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El duelo a muerte entre Santiago Sierra
(Hermano de Justo Sierra) e Irineo Paz (Abuelo de Octavio Paz)
i buscáramos similitudes y coincidencias entre los maestros Justo Sierra y Octavio Paz podríamos encontrar muchas pero lo que difícilmente pensaríamos hallar es un acto de violencia que termine en la muerte de un semejante, sin embargo, esto es así. Si bien ellos no son los protagonistas, si sus familiares más cercanos, el hermano de Justo Sierra y el abuelo de Octavio Paz que se batieron en duelo a finales del siglo XIX.
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A partir de aquí historia pura…
El contexto legal y social de los duelos en 1880 era el siguiente: El Código Penal, promulgado en 1871, consideraba delito el batirse en duelo. Sin embargo, seguía siendo un recurso del que se echaba mano en ciertos casos, pues ahí mismo se distinguía entre duelo, homicidio y riña. Matar a alguien durante una riña era “un comportamiento de la chusma”, los motivos, simplezas, como mirar mal a alguien en la plaza o en una pulquería, unos pesos no pagados o una de esas ofensas que, a todo el mundo, menos a los involucrados, les parecen insignificantes. Pero el duelo era distinto y como tal tenía atenuantes, este se asociaba la defensa del honor, es decir, era un asunto “de caballeros”. duelo a muerte en contra del político, abogado, historiador, escritor y periodista Irineo Paz, todo por defender “El honor de la familia”.
Justo, a quien le pedía lo alcanzara en Tlalnepantla.
En 1880. Justo Sierra tiene apenas 32 años, sus intereses son la poesía, el periodismo y en la política, dirige junto con su hermano Santiago de 30 años el periódico La Libertad por su parte Irineo Paz con 44 años, preside el periódico La Patria con un enfoque totalmente opuesto al de los Sierra.
Porfirio Díaz había convocado a elecciones y cada candidato tenía su propio conjunto de periódicos y publicaciones para apoyarlo y promoverlo.
Los candidatos para las elecciones eran el manco Manuel González, compadre e íntimo amigo del General Diaz, el abogado Justo Benítez, y el coronel Trinidad García de la Cadena.
“A un Sierra no se le insulta impunemente”, le dijo Santiago a Tarsila, su esposa. “No puedes pedirme que sea cobarde o indigno”. Así salió de su casa dejándole una nota a su hermano
Por tal razón el maestro Justo Sierra, se trasladaba a Tlalnepantla tan rápido como le era posible, buscaba llegar a tiempo para persuadir a su hermano Santiago de participar en un
El periódico La Libertad, se inclina por Manuel González. Otros dos periódicos, La Patria y El Padre Cobos, pertenecen a Ireneo Paz, y se inclinan por García de la Cadena.
El 2 de abril de 1880, en una página de La Libertad se afirma que Ireneo Paz, el director de La Patria le debe todo al presidente Díaz.
El 6 de abril insinúan que Díaz le tiene lástima a Paz y afirman que “por un plato de lentejas”, Don Ireneo sirve a la candidatura de García de la Cadena.
Sólo eso necesita Ireneo Paz para exigir una satisfacción. muchos de los artículos que se publicaban en los periódicos de aquella época no llevaban la firma de quienes los escribían. Así, Paz envía a dos representantes a investigar en la redacción de La Libertad quien es el autor. Ahí le dicen que el autor de esos textos es Agustín Cuenca, poeta y periodista, furioso Don Ireneo quiere sangre, describe a Cuenca como un hombrecillo de voz y maneras afeminadas.
Periodistas y escritores intentan calmar los ánimos, incluso las Logias Masonas a las que todos estos personajes pertenecían buscan facilitar un acuerdo, pero Don Irineo no está dispuesto y publica en La Patria, el 25 de abril, que “se considera autorizado” para castigar la insolencia de los periodistas de La Libertad sin acudir a los tribunales de imprenta, creados en los días de la Reforma para resolver sobre delitos de prensa y acusaciones de difamación.
Santiago Sierra y Cuenca responden: uno escribe tildando a Paz de “miserable”; el otro lo llama “zángano” y amenaza con darle “una docena de afeminados chicotazos”.
Después de esto ya no hay vuelta atrás. Sólo queda el duelo que se pacta para el 27 de abril, será con pistola. No queda claro por qué es Santiago y no Agustín Cuenca quien se enfrentará con Ireneo Paz.
Ya en el sitio y en la fecha seña- lada los duelistas acuden con sus padrinos y fijan las reglas, un tiro a larga distancia después de eso si así lo consideran habrá más, cada uno a menor distancia. El primer tiro de cada participante pasa sin tocar a su contrincante y en principio, la honorabilidad de estos queda probada, podría no haber necesidad de más. Pero los padrinos de Sierra insisten. Quieren continuar. Se acorta la distancia entre los participantes para hacer un segundo tiro. Paz con formación militar es un experto tirador e incrusta una bala en la cabeza de Santiago, lo mata en ese instante.
Todos los asistentes al duelo de retiran y abandonan el cadáver de Santiago para evitar ser encarcelados, esa es la costumbre. Justo Sierra quien sigue camino a Tlalnepantla, se cruza con Ireneo Paz, quien le dice: “¡Acabo de matar a tu hermano, perdóname!”.
Justo Sierra deja el periodismo, dedicándose a la docencia y la política; Irineo Paz continúa con su periódico en donde publicó el texto “El dolor de llevar un cadáver a cuestas” y la sociedad mexicana cuestiona la benevolencia con que la justicia veía los duelos.
Si bien el duelo entre el abuelo de Octavio Paz y el hermano de Justo Sierra refleja cómo la rivalidad y la violencia pueden tener consecuencias fatales, también nos demuestra que hemos avanzado en la resolución pacífica de los conflictos en la política mexicana donde el diálogo ha ido ocupando un lugar más importante.
Una de las presas más antiguas de México, construida durante la época virreinal y concluida en 1749, por el entonces intendente Juan Antonio de Riaño. La Presa de la Olla, toma su nombre del Rancho de La Olla Grande, lugar donde se mandó a construir para hacer frente a las sequías de la época.
Apartir de 1750 y hasta la actualidad se empezó a realizar la tradicional apertura de la presa, con el propósito de limpiar las aguas y poder almacenar el agua de las lluvias que sería más fresca y limpia.
Poco a poco de ser algo local, se fue corriendo la tradición de reunirse en los alrededores y observar el espectáculo hasta llegar a ser una festividad muy esperada a nivel estatal. Fue desde finales del siglo XIX que, a esta reunión, se le empezaron a agregar juegos mecánicos, centros de diversión, puestos de comida entre otros, transformándose en una fiesta donde la sociedad guanajuatense convive año tras año.
El acontecimiento trascendió a tal grado que ahora se realiza cada año el primer lunes del mes de julio, complementán- dose con las celebraciones de las fiestas de San Juan y Día de la Cueva, todas ellas patrimonio cultural intangible del estado de Guanajuato.
Actualmente, la presa de la Olla cuenta con un amplio parque y un malecón que reúne a enamorados y familias que esperan con tranquilidad la puesta del sol. Asimismo, se ofrece la renta de lanchitas que permiten dar un plácido recorrido acuático.
Entre las montañas, destaca un faro que, según los locales, es el único en el mundo que fue construido tierra adentro, el cual tenía por objetivo distinguir la ciudad de Guanajuato entre las montañas de la Sierra de Santa Rosa. Es posible acceder al faro a pie, desde donde se puede apreciar una de las vistas más formidables de la ciudad colonial.