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ARQUITECTURA Y SOCIEDAD

Por: Arq. Luis Morán

El arquitecto debe servir a la sociedad

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Hace unos días veía en streaming un documental de la vida en Tanzania, en un poblado pequeño, remoto y con tradiciones sociales que pudieran parecer de otro planeta, y más para las generaciones más recientes de este mundo globalizado, el intercambio comercial de reses, granos, frutas, etc., es el día a día de los pobladores del lugar, sin monedas, el espacio era limitado por una acumulación de piedras a una altura media que permitía la vista perimetral, vestidos con grandes y coloridas telas simplemente envueltas en sus delgados cuerpos, transcurren así los días. Mientras tanto, esta escena contrasta con la vida de cualquier joven citadino, en una habitación reducida, moderna, conectada, qué pasa al menos 8 horas inmerso en una pantalla de teléfono o de computadora, entre las clases en línea del mundo pandémico y los distractores de las redes sociales que envuelven y encausan casi inconscientemente a los comportamientos sociales, ¡qué distintos son estas plataformas de vida! me hacen cuestionarme la importancia e influencia del espacio que habitamos en nuestro comportamiento, ¿El espacio es el que propicia o determina una acción, un sentir? o ¿Es el habitante quien da un significado al mismo?

Sin duda creo que hay un sin fin de factores que determinan el desarrollo del ser humano como individuo y como ente social, y creo sin duda, que la tecnología, que ha evolucionado a pasos agigantados, termina por inducir a comportamientos específicos con fines de consumo, de manipulación o simple control, esta misma es uno de los factores más poderosos en la vida de un ciudadano del mundo actual; las tradiciones culturales, las condiciones geográficas, el contexto social y el físico sin duda son otros tantos de esos factores, pero más aún la propia Arquitectura, que en mi punto de vista llega a condicionar de una forma casi inmediata el sentir de una persona, hablando de cualquier escala, desde la íntima de una habitación hasta el comportamiento social en el espacio público, por tanto, ¡lo condiciona!

Cuando como arquitectos, seamos capaces de entender las condicionantes de diseño de un espacio, pero sobre todo las necesidades reales del habitante de ese espacio, solo entonces seremos capaces de diseñarlo de manera eficiente, conscientes de influir positiva o negativamente en el sentir y actuar de ese habitante, y muchas veces solo respondiendo a esas condicionantes, es decir, una habitación, que en un clima determinadamente caluroso como el verano hidrocálido, está abierta al poniente generará cualquier sentir menos confort climático en su interior, transformando su utilización en un acto de resistencia, tan básico como la orientación de sus aberturas, un espacio determinará entonces el comportamiento de quien lo transita, hay espacios que invitan a permanecer, hay espacios que invitan a la reflexión, a la paz, a la calma, a la convivencia, a la democracia, a la igualdad, al equilibrio con la naturaleza, a la conexión espiritual, a la conciencia, a lo sublime.. y por otro lado hay espacios que son la contraparte de todo lo anterior, que por supuesto existen, consientes o no, pero reales, de ahí, la gran importancia y responsabilidad de la gran Arquitectura y de quienes nos pretendemos mediadores de ella.

Vaya entonces un sentido homenaje a todos aquellos grandes arquitectos, que si han logrado a través de sus obras trascender en las vidas de quien habita sus espacios.

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