Ser maduro o consciente es ser esclavo de ti y tus conocimientos. Vivir en una cárcel de verdades es duro porque lo que sabes te determina y una vez conocida las orejas de la realidad es difícil volver atrás. Llegado a un punto, muchos fantasean con ser uno más, un cabeza loca con pájaros en la cabeza que vive y actúa a los márgenes, sin preocupaciones, solo vivir.