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Iluminación LED en la arquitectura
a importancia de la luz en la arquitectura recae sobre todo en la posibilidad de resaltar formas, modelar objetos y, en general, conseguir destacar determinados puntos de un espacio, y es aquí donde la iluminación artificial se vuelve la protagonista.
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Uno de los grandes beneficios de esta iluminación es la posibilidad de manipularla, de conseguir diferentes efectos y de situarla
en puntos estratégicos donde la luz natural no llegaría nunca, para crear formas y espacios que antes resultaban imposibles.
La importancia de la luz en la arquitectura se puede observar a partir de los tres usos que se pueden hacer de ella: estéticos, funcionales y eficientes.
El uso estético de la luz es el más explotado por estudios arquitectónicos y de interiorismo, donde jugar con este elemento hace posible conseguir efectos y sensaciones que influyen en gran medida en las personas.
El uso funcional es el más primitivo, el que se limita a utilizar la luz como una herramienta necesaria para poder ver en la oscuridad, distinguir objetos, etc. La utilización funcional de la luz también es clave incluso cuando lo primordial es el resultado estético, aunque en arquitectura no siempre es necesario iluminar (en el sentido más básico), sino más bien resaltar y crear efectos originales.
El uso eficiente de la luz tiene más que ver con la energía que se utiliza para ella. En este sentido, se trata de utilizar la iluminación de forma que se pueda aprovechar al máximo sin utilizar más de la necesaria.
Precisamente, por la necesidad de un uso más eficiente de la luz, la iluminación LED se ha convertido en el único tipo de fuente de luz usada en arquitectura e interiorismo. Hoy en día es impensable trabajar con fuentes de luz como lámparas halógenas, fluorescentes o de bajo consumo.