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¿Vivir Sabroso?

Terminadas las recientes marchas públicas en Bogotá y otras ciudades capitales, el mensaje parece ser claro: la gran mayoría de colombianos no quieren a Petro ni a sus propuestas reformas. Un cierto tufillo a populismo barato y una aureola de emperadorcito tropical, parecen nimbar la figura presidencial actual.

Nunca antes la izquierda en Colombia ha tenido tanto poder como el que ha logrado acumular este presidente a través de su carrera política que ya ronda los treinta y pico años. Como presidente de los colombianos, es su obligación constitucional (Art. 188) mantener la unidad nacional, objetivo por él mismo obviado pues sus balconeadas estilo alcaldía han sido de odio de clases, confrontación y violencia. Y parangonar al Estado colombiano con el régimen nazi, como lo hizo con la policía del Perú desde donde el Congreso en pleno lo declaró “persona no grata” y aquello de nombrar en su cuerpo diplomático a perseguidos por la justicia y en su gabinete a despistadas fanáticas y fanáticos de la ignorante izquierda, no va con la prudencia, seriedad y reflexión que exigen su cargo.

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Las frescas demostraciones fotografían algo que todos los retirados, siendo como somos formados en el régimen castrense, sabemos desde el fondo de nuestros corazones: el comunismo, creado artificialmente desde los 60´s en toda la región, no logrará conquistar las simpatías de los votantes colombianos quienes no cesan en su empeño por proveerse de los medios necesarios para sobrevivir.

Tomemos el caso del proyecto de la Salud, que amenaza con destruir las EPS en un país en donde el 80% de la población es urbana y la restante subsiste en áreas y regiones periférica en donde, precisamente, abundan los cultivos ilícitos de hoja de coca. No sobra recordar que Colombia es el mayor productor mundial de cocaína, que sale principalmente por el andén colombo-pacífico, lo que nos lleva a preguntarnos si estamos envenenando a nuestro vecino y colindante Ecuador.

La salida de la Policía Nacional del Ministerio de Defensa, sobre lo cual se ha pronunciado el ministro de Justicia es otro grave error, tal como lo denunciamos con contundencia en Comisión II en el Congreso de la República. Los compañeros policías están en nuestro ministerio, para sustraerlos de los vaivenes y apasionamientos políticos, para dotarlos de apoliticidad y seriedad, fenómenos que eventualmente se reactivarán con los beneficios palaciegos bien conocidos por los dictadores de la izquierda latinoamericana en Cuba, Nicaragua y Venezuela.

La posición política de ACORE en estos momentos, es muy complicada, no duden en ningún momento que estaremos presentes ante las instancias indicadas con el fin de mantener nuestros derechos adquiridos y defender el bienestar de nuestras familias.

Por un lado, no podemos atacar al régimen actual que puede destruir 62 años de historia y tradición, 17 seccionales y cerca de 2.600 Asociados, con un simple decreto; tampoco somos colaboracionistas, ni simpatizantes con un aprendiz de dictador que sueña con proyectarse a nivel global y regional con su Potencia de la Vida y su Paz Total. Esto poco o nada importa a los Estados Unidos que recientemente manifestó su preocupación por el 90% de la cocaína que entra a su país que procede precisamente de esta nación.

Volver a la fumigación con glifosato, ha propuesto un aventajado estudioso en asuntos de seguridad y defensa, cuya entrevista está en nuestra página web. Narcotráfico, minería ilegal, tráfico de personas por el Darién y cerca de dos millones de venezolanos que permanecen en el país, son problemas que solamente ayudan a complicar mucho mas el escenario.

Las reformas a la Justicia, que según expertos protegen más a los delincuentes que a los ciudadanos de bien y que incluye el proyecto de ley para el sometimiento de bandas criminales (“un Estado hampón”, según dijo Petro en su momento); las decisiones sobre la exploración y explotación petrolera y carbonífera en un soñado mundo descarbonizado cuando no producimos ni siquiera el 1% de la contaminación global y tantos otros conceptos “progres”, solo hacen prever un viraje acelerado de un esquema de producción privada a otro de “vivir sabroso” bajo la protección (léase hambre) de un Estado omnipotente.

Todo lo anterior concluye en una sola premisa: o Petro se aviene a las reglas constitucionales y cambia lo que consideremos oportuno y necesario o debe ceder su cargo.

Presidente

Cr. (R) José John Marulanda Marín

Secretario General

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Director Periódico:

CR (R) José John Marulanda Marín

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