Paseando por las alteas

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Paseando por las alteas Miguel del Rey Aynat


Índice A la manera de introducción

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“No es un paisaje, es un mundo” por Joaquín Rico Plano General del Término de Altea

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00. Altea y su territorio 0.01.- Los Territorios de Altea 0.02.- Altea la Vella. Orígenes y evolución urbana 0.03.- Evolución de la trama urbana de Altea

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01. Ciudad renacentista y murallas 1.01.- Murallas y Portal Vell 1.02.- Portal Nou 1.03.- Trazado Urbano renacentista. El Caserío 1.04.- Casa Cervantes y Bóvedas renacentistas Francesc Martínez i Martínez 1.05.- Plaza de la Iglesia y Calle Mayor 1.06 - Una Visita a la Altea Renacentista

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02.- Arquitectura Religiosa 2.01.- Iglesia Parroquial Virgen del Consuelo Jaime Cardona i Ortiz / Adrian Vela Gadea/ Juan Bautista Cremades Peiró 2.02.- Iglesia del Convento de S. Francisco 2.03.- Iglesia de Santa Anna . D. José Llinares Ronda. 2.04.- Ermita de Sant Roc 2.05.- Ermita de Santa Bárbara 2.06.- Ermita de Sant Tomás 2.07.- Calvario de Altea la Vella 2.08.- El Cementerio de Altea y sus arquitecturas

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3.- Ingeniería Civil 3.01.- Estación del Ferrocarril 3.02.- Los viaductos del ferrocarrill 3.03.- La nacional N-332 y puente sobre el Algar 3.04.- Puerto de Altea 3.05.- El faro de Altea

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4.- Patrimonio hidráulico 4.01.- Acueducto Romano de “Els Arcs” 4.02.- Reg Nou y restos de la antigua “Sèquia Blanca” 4.03.- Reg Major o de Baix 4.04.- Regs d’Altea la Vella i norte del Algar 4.05.- Molino de Bellaguarda 4.06.- Molino “dels Moros” 4.07.- Molino de la Torre o de la Senyoría 4.08.- Molino “de l´Horta”

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4.09.- Molino de Benimussa 4.10.- La “Font Gran” La fuente de Altea la Vieja 4.11.- Font del Garroferet 4.12.- Fuentes de la Sierra de Bernia

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5.- Arquitectura Rural 5.01.- Masía de Calces Bartolomé y Antonio Calzas del Castillo i Aranda Josefa Calzas del Castillo y Aragonés 5.02.- Masía del Mandem 5.03.- Casa Benimeli, en la Pila José Benimeli Sumsi 5.04.- Riurau y Casa Martínez, en la Pila Miguel Martinez Lloret 5.05.- Riurau del Tío Amadeo 5.06.- Casa Rostol,en la Pila 5.07.- Riurau – Corral en el Riquet 5.08.- Casa del Canonge 5.09.- La pequeña granja agraria alteana Luis Martínez Beneyto / Roy Campbell 5.10.- La casa Rural en el camí de l’Horta Batiste Sant Roc / Sum Miller

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6.- Arquitectura Suburbana 6.01.- La Morería Miguel Jorro i Such, Anita y Enriqueta Jorro José Jorro Miranda. 6.02.- Villa Gadea. Vicente Gadea i Orozco 6.03.- Villa García. Emilio Sagi, Luisa Vela y Luis Sagi-Vela 6.04- Villa Mar i Cel Horacio Javaloyes y Carmelina Sánchez-Cutillas 6.05.- Hort de la Campaneta. Bartolomé Such 6.06.- El Palasiet. 6.07.- Finca Montemolar. José Beneyto Rostoll 6.08.- Casa Carreta 6.09.- Casa Els Torroners 6.10.- Fonda La Marina 6.11.- Casa Marín

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7.- Arquitectura urbana 7.01.- Casa Salvà Ignacio Salvà i Salelles 7.02.- Casa Picó 7.03.- Casa Benimeli 7.04.- Casa Beneyto-Rostoll 7.05.- Casa Beneyto

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Vicente Beneyto i Beneyto 7.06.- Casino de Jaumet y Casa C. de la Mar 1A 7.07.- Casino de Peparra Miguel Giner Giner 7.08.- Casas de la Calle Conde de Altea Juan Beneyto Beneyto 7.09.- El arrabal del Mar, el carreró Almadrava y la calle del Mar 7.10.- Casas de la Calle de la Acequia 7.11.- Les Costeres 7.12.- El fornet 7.13.- Bellaguarda

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8.- Arquitectura Moderna 8.01.- Casa Rico y Casa Zaragoza Joaquin Rico / Francisco Zaragoza 8.02.- Complejo residencial Nova Altea José Planelles Zaragoza 8.03.- Casa Norholl 8.04.- La Saeta 8.05.- Casa Modular “Venturo”

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9.- Paneles Cerámicos 9.01.- Paneles cerámicos

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10.- Paisajes Alteanos 10.01.- Las playas norte de Altea. La Olla. Cap negret. Cala del Soio 10.02.- Las playas norte de Altea. La Olla 10.03.- Las playas norte de Altea. La Galera 10.04.- Un pueblo de piedra. De cal y de yeso 10.05.- La Sierra de Bernia Asenamientos prehistóricos 10.06.- Los caminos de la Sierra de Bernia Con la colaboración de Juan Mari Bermejo 10.07.- Cuevas en la Sierra de Bernia 10.08.- Itinerarios por la Sierra de Bernia. De Altea a Xalò por el Forat y volviendo por el Fort Con la colaboración de Juan Mari Bermejo 10.09.- El río Algar y la cultura del agua. 10.10.- Excursión a la Sierra Gelada. Con la Colaboración de Augusto Quinteros y Marta del Rey

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11.- Arquitectura Ausentes - Ingeniería militar en la Altea del s. XVI y XVII 11.01.- El Fort de Bèrnia Vespasiano Gonzaga y familia Antonelli 11.02.- Las torres de Cap Negret y la Galera 11.03.- El Castillo de Altea

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11.04.- Casa del Comú, Justicia I Carcel 11.05.- La Casa de la Senyoria 11.06.- El Castillo de Bellaguarda

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- Arquitectura Religiosa 11.07.- La Antigua Iglesia De Altea 11.08.- El Convento de San Francisco 11.09.- La Ermita De Sant Chochim

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- Edificios y Espacios Públicos 11.10.- La casa de las Torres 11.11.- La casa de Don Paco Francisco Martínez Bertomeu 11.12.- Riuraus Alteanos 11.13.- La Posada San Miguel 11.14.- Casa del Pintor Joaquín Mompó Genaro Palau Romero 11.15.- El Embarcadero de L’Olla 11.16.- El Llavador 11.17.- El “chalet” en Altea Blanca Saenz-Alonso Larrumbide 11. 18.- El Hotel Gasthof-Altea 11. 19.- El Bar Lledó y la Pastelería Internacional 11. 20- El Bar museo Las Vegas 11. 21.- El Bodegó de Pepe

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12.- Paisajes Perdidos 12.01.- Las Playas de Altea 12.02.- La playa de Cap Negret 12.03.- La Galera y la Barra 12.04.- Fondeadero de l’Olla 12.05.- Parque y edificios rurales en Villa Gadea 12.06.- Las dos primeras décadas del siglo XX 12.07.- El paisaje de la República. El Cine Moderno 12.08.- La Altea de la Guerra Civil 12.09.- El paisaje de postguerra 12.10.- El paisaje dels quatre cantons y las calles adyacentes 12.11.- Las viejas casonas de la c/ Conde de Altea Luis Martínez I Beneyto 12.12.- El perfil del Poblet 12.13.- El Mercadillo en Altea 12.14.- Aquella Altea Marinera 12.15.- Altea, una sociedad agraria 12.16.- Altea, un destino de pintores y turistas

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Bibliografía y Cartografía

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-p.8 Vista de Altea aĂąos 1950. Autor E. Schlotter- Gentileza de M. Torres

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A la manera de introducción. “Paseando por las alteas” es un trabajo de años que tomando el formato de un libro, intenta un relato de nuestros orígenes y patrimonio entendido de manera muy amplia, para públicos diversos. Junto a lecturas visuales, otras más profundas, nos muestra lo que han sido nuestros orígenes como pueblo, como entidad geográfica y humana a lo largo de la historia; pues en el tiempo Altea ha sido un territorio de estructura dispersa y diversa, con núcleos poblados desde épocas muy remotas y culturas muy distintas, abierto a todas las influencias, invasiones y colonizaciones que el Mediterráneo nos ha traído con sus aguas. Mar que ha sido parte importante de nuestra historia y razón directa o indirecta de nuestra existencia. Les invito a un paseo por aquel territorio que a lo largo del tiempo se ha ido construyendo, estabilizándose, definiendo una manera de ser y de habitar. En él, visitaremos nuestro patrimonio, el existente o aquel que aún está en la memoria de muchos alteanos. Recorreremos juntos paisajes físicos y sociales de un pueblo que ha pasado por muchas vicisitudes, altibajos, momentos de euforia económica y de ruina colectiva. Un pueblo que se ha asentado en espacios y lugares diversos a lo largo del tiempo, en las crestas de la sierra y más tarde en las colinas más o menos próximas al cauce del río o a las fuentes que proporcionaban el agua y la vida. Ocupando altozanos al norte del Algar, como Cap Negret, Altea la Vella, L`Ama, la Pila, o bien zonas como Benimussa, el Mandem o Bellaguarda al sur del río. Un pueblo que a lo largo del tiempo ha creado y conservando un espíritu, el de Altea, el de las alteas, que se ha ido forjando lo largo de la historia. Ahora, cuando se cumplen los 400 años de su nueva y definitiva ubicación y aún sigue conservando su dicotomía de dos alteas, de hábitats agrupados y dispersos, podemos mostrar el valor de sus orígenes, el esfuerzo de nuestros antepasados, la lucha titánica de una sociedad por situarse en un espacio, colonizar un territorio y convertirse en un pueblo. Desde una mirada introspectiva, apoyada por la existencia de las huellas de un pasado espléndido, el libro observa que somos el resultado de una mezcla de culturas de diversos orígenes, donde un sustrato autóctono convive y se renueva con la presencia de nuevos pobladores que aportan parte de su cultura, haciéndolo fecundo y fructífero. Podríamos decir que la suma de culturas es nuestro sino, por lo cual deberíamos, a la vez de desnudarnos de cualquier autocomplacencia localista, asumir que los mejores momentos de nuestra historia han sido aquellos en los que hemos estado abiertos a lo que traían los tiempos, con miradas amplias y perspectivas lejanas. El libro intenta adentrase en nuestro patrimonio y nuestros paisajes, pero a la vez revisitar las arquitecturas y los paisajes ausentes, aquellos que permanecen en el imaginario alteano y así, además de visitar la Altea actual, evocamos las alteas de estas pasadas centurias, acercándonos a los paisajes perdidos en estos años de transformación radical de nuestro territorio. El libro, en su interés por contextualizar paisaje y paisanaje, no quiere ignorar a ciertos personajes vinculados a este patrimonio, hombres y mujeres que lo han construido, propiciado o habitado. Fijar la atención del lector en nuestro extenso patrimonio y festejar la efeméride, es la razón de su existencia. 9


0. 01

ALTEA Y SU TERRITORIO

LOS TERRITORIOS DE ALTEA

S. XVI a S. XXI

Cartografía, Portularios y Batimetrias que definen el territorio alteano a lo largo del tiempo

En un principio el territorio alteano habitado se ubicó en las crestas y laderas de Bernia, apoyándose en sus fuentes, para progresivamente colonizar las llanuras agrarias de las faldas de la sierra y las márgenes del Algar y asentar sus hábitats sobre colinas como en el castellet de l’Ama, el de Altea la Vella, Cap Negret y la Pila, todos ellos al norte del río, o en el Mandem, Benimussa o Bellaguarda, al sur del cauce. Allí habitaron las tribus íberas que con el tiempo se mezclaron con fenicios griegos y romanos llegados de más allá de los mares, y con ellos colonizaron nuevas tierras, construyeron acequias, pusieron tierras en producción en torno a amplias villas en Cap Negret, en la Pila o en el Albir, junto a factorías pesqueras en las playas de Altea y la Olla. El mar, para Altea ha sido uno más de sus territorios; vinculado al Mediterráneo desde siglos, el mar y las playas han sido parte sustancial

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-p.16 Portulario de l. Stanislas de la Rochette. Detalle del plano “Mapa naútico de España, Portugal, Francia y África” Londres 1780 http://www. bibliotecavirtualdeandalucia.es/ catalogo/consulta/registro.cmd?id=6558 -p.16 “Altier Bay”, carta marítima del Portulario inglés de John Gaudy. Londres, 1705. English Pilot, part 3-1771. Roger S. Baskes Collection at the Newberry Library. -p.17 “Plano del Fondeadero de Altea”, 1782. Salomón, ManueL Arch. AM.N., XLV-16-17, Original y copia hecha por Joaquín Camamo. -p.17 Los puertos de Altea y Calpe, con los fondeaderos y calas comprendidos desde la torre de la Bombarda hasta cabo Blanco.Arch. AM.N., XLV-33 ant, XLV-2.

de su naturaleza. Su estructura económica, su idiosincrasia, su propia génesis y renacimiento en distintas épocas se ha vinculado al nunca mejor dicho, Mare Nostrum. Especial importancia tiene en mar en la existencia de esta nueva Altea de la que ahora celebramos el 400 aniversario, pues fue pensada como defensa y refugio de invasiones, pero también salida al mar de un amplio valle, lugar de encuentro y transacciones económicas, condición muy importante durante la época señorial, entre su creación en 1617 y la revolución liberal de 1833. Fue precisamente ésta la época dorada de Altea, de su economía y de su sociedad, que siguió dando frutos, como es propio, hasta unos cincuenta años más tarde, debido a las plusvalias conseguidas, pero que languideció en los inicios del siglo XX hasta convertirse en una imagen desvaída de lo que fue. De ahí la importancia 17


0. “Carta Esférica de la costa de España, desde Cabo de Gata, 01 -p.18 hasta Cabo de Oropesa”. Tofiño, Vicente. Madrid: Dirección de Hidrografia, 1786. Detalle de la bahía de Altea. FGLL

-p.18 Dibujo sobre muro del encuentro entre un bajel local y un corsario turco. 1766. Museo de Premiá de Mar. Publicado en “Documentació històrica i bibliogràfica de la Marina Baixa”, A. Galiana, 2011

p.19 “Plano de la Rada y Surgidero de Altea” de la Dirección de Hidrografía, fechado en Madrid en 1813 que pertenece al Portulario de la Península de España Cuaderno 2, costas de Valencia y Murcia nº 24. -p.19 “Muoillage d’Altea”, publicado por el Dépot Géneral de la Marine. París, 1826. Un plano copia del anteriormente citado de 1813. Col. Alepuz, publicado en “Altea, Cronica y Guía”, Op. Cit., pag 19

que este territorio marítimo ha tenido en la cartografía especializada, en los portularios de los países con intereses en la zona: España, Inglaterra, Francia, los Estados Italianos, todos ellos sitúan a Altea en sus cartas marítimas y allí aparece en sus distintas lenguas. Entre los más atractivos planos que encontramos, tanto por su cronología, como por mostrar una imagen perspéctica de la villa de Altea, es la carta marítima del Portulario inglés de John Gaudel, el llamado plano “Altier Bay”, fechado en Londres en 1705 y publicado en el libro English Pilot, part 3 de 1771. En él podemos apreciar los elementos destacados de este territorio marítimo alteano junto a la ensenada de Calp. La torre Bombarda, el perfil de la villa de Altea, con su castillo dominando el caserío, el lugar de aguada junto al molíino de la Torre, las torres de La Galera y del Mascarat, además de la villa de Calp. Dos portularios más desarrollados y fechados en 1782 dan cumplida información de la bahía de Altea en este siglo, son los mapas con batimetría de las ensenadas de Altea y las de Altea y Calpe conjuntamente. El más interesante es el denominado “Plano del Fondeadero de Altea”, levantado por orden de S.M. en plena Ilustración. En él se nos indican de los accidentes propios de la costa, y se destacan como elementos principales el castillo y la villa, el convento, el río Algar y la torre Bombarda, además de indicar la profundidad del fondo marino y aconsejar la manera de fondear los navíos. Su leyenda da una descripción muy interesante del castillo de Altea en el momento que era Gobernador del mismo Bartolomé Calzas. Hay que señalar la definición de la costa de Altea en la Carta Esférica de la Costa de España, desde el cabo de Gata hasta el cabo de Oropesa, de Vicente Tofiño, 18


A final de siglo encontramos un “Plano de la Ensenada de Altea” fechado en 1878 (con datos de 1876) del Instituto Hidrográfico de la Marina, plano con la costa y sus accidentes geográficos inmediatos bien grafiados, así la una toma sistemática de la batimetría de la ensenada. Un copia muy bien elaborada se publica en Francia unos años más tarde por el “Service Hydrographique de la Marine”, con el nombre de “Mouillages d’Altea et de Calpe”, -d’après les plans espagnols léves en 1876Paris, 1886, con la referencia “Mer Méditerranée: côte est d’Espagne: 4136 / E. Gérin fils. ; ecrit par Er. Dumas Vorzet. En él se indica la procedencia española con un dato complementario, la fecha de las tomas -1876- y una serie de referencias de coordenadas. Se diferencia del original español por incorporar en el mismo plano las ensenadas de Altea y Calp. -p.20 “Plano de la Ensenada de Altea”. 288A de las Cartas Náuticas del Instituto Hidrográfico de la Marina, autor Rafael Prado de Figueroa. Madrid, 1878 -p.21 “Mouillages d’Altea et de Calpe”. D’apres les plans espagnols levés en 1876. Paris 1886. Col. Corbmarie, publicado en “Altea, Cronica y Guía”., pag 22 Op. Cit 21


En la cartografía terrestre encontramos interpretaciones muy particulares e interesantes de nuestro pueblo, dada la propia naturaleza de Altea y su condición originaria de territorio sin un centro dominante en época islámica y tardomedieval. Por ello es atractivo analizar las distintas escuelas de mapistas e impresores que desde 1585 grafian el territorio valenciano y dan carta de naturaleza al Reino de Valencia como entidad geográfica con perfil reconocible. Ubican en sus mapas ciudades y villas, así como accidentes costeros y rios. Son planos con intereses varios, que van dese los políticos y militares, al comercio, o a la rapiña de corsarios, lo cual nos indica la importancia de los buques que se grafian en los mapas, condición marítima que hasta bien entrado el siglo XVIII se mantiene en la cartografia, utilizando el mar como principal vía de comunicación en nuestro territorio. La 24


En la cartografía italiana hay que distinguir un plano, el denominado “Il Regno di Valenza”- G. M. Cassini, fechado en Roma en 1794, donde por primera vez aparece clarisima la existencia de la nueva población alteana. Distingue entre “Altea vieja” y “Altea nueva”, bien situadas cada una de ellas . Es de hecho la primera referencia a esta Altea que hoy tenemos. En la cartografía alemana hemos de distinguir el plano “Regnorum Hispaniae et Portugalliae- de Ioh. Bapt. Homanno, tamién llamado Johann Baptist Homann. fechado en Nuremberg 1710. Un plano dedicado al Archiduque de Austria, al cual dibuja triunfante a caballo con sus huestes, casi señalando con el bastón de mano Altea, donde desembarcarían . 33


0. 02

ALTEA Y SU TERRITORIO

ALTEA LA VELLA ORÍGENES Y EVOLUCIÓN URBANA

Los orígenes de Altea la Vella nos conducen hasta los primeros momentos de la historia de Altea, ha sido un lugar habitado con constancia de un pasado particularmente fecundo desde época ibérica, con restos de una calidad excepcional que se pueden datar entre los siglos V y IV antes de Cristo. Podemos distinguir la estela de un guerrero que se conserva en la biblioteca municipal de Altea o infinidad de vasijas de estos siglos, además de unas ánforas funerarias de marcada cierta influencia oriental. Ello nos permite suponer la posibilidad del contacto de sus habitantes con otras culturas llegadas más allá de los mares. No hay evidencias de poblamiento en época romana, pero sí más tarde, en época andalusí, pues en el siglo XIII renace y como dicen los arqueólogos, aporta el nombre de Altea, a partir de su denominación como alquería islámica de Altāya, convirtiéndose en el principal hábitat rural permanente entre el mar, el río Algar y la sierra Bernia. En 1279 la Carta Pobla hace mención del lugar y se fortifica a partir del siglo XIII el núcleo del Castellet, el núcleo original que data de época islámica. A lo largo del siglo XVIII y tras una época de decadencia y despoblamiento, el lugar se configura como núcleo rural, y se identifica con perfil propio como podemos ver en el plano “Sistema de Riegos de Callosa y Altea” depositado en el Archivo del Conde de Orgaz (Op. Cit.) que nos presenta el caserío con un contorno definido del conjunto sobre la colina y donde destaca la espadaña de su ermita. El lugar permanece prácticamente invariable hasta mediados del siglo XIX y a partir de ese momento se consolida como hábitat permanente y se dota de una serie de instalaciones que le proporcionan un estatus particular. Entre los años 1882 y 1885 se construyó la actual iglesia en el mismo solar en que se encontraba la primitiva ermita de Santa Anna. En los mismos años se construye el cementerio y el calvario; también de la misma época es la font Gran que proporciona agua a la población. Se repara el azud de captación de agua para el Riego de Altea la Vella. En 1911 se amplía la Iglesia de Santa Anna. En el año 1915 se inauguró la estación apeadero de la Olla del ferrocarril Altea-Denia para el servicio de Callosa y Altea la Vieja. La puesta en servicio de la Carretera de Callosa incide en sus condiciones de vida y contribuye a consolidar la población en Altea la Vella con unos 250-300 vecinos en el primer tercio del siglo XX. Las escuelas de niños y niñas se construyen en 1927, donde hoy se ubica la biblioteca pública. 52


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0. 02

-p.52 Perfil noreste del Poblet. Foto MdR -p.52 Detalle de la imagen de Altea la Vella en el “Mapa del término de Callosa y zonas limítrofes”, 1732. Archivo Condal de Orgaz. -p.53 Restos del límite oeste del Castellet histórico. Foto MdR -p.53 Evolución urbana de Altea la Vella. Dibujo de MdR

Reciente historia urbana.La planificación urbana del lugar comienza en 1965 con el “Plan de la Costa Blanca Norte”, que incluye el municipio de Altea; documento que quedó en un mero avance redactado por G. Riesco, G. Delgado López y M. Gaviria cuyo objetivo fue otorgar protagonismo al desarrollo del sector turístico en su ámbito al que se le auguraba un futuro prometedor. En el año 1969 se empezó a redactar por el equipo de Riesco, Morales y Roca, un plan general enmarcado en el “Plan Comarcal de la Costa Blanca”, que no fue aprobado hasta mayo de 1975. En los años de tramitación de este plan general se fueron aprobando diversos Planes Parciales que en los años posteriores han ido sembrando la sierra de Bernia de edificaciones. El primero fue el Aramo de 1970 y el último de esa época Alhama Springs en 1979 que urbanizaron el entorno del castellet de l’Ama. En 1972, el trazado de la autopista AP7 incidió fuertemente en el paisaje circundante al Poblet y en su cuenca visual. El PGOU de Altea, adaptado a la nueva ley del suelo de 1975, fue aprobado en 1982 y es el documento de Planeamiento que permanece aún hoy vigente y ha permitido la colmatación del espacio entre la carretera de Callosa y el Poblet. La actual planificación en proceso proporciona una amplia transformación urbana del lugar que esperemos no incida negativamente en la percepción de su característico perfil. El desarrollo turístico en torno a la Sierra de Bernia ha propiciado el crecimiento del núcleo urbano de Altea la Vieja que se ha centrado en el entorno de la carretera de Callosa y en la calle de acceso al Poblet, construyéndose en esa zona edificios de vivienda plurifamiliar de tipología distinta de la que configura el núcleo histórico. Otras viviendas unifamiliares cercanas al acceso al Poblet utilizaron códigos estéticos y constructivos diferentes a los tradicionales. La parte histórica se ha conservado como núcleo compacto diferenciado, con identidad propia dada por su perfil, trazado viario y forma de vida. Descripción del Núcleo Histórico.Se asienta sobre una colina con doble cima. En la superior, situada al oeste se ubica el castellet, limitado por las calles San José y San Juan. El trazado viario aún permite conservar la forma cuadrilonga del antiguo castillo ibérico y más tarde islámico que hoy se sitúa bajo los edificios que se levantan 54


-p.54 Calle Sant Josep. Foto MdR -p.54 Calle Honda .Foto MdR -p.55 Detalle deuna vasija de influencia oriental de época ibérica, sobre S. IV encontrada en la Necrópolis ibérica de Altea la Vella. S. IV A. C. Colección Privada Foto gentileza de J. Llobell.

-p.55 Plano del NHT de Altea la Vella con sus tres BRL.: Iglesia, Calvario y Cementerio. Catalogo de Bienes Culturales de Altea, 2013. Dibujo de MdR -p.55 Altea la Vella Año 1940. Foto J.D.P. Valencia. Colección MdR

sobre el parcelario. En la vertiente norte de esta colina se sitúa el calvario, un enclave de interés paisajístico particular, con una vista de la sierra de Bernia muy interesante y una cuenca visual próxima de gran calidad, formada por las colinas del Garroferet y del Tossal de la Font y el llano agrario limitado por el cauce del barranco de Altea la Vella o de les Cases y el camino del Garroferet, que entierra los vestigios de la necrópolis ibérica donde se han encontrado tantos restos de los siglos V y IV antes de Cristo. La subcolina inferior, la situada al este, se separa de la anterior por el vial principal, la calle Cura Llinares, y tiene en su parte más alta la iglesia de Santa Anna que por sus formas y dimensiones domina el perfil del conjunto urbano, situándose frente a la plaza de la Iglesia el principal espacio público del Poblet. La calle Honda circunvala el pueblo por la parte baja, por el sur y el oeste, por el este la pequeña calle llamada de Santa Anna rodea la iglesia. El viario estrecho y con trazado curvilíneo se ajusta a las cotas del terreno, adaptándose a un parcelario de origen rural, donde algún atzucac o cul de sac le confiere pintoresquismo al conjunto.

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7. 09

ARQUITECTURA URBANA

EL ARRABAL DEL MAR s. XVIII - XIX y XX EL CARRERÓ ALMADRAVA Y LA CALLE DEL MAR Arquitectura Tradicional

Ligeramente sinuoso, el callejón Almadrava es el último resto meridional de lo que fue uno de los arrabales extramuros más populosos de la villa: el arrabal del Mar o de San Pedro, el importante barrio marinero de la Altea del siglo XVIII en el que según datos de la época vivian más de 300 familias de marineros, entre los pescadores y los enrolados en la marina comercial o Real. Situado extramuros de la fortaleza y colonizando la parte sureste de la colina a partir del antiguo camíno de Alicante y la calle del Sol, se disponía a lo largo de cuestas intrincadas, callejones y adjucats que bordeaban el acequión de los desagües del recinto amurallado, llegando hasta la costa, donde un buen puñado de casas abrían sus fachadas o bien sus corrales hacia la playa donde se cobijaban els bous, los animales que arrastraban las barcas hasta sacarlas del agua. El arrabal estaba atravesado por la acequia del Riego Mayor y en su extremo sur se ubicaba el matadero de la villa, dispuesto a horcajadas sobre el propio cajero de la acequia. Dos grandes heridas se abrieron a finales del siglo XIX y en las primeras décadas del siglo XX. Las dos grandes infraestructuras de comunicación: el tren y la carretera nacional, atravesaron el arrabal y separaron un puñado de casas junto a la playa del resto del barrio, el cual conservó su trazado histórico, tal cual podemos ver en la actualidad.. El ferrocarril tuvo una afección menor al pasar en parte por túnel bajo el arrabal. La importancia demográfica y de trasiego entre para atravesar la muralla desde el arrabal del Mar obligó a abrir una nueva puerta en la muralla, el Portal Nou -del cual se ha dado referencia-, abierto en 1743, justo al lado de la boca de la cloaca principal de la Villa. Hay que señalar la existencia de fragmentos de bóvedas en rampa que suben desde la parte baja del arrabal hacia la parte alta, no se sabe si hasta la propia fortaleza, quedando fragmentos en casas de las calles de Alicante y Ponent, trazados en rampa dispuestos en perpendicular al trazado de estas calles El callejón Almadrava es un antiguo vínculo de traza compleja, cubierta parcialmente por alguna construcción, escalonada, solada hace unas décadas con cantos rodados y cantiles en piedra caliza, que mantiene un 264


-p.264 Vista del callejón Almadrava desde la parte alta. Foto MdR -p.264 Casas tradicionales de la calle del Mar levantadas tras la construcción de la Carretera Nacional a finales del siglo XIX e inicios del S. XX. Colección MdR -p.265 Vista de Altea. Foto de Augusto Gracián, 1898. Colección J. G.

sabor pintoresco a pesar de la presión urbana que lo rodea, y que incluye alguna casa atractiva como la nº 13 de la calle de San Pedro, a la espera de una necesaria remodelación de su arquitectura que esperemos no le haga perder el carácter y la escala. La nueva carretera nacional que sustituirá el antiguo camino Real sobre 1870 atraviesa el arrabal del Mar y genera lo que hoy conocemos como carrer de la Mar, entre la plaza del Convento y la estación del Ferrocarril que se construyó en 1914. Podríamos decir que se trata del primer ensanche moderno de Altea. Esta operación urbanística fue de gran transcendencia para el pueblo, y marcó la Altea del primer tercio del 1900. Calle que se construyó con las casas que hoy conocemos, mientras que las del entorno de la Estación se construyeron hacia 1920, y un importante número de edificios son producto de sustituciones edilicias en los momentos de la expansión urbanística de las dos últimas décadas del siglo XX. Esta calle la ocupan clases populares y muchas de sus casas aún con el sabor tradicional del antiguo caserío. Su interés está tanto en sus formas y elementos de arquitectura como en la escala urbana que crean. En ellas se pueden valorar balconadas, rejería, aleros, composiciones de fachada y en algunos casos el acabado pintoresco de sus fachadas al mar. Arquitecturas y escala desgraciadamente rota por una normativa, la del PGOU vigente, que ha potenciado la destrucción el perfil del antiguo arrabal.

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8. 02

ARQUITECTURA MODERNA

COMPLEJO RESIDENCIAL NOVA ALTEA

1969

Urbanización Nova Altea

Racionalismo Crítico. Promotor J. Maria Planelles. Complejo Privado Félix Cabrero, Carlos Solesio, Joaquin Planell, arquitectos, R. Bellod, Arq. D. Obra personaje vinculado: don José Planelles Zaragoza

Nova Altea es uno de los complejos residenciales mas interesantes del panorama arquitectónico alteano; en particular sus fases I y II que presentan una calidad indiscutible. La interpretación del “genio del lugar”, la integración medioambiental, la flexibilidad y personalización de las viviendas, en palabras de Joaquin Planell, pueden distinguir la intervención. El complejo, con más de cuarenta años, sigue manteniendo unas prestaciones residenciales, urbanísticas y pasiajisticas de gran valor. Desarrolla un sistema escalonado con cuatro alturas de vivienda en profundidad con grandes solanas que abren al mar y resuelto en plantas altas con áticos. “Nova Altea en su interior, esconde un verdadero pueblo en el que se desarrollaron soluciones distintas y de gran originalidad” en palabras de uno de sus autores, Joaquín Planell. En esta compleja propuesta hay que destacar la flexibilidad funcional y como dice su autor “el modo peculiar de interpretar la arquitectura popular alteana”. El conjunto tiene el particular plasticismo del juego de niveles y de las sombras de los volúmenes. Se pueden inscribir en un racionalismo crítico y experimentalista, muy en boga en aquellos momentos en el panorama arquitectónico español. Una arquitectura de gran interés, propia de los arquitectos Cabrero, Solesio y Planell dentro de las preocupaciones compositivas que en esos momentos se tienen en la arquitectura española, recordemos la obra de Javier Sáenz de Oiza en Alcudia; es este caso con una planta más rotunda y atractiva, más especulativa posiblemente, pero no por ello menos interesante. La elección de materiales, su austero repertorio, unido a una adecuada estructura, apoyan el interés de su arquitectura. El conjunto de Nova Altea se completó con una vivienda unifamiliar en su extremo sur, que si bien no formaba parte del conjunto arquitectónico, no desentonaba en su arquitectura ni en el paisaje. La casa firmada, parece, por los arquitectos Lorente y Chicot se levantó unos años más tarde. Don José Planelles Zaragoza, Alicante, 1930, Estudia Derecho en la Complutense y se licencia en periodismo; casado con Doña Magdalena Rostoll, se instala en Altea en 1954 como industrial de la almendra y de la cinematografía, explotando los cines: Moderno, Altea, Mediterráneo y Costablanca, incidiendo particularmente en el mundo de la promoción 284


y construcción de vivienda en un momento de despegue económico. Su lucidez de miras, la cultura heredada y también la aprendida le llevan a ser un buen alcalde y un mecenas de las artes, desde la pintura a la arquitectura, amigo de pintores, buen conversador, preocupado por la cultura sabe seleccionar a las personas con las que trabaja; de hecho, en arquitectura desarrolla una serie de proyectos de calidad excepcional. Nova Altea es precisamente una de ellos, pero no hay que olvidar al ignorado proyecto de la Terraza Costablanca, con su pantalla frente al mar y su terraza extremadamente volada sobre la playa, en un proyecto discreto, pero rotundo y moderno. Sus relaciones de amistad sincera, de apoyo a las artes, le llevaron a hacer de Altea un nido de artistas. Su imagen estará por siempre ligada a un hombre positivo e inteligente en un momento brillante en una Altea que salía de la autocracia representada por las chaquetas blancas que en los días de fiesta aún lucian los Jefes Locales de un Movimiento, algo que hoy parece increíble. -p.284 Vista actual de Nova Altea. Foto MdR -p.284 José María Planelles y Benjamín Palencia en una imagen del libro “Benjamín Palencia y Nosotros”. Op. Cit. -p.284 Portada del libro “Benjamin Palencia y Nosotros” . Op. Cit, col .MdR -p.285 Planos originales del Proyecto de Nova Altea. Dibujos gentileza de Joaquín Planell. -p.285 Vista de Nova Altea y de la casa de Planelles en primer plano. Año 1975. MdR -p.285 Nova Altea. 1970. Foto gentileza de Joaquín Planell 285


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ARQUITECTURAS AUSENTES

EL CONVENTO DE SAN FRANCISCO

Plaza del Convento

1728

Clasicismo popular, austeridad franciscana en fachada Autor desconocido

Descripción histórica.La actual iglesia del convento de San Pedro y San Francisco es el único cuerpo existente de lo que fue el convento franciscano que surgió al amparo de la antigua ermita de San Pedro, situada en la parte norte del arrabal del mismo nombre, en el extremo norte del denso poblado de pescadores, muy activo durante el siglo XVIII. Instituida la Orden Franciscana en Altea en 1728 y construido el convento en tierras de la hoy casi olvidada partida del Bol, una zona de fértiles huertas regadas por el Riego Mayor y en cuyas playas a lo largo del Setecientos y el Ochocientos, hubo gran actividad pesquera y de comercio marítimo.

-p.356 Libro de Cuentas del Convento y Hospicio. Publicado en el libro El Captivador y la ermita de Sant Vicent, Valencia, 2013. Op. Cit. -p.356 Vistas cenitales de la Iglesia del Convento en la actualidad y del estado que mostraba completo en el vuelo de 1956. facilitada por el Archivo Municipal

El convento se empezó a construir a partir de 1728, año en que se instalaron en dicha ermita los religiosos de Benissa, siendo muy prolongada la edificación del conjunto de sus instalaciones en el tiempo, ya que además de los elementos conventuales propios de estas instituciones: Iglesia, claustro, refectorio, cocinas, celdas y estancias del Prior, huerto y cementerio, disponía de hospicio y hospital, así como de espacios para docencia. Una compleja institución religiosa, hospitalaria y docente, cuya labor fue muy importante en la Altea de aquellos tiempos. De estas instalaciones hay documentación histórica de los libros de cuentas de la institución, en de la parroquia, y también en distintas testamentarias y documentos varios en los cuales se indican dádivas al convento y donativos para el hospicio a lo largo de los años finales del siglo XVIII; información que nos confirma lo prolongado en el tiempo de la construcción de estas instalaciones, la última de las cuales fue el nuevo hospicio, pues la donaciones en los últimos años del 1700 iban dirigidas a la compra de ajuar para el mismo. Se tiene también información sobre cierta actividad económica gestionada desde el convento a través de su Síndico, como es el caso de actividad marítima comercial a lo largo del último tercio del siglo XVIII a nombre de alguna familia alteana; actividad que reportaba importantes beneficios económicos a la Institución. El convento franciscano fue desamortizado tras las leyes de Mendizabal en 1835. La iglesia quedó como templo abierto al culto dependiente de la iglesia parroquial de Altea, mientras que el resto edificio paso a propiedad pública y los terrenos de los huertos fueron comprados por

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familias alteanas, compras sancionadas de excomunión por la Iglesia en aquellos momentos. El edificio del convento albergó la Audiencia en 1883 y más tarde las instalaciones municipales, abandonado en ese momento el Consistorio alteano la casa del Comú i Presó fundacionales ubicadas en la esquina sureste de la fortaleza renacentista, de manera que en 1892 el antiguo convento cobijaba la Casa Ayuntamiento, Escuelas, Juzgado y Prisión municipal. Instalaciones municipales que se mantuvieron hasta 1967, cuando se inauguró el edificio actual del Ayuntamiento. A lo largo de

-p.357 La plaza de la República, Foto Oriol para la Casa Soler, sobre 1931. Colección MdR 357


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1968 se derribó el vetusto edificio tras años de abandono y en aras de un cierto concepto de modernidad, con el callado resquemor en muchos ciudadanos de que se estaba perdiendo algo muy propio, como indican algunos autores. -p.358 Vista posterior del Convento. Foto de Hnos. Coello -p.358 Parcial del Convento y el campanario. Colección L. F. -p.358 Vista del Convento desde Bellaguarada. Foto gentileza de Joan Serra.

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La escena urbana.La iglesia del convento, o de San Francisco, conserva el nombre del lugar, aunque los habitantes de este entorno también la han llamado Replaçeta del Convent, teniendo que admitir que la toponimia de la plaza ha sido cambiante en el tiempo. En la escena urbana hay que valorar al conjunto de casas adosadas a la iglesia ya que forman un grupo con interés particular; son un vestigio de aquella Altea que se ha configurado a partir de mediados del siglo XVIII y se ha mantenido hasta la actualidad. Entre ellas se puede distinguir el Casino de Peparra, con su podio inferior y la terraza superior aún existentes con su formato de finales del siglo XIX. A estas casas se unen los edificios tradicionales del entorno dels Quatre Cantons de la Calle del Mar, aunque cada vez son menos las referencias a este mundo centrado en una plaza que para algunos alteanos de cierta edad ha sido un lugar especial, una zona de intercambio social, de fiestas y de juegos infantiles que ha quedado en nuestras retinas gracias a lo allí vivido, pero también también a las imágenes de los cuadernillos fotográficos que se vendían en Casa el Marinero, o al sabor literario de las páginas de la


novela de Joaquín Rico que toma el nombre de la propia Replaceta. La escala del lugar se ha trastocado en exceso por el sventramento del convento en sí, a lo que se ha unido la desafortunada desaparición de las casas anexas de la fachada norte que abrían fachada a dicha placeta, junto el cambio de escala de los edificios construidos a lo largo de estos últimos treinta años. Sería deseable retomar un proyecto urbanístico que devolviera las proporciones adecuadas al lugar con el edificio de la iglesia como referencia cultural y escalar del conjunto; quizás construyendo parte o la totalidad de la antigua manzana, hoy plantada con un particular huerto de olivos; intervención que debiera ajustar la alineación a las propias dimensiones históricas o a aquellas que permitan una escala adecuada a la plaza, pues ello, además de valorar la iglesia y el edificio del Casino, daría vida a un espacio hoy falto de actividad, ajustando de nuevo la escala de los edificios de interés existentes, que son muchos y valiosos en este entorno.

-p.359 Fresco del del Maestro D. Genaro Palau. hoy desaparecdo, existente en la Casa Mompó, posteriormente Casa El Peño. Vista del “huerto del Convento”, Imágenes remasterizadas por el autor sobre la base de los cliches de Luis Fuster. -p.380 Deambulatorio del Convento, en 1964. Colleción L.F. -p.380 Vista del momento de anunciar el derribo del Convento en 1968. Revista Altea -p.380 Patio del Convento. Foto de L. M. Planelles en su libro “Altea, Crònica y Guía” Op. Cit. -p.381 Planta del Convento y su huerto, extraído del “Plano de la Villa de Altea” de Francisco Ricaud, 1740. Op. Cit.

La arquitectura del convento.Edificio del convento incluía dos cuerpos principales: la Iglesia -que se describe en la ficha correspondiente- y el propio Convento. Este, adosado a la iglesia, era un edificio claustral de dos y tres alturas definido en torno a un patio cerrado, rodeado por un deambulatorio porticado. El patio era el centro del edificio, un patio 359


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arbolado, poco cuidado, de difícil acceso y que entre el ramaje ocultada el brocal de un pozo. El claustro incluía tres arcos de medio punto por cada uno de los tres lados que rodeaban el patio, construyendo un amplio deambulatorio abovedado con aristas en sus esquinas y arcos fajones ajustados al centro de unos amplios machones. Muros y paredes sobre los que lucían incontables capas de cal, a pesar de lo cual la humedad trepaba hasta cierta altura y las capas de cal caían y caían ofreciendo esa imagen desvencijada que el tiempo, y cierto abandono, solían dar a estos edificios públicos en las medianías del siglo XX. Sus fachadas internas se levantaban disponiendo sus ventanas al ritmo de los arcos del claustro, ventanas verticales y enrasadas al muro; todo ello incidía en el carácter másico del conjunto y en la profundidad de las sombras que se arrojaban sobre el patio. Los espacios internos, como decimos, eran amplios y aunque conservaban cierta solemnidad, su carácter estaba en marcado por aquella desidia que rodeaba a lo público en la época de la autarquía. Junto al claustro, dos elementos daban el nivel y marcaban su arquitectura: la gran reja de acceso, una reja de robustos barrotes de forja que daba paso al claustro, reja de difícil apertura acompañada siempre de gran estruendo de hierros, y un segundo elemento, una amplia escalera de acceso a la planta principal inmediata al vestíbulo. La puerta principal se encontraba en la esquina de la plaza edificio, perpendicular a la fachada de la iglesia, era un gran portalón y sobre él se disponía un balcón que ocupaba la estrecha fachada. Los cuerpos perimetrales de tres plantas eran sólidos y rotundos, con ventanas poco atentas en su disposición en sus fachadas posteriores, las que abrían al huerto, muy distinto que las dos fachadas principales, la esquina sobre la plaza y la fachada frontal a la playa – fachada que con el tiempo la ocultaron las edificaciones anexas- estas fachadas se componían con una buena sistematización de huecos verticales en la planta principal sobre un basamento ciego, rematadas por una planta superior con pequeños pero bien compuestos huecos. La cubierta de teja curva construía un alero corrido a lo largo de todas sus fachadas.

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El huerto jardín.Se extendía al noreste del convento, entre un camino rural que lo bordeaba por el oeste y las tierras que daban ya a la playa en aquellos momentos. En el preciso dibujo de Francisco Ricaud de 1740, encontramos un jardín compuesto de pequeños cuarteles en forma cuadrada o rectangular, con algunas geometrías elípticas o circulares. En estos pequeños parterres se pueden entender perímetros de recorte que bordean algún árbol central, junto a arbustos en macetas que marcan los ángulos, definiendo un gran número de particiones posiblemente especializadas en plantas medicinales, olorosas o de puro disfrute. En el plano vemos que de la acequia del Reg Major baja una importante hijuela hasta este punto, la hijuela del Bol que regaba el jardín a partir de un cajero dispuesto longitudinal desde el oeste del huerto. Alguna de las zonas del jardín, quizás más retiradas, estarían dedicadas a campo santo, pues son varias las referencias documentales de enterramientos en el convento, generalmente en el propio huerto, además de los que se hicieran en la propia iglesia. Al fondo, hacia el noreste, el jardín se convierte en huerto, también subdividido en pequeños espacios; por el dibujo parecen existir variedades distintas de arbolado, pues el dibujo indica distintas texturas. Las tapias no se ven arboladas ni vestidas por vegetación, pero si atendemos a otros jardines culturalmente próximos, como el de Penàguila o el antiguo Huerto de la Barbera en la Vila, con quien guarda cierta similitud, podemos suponer que estas tapias de obra, estarían vestidas con arbustos olorosos y de elegante colorido.

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ARQUITECTURAS AUSENTES

EL BAR MUSEO LAS VEGAS

C/ Conde de Altea

Sobre 1960

El bar Las Vegas fue junto al Bar Terraza uno de los primeros establecimiento que se abren en Altea a finales de los años 50, rayando los 60, con una nueva manera de entender la hostelería. Un bar de tapas, un bar de vermut, pero con cócteles particulares y entendiendo que una nueva clienetela está presente en la economía alteana: los turistas. Sus clientes marcan un carácter que Pepe Hortelano sabe potenciar perfectamente en su negocio. Las Vegas, por su nombre es un referente en si de modernidad; con ello pretende atraer a la bohemia artística que por aquellos años ve en Altea un lugar propio, adecuado a su manera de vivir, que ofrece algo particularmente inetresante: un paisaje y unas formas, que unido a una manera de entener la vida, fascina a una élite de pintores y artistas nacionales y junto a ellos, a sus colegas centro y noreuropeos. Don José María Planelles nos cuenta en su precioso libro “Benjamin Palencia y Nosotros” -Alicante 1963-, como se gestó este “Bar Museo Las Vegas” y de que manera se aproximó a estos personajes, con su “cen quiu veri moch”, y “cómo a cambio de un buen resopón a base de huevos fritos y buen vino tinto, un grupo de pintores empezó a pintar unos frescos en sus paredes. Allí el sueco Bengt Ellis, con el torso desnudo, pìntaba personajes del mar, Sam Miller insistía en sus burros, Mike Trompe pintaba mujeres enlutadas...“. Una preciosa referencia la del entrañable don José María, ese inolvidable alcalde moderno de aquella Altea postfranquista, la que escribió como loa a la “nikolasca” (1), la bebida insignia de Las Vegas, a partir de una conversación que presencio entre Pepe Hortelano y Benjamín Palencia, dos buenos amigos: “ - Bueno, vamos a ver qué es eso ( dice el pintor). Pepe corta sendas rodajas de limón , les pone un terrón de azúcar encima, y las espolvorea con café molido. Al lado una copa de coñac. y le contesta: - Nos comenos el limón con el azúcar y el café, y nos bebemos los coñacs . ¡Nikolasca! Delicioso...”

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1.- Planelles, J. M. “Altea, Crónica y Guía”, Altea 1978. Pag 42

-p.390 Un grupo de amigos frente al Bar Las Vegas. Colección L.F -p.390 Fotorafia con dedicatoria de B. Palencia. Colección Familia Hortelano. -p.391 Una escena marinera, Fresco de B. Palencia existente en el Bar las Vegas, hoy desaparecido, Imagen extraida del libro “Benjamisn Palencia y nosotros” Alicante, 1963. Op. Cit.

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Este documento es un extracto de la publicación "Paseando por las alteas" que consta de 444 páginas, puedes conseguir un ejemplar completo en: reservas en las librerías:

Bou - Costera Moncau Mascarat - Carrer Trompa

o pedir suscripción a: migueldelrey@vam10.com C/ General Gil Dolz 14, bajo. Valencia 46010 Tel 963519780

Fotos de portada: -Vista de Altea la Vella. Fragmento. Batiste Sant Rok. Colección privada. Fotografía MdR Contraportada delantera: -Altea sobre 1955. Foto Sánchez. Gentileza de Manolo Torres Contraportada trasera: -La Nave. Escultura de Miklos Palphy. Fotografía MdR C. Copyright. Textos: j. Miguel del Rey Aynat / Prólogo: Joaquin Rico Depósito Legal: V-1971-2016 ISBN: 978-84-945492-2-9 Correo electrónico: migueldelrey@vam10.com C/ General Gil Dolz 14, bajo. Valencia 46010 Tel 963519780 Todos los derechos reservados. Queda pro-hibida la reproducción parcial o total y por cualquier medio de esta obra, de sus planos, dibujos, texto o fotos sin referenciar el autor y la obra.


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