[041] Revista de Arquitectura y Urbanismo
Revista del Colegio de Arquitectos de la Provincia de Santa Fe, Distrito 2, Rosario. Presidente Arq. José Florio Vicepresidente Arq. Susana Paganini Secretario Arq. Juan José Marrafini Tesorero Arq. José Saruá Vocales titulares Arq. Mariana Vallejos Arq. Marta Ruarte Arq. Alicia Ferreyra Arq. Susana Basilio Vocales suplentes Arq. Manuel Ongaro Arq. Adriana Manodoro Arq. Pablo Rivera Arq. Eduardo Fernández Jueces del Tribunal de Ética y Disciplina Titular Arq. Matilde Luetich Suplente Arq. Victorino Alvarez Miembro de la Comisión Revisora de Cuentas Arq. Enrique Goldberg Vocales del Colegio Distrital al Directorio Superior Provincial Titular Arq. José D’Angelo Suplente Arq. Marcelo Ponzellini
Las notas publicadas con la firma de su autor no representan necesariamente la opinión de la Institución. La inserción de publicidad no implica vinculación con las empresas anunciantes, y la Institución no se siente obligada a la defensa de los intereses particulares de las mismas.
[041] 5
septiembre octubre noviembre
[041] 5 Editor responsable Colegio de Arquitectos, Distrito 2, Av. Belgrano 650, 2000 Rosario Director Marcelo E. Villafañe Co Director Pedro Guillermo Viarengo Editor Andrés Conti Comité Editor Alejandro Beltramone Gerardo Caballero Emilio Farruggia Pablo Florio Juan Blás Gastón Víctor Cittá Giordano Colaboradores Jackie Monzón Manuel Fernández de Luco Sergio Bertozzi Gustavo Cardón Comisión de Urbanismo CAD2 Adrián Luchini Javier Aguilar Solano Benítez Diseño Cosgaya, Diseño. Liliana Agnellini Pablo Cosgaya Marcela Romero Verónica Franco Fotografía Provista por los autores Impresión Imprenta Lux
Esta nueva presentación de [041] supone un contraste en relación a la anterior, en tanto la pequeña escala de lo que habíamos llamado «arquitecturas cotidianas» ha cambiado a obras de gran escala, volumetría y presencia urbana. Estas otras dimensiones detienen la mirada y dan lugar a reconocer mayor ingerencia en el hacer de la ciudad, dadas su complejidad, presupuestos y representatividad. Este significado, en algunos casos institucional, en otros comerciales o de servicios, comprometen a la arquitectura al atravesarla por la rigidez de las demandas propias de esos programas, acuñados en intereses lejanos a su cultura. El mérito de las obras que presentamos es precisamente ese: responder con arquitecturas de valor a estos programas. Estos méritos no son fáciles de encontrar. Basta ver cuántas oportunidades desperdiciadas en obras similares, tanto públicas o privadas, comerciales o institucionales. Por eso es una satisfacción íntima para este comité editorial destacar el trabajo de colegas que no declinan el compromiso de la arquitectura ante dificultades ciertas y encuentran la ocasión para aportar al patrimonio cultural de la comunidad de la que forman parte. Cinco obras que tratan diversos temas nos representan en esta entrega, elegidas entre diferentes temas. En primer lugar el edificio de la Bolsa de Comercio, una obra iniciada quince años atrás y desarrollada en el tiempo, sin dejar de ser contemporánea. En segundo lugar, presentamos una refuncionalización y cambio de fachada de dos edificios de Telecom. A continuación, tres obras que tratan la imagen corporativa de una empresa de supermercados. En estos trabajos vemos un ejemplo de arquitectura con cierto énfasis en lo comunicacional. Luego, mostramos un hotel de cuatro estrellas en torre de gran volumetría que marca claramente el punto de «gran escala» de las obras rosarinas. Finalmente, el Centro de Especialidades Médico Ambulatorias (CEMA), construido sobre una estructura preexistente, que rescata de las ruinas un intento por años frustrado. En este número, también iniciamos una sección sobre concursos, para tratar que tanto esfuerzo por parte de los profesionales se plasme al menos en una publicación, ya que pocos certámenes llegan al objetivo final de la construcción. Por el lado de los artículos internacionales, presentamos dos obras construidas a partir de concursos ganados: una de las cinco obras finalistas del premio Mies Van der Rohe Latinoamericano 2000 —emplazada en Asunción del Paraguay— y un proyecto en Valladolid del arquitecto catalán Javier Aguilar. Para concluir mostramos la residencia para el headmaster en Estados Unidos del arquitecto argentino Adrián Luchini, radicado en Missouri. También en esta revista damos lugar a un artículo sobre la ciudad escrito y debatido en el seno de la comisión de urbanismo del Colegio de Arquitectos Distrito 2. Para próximos números nos comprometemos a debatir temas que necesitan de un gran desarrollo, como la propiedad horizontal, los espacios públicos y la vivienda social.
Revista de Arquitectura y Urbanismo
Sumario
[041]
10
5 Nota de tapa
Otras dimensiones Obras recientes
Imagen de tapa: Edificio Telecom, Drazen Juraga Asociados
4
¿Las otras escalas o todas las escalas? Manuel Fernández de Luco
10
5 obras
40
Concurso Escuela de Ingeniería Civil y auditorio UNR
60
La transformación urbanística de la ciudad
Gustavo Cardón
Isabel Martínez de San Vicente
70
Benítez Vargas, Marinoni Vargas, Ayala Vargas
74
Adrián Luchini
78
Aguilar, Campistrou, Queralt, Villacampa
Complejo SITRANDE, Paraguay
Residencia para el headmaster, Missouri. USA
Centro de Desarrollo Regional de Valladolid
1
Bolsa de Comercio de Rosario MARIO ROBERTO ALVAREZ Y ASOCIADOS
3
Supermercados «La Gallega» FAURE–MALAMUD–RIVEIRA
5
CEMA EQUIPO DE PROYECTO DE LA SECRETARIA DE PLANEAMIENTO
4]
Cinco obras
5]
2
Telecom DRAZEN JURAGA ASOCIADOS
4
Hotel Holiday-Inn D’ANGELO–BOIX
O todas
Las otras escalas…
Foto 1 «Escena Cómica» Sebastiano Serlio
6]
Foto 2 «Escena Trágica» Sebastiano Serlio
las escalas? Desde este momento confundo solidariamente, en una sola noción, Arquitectura y Urbanismo. Arquitectura en todo, Urbanismo en todo. Le Corbusier1
Texto: Manuel Fernández de Luco
«Tratose de una combinación que contribuyó a la sustitución de la fórmula de la Escena Cómica de Serlio por la de su Escena Trágica, una convención que se insinuó en situaciones existentes a fin de convertir un mundo del acontecer casual y medieval en una situación mucho más integrada de serio y digno comportamiento» Colin Rowe-Fred Koetter
Cuando se adoptan categorías clasificatorias, éstas ineludiblemente legitiman las opciones funcionales para el conocimiento del objeto de la clasificación. Es así que la construcción de series temáticas, dimensionales, generacionales, constructivas, o de cualquier otro sesgo, aplicadas a las obras de arquitectura tiende a fortalecer y priorizar algunos nodos particulares de interrelaciones que, por encima de las verificables diferencias, constituye el soporte firme, tanto de las interpretaciones, como de las acciones de proyecto. En la reciente publicación monográfica de [041], bajo la cita convocante de «Arquitecturas Cotidianas», se agrupan una serie de obras arquitectónicas que más allá de la «incurable multiplicidad» (de temas y concepciones) a la que se refiere la arquitecta Beatriz Chazarreta2 parecen aglutinadas en torno a una cuestión distintiva en común: la reducida magnitud del objeto arquitectónico, o la pequeña escala. Así quedan definidas desde esta perspectiva y por reacción complementaria equivalentes categorías para las otras escalas —grande y media— que integran el caleidoscopio de la obra de arquitectura. Esta opción clasificatoria de apariencia casi neutra conlleva, sin embargo, al extenderse a las dimensiones programáticas y al campo de la técnica operativa, a falsos reduccionismos y fracturas inadmisibles en la funcionalidad y efectividad del hacer proyectual y constructivo de la arquitectura. El reencuentro de la «dimensión artística» en solo alguna de aquellas escalas y la resignada extra-disciplinaridad otorgada a otras, la insatisfecha cuota de protagonismo «creativo» ante ciertos desafíos programáticos de la urbanidad contemporánea y la creciente y valorada tendencia al experimentalismo autobiográfico mayoritariamente concentrado en torno a las cuestiones perceptivas o de estilo que las ocasiones de comitencia singularmente personalizada permite y en muchos casos demanda, hacen finalmente de la integridad cultural entre edificio-ciudad-territorio, en cuanto evidencia de la condición colectiva del ambiente construido y funcionante, una casual secuencia aditiva y discontinua en sus motivaciones, en el espesor técnico de su resolución y en su valor referencial en el continuo histórico y material de los asentamientos urbanos. En síntesis, la sectorización y acentuación escalar del trabajo proyectual en arquitectura no difiere del admitir y promover la creciente desarticulación entre individualismo y colectividad del espacio urbano, haciendo base de validación en el primero. 7]
O todas
Las otras escalas… «La vida transcurre entre dos potencias magnéticas capaces, cada una de alcanzar lo sublime. Uno de estos polos representa lo que hace el hombre solo: lo excepcional, lo patético, lo divino de la creación individual. El otro representa lo que hacen, lo que representan los hombres en sociedad, los hombres organizados en grupos, ciudades o naciones: ciertas fuerzas, ciertas corrientes específicas de la colectividad... ...Crear la visualidad de los acontecimientos, hacerlos interpretativos a la mirada, casi instantáneamente, ha de haber un lugar para eso, unos métodos de exposición y, en su caso, por lo tanto, unos edificios...» Le Corbusier
Foto 3 «La Ciudad Mundial» Le Corbusier
Foto 4 «Plan para Río de Janeiro» Le Corbusier
Me parece oportuno en este punto tentar una nueva mirada sobre la colección de obras publicadas y a publicarse. Mirada que, como señala L. Quaroni3, «supere el error de considerar que en la intervención sobre el territorio sea importante una única de las muchas escalas a las cuales se debe intervenir —sobre todo cuando se proyecta a una escala determinada— vislumbrando en cada proyecto, grande, medio o pequeño que sea, la verificación de todo aquello proyectado en esa escala con las otras escalas mayores y/o menores con las cuales se mide el proyecto, se trate de las circunstancias del medio urbano —cultural y concreto— en el cual va colocado un edificio y con el cual reaccionará por consonancia o por contraste intencionados; o se trate de un desarrollo de detalle que confirmará —y dará existencia— el proyecto de escala mayor del que ha partido». Así, la condición de grandeza de una obra queda liberada de atributos de entalladura: small, medium, large —que por otra parte tampoco en la industria del vestido refieren valores diferenciales— y se le adjudica al trabajo de construcción formal de un intensionado episodio en la construcción-transformación de las formas de la ciudad, como parte inseparable de las formas sociales y culturales. La forma urbana, asumida como dato registrable de fines y medios de la vida de una comunidad —creación del ambiente en que ésta existe— constituye entonces el «objeto constante» de la creación arquitectónica en el sentido corbusierano del arte: «producto de la ecuación razón-pasión, ...es el lugar de la felicidad humana»4. La negación de la obra de arquitectura como obra de construcción urbana es un fenómeno relativamente reciente en la historia de la humanidad. La preocupación del pensamiento griego por la organización de la ciudad, o el interés en ella de los artistas del renacimiento, o las utopías social-urbanas del siglo XIX, son una clara evidencia de que el valor social de la forma de la ciudad solo desaparece a partir de las primeras décadas del siglo XX, cuando los problemas urbanos en su nueva dimensión metropolitana, pasan a ser competencia creciente de la «técnica», mientras que la arquitectura gradualmente se repliega, haciéndolo propio, al campo del «desing», «artificio que oculta la tontería y las perezas y el espíritu de lucro»5, y que se orienta más recientemente, en muchos casos, a la búsqueda de la recompensa mediática permanentemente alimentada con la idea de innovar a toda costa, interrumpiéndose por esta urgencia en «la invención» toda relación con aquello que la rodea y la condición de servicio que tiene el «arte de construir ciudades». 8]
las escalas? Una equivocada interpretación del movimiento moderno a lo largo de la segunda mitad del siglo XX ha llevado a esta paulatina negación —o abandono— de un ámbito moral para las formas de la ciudad y que, como señalara R. Moneo, ha derivado la búsqueda de los referentes de la arquitectura «en los sistemas de producción artística como el cine y el video» evitando preocuparse «si estos nuevos principios conforman un sistema válido para representar nuestro mundo y si son política y socialmente responsables»6. Pero no hay duda que el proyecto de arquitectura necesita de «la invención», invención que sólo se legitimará aplicada a los problemas que la requieran; aquellos que desbordan las soluciones de calidad probada y que por ser de carácter colectivo y cultural se producen en el interior de las formas urbanas y sociales en evolución, necesariamente articuladas con lo pre-existente según una dinámica de proceso en el tiempo. Entre los múltiples balances de fin-principio de milenio en torno al estado de la arquitectura contemporánea, y que tal vez liderara paradigmáticamente la Bienal de Venecia con su llamamiento: «más ética menos estética», se refiere Vittorio Lampugnani7 a la necesidad del reconocimiento y aceptación de «las diversas facetas de la ‘normalidad’ en que se basa la viabilidad de las ciudades... y la calidad de vida urbana: la ‘normalidad’ de las cosas sencillas, pero no de la trivialidad; la ‘normalidad’ de las cosas auténticas, pero no de la originalidad» ya que la ciudad necesita de pocas novedades, de pocos gestos individualistas, por lo tanto «debería ser modesta y estar generosamente restringida si sus habitantes son capaces de vivir su vida con libertad». Surge de esta demanda de normalidad la necesidad y posibilidad de una nueva cotidianidad de los acontecimientos, los valores y las esperanzas urbanas, y en ello está el programa proyectual y constructivo de la arquitectura. Lo cotidiano —diario—, (según el diccionario Pequeño Larousse), recompone entonces el sentido íntegro de la condición urbana y de su carácter de experiencia colectiva, compleja. Integra y compleja como es la percepción y el accionar social e individual, como lo es el valor del progreso, como lo son las formas ambientales (arquitectura) que demandan su existencia y representación. En esta cotidianidad las demandas se reiteran: la articulación de las esferas pública y privada, la dinámica de construcción urbana y los momentos referentes de ese proceso, y las opciones «de parecerse» por ser parte de una serie, o «de diferenciarse» por iniciar una nueva serie, ante la voluntad «de ser». La obra se referenciará y significará en la arquitectura de la que hace su arquitectura, y en ello residirá su trascendencia. Detenerse en este número de [041] en un grupo de obras de mediana envergadura constituye una estimulante oportunidad para tentar el ejercicio de aproximación a su «puesta en acto urbano». Tal vez más distantes de la condición de clientelismo personalizado en la que mayoritariamente se desarrolla la profesión de producir las obras de arquitectura en nuestro medio, estas ocasiones pueden constituirse en estratégicas oportunidades de juicio e «invención» de construcción de piezas y episodios formales relevantes, en la construcción y transformación de nuestras urbanidades formalmente aún inmaduras, y capaces de «actualizar», a la manera de manifiesto concreto, la cotidianidad contemporánea de los acontecimientos y de los valores de la vida en ciudad.
Notas (1) Le Corbusier; ARQUITECTURA EN TODO-URBANISMO EN TODO. Conferencia 8 de Octubre de 1929, Buenos Aires. En PRECISIONES Ed. Poseidón, Barcelona 1978. (2) Beatriz Chazarreta; JUEGO DE ESPEJOS, en 041 número 4, CAD 2, Rosario, Julio-Agosto-Septiembre 2000. (3) Ludovico Quaroni; PROGETTARE UN EDIFICIO, Ed. Mazzotta, Milán 1977. (4) Le Corbusier; Op. Cit. (5) Le Corbusier; Op. Cit. (6) P. López y F. Moralejo; EL ULTIMO ANY, en SUMMA número 45, Buenos Aires, Octubre-Noviembre 2000. (7) Vittorio Lampugnani; LA CIUDAD NORMAL, en ARQUITECTURA VIVA número 74, Madrid, Septiembre-Octubre 2000. 9]
1
5
10]28]
Edificio Torre Bolsa Mario Roberto Alvarez y Asociados Superficie 21.000 m2 anteproyecto aprobado año 1983 Paraguay entre Santa Fe y Córdoba, Rosario
11]
12]
La Bolsa de Comercio de Rosario Se partió del criterio de que el edificio de Córdoba y Corrientes, inaugurado el 11 de Noviembre de 1929, magnífica creación del Arquitecto Raúl R. Rivera, no podía ser alterado en su estructura ni en sus detalles, sin desmedro de su belleza y armonía, que lo constituyen en uno de los justos motivos de orgullo rosarino en materia edilicia. Quedó intacto, pero está en conexión directa y fluida con las nuevas instalaciones, lo cual, respetando las características de cada concepción, da a los dos edificios una continuidad efectiva. Es la unidad en la diversidad. Los Terrenos situados sobre la calle Paraguay entre Santa Fe y Córdoba, frente a la plaza Pringles, los terrenos donde se realizó la obra integran un predio en forma de martillo, de 41 metros de frente, con una superficie total de aproximadamente 2.300 metros cuadrados. El Proyecto. Decidida la construcción del Edificio, se procedió a la selección por antecedentes de una firma de arquitectos que llevara a efecto los estudios preliminares de la obra y la confección del Anteproyecto. Fueron invitadas diecisiete firmas del más reconocido prestigio, a criterio del Consejo Directivo, a saber: siete estudios de Rosario, ocho de Buenos Aires y uno de Córdoba. Efectuado un exhaustivo análisis, el Consejo Directivo resolvió designar al Arquitecto Mario Roberto Alvarez y Asociados, de la Capital Federal, para que se hiciera cargo de los Estudios Preliminares, el Anteproyecto, el Proyecto y la Dirección. En el mes de Marzo de 1983, se aprobó el Anteproyecto de la obra, que consta de 2 Subsuelos, Planta Baja, Basamento (Pisos 1º y 2º) Torre (Pisos 3º al 15º) y Remate (Pisos 16º y 17º) con un total de 21.000 m2. El Proyecto comprende los siguientes sectores: en Planta Baja, los accesos y el gran hall, con locales para atención de socios y público en general (oficinas bancarias, postal, Caja de Valores, etc.) y una amplia comunicación con el actual Edificio; el Hall de Acceso a la Torre de Oficinas y los servicios generales, que incluyen el estacionamiento, situado en los Subsuelos, para vehículos particulares, con capacidad para 106 automóviles. Plazoleta Cubierta. La Planta Baja, recedida aproximadamente 13 metros de la línea municipal de edificación, genera una plazoleta cubierta, exterior, con la inclusión de una escultura de la artista rosarina Sra. Nelly Giménez Vallana. Tan amplio retiro brinda un mayor desahogo al cumplimiento de las funciones propias del edificio y representa un aporte para embellecer el acceso, dándole amplitud. La transparencia y liviandad de la fachada se logra con una carpintería de acero inoxidable y cristal. Otros aspectos exteriores. Debido al retiro de la Planta Baja, se decidió ubicar con la mayor superficie, el 1er. Piso, el Salón de Operaciones de la Bolsa de Cereales, y un Salón de Usos Múltiples con capacidad para 700 personas. Además, para evitar que el volumen de la construcción fuera agresivo al entorno, se dispuso retirar de frente y lateralmente el edificio de oficinas. Por lo demás, no habrá estructura de transición, lo que da una situación ideal de economía y síntesis.
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Microcine. Se desarrolló en el 1er. Subsuelo, con acceso a través de una amplia escalera desde Planta Baja que conduce al generoso Foyer en donde se localizan guardarropas, sanitarios, y un office destinado a apoyar funciones accesorias. La Sala en sí cuenta con una superficie de 350 m2. con capacidad para albergar 300 butacas, y apoyada por servicios complementarios compuestos por 3 cabinas para traductores, camarines, depósitos, y salas de audio y proyección, totalizan una superficie aproximada de 900 m2. destinados a este Centro Cultural. Salón de la Bolsa de Cereales y Salón de Usos Múltiples. En el primero y segundo Piso del basamento han sido ubicados los espacios correspondientes a la actividad de la Bolsa de Cereales y al Salón de Usos Múltiples. El Salón de la Rueda de Cereales tiene 600 m2. Ambos, de doble altura, están vinculados con un Foyer ó área de movimiento, al cual llegan la escalera de acceso desde Planta Baja y dos ascensores privados de la Bolsa. En el Hall se han previsto los sanitarios para público en general. En el 2º Piso se proyectó un Restaurant con visuales a la doble altura del Salón de Operaciones, dividido en 2 sectores, integrables para determinadas ocasiones. Uno para los socios de la Bolsa y el restante para los usuarios del Edificio de Oficinas. Los socios de la Bolsa acceden a forma independiente por 2 ascensores exclusivos o por una escalera que comunica a dicho sector del comedor con el Salón de Operaciones. Los usuarios del Edificio de Oficinas a través de los 4 ascensores de la Torre. Como complemento del sector se proyectaron sanitarios para hombres, mujeres y discapacitados. La cocina que incluye cámaras de frío, tiene su acceso independiente de mercadería a través del ascensor/montacargas y un palier de servicio independiente. Se dotó al sector de Salones de Ruedas de un frente opaco, en todo el ancho y la altura, no sólo pensando en la fuerte expresión arquitectónica, sino para cumplir la premisa de aislación térmica y acústica. La luz natural será cenital a través de claraboyas circulares semiesféricas, que en el caso de Salón de Usos Múltiples tienen previsto un sistema de oscurecimiento de accionamiento a control remoto. Torre de Oficinas. Doce de los trece pisos de la Torre serán para Oficinas. La torre se apoya sobre los linderos sur y oeste, conformando un volumen de semiperímetro libre, que por sobre los linderos cuenta con cuatro fachadas acristaladas. Carpintería de aluminio anodizado color con cristales tonalizados. Como la estructura resistente se resuelve con solo dos columnas internas, es posible en las oficinas una gran flexibilidad de armado. Cuenta con cuatro ascensores de alta velocidad y un montacargas, que se agregan a los dos ascensores privados. Además, posee un alero perimetral que no solo brinda protección del sol y permite la fácil limpieza de las ventanas, sino que servirá de eventual escape hacia una escalera de emergencia, externa.
1
5
vacío s/microcine cocheras
Planta 1er. subsuelo
Planta Baja
14]
Planta tipo oficinas 4º a 14º
Corte transversal s/ PB, 1º y 2º pisos
foyer
salón de usos múltiples
ascensores uso exclusivo socios Bolsa (2)
salón rueda de cereales
sanitarios públicos
Planta piso 1
sanitarios
restaurant p/socios vacío s/ salón usos múltiples
cocina
doble altura s/ salón operaciones
restaurant p/ oficinas
Planta piso 2
15]
1
5
2
5 Telecom Argentina Proyecto y Dirección de obra Edificio Rioja 1479, Rosario Proyecto y Dirección de obra Central Iriondo, Rosario Drazen Juraga Asociados Arquitectos Leonardo Gianolio, Sergio Bertozzi Representante Técnico Arquitecto Miguel Torresi Cálculo estructural Ingenieros Civiles Esteban Drinkovich, Gonzalo Garibay
16]
18]
2
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19]
20]
Texto Sergio Bertozzi
Edificios análogos.
Análogo es algo parecido pero que no es lo mismo. Pero no todas las analogías son evidentes, aún ante los ojos del observador más perspicaz. Las diferencias surgen con inmediatez, pero los elementos comunes —generalmente más sutiles—, requieren una mirada más curiosa y atenta. Rioja 1479, con su ligera piel de vidrio, y la Central Iriondo, con la severidad de su fachada ciega de hormigón, son edificios que no son tan diferentes en su interno. Al menos no en la misma medida en que sus fachadas pretenden diferenciarlos. Y es que las intervenciones en ambos edificios operaron conforme a un programa en el que en tanto en el primero predominarían los espacios para las personas, en el segundo el protagonista sería el hardware comunicacional. El resultado, visto con la perspectiva del tiempo transcurrido, es más parecido que lo que se pudo imaginar, puesto que lo que los autores buscaron enfatizar fue las diferencias. El uno edificio corporativo. El otro central telefónica. El primero hábitat del hombre. El segundo contenedor de la máquina. Pero la evolución tecnológica, y los consecuentes cambios de modalidades y estrategias operativas de la compañía, que se producían a la par de los proyectos y las obras, nunca permitieron disponer de un programa completo y determinado, instrumento a la vez que producto clásico de los arquitectos formados en la lógica del proyecto que debe dar respuesta a un programa-comitente. A ocho años del prólogo de estos proyectos, la oportunidad de reflexionar acerca de su comportamiento, permite indagar hasta qué grado la respuesta fue acertada y hasta qué punto, por las limitaciones impuestas por la propia formación profesional, resultaba posible interpretar la nueva lógica que requerían estos proyectos. En este caso, el campo del análisis proyectual más revelador se encuadra en el de la relación entre el proyecto contemporáneo y la realidad, la que a su vez parece haber alcanzado una dinámica propia que lo supera permanentemente. La lección es que no bastaba con edificios dotados de espacios flexibles sino que estos
2
5
21]
debían ser concebidos como sistemas abiertos, aptos para ser repensados permanentemente y responder a una realidad indeterminada y mutable. En ambos casos, la propia indeterminación programática devino en edificios no-terminados, en cajas contenedoras de programas en constante transformación, donde en sus respectivos internos coexisten indistintamente, en el espacio y en el tiempo, centrales telefónicas con personas que, las unas y las otras, desarrollan funciones en constante cambio. El espacio interno muta permanentemente, pero la imagen externa permanece inalterada, expresando dos imágenes diferentes pero envolviendo dispositivos análogos, en parte como producto de una concepción rigurosamente funcional, pero básicamente como necesidad figurativa. Las fachadas de ambos edificios mantienen inalterada —en su expresión y en su materialidad— la imagen buscada para cada edificio, pero independientemente de los sucesos internos. La estabilidad y previsibilidad dadas por el rigor geométrico de la trama de la piel de vidrio —reforzada por la escalera de escape— o por la composición cerrada de los paneles de hormigón, contrastan con los dispositivos internos, dinámicos, en permanente mutación, en los que el mayor valor del proyecto reside, precisamente, en haberse comportado en el tiempo como sistemas abiertos. Estos conceptos, que requerían ser enfocados desde una nueva lógica del proyecto, no resultaban entonces fáciles de asimilar y algunos datos demuestran hasta qué punto el pensamiento de los proyectistas, por formación, continuaba siendo rígido. Un ejemplo de ello lo constituye el logotipo de la compañía, esculpido en el hormigón a la vista del plano de fondo del hall de recepción, pensado para perdurar en el tiempo. A pocos meses de acabado, TELECOM modificó su logotipo. La solución revelaba una concepción clásica para proveer una imagen de estabilidad y permanencia, en un ámbito que es mutable e indeterminado. Pero entonces, asumir esta nueva lógica significaba para la convención de los autores, una contradicción mas que una forma de hacer arquitectura.
3
5 Supermercados «La Gallega» Faure, Malamud, Riveira / arquitectos Avenida Pellegrini y Mitre, Rosario Dorrego entre Rioja y San Luis, Rosario Villa Gobernador Gálvez
Supermercado «La Gallega» sucursal Pellegrini
corte
Sarmiento
Av. Pellegrini
Mitre
planta baja
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24]
Italia
Dorrego
Supermercado «La Gallega» sucursal Dorrego
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planta baja
Supermercado «La Gallega» sucursal Villa Gobernador Gálvez
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Una esquina. Avenida tradicional y relevante, de alta densidad residencial y comercial. Calle de acometida al centro de la ciudad, de alto caudal de tránsito. Frente urbano con perfil heterogéneo, entre edificios de vivienda de 10 pisos, y edificios comerciales de planta baja. Un tema. Arquitectura comercial, para un emprendimiento trascendente de una reconocida empresa de la ciudad, Supermercados «La Gallega», en franca expansión. Un proyecto. Para dar respuesta a las necesidades de comercialización, crecimiento e impacto comercial del cliente. Para resolver un lugar de la ciudad atendiendo a las singulares condiciones del mismo. Dos cajas. Una que aloja todas las actividades propias del supermercado y el restaurante. Otra que contiene el ingreso y el desenvolvimiento de los medios de circulación que relacionan los diferentes niveles. Dos escalas. La del edificio, que se relaciona con la altura media de las construcciones de carácter comercial sobre ambas arterias, y la de la torre que resuelve la relación con la altura de la propiedad horizontal, materializándola con los linderos. Una textura. Lisa, satinada, reflejante, alternando los dos materiales que conforman la piel como parte de una misma superficie a veces opaca, a veces transparente. Cuatro colores. El blanco, a modo de continente. Los colores institucionales alternándose puntualmente, para conseguir una imagen y una atmósfera limpia, luminosa, fresca, alegre. Algunos grises, solo para resaltar formas y proporciones y poner en valor a los cuatro colores.
3
5
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Tres ámbitos. El del ingreso y circulaciones; abierto, con gran continuidad visual con la calle, y los otros espacios interiores. El del mercado, cerrado, concentrado en si mismo, con importante caudal de luz natural pero casi sin visuales al exterior. El del restaurante, desmaterializado, como una bandeja que flota en un espacio mayor, con grandes visuales a los demás espacios y al exterior. Dos estructuras. El hormigón premoldeado, sólido y macizo, dando sustento desde la fundación hasta los diferentes niveles de piso. El metal, frágil y liviano, como cubierta con distintos niveles y características. Dos recubrimientos. Afuera el aluminio compuesto, aportando al diseño de las formas con su pureza, y acusando su condición modular. Adentro la tabiquería de tableros de yeso, resolviendo una superficie continua. Un símbolo. De la empresa en la ciudad. Asumiendo la capacidad de identificación de la arquitectura institucional. Potenciando la compleja relación entre el emprendimiento privado y el espacio público en la búsqueda de un crecimiento complementario y equilibrado. Una reflexión. Que en los últimos años en el país, los edificios comerciales han sido y son uno de los temas más construidos, y paradójicamente uno de los menos investigados proyectualmente. Los edificios comerciales han derivado predominantemente por el camino del diseño globalizado, con pertenencia a diferentes contextos, con la sola identidad de la repetición de formas emblemáticas propias del tema. Los supermercados, han sido concebidos habitualmente como un lay-out u organigrama eficiente y posteriormente elevados y ornamentados con rasgos repetitivos y escasa diferenciación en la identidad de las empresas. Finalmente, que esta obra se propone sumarse al camino de un necesario giro en estas tendencias, que permitan pensar a estos edificios como «un tema más de la arquitectura», que no debe estar al margen de las permanencias que presentan el desarrollo teórico sobre la disciplina y la ciudad.
4
5 Hotel Holiday-Inn Proyecto y dirección Arquitectos José María D’Angelo, Fernando Boix. Comitencia Organización Panamericana SA año 1997/2000 Dorrego 450, Rosario
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FACHADA
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COCHERA ni
COCHERA ni
30] EJE MEDIANERO
EJE MEDIANERO
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5
1 CORTE
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1
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1
PLANTA GIMNASIO Y SAUNA PISO 18
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PLANT
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PLANTA SUITES PISO 17
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PLANTA PISOS 8 A 10
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1 PLANTA 1 A 7
PLANTA PISOS 14 A 16
VACIO SOBRE INGRESO TERRAZA PILETA CONFITERIA
1
5
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PLANTA CONFITERIA
16
16
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1 2 3 4 5 6 7 8 9
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HABITACION ESTAR SUITE SAUNA GIMNASIO COCINA CONFITERIA TERRAZA PISCINA
14 11
11 LOBBY 12 ADMINISTRACION 14 COCHERA nivel A 15 COCHERA nivel B 16 SALA DE MAQUINAS 17 SALON 18 SALON DE NEGOCIOS 19 SALON 20 HALL
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PLANTA BAJA / LOBBY
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4
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El edificio del Holiday-Inn cuenta con veinte niveles en donde se distribuyen las habitaciones y las funciones al servicio del pasajero, en una superficie de aproximadamente diez mil metros cuadrados. En el subsuelo se encuentran las actividades del mundo de los negocios y un estacionamiento subterráneo de siete planchas. La propuesta arquitectónica, la de un edificio con complejidad tan particular, fue equipada con todos los adelantos de la última tecnología, algunos de ellos denominados inteligentes. La presencia urbana es muy fuerte. Este edificio-estructura, sin mayores adjetivaciones, sobrio, despojado, se percibe desde distintos puntos de la geografía urbana de Rosario. La expresión vertical es la dominante, sin concesiones. La piel de vidrio enfatiza este concepto; en ella no sólo se refleja el paisaje urbano sino que también permite que a través de ella la ciudad está siempre presente. Desde los altos, se percibe la presencia del río Paraná y el avance de las obras del puente Rosario-Victoria. Este último hecho hará de nuestra ciudad un lugar emblemático, de paso, dedicado a los hombres de empresa que son el principal cliente de este emprendimiento. En los internos se encuentra un jardín seco en altura, con piscina y lugares de estar, en un centro de manzana inundado de sol y de silencio, tan difícil de conseguir en plena área central de Rosario. De fácil llegada, ubicado en el borde norte del centro histórico y comercial, a pasos del Paseo del Siglo y la sede del Gobierno provincial, el hotel hace de su ubicación un privilegio, pero sin la típica agresividad ambiental y sonora presente en las grandes ciudades.
1 CORTE
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5
5
5 CEMA Centro de Especialidades Médicas Ambulatorias Superficie 17.500 m2 año 1996/2000 San Luis entre Balcarce y Moreno, Rosario
Equipo de proyecto de la Secretaría de Planeamiento de la Municipalidad de Rosario, Dirección General del Plan Director y Departamento de Proyectos Urbano-Arquitectónicos Arquitectos Augusto Pantarotto, Gerardo Caballero, Sabrina Cáceres, Sebastián Rodríguez, Ariel Scaglione, Raul Utges Asesores técnicos Ing. Marcelo Arca, Aire Acondicionado Ing. Fermin Peña, Ing. Mario De Luca, Instalación eléctrica
MORENO
ANCLAJE
ANCLAJE
BALCA RCE
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ANCLAJE
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El proyecto del Centro de Especialidades
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Médicas Ambulatorias (CEMA) utiliza una estructura existente de hormigón armado, y la adapta a las nuevas exigencias de uso. El edificio se inscribe dentro del Programa de Salud de la Municipalidad de Rosario e incorpora un servicio de diagnóstico por imágenes, laboratorios, cirugía ambulatoria, consultorios de diferentes especialidades y oficinas para la Secretaría de Salud Pública. Con un mínimo de demoliciones, se han aprovechado todas las posibilidades espaciales que la estructura antigua ofrecía. Los nuevos requerimientos programáticos llevaron a la construcción de otro núcleo de ascensores enfrentado al anterior, posibilitando así que las áreas de espera y de circulación se desarrollen sobre la fachada norte, beneficiándose con la orientación y las visuales a la plaza. El edificio se muestra con una piel de vidrio y aluminio sobre la plaza, y un cerramiento de mampostería enrazada en el resto de las fachadas. Los núcleos de circulación vertical se conforman en hormigón armado y desempeñan un papel significativo en la composición arquitectónica. En el interior, el uso de tabiquería liviana ofrece flexibilidad a la planta, y son los núcleos sanitarios los únicos construidos en mampostería. El diseño del espacio público exterior, a través de nuevas áreas verdes, de esparcimiento y de circulación, ponen en relación a dicho edificio con los otros existentes, logrando así un lugar en común, con un tema en común, en tiempos distintos.
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MAMP OSTERIA DE 1 5cm LAD COMUNES C /REVOQU LAD. /REVOQUES GRUESO Y FINO
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CO.VE. S120 CONDUCTO 20x120
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Texto Gustavo Cardón
concurso escuela de ingeniería
Agradezco la posibilidad de escribir sobre estos proyectos, y sobre todo de hacerlo públicamente. Soy consciente de que la potencialidad de ofensa a los autores que encierra el encargo es desproporcionada respecto a la importancia de mis comentarios. Sin embargo el concurso y los proyectos producidos, no necesariamente mis comentarios, son importantes por la naturaleza del encargo y el valor que la institución a albergar debiera tener y por lo que señalan respecto al futuro de un fragmento importante de ciudad (el CUR). Las coincidencias y disidencias técnicas y culturales que ponen de manifiesto son eminentemente locales, y obligan a intentar comentarlas para que sean útiles en ese ámbito. Contrariamente a lo que pudiera pensarse a priori, esta necesidad de evitar toda tentación de teorizar más allá de las preocupaciones locales hizo de la escritura de estos comentarios una tarea aún mas difícil. He tratado de mirarlos como si me hubiese tocado hacer los proyectos, tomar las decisiones que los construyeron y en el camino pensar acerca de su sentido, elegir su viabilidad, decidir como hacerlos avanzar. Lo que sigue es un conjunto de apuntes acerca de cada proyecto y de las posibilidades de reflexión que me despertaron. Está claro que su tema no es coincidente en la medida en que cada proyecto es sugerente en distintos sentidos. A pesar de ello los comentarios enfocan la relación entre el enunciado programático y el pasaje a un enunciado arquitectónico como un tema recurrente. La cuestión es particularmente importante en mi opinión y un modo de percibir y diferenciar proyectos. He tomado este conjunto de proyectos como una oportunidad para mejorar mi propia capacidad de diferenciación al respecto, espero que esta motivación egoísta despierte algún interés. Al final de mis comentarios subrayo una coincidencia que creo de sustantiva importancia entre los tres proyectos premiados y que tiene seguramente influencia sobre cuestiones más concretas del medio local. 1er. Premio: El aspecto que más me ha llamado la atención de este proyecto es la inducción del programa en una estructura espacial simple pero con particularidades bien definidas. La complejidad distributiva ha sido obviada y resumida en una única serie de espacios de distinta altura alternados y unidos mediante un espacio de relación en el que coinciden los recorridos y el significado de resumir en un único espacio las relaciones. La alternancia de espacios altos con bajos y la consiguiente posibilidad de articular la entrada de luz da como resultado una construcción que constituye tempranamente un edificio, superando en elaboración a un esquema distributivo. Se ha eludido la definición a priori de partes del proyecto, el esfuerzo por dimensionar e inventar una estructura cuya variedad siga al pie de la letra los subtítulos del programa. El interés por las virtudes de los espacios proyectados se despega así de su destino funcional. La adaptación funcional aparece así a través de la subdivisión dentro de esta estructura espacial. Es este un modo de avanzar en el proyecto que se parece al de la reforma de una estructura que encontrásemos ya construida. En este caso esta se ha montado sabiendo de su aptitud para resolver las necesidades cuantitativas y cualitativas contenidas en el programa, pero que no hace reverencias a las particularidades que este sugiere mas allá de cierta medida. Allí donde la reiteración de espacios hace lugar a correcciones funcionales es donde el proyecto se debilita. Me refiero al punto de articulación del conjunto de espacios reiterados de talleres y aulas con el que corresponde al auditorio. El patio conseguido por la falta de algunos de estos «pabellones» es en cambio una alteración tanto más poderosa cuanto más obsesiva es la reiteración en el construido. Desconozco si el autor confeccionó el proyecto siguiendo este pensamiento, lo que parece evidente es que el proyecto no ha quedado satisfecho en la corrección del esquema, y que lo interesante de la forma y el espacio no es resultado de una adjetivación de este esquema a través del accidente, la composición de fachada y todo el «detallado» ulterior del proyecto. Si este proyecto resulta distinto en algún sentido respecto a los otros premiados es en relación con esta estabilidad de la forma de los espacios interiores que en algunos momentos se manifiesta en tensión con la forma de subdividirlos en habitaciones menores.
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1 2 3 2do. Premio: Este proyecto se encuentra en cambio construido aparentemente con otra técnica. En él el inicio es el esquema traducido en partes constituidas de habitaciones y cuartos correctamente proporcionados y manipulados hasta alcanzar tanto una correcta asociación funcional. Estas partes del programa se sintetizan en cuerpos alargados que conforman un patio, para lo cual hizo falta ajustar los tamaños de los lados, verificar la altura resultante para los cuerpos edificados, decidir disposiciones de las alturas respecto a las orientaciones y los otros elementos en el sitio. En este caso la idea de «composición» —aún cuando las partes compuestas provengan de la tradición moderna— es más evidente como modo de construcción del proyecto. La segregación funcional siguiendo una definición de volúmenes edificados es una técnica que lleva las posibilidades expresivas de un proyecto al campo del ajuste proporcional de las partes y a las alteraciones en su inmediata naturalidad, algo que Alvaro Siza ha manipulado en muchos de sus proyectos. El otro terreno, algo más resbaladizo, es el del tratamiento «estilístico» de los tratamientos. La mesura de este proyecto en ambos canales de expresión es la que resalta la simplicidad del esquema del que se parte, haciendo evidentes las intenciones. Sin embargo en mi opinión el modo de moverse dentro del edificio ofrecía la oportunidad de obtener algún grado de libertad respecto a las reglas dictadas por el esquema, aunque sea para poner más énfasis en los espacios que relacionan que aquellos relacionados. El montaje de una estructura simple a través de una articulación de partes adquiere, en mi opinión, un valor poético cuando la elementariedad se acentúa en la construcción de la forma y en la precisión en el modo de aproximarnos y colocarnos frente a su supuesta «naturalidad atemporal», a montar la escena para su apreciación con los sentidos (cabe recordar nuevamente a Siza). De lo contrario tiendo a creer que las razones de tal elementariedad se debilitan y dejan el esqueleto del montaje tan a la vista que nuestra percepción del artefacto se empobrece. En este proyecto justamente las maquetas nos muestran con más precisión esa posibilidad de transmitirnos serenidad de la forma elemental del proyecto. Una aproximación a las plantas y las elevaciones nos dejan algo más dubitativos... 3er. Premio: Aún sin conocer el programa en detalle este proyecto es casi una descripción del mismo. Se ha dividido al edificado en dos partes al igual que en el resto de las propuestas, sólo que en este caso la división implica una separación total en dos cuerpos edificados. El edificio de aulas, oficinas, etc. se ha ordenado con una rectitud tipológica inmediata en un cuerpo de doble crujía, a su vez seccionado por el Hall de varias alturas que resume las opciones distributivas planteadas por las principales «funciones» del edificio: a un lado las aulas y talleres, al otro la administración y las autoridades. Me detendré en la dificultad que nos plantea la fórmula que resuelve al auditorio en dos partes. Esta que pretende ser elemental, se debilita cuando los sanitarios se hacen rebeldes a la reducción del programa a las dos grandes unidades espaciales sálas y foyer, transformándose en un volumen adosado que dificilmente pueda escapar a su carácter de incómoda dependencia respecto al cuerpo mayor. Esta dificultad nos pone por delante un obstáculo compositivo muy frecuente en el montaje «moderno» de soluciones tipológicas que habián sido más estables en la arquitectura academica. El uso de una version simplificada del teatro de siglos pasados plantea en los modos de componer y construir modernos el problema de cómo ocultar aquello que en los edificios académicos se ubicaba en diminutos espacios de servicio que daban la forma exterior precisa del edificio. Cuando los elementos portantes son discretos, las formas de los espacios interiores tan rotundas y faltas de intersticios, la forma interior se transmite inmediatamente al exterior. Las soluciones a estos problemas están a la vista en los primeros proyectos modernos, es en mi opinión la
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resolución de estas dificultades de un modo paradigmático lo que los hace precisamente «magistrales». La absorción de estas partes del programa en partes ocultas de la planta, a veces ubicadas en el centro cuando en una visión lógica del programa son periféricos está presente en el caso de Mies. La segregación en partes discretas adheridas pero expresivamente complementarias son otra solución. Se trata del momento en que el moderno escapa y hace evidente todo lo que su primer aparato propagándístico oculta, la imposibilidad de la inmediatez funcional como mero agregado de unidades espaciales dimensional y distributivamente correctas en correspondencia con una interpretación esquemática de las funciones (usos). Mención: En este caso la articulación en dos volúmenes obedece a otra interpretación de su relación con el conjunto del CUR. Su posición definitiva en el conjunto es poco importante, dado que la simetría axial que sostiene el proyecto lo hace completamente autónomo respecto al resto del conjunto, especialmente cuando es dificil pensar en una axialidad pre-existente en el sitio donde debe ubicarse el edificio, o una vastedad de vistas donde esta autonomía del edificio pueda percibirse desde la distancia. De alguna manera el edificio tiene una resonancia del fragmento de la super-estructura que se había proyectado para el CUR que hoy ocupan la facultad de Arquitectura y la de Ciencia Política, el uso de un primer piso como plano noble y el destino casi exclusivamente infraestructural a que el plano de suelo queda relegado hace pensar en edificios como «naves» flotantes en un paisaje que se observa y aprehende sólo estando a bordo de ellas. En este caso la disposición y el pequeño tamaño de la misma dejas muchas dudas acerca de las intenciones del proyecto. El énfasis puesto en una cierta ingeniosidad de la estructura hace pensar que la elaboración del proyecto se centró en significar a través de ello a la institución. La simplicidad constructiva de los demás proyectos denuncia la gratuidad de esta complejidad estructural. En este proyecto resuena el uso de una manifestación visual de la estructura con un sentido propagandístico, manifestaciones de un programa de promoción de la ingeniería como vanguardia en la solución de problemas de infraestructura o de producción que ha ido debilitándose en la medida en que la ingeniosidad se ha trasladado al terreno de las soluciones ambientales, la producción de dispositivos microscópicos, la bio-ingeniería, etc. haciendo del heroismo de los puentes, las torres, diques, etc. un lugar común. Las construcciones civiles son dificilmente un terreno de vanguardia hoy si se quita de ellas la agenda de la conservación de la energía, la eficiencia económica y ambiental de las operaciones infraestructurales, los efectos económicos de la inversión, etc. todas ellas con poco impacto en la «visualidad» de las estructuras. Si esto es así —y ciertamente es sólo una opinión posible acerca del presente— el sentido representativo de este edificio respecto a una Facultad de Ingeniería es más una acusación de anacronismo que un instrumento de manifestación de la «actualidad» de su orientación académica. Coincidencias: En todos estos proyectos el auditorio y el resto del edificio dan lugar a dos volúmenes separados. Esta división en dos «tipos» de edificios sería una interesante proposición para producir un campus, sólo que la elementalidad de las partes del proyecto —los edificios— lleva la necesidad de complejidad y sensibilidad al terreno de las relaciones entre ellas, tanto en el modo de disponerlos sobre el terreno, como en la necesidad de producir con estos materiales simples condiciones espaciales significativas en los exteriores. Relaciones que deben desarrollarse a través de su caracterización paisajística concreta. Cuando imagino esta posibilidad me parece más clara la necesidad de sospechar de la ilustración edénica del paisaje natural como plano benevolente en la absorción y articulación de lo que se edifica que emana de los panfletos corbusieranos. La combinación entre esta arquitectura de los edificios y una construcción paisajística precisa como la anglosajona me resulta ciertamente más confiable y enaltecedora de los valores de simplicidad del edificio en una estructura dispersa. Desgraciadamente las virtudes y técnicas de ese modo de proyectar el conjunto nos son cuanto menos distantes cuando no desconocidas.
m c 42]
premios | mención | coincidencias
En los proyectos premiados aparece un rasgo común que, dado que no se presenta de igual manera en el proyecto que obtuvo mención, seguramente es producto de una toma de partido de los proyectistas, antes que un requerimiento de las bases. Los tres proyectos dan forma a un vacío que articula los accesos al edificio de la Facultad y el Auditorio con el espacio definido por los pabellones que albergan al IMAE, y las Facultades de Arquitectura y Ciencia Política. Esta coincidencia en la manipulación de las masas edificadas de modo de crear una suerte de trayecto a través de un vacío o una plaza de acceso me ha llevado a interrogarme: Si se hubiese llamado a concurso para elaborar ideas para el ordenamiento del CUR, ¿se hubiese obrado en la misma dirección que este consenso manifiesta? La respuesta es en realidad una serie de especulaciones y preguntas que encuentro particularmente estimulantes para debatir. Esta coincidencia en el tratamiento de la relación entre vacío y construido y respecto a los aspectos funcionales más básicos del proyecto del edificio en relación con el conjunto al que busca construir (dado que no parece apropiado hablar de la preexistencia de un conjunto al cual agregarse) podría haber sido un rasgo grueso casi codificado de proyecto. Es decir algo que puede establecerse como regla en un plan de masas, como definición temática y morfológica en un «master plan», o un espacio específico en un proyecto que se abocase a definir la forma de las áreas exteriores del conjunto (territorio que en el reparto de exclusividades disciplinares gusta adjudicársele a los «paisajistas»). Adivino que los resultados de tal concurso no necesariamente hubieran tenido tal grado de coincidencia en sus resultados, especialmente porque el sentido común que el encargo de un programa particular suele arrancarnos a nosotros arquitectos, no es tan frecuente en los supuestamente permisivos concursos de ideas para conjuntos de gran escala. En otros términos, la relativa cohesión cultural que se observa en el tratamiento de un conjunto edilicio particular no me parece tan frecuente a la hora de abordar el mismo problema desde la perspectiva de la totalidad de un proyecto de escala urbana. Se hace patente en el sitio mismo la falta de una estrategia para la manufactura del CUR aunque más no sea a través de las operaciones que sostenidas en su magro presupuesto de mantenimiento tengan efectos sobre un ordenamiento de sus condiciones espaciales. La falta de respuesta a las siguientes preguntas, al menos a través de información que sea de dominio público motiva mi anterior afirmación. ¿De qué manera se determinó que esa era la ubicación y el perímetro catastral apropiado para agregar una escuela de ingeniería? Aunque la solución propuesta sea inobjetable, la pregunta no tiene una respuesta conocida. ¿Qué coherencia tiene este interesante resultado arquitectónico con las casuales construcciones que han «florecido» en el acceso al CUR? Es difícil tener un juicio favorable respecto a tales construcciones y a los modos de gestionar su «aparición» en el interior de una institución que declara perseguir la calidad (me refiero a la Universidad…) ¿Existe efectivamente una acción de gestión para mejorar las condiciones de urbanidad del borde Oeste del CUR como para justificar en todos los proyectos una apertura a la calle Beruti? A menudo quienes conducen instituciones públicas manifiestan —aunque no públicamente— que los proyectos que resultan de concursos se ajustan menos a las realidades de gestión y presupuestarias de las instituciones que deben construirlos, que aquellos elaborados pro arquitectos «de planta». Sería interesante invertir la perspectiva de la pregunta: ¿son capaces las instituciones públicas de producir convocatorias precisas, articuladas en el tiempo, participativas y transparentes? Más aún ¿están legítimamente interesadas en hacerlo? Me temo que la respuesta es en general negativa. En el caso de la Universidad llama la atención que mientras el edificio para una facultad que se construía e inauguraba era precisamente el que no se concursó, se haya concursado aquel para el que parece no haber fondos. O que mientras se posee un posible campus universitario, se inviertan sumas importantes de dinero en montar una sede administrativa en otra localización. Ninguna de estas alternativas es probablemente incorrecta, lo que resulta infantil es la escasa coherencia de los esfuerzos. En este contexto, los costos y ajustes a la realidad de los proyectos producto de concursos son realmente poco relevantes. Ciertamente parafraseando a Churchill, los concursos son el peor sistema para elegir proyectos, exceptuando todos los demás conocidos.
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Arquitecto Gerardo Caballero Colaboradores en concurso Arquitecto Mario Antonio Antelo, Arquitecta Maite Fernández, Gerardo Bordi y Ramón Herrera Ingeniería Ingeniero José Ramón Orengo Fotografía maqueta Gustavo Fritegotto
Concurso Nuevo Edificio Escuela de Ingeniería Civil y Auditorio
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1er. Premio
El proyecto ganador del concurso para la nueva sede de la Escuela de Ingeniería Civil y el Auditorio de la Ciudad Universitaria se genera a partir de una serie de decisiones tendientes a vincular la escuela con los edificios existentes en la Ciudad Universitaria para que ésta se sume al conjunto de una manera natural. Las generosas dimensiones del terreno asignado propician la idea de un edificio en solo dos niveles, facilitando su organización y logrando un ahorro en circulaciones que al unificarse permiten dimensiones mayores para convertirse así en ámbitos de encuentro dentro de la Escuela. La presencia en el lugar de siete magníficos ejemplares de palos borrachos alentó la idea de organizar el edificio en torno a ellos, creando un patio exterior cerrado que servirá de recreación tanto para profesores como alumnos. Los departamentos de investigación adoptan una sección tipo shed para proveerlos de luz natural del Sur y crear unos espacios de aspecto fabril donde poder «generar» conocimiento. Las aulas se orientan al este con visuales al río y protegidas con parasoles de piezas de hormigón prefabricado. La planta en «L» se completa con la presencia del edificio del IMAE, con el cual conforma una plaza exterior, la posición del auditorio sirve para delimitar dicho espacio al tiempo que por ser el Auditorio de la Ciudad Universitaria se ubica sobre el eje principal del campus. Hacia la calle Riobamba, el edificio reduce su altura para adaptarse a la escala del barrio. El edificio esta concebido con una estructura de hormigón y terminaciones de hormigón visto en su exterior, los lucernarios son de U. Glass.
Universidad Nacional de Rosario 45]
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INGRESO EXISTENTE
De la crítica del jurado «...Implantación en el terreno y partido general: el proyecto ganador divide el terreno en dos franjas, una paralela a la espina Norte-Sur de Centro Universitario Rosario, que se destina a espacios abiertos y dividido entre una plaza cívica haciendo cruz con la Plaza Canadá, y un espacio más recoleto, expansión del bar en el extremo Sur. El cuerpo del Auditorio oficia de articulador entre estos dos espacios. En la banda Oeste se desarrolla la totalidad de los locales de la Escuela y del Auditorio en planta baja, con excepción de las aulas de grado que se ubicaron en la planta alta. En el ángulo interior de la «L» formada entre la Escuela y el Auditorio, se producen los accesos a los halls de ambos edificios, los que a su vez están comunicados entre sí. Con eso se pueden usar los multimedia y el bar directamente por la Escuela. A su vez, el cuerpo de esta última se compone de dos bandas, una que contiene todas las aulas de clase, las de posgrado en planta baja y las de grado en la alta. Un segundo cuerpo de una planta baja profunda con luz cenital, contiene todos los departamentos e institutos, tratados como talleres, con buenas posibilidades de flexibilidad. Esta banda se interrumpe para crear un jardín que contiene a los siete magníficos palos borrachos, el que a su vez alegra el espacio de doble altura que conecta y sirve de expansión a las aulas de clase. La ubicación de la Escuela permite su conexión con el edificio del IMAE. Adecuación funcional: el desarrollo de casi todo el programa en planta baja, incluyendo el auditorio y las salas multimedia asegura un funcionamiento muy simple y eficaz, con una óptima relación entre posgrado, departamentos, instituto y gobierno. Cumplimiento del programa: el proyecto cumple con todos los requisitos del programa, con locales de buena proporción, calidad ambiental y óptima orientación. Criterios económicos: la tipología adoptada, los materiales propuestos y la mesura estructural aseguran que los estimables valores señalados se lograrán con ponderable economía de medios...» 48]
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Arquitecto Diego Arraigada, Nicolás Campodónico, Arquitecto Mario Corea, Sebastián Guerrico, Ingeniero Gonzalo Garibay Colaboradores Arquitecta Alejandra Vazquez, Maria Soledad Amatrain, Natalia Cordaro y Florencia Bonaudo
2do. Premio
Facultad de Arquitectura
Fotomontaje Fo t o m o n t a j Ciudad e Ci u d aUnivercitaria d Un i v e r c i t a r i a
Vista Este
( CUR CUR ))
escala 1:200
Estacionamiento
Planta General de ubicación
escala 1:200
IMAE
Plaza cívica Claustro Academico
Auditorio del CUR
Facultad de Ingeniería
Ingreso al CUR ( Peatonal y Vehicular )
Atrio comun Estacionamiento
Vista Norte
escala 1:200
El Lugar es siempre el origen del proyecto. Este lugar es un área que si bien tiene un uso específico nunca fue proyectada con tal fin, generándose conflictos de relación entre los edificios existentes y con el borde urbano. No obstante es posible reconocer una secuencia de espacios abiertos que se han constituido como una espina articuladora en este sector del Centro Universitario Rosario (CUR). El lugar, su geometría y topografía, la ortogonalidad y la planitud como elementos definitorios del proyecto. El tema de proyectar una casa de estudio nos permite reflexionar sobre cuáles deberán ser las características de los espacios destinados; y cómo será la producción de conocimientos, en el marco del desafío que encara la educación para el nuevo siglo. Es así como se propone un edificio con una estructura clara y flexible a la vez, donde toda el área de formación se halla ubicada en la planta baja, en una fluida relación horizontal y reunido entorno de un espacio común de un real uso cotidiano. El Concepto. Un edificio con variedad programática como este, y de una extensión considerable, no puede ser reducido solo a una idea, sino que se plantea a distintos niveles: Nivel Metafórico. La idea del claustro como «El Lugar» de producción de conocimientos, un «claustro abierto» al que se accede libremente sin perder la visión del cielo. Nivel Programático. El programa queda claramente expresado en el desarrollo del proyecto, así toda el área de formación más la institucional quedan en la planta baja y entorno al patio, mientras que el área de investigación queda en los niveles altos sobre el decanato. El auditorio queda en relación con el cuerpo principal de ingeniería, pero sobre la plaza pública. Nivel Urbano. El establecimiento de la relación entre espacio público, umbral, espacio privado, tanto a nivel de la ciudad, como en la organización del propio edificio. Nivel de Luz. La búsqueda de la luz natural y las visuales, fundamentalmente las del río, se consigue para todos los espacios de la Facultad de Ingeniería. La Conclusión. La aceptación de la complejidad y riqueza de un programa, interpretado con conceptos claros y materializado con austeridad de recursos, dan por resultado no sólo un edificio que cumple con los requerimientos programáticos, sino que además propone recorridos, espacios resguardados y riqueza de relaciones a quien los viva.
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Arquitecto Pablo Barese Arquitecto Norberto Massa Ingeniero Jorge Raúl Tosticarelli Colaboradores Leonardo Dalla Pace, Pedro Iacomuzzi, Marcelo Ottaviano, José Rebasedas, Eduardo Mauceri Ingeniero Roberto Brussa
3er. Premio
De la estrategia general La ocasión del concurso de proyectos de Auditorio y Escuela de Ingeniería permite —por sobre su necesidad— hacer evidente un futuro en términos generales (relación entre el área y la ciudad) como así también valorar y clarificar con la ubicación de los nuevos edificios las relaciones internas entre los mismos y los existentes, y así avanzar en la especificación de sectores asignados a las distintas facultades que componen el Centro Universitario Rosario (CUR). De este modo, y en el aspecto general, la calle Beruti reúne los dos ingresos principales, y se agrega uno nuevo por calle Ocampo hacia el Sur del predio. En este aspecto de accesibilidad se valoró la equivalencia funcional entre ambos accesos, a modo de asegurar la eficiencia de los mismos. Internamente se propone cualificar la calle central del CUR en sentido Norte-Sur con la proyección de una nueva plaza, que integrada linealmente con la existente entre las facultades de Arquitectura y Ciencia Política, y una futura deducida del crecimiento edilicio indicado en las bases, permite ordenar y aclarar las relaciones entre edificios y espacios abiertos de acceso a los mismos. Así, esta calle principal interna Norte-Sur reúne a las distintas facultades que integran el predio universitario estructurando de modo general a todo el conjunto. La nueva plaza propuesta tiene el doble sentido de caracterizar la calle principal en su relación con los otros espacios abiertos y es el marco donde se ubican los nuevos edificios vinculando —a modo de cierre espacial— el IMAE, el cuerpo de la facultad de Arquitectura, la nueva Escuela de Ingeniería y el Auditorio del CUR. La Escuela de Ingeniería actúa de cierre a este nuevo espacio, permitiendo contener al Auditorio.
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PLANTA BAJA
SECCION 1-1
SECCION 2-2.
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VISTA SUR AUDITORIO
VISTA ESTE
VISTA ESTE
VISTA OESTE
VISTA SUR
VISTA NORTE SECTOR ESCUELA
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Planta Baja Gráficos
Planta Primer Nivel Despiece estratos
Arquitecto Guillermo Banchini Arquitecto Marcelo Spina Ingeniero Carlos Angel Geremia Ingeniero Jorge Fernández Milani Colaboradores Maximiliano Spina, Matías Musacchio, Georgina Huljich
Planta Segundo Nivel Diagramas estructurales
Mención
Síntesis organización
Estructura general
Sistemas diferenciales
Superficie topología estructural
Cerramiento estructural auditorio
Logística contextual. Nuestra propuesta a nivel urbano intenta activar el contexto urbano adyacente a través de la intensificación de los movimientos y actividades relacionadas al uso del CUR. Reconociendo los límites y diferencias que naturalmente existen entre el CUR y la ciudad, nuestra propuesta intenta engendrar continuidad física y visual entre ambos sistemas. El proyecto propone el nuevo ingreso por la extensión de calle Viamonte hacia el CUR, logrando de esta manera una relación urbana y vial mucho mas directa y eficiente a la vez entre los edificios de la universidad ubicados en este sector (Facultad de Arquitectura, Ciencias Políticas, IMAE y la nueva Escuela de Ingeniería) con el contexto inmediato. Este movimiento tendería a equilibrar la condición de centralidad extrema que hoy posee la entrada por calle Riobamba. El ingreso planteado por la extensión de calle Beruti se deja como opcional, pudiendo utilizarse este como ingreso y Viamonte como salida del CUR. Nuestra propuesta rescata el problema circulatorio interno del CUR como oportunidad e introduce una relación dinámica entre el automóvil y el nuevo edificio, provocando un único momento de «cruce» entre circulaciones peatonales y vehiculares en un lugar excepcional dentro del CUR como el nuevo auditorio. Infraestructura. La propuesta intenta involucrar a el Auditorio y la Escuela de Ingeniería conjuntamente con el nuevo ingreso al CUR en una serie de acontecimientos «infraestructurales». Nuestro interés fue generar un edificio que posibilitara nuevas relaciones físicas con el medio y con los usuarios, donde el potencial no residiera tanto en su inevitable calidad como objeto, sino en su dinámica accesibilidad y extensión desde y hacia la mayor cantidad de puntos adyacentes posibles, logrando una multiplicidad de recorridos y situaciones espaciales (arriba, abajo, dentro, fuera, cubierto, descubierto, cerrado, abierto, transparente, opaco, macizo, esbelto, perpendicular, diagonal, regular, singular, cartesiano, topológico, metálico, de hormigón armado, etc.) El Auditorio se posiciona montado sobre la extensión de calle Viamonte conectando por medio de dos brazos con escaleras peatonales flujos provenientes de las facultades, IMAE y del ingreso al CUR. El auditorio posee flexibilidad suficiente para distintos tipos de usos y dualidad en funcionamiento, evidenciada en las bases del concurso (podría funcionar independiente o conjuntamente con la Escuela de Ingeniería). Las trayectorias se invierten según el uso; entrada por el hall de exposiciones hacia foyer y sala cuando se usa independiente, ingreso por el foyer y cafetería cuando se usa mas informalmente dentro de la Escuela de Ingeniería (el mismo recorrido sirve para las salas de multimedia). Escaleras perimetrales vidriadas conectan el hall con el foyer y la cafetería.
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La transformación urbanística de la ciudad:
Integrantes de la Comisión de Urbanismo del Colegio de Arquitectos Distrito 2: Arquitectos Eduardo Basteri, Mirta Benedetto, Rubén del Canto, Guillermina Chachques, Isabel Martínez de San Vicente, Gustavo Parets, Cristina Pradolini, Juan Carlos Viotti.
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¿Plan Estratégico o estrategia para la acción?
Opinión Guillermina Chachques
En los desafíos contemporáneos de la gestión urbanística en la región de Rosario
En octubre de 1997 se editó el primer número de la revista [041], cuyo contenido incluía una sección dedicada a políticas urbanas. Desde su espacio editorial anticipamos que se acrecentarían en Rosario tiempos políticos e intelectuales referidos a la gestión urbanística, con una propuesta de concertación y crecimiento para la ciudad. Con referencia a algunos enunciados formulados en aquel momento e incorporando el proceso de transformaciones registrados en los últimos años, vale la pena realizar algunas reflexiones. Mantenemos la vigencia en el quehacer de los arquitectos de conocer y debatir sobre los temas «macro» de la ciudad, preocupándonos por la obra de arquitectura así como por las propuestas de la gran escala y el modelo de territorio. Nos convoca la propuesta de analizar los hechos físicos de la ciudad, la posibilidad de avizorar tendencias, perfilar actuaciones en la escala urbana, contribuyendo de esta forma a la búsqueda de una identidad, que atienda a definir el proyecto de ciudad deseable, comprendiendo sus particularidades, cuales son los proyectos generadores de cambios para la sociedad y los temas prioritarios aún por resolver. En la actualidad nos encontramos en un escenario en el que por una parte comienza a reflejarse en la región el impacto del desarrollo de grandes obras de infraestructura económico territorial, entre ellas: el puente Rosario-Victoria, la autopista Rosario-Córdoba, el desarrollo de nuevas terminales portuarias agroexportadoras en la región norte, el impulso dado a la hidrovía y los proyectos aún pendientes del puerto y aeropuerto de Rosario. Por otro lado debemos destacar que en los últimos años en la ciudad se ha llevado a cabo un desarrollo continuo en algunos planes de transformación urbana: la recuperación de importantes extensiones de tierras ferroviarias o portuarias para usos urbanos, el desarrollo del proyecto ciudad-río con sucesivas intervenciones en el frente costero, la transformación y mejoramiento del sistema vial, la propuesta municipal de descentralización con la incorporación de nuevos centros de distrito y la puesta en escena de algunos proyectos especiales como los parques recreativos o temáticos. Atendiendo a que en la actualidad las políticas de integración regional plantean un nuevo marco en los procesos de reestructuración política, institucional, económica y social, con profundo impacto en los reordenamientos territoriales, es imprescindible avanzar en una concepción de desarrollo en el marco de la región. Ubicar a Rosario en esa perspectiva significa plantear profundos cambios en los mecanismos de gestión y planificación existentes, es decir se deberá proyectar para una ciudad donde sus límites se extienden por sobre los geográficos integrándose en diversos aspectos al resto de la región. Pensar en escala metropolitana supone la incorporación permanente de este dato en el desarrollo de planes, previendo los modos de generar una corriente favorable en pos de estos objetivos. Asumir el desafío de liderar este proceso en la región deberá generar nuevas formas de concertación, ágiles y modernas, aquellas que priorizando el proyecto común también resulten atractivas para la iniciativa privada. Es importante también generar cambios e innovaciones en las características de oferta y el perfil de los proyectos sectoriales que la ciudad puede ofrecer, con adecuadas políticas de promoción. En este marco y como parte de los mecanismos de gestión que hacen al desarrollo de un proyecto político global deberán entenderse también los proyectos urbanos, claros y precisos, capaces de producir cambios, generadores de nuevos modelos en las relaciones humanas, ya sean sociales, culturales o económicas. Desde la sección de urbanismo, es nuestro interés propiciar este diálogo, comprender el fenómeno de interacción regional, ubicándonos disciplinariamente y desde allí aportar herramientas que ayuden a potenciar los cambios que nos involucran.
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Texto Isabel Martínez de San Vicente
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La transformación urbanística de la ciudad: ¿Plan Estratégico o estrategia para la acción? ¿De qué hablamos hoy cuando hablamos del Plan para una ciudad como la nuestra?
Plantearse esta pregunta puede resultar por una parte un tanto obvio y por lo tanto innecesario, y por otra poco oportuno en un momento de dramática recesión, puesto que la idea misma de Plan está asociada a una dinámica de recursos públicos y privados que en nuestro ámbito urbano se encuentra francamente detenida. De hecho, su respuesta alienta a dos posiciones extremas, pero no por ello menos frecuentes en el actual debate sobre la ciudad. Una presenta un diagnóstico de acentuado pesimismo, que si bien tiene ribetes de «lúcido realismo» visualizado sólo desde el hoy, puede resultar falso al intentar extrapolar necesariamente de esa visión un panorama carente de expectativas de futuro. La otra, construye sobre el camino de los «sueños» una visión de ciudad sin conflictos, en armonía de intereses y participación colectiva del conjunto de sus ciudadanos, que por exceso de optimismo resulta una utopía inalcanzable, generando con ella una nueva frustración. El artificio que subyace en esta segunda visión ha provocado que palabras como desafíos, estrategias, desarrollo local, relación público-privado, se hayan convertido en términos que se han alojado hoy en el discurso de comunicadores sociales, de operadores políticos 2 y de técnicos, mas como piezas de un dispositivo para la disuasión que para la construcción de alternativas ciertas de transformación de las actuales condiciones de vida para la región. Por exceso de uso, corren el riesgo de perder su capacidad de comunicar ideas nuevas y de convertirse en eslógans vacíos de significado, en expectativas imprecisas que mágicamente van a cambiar desde afuera el panorama de nuestro devenir como ciudad. Resulta necesario, en cambio, desenredar todo el potencial propositivo que contiene la noción de Plan sin convertirla en una fórmula «cristalizada», y al mismo tiempo confrontarla con un sólido bagaje de reflexiones sobre la ciudad que han ido sentando las bases interpretativas de nuestro propio fenómeno urbano, identificando las diferencias y las similitudes con otras ciudades del país, y han permitido construir las bases teóricas y metodológicas para las intervenciones presentes. Hace falta incorporar la idea de que la ausencia del poder político ha generado en el área metropolitana de Rosario la propia fortaleza, ya que ella ha provocado la maduración de gobiernos municipales que, en sus distintas escalas, tienen una presencia y una representatividad externa importante. Hace falta no perder de vista, tampoco, que en el plano técnico-cultural, la ciudad y su región cuentan con una larga experiencia de reflexión sobre el valor y el alcance de nuestros instrumentos de planificación, y por ello debe sustraerse a la tentación de recurrir acríticamente a modelos provenientes de otras realidades económicas y urbanas, soslayando el abordaje de un auténtico conocimiento de la realidad que nos circunda. Tener presente la primer condición nos debería facilitar un acercamiento a las nuevas exigencias que nos plantea la inserción de las ciudades en la economía mundial, porque la globalización de la economía no sólo se manifiesta –en lo que compete al desarrollo local—, en el debilitamiento de los niveles supralocales del estado, en la necesidad de un fortalecimiento transnacionalizado de las relaciones económicas y sociales entre ciudades y en la desaparición de las modalidades tradicionales de infraestructuración y prestación de servicios en el territorio, sino también en una fuerte necesidad de adecuación del cuerpo social. En este sentido, numerosos estudios han destacado el papel decisivo de las comunidades locales, no solamente en la aceptación de los cambios, sino también y muy frecuentemente en el rechazo, en el freno a la innovación. Poder navegar en el difícil equilibrio entre tradición e innovación resulta ser hoy tal vez el único camino para encontrar un protagonismo cuya pérdida puede resultar irrecuperable si no se toma conciencia a tiempo, y en este desafío es indudable el rol de las administraciones locales. Reconocer y valorar la segunda cuestión, es decir la presencia de un bagaje y un entrenamiento particularmente rico en lo que se refiere al desarrollo de los instrumentos, no implica negar la indudable necesidad de repensar el Plan a la luz de las nuevas demandas. Muy por el contrario, las claves para repensar el aparato teórico y técnico del planeamiento tradicional radican hoy, en primer lugar, en reivindicar la necesidad de obtener resultados verificables, porque la planificación, —entendida como el uso de herramientas técnico-políticas para apoyar el desarrollo de una comunidad—, resulta efectiva sólo si adecúa su marco teórico y sus métodos a las presiones que ejercen sobre el ámbito local la necesidad de cambio y la necesidad de conservar una identidad con su propia historia: no basta la solidez de un marco teórico y de los procedimientos aplicados si la planificación no produce resultados. En segundo lugar, se apoyan en la aceptación de la crisis definitiva de los macro modelos verticales de la planificación que descansaban en la supuesta coherencia entre la planificación nacional, la planificación regional y la planificación local, en tanto que ya no se remiten a ningún macro modelo de organización social y política. Resulta evidente que esa coherencia hoy no es posible, a partir de una modificación radical de las condiciones estructurales en las cuales se producen las demandas de transformación. Estos modelos, a su vez, no se adecuan al dinamismo del sistema de alianzas entre los actores sociales y políticos, al dinamismo de las demandas de localización de las inversiones económicas en un determinado territorio, y a la aceleración de los tiempos en las cuales esas demandas se modifican. Parafraseando a un conocido autor italiano3 cabe realizar nuevas preguntas ante estas constataciones: ¿Es indispensable gobernar por planes? ¿Estamos hablando de algo que estamos seguros de que hace falta?
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Aunque parezca contradictorio con un contexto de cambio permanente, y con la consecuente dificultad de adecuación de los instrumentos técnicos, hoy hay una demanda mucho más generalizada de instrumentos de planificación que hace una década. Y esto sucede justamente para poder adecuar las estructuras físicas y las comunidades locales, en tanto organizaciones complejas, a esta aceleración de cambios que difícilmente puedan asimilarse en tiempo rápido. Se registra, en efecto, un cambio de expectativas acerca de la utilidad del planeamiento, sea en los administradores locales, sea a partir de una toma conciencia colectiva acerca de la debilidad institucional de la intervención coyuntural y fragmentaria. En particular, aparece como un instrumento que puede dar continuidad y legitimidad a las decisiones públicas; como el instrumento que fortalece la relación público-privada y con el cual dar respuesta a lo que era un compartimento estanco antes del período democrático: la opinión pública. La fuerza que ha adquirido la opinión pública trae como consecuencia la necesidad de buscar consenso y el Plan comienza a ser en sus distintas escalas un instrumento fundamental para organizar un debate, que necesariamente traerá una parte de disenso y una parte de consenso.
¿Es indispensable gobenar por planes? ¿Estamos hablando de algo que estamos seguros que hace falta?
Puede responderse entonces que no es indispensable gobernar con planes, pero que existe hoy una demanda colectiva de contar con estos instrumentos como garantía de legitimidad en la toma de decisiones. Como una manera de borrar la arbitrariedad a la que está más expuesta la intervención coyuntural y fragmentaria. Aceptada esta necesidad del planeamiento, y parafraseando nuevamente a Luiggi Mazza, gobernar con planes quiere decir gobernar con un sistema de planes4 que ya no responden, sin embargo, a la estructura piramidal de hace unas décadas, pero que atienden a diferentes aspectos del desarrollo local y regional. Respondida afirmativamente la pregunta, interesa analizar entonces las diferencias y las posibilidades de una trilogía que nos acompaña desde hace un tiempo y sobre la cual se han ido estableciendo algunas superposiciones que tornan confusas sus esferas y sus posibilidades de acción: el Plan Estratégico, el Plan Director —que yo voy a llamar Plan Urbanístico—, el Plan Regulador. El pensamiento estratégico aplicado a la planificación tiene varios orígenes. El empresarial, que si bien ha sido el más difundido no es, a nuestro criterio, el que más ha aportado en relación con el tipo de organizaciones que hoy se están dando en las ciudades. Resulta de más interés el desarrollo que ha tenido el planeamiento estratégico en el análisis institucional, aplicado a instituciones muy cerradas como pueden ser las instituciones de la salud o la universidad: empieza por primera vez a plantear la necesaria relación de una institución con el medio externo que es el que le da sentido, el que explica su origen y su permanencia en el tiempo.
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Una definición muy precisa es la que da Gerard Arguin5 «La planificación estratégica podría definirse como un proceso de gestión que permite visualizar de manera integrada el futuro de las decisiones institucionales que se derivan de la filosofía de la institución. De su misión, de sus orientaciones, de sus metas, de sus objetivos, de sus programas». No dice prever el futuro, que eran lo que querían los viejos planes reguladores. Dice construir, imaginar y visualizar el futuro que se deriva del presente y de los objetivos presentes y de las metas que la institución se fija como tales. Y el propósito de la planificación estratégica, dice el mismo Arguin, es el de concebir a la institución no como un hecho cerrado y aislado, sino en relación estrecha con su medio ambiente. Instituciones y ciudades acostumbradas a recibir, daban por sentado que mientras recibieran existían. Hoy la relación dinámica con el medio externo es la que explica la permanencia de una institución en el tiempo o de una ciudad en el tiempo y en el territorio.
Lo que hemos dado en llamar planeamiento estratégico, en síntesis, no es otra cosa que un modo particular de afrontar la formulación de un Plan que, reconociendo el debilitamiento de los niveles superiores del estado, otrora claramente encargados del desarrollo económico y social de la comunidad en su conjunto y de la esfera local como parte de ese conjunto, se hace cargo de planificar el desarrollo económico y social: un Plan de Desarrollo Económico y Social. Existe, en cambio, una notoria falta de consenso entre distintos autores6 sobre la posibilidad de generar una metodología de Planificación Estratégica7. Rovere adhiere la idea de que «resulta mas apropiado definir categorías, instrumentos, conceptos para construir una metodología y que ésta debe desarrollarse en cada lugar concreto, en cada circunstancia concreta, en cada correlación de fuerzas y por cada actor que se enfrenta con la necesidad de planificar.»8 Señala, además, que «Si bien el pensamiento estratégico puede plasmarse en algunos instrumentos concretos, no es cierto lo contrario, es decir que el uso de esos instrumentos nos permita asegurar que estamos aplicando pensamiento estratégico. En otras palabras, es posible desnaturalizarlo introduciendo un uso normativo y rígido de los instrumentos que se plantean»9.
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Se hace cada vez más necesario escapar del dogmatismo para descubrir distintos modos de mirar una misma realidad urbano-metropolitana
Con respecto a los riesgos de un uso dogmático y excesivamente rígido de los instrumentos, resulta importante puntualizar dos cuestiones esenciales. La primera es que los planes estratégicos de distintos lugares y de distintas escalas de ciudad en nuestra región han ido adquiriendo una gran similitud, lo cual constituye una verdadera contradicción: si realmente un Plan Estratégico se construye desde una perspectiva de profundo análisis de las relaciones entre una particular comunidad local y un medio externo, no deberían ser todos iguales. Muy por el contrario, deberían tener especificidades y objetivos propios y muy diversos entre sí. La segunda, es que la mayoría de los Planes Estratégicos plantean una ciudad soñada: el hábito prolongado de depender sólo de recursos y decisiones externas promueve que la comunidad se congregue para hacer una lista de demandas cuya plena satisfacción sólo puede cumplirse en esa ciudad soñada tan lejana de la ciudad posible, que deja a menudo una profunda sensación de frustración ante la ausencia de resultados. El principal desafío es entonces el de lograr profundizar en el conocimiento de los problemas y posibilidades, y el de compatibilizar las oportunidades con los recursos. Un Plan de Desarrollo Económico y Social concebido en forma estratégica no puede ni debe soslayar hoy un atento y cuidadoso análisis de los recursos. Debe comprender un escenario territorial que ofrece ciertos beneficios potenciales, pero ser consciente de los riesgos e intentar minimizarlos, logrando un acuerdo ciudadano sobre como imaginar una nueva forma de desarrollar la ciudad. Evidentemente la planificación estratégica requiere por una parte de una toma de conciencia de los problemas, que sólo se produce en los momentos de ruptura, y por otra de una adecuación que es la que conlleva esfuerzos de modificación de los sistemas de pensamiento de todos los actores involucrados. Requiere, a su vez, de la modificación de las estructuras públicas, en las que hoy se percibe una gran voluntad y un gran esfuerzo de transformación: no es casual que la mayoría de los municipios de ciudades intermedias están fortaleciendo sus secretarías de la producción y otros aspectos del organigrama municipal que no existían o eran muy débiles. Y también requiere de una modificación de los comportamientos de los actores privados, porque estos en general suelen ser muy eficientes, prácticos y concretos cuando se trata de manejar sus propias actividades, pero no siempre actúan con la misma eficacia y pragmatismo cuando se trata de vincularse con las estructuras públicas. En general esta idea de subsidiariedad del estado está anclada aún en los actores privados, sobre todo cuando se debate la transformación de los ámbitos territoriales y de los ámbitos donde se interrelaciona lo público con lo privado.
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El plan estratégico debe proponer e intentar llevar a cabo, en síntesis, una estrategia de desarrollo económico y social propia de cada realidad urbana o microregional, que tiene consecuencias físicas que se reflejan en un plan urbanístico. Esta es una visión que está instalada, pero que lo que ha quedado desfasado de esta conciencia es el debate sobre las soluciones o sobre los procedimientos. Pasemos entonces brevemente al segundo tipo de plan, el plan urbanístico, que hoy es llamado Plan Director. El Plan Director, en algunos desarrollos recientes, ha quedado anclado a ciertas fijaciones, entre ellas a los ejes físico-espaciales como el origen y el destino de sus instrumentos y no como la expresión que otros procesos adquieren sobre el territorio. Este anclaje ha limitado a la planificación a la solución de problemáticas urbanísticas y de servicios públicos, que en el momento actual tampoco se adecuan a las condiciones reales de prestación, ya que la privatización de las empresas y el concesionamiento de la prestación de los servicios y las infraestructuras plantean nuevas formas de relación con los actores que el plan debe saber interpretar para aspirar a resultados. Por otro lado, se ha valorado excesivamente el «producto-plan», mas como un documento proyectual y una herramienta de comunicación mediática, que como un instrumento eficiente para provocar modificaciones sustanciales en los desequilibrios urbanos. El planeamiento urbanístico de hoy debe ser más programático y menos proyectual, en tanto que cualquiera de sus herramientas está al servicio de un proyecto de transformación. Promueve procesos, define políticas de inversión pública, tiene en cuenta una compleja ecuación de potencialidades y de problemas que se plantean en la ciudad de hoy y no en la ciudad de dentro de 25 años, pero que no son simples respuestas a demandas existentes sin líneas directrices de desarrollo. Vale la pena destacar que no debe ni puede haber una dicotomía o un antagonismo entre el plan urbanístico y el plan estratégico, sino que son dos instrumentos que, en el caso de coexistir en una misma ciudad, deben complementarse y apuntar a aspectos diferentes de una realidad común. Un proyecto de ciudad que incorpora todos estos nuevos fenómenos y estas nuevas demandas debe partir de una visión de sustentabilidad de la ciudad en su dimensión territorial, que no pueden estar hoy ausentes aun en un instrumento meramente urbanístico.
¿Qué puede ofrecer la ciudad? ¿Dónde intenta posicionarse?
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Poder navegar en el difícil equilibrio entre tradición e innovación… …y en este desafío es indudable el rol de las administraciones locales
Los Planes Reguladores, en cambio, eran fundamentalmente herramientas de control de los procesos de construcción de la ciudad promovidos desde la actividad privada: procesos cuyo control dependía de la voluntad pública pero que se promovían desde la actividad privada entendida en su acepción inmobiliaria. Sus bases conceptuales eran las de la zonificación, los usos, el control de la expansión, la restricción de la conversión de la tierra rural en tierra urbana y, complementariamente, el ordenamiento del tránsito y del transporte mediante las operaciones sobre el sistema vial. El plan miraba esos procesos desde lo urbano y no desde el territorio, es decir que los procesos se producían en el interior del área urbana: cuando superaban lo que hasta un determinado momento se concebía como urbano, se extendía el concepto de urbano, pero pocas veces se tomaba conciencia de que muchos de esos procesos o conflictos estaban impulsados desde relaciones territoriales externas a la ciudad. Sus herramientas eran básicamente las ordenanzas de edificación, de usos y de urbanización o de extensión de la planta urbana. Este aparato normativo, sin embargo, no ha dejado ni debe dejar de tener vigencia. Los aspectos reguladores y normativos de la planificación no deben desaparecer pero debe quedar claro que son una herramienta más de las tantas que hoy deben predisponerse para ordenar el proceso de construcción de la ciudad. Lo que es claro es que no son «El Plan» sino que son herramientas para controlar aspectos parciales de la transformación de la ciudad que se producen en determinadas áreas más o menos aceleradamente en función de un proyecto de ciudad que es el que se determina a los efectos de una verdadera transformación en el sentido positivo del término. Gobernar con un sistema de planes implica entonces, que si bien no puede ni debe afirmarse que el Plan Urbanístico no es una mera consecuencia del Plan Estratégico, ni el Plan Regulador del Plan Urbanístico, es esencial establecer entre ellos una relación dialéctica intensa: un trabajo técnico y un trabajo estratégico son dos aspectos insoslayables en los cuáles, seguramente, durante su proceso de elaboración aparecerán algunos de los elementos tradicionales de la regulación urbana que son aquéllos que pueden neutralizar o equilibrar impactos positivos o negativos de nuevos emprendimientos urbanos o de nuevas dinámicas urbanas. Se ha intentado, con este breve desarrollo, presentar algunas reflexiones sobre los instrumentos de planificación disponibles, para construir nuevas interpretaciones, capaces de abrir nuevas respuestas. Debe insistirse, sin embargo, que se hace cada vez más necesario escapar del dogmatismo para descubrir distintos modos de mirar una misma realidad urbano-metropolitana, un mismo ámbito de conocimiento y de acción, para construir nuevos lugares y nuevos ámbitos. Algunas de las cuestiones que definen los escenarios futuros de las ciudades intermedias quedan esbozados como preguntas, porque si las respuestas ya estuvieran todas no habrían necesidad de ámbitos de reflexión. Pero también algunas de esas preguntas pueden encontrar respuestas muy diferentes en función del punto de vista que se adopte: ¿Cuál es el impacto económico y espacial, presente y futuro de este nuevo modelo económico, en la realidad territorial concreta? ¿Qué puede ofrecer la ciudad y dónde intenta posicionarse?
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Uno de los aspectos que aparece como frustrante cuando se buscan respuestas a estos interrogantes es la dificultad en admitir que no todas las ciudades pueden ni deben posicionarse del mismo modo. No todas las ciudades pueden ser el eje geoestratégico del Mercosur, pero sí pueden construir redes que les permitan posicionarse: desprenderse de estos «clichés» puede resultar estimulante para imaginar y construir proyectos que sean absolutamente innovadores. A su vez, si bien parece resultar más que obvio que ya no puede mirarse a Rosario como la ciudad «del centro», más allá del cual están los «barrios», no resulta tan cierto que esa concepción haya sido superada desde distintos ángulos de la cultura local. Tampoco parece posible seguir afirmando que es esa abstracta ciudad «madre» con una serie de «ejes policéntricos» a que se la intentó reducir en los años setenta, concepción, sin embargo, que todavía aparece enquistada en algunos ámbitos técnicos y políticos. Un análisis más comprometido con su propia naturaleza nos la muestra como una mucho más compleja mezcla de lo natural y lo artificial, lo urbanizado y lo no urbanizado, lo productivo y lo improductivo, el flujo, el movimiento, la conexión. Se hace evidente que en el territorio metropolitano conviven estructuras sociales y productivas arcaicas con espacios de producción y consumo de altos niveles de especialización: la agricultura, la pesca, los centros comerciales, el mundo de la información y de la imagen.
Cualquier proyecto debe ser único, tiene que abarcar los inconvenientes y las necesidades de toda el área metropolitana.
Resulta interesante al respecto, presentar una visión proporcionada por un intendente de un municipio del área metropolitana, cuando se le pregunta: ¿Cómo creen los habitantes del área metropolitana ser vistos desde el centro? Para responderte necesito, tal vez, hacer una caracterización del «espíritu rosarino», tal como lo vemos desde aquí. Yo creo que el rosarino habla de lo metropolitano, pero cuando hay que ejercerlo, su ciudad termina en la Avenida de Circunvalación. Tomo un solo ejemplo: el puente Rosario-Victoria. Los rosarinos creyeron que si el puente salía fuera de la Circunvalación no iba a ser de Rosario. Siempre cuestionan al centralismo de los porteños y de los santafesinos, y ellos hacen exactamente lo mismo cuando se trata de defender una obra de interés netamente regional.
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Otra cuestión que evidencia la dificultad que se tiene desde el centro en visualizar las profundas interacciones que ya existen en el funcionamiento del Área Metropolitana, se pone en evidencia cuando se afirma que la salud es deficitaria en Rosario porque los hospitales municipales atienden la salud a la gente de afuera, sin tener en cuenta que el Área Metropolitana no sólo es dadora de trabajo, sino que también sus habitantes somos contribuyentes de la propia ciudad de Rosario, es decir que con lo mucho que consumimos y compramos en Rosario aportamos a solventar la salud que usamos. Y sin embargo, los intendentes de Rosario se quejan de toda la gente que tienen que atender de las localidades cercanas. Es lo razonable, lo mismo que nosotros atendemos y damos trabajo a otras ciudades. En todo caso, si hay alguna discriminación presupuestaria entre Rosario y Santa Fe, la pelea la tenemos que llevar adelante juntos, y no utilizando como argumento ante la provincia al Área Metropolitana, porque ella ya le provoca los suficientes beneficios a Rosario como para poder hacerse cargo no sólo de la salud sino de otro montón de cosas, como el tránsito. Por ejemplo, todas las terminales de embarque de nuestros municipios, cuyas transacciones se concentran en la Bolsa de Comercio y en los Bancos de Rosario. En el tema ferroviario, en el tema vial, Rosario con frecuencia proyecta y lidera las soluciones de manera tal de solucionar todos sus problemas y deja de lado muchas concepciones necesarias para solucionar los problemas de ciudades muy conflictivas, como Villa Gobernador Gálvez, Puerto San Martín, San Lorenzo. Cuando se plantean este tipo de discusiones, siempre aparecen los dos extremos: los que quieren armarlo de afuera y luego decirle a Rosario éste es el proyecto, y los que quieren armarlo desde Rosario y decirle a los de afuera cuál es el proyecto. La salida es una sola: cualquier proyecto debe ser único, y realmente metropolitano, tiene que abarcar los inconvenientes y las necesidades de toda el área metropolitana. El problema son los intereses en conflicto, porque mientras Rosario pretenda tener los beneficios de ser una gran ciudad y no las desventajas de la gran ciudad... No quiere tener villas miseria, ni el hospital donde le caiga toda la gente de alrededor... Pero también tiene la Universidad, los Tribunales, oficinas administrativas de las empresas del conglomerado, sedes bancarias importantes, medicina privada, todas actividades generadoras de recursos, que tal vez no tendría sino poseyera un «hinterland» tan dinámico y poblado. ¿Dónde estaba escrito que la Universidad con su voluminoso presupuesto proveniente de recursos nacionales, debía estar en Rosario, y no descentralizada en toda el área metropolitana? Este es uno de los múltiples puntos de vista con los que cabría observar las transformaciones: una ciudad que ha tomado conciencia de que está en un momento de necesaria construcción de un posicionamiento nuevo respecto de los roles que históricamente venía cumpliendo en una red territorial, debe hacerlo mediante un instrumento abarcativo de las distintas componentes y las distintas dimensiones de su propio desarrollo. Seguir mirando la ciudad desde el centro supone recaer necesariamente en la interpretación «clásica» de ciertos problemas: aparecen, esencialmente, visiones y proyectos que afectan sólo relaciones de subordinación de los «centros periféricos» a la «ciudad central». Cambiar la mirada, en cambio, permite superar ciertas categorías clásicas, utilizadas para representar ancestrales antinomias —ciudad-campo, centro-periferia, concentración-dispersión—. Parece casi innecesario reiterar, para finalizar, que estas iniciativas deberían convocar no solamente a urbanistas, si no a los responsables políticos de cada una de las ciudades para darle un tratamiento serio a los problemas metropolitanos, que no son otra cosa que los problemas de todos, en todos los ítems: desarrollo económico, empleo, políticas impositivas, transporte, urbanización, etc. Sin ese espacio de debate permanente desde lo urbanístico y desde lo político —entendido no en un sentido partidario sino en un sentido regional—, no vamos a poder construir nuevas interpretaciones ni nuevos instrumentos urbanísticos, ni vamos a poder crecer como región.
(1) El presente artículo ha sido elaborado sobre la base del material preparado para el ciclo de actualización organizado por el IDR y el Colegio de Arquitectos de Rosario y auspiciado por el Centro de Estudios Interdisciplinarios de la UNR, denominado JORNADAS DE ACTUALIZACIÓN: GESTIÓN URBANA Y DESARROLLO. Rosario, 2000. (2) Define Baudrillard a la «disuasión» como una forma muy particular de acción que domina nuestra época: la que hace que algo no se produzca. Y agrega: «da lugar a unos acontecimientos extraños, que no hacen avanzar la historia en absoluto, sino que la vuelven a pasar al revés, adoptan su curvatura inversa». BAUDRILLARD, Jean. La ilusión del fin. La huelga de los acontecimientos. París, 1992, c, edit. Anagrama, Barcelona, 1992. Pag. 32 (3) Luiggi Mazza «Governare per piani», en Casabella Nº 626. septiembre de 1995. (4) Ibidem (5) ARGUIN, Gerard, La planeación estratégica en la Universidad. Presses de L’Université du Québec, 1988. (6) Parte de estos conceptos han sido desarrollados en el programa de investigación inédito Nuevos escenarios de diagnóstico proyectivo. El espacio urbano como un eje de desarrollo económico. Autora: I. M. de San Vicente. Asesoría y coordinación. Dr. Héctor Lazzarini. Institución: Fundación Litoral. 1996-97, y en la ponencia titulada El enfoque estratégico como forma de lectura de nuevos escenarios de inserción regional Autores: A. Caballero, I. M. de San Vicente, M. C. Tamburrini, G. Baglione. IV Congreso Arquisur, La Plata, octubre de 2000. (7) ROVERE, Mario R. Planificación Estratégica de Recursos Humanos en Salud, Programa de Desarrollos de Recursos Humanos en Salud, Organización Panamericana de Salud. octubre de 1992 (8) Señala Rovere que «mientras M. Testa afirma que tal cosa es imposible, siendo lo estratégico posible de desarrollar como enfoque o pensamiento, Matus señala que la planificación estratégica no sólo puede existir sino que es un imperativo.» (citados por Rovere,op.cit., pag 91) (9) Ibidem, pag. 92.
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Obra seleccionada finalista para el Premio Mies Van der Rohe, Barcelona, 2000
Solano Benítez Vargas, Alberto Marinoni Vargas y José Luis Ayala Vargas
Complejo Vacacional del Sindicato de Trabajadores de la Administración Nacional de Electricidad (SITRANDE). Ytá, Paraguay
Colaboradores del estudio Silvio Vazquez, Silvia Ortiz, Giovanna Pederzani, Carlos Diaz Meyer, Sergio Fanego, Rosa Sarubbi, Mirna Cruz, Alejandra Sanchez, Claudia Fleitas, Jazmin Chilavert, Gonzalo Meza.Consultores Ing. Gilberto Calderoli, Ing. Alberto Espinola, Diego Peóa, Alfonso Avalos
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Emplazamiento Ytá, Paraguay Superficie 10 hectáreas Proyecto 1997 Primer premio Concurso Nacional organizado por el Colegio de Arquitectos del Paraguay
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CASA DEL CUIDADOR
CANCHAS
TALUD
CORTE CANCHAS H
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Tras la revolución
de febrero de 1989 en Paraguay, se otorga a los trabajadores de los monopolios estatales el derecho a integrar sociedades sindicales. En ese contexto, el estudio Solano resulta ganador de un concurso organizado por el Sindicato de Trabajadores de la Administración Nacional de Electricidad, que integra a toda la plantilla de funcionarios, desde encargados de aseo hasta las complejas gerencias técnicas, y que operan en plantas de escenarios muy distintos, asentadas en la capital del país, en zonas periféricas y en diminutas comunidades rurales. El sitio del proyecto, Ytû, se encuentra a 50 kilómetros de Asunción. Serranías, montes y un arroyo integran las 10 hectáreas del conjunto, sobrevivientes de los parcelamientos de lotes de especulación inmobiliaria en los que se hallan inscriptas. El lugar ya estaba contado, pervive en recuerdos futuros, la propuesta es sólo una estrategia de intervención. Un proyecto extensible y transformable, hecho de marcas fundacionales en la necesidad de nombrar el lugar.
Además, está comprometido con una profunda austeridad, habrá de rehacerse repitiendo el gesto en cada parte. La construcción es la del límite, lo más cercana a refugios de distintas escalas, que se entretejen con árboles, que copian la silueta de los cerros, que inauguran topografías que se clavan o emergen del suelo, donde se encuentran con la intensidad del sol y la generosidad de las sombras, la lluvia, los vientos, sus sonidos y olores. Sólo el lugar determina el adentro y el afuera. La idea, entonces, pretende el desarrollo de una modernidad sensible, que nos permita poner en tren de superación el aprovechamiento de nuestros recursos y potencialidades, de materiales y procedimientos. La cestería da la clave de esfuerzos y contraesfuerzos a los que se somete la madera de baja densidad para evitar su libre deformación a la intemperie. La paja utilizada como aislante térmico sobre los techos. La tierra como encausador y contenedor de los raudales de la sierra, etc; son algunos recursos constructivos explorados por esta propuesta.
A
PLANTA
A 2.4
O
ALZAD REFERENCIAS 1 RAMPA DE MADERA 2 POZO DE ARENA 3 TALUD DE ARENA
7 6
5 LABERINTO 6 CANTINA 7 VESTUARIOS 1 3 4 2
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SECCION A-A
Adrián Luchini
Residencia para el headmaster Principia School Campus
Texto Adrián Luchini
Adrian Luchini AD, Arquitecto Fabian Llonch Gisela Vidalle Thassiff Ruanglek Xi-Meng Jen Chuang Wilaluck Waffanasiriwade, Asistentes Mac Ginnis Associates, Ingeniero estructural Metropolitan Design-Build, Arquitecto Asociado y Constructor
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Emplazamiento Saint Louis, Missouri, USA Superficie 640 m2 Proyecto 1999 Construcción 2000
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Situada al pie de una colina
dentro de un campus de una escuela privada, la residencia para el director del Principal School es visible desde varios ángulos, dada la apertura del lugar y la característica de la topografía. Pese a este dato, el borde sur del sitio corre a lo largo de un camino que conecta a dos dormitorios, siendo por ende público y expuesto. Por otro lado, el borde norte es más íntimo y privado, ya que está demarcado por un arco de árboles altos que protegen la vista. Se pensó en completar el paisaje poniendo el perfil de un pájaro en el horizonte, como aquellos que aparecen en tantas imágenes perfectas. Se hizo pues, el proyectista cree que a veces la arquitectura enriquece un lugar y simplemente corroborarlo no le pareció adecuado, quería agregar algo que fuera simultáneamente una intrusión y un recuerdo. Este pájaro de cobre es el techo de la casa. Se sostiene por paredes que en el lado sur se ondulan y son portantes. Fue como congregar la línea del suelo y arrugarla, anticipando lo que la vista sin duda dibujaría. Hacia el norte, las paredes son livianas y blancas, pues intentan acompañar el sentido de ligereza que la geometría del techo inclinado sugiere. Casi nada. Este arreglo provoca una tensión, en donde no es seguro si este pájaro acaba de llegar o está a punto de despegar. Alguien después dijo que servía como una metáfora acerca de los estudiantes que ocupan el campus, jóvenes a punto de partir hacia otros capítulos de sus vidas. El autor, por su lado, no dejó de pensar en los atardeceres del campo de su Argentina, en ese momento misterioso donde los rayos del sol se confunden con el canto de los teros, ya dispuestos a pernoctar.
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Javier Aguilar Borràs, Yolanda Nadal Campistrou,
Valladolid
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Centro de Desarrollo Regional de Castilla y León en el Parque Tecnológico de Boecillo. Valladolid, España. Promotor: Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Organismo Autónomo del Estado. Proyecto: 1999. Finalización de obras: Junio 2001-05-25. Superficie construida: 4.987 m2. Costo total, con urbanización exterior: 588.000.000 ptas.
Sonia Miguel Queralt, Rosa Torras Villacampa Este edificio está situado dentro
del Parque Tecnológico de Boecillo, junto a la ciudad de Valladolid, capital administrativa de Castilla y León, y es, como en teoría son todos los edificios promovidos por la Administración Pública española, el resultado de un concurso público y abierto a todos los profesionales titulados. En este concurso nacional se valoró además de la propuesta económica, la experiencia previa del concursante y del equipo de colaboradores tanto para el proyecto, como para la construcción, el programa de trabajo, y los plazos de ejecución. Pero por sobre todo, se evaluó la resolución del anteproyecto, tanto en lo que respecta al cumplimiento del programa funcional, como a la propia calidad arquitectónica de la propuesta. En este caso, la propuesta del anteproyecto del estudio Aguilar, Nadal, Campistrou, Queralt, Villacampa, la realizaron cuatro personas durante tres semanas en forma intensiva, mientras que el proyecto de ejecución para la subasta y la posterior ejecución se realizó durante once semanas contando con la ayuda de tres equipos externos (cálculo de estructuras, cálculo de instalaciones y mediciones y determinaciones de obra). La ejecución de la obra ha demorado trece meses, debido a las inundaciones que sufrió la región durante noviembre y diciembre de 2000, y el control fue realizado por un equipo local en Valladolid y los redactores del proyecto que se desplazaban desde Barcelona, durante toda la dirección de las obras, cada semana. La superficie edificada roza los 5.000 m2 y el coste sobrepasa ligeramente los tres millones de dólares, lo cual es bastante inferior al previsto originalmente. En un solar perfectamente plano y sin accidentes, situado entre dos calles que no son paralelas sin razón, se sitúa un cuerpo de edificación que prefiere resultar del todo indiferente al entorno que le rodea, configurado por grandes edificios dedicados a empresas de servicios de alta tecnología y laboratorios de investigación que pretenden, con su apariencia exterior, ocultar sus actividades desde el exterior y afirmar al mismo tiempo la importancia, el poder y la majestuosidad de las firmas implicadas. Por el contrario, el Centro de Desarrollo Regional, realizado con fondos públicos, pretende, como la mayoría de las realizaciones de este despacho, hacer transparentes las actividades que se desarrollan en el interior para mostrar al ciudadano la manera en la que ha sido empleado su esfuerzo. De esta manera, el vestíbulo es perfectamente transparente y comunica visualmente los dos espacios exteriores. La misma estructura en forma de U permite
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abrir la totalidad del gran patio (26 x 26 m) a la calle posterior, al tener en cuenta la propia regulación del Parque Tecnológico que impide la construcción de cercados, vallas, o cualquier tipo de separación con las calles o con las parcelas vecinas, a menos que sea de altura muy reducida y de naturaleza vegetal. El mismo vestíbulo comunica espacialmente los tres niveles del edificio. En el sótano se ubican dos salas de actos de diferente capacidad y los locales de servicio. En la planta baja se sitúan los órganos de administración gerencial y dirección, además del servicio de documentación y los archivos, y la biblioteca que puede ser accesible desde el exterior, fuera del horario laboral. En la planta superior se sitúan los despachos de los investigadores, los espacios didácticos, las aulas especiales y las salas de reunión. Todavía existe una pequeña planta superior para albergar los equipos de climatización, las bombas de impulsión y retorno, y los repartidores de las telecomunicaciones, además de las instalaciones especiales. La concepción espacial es muy clara partiendo de la base de consumir la menor cantidad de espacio para cumplir un programa predeterminado. Los núcleos se sitúan en los vértices de la U y del vestíbulo arrancan los pasillos, que además de iluminarse en su pared final, toman la luz de los propios despachos por medio de una fenestración que se repite en el interior lo que sucede en el exterior. Se ha construido una pasarela externa al nivel del primer piso, que sirve para facilitar la evacuación del conjunto en caso de una emergencia, para evitar la radiación solar directa sobre los vidrios de los despachos y para impedir que la conducción de las aguas pluviales penetre en el interior. Por encima de cualquier otra consideración funcional, también se trata de un espacio de contemplación y de descanso al que abocan una gran mayoría de los ambientes de trabajo. Tanto el suelo como las barandas de protección de esta pasarela están realizados en un entramado de acero galvanizado que pretende lograr la máxima transparencia. El edificio se cierra a la orientación Oeste, puesto que el sol resulta muy duro en los veranos de la meseta castellana, y el patio que adquiere una forma muy claustral se modifica espacialmente por medio de la gran escalera exterior de acceso al sótano y la escalera de acceso al piso superior, a la manera de un pequeño anfiteatro al aire libre. De esta forma, la complejidad espacial del conjunto sustituye a la modestia de los materiales que se han empleado para las fachadas interiores de este patio. Otra cosa bien diferente son las fachadas en las que se ha
empleado como material de referencia la plancha de cobre de 0,68 milímetros de espesor, colocada sobre rastreles de madera tratada, engatillando los bordes de las piezas entre sí para permitir los movimientos de contracción y dilatación que sufren los materiales en una tierra en donde los inviernos son extremadamente fríos y los veranos enormemente calurosos. El cobre es un material de construcción de altísima calidad que se ha utilizado tradicionalmente como material de cubierta. Su brillo, su tono de color y sobre todo sus irisaciones cambian no sólo con la cantidad de luz diurna sino con el propio paso del tiempo. Su superficie se altera sin deterioro con mucha facilidad, y si se realizan los engatillados con los medios habituales, las huellas de los dedos de los operarios quedan marcadas en la superficie, a la manera que los canteros de la edad media esculpían las iniciales de sus nombres en la piedra labrada. Su estanqueidad es inmejorable y resulta muy fácil de trabajar y de modelar. Al colocarlo sobre un alto zócalo de protección, el agua de la lluvia deja una huella indeleble de color azul verdoso sobre el pulido del hormigón armado. La textura del conjunto se va alterando, e incluso el aspecto del conjunto presenta imágenes muy diferentes entre las de un día con el sol restallante que se refleja sobre esta piel metálica y los días de lluvia que resaltan las diferentes coloraciones irisadas. Un esfuerzo de la composición se ha realizado sobre las
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planas fachadas laterales. Es cierto que no se justifica la alteración del plano límite que permite la seriación de los espacios. Por eso es en la fachada a la calle principal en donde un vuelo de dos metros permite en primer lugar evitar la radiación solar directa sobre los cristales y señalar con absoluta precisión el lugar de la entrada, en segunda instancia. La fachada posterior que abre a la calle de atrás queda configurada por dos enormes bloques que actúan a la manera de los propileos y que dan paso al espacio ajardinado en la totalidad de su ámbito interior. La intención de todo este esfuerzo ha sido la de tratar de demostrar que siempre es posible encontrar recursos para trabajar con aquellos elementos que nos son propios y específicos en el oficio de la arquitectura, y que en este caso pueden resumirse, en los ritmos, la composición, la textura de los materiales, con sus colores y sus formas, todo ello dentro de un contexto de trabajo en espacio, que es donde realmente se plasma el trabajo de un arquitecto.
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