1
LA PARTICIPACIÓN Definir quién, cómo y cuándo se toman las decisiones es uno de los principales conflictos que debe enfrentar toda organización. En este capítulo veremos qué es, para qué sirve y cómo se aplica la participación en las organizaciones sociales y qué cosas deben acompañar a esa participación para que la misma sirva a los objetivos del grupo.
¿Qué es la participación? Si partimos de una definíción global, podemos decir que toda persona tiene el poder o la capacidad de actuar en el mundo en que vive. Toda persona puede tomar diferentes decisiones que afectarán su vida. A partir de una suma de decisiones individuales y colectivas el mundo se ha ido transformando en el curso de su historia y con ello la humanidad ha ido avanzando y retrocediendo. Participar es, precisamente, ejercer ese poder de tomar decisiones, actuar y transformar la realidad. Esto es muy importante para que los seres humanos se desarrollen y sean responsables, conscientes y libres. Sin embargo, no todos tienen la misma libertad para tomar decisiciones. No es lo mismo estar desocupado que ser empresario. Además de la posición social que uno tenga, hay otras trabas más difíciles de remover. Desde niños hemos si do educados para ser pasivos. En la familia, la escuela, el ejército, o el trabajo otros toman decisiones por nosotros y nos ordenan lo que tenemos que hacer. Por otra parte, en nuestra soci edad la partícipación ha sido reprimida utilizando tácticas muy diversas, desde formas expresas de represión hasta formas más ocultas y sutiles. Actual mente hay muchos espacios para participar pero en muy pocos se pone en práctica una verdadera participación. Además siempre hubo sectores que cuestionaron la partici pación, argumentando que promueve el desorden y la irresponsabilidad y que resulta ineficiente para resolver los problemas. Yendo a una escala más concreta, definamos la participación en una organización social pensándola como un modelo de sociedad en pequeña escala. En este caso: La participación es un proceso social, que supone un ejercício permanente de derechos y responsabilidades, en las distintas etapas y niveles de la institución: planificación, organización, ejecución y control. De modo que una de las claves del proceso de participación es la combinación eficiente de la dupla derechos-responsabilidades. La partícipacíón trata de dar a cada uno una responsabi1idad en la medida que pueda asumírla y para cada nivel habrá un interés y una capacidad para asumir una responsabilidad de forma total o compartida: la ciencia es cómo combinar lo que cada miembro sabe, puede y quiere hacer con lo que la organización como totalidad necesita que se haga para cumplír sus objetivos. Por lo tanto, pensamos que hay que considerar a la partícipací ón sobre todo como un medio para lograr una gestión eficiente. Aunque conseguir que todos participen puede ser un objetivo político y en una organización social no debe ser visto como el único a lograr. ¿Para qué sirve la participación? Nos gustaría profundizar en esta idea de ver a la participación como un medio y como un objeti vo político. La misma se basa en los efectos que genera en la gente la posibilidad de participar:
Desarrollo y crecimiento personal El hecho de que cada persona en un grupo u organización pueda expresar sus opiniones, tomar decisiones o realizar acciones hace que empiece a tener más confianza en sí misma y, por lo tanto, una mayor autovaloración, que es la base para el creci miento y desarrollo humano.
2
Esto también contribuye a que las personas tengan una opinión y una posición tomada frente a los problemas que viven y a las soluciones que éstos pueden tener; por eso es muy importante que esta opinión pueda ser ex presada, para que tenga un lugar social. El desarrollo personal, la autovaloración y la seguridad al tomar decisiones incrementarán lá eficacia del grupo. Mayor compromiso con la organización Cuando en cualquier grupo humano se promueve la participación de sus miembros en las tareas y decisiones, se crea una relación de mayor compromiso e integración al grupo. Esto ayuda a que los grupos y organizaciones realicen mejor su acción y cumplan más eficientemente los objetivos que se han fijado. Una práctica concreta de la democracia. Desarrollar la participacíón en los grupos y en las organizaciones sociales significa conocer y practicar una serie de normas, valores y actitudes que sirven como aprendizaje para la vida colectiva y la partícipacíón en la sociedad. Una organización participativa es una experiencia en la que se vive de antemano la democracia. Pero también es una experiencia que ayuda a desarrollar en las personas una inquietud y vol untad para hacer que la democracia se haga realidad no sólo en su organización, sino también en el conjunto de la sociedad.
Factores que condicionan la participación Generalmente cuando un grupo de personas decide orgnizarse, las mayores expectativas están relacionadas con poder partícipar activamente de un proyecto y con lograr un objetivo concreto (consolidar una fuente de trabajo, conseguir vivienda, defender derechos sectoriales, bajar los costos en el consumo familiar, tener una mejor educación, etc.). A veces estos dos objetivos se contraponen por diversos factores que trataremos de repasar. Lógica productiva.Hay procesos productivos o tipos de actividad que obstaculizan la participación. Tomemos dos ejemplos: • •
En una cooperativa de trabajo dedicada al transporte automotor es muy difícil organizar una asamblea con todos los asociados, porque parte de ellos está viajando. En las fábricas que producen con procesos continuos, los asociados trabajarán por tumos no pudiendo suspender su actividad y por lo tanto tampoco se podrán ver la cara todos los afiliados al sindicato al mismo tiempo.
Las influencias del entorno El momento histórico, las modas, las ideas de la época actúan sobre los grupos y su organización. Si tomamos como una influencia del entorno la estabi1idad económica, no es lo mismo tratar el tema de la participación en diciembre de 1989 que en 1995. En un contexto de hiperinflación las decisiones deben ser rápidas y por lo tanto no habrá tiempo para llegar a un consenso entre todos: la centralización de las decisiones puede ser una condición necesaria para las supervivencia del grupo. Hoy hay estabilidad pero la crisis hace que sea necesario invertir más tiempo en lograr los ingresos mínimos necesarios para la sobrevivencía cotidiana, por lo que la gente retacea más su participación en organizaciones sociales que no tengan una incidencia directa en resolver sus problemas básicos.
El tamaño del grupo Cuando la organización contiene a un grupo numeroso de asociados, la participación disminuye y es más difícil llegar al consenso. Esto tiene varias caras.
3
El tiempo para opinar en una reunión será cada vez menor a medida que más compañeros quieran intervenir. Por otra parte, hay mucha gente que se inhibe al tener que hablar frente a públicos numerosos. También es menor la calidad de la participación. Alguien argumenta algo que a nosotros nos genera una idea o una crítica. Queremos hablar pero hay una lista de oradores que deben intervenir antes. Cuando nos llega el tumo ya el tema de conversación es otro. Por no ser inoportunos no planteamos lo que teníamos pensado, pero para aprovechar la oportunidad decimos lo primero que se nos ocurre sobre lo que se discute en ese momento.
Otros factores Más allá de estos tres factores enumerados (lógica productiva, influencias del entomo y tamaño del grupo) hay otros que también incidirán en la posibilidad de participar: las jerarquías intemas, el estilo de conducción de los dirigentes, el origen y la formación de los asociados, etc. Sin embargo, los tres factores descriptos son impo-ibles o muy complejos de modificar por el grupo, mien tras que en el resto de los factores la actividad del grupo puede generar cambios. ¿Cómo se logra la participación? •
Más allá de los factores que condicionan la partici-pación hay formas de estimularla. Antes de abordarlos, debemos tener en cuenta que hay 3 niveles distintos de participación: el conocer información sobre los temas de la organización, el poder opinar y el poder tomar decisiones. Cada nivel implica un grado de coinpromiso diferente.
Participar conociendo información Uno de los aspectos fundamentales para poder impulsar la participación es que exista una fluida comunicación entre los miembros de la organización. Una buena comunicación ayuda a que las personas se sientan valoradas, se atrevan a expresar sus opiniones en el grupo y cuenten oportunamente con los datos necesarios para que esas opiniones tengan fundamento. Esto parece evidente, pero lo cierto es que la comunicación entre las personas y entre los grupos y las diferentes organizaciones no es fácil. Como vimos en el Capítulo anterior, son frecuentes en los grupos los malos entendidos, los rumores, los problemas que no se plantean en forma directa. Una buena comunicación en el grupo ayudará a evitar los malos entendidos y las suposiciones y perrnitirá que exista un encuentro auténtico entre las personas, facilitando el interes (datos perdidos al momento de la recepción o con anterioridad a el – no me los pidan por que no los tengo) Fede e, cuando hay mucha participación, se tiene la impresión deque se hace poco, que los dirigentes consultan cual quier detalle con las bases, que falta conducción y que hay una incapacidad para ir cumpliendo las metas que el grupo se ha propuesto. Llegara un equilibrio entre ambos extremos no es fácil pero es lo que garantízará el buen funcionamiento de la organización permitiendo que todos se sientan involucrados en la marcha del grupo y de la empresa. El fondo de la cuestión pasa por las formas en que se realiza la consulta. Sintetizando, en relación a este segundo nivel podremos participar: . Manifestando opiniones y sugerencias. . Participando en los debates. . Evaluando las consecuencias de una decisión. . Controlando y evaluando a nuestros representantes. . Planificando.
4
Participar decidiendo En la vida de cualquier organización continuamente se toman decisiones. Se está siempre optando entre hacer una cosa u otra y de este modo se va definiendo el que hacer real del grupo. Suele ocurrir que se toman las decisiones sin que todos den su opinión ya sea porque no se consulta o por falta de interés de algunos partícipantes. El problema que esto provoca es que cuando se toma la decisión los que no han participado en ella tienden a resistirse y a criticarla. Al dirigente le corresponde jugar un rol muy importante en la forma cómo se toman las decisiones. Su papel será conducir este proceso y preocuparse de que los miembros partícipen activamente. Resumíendo, en este tercer nivel podremos participar: . Eligiendo y renovando a nuestros representantes. . Aceptando asumir la representación de nuestros compañeros en el Consejo de Administración o en otras funciones. . Participando en comisiones de trabajo. . Delegando. . Decidiendo con autonomía en función de la responsabilidad que el grupo delega en cada uno de nosotros. Lograr organizaciones eficientes y a la vez partícipativas es un gran desafío tanto para sus miembros como para sus dirigentes.
Derechos y responsabilidades Para completar el tema de la parti cipaci ón, nos parece importan te profundizar sobre los problemas que acompañan a todo proceso partícipativo y que principalmente se relacionan con la dificuíltad que tienen muchos miembros de organizaciones sociales para asumir las responsabilidades que derivan de esa participación. El siguiente es un fragmento del libro Cooperativismo, participación y poder, de Joan Aragonés Signes. Si bien se refiere específicamenté a las cooperativas de trabajo, estos conceptos son aplicables a muchas organizaciones sociales, más allá de la forma legal que asuman. “Uno de los motivos básicos por los que se forman las cooperativas es el de satisfacer necesidades de autonomía. Pero para lograr esa autonomía se deben asumir las obligaciones derivadas del autogobiemo, o sea deben interiorizar la responsabilidad de ser libres.” “El socio cooperativista debería hacer suyos los derechos y las obligaciones que genera la actividad socioeconómica y que tiene toda empresa de carácter comunitario; porque sabemos que sin responsabilidad no hay libertad, del mismo modo, que sin libertad no hay responsabilidad. El cooperativismo, por su origen, estructura y posición, está impregnado de libertad y de responsabilidad. La responsabilidad afecta a “todas” las actuaciones del conjunto de actores directos que integran la organización. El cooperativismo está directamente relacionado e impregnado con la responsabilidad: nadie puede ser ajeno a la misma, unos tienen responsabilidad de acción, otros de control, y todos de omisión.” “Los socios de muchas cooperativas no lo entienden así y separan, tanto en su cabeza como en la práctica, la responsabilidad por un lado y las diversas formas de partí cipación social (sus derechos) por otra, como si se tratara de cosas distintas.” “Rolf Eschemburg señala que “mientras exista la seguridad de que cada uno va a cumplir su promesa de cooperación mutua, no hay razón para preocuparse por la estabilidad de la organización. Pero hay una tendencia a cuidar el interés personal. Esta tendencia impulsa a los individuos a procurarse las ventajas de la cooperación (sus derechos), sin participaren los costos (responsabilidades), o sea, a hacer el papel de parásito o polizón”. Pensamos por eso que en las organi zaciones donde los miembros real izan un aporte de trabajo voluntario para llevar adelante a la institución no debe aplicarse el igualitarismo a ultranza sino que la capacidad de
5
equilibrio (o eficiencia) de la organización, en este caso específico, exige una distribución de derechos y obligaciones entre los individuos de acuerdo con el principio de equivalencia. Lo ideal sería que todos los miembros participaran de la organización. Pero participar responsablemente genera miedo. Por un lado todos necesitan sentirse miembros integrantes de su Organización, y esto implica asumir responsabilidades, debiendo tomar posición y a veces enfrentar a los demás. Por lo tanto muchas personas sentirán, necesariamente, el miedo a ser rechazados por el grupo al que pertenece. La firmeza de sus convicciones y el equilibrío de su personalidad serán dos factores de suma importancia para contrarrestar este temor a ser rechazado (o no aceptado) por los demás. Por lo que es fundamental que el socio cooperador sea maduro. Llegados a este punto se nos podría preguntar “y si no tenemos, o no somos individuos suficientemente maduros ¿qué hacemos?” Las respuestas “concretas” hay que buscarlas en cada organización, y no deben pasar por esperar a ser maduros para participar en una organización; en caso contrario no podría formarse ninguna . Se trata de tomar conciencia del problema por un lado y de adecuar la forma de organización y los sistemas de gestión a la realidad del grupo humano por el otro. Estas tendencias que observamos en los miembros de las organizaciones sociales de dejar las responsabilidades en otras personas u órganos que los asumen en su nombre y al mismo tiempo de buscar mayores derechos, que contribuyan a elevar su dignidad... son comprensibles, pero creemos que son incompatibles entre sí: “Son comprensibles porque reflejan el deseo de alcanzar mayores cuotas de libertad y de independencia, que contribuyan a dignificar la vida en la organización y porque hacen evidente el miedo a la responsabilidad que surge cuando la orgarJización nos pide que modelemos comportamientos (o adecuemos los mis mos al status alcanzado); adoptemos posiciones o decisiones en favor o en contra de la opinión del grupo, cuya pertenencia transmite seguridad y estabilidad ; asumamos el miedo a ser rechazado (o no admitidos) por aquellos con los que tenemos que convivir, o ser objetos de críticas, cuya repercusión más inmediata puede ser la inestabi1idad pgicológica, etc. “Son incompatibles entre sí, porque es obvio que se trata de dos fuerzas opuestas, cuyo resultado -en caso de colisión- debe ser, en el mejor delos casos, de suma cero. O sea, “si no hay derechos no deben existir responsabilidades”, del mismo modo que “si no hay responsabilidad, no se deben otorgar los derechos “. En muchos casos, lamentablemente, se toleran situaciones desajustadas, es decir, “responsabilidad sin sus derechos inherentes” o “derechos sin las responsabilidades necesarias “. “La observación de la vida cotidiana, nos ofrece una amplia gama de situaciones en donde se reflejan todo tipo de extremos, aunque en las organi zaci ones sociales en general hay más casos de “derechos sin responsabilidades” que de “responsabilidad sin derechos “. La explicación es evidente. En el conflicto de fuerzas que se puede dar, ganan los que numéricamente tienen mayor poder: los asociados. Y por tanto, demandan y suelen tener más derechos de los que son capaces de asumir responsablemente. “Esta común falta de responsabi1idad de las mayorías tiene sus efectos negativos porque el desarrollo de un proyecto social o político es una responsabilidad que afecta a la totalidad de sus componentes. La eficiencia de sus realizaciones y “avances sociales”, tendrá reacción directa con el grado de compromiso alcanzado por sus miembros. “La sociedad autogestionada será la que todos, con nuestra preparación y ganas de participar, seamos capaces de realizar”. “ Podemos definír la responsabilidad, como la obligación que trae consigo el desempeño de un cargo o de una misión. Es muy difícil la existencia de un compromiso sin responsabilidad individual o colectiva y resultaría raro que una organización social pueda fucionar sin el compromiso de sus miembros. Por eso la responsabilidad es la base para construirla. “La responsabilidad implica una obligación previa, por la que se adquiere un compromiso, colectivo o personal, de asumir los resultados de las acciones, decisiones e inclusive de las omisiones, que se derivan de la “vida organizacional” dentro de la institución.
6
“Para que el proceso de asumir responsabilidades pueda llevarse a cabo, deben cumplirse, previamente,dos condiciones básicas: en primer lugar, es imprescindible un conocimiento previo de aquello que se pretende asumir, para lo que la información es necesaria y relevante, en segundo lugar, debe existir una voluntad manifiesta, de asumir las consecuencias propias de los resultados de la cooperación. Sin inforrnación ni voluntad de asumir las consecuencias, es difícil imaginar siquiera la existencia de responsabilidad, al igual que uno no puede ser responsable si no se siente libre. “En aquellas organizaciones donde la responsabilidad afecta a todos los miembros, y a la totalidad de las acciones de la vida de la organización, puede ser adecuado hablar de corresponsabilidad. Desde esta perspectiva, la responsabilidad contiene dos vertientes a destacar: la primera, hace referencia a los riesgos económicos y patrimoniales, directamente relacionados con los resultados de la empresa; la segunda, se orienta hacia la conducta en la organización que desarrolla cada sujeto para conseguir los fines y objetivos que se propusieron. En definitiva, corresponsabilidad significa asumír los riesgos (económicos y comportamentales) y disfrutar los éxitos, y al mismo tiempo obligarse ante los fracasos. “ Ejemplos de irresponsabilidad en las organizaciones Luego de esta cita nos gustaría enumerar algunos casos donde los conceptos anteriores se ven reflejados en la práctica concreta de las organizaciones sociales: . Ejercer el derecho de partíci par en la toma de una decisión y después no estar dispuesto a aportar para que se concrete. En las organizaciones no gubemamentales integradas por profesionales es común tener que organizar la actividad no en función de las necesidades de la institución sino en función de los compromisos laborales que los miembros tienen fuera de la misma. No se trata de exigirle a los miembros exlusividad para con la organización sino de estar dispuestos cuando nos precisan. Es posible que en la etapa inicial de la organización algunos trabajos deban hacerlos compañeros a los que quizás no les guste hacerlos. Si nos negamos nuestra decisión repercutirá en los otros asociados y en el grupo, que no son personas desconocidas sino compañeros con los cuales queremos desarrollar un proyecto en común. . Fijarse más en el esfuerzo o el dinero que debemos aportar en lugar de ver cómo ayudamos a que el otro se esfuerce menos, cómo compensar ese aporte con un aporte equivalente. . Ingresar a la organización sin un período de prueba. . Priorizar los objetivos individuales a los de la organización cuando ambos no se puedan complementar. . No asumir las responsabilidades institucionales que la asamblea defina como necesarias como por ejemplo: ser miembro del Consejo de Administración, asumirlos roles laborales que sean necesarios y representar a la organización frente a otras instituciones. Como se define antes, las responsabilidades deben tener relación con los derechos. El primero de ellos es el de participar en las decisiones: La participación es un atributo que la Organización le da al individuo, para que cada asociado responsablemente aporte a la organización el esfuerzo necesario para conseguir eficazmente los objetivos de la institución. De esta definición destacamos los siguientes elementos: En primer lugar, que la participación es un derecho que se otorga para que pueda desarrollar, libremente, las potencialidades propias a la dignidad humana, ennoblecer la actividad profesional y obtener una mayor calidad de vida social. Para alcanzar esta finalidad, al miembro de la organización se lo reconoce como un ser portador de valores, cuya contribución es importante para la Organización, y se le otorga, al mismo tiempo, un status de información; se le dan los medios necesarios para que pueda intervenir, de una forma o de otra, en la configuración de la vida y el futuro organizacional.
7
En segundo lugar, que la participación obliga a contribuir, a aportar el esfuerzo necesario para conseguir las metas del grupo. O lo que es lo mismo, se trata del proceso de asumir la responsabilidad de las acciones, decísiones u omisiones de los socios y de los resultados de la actividad institucional. Desde esta perspectiva, la participación queda revestida de los derechos y responsabilidades inherentes a su ejercicio; porque sin responsabilidades no pueden haber derechos, de la misma forma que sin derechos no deben existir responsabilidades. Uno de los factores claves del proceso de participación, está en la combinación eficiente del par derechosresponsabilidades. Lamentablemente, la experiencia nos aporta multitud de situaciones en donde se consideran, aisladamente, alguno de estos dos factores pudiendo observar cómo los socios consideran que la participación es un derecho inalienable, y actúan en función de esta creencia, obviando su cuota de responsabilidad; en consecuencia demandan mucha participación, sin asumir, siquiera, las responsabilidades más elementales. En estas circunstancias, los miembros de una organización tienen sólo derechos... ¡ Qué cómodo es funcionar o vivír así!, y qué tristeza dan estas situaciones en donde los socios abusan, irresponsablemente, de sus derechos o del poder que les otorga la democracia institucional. Lamentablemente, estas problemáticas son más numerosas de lo que desearíamos o pueden “soportar” las organizaciones social es y por eso muchas de ellas se disuelven.