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Dr. Martín Andrade Muñoz El platillo volador de Niemeyer

EL PLATILLO VOLADOR DE NIEMEYER

Por: Dr. en Arq. J. Martín Andrade Muñoz

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Desde niños hemos oído y visto representaciones de Ovnis, los hemos visto la parte inferior generalmente se puede observar un anillo que lo circunda por donde en comics, en extraordinarias y fascinantes películas de ciencia ficción, generalmente tripulados por extraños seres extraterrestres de fisonomía fantástica según cada autor. También estos Ovnis parecen coincidir en su forma geométrica de tipo circular y son conocidos popularmente como “platillos voladores”. Su forma redonda ligeramente es abultada en la parte inferior central es una especie de cono invertido. En se asoman los tripulantes del platillo. También suelen emitir luces radiantes de diferentes partes del extraño objeto. No sabemos si dicha forma procede de alguna deducción científica como lo parece ser, pero lo que si es cierto es que se trata de una forma frecuente en el imaginario social.

Esa forma tan extraña para la arquitectura debió inspirar a Oscar Niemeyer para diseñar el Museo de Arte Contemporáneo en Niterói, una ciudad costera cerca de Río de Janeiro en Brasil. Los museos de arte pueden convertirse a su vez en obras de arte, tanto como para atraer al público por sus propios valores como para mostrar las obras que ahí se muestran. Tal es el caso del MAC Niterói, el edificio del célebre maestro de la arquitectura Oscar Niemeyer, un brasileño nacido en 19017 y fallecido en 2012, un longevo personaje de 105 años de edad. Niemeyer se hizo famoso a raíz del conocido proyecto para

la Ciudad de Brasilia mismo que desarrolló junto con Lúcio Costa. Muchos e importantes proyectos lo llevaron a la fama mundial, consagrándolo como uno de los grandes.

Tan solo la Ciudad de Brasilia, sería suficiente para justificar el porqué, de la importancia de Oscar Niemeyer. La nueva capital de Brasil inaugurada en 1960 se convirtió en una “Meca” para cualquier arquitecto del mundo. Niemeyer no solo salió airoso, sino que mostró la extraordinaria belleza de su arquitectura. Especial mención merece el conjunto de la Plaza de los Tres Poderes, el Palacio de Planalto sede del poder ejecutivo. Y quizás el más célebre de todo el conjunto: la sede del Congreso Nacional de Brasil, conocido coloquialmente como “el plato y la taza” que hace un hermoso contrapunto con el enorme edificio vertical de oficinas que le antecede. Brasilia se convirtió en la referencia obligada de la arquitectura moderna. Planificar, diseñar y construir una la ciudad capital de un país, es un hecho inusitado en la historia de la arquitectura y el urbanismo, en el siglo XX se erigieron tres famosas ciudades: Chandigar en la India, Brasilia en Brasil e Islamabad en Paquistán. En Brasilia, Lúcio Costa ideo un esquema en forma de aeroplano o de pájaro y organizó la ciudad de acuerdo a las diferentes zonas que la componen. El monumental proyecto se vio felizmente materializado con la gran arquitectura de Niemeyer, convirtiéndolo no solo en un elemento digno de admiración, sino en un modelo de imitación.

Oscar Niemeyer comenzó trabajando para Lúcio Costa quien a su vez había trabajado en el taller de Le Corbusier, como también lo haría Niemeyer tiempo después, al colaborar en el edificio de las Naciones Unidas en 1952. Le Corbusier para entonces ya había iniciado los planes para la ciudad de Chandigar, mismos que debieron haber influido mucho en el proyecto de Lucio Costa y Niemeyer para la ciudad de Brasilia. La ciudad capital se inauguró en 1960 y podríamos decir que fue la primera del siglo XX, aunque Chandigar se había iniciado un poco antes pero no se había concluido aún. Sin embargo, a pesar de sus aciertos, con el tiempo la ciudad ha sido cuestionada porque no ha logrado mantener la calidad de vida proyectada, ya que fue rebasado el número de habitantes para lo que fue planeada y su crecimiento fue desordenado imperando el caos en todos sentidos. Para muchos Brasilia es un ejemplo de diseño urbano tomando el ´punto de vista histórico, cultural y social del país. Para otros es simplemente una utopía moderna. Sin embargo, los edificios de Niemeyer siguen siendo íconos de la arquitectura de la modernidad.

Fueron muchos los edificios que Oscar Niemeyer realizó a lo largo de su longeva vida, destacando por supuesto los del conjunto de Brasilia, incluyendo su hermosa catedral. Pero hay entre tantos, uno que pude ejemplificar su arquitectura. Es el pequeño edificio llamado Museo de Arte Contemporáneo de Niteroi y que fue inaugurado en 1996 en la ciudad de Niteroi, cerca de Río de Janeiro. El

edificio fue concebido cuando el arquitecto contaba con casi ochenta años de edad, pero que tiene la frescura de una obra de juventud.

El edificio está emplazado magistralmente, se encuentra en la punta de un risco frente al mar, como si fuera la proa de un barco en cuya punta ostenta un Ovni o una antena parabólica gigante. Imposible abstraerse de la presencia del edificio, su forma audaz y sencilla se anuncia desde que nos acercamos al lugar por la vía costera que procede desde Río de Janeiro. Al llegar al sitio una amplia plaza nos recibe, una gran rampa que conduce hacia el museo teniendo el mar y el cielo como fondo. El edificio ahora parece una especie de copa de la cual se desprende una sinuosa y espectacular rampa que parece anudar el inmueble. La rampa es la manera de acceder al museo y es toda una experiencia espacial, ya que a lo largo de su recorrido las formas y posibilidades del edificio ofrecen perspectivas de tipo futurista que rayan en lo fantástico. La evolución de la vialidad parece querer formar una especie de nudo que dialoga formalmente con el cono invertido. Se penetra justo en la franja central de ventanas que rodea el edificio, como si la rampa, por cierto, de color rojo que, ante el blanco del edificio y el azul del cielo y el mar, contrasta con el entorno.

El edificio tiene tres plantas soportadas por un cilindro a manera de una gran copa, en ese apoyo vertical sirve de conexión entre el sótano y la planta baja del edificio, utilizados ambos para albergar la administración y los servicios del museo. Entones la planta principal es la central del edificio, justo donde se encuentra la veranda que rodea todo el cono. Al circular en ella se ofrecen a través de sus ventanas esplendidas vistas tanto de la ciudad como del hermoso paisaje marítimo que lo rodea. En esa planta se alberga en la parte central la gran sala de exposiciones del museo. En el exterior se aprovecha el muro circundante como lugar expositivo. Y que en esa ocasión el artista plástico Raimundo Rodríguez mostraba sus interesantes trabajos geométricos de gran colorido, recordando los famosos azulejos árabes. En la parte central del inmueble se encuentra la sala principal de doble altura, donde se podía observar la interesante exposición conceptual de la artista brasileña Lygia Clark. Por una escalera lateral de caracol se accede al nivel superior que está rodeado de cinco salas expositivas conectadas circularmente. Algunas de ellas permiten observar la exposición de la planta principal. Una interesantísima exposición

colectiva llamada “Espacios dislocados Futuros suspensos” basada principalmente en efectos lumínicos que potenciaban el espacio del edificio.

En fin, la experiencia vivida se duplico al contemplar desde el exterior las formas del hermoso edificio y disfrutar el espacio interior con sus enormes potencialidades. Este singular museo de Niemeyer no es sino uno de tantos otros, la ciudad de Niteroi cuenta además con el Teatro Popular también diseñado por Niemeyer. Cuando cumplió 100 años de edad. El prolífico arquitecto siguió sorprendiendo casi hasta su muerte, baste recordar dos de sus últimas obras: el Museo Niemeyer de Curitiba en Brasil del 2002 y especialmente el Centro Niemeyer en Avilés (España) inaugurado en 2011, un año antes de morir cuando el arquitecto contaba con 104 años de edad. Indudablemente Oscar Niemeyer es uno de los más grandes arquitectos de la historia.

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