrariamente al Derecho Internacional, al haber desconocido del Principio "Pact~ Sun Servanda1 ", (Los tratados obligan a las Partes y deben ser cumplidos por ellos de buena fe), y sustraerse unilateralmente de las obligaciones
contraídas con Colombia mediante dicho tratado de límites, para proceder a reclamar un territorio perteneciente a otro Estado sobre el cual, jamás, a lo largo de la historia, tuvo soberanía y mucho menos título de posesión o ejecución de acto jurídico que de alguna forma pudiese demostrar derechos a favor de Nicaragua ante la propia Corte. Teniendo en cuenta lo anterior, a continuación · se presenta, de la forma más resumida posible, tanto los argumentos de Colombia como de Nicaragua, así como el mecanismo de la Corte para resolver esta situación.
1. Análisis sobre los argumentos de Nicaragua Antes de entrar a analizar la parte más relevante de la argumentación nicaragüense, consignada en el Libro Blanco de la República de Nicaragua del 4 de Febrero de 1980, es necesario aclarar que el concepto de Plataforma Continental consagrada tanto en la Convención de Ginebra de 1958, como en la de Jamaica sobre Derecho del Mar de 1982,2 bajo ninguna circuns-
1 Principio consagrado en el preámbulo de la Carta de las Naciones Unidas y en la Convención de Viena sobre Derecho de los Tratados del 26 de Mayo de 1969, que obliga al cumplimiento, de buena fe, de los Tratados Internacionales por parte de los Estados. 2 Tercera Confer~ncia de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar. Jamaica. 1982
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tancia contempla la posibilidad de que la proyección de la Plataforma Continenta!3 involucre territorios insulares pertenecientes a otros Estados. En tal caso, el Estado Continental y el territorio insular, necesariamente deben delimitar su soberanía y jurisdicción, teniendo en cuenta la jurisprudencia y la doctrina internacional que consagra la línea media, o la equidistancia. Los principales argumentos, entonces de Nicaragua son:
Que el Archipiélago de San Andrés se encuentra ubicado en la plataforma continental nicaragüense y por consiguiente le pertenece. Sobre el particular se reitera que el régimen jurídico de la Plataforma Continental, tanto en los Estados insulares como continentales es igualitario, es decir que no existen mayores derechos o prerrogativas para los Estados continentales en cuanto a su Plataforma Continental. En el caso del Archipiélago de San Andrés, el límite de la Plataforma Continental se encuentra incontrovertiblemente definido por el Meridiano 82º, que a la vez delimita todos los espacios marítimos entre Co lombia y Nicaragua, cuando en el Acta de Canje de los instrumentos de ratificación del "Tratado Esguerra-Bárcenas" se aclaró que el Archipiélago colombiano no se extendía al occidente del citado meridiano.
De acuerdo con el Derecho Internacional, el secreto no constituye vicio en el consentimiento de los tratados públicos. Un sinnúmero de tratados internacionales entre Estados se negocian, firman y aprueban en el más estricto secreto, sin que ello constituya causal de nulidad. El Tratado Esguerra- Bárcenas, en ninguna de las etapas de formación (negociación, firma, aprobación y ratificación) fue secreto, entre otras razones porque se negoció por espacio de 12 años en territorio nicaragüense, donde jamás pasó desapercibida la presencia de nuestro embajador Nicolás Esguerra. Igualmente, fue debatido y aprobado en diferentes períodos presidenciales con representaciÓn de legislaturas liberales y conservadoras de la República de Nicaragua.
Que el Tratado se encuentra viciado por la presencia de tropas norteamericanas en Nicaragua, lo que constituye un hecho de fuerza. La presencia de los Estados Unidos en Nicaragua, obedeció a una petición del propio Gobierno nicaragüense para enfrentar la insurrec-
Que el Tratado EsguerraBárcenas de 1928, toe "secreto"ypor consiguiente se encuentra viciado de nulidad. Este argumento al igual que el anterior carece de sustento jurídico por dos razones fundamentales:
3 Es la prolongación del territorio continental del Estado hacia el mar, hasta una profundidad de 200 metros o hasta donde el Estado pueda explorar y explotar los recursos del suelo y subsuelo marino (Convención de Ginebra de 1958. La Convención de Jamaica de 1982 consagra una plataforma continental de 200 millas marinas medidas a partir de la Costa de los Estados, sin importar su profundidad).
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ción armada de César Augusto Sandino y, en tal virtud, jamás esa presenc1a tuvo que ver con el Tratado Esguerra-Bárcenas, el cual se negoció en un ambiente ausente de presiones externas que hubiesen podido afectar los intereses de las partes.
Que Nicar1111 nrecía fe iade•ndeacia política entre 1911 yel19 de Julia de 1979. Nicaragua fue un Estado independiente, reconocido por la comunidad internacional desde 1838, y en el período descrito como argumento (1916-1979), celebró aproximadamente 370 tratados internacionales, todos ellos con efectos jurídicos que se evidenciaron tanto en su ingreso a la Liga de las Naciones4 (1919), como en la Carta de San Francisco (1945) que le dio origen a la ONU, y en el Pacto de Bogotá5 (1948), que le permitió a Nicaragua su ingreso a la OEA, para citar algunos ejemplos.
Que el Tratado lsguerra- Bárcenas violí la Constitución Política de Nicaragua que prohibla en términos absalutos la celebraciínde tratados que violasen su soberaafa. El argumento contradice el consignado en el punto anterior, en razón a que si Nicaragua "ca-
recía de independencia" hasta el 19 de Julio de 1979, es inexplicable que hubiese tenido Constitución Política, como expresión de soberanía e independencia.
Que 111111 Dr•ea de laa lorenza fel 21 de NDYiembre de 1113, fte ana Ctlisiín Printin •• carácter Administratin sia efectos territoriales. Es necesario advertir que la citada Real Orden, no fue una Comisión Privativa de Carácter Administrativo, como manifiesta Nicaragua, sino un acto jurídico del soberano español de segregar un territorio de La Capitanía General de Guatemala, para agregarlo al Virreinato de la Nueva Granada, situación que se cumplió en toda su extensión, sin cuestionamiento alguno por parte de los países centroamericanos (Provincias Unidas de América Central).
2. Los Derechos de Colombia sobre el Archipiélago de San Andrés y Providencia Inicialmente es necesario aclarar que los derechos de Colombia sobre San Andrés no se derivan únicamente del título colonial proferido por la Corona española, que le otorgó a la Nueva Granada (hoy Colombia) el dominio sobre el archipiélago de San Andrés y la totalidad de la Costa de los Mosquitos, territorio comprendido entre el Cabo de Gracias a Dios, (límite entre Honduras y Nicaragua en el Mar Caribe). y el Río Chagres en las inmediaciones del Canal de Panamá. Es decir que la Real Orden de San Lorenzo del 20 de Noviembre de 1803, constituye tan solo uno de los innumerables títulos que debe argumentar Colombia ante la Corte. A lo anterior habría que sumarle otros argumentos incontrovertibles frente al Derecho Internacional, que se derivan precisamente del alcance de la Real Orden de San Lorenzo, como es el ejercicio de sebera-
4 Liga de las Naciones, organismo internacional que existió entre 1919 y 1939 )' antecedió a las Naciones Unidas. 5 Pacto de Bogotá suscrito en la 9a Conferencia Panamericana celebrada en Bogotá y que le dio origen a la Organización de los Estados Americanos.
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nía de manera permanente, pacífica, ininterrumpida y no protestada por Estado alguno a lo largo de toda la Historia.
A. Antes de que Nicaragua se consolidara como Estado reconocido por la comunidad internacional, en 1838, el Archipiélago ya estaba en posesión efectiva de Colombia, es decir que la legislación y el poder del Estado colombiano se aplicaba y aceptaba en San Andrés. B. No se registran, por consiguiente, actos de posesión o dominio de Nicaragua sobre San Andrés a lo largo de toda su historia, y mucho menos algún acto legislativo con efectos sobre San Andrés, que en el proceso ante la Corte testifiquen la existencia de algún derecho, o algún acto de despojo del cual hubiese sido víctima Nicaragua por parte de Colombia. C. El "Utis Possidetis Juris" de 18106 le fue aplicado a San Andrés en el mismo momento de la independencia y los actos que se derivan de su validez son incontables y algunos de ellos se resumen a continuación. - El Gobierno español a través del Pacificador Pablo Morillo, en 1815, decretó el bloqueo de los puertos de la Nueva Granada, y en esa norma dada a conocer a las potencias europeas, incluyó el archipiélago colombiano de San Andrés, así como la Costa de Mosquitos. - En 1822, los habitantes de la isla voluntariamente se acogieron a la Constitución de Cúcuta de 1821, en calidad de ciudadanos colombianos, haciendo uso del principio de la libre autodeterminación de los pueblos. - En 1824, el vicepresidente de la República, Francisco de Paula Santander, mediante decreto, prohibió toda empresa destinada a colonizar cualquier parte de la Costa de los Mosquitos, invocando la validez de la Real Orden de San Lorenzo del 20 de noviembre de 1803. - El fallo arbitral de 1900, proferido por el Gobierno francés del presidente Emile Loubet, en el pleito de límites entre Costa Rica y Colombia, ratificó la validez de la Real Orden de San Lorenzo, al reconocerle a Co-
lombia la soberanía sobre todas las islas que conforman el Archipiélago de San Andrés, y dicho fallo acogió el derecho colombiano derivado de la Real Orden de San Lorenzo. - El Tratado Esguerra-Bárcenas, del 24 de marzo de 1928, suscrito entre Colombia y Nicaragua, negociado por más de diez años, dentro de cuyo proceso no hubo discusión alguna sobre San Andrés, sino sobre la Costa de Mosquitos, ratificó el reconocimiento por parte de Nicaragua sobre la soberanía y pleno dominio de Colombia sobre todo el archipiélago.
3. Consideraciones finales El 19 de enero de 2002, Colombia se notificó ante la Corte Internacional de Justicia de la Haya, por la demanda interpuesta por parte de Nicaragua en su reclamación por San Andrés. Es importante resaltar que el entonces canciller Guillermo Fernández de Soto, reafirmó la posición colombiana en el sentido de que "No habrá conciliaciones, ni se renegociará el tratado Esguerra-Bárcenas, pues se celebró conforme al Derecho Internacional". En la demanda nicaragüense se afirma: "El tratado de delimitación entre Honduras y Colombia lesiona los derechos soberanos de Nicaragua en el mar Caribe, al pretender imponerse a Nicaragua límites de manera unilateral, ilegal y arbitraria a través de un reconocimiento recíproco de Honduras y Colombia de sus máximas pretensiones de expansión en el mar Caribe". Para concluir este análisis, no existe, desde el punto de vista jurídico, argumentación sostenible en el sentido de que el proceso del Tratado Esguerra-Bárcenas pueda afectar los intereses de Colombia, porque se trata de un instrumento de aceptación constitucional e internacional legítima desde hace más de 50 años, que es, frente al Derecho Internacional, un hecho incontrovertible que sustenta su validez en fuentes tales como La Doctrina, La Costumbre, Los Tratados, La Jurisprudencia y Los Principios Generales del Derecho, que son la esencia misma del Derecho Internacional Público.
6 Delimitar fronteras, de acuerdo con la división territorial que España dio a sus colonias; "Como poseísteis así poseeréis".
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. . , o tnton
os colombianos tenemos los dedos cruzados y estamos rogando para que las medidas del presidente Uribe lleven al país a vivir en paz. Después de 40 años de conflicto y de 1O administraciones, por fin se ve un gobierno con voluntad política y decidido a no tolerar más el reinado de la violencia. Sin embargo, preocupa mucho que el eterno complot sedicioso contra el Estado de Derecho se le atraviese, como siempre, a los muy bien encaminados proyectos oficiales. Ojalá los esfuerzos que adelanta la Presidencia para golpear el terrorismo y desterrar la corrupción y otros vicios incrustados como hábitos de la función pública alcancen a cruzar la línea de llegada. Está en la mente de los colombianos el apoyo a las medidas que tienden a restablecer el orden, incluyendo el referendo, que configura un recurso de la gobernabilidad , válido para reencauzar estereotipos que se han desbordado; por eso su apoyo constituye un respaldo a un mecanismo legítimo del principio de autoridad. En igual forma, se confía en que las medidas expedidas al amparo de la Conmoción Interior resulten efectivas. Pero no hay que olvidar que también está en la mente de los detractores combatirlas, hacerlas inanes. Teniendo en cuenta que uno de los aspectos que más enredan cualquier intención de salida del conflicto es la desinformación, artimaña que desgraciadamente ha cogido mucha ventaja lavist~
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BRIGADIER GENERAL ADOLFO CLAVIJO ARDILA
como artefacto de guerra, se hace mandatario tratar este tema. Quizás, la culpa de que los infundios y la alteración de la realidad hayan alzado tanto vuelo radica, en primer lugar, en no haberse develado las difamaciones, desde sus mismos comienzos, y, en segundo lugar, en haberle dejado el espacio libre a las especies que injurian, que ahora lo están haciendo contra el gobierno y contra sus decisiones. Esto indica que se requieren acciones puntuales y eficaces contra el programa de desinformación, con la seguridad de que al despejar este embrollo, la salida del conflicto va a ser más expedita. Como el caballito de batalla para lanzarse contra las medidas antiterroristas es la presunta violación a los derechos humanos que en aplicación de ellas puedan cometer los organismos de seguridad, cabe hacer un análisis. Sin pretender recapitular sobre una historia bien conocida, no sobra recordar que el Estado colombiano, ante evidentes violaciones a los derechos humanos por parte de sus agentes, presentadas especialmente en la década de los ochenta, y aún a comienzos de los noventa, tomó ingentes acciones que a la postre resultaron positivas y redujeron considerablemente el fenómeno, el cual, en 2002 registra un porcentaje de violaciones a cargo de agentes del Estado por debajo del 1%. Este porcentaje, inadmisible por supuesto, y todavía susceptible de ser reducido, es bajo para unas fuerzas armadas en guerra, y debe ser la
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Estados y de las fuerzas combatientes, pero, infortunadamente, en el caso colombiano ese conjunto de postulados humanitarios ha sido pervertido para trastocar el sentido verdadero entre la causa y el efecto, para hacer aparecer al Estado como verdugo de una población que, según ellos, "clama por más libertad y más democracia". Así, para el futuro democrático de la nación, están resultando más arteras y más mortales las manipulaciones de los derechos humanos, hito de la desinformación, que los lanzamientos criminales de cilindros de gas contra la población civil.
cifra porcentual por la cual haya de responder Colombia ante la comunidad internacional, y de ninguna manera se deben aceptar estadísticas que incluyan a otros actores ajenos al control estatal y por los cuales se coloca a Colombia en una lista negra de países violadores de los derechos humanos, al lado de naciones que están fuera de esquemas democráticos, tales como Sri Lanka, Sudán e lrak. Dentro de ese marco del 1% debe gravitar la acción punitiva y severa del Estado para castigar a quienes, rompiendo los juramentos de ética y moral actúan en contra de los postulados oficiales. Se entiende perfectamente que tanto los derechos humanos como el derecho internacional humanitario constituyen parámetros de responsabilidad política y filosófica establecidos por la comunidad de las naciones, que obligan, sin vacilación, al acatamiento y respeto por parte de los
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Qué bueno sería que el gobierno, que está empeñado en acabar con todas las tretas que alimentan el conflicto, se propusiera desmontar este ardid político - subversivo. Mientras esto no se haga, la concordia entre colombianos nunca se asomará. Ahora, como el Estado ha logrado educar y controlar a sus agentes, entonces, para arreglar una conspiración efectiva y permanente que resquebraje sus estructuras, se le fabricó una responsabilidad criminal como parte del programa de la desinformación, al vincularlo con los paramilitares. El infundio que configura este vínculo resultó a la medida que la subversión necesita para criticar al gobierno y atacar la institucionalidad. Esto no debe persistir porque es un estímulo al terrorismo; siendo ésta la amenaza más peligrosa, es entonces la que demanda la acción más urgente y más contundente del Estado, a fin de hacerla desaparecer. Es urgente entrar a considerar que las agresiones físicas que cometen las organizaciones al margen de la ley demandan protestas públicas y reacción oficial, pero que no se reprocha en la misma forma, la calumnia a instituciones o personas. Es más, con frecuencia se hacen balances de los daños tangibles de las acciones criminales, pero jamás se contabilizan el daño moral y la degradación que se le ha hecho al Estado mediante la conspiración política. Los atropellos físicos dejan destrucción y muerte, mientras que la conjura envilece al Estado. Ha-
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bría que entender que Colombia está siendo atacada por una vía de dos carriles perfectamente intercomunicados y que nada se obtiene si se busca obstruir uno y dejar intacto el otro. Para alcanzar la convivencia hay que actuar sobre ambos. No se puede pasar por alto el programa deliberado de aquellas organizaciones que no descansan en la búsqueda del apabullamiento institucional. Sea que estén o no dentro de los planes perturbadores de la subversión, de todas formas estas organizaciones comprometen la estabilidad constitucional, por lo cual no se les debe dejar actuar con la libertad que han tenido hasta la fecha, so pena de que se pierda todo lo que se está haciendo contra el terrorismo. El resultado de la desinformación es un panorama aparentemente alejado del enfrentamiento armado, aunque cargado de tensiones, matizado de odios y resquemores, repleto de prevenc~~nes y prejuicios, todo lo cual desvirtúa la opimon de algunos sectores de la sociedad. Duele que esto se esté presentando como resultado del accionar de una minoría que busca que la anarquía no salga de vigencia. Sobre este punto podría pensarse en planes de distensión, pero como se está ante un pertinaz objetivo político y son t~n .enconados los rencores expuestos, es muy mc1erto _que se tenga éxito. Sin embargo, sena bueno Intentarlo, y, siendo optimistas, no hay que descartar un cese al fuego difamatorio o un cese a las hostilidades conspiradoras. De todas formas, en beneficio de la actual oficial contra la violencia, y de una estabilidad emocional, esto debe cambiar. Hay que acallar el fanatismo verbal, en especial aquel que acude a la difamación. Y como, seguramente q~ienes _difaman no dejarán de hacerlo motu pro~ p1o, sera el Estado quien los haga entrar en razó~ de los intereses nacionales, buscando que dejen de lado las ambiciones mezquinas. g~stión
Ante la aparente lucha por el respeto a los derechos humanos, el Estado les abrió sus puer-
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... preocupa mucho que el eterno complot sedicioso contra el Estado de Derecho se le atraviese, como siempre, a los muy bien encaminados proyectos oficiales. Ojalá los esfuerzos que adelanta la Presidencia para golpear el terrorismo y desterrar la corrupción y otros vicios incrustados como hábitos de la función pública alcancen a cruzar la l{nea de llegada.
tas a muchas organizaciones que en teoría trabajan en ese campo pero, en la realidad, otro es su cantar, como ya se dijo. El gobierno debe ser más receloso y desconfiado con aquellas ONG a las cuales se les tendió la mano y dislocaron el codo. Aquellas que andan haciendo lobby en ~os organismos de control y en el exterior, manejando bancos de datos amañados, manipulando cifras ficticias, prefabricando violaciones, presentando denuncias infundadas, documentando de falsedades a ONG extranjeras y denigrando de todo lo que se derive del sector oficial. Conocer todas aquellas actitudes, procedimientos o circunstancias que han torcido la realidad del conflicto en Colombia es ir desatando el nudo gordiano de la conspiración política y dar pasos a sacar del juego conductas que no dejan aterrizar la convivencia. Se considera trascendental tener en cuenta que la acción positiva que el gobierno está adelantando contra los violentos no dará los frutos esperados mientras no se erradiquen del escenario nacional e internacional todas las consejas que ponen en entredicho el modo de pensar, el modo de ser y el modo de actuar de una administración bien intencionada.
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Economía
TENIENTE CORONEL HIPOLITO MORILLO ALVAREZ
Política económica fiscalista 1 Estado colombiano se encuentra en la disyuntiva de cómo resolver ciertos problemas básicos de manejo económico para detener la formación de la "bomba social" en gestación, que según algunos tratadistas económicos, está en mora de producirse; estos elementos son: asignación de recursos, formación de capital, estabilización económica, donde juega papel importante el pleno empleo y por último la distribución del ingreso. Según el editor Sergio Ocampo Madrid, la exclusión social en Colombia, unida a la incapacidad del Estado para solucionar los problemas básicos de la mitad de sus pobladores, ha terminado por convertir a este país en el segundo más inequitativo del continente, después de Brasil. Este estado de cosas está sustentado por la enorme brecha económica existente, entre ricos y pobres, originada, especialmente, por una injusta distribución del ingreso, debido a la perversa concentración de la riqueza, tal como se puede apreciar en las estadísticas obtenidas por el analista Luis Jorge Garay, en las cuales se aprecia lo siguiente: el 1.1% de los propietarios de la tierra posee el 55% de la tierra del país; la clase de altos ingresos gana 26.3 veces lo que ganan quienes devengan el salario mínimo, el 75% del crédito comercial se ha concedido solamente a dos mil empresas o personas naturales, existiendo en el país, más de un millón de negocios informales, 208.659 establecimientos comerciales y doce mil fábricas formales.
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Instrumentos de política económica Entre los instrumentos de toda política económica está la política fiscal, con la cual se busca obtener, especialmel)te una equitativa distribución del ingreso. Para lograr este propósito la política fiscal se vale de tres mecanismos importantes: impuestos, gasto público y deuda pública. El gobierno de Uribe, para conjurar la actual situación económica del país que ha llevado al pueblo colombiano a una profunda pauperización, está jugando con estas variables, pero especialmente con las dos primeras, presentándose en ocasiones cierta dicotomía, al no saber si aumentar la carga fiscal o reducir el gasto público, postura apenas normal, si se tienen en cuenta los argumentos de los tratadistas económicos, entre los cuales se presenta esta clase de controversia. Pigou sostiene que los impuestos son verdaderos instrumentos de redistribución del ingreso, y la OEA, afirma lo contrario. Lo mismo ocurre con el gasto público, donde abundan las controversias sobre el incremento o disminución de dicho gasto para equilibrar la distribución del ingreso. Incluso las Naciones Unidas, a través del FMI y el Banco Mundial, hacen exigencias de tal índole que también dan lugar a crear incertidumbre. Lo que sí se aprecia es la decisión del Presidente de llevar a cabo una reestructuración administrativa de fondo, para acabar con las malas costumbres políticas que han generado el actual caos económico, próximo a tocar fondo. Se han presentado propuestas concretas para alcanzar este propósito, como las Reformas Tributaria, Laboral y Pensiona!. En un artículo publicado en el periódico ACORE, había expuesto algunas inquietudes sobre los efectos de los impuestos directos e indirectos, pero ahora, ya conociéndose en forma concreta el proyecto de Reforma Tributaria, se puede hacer un adecuado análisis de los alcances fiscales que conlleva.
El gobierno tiene conocimiento pleno acerca de la equidad tributaria, sin embargo, con el proyecto de reforma se está tirando por la borda la filosofía de la progresividad y proporcionalidad de los impuestos directos y la regresividad de los indirectos como el M. El gobierno tiene conocimiento pleno acerca de la equidad tributaria, sin embargo, con el proyecto de reforma se está tirando por la borda la filosofía de la progresividad y proporcionalidad de los impuestos directos y la regresividad de los indirectos como eiiVA. Es la oportunidad para que el Congreso, aunque es la entidad menos confiable para ello, desmonte todas las inequidades incitas en el proyecto de Reforma Tributaria, y cumpla así con pertinentes postulados económicos sosteniendo que, para mejorar la distribución del ingreso, se debe gravar con mayores impuestos a la riqueza, concentrada en pocas manos, y que el gasto público se dirija, en mayor proporción, a favorecer a las clases marginadas. El Impuesto al Valor Agregado (IVA), es el más regresivo por ser violatorio del principio de la progresividad tributaria: "el que más tiene que pague más y el que nada tiene, que nada pague" y, además, por no ser instrumento adecuado para incrementar los ingresos, puesto que no es comparable el poco monto obtenido por el incremento de un punto en ei iVA, que el abultado monto en el impuesto a la renta, o sea la riqueza.
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do, tan solo eliminando las prebendas fiscales otorgadas a los grandes contribuyentes a través de las deducciones, exenciones y beneficios, cuyo monto, según análisis de la Contraloría General de la República, asciende a la no despreciable suma de diez billones de pesos anuales, valor suficiente para sustituir los ingresos que se buscan obtener esquilmando los salarios de los trabajadores, al obligarlos a pagar IVA por el alimento diario que requieren para subsistir.
El gobierno es consciente del grado de pobreza de las clases menos favorecidas: campesinos, desempleados, desplazados, personas de bajos ingresos, cuya capacidad de consumo es mínima. A pesar de ello, con el actual proyecto se van a encarecer los productos de consumo, incluso hasta los de la canasta familiar, lo que incidirá en una mengua de la capacidad adquisitiva, obligando entonces a que las familias que si almorzaban no comían, no podrán, a partir de la aprobación de la Reforma Tributaria, dar a sus hijos ni almuerzo ni comida, sustituyendo tales alimentos con una taza de agua de panela. El monto de ingresos que se proyecta obtener con el incremento del IVA y la ampliación de la base para gravar los artículos de consumo , puede ser óptimamente compensa-
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Además, existen criterios de expertos analistas que recomiendan eliminar toda clase de prebendas tributarias concedidas a los capitalistas, para que el pago de impuestos sea más transparente y equilibrado, con el cual , además, solo estaría el gobierno reivindicando uno de los mecanismos de su política económica, como lo es una justa y equitativa distribución del ingreso. Otra forma que coadyuvaría a la captación e incremento de los ingresos por concepto de los impuestos en vigencia, sería ade lantar una agresiva campaña para combatir la evasión y la elusión tributaria, canal por el cual se desvían, no millones sino billones de pesos, afectando así las arcas del tesoro nacional. El proyecto aún no ha sido aprobado. Queda, entonces, la oportunidad para que el Congreso, los expertos economistas, los sindicatos de trabajadores, la academia, constituyan un grupo de presión para cambiar la errada filosofía de la proyectada Reforma Tributaria, al perder la oportunidad para hacerla más exigente en relación con los gravámenes a la clase capitalista.
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MAYOR GENERAL LUIS ENRIQUE RODRIGUEZ BOTIVA
Ideologías, partidos y conflictos 1mundo contemporáneo, en lo concerniente al género humano, es una resultante, una decantación de la interacción de los factores propios de su diversidad biológica en un proceso evolutivo, en ocasiones violento, durante el transcurso de decenas de miles de años, de los cuales sólo existe un registro histórico fragmentario de los últimos cinco mil años. En esa cronología del devenir humano, los hechos dominantes se refieren en gran parte a la sucesión de conflictos bélicos originados por muy diversas causas, relacionadas especialmente con la conformación y consolidación de los Estados, con el ejercicio del poder, con las conquistas territoriales, con el sojuzgamiento de pueblos y naciones por razones raciales, religiosas, económicas, estratégicas e ideológicas. Sobre el tema de las guerras es testimonio ilustrativo para apreciar sus nefastas consecuencias, el informe difundido recientemente por la Organización Mundial de la Salud (OMS), entidad de las Naciones Unidas que merece entera credibilidad, según el cual sólo en el siglo pasado perdieron la vida 191 millones de personas como consecuencia de conflictos bélicos. Actualmente mueren 35 seres humanos cada hora, por la misma causa. Como complemento y mayor precisión de ese informe, es importante considerar las siguientes cifras correspondientes a la 1 Guerra Mundial (191 4-1918) en la cual el total de bajas fue de 8'538.000 muertos y de 21 '219.500 heridos.
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Igualmente, en la 11 Guerra Mundial (19391945) las pérdidas de vidas humanas, únicamente en los principales países beligerantes, fue de 25'162.000 militares y de 30'365.000 civiles. Adicionalmente es necesario considerar las consecuencias irreparables por la destrucción del patrimonio histórico y cultural de las naciones y los incalculables costos económicos de cada uno de los conflictos bélicos, tanto para los vencedores como para los vencidos. En cuanto al origen y evolución de las ideologías y partidos políticos, se considera que empezaron a consolidarse por la acción de los grandes enciclopedistas de la ilustración europea, quienes desde mediados del Siglo XVIII revivieron los clásicos greco-romanos de la antigüedad, y difundieron las teorías políticas y las doctrinas filosóficas sobre los principios, deberes y derechos que regulan la vida individual y colectiva, sobre las diferentes formas de gobierno para un Estado, sobre el ejercicio de la autoridad y la administración de justicia. Con esa difusión se estimuló el interés y la participación de los ciudadanos en los asuntos públicos y se promovió la acción para la emancipación de las colonias inglesas en Norteamérica en 1776, la Revolución Francesa a partir de 1789 y la insurrección de las colonias españolas en América, en las primeras décadas del Siglo XIX. En esta secuencia cronológica fueron los EsUnidos el primer Estado consolidado sobre la base de una constitución escrita, dictada en ejercicio del derecho a la autodeterminación ,-..~dos
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soberana, mediante la adopción de un sistema de gobierno federal bajo el cual se integraron las 13 colonias que entonces existían, con el reconocimiento de la libertad personal y con la división e interdependencia de los tres poderes preconizados por Montesquieu. Pocos años después, a la culminación de la Revolución Francesa, se abolió la monarquía en ese país y se estableció un sistema de gobierno republicano y representativo.
... bien puede adelantarse un gran juicio de responsabilidad histórica a los dirigentes, a los partidos polfticos y gobernantes por los actos de mayor trascendencia en la convulsionada y trágica historia de Colombia. Con estos antecedentes en el entonces Virreinato del Nuevo Reino de Granada se inició el movimiento de emancipación en 181 O e infortunadamente surgió una divergencia entre los dirigentes patriotas sobre la forma de gobierno que más convenía a la naciente República y por ello se conformaron bandos partidarios del sistema federal o del sistema centralista, y en esas circunstancias sobrevino la primera guerra civil en 1812, entre el poder Ejecutivo radicado en Santafé, presidido por el general Nariño y el Congreso de las Provincias Unidas con sede en Tu nja, presidido por Don Camilo Torres, partidario del federalismo.
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Dirimida esta absurda guerra y debilitadas las fuerzas patriotas se produjo la reconquista española en 1815, y la prosecución de la guerra de independencia con grandes sacrificios en el territorio granadino y venezolano hasta culminar felizmente en Boyacá, en agosto de 1819 y Carabobo en Junio de 1821. Ya para entonces las disenciones partidistas habían proliferado a tal punto que unas semanas antes de la reunión del Congreso Constituyente, en Cúcuta, en mayo de 1821, el libertador Simón Bolívar expresó su decepción así: "... este caos asombroso de los patriotas, godos, blancos, pardos, venezolanos, cundinamarqueses, federalistas, centralistas, republicanos, aristócratas, demócratas, buenos y malos, y toda la caterva de jerarquías en que se subdividen tan diferentes bandos... " Lamentablemente esta admonición del libertador no sería óbice para que los ideólogos prosiguieran en su acción de agitación y de conformación de partidos mediante la especulación de doctrinas foráneas ajenas a la idiosincrasia de la comunidad ciudadana; conducta nociva si se considera que al advenimiento de la independencia la Nueva Granada comprendía un extenso territorio con un mínimo desarrollo y una población aproximada de 1'600.000 habitantes, en su mayoría de campesinos analfabetas, porque la educación era un privilegio accesible a no más del 5%. La agudización de esta situación, ocasionada por las ambiciones personales y de los grupos políticos que pretendían acceder al poder, llevó a extremos tales que en enero de 1830, con ocasión de la inauguración de las sesiones del Congreso Admi rable, presidido por el general Sucre, el libertador renunció ante esa asamblea a su cargo como Presidente de Colombia
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y presentó un mensaje a la Nación que concluyó con esta dramática exhortación: "¡Compatriotas! Escuchad mi voz al terminar mi carrera política: en nombre de Colombia os pido, os ruego que permanezcáis unidos, para que no seáis los asesinos de la Patria y vuestros propios verdugos". Ese acto solemne y trascendental, coincidencialmente presidido por los más ilustres forjadores de Colombia, sería para ellos uno de los últimos de su fecunda existencia al servicio de la Patria, pues como si estuvieran predestinados por un sino fatal, en el transcurso de ese mismo año habrían de ser víctimas del sectarismo partidista y de la ingratitud de aquellos a quienes habían hecho libres, el general Sucre, asesinado en Berruecos el 30 de Junio y el Libertador, quien agobiado por la incomprensión fallece el 17 de Diciembre en Santa Marta. Con esta síntesis, como marco de referencia y de acuerdo con el concepto de evaluar el desempeño individual o empresarial por los resultados de la gestión cumplida, bien puede adelantarse un gran juicio de responsabilidad histórica a los dirigentes, a los partidos políticos y gobernantes por los actos de mayor trascendencia en la convulsionada y trágica historia de Colombia. Para tal fin pueden enumerarse las Constituciones promulgadas al vaivén de las especulaciones ideológicas o del resultado de las guerras civiles y con las cuales se modificó no sólo el sistema de gobierno sino la denominación oficial del Estado, en los años que en cada caso se indica, así:
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1821: De la República de Colombia (Centralista); 1830: De la República de Colombia (Centralista); 1832: De la Nueva Granada (Centralista) ; 1843: De la Nueva Granada (Centralista); 1853: De la Nueva Granada (Inicialmente centralista y luego con reforma federal); 1858: De la Confederación Granadina (Federalista); 1863: De los Estados Unidos de Colombia (Federalista); 1886: De la República de Colombia (Unitaria); 1 ng1: De la República de Colombia (Unitaria). Las principales guerras civiles y conflictos armados de carácter nacional pueden resumirse así:
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1812 a 181 3. Entre el Gobierno (Centralista) y el Congreso (Federalista); 1840 a 1841. Entre el Gobierno del presidente Márquez (Liberal) y el general Obando (Liberal) por pretextos de carácter religioso; 1854. Entre el Gobierno del general Melo, quien usurpó el poder, y una coalición de los partidos Conservador y Liberal; 1859 a 1862. Entre el Gobierno de Mariano Ospina (Conservador) y el general Tomás Cipriano de Mosquera (Liberal). 1876 a 1877. Entre el Gobierno de Aquileo Parra (Radical) y una coalición de la oposición político- religiosa; 1885. Entre el Gobierno de Rafael Núñez (Radical) y la oposición Radical; 1895. Entre el Gobierno de Miguel Antonio Caro (Conservador) y la oposición Liberal; 1899 a 1902. Entre el Gobierno de M. Sanclemente (Conservador) y la oposición Liberal. 1949 a 1953. Situación de violencia generalizada entre los Gobiernos de Mariano Ospina y Laureano Gómez (Conservadores) y el Partido Liberal; 1960. A partir de esta década se inició, y aún continúa, una nueva modalidad de conflicto, la Guerra Revolucionaria Marxista-Leninista, pro-
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movida por el Comunismo internacional. Además de los hechos relacionados, durante los períodos de régimen federalista, los 9 departamentos, Antioquia, Bolívar, Boyacá, Cauca, Cundinamarca, Magdalena, Panamá, Tolima y Santander, también promulgaron sus respectivas Constituciones y con el concepto de Estados Soberanos promovieron eventualmente o afrontaron conflictos armados en su propio territorio o con sus vecinos. Simultáneamente con los conflictos políticos y bélicos, el país debió afrontar otros no menos complejos de diverso orden en el ámbito regional, continental y mundial, entre los cuales pueden enumerarse: - La delimitación limítrofe con los países vecinos que dio lugar a conflictos armados con Perú y con Ecuador. - La cancelación de la denominada deuda de la independencia, contraída con un consorcio de banqueros ingleses, cuya cuantía desproporcionada para los recursos del país lo afectó gravemente durante el Siglo XIX.
- El intervencionismo de Estados Unidos, de Inglaterra y de Francia para presionar la decisión sobre la construcción del Canal interoceánico en Panamá, que concluyó con el desenlace adverso para Colombia en 1903. - La intervención y la presión de empresas multinacionales y de sus países de origen para la explotación de los recursos naturales en condiciones leoninas para la Nación. De lo expuesto es especialmente ilustrativo lo ocurrido de 1853 a 1863, cuando en sólo diez años, en ese proceso de Constitucionalitis aguda rigieron 3 Constituciones Nacionales, a más de las correspondientes a cada uno de los Estados Soberanos y se libraron dos grandes guerras civiles a nivel nacional. Aún mayor fue el caos institucional con la promulgación de la Constitución Federalista de Rionegro, en 1863, impuesta por el partido vencedor en la guerra de 1859 a 1862, como bien lo afirmó Aníbal Galindo, ilustre dirigente liberal: "En un país de tan incipiente civilización, de tan tenue capa de ilustración y de cultura como el nuestro que apenas alcanzará el espesor de una tela de huevo, autorizar sobre el individuo y la sociedad el ejercicio de diez constituciones, diez órdenes públicos, diez Códigos Civiles y diez Códigos Penales, Jos de la Nación y de los nueve Estados, era un crimen de lesa civilización".
También sobre esa situación, hacia 1871, uno de los constituyentes de Rionegro, Don Felipe Zapata, expresó: "Las revoluciones descentralizadas han prosperado como todos Jos asuntos confiados a las secciones. En doce años de federalismo hemos tenido veinte revoluciones locales y de gobiernos destruidos por las armas".
Para corroborar el anterior informe, el representante norteamericano en Bogotá, en un mensaje oficial a su gobierno conceptuó: "... el Gobierno de Colombia es una anarquía organizada, muy hábilmente dirigida a perpetuar la revolución y a consagrar la secesión".
Es una cruel ironía que quienes promovieron esa profusión de constituciones y de leyes, con fundamento en interpretaciones ideológicas y partidistas para consolidar un Estado de derecho ilusorio, fueran también en algunos casos los promotores de las guerras civiles, antítesis de ese derecho que se preconizaba. Así, ¿Cuál podría ser la estabilidad nacional en lo político, en lo social, en lo económico, en la seguridad pública y en lo relacionado con la soberanía en el entorno internacional? En esta larga tradición de conflictos, como suele ocurrir y se afirma con razón, cualquier situación por grave ella sea es susceptible de empeorar, así sucedió en Colombia por factores de perturbación surgidos en el entorno mundial: la Guerra Revolucionaria Marxista-Leninista y el narcotráfico internacional. La guerra subversiva apareció en la década de 1950 como consecuencia de la denominada Guerra Fría entre las grandes potencias occidentales y la Unión Soviética, que subsistió hasta fines del siglo pasado. Esa modalidad de guerra de carácter ideológico, fue promovida por el comunismo internacional como parte del expansionismo mundial de la Unión Soviética, mediante una estrategia en la cual se combinan las actividades legales e ilegales del partido comunista con la guerra de guerrillas mediante una agresión sistemática de violencia, de barbarie, de terrorismo contra la comunidad ciudadana y contra las instituciones legítimas y de destrucción de los bienes de la comunidad y del patrimonio nacional. Así se ha adelantado en Colombia desde 1960. Hecho determinante para disminuir la tensión mundial y los conflictos bélicos, así como para cambiar radicalmente la correlación de las fuerzas que enfrentaron a los dos grandes bloques de naciones en la denominada guerra fría, fue la dPsintegración de la Unión Soviética en 1991, cuya n.dyor significación desde el punto de vista ideológico ha sido el estruendoso fracaso del comunismo como sistema de gobierno. Sobre este heDiciem~re
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cho tan trascendental en la historia contemporánea, el testimonio más ilustrativo fue el del último presidente del Estado Soviético y máximo líder del Partido Comunista, Señor Mihail Gorvachov, quien tuvo la franqueza y el valor de afirmar en su discurso de despedida hace 1O años: "El destino quiso que cuando me vi frente del Estado fuera ya patente que nuestro país no marchaba bien. Teníamos mucho de todo: tierras, petróleo, gas y otros recursos naturales, por no hablar de la inteligencia y el talento del que nuestro pueblo ha sido dotado pero vivíamos mucho peor que en Jos países desarrollados y cada vez íbamos más retrasados con respecto a ellos". "La causa estaba clara: la sociedad se ahogaba en las garras de un sistema autoritario burocratizado. Condenada a servir a la ideología y a soportar el terrible peso de la carrera armamentista, había llegado el límite de lo soportable". El narcotráfico, como problema internacional existe desde hace más de un siglo cuando su comercio legal fue impuesto en 1842 por el Imperio Británico a la China en la Guerra del Opio. Recientemente el consumo de estupefacientes se intensificó a nivel mundial, principalmente en los grandes países industrializados, y nuestro país se convirtió en productor de alucinógenos desde la década de 1970. Infortunadamente, años después, para estigma de Colombia, las mafias dedicadas a ese narcotráfico ingresaron en la actividad política y en un aberrante contubernio con dirigentes partidistas participaron en elecciones, en las cuales algunos de los integrantes de esas mafias fueron elegidos para las corporaciones públicas y luego, en una acción insidiosa, financiaron una elección presidencial. Acción aún más grave del narcotráfico es la de acrecentar el incalculable poder económico de la subversión para multiplicar los efectivos y potencial bélico de las guerrillas, y la intensa actividad política y de propaganda de las organizaciones comunistas, tanto en el país como en el exterior.
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Los hechos anteriores son síntesis de los aspectos más significativos de nuestra historia, en los cuales se plasma la interacción ciudadana, de los partidos políticos y del Estado, estimulados por determinadas ideologías para moldear en un prolongado, sinuoso y complejo proceso 8.000 que es hoy la fisonomía de la nación colombiana. El epílogo de estas breves reflexiones, en relación con los 190 años de confrontaciones, no puede ser otro que el de destacar la insensatez de quienes, obsesionados por unas ideologías, han sembrado el odio y el sectarismo irracional, han fomentado las divisiones partidistas, en detrimento de la unidad nacional, han utilizado como instrumento para sus propósitos politiqueros a la comunidad ciudadana y la han llevado irresponsablemente a guerras civiles de las cuales solo han quedado cientos de miles de víctimas, miseria, destrucción, subdesarrollo, corrupción, ineficacia estatal, debilitamiento de la soberanía y la mutilación territorial de Colombia. Hoy ante esta dramática fratricida, por analogía, podemos expresar como el célebre dirigente Martín Luther King : 'ya no nos horrorizan los grandes males que le han ocasionado y le causan a la Patria unos pocos, pero si nos horroriza tanta indiferencia y pasividad de las inmensas mayorías de los buenos ciudadanos". Ojalá la comunidad nacional comprenda la magnitud, la complejidad y la gravedad de la situación que padecemos. Ello hace imperativo consolidar la unidad nacional, fortalecer a las instituciones democráticas, apoyar a la Fuerza Pública y participar activamente en esa gran cruzada para liberamos de quienes han esclavizado a la Nación con las prácticas inmorales y corruptas de la politiquería. Es irreparable lo sucedido en el pasado, pero sí podemos hacer mucho en bien de nuestro futuro y sólo así podrá salir este País del abismo en que se encuentra para proseguir por la senda de la paz y del progreso.
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Análisis
MAYOR GENERAL JOSE ROBERTO IBAÑEZ SANCHEZ
Guerras civiles actual 1conflicto actual, por sus condiciones multicausales se nos presenta cada vez más intrincado, complejo y multiforme, pues es la suma de muchos factores de descomposición política, económica y social que históricamente han concurrido a él. Consecuentemente, todo esfuerzo intelectual que se haga por desentrañar de nuestra realidad los elementos que han contribuido a profundizar la crisis, es útil, positivo y fecundo, nos ayuda a encontrar caminos de solución y horizontes de esperanza y de paz. En esta oportunidad vamos a reflexionar sobre el conflicto colombiano a la luz de las guerras civiles del siglo XIX, su germen primario, por cuanto todas y cada una de ellas han producido efectos comunes y acumulativos que trascienden al presente. Iniciemos con la Guerra de los Supremos, que duró más de dos años y se extendió a toda la Nueva Granada, motivada en apariencia por asuntos religiosos pero en esencia por el espíritu caudillista y regionalista de varios de nuestros héroes de la emancipación, que al poner sus intereses personales por encima del ideal bolivariano de hacer más real la democracia y buscar la unidad hispanoamericana, se lanzaron después de la independencia a reclamar derechos feudales como retribución a sus servicios a la libertad, matizada por la rivalidad de los dos grandes caudillos del momento, los generales Tomás Cipriano de Mosquera y José María Obando. El país puede estar satisfecho de no haberse fraccionado aún más. Viene luego la Guerra Civil de 1851, que tuvo como epicentro el Sur Occidente del país, pero que se ramificó a Antioquia y al Tolima, propiciada por los sectores más reaccionarios y esclavistas del ya perfilado partido conservador, en cabeza del poeta y soldado Julio Arboleda contra las 'llíticas liberales y modernizadoras del Estado del general José Hilario López, pero exageradamente anticlericales. Guerra que tuvo poca duración y fue debelada rápidamente por el gobierno.
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El tercer conflicto es el de 1854 contra la dictadura del general José María Melo, otro héroe de la indepen dencia, que después de deambular por Venezuela y Centroamérica, fue a trabajar durante tres años a Sremen, donde captó las ideas del socialismo utópico europeo y vio cómo se gestaba la unidad alemana sobre los hombres del ejército prusiano. A su regreso al país trató de imitar ese modelo en pro de configurar un Estado socialista en cabeza del presidente Obando, respaldado por el ejército. La defección de Obando llevó a Melo a asumir personalmente el poder y a amenazar a los intereses de la vieja guardia de próceres y hacendados, que se unieron contra él y lo derrotaron fácilmente en las calles de la capital. La siguiente guerra, en 1860, se originó en Santander y Cauca y cubrió al resto del país durante más de dos años, también fue del caudillismo y del regionalismo. Siendo la única en que han triunfado los rebeldes, gracias al liderazgo del general Mosquera y a las eximias condiciones militares del general Santos Gutiérrez Guerra que llevó al radicalismo al poder y a establecer una "Constitución para ángeles", utópica, hegemónica, excluyente y anticlerial que por poco fracciona más a Colombia; aún cuando cabe destacar la austeridad, probidad y honradez con las que todos y cada uno de los presidentes radicales manejaron la administración pública. Más, como suele ocurrir con las posiciones extremas, el anticlericalismo de los gobiernos radicales generó el ultramontanismo católico, proveniente de Europa, que motivó la guerra de 1876, iniciada en Antioquia, Cauca y el centro del país y alentada desde los púlpitos, por lo que requirió de gran esfuerzo bélico del gobierno para derrotarla.
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Pe ro en una Co orn bia cato ca. el ante er calismo terP".'1Ó por d.v.c r al partido de gobierno er as ele cciones de 187 8 ganadas por la fracc·on oeral independiente, que entró en tratos con a g esia y el conservatismo para perfilar la Regere·ación política del país mediante el partido nac anal. Por eso el consecuente conflicto de 1885. fue propiciado por el radicalismo ansioso de recuperar el poder. La batalla de la Humareda ce resultados militares indecisos, pero desas·rosos para el liberalismo, que vio caer allí a sus ""e,ores jefes mientras otros se retiraban de a contienda, fue suficiente para que la Regenerac"ón y el partido nacional se cimentaran en el ooaer para imponer su hegemonía centralls<a , teocrática y excluyente. Por tal razón, el consecuente enfrentam1emo de 1895, que ha sido el más corto, fue fruto ce un nuevo intento radical de volver al poder. Pero la firmeza del gobierno del señor Caro y a caoacidad militar del general Rafael Reyes fueron suficientes para batir a los revolucionarios en solo dos batallas: la de la Tribuna, cerca de BogOiá, y la de Enciso, en Santander del Sur. Llegamos así a la Guerra civil de los t/ 1O as. ocurrida hace cien años, que subsume y sintetiza a todas las anteriores, por tener las m·smas motivaciones, por ser la más larga, la mas cruenta, la más desastrosa para la economía de país la más destructora de la moral nacional y a de efectos nocivos más perdurables. Por eso centramos en ella las referencias para ver sus efectos en el siglo pasado y aún en el presente. Sin embargo, ante la imposibilidad espacial de referirme a todas sus relaciones de
causalidad con el conflicto de hoy, voy a limitarme sólo a las determinantes en el orden militar, aún cuando tenga que tocar algunas otras de carácter político, económico y social, que serán expuestas en un próximo trabajo. Vista esta contienda con la óptica militar, lo que salta al análisis en su nivel convencional, es su rusticidad y torpeza. A pesar de la experiencia de sus protagonistas en guerras anteriores, éstos continuaron ignorando los principios de la organización militar, de la estrategia, de la táctica y de la logística, disciplinas que si se aplican ingeniosamente, ahorran vidas humanas, evitan sufrimientos a la población civil y a las tropas y economizan recursos. Ni el gobierno, que disponía del ejército regular, se preocupó por establecer planes y fijar objetivos, continuó empleándolo como instrumento de fuerza para aplastar al rival. Cuando Clasewitz definió la guerra "como la continuación de la política por otros medios, ... " y como "un acto de fuerza para someter al enemigo a nuestra voluntad", señaló la subordinación de lo militar a lo político y estableció que el objetivo de la guerra no es el exterminio enemigo, sino su sometimiento. Pero en esta contienda la primacía bélica sobre la política se manifestó en la batalla de Palonegro, cruenta lucha de quince días entre dos ejércitos, sin ideas de maniobra, de economía de fuerzas, de seguridad o de sorpresa, que propició una espantosa carnicería a plomo o machete limpio, donde el triunfo se inclinó en favor de la mayor masa humana que era la del gobierno. Olvidaron los militares de la Guerra de los Mil Días, las lecciones de la Independencia. La de la batalla de Boyacá, ganada por el Libertador antes de librarla, por lo que fue poco costosa en vidas humanas; o la de Carabobo, desarrollada bajo los parámetros de la más depurada estrategia y táctica; o las de Pichincha y Ayac~cho, donde el genio militar de Sucre y la inspiración valerosa de Córdova, explotaron hábilmente la geografía y condujeron a los realistas al desastre de manera rápida y por demás humanitaria. Re~ista
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Hasta hace poco, los colombianos creíamos que en Paralonso, Palonegro y Aguadulce se totalizaban las acciones militares de la Guerra de los Mil Días. Dejábamos de lado la guerra de guerrillas desarrollada inicialmente de manera paralela para restar fuerzas del gobierno a la concentración rebelde en Santander y después de la batalla de Palonegro para suplir militarmente al ejército regular allí desintegrado. Guerra de guerrillas que cubrió los tres años de contienda, ocasionó quince veces más víctimas que las citadas batallas juntas, se extendió a casi todo el país, arrastró la mayor participación popular, arrasó el campo, barrió con la agricultura y la ganadería, empobreció a los colombianos y llegó hasta los alrededores de Bogotá, tal como sucede hoy con la subversión armada. Por eso la más importante relación militar de la Guerra de los Mil Días con el conflicto actual, es la guerra de guerrillas que, pasada la contienda, permaneció latente en el arrepentimiento de la generación comprometida en ella, pero que luego empezó a insinuarse con el cambio de régimen político en 1930, luego de la guerra con el Perú y estalló con fuerza el 9 de abril de 1948.
Por eso la más importante relación militar de la Guerra de los Mil Dfas con el conflicto actual, es la guerra de guerrillas que, pasada la contienda, permaneció latente en el a"epentimiento de la generación comprometida en ella, pero que luego empezó a insinuarse con el cambio de régimen político en 1930... Oiciellbre i002 41
Desde luego, la guerra de guerrillas como forma de lucha es tan antigua como el Estado, ya sea con fines económicos, delictivos, políticos y sociales, ya como forma aislada y única de guerra o en apoyo de las operaciones de los ejércitos regulares. Pero en Colombia está enquistada en el alma social desde la Conquista. Resulta asombroso ver cómo en todas nuestras disputas bélicas, la parte militarmente débil ha recurrido a la modalidad guerrillera, para compensar con el conocimiento del terreno, la sorpresa, la emboscada, la trampa y el ardid del poder militar superior de su adversario. Desde las indómitas tribus Caribes que resistieron al invasor español y las cuadrillas de salteadores de caminos que durante la Colonia interrumpían con frecuencia las comunicaciones del centro del país con el Occidente y la Costa Atlántica, hasta las guerras de independencia, las guerras civiles en referencia y obviamente, el conflicto actual. No voy a detenerme en el origen de la costumbre guerrillera, sólo me limito a sustentarlo en factores de descomposición como la impunidad, la injusticia, la falta de acción del Estado para contrarrestar sus causas, la fragilidad del mismo por visos de ilegitimidad expresados en la corrupción política, su falta de voluntad para adelantar una lucha integral; y desde luego, nuestra geografía de selvas inclementes e inhóspitas, de descomunales y abruptas montañas, unas y otras de difícil acceso aún en el pre-
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sente, que han mantenido aisladas y marginadas de la acción estatal a comunidades enteras, cuyas precarias condiciones de existencia y abandono alimentan todo tipo de inconformidad. En la Guerra de los Mil Días, las guerrillas liberales alcanzaron a conformar fuertes organizaciones que pusieron en jaque al gobierno. Pero fracasaron porque carecieron de unidad de mando y de plan estratégico, como lo pretendió el general Avelino Rosas, sin resultados. Cada guerrilla actuaba por su cuenta, en raras ocasiones subordinada a la jefatura del liberalismo nacional o regional: primaba en ella los intereses de sus jefes, algunos respetuosos del derecho de
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gentes, otros sin reato para el saqueo y el botín que en ocasiones causaron alarma social y dieron razón al general Uribe Uribe reacio a ellas con el argumento de que "toda guerrilla termina en bandolerismo". Hoy, las guerrillas han adquirido mejor organización, obedecen a un plan estratégico y están bien armadas y equipadas, gracias al narcotráfico, al secuestro y la extorsión. Pero tampoco tienen la capacidad de derrotar al Estado, justamente por haberse criminalizado, por su afán de demostrar poder atacando a la población civil que dicen reivindicar, por apelar al terrorismo como instrumento de lucha en contra vía de los intereses sociales y de la comunidad internacional y de los principios morales que rigen una auténtica guerrilla. Esto sin contar con la superioridad de las Fuerzas Militares en material bélico decisivo para ganar una guerra como la artillería y la Fuerza Aérea. Pero las guerrillas de ayer y de hoy siguen con formas tradicionales de lucha. Con organizaciones pequeñas de 20 a 100 hombres, mujeres y niños, hoy con mayor participación de los dos últimos, para acciones especiales pueden juntarse hasta 500 efectivos. Sus tácticas siguen basándose en la sencillez del planeamiento y la ejecución, en la sorpresa y la seguridad, en su adaptación al medio que les da la ventaja de explotar el terreno para ejecutar emboscadas y asaltos, sin ofrecer mayor resistencia ante las fuerzas regulares. Aparecen y desaparecen confundiéndose con la población civil del área, entonces como hoy por colaboración política, coacción y afanes económicos. Y las bajas que les ocasiona la tropa las absorben sin resentir su fuerza, por la motivación delictiva, la pobreza, el desempleo y la coacción. En la Guerra de los Mil Días la actividad guerrillera fue de tal magnitud, que hay registradas cerca de 400 emboscadas, asaltos o combates en los departamentos del Tolima, Cundinamarca, Cauca, Boyacá, Santander, Panamá, los departamentos de la Costa Atlántica y los Llanos orientales, regiones en las cuales, se puede decir que cada zona liberal contó con su propia cuadrilla para combatir al ejército regular o a la guerrilla conservadora de la región vecina. Los resultados de estos combates como los de hoy no han sido decisivos, pero sí terribles y sangrientos. El más famoso guerrillero de entonces, Tulio Va-
rón, en dos emboscadas le causó al ejército regular casi tantas bajas como en Palonegro, siendo estas acciones las más sangrientas para las fuerzas del gobierno en toda la historia del país hasta hoy, aún cuando su temeridad y el alcohol lo llevaron a encontrar la muerte en lbagué. La diferencia fundamental entre las guerrillas de 1900 y las del presente, radica en el nivel de degradación alcanzado. Las de hace un siglo, por su mayor reato moral no ocasionaron tanto daño a las comunidades y salvo excepciones, tampoco atacaron indiscriminadamente, por ello tuvieron mayor arraigo popular. En este sentido las guerrillas de hoy no merecen comentario, basta con ver su accionar criminal. Justamente por ser más políticas que malhechoras, las guerrillas de comienzos del siglo pasado entregaron sus armas y se incorporaron a la vida civil, previas garantías económicas y de seguridad. También influyó la firmeza del gobierno, a veces rayana en la maldad del ministro Aristides Fernández. Esta relación militar fundamental de las guerras civiles y el conflicto de hoy expuesta de manera sucinta, quedaría incompleta si no se viera su relación internacional. Si observamos los movimientos militares, particularmente los de la Guerra de los Mil Días, vemos como varios de ellos proceden o trascienden a Venezuela, Ecuador y Nicaragua. Parecido a lo que ocurre hoy con los mismos países, por ser vecinos y estar muy ligadas al nuestro. Hace cien años gobernaban esos Estados presidentes liberales, con ganas de establecer una cruzada en Latinoamérica, comprendiendo obviamente el auxilio a los rebeldes colombianos. Pero sus propios problemas internos y el respeto por los principios del derecho internacional, les impidieron hacerlo abiertamente y tuvieron que recurrir a la vía subrepticia, vía por la cual en todos estos países se armaron y salieron expediciones militares hacia Colombia, al punto que se suspendieron relaciones con Venezuela. Hoy, no existe la cruzada política, salvo el caso cubano de hace tres décadas y de Venezuela actualmente, aún cuando podría ser posible si los gobiernos de izquierda vigente en Venezuela y triunfante en Brasil, y posiblemente en el Ecuador, no digieren la globalización y su r0mprometimiento con sus postulados políticos, 1 t->refieren retrogradar a la época bipolar y apoyar veladamente a la subversión armada de Colombia con cualquier pretexto.
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MAYOR CARLOS H. ESPINOSA ARGUELLO
M ovimiento Revolucionaril M·19
Marco gene~ 1 1 revoluc·
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ctualmente el fenómeno revolucionario ofrece alto grado de dificultad para su comprensión y en la medida que pase el tiempo esta limitante crecerá, porque los evidentes resultados negativos y frustrantes de las extintas dictaduras marxistas, el hundimiento de la URSS por efecto de la Perestroika y la Glassnot, explican por sí mismos que fueron desde siempre inaplicables e inútiles. Sus impulsores y defensores dejaron un camino de más de setenta años de engaño técnico sistemático, violencia, depredación y crimen generalizado para mantenerlas vigentes. En el mundo sólo supervive un régimen de este corte, como perverso anacronismo e insuperable atraso y desfase, para cuyo respaldo y soporte solo queda el grupo de sus beneficiarios internos dentro de Cuba y los agentes ideológicos, que pagados por el sistema lo defienden en el mundo exterior a cambio del rédito en metálico que perciben, la capacidad ególatra de escarnio que generan mediante sus denuncias al amparo de la ingenuidad democrática y la escandalosa defensa que hacen de la violencia y la difamación con que se ataca a los Estados republicanos. De sus émulos exclusivos, paradoja que la historia develará, quedan enquistados en Colombia los grupos subversivos suficientemente conocidos, que por su comportamiento y desenfoque de la realidad solo contribuyen a profundizar la incomprensión de quien se aproxime a su análisis como instrumentos revolucionarios. Por esta razón conviene organizar un poco la historia reciente y desde esta perspectiva abordar la referencia de cualesquiera de estos grupos. Desde mediados del siglo XVIII cuando empieza a cobrar vida la Revolución Industrial con la introducción de las primeras formas de mecanizar la producción, coincide la movilización del pensamiento ideopolítico para disputar la legitimidad del poder absoluto de los soberanos de los imperios occidentales, valga decirse europeos. Estos conceptos, producto de la labor de estudio y divulgación de las ideas de quienes se llamaron los Enciclopedistas, proporcionaron vigencia a su prédica en el texto llamado, los Derechos del Hombre y del Ciudadano, documento que se propagó velozmente y en América recibió inmensa acogida, hasta el punto de circular clandestinamente su traducción del francés, en copias manuscritas que leían ávidamente las gentes con mayor ilustración.
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Esta corriente de inconformidad se manifestó de forma real, con la independen· cía de los Estados Unidos por razones económicas, mediante la que se conoció como la Guerra del Te para constituirse, en territorio soberano compuesto por 13 colonias en 1783. Seis años más tarde , en 1789 se produce la Revolución Francesa, la prisión y muerte de los reyes y muchos aristócratas, un período de intensos enfrentamientos que determinan terribles jornadas de venganza y retaliaciones populares, para terminar luego del efecto napoleónico en la instauración del modelo político que se llamó la Democracia.
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El concepto de la Democracia con carácter Republicano, electivo y representativo se convierte en el mejor y más acabado camino para el gobierno de los pueblos, quienes en uso de su derecho de elegir y ser elegidos, escogen y nombran a sus gobernantes. Les encargan su representación como ciudadanos y como nación, para el mejor interés de la Patria y los facultan para que se estructure el gobierno mediante tres poderes independientes y de igual jerarquía denominados, Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial. A partir de estas fechas, América se convierte en el primer laboratorio de la Democracia porque las guerras napoleónicas y la ocupación del trono de España por los franceses, fuerzan a las colonias a buscar su independencia y a constituirse en nuevas democracias, camino que más tarde seguirán las monarquías europeas, para tornarse, manteniendo a los reyes, en gobiernos constitucionales con soporte parlamentario y franca opción democrática. El proceso de democratización del mundo occidental, no se reflejó en la Gran Rusia, estado de inmensa vocación imperialista y expansionista que se extendía más allá de los Montes Urales, compuesto por territorios que anexó por las armas o la invencible coacción, de variadas razas, nacionalidades, culturas, lenguas y orientaciones religiosas, unificado exclusivamente por la fuerza. A mediados del siglo XIX surgió otra nueva corriente de pensamiento que se divulgó y tuvo como principal punto de partida el texto conocido como Manifiesto Comunista, estructurado sobre el concepto de la protección de los traba-
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jadores, para quienes la revolución de las máquinas y el poder del dinero de los empresarios se había convertido en su esclavitud. El proceso básicamente liderado por Marx, divide el mundo en dos clases económicas: capitalistas y proletarios. Apoyado por su doctrina, impone a los trabajadores del mundo su compromiso de lanzarse a la lucha sin cuartel contra todas las formas del capital y sus representantes, donde quiera se hallen, sin desmayo para destruir hasta el último capitalista, en una cruzada sin descanso para lo cual deben moverse todos los hombres mediante el odio irreductible de clases. Con esta orientación se dinamizan las protestas de los trabajadores, se efectúa sistemática propaganda y se reclutan en la universidad especialmente las estatales pedagógicas, el campo, las fábricas, los sindicatos, la base de los ejércitos y organismos del estado, asunto que llega a su momento culminante cuando estas fuerzas organizadas y preparadas, hallan su mejor escenario en la corrupción e ineficiencia burocrática del gobierno ruso, al cual conducen mediante huelgas, mítines y desobediencia, durante la Primera Guerra Mundial, al caos y al desplome político, conocido como la Revolución de Octubre, en 1917. A partir de esta fecha, los ejércitos rusos aban-
r· ·an el frente, ignoran la disciplina y regresan a ::.u país, sumido en la anarquía, la violencia y el hambre mientras se organizan los ejércitos rojos o comunistas para pelear contra las tropas que
defienden la legitimidad zarista y los intereses de las clases medias y la nobleza, denominadas los rusos blancos. Una gran campaña militar se libra en toda Rusia hasta 1923,año en el cual la inoperante Liga de las Naciones decide reconocer, especialmente por razones económicas, la existencia de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. El fenómeno político ocurrido en Rusia, instaura a los soviets en el poder y culmina la fase de su consolidación del frente interno por lo cual cierran las fronteras hacia adentro, el marxismo se complementa con el leninismo, a instancias de Stalin y se constituye el "Vaticano" socialista en el Kremlin desde donde se va a organizar la gran batalla contra los países capitalistas, es decir el resto del mundo. Para el efecto todos los adeptos universales preparados muy de antemano, constituyen y dan vida a 92 Partidos Comunistas, en igual número de países del mundo. A partir de la fecha operaron estas organizaciones con la doctrina ideopolítica, que se define orienta y gobierna de Moscú, centraliza la unidad de doctrina y ación apuntada al objetivo estratégico común: Dominio del planeta mediante la derrota del capitalismo, con la instrumentación del el odio y guerra de clases, para la cual su geopolítica se fundamenta en la generación de conflictos locales por cuenta de los nativos catequizados y a expensas de los propios pueblos seleccionados como blancos, al servicio de la proyección expansionista y colonialista, su metodología se arma en la combinación de todas las formas de lucha y su medida en el tiempo la enmarcada en la guerra popular prolongada. Un solo intervalo se concedió la URSS, dentro del proceso de su expansión ideológica. Fue el tiempo de la Segunda Guerra Mundial, que transcurrió entre 1939 y 1945, para el cual recibió todo el apoyo logístico, tecnológico y táctico, que su estructura dictatorial no la había permitido desarrollar para detener el frente oriental de los alemanes. Terminada la guerra, sin otro enemigo que los capitalistas, enreda la consolidación del triunfo aliado, engaña a occidente en los arreglos y conferencias de Yalta y Potsdam, pro-
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porciona el raponazo de Berlín y arrastra para la órbita de su interés a nueve países europeos a los cuales sojuzga y esclaviza, mediante la fuerza militar de ocupación y la cortina de hierro. De esta manera renueva su agresión y disputa su soberanía o influencia a occidente, en los territorios ultramarinos asiáticos y africanos, con las guerras que se conocieron como las de la posguerra. En los mismos términos, con mucha más elaborada técnica se lanza a la retaguardia estadounidense, representada en la América Latina, donde transporta los vientos del gran alzamiento marxista leninista. En estas condiciones, dentro de nuestro país, donde ya a partir de 1923 se habían instalado las autodefensas campesinas de los movimientos comunistas en territorios como Sumapaz, Viotá, Riochiquito, los cañones de los ríos Duda, Guayabera, El Pato y ejercían su labor de zapa a profundidad en las empresas de navegación del río Magdalena como Navenavi y Navenal en paralelo con su acción sobre la United Fruit y la Tropical Oil Company, a más de su agitación en las universidades estatales, generaron hechos políticos de mínima importancia real pero si de inmensa explotación y acumulación propagandística, como la que terminaron por llamar Masacre de las Bananeras (doce agitadores muertos que gracias a la literatura mágica de García Márquez, se convirtieron en 500), paros y sabotaje a los petroleros. Del accionar comunista, sin que Fidel Castro lo haya negado, pero si relatada su presencia armada y activista en Bogotá el 9 de Abril de 1948 (Tad Zulk The portrait of a Leader y La Hora Final de Castro de Andrés Openhaimmer) que culminó con el sacrificio del político Jorge Eliécer Gaitán, asunto que determinaría la génesis de la Primera Violencia, de la cual vino a resultar salvador providencial el general Rojas Pinilla, el 13 de Junio de 1953, en un relevo de gobierno impuesto por una coalición política de los dos partido, que fueron incapaces de restaurar la gobernabilidad nacional. Este hecho lo llamaron "golpe de opinión".
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De retorno a la normalidad, los alzados del partido liberal, entregaron las armas porque su objetivo: el cese del sectarismo y la persecución política se daba con la caída del partido conservador. Sin embargo, la paz definitiva no se produjo porque terminada la protesta armada de los liberales apareció una nueva forma de violencia criminal orientada por maleantes, ajena a los partidos tradicionales y espíritu de atracadores, fueron vencidos y casi todos muertos por la Fuerza Pública. Con ellos se organizaron las guerrillas comunistas, ensambladas en íntima relación con las autodefensas campesinas organizadas y preparadas, mediante larga e intensa labor de indoctrinación, impartida por los comisarios del partido soviético desde el CEC Comité Ejecutivo Central en Bogotá y su instancia superior el Supremo Soviet del PCU Partido Comunista Ruso. Esas estructuras auparon la lucha partidaria, estuvieron presentes en la primera y segunda violencia y cuando sucumbieron las cuadrillas de vanguardia y fachada, no tuvieron opción distinta de autodenominarse Farc. Finalizando la década de los 50. Más tarde la caída de Cuba en manos de la Unión Soviética en 1959, de Nicaragua en 1969 y desde entonces la teórica inminencia de la caída de Colombia, desde Cuba con el triunfalismo de su baratísimo triunfo, creó el Eln. Con la fractura de del partido comunista ruso en su línea soviética y la comunista marxista leninista línea china, en el mundo entero y en Colombia se repite la disidencia y apertura y se crea el Epi. Luego, al M-19 le proporcionó nacimiento y vigencia, el esfuerzo realizado por las Farc y el Partido Comunista Colombiano, quienes tomaron lo más representativo de sus dirigentes escogidos por nivel cultural y académico, prestancia política, económica y social de los seleccionados, con el propósito de abrir frentes urbanos y superar las restricciones que tenía este grupo en su condición de guerrilla agraria. Para el efecto este grupo de selección, aparentemente en disidencia del partido, infiltra la
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organización del general Rojas Pinilla, en una ala que llamaron Anapo Socialista que aprovechó y explotó el resultado de las elecciones donde resultó derrotado el general, para proclamar y reclamar reivindicación del presunto fraude electoral, de cuya fecha hicieron parte del nombre de su grupo: Movimiento M-19. de abril.
Conclusión El recuento de la historia de los últimos 50 años en Colombia, enmarcado dentro del contexto universal y el derrotero de la insurrección de los soviets del año 17, los diversos frentes insurreccionales de Colombia y el origen absolutamente marxista, leninista, estalinista del M-19, la militancia de sus líderes, su accionar y la capacidad evidente como agentes desestabilizadores al servicio de la revolución universal, quedan expresos con lo expresado en el texto del marco general. Su proceso de negociación con el gobierno,la amnistía a que se acogieron y su reinserción política debe atribuírse específicamente a la acumulación de errores de la conducción políticomilitar, a la destrucción de su organización por cuenta de sus desastres militares, la sistemática pérdida e cuadros de dirección y el desprestigio político en el cual influyó la desaveniencia con las Farc por la pérdida del cargamento de armas que compartían ellas, y el peso de las derrotas por el robo de las armas del Cantón Norte del ejército y el desastre del Palacio de Justicia. De igual importancia resulta la calidad de sus cuadros, provenientes de sectores privilegiados de la sociedad, poseedores de inmensos recursos financieros, con altos niveles de cultura y academia y desde luego inmensa vocación de protagonistas que no podían desperdiciar la apertura burocrática que se les ofreció y en la cual se vendieron como generosos combatientes del sistema al cual si no podían derrotar, si le podían proporcionar un modelo de negociación para los o' • s compañeros de lucha, aún con las armas, a ~...am bio de una salida honrosa, de una lucha que entendieron estaba condenada al fracaso.
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Corte Penal 1nternacional (CPI)* Qué es la CPI n su sentido amplio, la Corte Penal Internacional es una institución de carácter permanente, que tiene jurisdicción sobre personas naturales mayores de 18 años, sin importar si son o no agentes del Estado. Cuenta con funciones judiciales que le permiten determinar la responsabilidad penal individual de las personas en los casos en los que éstas hayan cometido crímenes de genocidio, lesa humanidad, de guerra y de agresión. La Corte actúa cuando los Estados no hayan cumplido cabalmente con su deber de perseguir, juzgar y castigar a los responsables de dichos crímenes. Es decir, que su funcionamiento se inspira en el principio de complementariedad y subsidiaridad, de manera tal que ésta no reemplaza las jurisdicciones nacionales y tampoco afecta la potestad y la soberanía de los Estados que la conforman.
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La Corte se constituye en un nuevo mecanismo internacional de protección de los derechos humanos, porque con su actividad puede convertirse no solo en un instrumento disuasivo, evitando la comisión de nuevos crímenes que atentan contra la dignidad y los derechos fundamentales de las personas, sino que busca, en los casos más graves, establecer quienes son los responsables y sancionarlos satisfaciendo así el derecho de justicia.
Suscripción y ratificación del estatuto de Roma por parte de Colombia El 17 de julio de 1998 se adoptó por parte de la Conferencia Diplomática de Plenipotenciarios convocada por las Naciones Unidas, el texto del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional. En el proceso de votación hubo 120 votos a favor, entre los que se encontraba el de Colombia, 7 votos en contra y 21 abstenciones.
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Con el fin de hacer seguimiento al instrumento, desde principios de la administración del presidente Andrés Pastrana se constituyó un grupo de expertos de carácter interinstitucional, conformado por representantes de entidades gubernamentales, organizaciones no gubernamentales y representantes del sector académico. Dicho grupo, en los primeros días de diciembre de 1998, recomendó al gobierno firmar el Estatuto, evento que tuvo lugar el día 1O de diciembre de ese mismo año. Es de se-
ñalar que desdeelmomento mismo de la adopción del instrumento se identificaron algunas modificaciones sustantivas en el mismo que podrían tener problemas de constitucionalidad en Colombia y que por tanto deberían ser superados antes de someterlo a aprobación legislativa, por cuanto el Estatuto no admite reservas. Posteriormente, en marzo de 2001, un grupo de senadores presentó a consideración del Congreso de la República un proyecto de ley radicado con el número 14 de 2001 (227 Cámara), por el cual se adicionó el artículo 93 de la Constitución. El 27 de diciembre del mismo año, mediante acto legislativo número 02, se subsanaron las
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incompatibilidades que existían entre el Estatuto de Roma y la Constitución Nacional. En el mismo se garantiza, además, el manejo de las relaciones internacionales por parte del Ejecutivo, dejando la vía libre para la presentación de la Ley Aprobatoria del Tratado por parte del gobierno nacional. El19 de marzo de 2002, el Ejecutivo radicó ante el Congreso de la República el proyecto de ley aprobatoria del instrumento internacional y luego, el 16 de mayo, el Congreso Nacional lo aprobó y lo incorporó a la legislación nacional como Ley 742 del 5 de junio de 2002. Acto seguido, el instrumento fue remitido a la Corte Constitucional quien procedió a revisar su conformidad con la Carta Magna y lo declaró exequible el 30 de julio de 2002. Contando con el aval de la Corte Constitucional, el proyecto fue sancionado por el entonces mandatario, el 5 de junio. El proceso de aprobación e incorporación en la legislación nacional del Estatuto de Roma culminó el 5 de agosto de 2002 cuando el Gobierno t- 1 entrega formal del instrumento de ratificacíon ante el Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas. Diciel~re 2082
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El proceso de aprobación e incorporaci6n en la legislaci6n nacional del Estatuto de Roma culmin6 el 5 de agosto de 2002 cuando el Gobierno hizo entrega formal del instrumento de ratificaci6n ante el Secretario General de la Organizaci6n de las Naciones Unidas. El debate en torno a la declaración de Colombia Mediante el depósito del Instrumento de Ratificación del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, el gobierno colombiano aceptó la jurisdicción de dicho tribunal sobre todos los crímenes de su competencia. En estricto sentido, esto significa que no existe la posibilidad de que Colombia acepte la competencia sobre algunos crímenes y no sobre su totalidad o que se requiera su consentimiento para el ejercicio de la jurisdicción en los casos particulares. Sin embargo, existe una excepción a dicha jurisdicción y ésta se contempla en la Disposición de Transición (Artículo 124), la cual, como se mencionó anteriormente, da a los Estados la opción de excluir la competencia de la Corte sobre los crímenes de guerra cometidos en su territorio o por sus ciudadanos durante un período de siete años no renovables, a partir de la fecha en que el Estatuto entre en vigor (1 o de noviembre de 2002). Al ratificar el Estatuto de Roma, adoptado ya por 81 países, Colombia hizo uso de esta disposición. Esta situación generó un agudo debate a nivel nacional en el que participaron el gobierno, los medios, las ONG de defensa de los derechos humanos y diferentes estamentos de la sociedad civil. También tuvo repercusiones en el ámbito internacional, generando los pronunciamientos de algunos gobiernos y de influyentes organizaciones de derechos humanos.
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Una vez trascendió lo declarado por Colombia en torno al Estatuto de Roma, el primero en pronunciarse fue el gobierno nacional a través del ministerio de Relaciones Exteriores que expidió un comunicado de prensa en el que señalaba que "El gobierno de Colombia haciendo uso de la facultad consagrada en el artículo 124 del Estatuto y sujeto a las condiciones establecidas en el mismo, declara que no acepta la competencia de la Corte sobre la categoría de crímenes a que se hace referencia en el artículo aocuando se denuncie la comisión de uno de esos crímenes por nacionales colombianos o en su territorio... El efecto de esta declaración no es dejar en la impunidad los crímenes de guerra a que se refiere el artículo 8° de la Corte, ni evitar que sean ju zgados, por cuanto dicho juzgamiento compete, en cualquier tiempo, a los jueces nacionales. Sólo cuando la justicia interna no pueda o no quiera juzgarlos podrá conocerlos la Corte Penal Internacional, siguiendo el principio de complementariedad". Sin embargo, no hubo consenso en torno a la posición oficial del gobierno colombiano por parte de otros estamentos estatales. Esto se evidencia por ejemplo en la carta enviada por el Procurador General de la Nación al Presidente Alvaro Uribe, en la que éste señala que "si el gobierno tiene motivos para mantener el régimen de transición, debería explicársela con franqueza y con toda claridad al país las razones para tal postura, de lo contrario se entenderá defraudado el arduo proceso que cumplió sqberanamente el Congreso de la República reformando la Constitución Poi ítica con el propósito de darle a la sociedad colombiana un mensaje de compromiso ineludible con la justicia universal". En su carta también hizo señalamientos en torno a las implicaciones internacionales de tal decisión al afirmar que "los eventuales crímenes de guerra en nuestro país cometidos por extranjeros tampoco podrán ser justificables en el contexto internacional, lo que le resta eficacia a un valioso instrumento jurídico que, en cualquier moliCill~rl
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mento, puede significar una salida digna a las relaciones de política internacional del Estado''. Al mismo tiempo se dieron pronunciamientos por parte de miembros del Congreso Nacional como el Senador Jimmy Chamorro, ponente del proyecto de ley por medio del cual Colombia adhirió a la Corte Penal Internacional, quien señaló "que con la declaración el mensaje que Colombia envía a las Farc, el Eln y las Auc es una especie de patente de corso: tranquilos señores, sigan cometiendo crímenes de guerra que aquí no va a operar la CPI para eso". Otros pronunciamientos como el hecho por el doctor Manuel José Cepeda, magistrado de la Corte Constitucional y ponente de la revisión del Estatuto, introdujeron nuevos elementos al debate. De manera puntual éste señaló que en su estudio se decidió que para el Ejecutivo procedía hacer declaraciones interpretativas, pero que en las mismas no se estableció que estas debían excluir los crímenes de guerra. También que dentro de las declaraciones que se debían hacer había una en el sentido de que ninguna norma del Estatuto se oponía a que se concedieran indultos o amnistía en desarrollo de un proceso de paz. Por su parte las ONG de derechos humanos nacionales tomaron la declaración de Colombia como un engaño de parte del gobierno nacional, quien le hizo creer al país que con la simple ratificación del Estatuto de Roma Colombia entraba de lleno en la jurisdicción de la Corte Penal Internacional.
sionado para la Paz y de la Alcaldía Mayor de Bogotá, se indica que: "Al haber aceptado Colombia la competencia de la Corte sobre los crímenes de genocidio, lesa humanidad y agresión, se crearon de hecho nuevas condiciones en el conflicto armado. Quienes incurran en estos crímenes se verán expuestos no sólo a la justicia colombiana sino a la justicia internacional.
Otras perspectivas como la del presidente del Cuerpo de Generales y Almirantes Retirados, brigadier general Adolfo Clavijo Ardila, percibieron la declaración como "una nueva concesión a los terroristas, inexplicable desde todo punto de vista que vislumbraba la intención sórdida de emplear al Tribunal Penal Internacional solamente para juzgar a militares colombianos, lo cual significaba politizar esa instancia de juzgamiento convirtiéndola en un arma más de la confrontación, tal como se hizo con los derechos humanos".
Al margen de la discusión sobre la necesidad de fortalecer la administración de justicia en Colombia, necesidad ciertamente esencial y apremiante, es visible el hecho de que la entrada en vigencia del Estatuto pone bajo una nueva luz el problema de la impunidad. A partir del 1o de noviembre quienes cometan crímenes de lesa humanidad se verán sujetos a un sistema complementario de la jurisdicción penal nacional, y por lo tanto se ampliará la probabilidad de que se les juzgue de manera eficaz y según reglas que no podrían ser modificad~s por ningún acuerdo nacional".
Finalmente, en el documento conjunto de la Vicepresidencia de la República, del Alto Comi-
toado del Instituto de Estudios Geoestratégicos de la UniYersidad M11itar Nueva Granada.
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Reflexión
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GONZALO TORRES MENDOZA
sentido del todo n estos tiempos nuestra vida moral se resiente de progresivas fallas ante el desmoronamiento de las creencias y costumbres antiguas, mientras que la vida intelectual se vivifica y amplía constantemente. Todo es nuevo y experimental en nuestro pensar y en nuestro hacer, sin que quede ya casi nada definitivamente cierto o establecido. El paso de la agricultura a la industria, de la aldea a la ciudad , y de éstas a las grandes metrópolis, ha elevado la ciencia, ha degradado las artes, ha liberado el pensar, ha liquidado las monarquías y aristocracias, ha engendrado la democracia y el socialismo, ha emancipado la mujer, ha desquiciado el matrimonio, ha roto el viejo código moral ha sustituido el ascetismo por el lujo, ha cambi~do el puritanismo por el epicureísmo, ha exaltado el deseo en vez de la conformidad , ha hecho las guerras menos frecuentes pero más crueles y nos ha desprovisto de muchas consola.doras creencias religiosas, dándonos una fatalista y mecánica filosofía de la vida.
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Y es que el individuo debe hacerse cada día más ciudadano del universo, aprovechando la multiplicidad y rapidez de los medios de comunicación la existencia de una comunidad internacional ;,ás universalizada, la idea de integración regional e internacional, evita~d-~ la autarquía~ el aislacionismo. La idea de la v1s1on total o sent1do del todo debe implantarse en el comportamiento tanto de las personas como de los Estados. Nuestro intelecto procu ra a tientas hacerse a alguna guía, pues nos tambaleamos en un mar
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de razonamientos y dudas. Dudamos acerca de nuestros propósitos, nuestros valores y nuestras metas. Por eso es necesario elevarmos de lo momentáneo y lo parcial para contemplar el todo. La pérdida de la perspectiva total es la más grave de las pérdidas que hemos sufrido. La vida parece demasiado intrincada y fluyente para que podamos captar en un todo su unidad y significación. Es que dejamos de ser ciudadanos para limitamos a ser meros individuos. Cada cual conoce su parte, pero ignora lo que representa en el juego total. La vida misma se desenvuelve sin sentido certero, y resulta vacía precisamente cuando parecía más completa. Se nos ha indicado como moral la teoría del "éxito", cualesquiera que sean los medios para alcanzarlo. Cada cual parece tener su propia moral, su propia filosofía de la vida, sin percatarse de que hay un principio creador y ordenador de las cosas y de los comportamientos. Aquí cabe transcribir la frase de Mirabeau: "La petit morale est l'ennemi de la grande" ... ¿Por qué aumentar nuestros ingresos monetarios y elevarnos a altos cargos mientras permanecemos ingenuamente ignorantes, y nuestra inteligencia es tosca y desguarnecida, brutal nuestra conducta, inestable nuestro carácter, caóticos nuestros deseos y ciega nuestra amplia miseria? ¿Por qué a toda sugerencia de un cambio, casi siempre respondemos con la sonrisa desilusionada o con el escapismo? Como alguien decía, "El conocimiento da poder pero solo la sabiduría da la libertad". ¿Por qué el egoísmo rivaliza con el crimen en los sucesos de la prensa diaria? Es que nadie ha sondeado todavía la capacidad profundísima del hombre para el bien, pues más allá de nuestro caos y de nuestros delirios sigue latente la bondad fundamental del alma humana. Para que afloren estos sentimientos de bondad, de justicia, de equidad, de hermandad y de convivencia que alberga el alma humana, es indispensable poner fin a nuestro individualismo, a nuestro provincialismo, a nuestra patriotería, a nuestra competencia armamentista, al sueño secreto de unos cuantos financieros ansiosos de dominar el mundo. El individualismo está acechando y corroyendo casi todas las libertades. La educación es una mudanza continua de dogmas y principios, un progreso en el arte de dudar. No comprendemos qué significamos cada
uno en nuestra familia, en nuestro círculo social, en la ciudad, en el país del cual somos súbditos, en el mundo, en el universo. El egoísmo y el individualismo parecen dominar toda nuestra conducta social y nuestro juego vital. Cada quien quiere encerrarse en el falso oasis de su propia comodidad, sobre todo quienes olímpicamente ostentan una posición apeltrechada social y económicamente, sin importarles las desdichas de sus congéneres, irrespetando así la dignidad de la especie humana. Hay un afán de enriquecimiento fácil y rápido y la sociedad de consumo nos crea necesidades y hábitos supérfluos, con pródigos plazos que esclavizan a la persona y no le dejan tiempo para pensar moral y políticamente. Todo esto agravado por el afán de imitación y aprobación social que anestesia la mente para cualquier análisis sobre el origen del hombre, su misión, su meta, desvinculándose del todo, sin darse cuenta que existe un principio creador y ordenador del mundo que ha hecho que la virtud triunfe sobre el pecado, el bien sobre el mal, la esperanza sobre la desesperación, el deseo sobre el conformismo, la tolerancia sobre el fanatismo, la fraternidad sobre el egoísmo, la libertad sobre toda forma de esclavitud o tiranía, y la vida sobre la muerte. Es de la naturaleza humana descubrir los misterios de la existencia, dominar la naturaleza y buscar la felicidad. Y aunque cada avance de nuestros conocimientos nos revela nuevas incertidumbres, misterios insospechados y abismos de nuestra propia ignorancia, debemos seguir adelante y compartir el optimismo de Condorcet cuando, aún en prisión, escribió: "Llegará entonces el momento en que el sol sólo alumbrará naciones libres, las que no tendrán más dueños que su razón , y en las que tanto los tiranos como los esclavos, tanto los sacerdotes como sus instrumentos estúpidos o hipócritas, sólo aparecerán en la historia y en el teatro". Qué bien calculada esta visión de la raza humana para repudiar los errores, las injusticias y los crímenes que todavía ensucian la tierra. Por eso no debemos tomar nuestras fallas morales, nuestros sufrimientos y decepciones como un destino. Con la recuperación del senrir' del todo, de la visión total, comprenderemos Y-~ el bien, la bondad, la solidaridad humana, la libertad y el progresivo perfeccionamiento son consustanciales a la naturaleza humana.
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Documento POR OSCAR LÓPEZ-FONSECA MADRID - ESPAÑA
Historia del espionaje ylos servicios secretos 54 evls!a Aure ·
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n los servicios secretos de todo el mundo se presume que la profesión de espía es la segunda más antigua del mundo. Y no les falta razón. Desde los faraones egipcios a los nuevos Estados, una de las tareas prioritarias de los gobernantes ha sido la de tejer una red de agentes que les faciliten la información necesaria para hacer frente a sus enemigos. El lema del CESIO, el servicio secreto español, resume la principal función del espionaje: "Saber para vencer". El filósofo chino Sun-Tzu escribió en el siglo VI a.C. su Tratado del arte de la guerra. En él plasmó sus conocimientos estratégicos para que reyes y gobernantes pudieran obtener o conservar el poder. Y entre los instrumentos que señaló para conseguirlo hizo hincapié en los espías y los traidores. "No existe un arte más elevado que el de aniquilar la resistencia del adversario sin recurrir a la violencia armada. (... ) Sigue estos consejos y dominarás al enemigo: corroe y desbarata el valor en el prop1o país del contrincante, complica a los emisarios de las principales potencias en criminales empeños, socava la posición del rival y tritura su reputación en todos los terrenos, y a sus gobernantes ponlos en ridículo ante sus propios súbditos".
Lento avance tecnológico en los primeros tiempos del espionaje El espionaje ha sido una constante desde tiempos remotos. Muchos siglos antes de que el filósofo chino es"~ibiera su tratado, los gobernar .;S ya hacían todo lo posible por conocer los secretos de sus enemigos. Sin
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embargo, aunque con idéntico objetivo final -vencer-, ni la información buscada ni el método han sido los mismos. Desde el simple traidor que informa al enemigo por unas monedas de oro a los satélites más sofisticados, han pasado varios milenios de espionaje. Para Pastor Petit, prestigioso espiólogo español, la historia de los agentes secretos se puede sintetizar en tres grandes etapas. La primera, desde la antigüedad a la primera mitad del siglo XIX, se caracterizó por el lento avance tecnológico de los instrumentos usados por los espías. La segunda abarcó desde 1850 hasta el final de la Segunda Guerra Mundial, cien años en los que los Estados vivieron una auténtica fiebre por penetrar en los secretos del adversario. La tercera etapa, en la que aún seguimos, incluye la Guerra Fría, su final y la actual preocupación de los gobiernos por el resurgimiento de los nacionalismos y los extremismos religiosos y políticos. Tres etapas, tres formas diferentes de espiar. En la primera; lo que se buscaba era conocer cuántos soldados y jinetes tenía el enemigo, qué caminos seguirían en su avance, cómo eran sus armas ... Siglos en los que embajadores, mercaderes, agentes disfrazados de bufones, trovadores y monjes ejercían de espías; en los que los mensajes se transmitían mediante el tañido de campanas, palomas, rudimentarias tintas invisibles, recados cifrados o flechas a las que se ataban pergaminos. Los libros de historia recogen numerosos ejemplos de lo que era un arte incipiente, todavía lejos del virtuosismo actual. Así nos cuentan cómo el faraón
Ramses 11, en su reinado de 67 años entre los siglos XIII y XII a.C., utilizó a menudo la figura del espía; que en la antigua Esparta se desarrolló una técnica muy ligada al espionaje que ya utilizaban egipcios, asirios y babilonios: la criptografía o arte de escribir un texto en clave; y que los soberanos aqueménidas, que dominaron Persia entre los siglos VI y IV a.C., pudieron controlar su imperio gracias a hombres de su confianza conocidos como los "oídos del rey".
En el Antiguo Testamento figuran numerosos casos de espionaje militar La propia Biblia menciona en sus páginas el uso de espías y exploradores. Así, Josué acusa · a sus hermanos de ser "unos espías que habéis venido a reconocer las partes no fortificadas del país". Moisés envió a doce hombres a la tierra de Canaán a la búsqueda de la lierra Prometida y ellos le informaron que "la tierra, en verdad , mana leche y miel..., y los habitantes son gente fuerte , y sus ciudades son muy grandes y están amuralladas". David también se sirvió de espías para que le informaran de los pasos de Saúl. Dalila, mujer filistea, accedió por dinero a ser amante de Sansón, al que espió y entregó. La Biblia contiene asimismo un ejemplo de criptografía: en el libro de Jeremías se menciona Sesach, nombre en clave de Babel.
Por su parte, los romanos no hubieran podido cimentar su vasto imperio sin la información suministrada por sus espías, conocidos como agentes in rebus. De ellos se valió Escipión El Africano, uno de los militares romanos más brillantes, para enterarse de cómo movía el ejército cartaginés de Aníbal sus tropas con elefantes. El célebre Julio César hizo uso de la criptografía para que sus mensajes, aunque fueran interceptados, no fuesen entendidos por sus enemigos. Según Aulo Gelio, Julio César anteponía a cada letra otras cuatro para hacer incomprensibles los textos. La Edad Media siguió siendo terreno abonado para los agentes secretos. Alfredo el Grande, rey de Inglaterra en el siglo IX, llegó a convertirse él mismo en espía en su guerra contra Dinamarca. Vestido de bardo y armado con un arpa se adentró en el
Poco a poco, la necesidad de conocer se extendió más allá de las fronteras internas o de los países cercanos. Fueron siglos en los que mercaderes como Marco Polo desempeñaron el papel, muchas veces involuntario, de informadores del poder. Otras veces eran los propios nativos los que ejercían de espías, bien por recompensas prometidas, bien por venganza hacia los suyos. Es el caso de los indios Pran y Andresillo, retratados en el poema La Araucana, de Alonso de Ercilla. Sin ambos, la conquista de las lla-
En el siglo VI a.C., el polemólogo chino Sun-Tzu definió el espionaje como el "arte de aniquilar al enemigo sin recurrir a la violencia armada"
¡A mf los elefantes! El general romano &cipión el Africano introdujo un ~ía en las filas del ejérctlo carlagmés (en la foto, un tapiz con la batalla de lama) para conseguir información sobre el arma secreta de Aníbal: los elefantes.
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campamento enemigo y confraternizó con la soldadesca. Así supo con antelación cómo y cuándo se iban a producir los ataques rivales. Y a orillas del mar Caspio, un soberano musulmán llamado Adud AI-Dawla era famoso en su reino porque ''toda palabra que se pronunciase llegaba a sus oídos".
El secreto de su poder li:Js bistoriodores minciden en afirmar que elfaraón egipcio Ramsés n(deredXJ) debió en parle su largo reinado de 67 aiios a un discreto y eficaz sen:icio de ~ionaje.
nuras que hoy ocupa Chile hubiese sido mucho más costosa para las tropas españolas.
Los gobiernos empiezan a organizar redes de agentes por distintos países Poco a poco, el espionaje dejaba de ser una actividad casi improvisada, encargada a gente de baja ralea, voluntarios bienintencionados o profesionales de la insidia. Los gobernantes empiezan a organizar redes de agentes distribuidos por diferentes países. Uno de los precursores de este modo de trabajar fue sir Francis Walsingham, secretario de Estado y consejero privado de Isabel 1 de Inglaterra, quien organizó en el último tercio del siglo XVI una red de inteligencia con espías en otros países, entre ellos España. Ello le permitió, por ejemplo, conocer con antelación la calidad y el número de los navíos que formaban la Armada Invencible que el rey español Felipe 11 pensaba enviar contra la isla. En aquellos mismos años, el zar lván El Terrible creó en Rusia la Opritchina, una policía secreta fundada con el fin de impedir la corrupción pero que derivó finalmente en un servicio de información que fue evolucionando y mudando de nombre en los siglos siguientes, hasta convertirse en 1736, bajo el reinado de Pedro El Grande, en la TKK (Tainaia Kozysknaia Kantselaria}, una gigantesca organización con 25.000 espías titulares y 100.000 auxiliares. Tan importante fue la actividad de los espías, que la Iglesia no pudo evitar teorizar sobre la ética de sus actos. San Alfonso María de Ligorio digni-
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ficó en parte el trabajo de éstos en su Theologis Moralis, donde afirmó que "es lícito usar insidias" y estratagemas contra el enemigo, mientras se evite la mentira, aunque ésta, por ejemplo, cuando los espías se fingen amigos, no sea pecado mortal". Y es que en aquellos años los religiosos ocupaban altos cargos en el poder de numerosos países, y algunos, como los célebres cardenales Richelieu y Mazarino, organizaban sus propias redes de informadores secretos. La complejidad que iba alcanzando el arte de espiar obligó a
los gobiernos a dedicar partidas cada vez más importantes de sus presupuestos a este fin. George Washington, general norteamericano y primer presidente de Estados Unidos, dedicaba un 11 % del presupuesto militar para sufragar la red de informadores en la guerra contra las tropas inglesas. Y el francés Joseph Fouché, ministro de la Policía en la Francia posrevolucionaria y, sin lugar a dudas, precursor de los grandes servicios secretos de la actualidad, dedicaba la friolera de 3.350.000 francos al año a mantener una
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Español musulmán al servicio de Francia joseph Fouché (arriba a la izquierda) creó como ministro de Policía de Napoleón el primer servicio de inteligencia moderno. En sus filas con/6 con Dommgo Badía , un ~pía barcelonés (arriba a lt1 derecha) que bajo el nombre ja('\0 de Ab-Bey riaj6 de incógnito por lodo el mwuw tirabe.
Ni Jos tres mosqueteros pudieron con él El estadista francés cardenal Richelieu (i::quierda) disponía en el siglo ){V/1 de una rt!d ¡n'it'ada de a,~entes secretos.
Ojos y oídos por doquier Sir Francis 'J'alsingham (arriba) f undó/a primera red de espionaje inglesa en el siglo Xl7. Dos siglos más tarde hizo lo propio en RusitJ el ::ar Pedro el Grande (a la t::quierda).
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densa red de informadores por toda Francia y las principales ciudades europeas. Fouché llevó tan lejos su control que consiguió saber incluso qué pensaba el propio Napoleón, ya que Josefina fue una de sus agentes a sueldo. España tampoco se libró de la espiomanía. Felipe 11 contó con el navarro Sebastián de Arbizu para intentar oponerse a sus enemigos exteriores. Fernando VIl creó una policía secreta, aunque su principal ocupación era controlar a sus enemigos interiores, los liberales. Quizá por ello no prestó demasiada atención al que es considerado el espía español más célebre: Domingo Badía, más conocido como Ali-Bey. Este barcelonés se hizo pasar por viajero y geógrafo a finales del
siglo XVIII y comienzos del XIX para recorrer los territorios musulmanes de África y Asia y recabar información para la corona de España. Conspiró, pactó e intrigó durante años en beneficio de la monarquía, pero la miopía del rey español le echó en brazos de Francia, país que aprovechó sus planes para dominar amplios territorios en el Norte de África. Años después de Ali Bey, asumió el protagonismo del espionaje español Eugenio de Aviraneta (1792-1872), a quien Pío Baraja retrató en sus "Memorias de un hombre de acción". Conspirador e intrigante, durante las guerras carlistas montó una red con agentes en Francia y España. La entrada de la segunda mitad del siglo XIX cambió sensiblemente
Con la Segunda Guerra Mundial y la posterior Guerra Fría, las técnicas de espionaje alcanzaron la categoría de ciencia exacta Juego peligroso ln cantante francesa de origen estadounidense josc#Jine Baker (a la i':l¡táerda) trabajó para la Reszstencia sonsacnndo informactón a los ofiaales del tljérctto de ocupación alemán. Al acnbar la Seguntk1 Guerra .1/undtal fue conderorada am la lRt;tán de Honor. Peor suerte corru:ron Ethel Rosenberg (abti)O) y su marido juliu.s: fumm descubiertos j><lstmdo 'f'Crt:tos del programa nuclear nortt!tllnerimno a la Cnión Som!tiw y ajusticiados en 1953. Escándalo político En 1894 el mpittínfrancés de religión judía A/fred Drf!)fusfue injustamente condenado a cndena perpetua por en/regar secretos militares a Alemania (en la foto, su consejo de guerra en un pertódico de la época). El literato Zolá consiguió poner a la opinión pública de su lado escribienckJ, bajo el título de "Yo acuso", un famoso alegato en su defensa.
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el modo y los objetivos del espionaje de las épocas anteriores. Lo que hasta entonces había sido en gran parte empírico se elevó a la categoría de ciencia. Durante los siguientes cien años, hasta el final de la 11 Guerra Mundial, se produce una verdadera revolución del espionaje. Es la segunda etapa de la que habla Pastor Petit. Prusia fue la gran impulsora de este cambio, y la Guerra de Secesión de los EE UU (1861-1865), el escenario donde se pusieron en práctica los nuevos métodos. El espionaje provocaba entonces su primer gran escándalo político. Fue en Francia, en 1894, donde se acusó injustamente al capitán Alfred Dreyfus de haber entregado secretos militares a Alemania.
Con la Segunda Guerra Mundial y la posterior Guerra Fría, las técnicas de espionaje alcanzaron la categoría de ciencia exacta Un año después, los países demostraban su preocupación por un fenómeno en alza y en el transcurso de la IV Convención de La Haya crearon un conjunto de leyes y normas que castigaba con rigor a los espías. A pesar de ello, en Gran Bretaña surgieron el MIS y el Ml6 y los
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Profesionales en paro Terminada fa Guerra Fría. miles de espías se quedaron sm empleo. .1/arkus IJ'olf (a fa i::quierda). que había sido elJl!.ft? de los sen:icios secretos de la RDA. fue amdenado por alta lratción en 1993. Encambro. el agente del KGB sol'iético Ofeg G01rlier·sky (abajo) se pasó a los americanos poco ante~ de que cayETll d .I/uro de Bcrlrír
Toda una vida al servicio del engaño ConMgmo eugaii.ar a 1()(/os. Kun Phrlby (arrrba), el doble agente mtis
importante del período de la Guerra Fría, pasaba todo trpo de secretos a la URSS mientras trabajaba para el M16 británico.
agentes secretos acabaron convirtiéndose en los otros grandes protagonistas de las dos Guerras Mundiales que sacudieron la primera mitad del siglo XX. Así, mientras los soldados luchaban en las trincheras, los agentes secretos libraban sus batallas más allá de las líneas defensivas de los países en guerra. Mata Hari, Josefina Alvarez, Gertrude Bell, Bolo Pachá, Eva de Bournonville, George Asten, Marthe Richard, Marthe Mac Kenna, Marussia Destrelles, Karl Gustav Ernst... la lista de espías que demostraron sus capacidades durante la primera gran contienda fue muy extensa. El elenco de la segunda no se quedó atrás: Ralph Matthews, Michel Holland, Jacob Goles, Josephine Baker, Eric Eriksson, Reinhard Gehlen, Harry Gold ...
Micrófonos ocultos, dobles agentes ... llega la edad dorada del espionaje Sin embargo, la edad dorada del espionaje llegaría poco después, con la Guerra Fría, momento en el que se inicia su tercera gran etapa. Los micrófonos ocultos en las embajadas, los dobles agentes, la guerra psicológica, el desarrollo de aviones y satélites espías ... todas estas armas y estratagemas fueron una constante en unos años en los que se produjeron sucesos tan espectaculares como el espionaje atómico de la URSS por parte de EE UU, incluyendo el derribo de un avión espía U2 sobre territorio soviético, o la Crisis de los Misiles de 1962 en Cuba, desencadenada a raíz de la presentación al presidente Kennedy de unas fotografías aéreas comprometedoras para los rusos. En las dos Alemanias se registraron secuestros, <:" 1icidios, asesinatos y robos de secretos, y los casos de Otto , j n, Stephan Bandera, Günther Guillaume, Markus Wolf y Ernst Wollweber acrecentaron las tensiones a uno y otro lado del muro de Berlín.
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En Gran Bretaña, la ·eo - ~ espías prosoviéticos encabez.c.da por Kim Philby y conoc a::. como los cinco magníficos fu s sólo la punta del iceberg de as fugas de información con dirección a la URSS que sufría el país. En EE UU, que aún padecía la caza de brujas provocada por el senador MacCarthy, se vio morir en la silla eléctrica al matrimonio formado por Ethel y Julius Rosenberg, acusados de pasar información a los soviéticos. Y en la URSS, decenas de agentes: Schevchenko, Gordievsky... se pasaban al otro lado del telón de acero con secretos e informaciones. Eran años en los que los presupuestos de los servicios de inteligencia llegaron a absorber el 12% de los gastos militares totales. Y también, la época dorada del cine y la literatura de espías, con el agente 007 como su máximo exponente. La Guerra Fría llegó a su fin con la caída del muro de Berlín. El eterno duelo KGB-CIA quedó como un recuerdo tras autodisolverse en 1991 el servicio secreto soviético. Numerosos agentes, 200.000 según algunas estimaciones, tuvieron que reciclarse profesionalmente, pasándose muchos de ellos hacia el lucrativo espionaje industrial. Las principales potencias mundiales parecen ahora más preocupadas por el resurgimiento de los nacionalismos y los extremismos religiosos, el control de la tecnología de doble uso civil y militar, los recursos energéticos y la biotecnología que por los misiles del enemigo. El presente del espionaje, como sugiere Fernando Martínez Lainez en su libro Los espías que estremecieron al siglo, "aún yace en la opacidad y la clandestinidad, en espera de que alguien lo saque a la luz".
Arte Autor: CO José Arcadio Corredor Parra Estudios: Cooperartes, Talleres de dibujo y pintura al óleo. Universidad "La Sabana": Pintura al óleo y escultura. Taller del Maestro Justiniano Durán: Pintura al óleo y acuarela.
Obras varias Título: Paisaje de labio Técnica: Óleo sobre lienzo Dimensiones: 90 X 70 cms.
Título: Paisaje en el Club Militar de Melgar Técnica: Óleo sobre lienzo Dimensiones: 90 X 70 cms. Oicie11bre 002
Título: Desnudo en el estudio Técnica: Óleo sobre lienzo Dimensiones: 80 X 50 cms.
Título: Lotos del Jardín de Melgar Técnica: Óleo sobre lienzo Dimensiones: 90 X 70 cms.
Título: Popayán Colonial Técnica: Óleo sobre lienzo Dimensiones: 90 X 70 cms.
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Arte Inventor compulsivo Tanto en el campo artistico como en el científico, Leonardo se adelantó a su tiempo con innm·aciones como la técnica pictórica del sfumato ~ difwmnado- y el disetio de aparatos t'Oiadores parecidos a los acttwles beiu:6pteros.
DE BUENA FUENTE -~
El gran curioso Pint()r, escultor, ingeniero, anatomista, arquitecto... Todo le interesaba y todo lo inrestigaba afondo, hasta elpunto de que tenía que · inconclusos muchos proyectos.
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11 personaje-símbolo de toda una
Leonardo uy pocos talentos ha dado el mundo que puedan compararse con el maestro Leonardo. Para comprenderlo basta con imaginar cómo sería su equivalente moderno. Supongamos que el mejor y más audaz de nuestros ingenieros fuese a la vez el más fino de los pintores, uno de los principales fisiólogos, el más avanzado de los físicos y un arquitecto revolucionario. Supongamos también que en sus ratos libres, este individuo excepcional resolviese graves problemas de óptica, modelase y proyectase esculturas, trazase redes de canales, diseñara máquinas voladoras o equipos de buceo y pintase los más extraordinarios retratos de mujer. Su figura se encuentra más allá de la ponderación y de la crítica. Es la estampa asombrosa de una época en la que lo humano resucitó triunfante entre las sombras de la superstición y la ignorancia. Hijo bas-
B2 Revista Aun
tardo de un terrateniente, Leonardo vino al mundo en 1452, casi exactamente en el meridiano de Quattrocento. Estudió pintura con Verrocchio en Florencia pero su voracidad intelectual le llevó a analizar todos los campos del conocimiento y a buscar una respuesta para cada pregunta. La vida constituía para él un reto permanente. Creía, sobre todo, en la experimentación, en la cosa y no en la idea de la cosa. Hacer algo comprendiendo exactamente lo que se está haciendo fue su motor e ideal. Dice el poeta Stendhal que su alma era más noble que apasionada, pero lo indiscutible es que fue un curioso compulsivo. Si, por ejemplo, le llamaba la atención la armonía peculiar que producía el sonido del agua en una fuente, se ponía inmediatamente a estudiar la fuente,
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su caudal , su forma, su materia, la calidad del agua ... También fue un superdotado de la seducción, y una estrella indiscutible de las cortes más refinadas de su tiempo. Su asombroso talento se adaptaba a la polémica buscando soluciones nuevas, llenas de ingenio y de originalidad, para los viejos problemas. Era, en definitiva, y como supieron comprender enseguida Ludovico El Moro y Francisco 1 de Francia, sus dos grandes mecenas, el consejero más perfecto que cualquiera pudiera desear. Mimado hasta el final Pasó sus tí/timos mios en Francia. ilm1ado por el r~r Francisco l. uno de sus mecenas. En la joto la muerte de Leonardo m 1519.
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