1. El Renacimiento Periodo: Siglos XV y XVI Ubicación: Italia, Flandes, España, Alemania, Francia. La palabra renacimiento se asocia inmediatamente con el descubrimiento y el resurgir de la antigüedad clásica después del Medioevo. El renacido culto a la antigüedad no poseía el valor de una predilección estética, sino que procedía de la afirmación, a través de la autoridad de los antiguos, de una concepción laica de la vida. Las reglas de la perspectiva, que sintetizan formalmente los nuevos caminos del arte, no eran una simple aplicación de leyes ópticas, sino que traducían las necesidades de mesura y racionalismo que precisaba el hombre para hacer triunfar su orgullosa afirmación de libertad. Cuando se pintaba una figura humana se profundizaba en sus detalles anatómicos y se idealizaba su belleza física, declarando de este modo la propia adhesión a una dimensión en la que se exaltaban los valores terrenales, y no solo místicos, de la existencia humana. Igual ocurría cuando, en segundo plano de estas figuras, impetuosas y orgullosas de su conciencia humana, se abrían colinas y valles floridos. En tales pinturas el hombre aparecía en el centro de un espacio del que era al mismo tiempo dueño y medida. Ya no representaba como en el vacio dorado de un mosaico, el centro de una abstracción, más símbolo que criatura terrestre, sino que vivía en una realidad sensorial perceptible y experimentable en todos sus valores. La gran revolución del Renacimiento es ante todo el haber depuesto la teocracia medieval y haberla sustituido por un concepto nuevo de la existencia humana, ligándola a aquella realidad que durante tantos siglos se había eludido o combatido en nombre de una verdad superior. Esta verdad ahora no se discutía, pero se había hecho descender del cielo al mundo y para aprehenderla no se precisaba la revelación mística, sino la filosofía, la ciencia o simplemente la aceptación sin prejuicios de las experiencias personales. En esta revolución el pasado, la antigüedad, no fue sino un marco o un pretexto, aunque ayudó a sugerir a los artistas y a los literatos infinitos motivos de inspiración. Estos hicieron algo más que resucitar el pasado: construyeron un mundo nuevo al que imprimieron bajo todos los aspectos las nuevas formas y los nuevos ideales. Artistas del Quattrocento: -Masolino: Se ha considerado a Masolino maestro de Masaccio, sin embargo se trata de dos sensibilidades completamente distintas. Masolino fue un pintor muy viajero y entre sus viajes podríamos destacar el que hace a Hungría llamado por el florentino Filippo Spano -que inmortalizó Andrea del Castagnoy a cuya muerte Masolino regresa a Italia. Antes de llegar a Florencia se detiene en