Children's Mission Magazine by Adventist Mission - 1st Quarter 2008 (Spanish)

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CONTENIDO RUSIA 5 7 9 11 13 15

La perrita perdida y encontrada Una nueva familia Una aventura en el campamento de verano ¡Los niños lo hacen! Una mano ayudadora – Primera parte Una mano ayudadora – Segunda parte

5 de enero 12 de enero 19 de enero 26 de enero 2 de febrero 9 de febrero

SIBERIA 17 19

El congreso misionero – Primera parte El congreso misionero – Segunda parte

16 de febrero 23 de febrero

MOLDAVIA 21 23 25

El hijo de nadie Un arco iris para Galina Un arco iris para los niños

1 de marzo 8 de marzo 15 de marzo

KAZAJSTÁN 27 29

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¡Vayamos, mamá! Programa del decimotercer sábado

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22 de marzo 29 de marzo


AMABLES DIRIGENTES DE LA ESCUELA SABÁTICA: Bienvenidos al nuevo formato de MISIÓN NIÑOS. Hemos variado tanto su aspecto como su contenido. El nuevo diseño se ha hecho con el fin de sacar mayor provecho de esta publicación. Nos proponemos tener relatos más cortos e ilustraciones más amplias. Para beneficio del maestro publicaremos con la primera historia de cada nuevo país una nota referente a la región aludida; y en relatos subsiguientes incluiremos datos de interés sobre los pobladores del área de donde procede esa historia. La nueva revista se ha diseñado de tal manera que el informe misionero de cada semana pueda utilizarse separadamente. Además de los datos relativos a la región o el país al cual se refiere el relato, cada historia se ilustra con el dibujo de la bandera correspondiente y una actividad que se puede llevar a cabo con los miembros de la clase, si se desea. Siempre atenderemos gustosamente las sugerencias que ustedes deseen enviarnos, o sus comentarios referentes al material de MISIÓN, con el fin de hacer lo mejor que podamos para servir a los miembros de nuestros departamentos de la Escuela Sabática. Pueden comunicarse con nosotros mediante la página Web, o escribiéndome directamente a missioneditor@gc.adventist.org. Los saludo cordialmente, Charlotte Ishkanian Directora de MISIÓN NIÑOS

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BANDERAS DE LA DIVISIÓN EUROASIÁTICA Moldavia: Franja izquierda: azul claro Franja central: dorado con ave roja Franja derecha: rojo

Kazajstán: Azul con dibujo amarillo

Rusia: Franja superior: blanco Franja central: azul oscuro Franja inferior: rojo

Rusia Blanca (Bielorrusia) Franja superior: rojo Franja inferior: verde Franja izquierda: blanco con diseño rojo

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Enero 5 R U S I A

LDiosA PERRITA PERDIDA Y ENCONTRADA también se preocupa por las cosas chiquitas, aunque sea un cachorrito perdido.

DATOS DE INTERÉS ☛ En territorio, Rusia es el país más grande del mundo. Es casi el doble del tamaño de Canadá, el segundo país más grande del mundo, y es más de 2 veces el tamaño de Los Estados Unidos de Norteamérica, el tercer país más grande del mundo. Cubre 11 husos horarios y dos continentes (Europa y Asia). Sin embargo su población es de tan sólo 145 millones de habitantes, menos que la mitad de la población de los EE.UU. ☛ La mayor cantidad de gente en Rusia vive en la parte Europea, al lado oeste de los montes Urales. La ciudad capital, Moscú, tiene una población de 10 millones de habitantes (senso de 2002) y es el corazón de la Rusia Europea. ☛ Hay aproximadamente 49.000 adventistas en Rusia, que sería un adventista por cada 3.000 personas.

Alina vive en Moscú, Rusia [localice Rusia y Moscú en el mapa]. Desde que tiene recuerdo había deseado tener un cachorrito. Pero su mamá nunca había tenido tiempo para cuidar un perrito, así que Alina tuvo que esperar. Entonces un buen día el papá de Alina la invitó para ir al pueblo. Detuvieron el automóvil frente a una tienda de mascotas y entraron. Para Alina, una tienda de mascotas podía significar únicamente una cosa: ¡conseguir un perrito!

Una cachorrita juguetona Alina y su papá pasaron frente a las aves y los pececitos; también dejaron atrás los gatitos acurrucados en suaves bolitas hasta llegar donde se encontraban los perritos. Algunos de los cachorros jugueteaban entre ellos, otros le ladraban a Alina y había unos que únicamente dormían. El papá de Alina se detuvo frente a una jaula que tenía cachorros de color café con blanco. Uno de ellos se arrimó hacia adelante y sacó su patita entre los alambres de la caja como queriendo saludarlos. —¡Mira, papá, le caímos bien! —comentó Alina—, mientras le tocaba la manita al animalito. —Yo pienso que sí —dijo el papá. El empleado levantó la perrita que se agitaba inquieta y la colocó cuidadosamente en brazos de

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Alina. La perrita le lamió la cara como dándole un beso. —¡Ay, papá! ¿podemos comprarla? ¡La quiero nombrar Laqui! Pronto Alina y su padre regresaron a casa con la inquieta Laqui en los brazos.

Un nuevo hogar Toda la familia se enamoró inmediatamente de Laqui y jugaron con ella hasta la hora de comer. Después el padre de Alina la sacó de la casa porque quería acostumbrarla a vivir afuera. Después de la comida, el papá fue en busca de Laqui y se sorprendió al no verla venir corriendo, y la llamó: —¡Laqui, Laqui! —Pero la cachorrita no llegó. —Es posible que esté durmiendo —pensó el padre. Comenzó a buscar a la perrita. Revisó detrás de los arbustos y a la vuelta de la casa, pero no la encontró. —No está aquí —le dijo el papá a la mamá—, quien ya había llegado a la puerta. La mamá de Alina se puso una chamarra y salió a buscar a Laqui junto con el papá. Él se dirigió hacia un rumbo y ella hacia otro, ambos llamando a la perrita. Pero Laqui no respondió.

Oremos Oleg, el hermano de Alina, sugirió: —Oremos por Laqui— y de rodillas, la familia oró por la perrita. El padre de Alina es pastor, y tuvo que viajar a una ciudad cercana para asistir a una junta.

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—Hijos, por favor sigan orando por Laqui —les dijo—; yo también lo haré. Él oró en el camino pidiendo a Dios que guiara a Laqui a la casa de modo que Oleg y Alina comprendieran que Jesús escucha y contesta las oraciones. Pero cuando volvió el papá a casa, la perrita aún no regresaba. —Hagamos algunos cartelitos y los pegaremos por toda el vecindario —sugirió el padre de los niños. En ellos escribió: «Perro extraviado» y agregó el número telefónico de la familia. Oleg y Alina también ayudaron a repartir los avisos. Cuando regresaron a casa todos se fueron a acostar, pero cada uno de ellos hizo una última oración. Al levantarse los niños corrieron hacia la puerta para ver si Laqui había vuelto; pero todavía no llegaba. Entristecidos, Oleg y Alina se dirigieron caminando a la escuela; y el papá, también angustiado, se fue al trabajo. Como al mediodía la mamá de los niños llamó al papá: —¡Laqui está en casa! —le dijo—. Una niña la encontró y pensó en quedarse con ella, pero al ver nuestros anuncios nos la trajo a casa. Cuando los niños regresaron de la escuela oyeron el ladrido de un cachorrito en el patio. Salieron corriendo a jugar con Laqui y le dijeron cuán bendecidos estaban de tenerla de nuevo con ellos. Esa tarde, durante su culto familiar, dieron gracias a Dios por haberles enviado a la perrita perdida.

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Enero 5 R U S I A

UKirilNAperdió NUEVA FAMILIA su familia, pero Dios le envió una nueva. DATOS DE INTERÉS ☛ Los niños de la ciudad generalmente viven en sectores con edificios muy grandes que contienen centenares de pequeños departamentos. Cada edificio es como una pequeña ciudad, y muchas veces cuenta con una escuela primaria y algunas tienditas donde la gente puede comprar alimentos. Normalmente en las aldeas la gente vive en casas pequeñas. ☛ Los veranos en Moscú no son muy calientes ni duran mucho tiempo; en cambio, los inviernos son largos y bastante fríos. Con frecuencia nieva desde noviembre hasta fines de marzo. Durante la parte más helada del invierno la nieve es demasiado fría para formar figuras con ella. Los niños disfrutan más de la nieve esquiando, o andando en trineos.

[Si es posible, pida a un adolescente que relate este informe en primera persona.] La historia de hoy trata de Kiril, un niño típico en casi todos los aspectos. A él le gusta trabajar con las computadoras y también utilizar sus manos. Sin embargo, Kiril cree que Dios lo ama de manera especial. Dejemos que_______(nombre del niño que presenta el relato) cuente la historia de Kiril.

La historia de Kiril «Cuando yo era joven viví con mi madre y mis abuelos en Moscú. [Localice Moscú o Rusia en el mapa.] Vivíamos cerca de una estación de bomberos y me hice amigo de un bombero. Me agradaba mucho conversar con él. Incluso, una vez hasta me dejó ver cómo extiguían un incendio. «Un día mi madre salió y nunca volvió. Mis abuelos se embriagaban muy seguido y pasaban muy poco tiempo conmigo, así que casi siempre andaba solo en las calles. «Un frío día de invierno, cuando mis abuelos estaban borrachos, salí a caminar. Caminé muy lejos y empecé a temblar de frío. Vi cómo salía vapor del respiradero de una calefacción y me senté sobre él, pero aún sentía mucho frío. Me

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empezó a dar sueño y caí sobre la abertura. «Cuando desperté no reconocí nada; alguien me decía que estaba en un hospital. Que dos señores me habían encontrado sobre el respiradero casi muerto y me habían llevado a urgencias. «Quedé en el hospital algunos días hasta que me llevaron temporalmente a un refugio infantil donde permanecí mientras buscaban a mi madre. Me gustaba el refugio, pues nos daban buena comida y una cama muy cómoda para dormir. «Luego, la matrona me dijo que no lograron encontrar a mi mamá, así que me llevarían a un hospital para hacerme un examen físico antes de trasladarme a un orfanatorio. Yo no quería salir del centro donde estaba, pero no había opción.

Una nueva familia «Mientras estaba en el hospital, un señor y una señora vinieron a visitarme. ¡Eran muy amables! Me hicieron muchas preguntas y me contaron sobre

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su familia. Hasta que un día vinieron a visitarme y me preguntaron: «—¿Te gustaría venir a vivir con nosotros y ser nuestro hijo? «¡Me dio mucha alegría; por fin tendría de nuevo una verdadera familia! Sentí deseos de llorar, pero mejor les contesté que sí con una inclinación de cabeza. Mientras vivía con mi mamá, era el menor de tres muchachos. En mi nueva familia soy el mayor de cinco hermanos. A veces somos un poco ruidosos, pero a mis padres no les molesta. «Mis nuevos padres son muy buenos. Me hablan de Jesús y me enseñan a orar. Cuando les dije acerca de los dos señores que me rescataron, dijo mi padre que Dios los había mandado para salvarme la vida. Habrán sido ángeles. La verdad no sé, pero estoy seguro que a partir de ese momento ha cambiado mucho mi vida. Jesús me ha traído a una nueva familia que me ha enseñado a amar y confiar en Dios en todo lo que haga. Ahora no sólo tengo una nueva familia, sino que también soy parte de la familia de Jesús.»

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Enero 19 KRASNODAR,RUSIA

UDiosNApuedeAVENTURA EN UN CAMPAMENTO DE VERANO convertir un campamento lluvioso en una bendición.

DATOS DE INTERÉS ☛ El suroeste de Rusia queda cerca del Mar Negro. Tiene un clima cálido y agradable. Cada año, miles de turistas de todas partes de Rusia y Europa llegan a vacacionar ahí. ☛ Una parte de las ofrendas del decimotercer sábado ayudará a construir un centro de salud en esa región este trimestre. La propiedad también se utilizará para realizar campamentos de verano, de modo que niños como Katia puedan acampar y aprender sobre Jesús.

Katia vive en el sureste de Rusia [localice Rusia en un mapa]. La familia de Katia no asiste a la iglesia; sin embargo, la mamá la inscribió en un campamento adventista de verano. El campamento se llevó a cabo en un parque alquilado. Pusieron carpas para dormir y como refugios para algunas actividades. Los dirigentes del campamento eligieron como lema «De Egipto a Canaán». Los jóvenes aprenderían cómo Dios ayudó a Moisés a sacar al pueblo de Israel y llevarlos a la Tierra Prometida, y cómo le enseñó al pueblo a confiar en el Señor. Tenían muchas grandes ideas planeadas para el resto de la semana, entre ellas el «arbusto ardiente» y el «maná» que cayó del cielo. Katia no conocía del Señor Jesús, pero participó entusiasmada en las actividades con los demás niños.

Tormentas de verano La primera tarde en el campamento se oscureció el cielo con nubes de tormenta y empezó a llover. Los jóvenes excursionistas se agruparon en el refugio para tener sus programas. Llovió toda la tarde y la mayor parte de la noche. Por la mañana ya había salido el sol y los niños se llenaron de ánimo y esperanza. A Katia le encantaba estar

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en el campamento, a pesar de la tierra lodosa. Pero de nuevo las nubes oscuras cubrieron el cielo y las actividades fueron trasladadas al refugio otra vez. Los encargados del campamento oraron para que dejara de llover y dejó de llover por un par de horas, pero la lluvia volvió. Los maestros enseñaban a los estudiantes sus lecciones en el interior del refugio en vez de hacerlo afuera, en el terreno de acampar. Pero a Katia de todos modos le gustaba mucho el campamento. A las tiendas de campaña les entraba agua con tanta lluvia, y nos mojábamos. Los estudios de Biblia y las manualidades se tenían bajo techo, no al aire libre. Los dirigentes se sentían un poco desilusionados de que a causa de la lluvia no pudiéramos tener muchas de las actividades que estaban programadas para hacer afuera. Pero a Katia no le preocupaba mucho. A ella le fascinaba escuchar las historias de Jesús y aprender cantos de alabanza. Ella nunca había conocido el amor de Dios, pero en el campamento aprendió a orar.

¿Quién hará la oración? En una ocasión pidieron un voluntario para orar y Katia levantó la mano. Todos agacharon la cabeza en reverencia y ella hizo su primera oración: —Padre nuestro, gracias por este campamento, gracias por mis

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amigos y por el clima. [¡Así es, Katia incluso le dio gracias al Señor por el tiempo lluvioso!] Pero sobre todo, gracias por Jesús. Yo amo a Jesús. Amén. Y desde esa vez, cuando algún líder buscaba un voluntario para orar, Katia respondía. La mamá de Katia llamó al campamento para ver si su hija quería regresar antes de tiempo por causa de la lluvia. Pero Katia le contestó: —No, mamá. Me gusta este campamento, y no quisiera regresar temprano. He aprendido a orar, y cuando regrese a casa, también te enseñaré a orar. Cuando acabó el campamento los dirigentes tenían la esperanza de que el clima no hubiera arruinado el evento; pero a Katia no le importó el clima lluvioso. Ella les agradeció a los líderes por el hermoso tiempo que había pasado ahí, por haberle enseñado sobre Jesús, y sobre todo, por haberle enseñado a orar. Con eso se dieron cuenta de que el campamento sí había sido un éxito. Queridos niños y niñas, cuando invitamos a nuestros amigos a la Escuela Sabática, o los llevamos a los Conquistadores, o incluso a cantar en el coro, los estamos ivitando a conocer a Jesús. Siempre hay alguien que está esperando que uno los invite a conocer a Dios. ¿A quién le pedirás que te acompañe?

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Enero 26 KRASNODAR,RUSIA

¡LOS NIÑOS LO HACEN! ¡Los niños resultan ser excelentes misioneros!

DATOS DE INTERÉS ☛ En las ciudades de Rusia la gente vive mayormente en departamentos. Cientos de familias llegan a vivir en un sector compuesto por seis a doce edificios de departamentos. La gente que habita en ellos puede no abrirle la puerta a algún extraño, pero siempre leen la correspondencia que llega a sus buzones de correo. ☛ Los niños que viven en estos sectores normalmente juegan en el espacio que hay entre los edificios de departamentos. A esta área la llaman el «patio».

Muchas manos se levantaron en toda la congregación. —¡Denme 100! —dijo un señor. —¡Yo quiero 50! —gritó otro. —¿Me podría dar 25? —preguntó una mujer. —Yo también quiero algunos —pidió otro joven—. El pastor, con una sonrisa de oreja a oreja, le pasó a Alex un montón de periódicos. —Yo quiero compartir estas publicaciones con mi maestro y con mis compañeros —dijo Alex con alegría. En Rusia, los hermanos de la iglesia reparten revistas cada semana. A veces es un pequeño folleto para entusiasmar a la gente a que confíe en Dios. Pero una vez al mes los hermanos reparten un periódico que anuncia los programas de la iglesia, y también invita al público a participar. Alex y sus amigos están contentos de ser parte de este ministerio. Algunos de los jóvenes reparten folletos y periódicos afuera de sus propias casas, otros los distribuyen en los estacionamientos de tiendas o bancos. La gente tiende a aceptar mejor algo que esté regalando un niño, que cuando lo hace un adulto.

¿Dónde repartir? Alex llenó la mochila de priódicos para sus

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maestros y compañeros de clase. También los repartió entre sus amigos, pero aun le sobraban varios. Su familia había regalado periódicos fuera del edificio donde ellos vivían. «¿A quién le podría regalar estos periódicos?» se preguntaba Alex. De pronto tuvo una idea: «¡Los meteré en los buzones de correo de los departamentos vecinos!» Alex tomó los periódicos que habían sobrado, bajó corriendo las escaleras, y fue de prisa al siguiente edificio de departamentos. Entró al pasillo donde los habitantes recogen su correo y empezó a meterlos en cada uno de los buzones. Empezó con la hilera de abajo y continuó con la siguiente. Cuando terminaba con la segunda hilera escuchó que se acercaba alguien. Miró hacia atrás y vio un hombre muy serio parado en la entrada. —¿Qué haces? —preguntó el señor. Alex, dominando su miedo, respondió: —Estoy repartiendo estos periódicos en los buzones. ¡Son gratis y hablan del amor de Dios! Alex le extendió uno para que lo viera. El señor observó el periódico por unos momentos, después miró a Alex. «¿Me irá a reportar con los gerentes de los departamentos?» se preguntó.

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¿Podría ayudarte? —¿Podría ayudarte? —preguntó el hombre. Pasó un instante hasta que Alex comprendió que el señor sólo trataba de ayudar. —Estos buzones son muy altos para que tú los alcances —comentó el señor—. Si gustas, podría meter tus anuncios en ellos. Alex sonrió y le pasó una buena cantidad de volantes al hombre. Pronto habían repartido todos los periódicos que sobraban. Le agradeció al señor por haberle ayudado a compartir la Palabra de Dios con los ocupantes de ese edificio de departamentos. Después se apresuró en regresar a casa. El sábado siguiente, cuando el pastor pidió informes sobre el programa de publicaciones misioneras, Alex se puso de pie entusiasmado para contarles cómo Jesús había mandado un hombre para ayudarle a ser misionero.

* En algunas áreas es ilegal meter cualquier papel en los buzones de correo ajenos. Si le interesa hacer obra misionera de esta manera, consulte su oficina de correo local.

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Febrero 2 R U S I A

USlavaNAle ofreció MANO AYUDADORA – PRIMERA PARTE ayuda a una vecina, encontró una nueva amiga, y le habló del Señor.

DATOS DE INTERÉS ☛ Los niños pueden ser misioneros de muchas maneras. Slava hizo amistad con la única persona que encontró, una mujer mayor. Mientras le ayudaba a acarrear ladrillos, le pudo hablar acerca de Dios. ☛ Podemos amistarnos con otros para enseñarles quién es Jesús de muchas otras formas. Podemos recoger la basura de algún vecino, que haya sido arrastrada por el viento. Tal vez podríamos jugar con la mascota de algún anciano. Jesús se pone feliz de que compartamos el amor de Dios con nuestras nuevas amistades.

Slava se sentía muy solo. Él, junto con su familia, recién se habían mudado a esa ciudad, y aun no había hecho amistades. La mayor parte de los niños ya estaban en el colegio, pero Slava era demasiado joven para entrar a clases. Slava se quedaba en el portón de su casa observando a la gente pasar. Él deseaba tener a alguien con quien jugar, pero no veía a nadie que quisiera tener un amigo.

Una nueva amistad Le llamó la atención un ruido que rechinaba y parecía arrastrarse por la calle. «¿Qué es ese ruido?» se preguntó. De pronto la vio. Era una carretilla con llanta de acero empujada por una viejita arrugada, con pelo esponjado y canoso. Slava abrió el portón y corrió hacia donde estaba la señora. —¿Para dónde vas, y por qué llevas esta carretilla? —le preguntó—. La mujer dejó de empujar la carretilla y le sonrió al niño. —Voy por unos ladrillos para llevarlos a mi casa —dijo la viejita. —¿Le puedo ayudar? —le preguntó Slava, con los ojos llenos de entusiasmo por la idea de tener un poco de aventura. Antes que la mujer

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le pudiera contestar, el niño ya estaba al lado de ella y agarrado de la carretilla. Cuando llegaron al montón de ladrillos cerca de su casa, la señora empezó a colocarlos dentro de la carretilla. Slava metió un ladrillo con mucho cuidado de no maltratarlo. Mientras los dos recogían ladrillos la mujer le preguntó: —¿Cómo te llamas? —Yo soy Slava —dijo el niño sin detenerse—, ¿y usted cómo se llama?

Babushka Masha —Me puedes llamar Babushka Masha —le contestó—; ¿este trabajo no se te hace demasiado difícil? —No —le contestó Slava—, yo soy fuerte. —¿Quién te enseñó a trabajar tan bien? —le preguntó Babushka Masha, mientras metía otro ladrillo junto al de Slava. —Mis padres me enseñaron —le dijo el niño—, mi mamá lee historias de la Biblia. Jesús quiere que ayudemos a los demás. —Yo asisto a la iglesia —respondió la señora—; pero nunca te había visto.

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—Yo voy todos los sábados, pero somos nuevos aquí. Tal vez por eso no me habías visto. —¿Sábado? —preguntó la mujer—, ¿quién asiste a la iglesia en sábado? —La Biblia dice que todos deberíamos adorar en sábado —dijo Slava. La carretilla ya estaba llena y el niño le ayudó a Babushka a empujarla de regreso a su casa. Mientras organizaban los ladrillos en el patio de la señora, Slava le fue contando más acerca de su iglesia. Después los dos fueron por más ladrillos. —¿Usted lee su Biblia? —le preguntó Slava a su nueva amiga. —No, yo no tengo una Biblia — Babushka le respondió. Slava quedó sorprendido de que su amiga no tuviera Biblia. Al regresar a la casa de la mujer, Slava se detuvo en el portón de su propia casa. —Espero que pueda llevar la carretilla el resto del camino —le dijo el niño—, yo tengo que buscar algo. ¡En seguida vuelvo! Slava entró corriendo a su casa. Queridos niños, ¿qué piensan que llenó tanto a Slava de emoción? Esto lo sabremos la semana que viene.

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Febrero 9 R U S I A

UPorNAsu amistad, MANO AYUDADORA – SEGUNDA PARTE Slava dio a conocer el amor de Dios a una mujer mayor.

DATOS DE INTERÉS ☛ Así como en el resto del mundo, a los niños de Rusia les encanta sentir que son parte de la iglesia de nuestro Jesús. Disfrutan mucho ayudando a repartir anuncios para reuniones evangelísticas, dando a conocer a Dios, y ayudando a la gente que lo necesita. ☛ A veces es más fácil que un niño comparta su fe con un adulto. Las personas grandes, escuchan más a un joven, que lo que tenga que decir un adulto.

El niño Slava era nuevo en el área. Después conoció a Babushka Masha que empujaba su carretilla y le ayudó a cargar y transportar ladrillos. También el chico, al enterarse de que su nueva amiga no tenía Biblia, le obsequió la Biblia de su madre.

La Biblia de mamá Slava no vio que su madre se acercaba. Pero ella sí observó que él llevaba su Biblia. —¡Slava, espera! —llamó la mamá—, ¿a dónde vas con mi Biblia? —¡A casa de mi nueva amiga, Babushka! —le respondió él—, ¡ella nunca ha leído la Biblia y necesita leerla de inmediato! La mamá de Slava lo siguió de prisa hasta la casa de Babushka Masha. Oyó que su hijo le decía a la mujer: —Usted necesita leer este libro todos los días. ¡En él encontrará historias muy interesantes y hermosas! La señora levantó la mirada en cuanto la mamá entraba al patio. —Yo soy la madre de Slava —le explicó—, ¿la está molestando mi hijo? Babushka, sonriendo, le comentó:

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—Slava me estaba ayudando a trasladar unos ladrillos. Me comentó sobre la Biblia, y cuando le dije que no tenía una, me trajo ésta.

Ven a vistitarnos La madre, con una sonrisa, le aseguró que podría usar la Biblia algunos días. —Y ahora que sabe dónde vivimos, pase a visitarnos —agregó la mamá. La mujer nunca visitó el hogar de Slava, así que el niño la visitaba todas las tardes. —¿Por qué no nos visitas? —le preguntó—. Ella le explicó que uno no debería molestar a un pastor ocupado. Pero el niño insistía que fuera. Todos los días el papá o la mamá de Slava le leía una historia de la Biblia a su hijito, y cada día él le contaba a Babushka el relato que había oído la noche anterior. Un día la mujer le preguntó a Slava: —¿Quieres decir que todas las historias que me has contado vienen de la Biblia? —¡Oh, claro! —respondió Slava.

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No tengas temor Slava y su madre a menudo invitaban a Babushka Masha para que los acompañara a la iglesia, pero ella nunca aceptaba. La siguiente vez que la invitaron, el niño agregó: —No tengas miedo, yo me sentaré a tu lado. Finalmente, Babushka aceptó visitar la iglesia de Slava. Le gustó mucho y continuó asistiendo. Todos los sábados el joven pasaba a la casa de su amiga y se dirigían, tomados de la mano, a la iglesia. Un día, Babushka Masha, le preguntó al padre de Slava si podía ser miembro de la iglesia. En el día de su bautismo, Slava estaba a su lado mientras ella esperaba ser bautizada. —No te preocupes —comentó Slava mientras le apretaba la mano—, estoy aquí contigo. Niños y niñas, dar a conocer a Jesús a nuestras amistades, como lo hizo Slava, es una forma de ser misioneros. También lo es entregar nuestras ofrendas. Hay que ser buenos misioneros esta semana; ¿qué opinan?

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S I B E R I A , R U S I A Febrero 16

EJóvenes, L CONGRESO MISIONERO – PRIMERA PARTE disfruten de ser misioneros. DATOS DE INTERÉS ☛ La parte de Rusia que queda al este de los Montes Urales se conoce como Siberia. Es una gran región que se extiende hasta el Océano Pacífico en el este, y desde el Océano Ártico en el norte, hasta China y Mongolia por el sur. El nombre Siberia significa «la tierra durmiente». ☛ Los inviernos son largos y muy fríos en Siberia; duran de siete a ocho meses. Las temperaturas frías llegan hasta cuarenta grados centígrados bajo cero, aunque normalmente no nieva demasiado. ☛ Gran parte de Siberia está cubierta de bosques. La cuarta parte de los bosques del mundo están en Rusia. Muchos animales silvestres hacen su hogar en estos montes, incluyendo el famoso Tigre Siberiano.

Hoy estaremos en una iglesia situada en el corazón de Siberia [localice a Siberia en el mapa]. Siberia ocupa una gran parte de Rusia. A veces se la conoce como el corazón frío de Rusia. ¿Por qué crees que le dicen así? [deje que respondan los chicos]. Correcto, Siberia es muy fría en invierno. De hecho, los ríos pasan más de la mitad del año congelados. Rara vez sube la temperatura del punto de congelación [si vive en un clima cálido, explique que sería como vivir en un congelador enorme]. Los niños que viven en Siberia están acostumbrados al frío, y asisten a la escuela a pesar de la nieve.

Un día especial Hoy es un día muy especial. Es el primer culto que se hace en la nueva iglesia. Esta iglesia es muy importante, porque se construyó con las ofrendas del decimotercer sábado de hace tres años. Aún no se ha terminado la construcción de la iglesia, pero los hermanos están entusiasmados por reunirse en ella, después de años de hacerlo en un salón alquilado, o de juntarse en el hogar de alguna familia. La iglesia se inauguró con una linda Escuela Sabática y un programa especial de adoración en el cual participaron los niños. Entre las actividades que se llevaron a cabo, estuvo la de una niña

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llamada Dasha, quien recitó un poema de memoria. Después del culto, los adultos pasaron a un entrenamiento que los ayudará a ser mejores misioneros. Ellos desean dar a conocer el amor de Cristo a los demás. Mientras los adultos se congregaron en el santuario, los niños se reunieron en otro salón para ecuchar las instrucciones de sus maestros. Aunque no hayan asistido a un congreso misionero, sabemos que estos chicos ya están haciendo obra misionera.

La oración de Dasha Dasha es una niña de siete años de edad y asiste al primer año de la escuela primaria. A ella le encanta la escuela, y quiere ser maestra cuando sea grande. Dasha tiene dos hermanos, Vladimir, de trece años, y Simeón, de cuatro. Dasha nos cuenta que cuando tenía cinco años asistió a pre-kinder. Cuando llegaba la hora de comer, ella agachaba la cabeza y hacía una oración en silencio. Los demás niños casi nunca notaban las oraciones de Dasha, pero una de las maestras sí la observaba. Esta maestra veía que todos los días, antes de comer, agachaba su cabeza. Hasta que un día le pidió que orara en voz alta para que los demás niños pudieran oír. Esto sorprendió a la niña, pero se alegró de poder orar por la comida de todos sus compañeros. La maestra le preguntó qué decía cuando oraba, para apuntarlo y orar ella también con su propia familia. Dasha le dijo que la oración tenía que venir del corazón, no de memoria. Que Dios quiere oír lo que tienes que

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decirle. La maestra nunca antes había orado, así que Dasha pronunció una oración y ella la anotó. La niña estaba muy contenta de que había estado orando antes de comer porque así ayudó para que su maestra aprendiera a orar.

La oración de Simeón Simeón tiene sólo cuatro años y ya sabe orar. Un día sonó el teléfono y era su padre quien llamaba. El niño escuchó mientras su madre conversaba con el papá. Vio cómo le empezó a cambiar el rostro reflejando preocupación. Después de colgar el teléfono, la mamá le dijo que su padre se había salido de la carretera al manejar sobre el hielo que se había formado en el pavimento. —¡Tenemos que orar! —opinó Simeón. Él y su madre le pidieron a Dios que mandara a alguien que le pudiera ayudar a su papá. Poco después que oraran llamó el padre diciendo: —¡No van a creer esto, pero poco después que hablé con ustedes un camionero pasó y me ayudó a jalar el carro de modo que quedó de nuevo sobre la carretera! ¡Y eso que este camino es muy poco transitado! ¿No es increíble? Cuando Simeón escuchó esto, exclamó: —¡Yo oré, papá! ¡Dios envió a un señor que te ayudara! Dasha y su hermanito Simeón han aprendido que una buena manera de hacer obra misionera es orando. La próxima semana escucharemos historias de otros niños que han sido misioneros en esta iglesia de Siberia. ¡No falten!

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S I B E R I A , R U S I A Febrero 23

ELosL niños CONGRESO MISIONERO – SEGUNDA PARTE sí pueden hacer obra misionera. DATOS DE INTERÉS ☛ Revise los «Datos importantes acerca de Siberia» en la página 17. ☛ Una parte de las ofrendas de este decimotercer sábado ayudará a la gente de Novokuznesk a terminar el templo donde tuvieron el congreso de misioneros.

La semana pasada conocimos a Dasha y a Simeón en un congreso misionero en Siberia. ¿Quién puede encontrar Siberia en el mapa? [Deje que lo busquen. Siberia comprende dos terceras partes del territorio ruso.] Dasha y Simeón nos contaron cómo ellos habían podido participar en hacer obra misionera. ¿Quién recuerda cómo lo hicieron? [Deje que contesten los niños.] Por medio de la oración. Hoy día conoceremos a tres diferentes niños de esta iglesia en Siberia que también son misioneros.

La cosecha final Angélica tiene cinco años de edad y asiste al kinder. El otoño pasado su iglesia hizo un festival de la cosecha. Todos trajeron comida para compartir. Algunos trajeron canastos de manzanas; pan recién sacado del horno; calabazas de sus huertas, mientras otros trajeron frascos de fruta conservada en casa. La comida fue puesta en frente del santuario y lucía hermosa. Los hermanos invitaron a la iglesia a gente pobre, desempleados, discapacitados o simplemente a ancianos que no podían cultivar una huerta. Después del servicio, los miembros enbolsaron toda la comida y la regalaron a las visitas. Las bolsas que sobraron fueron llevadas a gente

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que no podía asistir a la iglesia. Angélica y su madre también repartieron algunas bolsas de comida. Cuando alguien contestaba su puerta, Angélica les sonreía y les decía: —Que Dios los bendiga. «Todos estaban muy felices de recibir la comida, pero también pienso que algunos se sentían solos, porque las abuelitas querían que quedáramos un rato a conversar con ellas». —Es divertido ser una misionera de Jesús —comentó Angélica.

dos y que no podría visitarnos hasta que tuviera vacaciones. «Cuando nuestro salón de clases se preparaba para un evento escolar, ella cambió el día de práctica de sábado a domingo para que yo pudiera cantar en el coro. Me hizo sentir muy bien que ella hiciera eso por mí. Mi mamá me dice que yo había hecho obra misionera con tan sólo asistir a la iglesia.» Y Natasha tiene razón, con su sola asistencia a la iglesia había hecho obra misionera.

Cantando para Jesús

Deja de fumar

Natasha tiene nueve años de edad. Le fascinan el canto y la poesía, y en el servicio especial de su iglesia, ella recitó un largo poema de memoria. Nos cuenta cómo fue una misionera para su maestra. «Un día, mientras mi madre y yo viajábamos en autobús hacia la iglesia, conocimos a una maestra. La maestra nos preguntó a dónde íbamos, y mi mamá le respondió que nos dirigíamos a la iglesia. «La semana siguiente la maestra que habíamos conocido me preguntó a qué iglesia asistía y qué enseñaban allí. Le dije lo que pude y parecía muy interesada. La invité a la iglesia, pero me explicó que ella daba clases los sába-

Vladic, el hermano de Natasha, observó que unos niños fumaban en la escuela. Les dijo que fumar hace mucho daño al cuerpo y les sugirió que lo dejaran. Algunos de los muchachos apagaron sus cigarrillos, pero otros se negaron a hacerlo. Un día cuando la escuela tuvo un evento de carreras, Vladic fue el más rápido de todos. Los que habían estado fumando no podían correr muy rápido. Vladic les dijo: —Si ustedes dejan de fumar, podrán correr rápido igual que yo. Los tres niños de los cuales hablamos hicieron obra misionera en diferentes formas. Tú, ¿cómo podrás ser un misionero de Jesús?

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Marzo 1 M O L D A V I A

E«Aunque L HIJO DE NADIE mi padre y mi madre me abandonen, el Señor me recibirá en sus brazos» (Salmos 27: 10, NVI).

DATOS DE INTERÉS ☛ Moldavia se encuentra al oeste de Rusia y tiene por frontera a Ukrania y Rumania. Tiene una población de 4.5 millones. Chisinau, la capital y la ciudad más grande de Moldavia, tiene aproximadamente 1 millón de habitantes. Desde el 2006, casi 12,000 adventistas viven en Moldavia, o sea, un adventista por cada 383 personas. ☛ La lengua oficial es el moldavo, que se asemeja bastante al rumano. Sin embargo, la mayoría de las personas aún hablan el ruso, desde la era soviética. ☛ El grupo religioso más numeroso es el cristiano ortodoxo, lo que comprende justo un poquito menos que la mitad de la población. Otras denominaciones cristianas totalizan alrededor del 15 por ciento de la población. ☛ El país tiene tierras ricas y un clima cálido, lo cual hace posible producir cosechas abundantes de frutas y verduras, especialmente uvas.

Yura, un niño de doce años, sabe lo que es estar desamparado, rechazado, y no tener casa; ser un hijo de nadie. Ahora está aprendiendo lo que es ser aceptado y amado por Dios y sus amigos.

Una vida difícil Yura nació en un pueblito de Moldavia. [Localice Moldavia en el mapa.] Desde pequeño tuvo que trabajar mucho para ayudar a sus padres. La vida de Yura no era muy feliz. Cuando su mamá murió, el padre lo mandó a un internado de gobierno especialmente para niños cuyos padres no pueden cuidar de ellos. El colegio tenía otros 600 internos y ninguno se fijaba en Yura. A nadie parecía importarle si él se sentía solo, ni nadie lo tomaba en cuenta cuando se sentaba en un rincón a llorar. Yura decidió escaparse del colegio y volver a su casa; pero al llegar el papá sólo lo regañó y lo regresó al internado. Yura estaba muy decepcionado de tener que vivir en el instituto para niños. Como lo trataban muy mal, se volvió a escapar y nuevamente regresó a su casa. Pero al llegar, sólo encontró que su padre se había casado con otra mujer, y ella no quería tenerlo ahí. Una vez más el padre de Yura lo llevó al internado, pero esta vez firmó los docu-

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mentos necesarios para quitarse completamente la responsabilidad referente a su hijo. Imagínense saber que su propio padre no los quiere. ¿Cómo se sentirían? [Deje que responda un niño.]

El prófugo Yura fue llevado a vivir a un orfanatorio, pero todavía no estaba contento. Otra vez escapó y fue con su papá. De nuevo intentó decirle a su padre lo feo que era vivir en el orfanatorio. El papá permitió que Yura quedara en casa un par de días mientras le buscaba un hogar. —¿Acaso nadie me quiere? —se preguntaba el niño—. ¿Acaso no pertenezco a nadie? El padre lo llevó de nuevo a la ciudad donde el trabajador social lo llevó a su nuevo hogar. Yura se preparó para enfrentar una vez más otro orfanatorio sucio y para lidiar con los tormentos de los demás niños. Pero se sorprendió cuando el oficial se estacionó junto a una casa, una verdadera casa. Al entrar, observó que los pisos estaban limpios y recién pulidos; las paredes pintadas con colores radiantes que reflejaban un ambiente alegre. La madre del hogar lo saludó con una sonrisa y le presentó a algunos de los muchachos, quienes le dieron la bienvenida y enseñaron la casa. ¡Guau!, pensó Yura, ¡este lugar sí que es diferente! Y sí lo era.

Un hogar de esperanza Los niños charlaban felizmente mientras Yura caminaba con los preceptores hacia su nuevo cuarto. Estaba pintado en diferentes tonos de verde, y

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tenía camas con colchas de varios colores brillantes. Le dieron su propio ropero para guardar su escasa ropa y un espacio en un closet. Miró alrededor hacia las ventanas grandes que no tenían barras sobre ellas. ¿Estoy soñando? se preguntó. Pero no estaba soñando. El Hogar Arco Iris para Niños sería su casa hasta que encontrara un hogar nuevo. —Me gusta aquí —dijo Yura—. Los niños son amables, y los preceptores nos tratan bien. Si hacemos algo mal, no nos golpean. Nos hablan y nos enseñan lo que es correcto. Y en vez de ser un hijo único, ahora tengo 25 hermanos y hermanas. ¡Por fin tengo una familia! —Los sábados, un grupo de adolescentes nos vienen a visitar. Nos enseñan cantos de Jesús y nos cuentan historias acerca de Dios. Estoy aprendiendo que cuando me sentía solo y olvidado, Dios estaba conmigo. Cuando sentía que era el niño de nadie, Dios me llamó para ser su niño. Estoy aprendiendo a orar y hablar con Dios de las cosas que me pasan. Estoy muy contento de haber encontrado un lugar en el Hogar Arco Iris para Niños. Niños y niñas, estoy muy contenta de que Yura sepa que es un hijo de Dios. Todos somos hijos de Dios, por lo tanto Yura y los otros niños en el Hogar Arco Iris para Niños son nuestros hermanos y hermanas. Oremos por ellos esta semana y pidámosle a Dios que los ayude a conocer a su hermano mayor, Jesús. La próxima semana conoceremos a otros niños que viven en el Hogar Arco Iris para Niños. Asegúrense de venir para escuchar sus relatos.

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Marzo 8 M O L D A V I A

UUnNlugarARCO IRIS PARA GALINA especial ofrece esperanza de una vida mejor. DATOS DE INTERÉS ☛ ADRA Internacional es una agencia de auxilio y desarrollo que ayuda a la gente a mejorar sus vidas de muchas maneras: servicios de agua potable, entrenamiento de trabajo, y programas de alfabetización, en 125 países. ☛ Nuestras ofrendas misioneras apoyan la obra de ADRA alrededor del mundo.

La semana pasada conocimos a Yura, quien vive en Moldavia. [Localice Moldavia en un mapa.] Moldavia es un país muy bello, pero para muchos la vida es muy difícil. Muchos padres de familia no tienen con qué alimentar a sus hijos para que crezcan sanos y fuertes; a otros les faltan los medios para mandarlos al colegio. Algunos de estos niños tienen que vivir en las calles, buscando refugio y comida donde puedan hallarla. El Hogar Arco Iris para Niños, les ha dado una nueva vida y una gran esperanza a muchos de estos niños sin hogar. Hogar Arco Iris para Niños es una institución donde se les da mucho cuidado y amor a los niños, para que no vuelvan a tener que vivir ni buscar comida en las calles. En este lugar, los niños pueden olvidar su triste pasado y enfocarse en un futuro mejor.

Galina Antes que Galina llegara a vivir en el Hogar Arco Iris para Niños, su mamá, ella y sus hermanos, vivían en una recámara pequeña. La madre de Galina lavaba botellas para poder alimentarlos, pero lo que ganaba no era suficiente. Un día, encarcelaron a la mamá y Galina y sus hermanos fueron a vivir en el Hogar Arco Iris para Niños. Al

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salir de la cárcel, la mamá vio dónde vivían sus hijos, y prefirió que permanecieran ahí, puesto que ella jamás podría ofrecerles un lugar como donde se encontraban. Los extraña mucho, pero está contenta de que sus hijos tengan un buen hogar y puedan asistir a la escuela. —A mí me gusta este lugar —nos comenta Galina—. Compartimos una recámara entre cinco niñas y somos como hermanas. Las mayores cuidamos a las más chicas. Las encaminamos a la escuela y les ayudamos con sus tareas. Les enseñamos a peinarse y a cepillarse los dientes. Cuando una llora, la consolamos, así como en una familia. —Cuando llegué, las demás me hicieron sentir muy bienvenida. Es muy bonito vivir en un buen hogar, donde una se siente querida y protegida.

Un regalo especial El hogar para niños se encontraba antes dentro de una vieja escuela. Los cuartos, de paredes desnudas, eran fríos y el viento se colaba por las rendijas. Era un lugar seguro, pero no era un ambiente alegre. Un día, un señor y su esposa visitaron la casa. Les gustó mu-

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cho cómo los empleados de ADRA cuidaban a los niños; pero no se les hizo apropiado el edificio en que vivían. Decidieron invertir en un mejor local para los niños sin familias. Pintaron todos los cuartos de los diferentes colores del arco iris para dar un ambiente más alegre. Nombraron la nueva casa Hogar Arco Iris para Niños; y sí lo es. Es un arco iris de felicidad. El Hogar Arco Iris para Niños es administrado por ADRA Internacional, una institución de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Muchas de nuestras ofrendas son para mantener organizaciones de este tipo, así que en cierto modo estamos ayudando a construir un hogar feliz para Galina y sus amigos. Y cuando los niños que viven en el Hogar Arco Iris para Niños mandan su cariño, aprecio y agradecimiento, realmente te están dando las gracias a ti. Oremos para que Galina y los demás niños del Hogar Arco Iris para Niños aprendan que Jesús está con ellos, a pesar de todo lo que haya pasado en sus vidas. *No es su nombre verdadero.

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Marzo 15 M O L D A V I A

UUnNhogarARCO IRIS PARA LOS NIÑOS especial ofrece esperanza y amor para niños que no tienen hogar.

DATOS DE INTERÉS ☛ Revise otros datos importantes acerca de Moldavia en la página 21. ☛ Las ofrendas de este trimestre serán dedicadas a la construcción de un templo adventista en la capital de Moldavia.

La semana pasada conocimos a una niña que vive en un hogar especial: una casa sólo para niños. ¿Quién recuerda el nombre de la institución? [Deje que conteste una chica.] Así es, se llama Hogar Arco Iris para Niños, en el país de Moldavia. [Localice Moldavia en el mapa.] El Hogar Arco Iris para Niños es un regalo de amor para los niños sin hogar, en Moldavia. Los cuartos están pintados con los colores del arco iris. Tal vez sacaron el nombre de allí. Y los niños sin la menor esperanza de gozar de una buena vida ahora viven en un hogar donde encuentran amor y cuidados y pueden ir a la escuela, así como ustedes lo hacen. Gracias a este plan disfrutarán de mejores vidas cuando crezcan. Conozcamos algunos de estos pequeños que viven en ese lugar.

Iván Iván tiene siete años y cursa el primer grado. Le gusta la escuela y es un buen estudiante. Él y su hermanita, Irina, han vivido en el Hogar Arco Iris para Niños por tres años. —¡Me gusta vivir aquí! —dice el niño—. Tengo muchos amigos, y los muchachos más grandes son como mis hermanos mayores. Me ayudan y protegen de otros niños más grandes de

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la escuela. Me siento como un niño normal, que vive en una casa con una madre y un padre. Tenemos los preceptores que nos aman como si fuéramos sus propios hijos. Iván ha aprendido mucho desde que vive en el hogar para niños. Nos dice: —Durante el tiempo que he vivido aquí, he aprendido a llevarme bien con muchachos de todas las edades. Los sábados algunos de los jóvenes vienen a tener programas para nosotros. Cantamos y escuchamos historias de Jesús. ¡Me gusta eso!

Irina Irina tiene nueve años y ha estado en el Hogar Arco Iris para Niños durante tres años también. Tiene cinco hermanos y hermanas que también viven allí. Ella y sus tres hermanas comparten un cuarto con otras dos niñas. —Mi hermana mayor, Katya, es como mi madre —nos cuenta—. Se asegura de que me vista bien, que me lave los dientes, y haga mis tareas. «Me gusta todo lo que tiene que ver con el Hogar Arco Iris para Niños, pero lo que más me gusta es mi cuarto y el

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salón de juegos, con sus decoraciones bonitas. Me gustan los otros niños, ¡y me gusta mucho la rica comida! «Todos tenemos trabajos que hacer en el hogar, y así sentimos que es nuestra casa. Queremos conservar bien nuestro hogar, porque es muy hermoso. Los niños mayores nos ayudan a los menores a saber cómo cuidarlo. No queremos que nada malo suceda en él. «Aquí hemos aprendido a orar antes de nuestros alimentos y antes de irnos a la cama. Y me gusta cuando los sábados vienen los jóvenes para cantar y contarnos historias de Jesús.»

Misión Los niños del Hogar Arco Iris para Niños colman a los visitantes con amor. Hacen dibujos y se los regalan a las visitas para que sepan que la familia «Arco Iris» les tiene cariño. Jesús quiere que todos sepan que él los ama. Manda a otros a nuestras vidas para que nos ayuden a aprender acerca de Dios. Pidámosle a Dios en este momento que bendiga a los niños del Hogar Arco Iris para Niños.

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Marzo 22 K A Z A J S T Á N

¡V AYAMOS, MAMÁ! La insistencia de un niño cambia la vida de su madre. DATOS DE INTERÉS ☛ Kazajstán se encuentra en el centro de Asia, al sur de Rusia. ☛ El país es seco, con poca lluvia; dos tercios del territorio es desértico. Los veranos son calientes y los inviernos muy fríos, con temperaturas bajo cero. Durante el invierno, la mayor parte del país está cubierto de nieve. ☛ Hay más de 15 millones de habitantes, de los cuales la mayoría son mahometanos. Y sólo unos pocos cientos de personas son adventistas. ☛ La mayor parte de los aldeanos viven en pequeñas casas de ladrillos, con electricidad, pero sin agua. La mayor parte de los que habitan en la ciudad, viven en departamentos que fueron construidos en la época del comunismo.

La historia de hoy viene de un país llamado Kazajstán. [Localice Kazajstán en el mapa.] El pastor Alexander se encontraba cerca de la puerta de la sala de juntas para saludar a todos los que habían asistido esa tarde a las conferencias evangelísticas. Una mujer y su hijo se le acercaron. Mientras el pastor le daba la mano a la señora, ella comentó algo muy extraño. —Yo no creo en Dios. Vine porque mi hijo, Sergey, me rogó que lo trajera. Habiendo dicho eso, la mujer se fue. La noche siguiente, el pastor recorrió todo el auditorio con la mirada y descubrió que la señora y su hijo se encontraban sentados atrás. Les sonrió, esperando que lo vieran. Después del sermón, los buscó para agradecerles por haber regresado esa noche. Sergey y su madre regresaron todas las noches. El pastor Alexander observó que la mamá de Sergey escribía en una libreta mientras él predicaba. ¿Escribía cartas para amigos, o simplemente dibujaba algo para no prestar atención? Después del servicio vio la libreta en la que escribía y notó que ella tomaba apuntes de sus predicaciones. Una vez más le sonrió y les dio las gracias por haber venido.

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La invitación Una tarde, el pastor le preguntó a Sergey cuál era la razón por haber querido asistir a las conferencias. —Un día, mientras caminábamos, vimos a una señora y su hijo parados en una esquina y el niño me extendió una invitación, le explicó Sergey. Las conferencias me interesaron y le pedí a mi mamá que me trajera. Mi mamá, al leer la invitación, dijo que se trataba de religión, y que ella no quería saber nada de eso porque no creía en Dios. «¡Me gustó mucho la conferencia esa noche! Los cantos me hicieron muy feliz y las fotos que enseñó eran tan interesantes. Le rogué a mi mamá que me volviera a traer la noche siguiente, y desde entonces hemos venido todas las tardes.» Sergey miró a su madre y sonrió, y el pastor Alexander pensó también haber notado una pequeña señal de una sonrisa en el rostro de la mamá de Sergey.

Las oraciones conmueven los corazones La siguiente tarde, el pastor Alexander les contó a los hermanos de la iglesia acerca de Sergey y su madre y la invitación del niño parado en la esquina. Los miembros de la iglesia se pusieron de acuerdo para orar por la mamá de Sergey, y pedirle a Dios que le mostrara que él es un ser real y que también la ama. Noche tras noche, Sergey y su mamá volvían a las reuniones, y el pastor veía que cada vez la señora tomaba apuntes. Una noche, Alexander invitó a ponerse de pie a todos los que quisieran entregar sus vidas a Cristo. Esa noche, mu-

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chas personas que quisieron aceptar al Señor como su Salvador, se pusieron de pie. ¡Entre los que se levantaron, se encontraban Sergey y su madre! Qué alegría le dio al pastor Alexander, ver que los dos habían aceptado entregar sus vidas a Cristo. Los nuevos creyentes estudiaron la Biblia, con los demás miembros de la iglesia, por algunas semanas. Cuando llegó la hora de los primeros bautismos, la mamá de Sergey estaba lista. Todos fueron bautizados en un gran río. Después del bautismo, Alexander encontró a Sergey y le dijo: —Gracias por haber traído a tu mamá a las conferencias. Es por ti que ella ha comenzado una nueva vida en Jesús. Pronto tendrás la edad suficiente para ser bautizado, pero ya has sido un misionero de Dios con haber traído a tu madre para aprender a conocerlo. Una gran sonrisa se dibujó en la cara de Sergey al decir: —¿De verdad? ¡Me gusta mucho ser misionero! Niños y niñas, Dios quiere que todos seamos misioneros. Podemos invitar a nuestros tíos y tías, primos, y vecinos para aprender de Dios. Podemos invitarlos a eventos especiales en la iglesia, e incluso en nuestras casas. Podemos orar por ellos y decirles que Jesús los ama. Y si obedecemos alegremente a nuestros padres y maestros, los demás se darán cuenta de que nuestras vidas son diferentes, y querrán saber por qué somos tan felices. Y les podremos decir: «¡Es Jesús quien produce la diferencia en mí!»

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PROGRAMA DEL DECIMOTERCER SÁBADO Si su división ofrece el programa del decimotercer sábado para los adultos: ☛ Reparta las secciones del diálogo

(abajo) y practíquenlo varias veces antes del decimotercer sábado. ☛ Mande una nota a casa para recor-

dar a los padres acerca del programa y que animen a sus hijos a traer la ofrenda del decimotercer sábado. Si su división no se unirá con los adultos para el programa especial, hagan memorable el decimotercer sábado por introducir el diálogo de abajo.

☛ Hagan la entrega de ofrendas un

evento grandioso en la Escuela Sabática. Cuenten el dinero y avísenles a los niños la cantidad de ofrendas recogidas para las misiones durante el trimestre. Felicítelos por el esfuerzo que han realizado y déjeles saber que sus ofrendas serán una gran bendición para los niños que viven en la División Euroasiática. ☛ Invite a un orador especial que les

pueda hablar a los niños acerca de la vida en uno de los países euroasiáticos. Pídale que traiga algunos objetos que les ayuden a los niños a comprender la cultura y los retos de los que viven allá.

Participantes: Pida a siete niños que tomen parte en la lectura de los siguientes párrafos. No tienen que aprenderlos de memoria, siempre que puedan leerlos claramente. Si es necesario, pida la ayuda de algunos de los jóvenes. Haga cartelones grandes que mencionen los proyectos individuales para que los niños los carguen al cruzar el escenario.

Narrador: Hoy es el decimotercer sábado, y los niños han pasado este trimestre aprendiendo acerca de la gente que vive en la División Euroasiática. Les dirán cómo nuestras ofrendas de hoy ayudarán a los adventistas de esta División a compartir su fe con otros. Primer niño: Rusia es el país más grande del mundo. Sus extremos alcanzan a dar media vuelta al globo y cruza 11 husos horarios. La mayor parte de los

habitantes de Rusia viven en el lado oeste del país. Rusia cuenta con aproximadamente 49.000 adventistas. Es decir, un adventista por cada tres mil personas. Hay mucho que hacer ahí. Segundo niño: Los creyentes del suroeste de Rusia reparten periódicos y folletos para compartir su fe. Los niños también participan de esta obra misionera. Un niño llamado Alex, repartía sus periódicos en unos buzones de

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correo cuando lo vio un señor. El señor le preguntó qué hacía y Alex le respondió que estaba compartiendo el evangelio con otros. En vez de enojarse, el señor le ofreció ayuda. Seguramente alguien se acercará a Jesús por el esfuerzo de Alex. Narrador: [Un niño cruza el escenario con un cartelón que dice: «Centro de Salud».] Esta región de Rusia es famosa por ser un área turística. Miles de personas llegan a este lugar a restablecer su salud. Parte de las ofrendas de este decimotercer sábado ayudará a establecer un centro de salud en un área cercana al Mar Negro en el suroeste de Rusia. Tercer niño: Al este de los Montes Urales se encuentra Siberia. Es demasiado frío en el invierno, y la vida es muy difícil allí. Sólo seis mil adventistas viven en Siberia. [Que cruce un niño la plataforma con un cartelón que diga «Una iglesia en Novokuznesk».] Nuestras ofrendas ayudarán a los creyentes en Novokuznesk a terminar la construcción de su iglesia, en la cual ya han estado invirtiendo por algunos años. Cuarto niño: [Que pase un niño al escenario con un cartelón que diga «Una iglesia en Vladivostok».] En la esquina oriental de Siberia se encuentra la ciudad de Vladivostok. Años atrás, el gobierno había quitado la iglesia adventista de este lugar dejando a los hermanos de la iglesia sólo un pequeño cuar-

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to en donde adorar a Dios. Ahora tienen un terreno y están contentos de que los podamos ayudar a construir un nuevo templo. Quinto niño: [Un niño pasa a la plataforma con un cartelón que diga «Una iglesia en Moldavia».] El país de Moldavia se encuentra a un lado de Ucrania. Este pequeño país cuenta con 11.000 miembros de iglesia, es decir, un adventista por cada 340 personas. Aunque mucha de la gente que vive aquí es pobre, en sus corazones abunda el amor por Jesús. Sexto niño: [Que cruce un niño el escenario cargando un cartelón que diga «Una iglesia en Rusia Blanca».] Rusia Blanca queda al oeste de Rusia. También es un país chico. Hacer obra misionera en este país ha sido difícil, pero la iglesia crece cada día. Hoy hay 5.000 creyentes en esa región, o un adventista por cada 2.000 habitantes. Séptimo niño: Los países de Kazajstán y Kirguizistán se encuentran en la Unión del Sur de la División Euroasiática. La mayor parte de los habitantes de estos países no adoran a Cristo. Con un adventista por cada 9.000 personas en esta región, hay mucho trabajo que hacer. [Que pase un niño con un cartelón que diga «Un Centro Comunitario en Almaty».] Almaty es la ciudad más grande de Kazajstán. La iglesia está en proceso de abrir un centro comunita-

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rio que proveerá atención médica, clases de inglés, y una iglesia. [Que pase un niño con un cartelón que diga «Expansión de la escuela primaria».] Kirguizistán cuenta con sólo 1.350 adventistas. Pero hemos abierto una escuela primaria que necesita expandirse para incluir una escuela secundaria. También parte de nuestras ofrendas ayudarán con ese proyecto. Narrador: [Que todos los niños que portan los cartelones crucen el escenario o

caminen hacia la parte de atrás de la iglesia mientras habla el narrador.] Estos son los proyectos para este trimestre. Sus hijos han aprendido acerca de estos países y han entregado sus ofrendas. Ahora les pedimos que ustedes den las suyas. Mientras cantan los niños, los diáconos recogerán las ofrendas. Pregúntele a Dios qué le gustaría que usted ofrendara para ayudar a la División Euroasiática en este día. [Ofrendas]

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Director General Gary Krause Consejero Carlyle Bayne Directora de MISIÓN NIÑOS Charlotte Ishkanian Redactor de la versión en español Mario A. Collins Diagramadora Sonia A. Garza (ISSN-0190-4108) Es producido trimestralmente por el departamento de Escuela Sabática de la División Interamericana, 8100 S.W. 117th Ave. Miami, FL 33183, EE.UU. Primer trimestre del 2008. Tomo 98, número 1.

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