ÁDiario edición 493

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Sábado 31 de octubre de 2020

No. 493 | Año 2

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Weekend

DÍA DE

MUERTOS el recuerdo imborrable de los difuntos

#CINE

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l Día de Muertos, es una celebración de origen mexicano, sin embargo, a lo largo de los años se ha dado a conocer alrededor del mundo, gracias a diversos proyectos cinematográficos que han logrado reunir un poco de la magia de esta festividad.

Aquí, te compartimos 5 películas imperdibles que tienes que ver en estas fechas, para recordar la importancia y riqueza de nuestras tradiciones. Esperamos que disfrutes de estas recomendaciones.

5 FILMES LLENOS DE

TRADICIÓN DÍA DE MUERTOS

COCO

LA LEYENDA DE LA NAHUALA

> 2017 > Animación > 190 minutos > 2019 > Animación > 95 minutos

Esta película, cien por ciento mexicana, fue dirigida por Carlos Gutiérrez, y aunque el éxito de Coco, puso en peligro la cinta, esta logró cautivar la esencia y misticismo de la celebración de Día de muertos.

Día de Muertos relata a partir de la colorida festividad, como la joven Salma trata de conectarse con sus padres fallecidos a través de una ofrenda, lo que a su vez revela un antiguo secreto.

El filme producido por Pixar y Disney, se ha vuelto la película por excelencia para reflejar el significado de las tradiciones del Día de Muerto alrededor del mudo.

La película relata la historia de Miguel, un niño de 12 años que vive en un típico pueblo mexicano, y quiere ser músico. Sin embargo, su familia de zapateros, odia la música, por un hecho que sucedió en el pasado. Una serie de coincidencias llevan a Miguel a descubrir el origen del conflicto, mientras que, refleja de manera muy clara las creencias prehispánicas a cerca del Día de Muertos.

> 2007 > Animación > 84 minutos La película de animación "La leyenda de Nahuala", dirigida por Ricardo Arnaiz, cuenta la historia de un niño que vive en Puebla, en el centro del país, en el año 1807. Está atemorizado por las historias que le cuenta su hermano mayor, una de ellas de una bruja que quiere robar el alma de un chico.

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#CINE

EL LIBRO DE LA VIDA

MACARIO

> 2014 > Animación > 95 minutos

> 1960 > Drama > 90 minutos

Este filme animado, relata las aventuras de Manolo, un torero enamorado de una bella mujer llamada María, que ha de decidir entre su familia y su mayor pasión: la música.

Antes de tomar su decisión final, el protagonista e embarcará en un increíble viaje que abarcará tres mundos fantásticos.

No podía faltar este clásico del cine mexicano. Protagonizada por Roberto Gavaldón, esta película es una de las primeras en incluir esta fiesta en su trama, dando cuenta de la gran relevancia del culto a los muertos en la identidad nacional.

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flor de

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Cempasúchil

l cempasúchil es una flor nativa de México, que se caracteriza por ser utilizada durante el Día de Muertos para decorar las ofrendas o las tumbas de los difuntos.

Los antiguos pueblos prehispánicos, creían que sus pétalos amarillos guiaban a los muertos durante su visita al mundo de los vivos, ya que contienen el color y el aroma a fuego del sol.

Pero, además de lo anterior, la flor de cempasúchil guarda una leyenda milenaria y a continuación te la relatamos.

Cuenta la leyenda que Xóchitl y Huitzilin, dos niños aztecas, todas las tardes, jugaban felices en las calles de su pueblo. Con el paso de los años, el amor comenzó a surgir entre ellos.

Diariamente, por las tardes, los jóvenes enamorados subían a la cima de una montaña para regalarle flores a Tonatiuh el dios del sol. La deidad le sonreía a la pareja, y ellos decidieron jurarse amor eterno, sobrepasando incluso, las barreras de la vida.

La guerra llegó al pueblo y Huitzilin tuvo que ir a luchar. Al poco tiempo, se le confirmó a su amada Xóchitl el fallecimiento de su pareja, lo cual dejó a la joven con un profundo dolor.

Xóchitl fue a la cima de la montaña por última vez para rogarle a Tonatiuh, el dios del sol, que la uniera para siempre con su pareja. Conmovido, Tonatiuh lanzó un rayo y al tocar a la joven desconsolada la convirtió en una flor amarilla como el sol.

En esa flor, se reposó un colibrí en el centro. La pequeña ave era Huitzilin, y apenas él llegó, la flor se abrió en veinte pétalos. El encanto de Tonatiuh mantuvo la unión de Xóchitl y Huitzilin para toda la vida, mientras sigan existiendo los colibríes y las flores de cempasúchil.

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on altares coloridos; llenos de simbolismos, velas, flores y comida, en México, se honra a los difuntos año tras año, en el Día de los Muertos. Esta celebración llena de tradición y color, une la cosmovisión indígena y los rituales religiosos católicos, para recordar a aquellos seres queridos que fallecieron.

En esta edición de Á-Weekend, queremos destacar la importancia y el origen de esta festividad, como un tributo a aquellos familiares y amigos, que han dejado el mundo terrenal, pero, que sin duda su recuerdo prevalece en nuestra mente y corazón.

La Fiesta del Día de Muertos, que tiene lugar los días 1 y 2 de noviembre, fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco en el año 2008, debido al sincretismo que reúne de los pueblos originarios de México y los rituales religiosos católicos, traídos por los españoles en la época colonial.

En la época prehispánica el culto a la muerte era parte importante de la cultura; cuando alguien moría era enterrado envuelto en un petate y sus familiares organizaban una fiesta con el fin de guiarlo en su recorrido hacia el lugar de los muertos.

Según la creencia de los pueblos indígenas, después de morir, los difuntos, debían atravesar el inframundo para llegar a aquél lugar donde residirían

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DÍA DE

MUERTOS el recuerdo imborrable de los difuntos

eternamente. Existían tres lugares a los que los muertos llegaban, una vez terminada la travesía, el Tlalocan, el Omeyoacán y el Mictlán.

El primero, era el paraíso de Tláloc, el dios de la lluvia. Aquí llegaban todos los que habían muerto por situaciones relacionadas con el agua. Lo común era incinerar a los muertos, pero aquellos que estaban destinados a llegar con Tláloc, eran enterrados para que, como las semillas, tuvieran la posibilidad de germinar.

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Sábado 31 de octubre de 2020 /@atomosnews El Omeyoacán, conocido como el paraíso del sol, era el lugar más prestigiado, pues el sitio, albergaba las almas de los caídos en combate, los cautivos que eran sacrificados y las madres fallecidas en el parto.

Habitar en el Omeyoacán, era visto como un privilegio, pues estaba la oportunidad de acompañar al sol en su nacimiento de todos los días.

El último lugar de los muertos, era el Mictlán. Aquí, la gente iba cuando moría por causas naturales. Se cree que estaba integrado por nueve planos y que solamente con la ayuda de un perro podrías ingresar al lugar.

En el primer nivel, aquellos que habían tratado bien a los animales, en vida, se encontraban con un xoloitzcuintle, un perro sin pelo emblemático de México, que guiaba a la personas durante la travesía al Mictlán. De no haber sido bueno, el cuerpo se quedaría en el sitio de su muerte toda la eternidad.

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No se trataba de un viaje sencillo, la travesía duraba cuatro años y las personas tenían que realizar varias pruebas, como atravesar cuevas, escalar montañas de obsidiana, resistir fuertes vientos y soportar el frío.

Además, en un punto del recorrido, perdían la fuerza de gravedad, recibían flechazos, un jaguar les abría el pecho para comerse su corazón y llegaban a una laguna de aguas negras antes de alcanzar la novena etapa.

El último nivel representaba el paso de nueve ríos, donde el individuo se topaba con todas las emociones humanas, a la vez que iba dejándolas atrás, como parte de la purificación para poder habitar en el Mictlán.

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Finalmente, el cuerpo se presentaba ante Mictlantecutli y Mictecacihuatl (señor y señora de la muerte). Según la mitología, ellos mandaban este mundo de muertos, que no contaba con puertas ni ventanas.

Mientras tanto, en la tierra de los vivos, los familiares de los muertos celebraban durante el mes de agosto, la dualidad de la vida y la muerte.

Conservaban el cráneo de los difuntos, para simbolizar no sólo el morir, sino, también, el renacer.

Esta leyenda, da origen a la celebración del Día de Muertos. Sin embargo, en la fiesta que celebramos en la actualidad, influye la religión católica, que, durante la época de la colonia, movió de agosto a noviembre el festejo, para que coincidiera con las festividades católicas del Día de todos los Santos y todas las Almas.

Es así como hoy en día, el 1 de noviembre corresponde a las almas inocentes de niños que perdieron la vida y el 2 de noviembre se dedica a las almas

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Sábado 31 de octubre de 2020 /@atomosnews La tradición del Día de Muertos, es una de las más emblemáticas del país, porque, según las creencias, este día, los difuntos dejan el mundo de los muertos y visitan el mundo de los vivos. Cada año, las familias colocan en sus hogares la ofrenda de muertos, también conocida como altar de muertos.

Las personas adornan la ofrenda con papel picado, que además de darle vida al altar, representa el aire, uno de los cuatro elementos vitales. Otro elemento característico, son las calaveritas de azúcar, que recuerdan los antiguos rituales, donde celebraban la dualidad de la vida y la muerte.

En la ofrenda, también se ponen las comidas y bebidas favoritas del difunto, así como algunos artículos personales que lo caracterizaban. Asimismo, se incluye el pan de muerto, un bollo sabor a azahar y naranja, cubierto de azúcar, que en la parte superior tiene un pequeño círculo que simboliza el cráneo, así como canillas que representan los huesos.

Al igual que en los tiempos prehispánicos, se coloca en la ofrenda el incienso para purificar el lugar y alejar a los malos espíritus. Así, el alma puede entrar a su casa sin ningún peligro.

Como parte del simbolismo religioso, es común situar una imagen del santo de devoción del difunto, o en su lugar, una cruz. Asimismo, se colocan las velas, que simbolizan la fe y la esperanza.

La flor de cempasúchil, es otro elemento fundamental en la ofrenda; se coloca en forma de camino, y tiene su origen en la cultura prehispánica, pues, los antiguos pobladores, creían que poseía la habilidad de guardar en sus corolas el calor de los rayos del sol, y de esta forma iluminaría el camino de regreso de sus difuntos.

El altar de muertos, puede ser de 2, 3, o 7 niveles. Estos, según la religión católica, representan el cielo, el purgatorio y la tierra. Aunque también simbolizan los niveles para llegar al Mictlán, en la mitología prehispánica.

Además, las festividades incluyen adornar las tumbas con flores y muchas veces hacer altares sobre las lápidas, con el fin de conducir a las ánimas a transitar por un buen camino tras la muerte.

También se celebran ceremonias religiosas, como misas y rosarios en honor a los difuntos.

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El Día de Muertos, se celebra en todo México, sin embargo, las tradiciones tienen algunas variaciones, dependiendo la región o estado. A continuación queremos destacar las celebraciones de algunos pueblos que recuerdan a los que ya no están.

Mixquic

> Este pequeño poblado ubicado en la Alcaldía Tláhuac en la Ciudad de México, se apega rigurosamente a las tradiciones mexicanas y celebra el Día de Muertos a la par de la feria del pueblo. El 2 de noviembre se realiza La Alumbrada, donde miles de velas iluminan las tumbas decoradas con flores.

Pomuch

> Este pueblo de origen maya, se encuentra en el estado de Puebla y guarda una tradición muy peculiar. Se trata de la limpia de huesos, que se realiza año tras año el 1 y 2 de noviembre.

En un osario o caja de madera, cubierta con tela bordada, se colocan los huesos del difunto en el orden que llevarían si la persona estuviera de pie. La familia, los limpia y durante el proceso, platica con ellos, pues se cree que desde el cráneo el alma del difunto puede verlos.

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Nuestro país tiene una riqueza cultural impresionante, y el Día de Muertos es prueba de ello. Si bien, las tradiciones tienes sus variaciones y elementos característicos, todas ellas tienen el mismo fin, preservar el recuerdo de nuestros seres queridos, quienes con su vida y obra, dejaron una huella imborrable en nuestros corazones.

Tzintzuntzan

> En este lugar, las Fiestas del Día de Muertos tiene una fuerte presencia, pues, los habitantes de este pintoresco pueblito de Michoacán, realizan una procesión hacia el panteón municipal, el 1 de noviembre. Con velas y ostentosos arreglos florales, llegan al cementerio para colocar las ofrendas sobre las lápidas de sus difuntos.

Huautla de Jiménez

> Ubicado al norte del estado de Oaxaca, este poblado de origen mazateco, es visitado cada año por los huehuentones, personajes que representan a las almas de los difuntos que están de vuelta.

Los huehuentones, visten huipil, sarape, máscara de madera con rostro de anciano y sombreros picudos y durante varios días recorren las calles del pueblo, salen del panteón y visitan las ofrendas de las casas.

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a tradicional ofrenda del Día de Muertos, es símbolo de devoción y recuerdo para las almas de los fieles difuntos. Año tras año, las familias mexicanas colocan en sus hogares los altares, en honor a sus seres queridos.

Desde la comida y la bebida, hasta el papel picado y las decoraciones, tienen un simbolismo especial en el altar.

Incluso, la fecha tiene un significado, pues según la creencia, la ofrenda debe estar lista desde el 28 de octubre, para las ánimas del purgatorio.

Asimismo, se cree que el día 1 de noviembre son las almas de los niños fallecidos, quienes visitan el altar, mientras que el 2 de noviembre, regresan del más allá los adultos difuntos.

A continuación te compartimos los elementos imprescindibles, que no pueden faltar en la ofrenda de muertos, así como su significado.

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Elementos imprescindibles del

ALTAR DE

MUERTOS

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> Crucifijo o santo

> El pan de muerto

Se coloca una imagen o escultura del santo de devoción de la persona a quien se dedica el altar, para facilitarla salida del difunto, si se encontrara en el purgatorio.

Es uno de los elementos más característico en las ofrendas. En cuestión de religión significa el “cuerpo de cristo”.

Además, hace alusión a un cráneo.

> El cempasúchil Debido a su aroma y color, las flores se colocan en las ofrendas para adornar el altar durante su estancia. Los antiguos pueblos prehispánicos, creían que sus pétalos amarillos guiaban a los muertos durante su visita al mundo de los vivos.

> La sal

> Incienso

Este elemento simboliza la purificación.

Según la creencia se debe colocar en los altares para que el alma del difunto no se corrompa en su viaje de ida y vuelta desde el más allá.

Este instrumento aromático se utiliza para limpiar el lugar de los malos espíritus, de tal forma que las ánimas pueden ingresar a sus hogares de manera segura.

> El agua

> El petate

> Cruz de cal

Elemento conocido como fuente de vida, que se ofrece a los difuntos para que calmen su sed tras su recorrido. En algunas culturas simboliza la pureza del alma.

Su función es colocarlo para que las ánimas descansen de su viaje.

Suele colocarse de tamaño grande con la intención de que al llegar el alma al altar, ésta pueda expiar sus culpas pendientes.

> Velas

> Calaveritas de azúcar

> La comida

La flama de cada una de ellas significa la luz, la fe y esperanza. Además de que se utiliza para alumbrar el camino de las ánimas.

Al ponerlas en forma de cruz, representará los cuatro puntos cardinales, de tal manera que el difunto pueda orientarse hasta encontrar su camino a casa.

Colocarlas en la ofrenda ofrece un significado de afecto y cariño hacia los fieles difuntos.

Las de tamaño mediano hacen alusión a la muerte siempre presente, las chicas son dedicadas a la santísima trinidad y la grande al padre eterno.

Se ofrece para deleitar al alma que visita la casa. En los pueblos presentan también atole, mole, tamales, dulces, tortillas, pan de la región, entre otros platillos. Con esto, el difunto recuerda los grandes acontecimientos que vivió.

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PREPARA TRADICIONAL

PAN DE MUERTO INGREDIENTES: 1 cucharadita de levadura 4 tazas de harina 1/4 tazas de agua, tibia 7 huevos 1 cucharadita de sal 1/2 taza de azúcar 125 gramos de mantequilla Azúcar para espolvorear

l Día de Muertos está a la vuelta de la esquina; los colores de la temporada, los aromas, la música y las decoraciones, nos anuncian que el día de recordar a nuestros difuntos está por llegar.

Como es tradición en México, cada año se coloca el altar de muertos en honor a aquellos seres queridos que partieron de este mundo. Esta ofrenda es decorada con la comida y prendas preferidas del difunto, así como por elementos emblemáticos de gran significado; uno de los principales, es el pan de muerto.

Existen algunas variaciones en los ingredientes de la receta del pan de muerto, pero en esta ocasión, queremos compartir contigo la versión tradicional.

Quizá, puede parecer un poco complicada si es la primera vez que preparas pan, pero te aseguramos que poniendo atención a la receta, lograrás cocinar un pan de muerto exquisito.

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PREPARACIÓN:

lugar caliente, por 1 hora o hasta que duplique su volumen.

> Precalentar el horno 180ºC.

>Separar 1/3 de la masa para hacer los huesos

>Mezclar la levadura con el agua y una cucharadita de azúcar. Revuelve y asegúrate de que no queden grumos. >En un recipiente aparte mezcla la harina, la sal, 6 huevos, la mantequilla derretida junto con la mezcla de levadura y azúcar. >Amasar la mezcla hasta formar una masa que sea suave y no se te pegue en las manos. >Después, pon la masa en un recipiente, barnízala con un poco de aceite de cocina y tápala. >Dejar reposar la masa en un

>Con el resto de la masa formar una bolas del tamaño de tu preferencia >Con la masa que se reservó formar los huesos, y la bolita pequeña que va en la parte superior y agregarlos a la bola más grande Deja reposar por otros 30 minutos >Barniza el pan con un poco de mantequilla y meterlo al horno por aproximadamente 40 minutos >Saca el pan y espolvoréalo con azúcar, y ¡listo!

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