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dOS HiSTORiaS MacabRaS al rededor de los huesos de iturbide.

DOS HISTORIAS MACABRAS

ALREDEDOR DE LOS HUESOS DE ITURBIDE

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“En 1810, fue llamado por el Ejército Realista, desde donde combatió a los insurgentes bajo las órdenes de Calleja.”

su regreso del exilio el General Agustín de Iturbide fue arrestado en Soto la Marina y fusilado en Padilla Tamaulipas acusado falsamente de traición. Sus restos fueron depositados en una iglesia de aquel lugar envueltos en una manta sin ataúd. Posteriormente fueron trasladados a la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México donde permanecen hasta el día hoy. Sin embargo, alrededor de ellos hay un par de historias curiosas, por decir lo menos, que involucran a dos personajes destacados de la historia nacional.

A partir de aquí historia pura…

LA HISTORIA DE ANASTASIO BUSTAMANTE

Nacido el 27 de junio de 1780 en el estado de Michoacán, José Anastasio de la Trinidad Ruiz de Bustamante y Ose-

guera fue un destacado político durante los primeros años de la nación mexicana.

Realizó sus primeros estudios en Tamazula y Zapotlán el Grande. Posteriormente, hizo dos cursos de Medicina en la Universidad de Guadalajara. Tiempo después, se mudó a la capital del país e ingresó a la Real y Pontificia Universidad de México, en donde obtuvo el grado de doctor. Ya como profesional, trabajó para el gobierno de San Luis Potosí y se convirtió en poco tiempo en el director del Hospital de San Juan de Dios.

Un día, Félix María Calleja, futuro Virrey de la Nueva España acudió al nosocomio para solicitar los servicios médicos de Bustamante. Gracias a esta relación, el michoacano se sumergió en el mundo de la política. En 1810, fue llamado por el Ejército Realista, desde donde combatió a los insurgentes bajo las órdenes de Calleja. Durante el Primer Imperio Mexicano, encabezado por Agustín de Iturbide, el médico de profesión recibió múltiples ascensos.

Cuando España intentó reconquistar México en 1829, Bustamante fue puesto al mando de un ejército de reserva que utilizó para pronunciarse contra el presidente Guerrero. Luego de este triunfo, fue nombrado presidente de la República el primero de enero de 1830. Se le acusó de organizar el complot que acabó con la vida de Vicente Guerrero, quizá cobrándole venganza por la traición que este había hecho a su amigo Iturbide.

“Ya como profesional, trabajó para el gobierno de San Luis Potosí y se convirtió en poco tiempo en el director del Hospital de San Juan de Dios.”

Tras desecharse la constitución de 1824 y aprobarse las Siete Leyes de la República Centralista, fue llamado nuevamente a gobernar, siendo electo para el periodo de 1837 a 1839.

Durante este periodo tuvieron lugar acontecimientos importantes como la Guerra de los Pasteles, el ataque del general guatemalteco Joaquín Miguel Gutiérrez, que invadió Chiapas durante varios meses de 1839, y el alzamiento de José de Urrea en el noreste del país.

Reasumió la Presidencia en 1839, pero tras varios conflictos bélicos cedió el poder definitivamente a Antonio López de Santa Anna.

Anastasio Bustamante murió en San Miguel de Allende el 6 de febrero de 1853. Atendiendo a su voluntad, su corazón fue trasladado a la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, en donde reposa junto a los restos de Iturbide.

LA HISTORIA DE MIER Y TERÁN.

Manuel de Mier y Terán nació en Tepeji del Río, Puebla, el 18 de febrero de 1789, en el seno de una familia bien acomodada. Realizó sus estudios en el Colegio de Minería, mismos que terminó en 1811. Tras graduarse, se unió a las filas del insurgente José María Morelos. Más tarde fue puesto a las órdenes de Mariano Matamoros, con el que fungió como jefe de artillería.

En 1817 buscó defender la provincia de Cerro Colorado, en Tehuacán. Sin embargo, la presión de los realistas fue tal que no tuvo más remedio que rendir la guarnición, a cambio de que se le perdonaran la vida y la de sus hombres.

En 1821 se adhirió al Plan de Iguala promulgado por Agustín de Iturbide y en 1822 participó en el primer Congreso constituyente del nuevo país. Permaneció en el ejército mexicano y después ocupó el despacho de ministro de Guerra y Marina por nueve meses. Luego realizó expediciones hacia la provincia de Texas, tanto para reportar sobre las mi-

nas y recursos, como para evaluar la presencia estadounidense en la zona.

A su regreso en 1829, fue llamado para apoyar a Santa Anna en contra del intento de reconquista española y el general lo nombró segundo en jefe del Ejército de Operaciones. En 1832 los problemas se acrecentaron en el país. Ese año se convocó a elecciones, con Mier y Terán como uno de los candidatos fuertes de la facción federalista; sin embargo, el pronunciamiento de Santa Anna en Veracruz le negó la presidencia. Desencantado por el rumbo del gobierno y las tantas revueltas,

En junio de 1832 El general Mier y Terán supo que Texas se perdería, y que ese desastre iba a ocurrir muy pronto. Trató de advertir la situación, pero no fue escuchado, entonces se retiró al pueblo de Padilla y se alojó en las mismas habitaciones en las que Iturbide estuvo preso, ahí cayó en una terrible depresión de la que no pudo salir.

El 2 de julio, Mier y Terán vestido con su uniforme militar estuvo más de una hora contemplando el lugar donde cayó acribillado el otrora Emperador, a quien admiraba, y al día siguiente, 3 de julio de 1832, se suicidó frente a ese lugar, atravesándose con su propia espada. Había dejado por escrito la orden de que se le enterrara junto a Iturbide, con su cuerpo en contacto directo con los huesos de éste.

Aunque era una petición extraña, fue cumplida al pie de la letra.

Actualmente sus restos descansan en la Ciudad de H. Matamoros, Tamaulipas, en la plaza Mariano Matamoros, al pie del monumento dedicado a quien fuera su General.

“Reasumió la Presidencia en 1839, pero tras varios conflictos bélicos cedió el poder definitivamente a Antonio López de Santa Anna.”

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