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Cuando tienen un hijo, sobrino, primo, hermano menor o alguien cercano a ti que anda alrededor de los 4 años te suele pasar que te pregunta demasiadas veces al día el porqué de las cosas, esa personita está empezando a descubrir el mundo y quiere saber cómo y porqué pasa todo. Nicolas, era un niño de 4 años, con un papá y una mamá que lo amaban mucho, era el primero que ellos tenían y era único, con él estaban descubriendo algo totalmente diferente y creciendo con él, era un niño callado porque casi siempre solo con su mamá pasaba en casa y era raro que saliera; mientras, su papá trabajaba. Sin embargo desde que supo tomar bien una crayola en sus manos, no se cansaba de expresar lo que sentía a través de eso, y manchaba en todas partes, en la pared, en el suelo, en los periódicos, en un papel cualquiera, en la agenda de mama, en los recibos de papá y así con cualquier cosa que se encuentre en su camino. Tiene un gusto especial por manchar todo a su alrededor y lo hace con más frecuencia que un niño normal; porque Nico tiene la particularidad de que en lugar de preguntar el porqué de las cosas, él muestra su propio significado o cómo lo ve él y le encanta que le pregunten: “¿Qué es eso, Nico?” para él poder dar su larga y tendida explicación al respecto con las pocas palabras que sabe decir bien.
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Estaba durmiendo tranquilamente como cualquier otro día, pero no me pregunten porque ese día mi mami llego súper temprano a despertarme, me dijo que era un día importante y me tenía que ir a bañar, lo primero que supuse es que íbamos a salir, me iba a llevar a pasear o no sé y me empezaron un poquito las ganas de levantarme, pero es que mi camita estaba tan calientita y cómoda que me era casi imposible dejarla, pero mi mami seguía y seguía llamándome que saliera a bañarme que ya era tarde y agarre valor y me pase de mi cama al sillón más grande de la sala para seguir durmiendo ahí, mi sorpresa fue que al salir, seguía oscuro, el sol aún no salía y entonces me empecé a molestar, ¿Por qué me habían despertado tan temprano? ¿Qué era tan importante? Yo en serio quería seguir durmiendo. Luego mi mami para ponerme un poco de mejor humor me enseño unos zapatos, un pantalón y una camisa nueva y me dijo que si me bañaba me los iba a poder poner ese mismo día y tenía mucho frío y sueño pero si tenía ganas de ponerme esa ropa nueva. Entonces hice caso y fui por mi toalla a bañarme, mi mami me ayudo con eso, me cambió, me puso mi ropa nueva, me peino y también me hizo oler rico, me gustaba como me sentía en ese momento. Luego desayunamos y nos fuimos.
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Llegue a una casa mucho más grande que la mía, que estaba pintada más bonito que la mía, con muchos animales y cosas de colores ¡Me encantaba! Quisiera haber podido ayudar a hacer eso cuando la pintaron, a mí me encanta dibujar, pero ya estaba terminada, así que ni modo. Cuando llegamos a la puerta había una señora ya mayor que me recibía con una sonrisa enorme, pero no sabía porque lo hacía si yo a ella no la conocía, luego mi mami se agacho junto a mí y me dijo que me portara bien, que en el bolsonsito que llevaba en la espalda tenía papel y crayolas si quería manchar, que si me daba hambre también ahí tenía comida, que ella no iba a poder estar, que me iba a quedar con esa señora y algo asustada me asome a la puerta pero vi que habían más niños de mi edad adentro y para ser sinceros ese lugar me encantaba, entonces no tuve mayor problema le dije adiós a mi mami y entre contento a ese lugar. Ya estando allí todo fue muy divertido, todo era dibujar y comer, me gustaba mucho. La señorita nos trataba bien al resto de mis compañeros y a mi, solo que al principio no me dieron ganas de hablarle a los demas, solo los observaba; ya pasadas las semanas eso cambio y platicaba mucho con ellos, demasiado quizá y siempre que platicaba mucho la señorita me ponia un sello en mi mano de un periquito, pero a mi me gustaba. Todos los días me ponía uno y yo contento.
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Así pasaron 3 años en ese lugar, aprendí que no todo era las líneas bonitas que a mi me gustaba hacer en la pared de la casa y en todas partes, las únicas que podía hacer, también habían triángulos, circulos, cuadrados y muchas cosas mas que podía hacer, incluso letras y podía escribir todo lo que yo quisiera para que cualquier persona lo pudiera leer, era fantastico.
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Mis papas estos días me han estado llevando a diferentes partes a hacer exámenes, que si ya puedo leer, que si ya puedo escribir, que si no me salgo de la línea al colorear, es obvio que ya no me salgo de la línea pero esa gente rara insiste en hacerme exámenes pero no importa, me gusta pintar. Me hicieron de esos exámenes en dos lugares diferentes, luego con mi mami fuimos a ver los resultados y había salido muy bien pero parecía ser que había algo que no convencía a mi mami. Al final termine yendo a un tercer lugar donde no me hicieron exámenes sino que le dijeron a mi mami que tenía que hacer un tal “curso de verano” que por lo que veía era como entrar a clases de nuevo y no tener vacaciones como los demás años y mi mami dijo que sí. Me gustaba y no me gustaba esa idea, no me gustaba porque no quiero levantarme cuando no ha salido el sol y bañarme a esa hora pero, si me gustaba porque era genial conocer otras personas y aprender cosas nuevas, aparte que ese lugar al que fuimos era como 500 veces más grande que adonde estaba yendo a clases antes, porque el primero parecía una casa pero aquí donde mi mami me había traído eran muchas muchas muchas casas, no las podía contar y más que el señor con él que mi mami hablaba, le dijo que nos iba a dar un recorrido por el lugar.
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Entramos y había una canchotototota de futbol, como las que salen en la televisión, con grama, era enorme. Mas adentro una canchotototota de bascketball y me quede viendo los aros y era mentira, por más que yo tirara muy fuerte alguna pelota, nunca los iba a alcanzar, eran altísimos. Seguimos avanzando y es que el lugar era muy grande y estaba pintado muy bonito. Recuerdo que le pregunte a mi mami que si podía correr en todo ese lugar mientras ella hablaba con el señor y me dijo que estaba bien pero que no me fuera muy lejos, y empecé a correr lo más rápido que pude, pero me cansé mucho antes de llegar al fondo, pero me dio curiosidad llegar hasta allá porque había una puerta muy grandota y seguí caminando y cuando me asome en la puerta… no van adivinar qué cosa tan genial la que vi, una piscina, sí, leíste bien UNA PISCINA, es que yo estaba fascinado con todo eso, yo no podía nadar pero me gustaba pasar mucho en el agua. Y salí corriendo de regreso donde mi mami que ya estaba ella solita y gritando le dije ¡MAMI ALLÁ AL FONDO A UNA PISCINOTOTOTA!, ¿no le pregunto al señor si yo me voy a poder meter ahí? Y mi mami emocionada conmigo, quiso ir a verla también y se asombró igual que yo, y me dijo que no sabía pero que le iba a preguntar al señor.
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No me aguantaba por regresar a ese lugar ya cuando tuviera clases. Y pensar que no iba a tener vacaciones pero iba a ir ahí todos los días y podía correr y jugar en las canchotototas y tal vez, solo quizá, me podía meter a la piscinota, en serio me quería meter ahí. Al final, fui a ese curso de verano que duro muy poquito y le dijeron a mis papas que si podía estudia ahí y fui feliz, muy feliz de saber que iba a estudiar en un lugar tan grandote y que tenía piscina, no se olviden de la piscina. Luego estudie ahí mi primer grado y todo, hice nuevos amigos, recuerdo que en ese grado me pasaron varias cosas extrañas: me hicieron que me quitara la manía que tenía desde pequeña de chuparme el dedito gordo de mi mano, en clases me decomisaban los colores y me los daban solo para cuando en serio los iba a ocupar, porque decían que muchos los acariciaba, me regañaban el doble por platicar en clases, también ese mismo año fue que jugando con mis compañeritos en el recreo me caí de un lugar alto y me golpeé la quijada a tal grado que me tuvieron que hacer tres puntadas.
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También ese año, a la altura de julio o agosto, no recuerdo bien, pero mis papas me dieron una noticia que me cambió y me hizo muy muy feliz al mismo tiempo, me dijeron que iba a tener un hermanito y yo estaba tan pero tan feliz porque toda mi vida había sido el único, a mi mami no le gustaba mucho dejarme salir a jugar en la colonia donde vivía, y el único lugar donde yo jugaba mucho mucho era en colegio pero solo iba en las mañana, en las tardes siempre pasaba muy aburrido y pensar que iba a tener un hermanito automáticamente me hacía pensar que también iba a tener con quien jugar y todas esas cosas que los hermanos hacen, estaba muy emocionado y mis papis ni se diga. Pero no sé porque y aun me lo sigo preguntando, a la altura de septiembre de ese mismo año, fuimos con mis papas el doctor, para que él le viera la pansita a mi mami y poder escuchar a mi hermanito, pero estábamos los tres en el cuarto de la consulta y le dijo el doctor a mis papas que yo me tenía que salir, que podía esperar en las sillitas de afuera, que no se iba a tardar mucho, entonces me salí y la secretaria del doctor se puso a platicar conmigo allá afuera, yo solo quería saber que pasaba.
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De repente mis papas abrieron la puerta y salieron, pero iban muy tristes, mi mami iba llorando y solo me dijeron que ya nos íbamos, yo no sabía que pasaba pero también me dio miedo preguntar, nos fuimos para el carro e iba todo muy silencio en el viaje, al llegar a la casa, mis dos papis hablaron conmigo y me dijeron que cuando pasaron con el doctor y quisieron escuchar el corazón de mi hermanito, ya no sonaba y que probaron muchas veces y nada, no sonaba, entonces el doctor les dijo que el corazón de mi hermanito se había detenido y eso significaba que mi hermanito ya no estaba vivo, y que iban a operar a mi mami para sacar a mi hermanito del cuerpo de mi mami. Estaban los dos muy tristes, lloraban mucho y yo también me puse muy triste con ellos, en serio quería mucho un hermanito y no entendía porque es que su corazoncito había dejado de latir y lloramos, lloramos juntos, porque ninguno de los tres asimilaba la idea de que mi hermanito ya no iba a estar. Uno o dos días después, ya no recuerdo muy bien, fuimos a un hospital y se llevaron solo a mi mami; era el día en el que mi hermanito ya no podía seguir en su cuerpo, mi papi y yo la esperamos y como se tardó mucho tiempo, habíamos ido a almorzar siempre cerca del hospital y recuerdo que comimos porque había que comer, no porque nadie tenía ánimos de comer.
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Luego ya no recuerdo muy bien cuanto tiempo fue que tardó y como nos fuimos a la casa, quizá me quede dormida porque no me acuerdo pero el próximo recuerdo que tengo es ya en la casa que mis papas estaban muy tristes, lloraban juntos en la cama donde mi mami guardaba reposo y yo siempre fui muy callado, entonces no recuerdo en sí que hice todos esos días que estuvieron ellos así, pero si recuerdo que estuve el doble de callado que el resto de los días, antes en el colegio hablaba mucho, solo allá pero ni eso, hasta en el colegio empecé a estar más calladito, casi no hablaba. Las otras cosas que tengo presentes de ese tiempo tan triste en mi casa, fue que mi papi pidió el tiempo de sus vacaciones para esos días porque mi mami solo podía pasar en la cama, y mi papi era el que hacia la comida, lavaba la ropa, me llevaba y me traía del colegio, hacía limpieza, lavaba los trastes y todas esas cosas, estuvo bastantes días en la casa sin ir a trabajar para él poder cuidar de las dos. Todo ese mes fue muy triste, pero paso el tiempo y de a poco todo nos ayudamos para ponernos de mejor humor y entender que tenemos un angelito en el cielo ahora, que nos cuida a todos. Por cierto, a mi hermanito le quise poner nombre para siempre acordarme de él, se llama Sebastián.
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El siguiente año las cosas se pusieron mejores, porque dentro de lo que cabía, porque salí más a jugar con mis vecinitos en la colonia, anduvimos mucho en bicicleta, en patines, jugábamos mucho escondelero, ladrón y policía y muchas cosas más que las disfrutábamos mas solo por el hecho de ser niños. A inicio de año, un día en la noche estábamos jugando en un sube y baja que nosotros habíamos inventado y ese día metí mi mano derecha en el lugar que no era y me machucaron un dedo y fue muy fuerte y feo porque seguidito me empezó a salir sangre y se me puso muy morado, salí corriendo a mi casa a decirle a mi mami lo que me había pasado y mi mami se enojó mucho con mis amiguitos porque pensaba que era culpa de ellos, después saco un hielo súper grande de la refrigeradora y me hizo poner mi dedo ahí, me dolía lo que sigue de mucho, si llore bastante, me dijo que dependiendo de cómo siguiera me iba a llevar al doctor. Efectivamente el siguiente día mi mami se fijó que mi dedo estaba demasiado hinchado y seguía estando muy morado y que mi uña tampoco tenía muy buen aspecto entonces, tempranito nos fuimos para el hospital y ya allá me tuvieron que quitar la uña porque se me había despegado y le dijeron a mi mami que me había quebrado la puntita del dedo y que para que se me curara eso necesitaban ponerme yeso, y no teníamos de otra que hacer caso.
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Me pusieron una como tablita debajo de mi dedo lastimado y luego me lo vendaron todo hasta el codo, y tenía yeso por toda la parte de debajo de mi brazo y no podía ni mover mi mano derecha, todo por el machucón de un simple dedo. Me dijeron que ese yeso lo iba a tener puesto un mes completo y adivinen, la semana que seguía era mi primer día de clases en segundo grado. Entonces llegue al colegio mi primer día con la mano enyesada y como era la derecha no podía ni pintar, ni dibujar, ni escribir, era horrible y mi mami hablo con la maestra para que me dejara que llegara a clases aunque sea a escuchar porque no podía hacer el resto de cosas que antes les mencione, y la maestra dijo que estaba bien y me dijo a mí que tenía que prestar mucha atención porque ya que no podía anotar nada, sino prestaba atención no iba a entender nada después y pues así me toco pasar mi primer día de clases, era desesperante porque decían cosas importantes y en mi bolsón andaba todo mis cuadernos por si mi maestra me anotaba las cosas que tenía que hacer ahí o alguna cosa importante, pero yo no podía hacer nada con ellos. ¡En verdad era feo! Y frustrante porque cuando estaba en mi casa igual me gustaba mucho dibujar y tampoco podía.
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El siguiente día fui a clases de nuevo, con el bolsón lleno de los cuadernos de las materias de ese día por si acaso, pero ni a la segunda hora de clase llegue cuando ya no aguante y saque el cuaderno que tocaba, mi lápiz y con la manos izquierda empecé a intentar escribir con esa mano, aunque me saliera fea la letra pero estaba frustrado de llegar y no hacer nada más que escuchar, y aunque no me crean estaba la letra no era muy bonita que dijéramos pero se entendía, también mis dibujos no eran los mejores pero se distinguían que era e igual intente colorear y no me salía muy bonito que digamos pero me quitaba la frustración y ya me sentía más útil. Así que seguí haciendo lo mismo ese día y el resto de los días que pase enyesado, mi letra mejoro y se hizo más bonita, ya me costaba menos dibujar y pintar. Era bueno. Pasado el mes, me quitaron el yeso y ya solo me dejaron, una tablita en el dedo para que poco a poco fuera moviendo todo como tenía que ser, y empecé a escribir con la derecha de nuevo pero a la hora de pintar dibujos muy grandes era genial que cuando se me cansaba seguía con la otra y así. Tuvo sus cosas positivas que me enyesaran la mano.
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Este mismo año pero justo en diciembre paso algo particular, llego alguien nuevo a mi vida que se iba a quedar conmigo para siempre, mi hermana un 16 de diciembre, y fue increíble, mi mami tuvo que estar con muchos cuidados en el trascurso del embarazo pero pudo tenerla sin que le pasara algo a una de las dos, ambas estaban sanitas y bonitas, todos en la familia recuperamos la sonrisa con su llegada, ella era muy bonita y chiquita, yo ya tenía con quien jugar, mi mami a veces me dejaba ayudarle a cuidarla y era muy bonito el ambiente en la casa. Aunque mi mami tuvo que pasar encerrada con ella para navidad y año nuevo para que la pólvora y los cuetes que se reventaban en ambas celebraciones no asustaran a mi hermanita. Termine con broche de oro ese año y empezamos el próximo que al fin fue un año tranquilo, normal, común y corriente, tenía mis mismos compañeros en el colegio y mi hermanita se seguía poniendo más hermosa en la casa, gordita y linda con todas sus muecas y cosas que tenía ella que la hacen tan única. Lo único relevante de este año fue, que después de tres años de recibir clases de natación (porque sí, al final si podíamos meternos a la piscinototota) aprendí a nadar, ya no tenía que pasar solo en la parte pachita de la piscina donde si alcanzaba a ponerme de pie, ya podía ir a la parte onda y eso significaba que también me podía tirar de los trampolines que tenía la piscina, eso sí lo disfrute con ganas todo ese año, porque ya podía nadar en cualquier parte y me encantaba hacerlo, tanto que puedo decir que es mi deporte favorito.
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A estas alturas de la historia ya se habrán dado cuenta que mi vida casi siempre fue el colegio, ahí jugué mucho, ahí disfrute mucho, obviamente aprendí muchas cosas nuevas aparte de simplemente “estudiar”. Sobre todo mi cuarto año en el colegio, pase a cuarto grado y ese año tuve mi primer maestro hombre como orientador y ese año gracias a él y a una de tantas materias que nos daba que se llamaba “Artística” pude desarrollar más el dibujo, y darme cuenta que eso en serio me gustaba, porque ese maestro dibujaba mucho también y lo hacía bastante bien, entonces el sabiendo que no todos éramos muy expertos en eso, siempre nos ponía a dibujar cosas que en ese entonces a nuestros ojos eran muy difíciles, pero como era nota, todos tratando de imitar lo que él iba haciendo en la pizarra y a mí me llenaba de satisfacción que yo sentía que si podía hacer las cosas e incluso tenía varios compañeros que me llegaban a pedir ayuda para terminar más rápido el dibujo de ellos, y me gustaba esa sensación de que me sentía bueno para algo que era diferente, que no a toda la gente se le hace tan fácil. Era buena esa sensación.
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Y para seguir aportando a eso de tener nuevas cosas que aprender que no siempre estuvieran en un libro, el siguiente año en quinto volví a tocar con un maestro hombre y lo que él tenía de especial era que él estaba encargado del grupo de danza del colegio, él y su grado eran los que preparaban los bailes para cada acto importante en el colegio y yo había tocado con él, fui feliz. A todo nuestro grado nos tocaba esforzarnos y trabajar más, porque había que hacer las cosas con anticipación para que nos quedara tiempo de ensayar los bailes y era genial, ahí fue donde me di cuenta que me gustaba mucho bailar, que había salido una parte de mí que yo no conocía y que tampoco sabía que tenía pero me gustaba mucho, no me pesaba para nada trabajar más, o llegar días extras solo a ensayar o quedarme en las tardes en el colegio y tener que comprar diferentes cosas para la hora de las presentaciones. Incluso ese mismo año, mi colegio por ser Josefino hacía encuentros de diferentes colegio de Centroamérica y escogían alguno de los colegios para que fuera la sede, y escogieron uno de Nicaragua y tenían que ir, algunos de cada colegio Josefino de Centroamérica hasta Nicaragua para representar a su colegio y en mi colegio escogieron a mi grado por el hecho de ser el grupo de baile y obviamente había que preparar una presentación para hacerla allá.
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La preparamos y fuimos, cada quien podía llevar a un familiar y a ese viaje fue mi papi conmigo, para que mi mami se pudiera quedar con mi hermana que aún estaba pequeña, pero fue una buena experiencia el escuchar el acento tan diferente que tienen allá, palabras nuevas que solo ellos ocupan, y ver a gente de otros colegios josefinos y poder hacer todo esto con mis compañeros con los que había estado desde el primer año que llegue, fue bonito, muy bonito y es de esas cosas que guardo mucho en mi memoria. En sexto grado tuve el mismo maestro del año pasado, para que mantuviera el grupo de baile y seguimos haciendo lo mismo y me encantaba, fueron unos años bien disfrutados y que había encontrado que era bueno para otras cosas, porque se me había olvidado pero ese mismo maestro, tenía otra cosa que lo hacía especial, él nos enseñaba origamy y era el único en el colegio que enseñaba eso y yo había tenido la dicha de tocar con él. Solo que en ese aspecto, mientras estuve con él si me gustaba hacerlo, aprendí muchas figuras con él pero no me emocionaba tanto como bailar o nadar, sin embargo como yo les enseñaba a mis papas todo lo que hacía, a ellos si les gustó mucho y me decían a mí que le enseñara a hacer las cosas que me dejaban en el colegio. Mi papi se interesó mucho y mi mami aprendía con él, luego ya ellos se quedaron aprendiendo por su parte, compraron libros de origamy y todo eso y yo simplemente pase al siguiente grado y lo deje de hacer pero disfrutaba de ver que a ellos si les gustaba.
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Llegue a séptimo, el color de mi uniforme cambió y ya me sentía “grande”, mi hermanita empezó a ir a kínder en el mismo colegio también, se veía hermosa con la ropa tan pequeñita pero que a ella le quedaba algo grande aun, con una mochilita que parecía de juguete, pero al igual que yo a esa edad, contenta de conocer gente nueva. En este año empezó una modalidad nueva de tener un maestro diferente por cada materia y eso quizá influyó en que uno tuviera materias que le gustaban más que otras, y también ese año se les ocurrió la brillante idea de mezclar las diferentes secciones que habían por grado, entonces toque con gente nueva que solo la había visto de lejos en otros grados pero que nunca habían tocado conmigo, y mis compañeros de siempre, estaban regados en las demás secciones, no me gustó mucho eso pero siento que tampoco me afecto, porque nunca tuve como algún amigo fijo desde primero hasta sexto grado, siempre cambiaba cada año y a pesar de que hablaba mucho en clases al principio con el paso de los años me fui haciendo más tímido y penoso y eso hacía que me costara mantener un mismo amigo siempre, porque me concentraba mucho en mis cosas y en mi mundo. Así que ese año simplemente tuve caras nuevas tanto en maestros como en compañeros.
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Este año también aprendí algo diferente, empecé a quedarme a entrenos de futbol y los entrenos en la tarde eran pesados, eran horas solo corriendo para agarrar resistencia, y al principio casi solo eso era pero conforme íbamos avanzando entendí porque solo pasábamos corriendo, porque de nada nos servía tener tanta técnica con la pelota y saber hacer una y mil cosas con ellas si a la hora de los partidos nos cansábamos muy fácil solo de correr y correr. Para poder defender necesitabas tener resistencia, para poder ser volante necesitabas tener resistencia, para poder ser delantero necesitabas tener resistencia, hasta para poder ser portero necesitabas tener resistencia. Ya cuando el correr y el estiramiento se había hecho pilares para poder entrenar, ya corríamos menos y empezamos a aprender más técnica, desde aprender a pegarle a la pelota hasta aprender a caernos sin lastimarnos, era todo muy complicado pero también me gustaba mucho y disfrutaba de cada cosa que aprendía. Ahí aprendí a llevarme más con gente más grande que yo, porque yo era de séptimo pero había gente que ya era de la promoción de segundo año de bachillerato y ahí estábamos entrenando juntos y era muy diferente el ambiente. Íbamos a jugar a otros colegios y disfrutaba todo eso.
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El siguiente año seguí entrenando, y no era el mejor pero al menos para los partidos que tenía mi grado contra las demás secciones me servía todo lo que aprendía en los entrenamientos. Pero este año ya en octavo en uno de esos partidos contra otra sección, estábamos jugando y recuerdo que yo llevaba la pelota y llego alguien a marcarme pero no me la podía quitar pero no contento, intento dejar ir su peso sobre mí, pero ya era con la intención de botarme, no de quitarme la pelota y se dejó caer y obviamente me boto y me quedo doliendo mucho la rodilla, me acuerdo que según yo no era nada grave, pensé que se me iba a quitar el dolor para el siguiente día, pero pase patojo, me dolía mucho caminar y era mentira, ese mismo día en la noche ya no aguantaba el dolor ya estando en mi casa, no podía ni flexionar la rodilla izquierda pero tampoco podía estirarla del todo. Entonces siempre estaba como doblada y me dolía demasiado moverla, mis papas viendo esto me llevaron al hospital en la noche y para que fue, me sacaron radiografías, me examinaron y tenía un “esguince” y para que me sanara había que ponerme fibra de vidrio en toda la pierna, que es como el yeso pero pesa y pica menos. Iba andar esa cosa tres semanas, eso significaba tres semanas sin entrenar, tres semanas sin nadar, tres semanas que iba a pasar mucho tiempo sentada y me caía mal todo eso. La fibra de vidrío me llegaba desde media pierna hasta justo antes del tobillo, era imposible doblar la rodilla, recuerdo que el doctor hasta me pregunto de qué color quería que me la pusieran y escogí el verde porque ni modo, pero puro pirata y su pierna de madera me sentía.
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Pasaron las tres semanas y fui a que me lo quitaran, si es que hasta más delgada sentía la pierna, me dolía mucho el intentar doblarla y por si no había sido suficiente, ya cuando el doctor hablo conmigo después de quitarme esa cosa, me dijo que tenía que pasar dos semanas más sin entrenar ni nadar, porque mi pierna se tenía que adaptar de nuevo. Era todo tan frustrante porque me habían quitado lo que más me gustaba solo porque no me deje quitar la pelota en un partido y lo que me caía más mal era que el tipo por el cual me había pasado todo esto, estaba bien gracias en su salón y todo, de lo más tranquilo de la vida y yo ahí frustrado. Al menos a pesar de todo esto, podía seguir dibujando y pintando, no necesitaba la pierna para eso. Ahí podía seguir desahogando todo lo que sentía sin lastimar a nadie. Pasado mi tiempo de adaptación y todo eso, siguió mi mundo como estaba antes, volví a entrenar, volví a nadar y ya todo estaba mejor. Después de ese incidente la otra cosa importante que me paso fue que como en el colegio era lo que seguía de malo para inglés, entonces me metieron a un curso de inglés que no era la cosa que más me gustará en el mundo pero se podría decir que ahí conocí de mis primeros amigos, conocí a una niña que como yo le gustaba dibujar y era creativa en las cosas que hacía, solo que ella era más extrovertida y casi no le daba pena hacer cosas diferentes o ser ella misma frente a los demás, la admiraba mucho, se llamaba Amalia.
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También conocí a un tipo que parecía como que era mayor que yo pero simplemente era mucho más alto que yo, y él si ya estaba estudiando bachillerato y era con especialidad en Diseño Gráfico porque a él también le gustaba dibujar y me explico más o menos como funcionaba esa carrera, en base a lo que él había aprendido, y él se llamaba Enrique. Son dos personas que a partir de octubre de este año empezaron a formar parte de mí y más que ser mis compañeros eran mis amigos e íbamos avanzando juntos en el inglés. Para cuando pase a noveno, debo admitir que ya no me sentía como niño, ya había cumplido 15 años y las responsabilidades habían aumentado a comparación de cómo estaba yo en sexto grado, a estas alturas ya me iba solo para mi casa, y desde que mi hermana había empezado a estudiar me habían dejado avanzar solo a mí y al fin habían dejado de revisarme cuadernos para ver que tareas tenía y todas esas cosas, sino que ya tenía yo que hacerme cargo de esas cosas. Era mejor, había pasado 9 años de mi vida con mis papas encima que me sobreprotegían mucho, que me controlaban todo y al llegar mi hermana todas esas cosas se balancearon y siento que ya todos funcionábamos mejor. Aunque debo admitir que el hecho de que mis papas me tuvieran así todo ese tiempo ayudo a que yo siempre ocupara el dibujo para distraerme y para sacar como yo me imaginaba las cosas y como yo las entendía o como yo quisiera que fueran.
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Este año también fue cuando empecé a ver que me gustaba, que quería estudiar cuando ya fuera a la universidad, porque dependiendo de eso se iba a ver que bachillerato sacaba, porque mi colegio tenía bachillerato pero solo general, pero justo en esos momentos de mi vida, tenía una sola confusión en mi cabeza, porque me había clavado con que quería estudiar Arquitectura porque qué cosa más genial el poder ver edificios o calles que vos decidiste como quedaran y el diseño y el estilo y pensar que fue tu idea la que lo hizo quedar así, pero a la par tenía la carrera de Diseño Gráfico que no tenía muy claro que hacían en ese entonces pero si sabía que se necesitaba gente creativa ahí y yo me consideraba una persona creativa. Entonces dudaba entre ambas carreras y al final de ese año, en el colegio nos hicieron un examen de aptitudes que supuestamente nos iba ayudar a descubrir para que éramos buenos y facilitarnos el escoger nuestro bachillerato pero para mi sorpresa, como que yo traía para varias cosas entonces en lugar de ayudarme a decidir entre las que ya tenía pensadas, me confundió más porque me hizo ver que tenía otras posibilidades pero igual mis papas me dijeron que aparte de ver para que era bueno tenía que escoger lo que a mí me gustará, porque de nada iba a servir que estudiara algo para lo que era bueno pero que no me gustaba, entonces obviamente a mí lo que me gustaba era dibujar, pintar y a eso me quería dedicar.
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Aunque a las horas de las horas, cuando mis papas me preguntaron que si iba a terminar mi bachillerato en el mismo colegio o si me quería cambiar para otra parte donde mi bachillerato ya tuviera especialidad en lo que a mí me gustaba, no fui capaz de desprenderme de mis compañeros que había traído desde primer grado, de ese colegio donde había crecido y me había enseñado tantas cosas diferentes, que había desarrollado partes de mí que ni siquiera yo sabía que tenía y me quede siempre ahí y escogí el bachillerato general del colegio.
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El uniforme me volvió a cambiar de color y entre a bachillerato, como cada año nos mezclaban, para ese año otra vez todos revueltos y para colmo había mucha gente nueva, me acuerdo que el primer día de clases de ese año, entre a mi salón y me sentía tan incómoda porque la mitad del grado era gente nueva y la otra mitad era gente con la que nunca había tocado y los pocos compañeros con los que me llevaba bien y tenía algo de confianza, habían quedado en otra sección pero ni modo no podía cambiarme ni hacer nada al respecto más que adaptarme a las nuevas personas a mi alrededor. Conforme pasaron los meses en el colegio ya estando en bachillerato se preparaba una actividad para San José que era nuestro patrono, y había que preparar una barra por sección porque competíamos, entonces recuerdo que a esas alturas ya le hablaba a una que otra gente pero para esa actividad precisamente otros compañeros varones ya habían conseguido tambores para hacerla tipo batucada entonces había que buscar canciones base para la barra que se pudieran sacar con batucada y yo me había puesto a buscar una que otra canción y estaba en el salón arreglando la letra de la canción para que fuera alusiva a San José y en eso preguntaron si alguien tenía una propuesta y según yo iban a salir varios llevando algo pero no, solo yo y otro compañero que era de los nuevos habíamos llevado algo.
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Él se llamaba Alejandro, y me acuerdo que nos hicieron reunirnos para ver las propuestas y ver si se unían las dos o se mezclaban o como hacíamos para que saliera algo bueno para el grado, y les enseñamos nuestra propuesta de canción a los de la batucada y ellos dijeron que la iban a ensayar para sacarlas porque no estaban difíciles. Para no hacerles largo el cuento, esa actividad hizo que yo conociera a Alejandro y me llevaba muy bien con él y ya después no hablábamos de las cosas de la barra, sino que empezamos a trabajar juntos en tareas grupales, también a irnos juntos para recreo y así, pude hacer un amigo, que ya cuando lo conocí mejor me di cuenta que también le gustaba dibujar y pintar, era curioso porque las pocas personas que yo consideraba mis amigos tenían esa característica también y quizá era eso los que nos hacía llevarnos bien, no sé, la diferencia con Alejandro es que él lo hacía más por hobbie que por querer dedicarse a eso el resto de su vida, él soñaba con ser doctor forense, una carrera que nada que ver pero eso era lo que él quería ser a pesar de dibujar y pintar súper genial.
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Ese año también tuve que empezar a hacer mis horas sociales que eran obligatorias para graduarme, y me acuerdo que en el colegio había un departamento que se llamaba “Pastoral” que estaba encargado de decorar el colegio cada vez que había una actividad y de poner diferente frases y dibujos por llamarlos de alguna manera, en el telón que se ponía en el escenario, aparte de eso se encargaba de la papelería de los retiros que daba el colegio y todas esas cosas que se necesitaban personas creativas para hacerlas. Alejandro y yo nos metimos a esa área para hacer nuestra horas sociales y casi que todas las tardes nos quedábamos en el colegio para hacer esas cosas, ahí descubrimos que trabajamos bien en equipo y que nos gustaban bastante las mismas cosas y disfrutábamos mucho todo ese año haciendo ese tipo de cosas y para nada nos pesaba quedarnos a trabajar y hacer eso. Incluso el siguiente año que ya éramos promoción y que ya habíamos terminado nuestras horas sociales, nos seguían llamando de Pastoral para que les fuéramos a ayudar siempre con las mismas cosas y como a los dos nos gustaba, íbamos sin ningún pesar. Más que a veces era genial que nos sacaban de las horas de clases para ir a trabajar en esas cosas y los coordinadores nos daban permiso porque ambos íbamos bien en las notas y pasábamos más tiempo en pastoral que en clases y era genial.
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Siento que fue bonito poder participar de todas esas cosas justo en el último año en que yo iba a estar en ese colegio y ver atrás y recapitular que tantas cosas yo había aprendido en ese lugar, cuanta gente bonita había conocido, cuantos maestros tan geniales había tenido y poder ayudar en cosas extras me emocionaba mucho. Ese año al final, se hacía un Rosario viviente para despedir la promoción y para terminar pasaban unos videos de como éramos chiquitos y como estábamos ahora que ya íbamos de salida, era bonito ver cuanta gente que había entrado el mismo año que yo al colegio, igual se iba a graduar conmigo, cuanto aprendiste de ellas y ver lo diferente que eran ahora y que cada quien ya tenía decidido que quería estudiar en la Universidad, unos que medicina, otros que abogados, otros en el área de economía, otros que comunicaciones, otros que se iban a meter a escuelas militares porque querían ser pilotos, en fin, todos teníamos una meta. Recuerdo que para esa época del año yo había dudado mucho de mi carrera porque me puse a pensar en el que si yo iba a poder trabajar de lo que quería estudiar, porque desgraciadamente en el país no es muy valorada el área artística y empecé a pensar en mejor estudiar Idiomas, por eso de que aún estaba estudiando inglés y ya casi terminaba y si estudiaba esa carrera solo me iba a faltar aprender francés y aprender un poquito de algún otro idioma y en mi confusión yo veía más viable estudiar eso, porque sentía que podía encontrar trabajo mucho más fácil y luego ya poder costearme yo mi carrera que en serio me gustaba, y me clave en eso y nadie me sacaba de ahí.
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A todo esto le suman que mis papas me habían dicho que solo podía estudiar en la Universidad Nacional, en otra no y no porque ellos no quisieran sino que como mi hermanita seguía estudiando en el colegio, no habían posibilidades para pagar una Universidad más cara, entonces obviamente estaba encajonado en que el área económica era la que no nos dejaba hacer mejor las cosas y por eso estaba necio en estudiar primero algo que me generara ingresos antes de hacer lo que a mi realmente me gustaba. Lo chistoso fue que para entrar a la Universidad Nacional hay que pasar un examen muy difícil, que tenía que despolvar todo tu séptimo, octavo, noveno grado y bachillerato de nuevo, porque te hacían preguntas de todas las materias básicas (matemáticas, ciencias, lenguaje y sociales) para poder entrar y me acuerdo que obviamente yo estaba aplicando para esa Universidad porque era la única opción que tenía pero estaba esa gran confusión en mi cabeza que no me motivaba mucho porque no estaba seguro de lo que estaba haciendo con respecto a mi carrera, pero sentía que no había otra opción. Estaba frustrado. Luego el primer día de Diciembre de ese año, tuve mi graduación y hasta la fecha lo recuerdo como uno de los días más felices que he tenido, por la mañana el acto de graduación y hasta me dieron medallita de perseverancia por haber estado casi toda mi vida ahí.
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A Alejandro le dieron la medalla del Alumno José a pesar de que él había entrado al colegio hasta en bachillerato, pero había ayudado mucho y pareciera que él había estado siempre en el colegio, por tanta dedicación y cariño que le tenía tanto al ayudar como a las autoridades del colegio. Al final del acto de graduación todos tiramos los birretes al aire y empezó la tomadera de fotos con todos aquellos que siempre habían estado con vos y que habían crecido junto a nosotros, con todas esas personas que te ayudaron a llegar a ese momento y a esperar la noche de ese mismo día que teníamos la fiesta de graduación. Ese día al salir del acto, fuimos con mi familia a almorzar y por la tarde a descansar un poquito porque en la noche seguía la celebración. A mí no me gustaba mucho eso de vestirme formal pero ese día pase así vestido casi todo el día, la fecha lo ameritaba. Ya en la noche cenamos con mis papas y luego baile, baile tanto, que por cierto tenía mucho tiempo que no bailaba así y me gustaba, al final llego la batucada que había formado mis mismos compañeros y tocaron por un buen rato y ya era tarde y eso no tenía la más mínima intención de terminar pero en eso mis papas se acercaron y me dijeron que ya nos teníamos que ir, porque para mi suerte, el siguiente día a las 7am tenía el examen de admisión de la Universidad y ni modo.
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Me empecé a despedir y me tuve que ir un poco antes que los demás, pero si disfrute mucho ese día, ya esa etapa de mi vida había terminado y seguramente a la mayoría de personas ahí, ya nunca las iba a volver a ver, después de que las estuve viendo diario. Cada quien tenía caminos diferentes, universidades diferentes, carreras diferentes y cada quien quería algo diferente con su vida. No cambiara por nada del mundo esa etapa, toda mi vida en ese colegio fue bonita, no tengo nada de que quejarme. Conocí mi deporte favorito, la natación, me di cuenta que había mucha más gente a la que también le gustaba lo mismo que a mí, tuve profesores que me ayudaron a descubrir que el dibujo realmente me gustaba, aprendí a bailar, aprendí origamy, me enseñaron lo precioso del futbol y como se disfruta de sudar la camiseta y entregar todo lo que tenes en la cancha… tantas cosas que me sobran las palabras para decir lo agradecida que estoy. Pero el siguiente día, me toco volver a poner pies en suelo y regresar a mi realidad, prácticamente fui en pijama a hacer el examen de admisión de la Universidad de lo desvelado que estaba y lo conteste lo mejor que pude y yo me sentía preparado, pero para mi suerte, dos semanas después que publicaron los resultados de las personas seleccionadas en el diario, no quede.
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El 2012 que se suponía que iba a ser mi primer año de Universidad, estaba en la casa, sin hacer nada, más que harto de ver que toda la gente a mi alrededor, esperaba mucho de mí y yo no les pude cumplir sus expectativas jajaja que realmente jamás fueron esas mis intenciones, sino estudiar lo que yo quería y lo que yo creía lo mejor para mí, pero ahí tenía a mis papas decepcionados, a mis abuelos igual, una que otra gente del colegio con la que aun hablaba que me preguntaba que ondas, y tener que decirles que ahí estaba en mi casa, haciendo nada, porque esa universidad era la única opción que tenía y si no quedaba significaba tener que esperar que volvieran a hacer el bendito examen para volver a intentar entrar. Para mientras, mi rutina era levantarme tarde, pasar viendo tele en la tarde, comer mucho, seguir teniendo pereza y esperar que llegara la noche para volverme a dormir y el siguiente día hacer exactamente lo mismo. Ese año olvide por completo el dibujar, me sentía tan solo, porque hasta los que yo decía que eran mis amigos, obviamente ellos estaban cada quien en su mundo viviendo sus cosas.
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Y para variar ese año ya había terminado mis clases de inglés, entonces ni siquiera a eso salía, porque solo estaba esperando la graduación en marzo, pero pues, todo era aburrido, una rutina horrible, una sensación espantosa de sentirte inútil después de que todo el tiempo habías traído buenas notas y todo había salido como vos habías querido y llegar a este punto, me sentía fatal. Llego marzo, me gradué de inglés y disque fue un buen momento pero la verdad solo a toparme con más gente que seguía preguntando qué estaba haciendo ese año, fui a encontrarme. Y todo eso me tenía mal, desilusionado y más que todo decepcionado de mí mismo, esperando que llegara ese examen de nuevo. Pase así hasta junio que mi mami empezó a averiguar dónde meterme a clases de alguna cosa para que no pasara solo en la casa, haciendo nada. Y descubrimos que existía el Cenar (Centro Nacional de Artes) y que había un curso de dibujo y pintura que duraba de Julio a Noviembre, los lunes miércoles y viernes de 2 a 5 de la tarde, obviamente a mí me intereso, a pesar de cómo me sentía sabía que dibujando uno saca sus más grandes frustraciones y lo mejor de todo es que solo uno las entiende. Y nunca había tenido clases de eso en específico, entonces mi mami hablo con mi papa y me inscribieron y llegue y estaba como con 8 personas más, unos ya estaban mayores, muy mayores, otros cuantos de mi edad y todos aprendiendo de cero.
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Me dieron mi lista de materiales y desde entonces me empecé a emocionar más y a salir un poquito del hoyo en el que estaba, empezamos haciendo una y mil planas con grafito para agilizar la mano, tenía una libretota donde nos ponían a dibujar bodegones con el tiempo medido y era ley terminar en clases, luego aprender a dibujar la figura humana, aprendiendo con un pinocho (un muñeco de madera que se puede poner de muchas posiciones y tiene las mismas dimensiones del cuerpo humano, obviamente a una escala más pequeña), luego nos hicieron tomar fotos y escogen una para trabajar con tinta china en ella, recuerdo que hice una flor de papaya apoyado del canutero y la tinta, a puro tramado (dibujos a base de líneas) y era difícil el dar volumen, y me tarde unas dos semanas porque era muy grande, pero era de las primeras cosas que en serio me sentía orgullosa de haber dibujado, era algo nuevo y muy diferente a lo que hacía y me gustaba. Luego trabajamos con carboncillo un busto de una persona, y lograr sombras y volumen a puro carboncillo y no ensusiar el resto de la obra que iba totalmente blanca, era todo un reto, para que tu trabajo quedara limpio.
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Y para terminar el curso, teníamos que hacer un autorretrato a puro lápiz, y para eso nos prepararon a que pudiéramos dibujar ojos, bocas, narices, orejas y que todo tuviera una expresión. El pelo, nunca me había detenido a pensar que tan difícil podía ser dibujar pelo, y que se notaran las ondas, y de qué lado le pegaba el sol y que lado no, era increíble. Y a eso sumarle que como nos estábamos dibujando nosotros mismos, aquella frustración de borrar y volver a empezar porque no nos parecíamos, y ni siquiera estábamos dibujando en chiquito si no que en un medio pliego, yo lo sentía enorme para lo que estaba acostumbrado a hacer. Pero pude y no tenía nada más gratificante que eso y con ese dibujo terminaba el curso. Luego tuvimos una exposición de los cuadros y no sé, fue una sensación diferente y muy buena la que volví a sentir, ya al ver mis cuadros expuestos, sentía que todo había vuelto a valer la pena, que yo si era buena para algo y lo estaba viendo, que si hubiera ido a la Universidad ese año, seguramente hubiera seguido confundida con respecto a lo que quería, porque ese curso me hizo decidirme de una vez por todas que yo para eso había nacido y que a pesar de que no era exactamente eso, quería estudiar Diseño Gráfico, porque todo lo que había aprendido y la creatividad que sin querer había explotado a lo largo de mi vida era para eso, para que yo en algún momento pudiera hacerle llegar a la gente la manera en la que yo veía las cosas y que mejor carrera que esta. Todo volvió a encajar, todo volvió a tener sentido y me volvía a sentir vivo.
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Para terminar aún mejor ese año, recuerdo que justo ese último día del curso, me tuve que ir temprano porque ese mismo día iba para un retiro de la iglesia donde mis papas y yo íbamos. Me fui un viernes a las 5 de la tarde y regrese un domingo a las 5 de la tarde también, dos días y medio fuera de mi casa, que aunque no conocía a absolutamente nadie, me cambiaron mucho mi manera de ver las cosas y de verme a mí misma, que quizá por estar pendiente de las cosas malas a mi alrededor, nunca valore todo lo bueno que tenía. Que mis papas siempre han estado conmigo, pendientes de mí y apoyándome en cada cosa que se me ocurriera hacer, que al sobreprotegerme me libraron de no hacerme vago o de “ahogar” mis penas en algún vicio, sino que en medio de todo eso, hacer siempre las cosas bien y lo mejor que pudiera, que hiciera las cosas que a mí me gustaran, nunca me obligaron a nada. Y por estar enfrascada en otras cosas no había visto nada de eso, y mucho menos me había puesto a pensar que exactamente todito lo que viví hasta este punto, era una bendición enorme que Dios me había dado y que nunca había hecho lo más mínimo para agradecerle por tan grande amor conmigo y mi familia al jamás dejarnos solos.
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Antes de terminar el retiro, nos asignaron a cada quien según la edad en comunidades y a mí me habían puesto en la San Marcos, como el evangelista, y la mayoría estaba de mi misma edad y si no uno o dos años mayor o menor que yo, no era mucha la diferencia. No conocía a nadie pero me sentí acogida. Pero por si todo esto que me había pasado no era suficiente, fui de nuevo a hacer el examen a la Universidad Nacional y esta vez sí quede a la primera, con él único detalle de que como es mucha la gente que intenta entrar, la gente que saco mejor nota que yo, lleno el cupo que había para la carrera de Artes plásticas con especialidad en diseño gráfico, que yo quería llevar y sin preguntarme porque o para que, la misma universidad me puso en otra carrera, en Sociología, no tenía nada que ver con lo que a mí me gustaba, pero al menos tenía el cupo dentro de la Universidad y yo me lo había ganado, yo había estudiado y al menos de haber quedado por mis propios méritos, me sentía orgullosa.
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Al entrar me dijeron que para poder estudiar lo que yo quería tenía que estudiar al menos un año en la carrera que ellos me habían puesto, y que a finales de ese año solicitará el cambio de carrera para la que yo quería y como ni modo, solo esa Universidad tenía, hice eso y en el 2013 pase estudiando Sociología, llevando las 5 materias el primer ciclo como que si ahí me fuera a quedar, y no me pregunten porque a mí todas esas materias se me hacían muy fáciles y al mismo tiempo aburridas, los salones pasaban llenos de varones y unas cuatro niñas a lo mucho y a todos les gustaba mucho analizar los problemas que el país estuviera afrontando en ese momento y hacían las grandes discusiones y se emocionaban con todo eso, y yo muerto de aburrimiento, pero necesitaba todo eso para después poder estudiar lo que quería. Me acuerdo que todos mis cuadernos estaban manchados por todas partes de dibujitos y garabatos que hacía en clases mientras los escuchaba a todos hablar de cosas aburridas, lo bueno es que el simple hecho de escuchar me ayudaba a la hora de los laboratorios y parciales porque siempre los pasaba de lo más tranquilo. Pase así mi primer ciclo, luego inscribí para el segundo ciclo e igual, mas materias aburridas, analizando teorías de sociólogos importantes y aplicándolo a las realidades del país y blah blah blah, eso en serio era aburrido, no entendía como esa gente se podía emocionar tanto de estudiar eso, pero bueno cada loco con su rollo.
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Allá por octubre empezó el papeleo para el cambio de carrera y fui a preguntar qué cosas tenía que llevar, para alistarlas y que fechas había que ir a entregarlos y yo emocionado que al fin mi martirio en esa carrera aburrida, iba a terminar y al fin, después de dos años de haberme graduado, iba a estudiar lo que yo quería, cuando fui a preguntar, casi que a final de año había que ir a entregar los papales, entonces estuve a la espera y para mientras termine el segundo ciclo de Sociología y había pasado todas las materias del año, vieran que contento estaba, si como no, estaba contento de que al fin iba a estudiar lo que quería. Llego la fecha para entregar los papeles para el cambio de carrera y cuando y me anotan todos mis datos y me revisan que los papeles vayan completos, justo al final me preguntan que para que carrera me quiero cambiar y emocionado le respondí que para Artes Plásticas y me hace la gran cara la señora que me había recibido y me dice “Ahhhhhh para esa carrera… es que fíjese que esa carrera ya no tiene cupo porque es muy demandada, y los alumnos que apartaron cupo el año pasado son los que lo llenaron ahora, entonces no sé si ud quiere dejar cupo reservado pero para el año que sigue que sería el 2015 y para mientras llega ud tiene que mantenerse activo en la Universidad, o sea llevar otro año más de Sociología…” a partir de ahí ya no me importo el resto de cosas que me dijo, y agarre mis papeles y le pregunte si aún podía llegar a dejarlos el siguiente día y me dijo que sí.
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Entonces le dije que gracias y me fui pero decepcionadisimo de la vida de ese lugar, y me fui a mi casa, con los ánimos por el suelo porque en mi cabeza retumbaban las palabras de mis papás que era esa la única Universidad que ellos me podían ofrecer y ya no tenía ni la más mínima idea de que hacer o que pensar, no quería seguir estudiando en sociología otro año, desperdiciando mi tiempo solo porque la universidad no tenía cupo. En fin espere que mi papá llegará de trabajar en la noche y platique con los dos de lo que había pasado y todo lo que me dijeron y que obviamente después de escuchar eso no quise dejar mis papeles, pero que aún el siguiente día podía ir a dejarlos si no había de otra. Al escucharme los dos pusieron la misma cara que yo cuando la mujer me dijo todo eso y empezamos a buscar opciones, a cotizar precios en otras partes a ver si se podía solicitar becas o algo para poder estudiar en otra parte. Luego recuerdo que le conté lo que me había pasado a uno de mis hermanos de la iglesia y él me contó que donde estaba estudiando él, no era muy caro, que parecía ser un lugar caro pero que al entrar te hacía un estudio socio económico para que no te quedara muy alta la mensualidad y le conté a mis papas y obviamente a estas alturas ya habíamos decidido que no iba a dejar los papeles en la universidad que estaba, que me iba a salir de ahí, porque yo no podía esperar otro año más.
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Pasados los días mi papá me dijo que me iba a dar dinero para comprar el paquete informativo de la misma universidad a la que estaba yendo mi amigo de la iglesia pero que no me ilusionara, que dependía de cómo me quedará la cuota íbamos a ver si podía o no estudiar ahí, y yo estaba consciente de que siempre había sido el dinero el problema, no que mis papas no quisieran que estudiara ahí, porque también estaba mi hermana estudiando y ambas merecíamos lo mismo. Pero aquí entre nos, había un secreto, que no era tan secreto porque todos sabíamos y es que esa universidad era la mejor en diseño gráfico hasta donde yo sabía y siempre había querido estudiar ahí, entonces obviamente estaba emocionado pero no me tenía que ilusionar hasta ver resultados de ese estudio socio económico. Fui a comprarlo, tenía como una semana para llevar todo lo que me pedían y estuve yendo y viniendo para conseguir los papeles, fotocopias y así y se llegó el dichoso día de entregar los papeles y ahí mismo esperar que me dieran el resultado de mi cuota y para mi suerte y bendición de Dios me quedo exactamente igual que como la tenía en el colegio y llegue a la casa emocionada porque sabía que eso era casi un si para estudiar en esa universidad.
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Llegué y le conté a mis papas y platicamos y me dijeron que si, que ya antes habíamos estado gastando de manera similar cuando yo aún estudiaba en el colegio y mi hermana también y con ese gasto si se podía lidiar, lo único que nos iba a desnivelar un poco era al inicio del ciclo que iba a comprar materiales, pero ya tenía algunos por las clases que fui al Cenar y mis papas no me habían dicho pero ellos habían estado ahorrando en el año que no estudie y el año que estuve en sociología porque sabían que en algún momento me iban a comprar mis materiales, así que esperaban no desnivelarse tanto y fui feliz, muy feliz, demasiado feliz y toda la espera había valido la pena. Definitivamente Dios no me había dado antes estas cosas porque si no yo no las iba a saber administrar o no las iba a valorar tanto como en este momento, porque después de haber sentido que no tenía sentido lo que hacía y por lo que vivía, volví a encontrar el camino y me sentía demasiado agradecida y motivada a hacer lo mejor que pudiera las cosas. A esto le suman que todo este tiempo en mi comunidad, que ya cumplía un año de estar con ellos, había sido bastante buena su presencia en mi vida, porque fueron los primeros que me hicieron darme cuenta que todo lo que me había pasado no era por gusto, y que tenía más cosas que agradecerle a Dios en lugar de estarme quejando tanto, Me ayudaron mucho a poner los pies sobre la tierra, que las cosas no son como yo quiero ni al tiempo que yo quiero, sino al tiempo de Dios y que el tiempo de ÉL es perfecto y por lo tanto mi historia también.
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Llegue a la Universidad y volví a tener esa sensación de niño que no conoce a nadie pero que con el paso del tiempo se iba a solucionar. Catedráticos que eran increíbles, solo con verlos se les notaba lo mucho que sabían y tuve desde maestros barbudos y pelo largo hasta maestras que tenían rapado un lado de la cabeza y que se vestían extravagante, pero todos igual de exigentes y explotándonos nuestro lado creativo hasta decir no más. Me encantaba. Me fui a encontrar compañeros del colegio que tenía demasiado de no ver, un ejemplo es Mauricio que ahora es uno de los meros meros con los que siempre cuento, a él tenía desde séptimo de no verlo y cuando lo volví a ver fue una gran cosa y ni en el colegio me llevaba tan bien con él como ahora, increíble. Y así otra gente que quizá estaba en otras carreras pero en la misma universidad, y los saludaba de lejitos.
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También conocí gente nueva, que me costó hablarles porque siempre fui muy solitaria y tímida pero en trabajos grupales o en parejas me tocaba hablarles para no quedarme sola, porque no siempre iba a trabajar sola y así fui conociendo mucha gente bonita, que a pesar de mi carácter a esas alturas de mi vida, me quería y me aceptaban y conforme les iba agarrando confianza ya me sentía en animo de molestarlos y ser ese Nicolás que le gusta molestar a la gente, pero que esa es su manera de demostrar cariño, de que a pesar que al principio sea todo odioso y no me guste hablarle a cualquiera, ellos me tuvieron paciencia para conocerme mejor y es con ellos con quien a estas alturas de mi vida, desde finales de mi segundo año de carrera en el que yo les cuento mi historia, estoy en verdad agradecida, y sé que esas personas serán mis futuros colegas, que si terminamos juntos la carrera, sabemos cómo trabajar juntos y hacer que las cosas nos funcionen si nos lo proponemos. Son contadas esas personas y que de verdad me veo con ellas para mucho tiempo más, porque encontré más que compañeros, amigos con los cuales trabajar y entenderme. Me encanta mi carrera, a estas alturas ya aprendí que todos mis dibujos los puedo pasar a digital y tenerlos en la computadora, aplicarlos a mil cosas. Aprendí desde el significado de los colores hasta a diagramar un libro, y apenas voy a llegando a la mitad de mi carrera, no he aprendido ni siquiera la mitad y me encanta y no me arrepiento de absolutamente nada.
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Nunca me imaginé pasar tanto tiempo frente a una computadora haciendo lo que amo, detrás de una cámara yendo a diferentes lugares a tomar fotos, tener cuadernos lisos que estén más llenos de bocetos y de diseños que luego pasen a la computadora y funcionen de una manera en la que le ayuda a la gente a entender mejor las cosas. Crear revistas, rediseñar libros, y que toda esta creatividad de Dios me dio sirve para algo y que si yo creo en mí no necesito dudar de que si voy a vivir de esto o no, porque una vez yo disfrute las cosas que hago y las haga lo mejor que pueda, entregando todo de mí, el reconocimiento viene solo y no tengo que irlo a buscar. Y aquí estoy, esta es mi historia, te dejo conocerme, soy Nicolás y ya tengo 21 años de estar haciendo lo que más me gusta sin arrepentirme de absolutamente nada.
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