De la Vanguardia a la Metrópoli. Desmontaje Metodológico

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De la Vanguardia a la Metrópoli aproximación a las categorías Críticas de Manfredo Tafuri Arq. Aksel Alvarez


Universidad de Los Andes Consejo de Estudios de Posgrado Programa de Maestría en Historia, Teoría y Crítica de Arquitectura

De la Vanguardia a la Metrópoli Una aproximación a las categorías Críticas de Manfredo Tafuri

Seminario de Investigación en Crítica Autor: Arq. Aksel Alvarez Febrero 2007 Mérida.‐ Venezuela


A modo de Introducción y Paneo Sobre la Estructura de la Obra Habitualmente “De la Vanguardia a la Metrópoli” suele atribuirse en exclusiva a Manfredo Tafuri, puesto que no se tiene en cuenta que se trata, en realidad, de la compilación de tres ensayos independientes de tres autores distintos: Máximo Cacciari, Franceso Dal Co y, por supuesto, Manfredo Tafuri. Estos tres ensayos que llevan por nombre: “Para una Crítica de la Ideología Arquitectónica”; Dialéctica de lo Negativo en la Época de la Metrópoli” y Futurismo y Vanguardia en la Ideología de la Arquitectura Soviética de los Años Veinte”, que pertenecen de forma respectiva a Tafuri, Cacciari y Dal Co, fueron publicados en primer lugar en el contexto de la revisión teórica del marxismo en Italia, a la sombra de revistas como Contropiano. Es de esta forma que para llevar a cabo un análisis de la obra como tal, y siguiendo la advertencia que los mismos autores formulan al inicio de la misma, es necesario dibujar el contexto en el cual se desarrolla la obra, así como entender el léxico básico que utilizan sus autores, algo que escapa a las formulaciones teóricas que podemos encontrar en el texto mismo, y que responde a la esfera teórica del marxismo. Por otro lado trataremos a los ensayos como obras independientes unas de otras, pero relacionadas en tanto que comparten un contexto común, lo que les confiere un carácter de unidad, debido, sobretodo, a la coherencia teórica de los autores. La obra vista como un todo podría parecer incoherente, ya que sus “capítulos”, es decir, los ensayos, no guardan una aparente relación entre sí. Sin embargo al ver la obra como la suma de tres ensayos, cada uno con su tema particular, pero que comparten el punto de vista desde el cual se analiza algo elemental: el papel que la arquitectura juega en la actualidad. De forma velada la intención de los autores es manifiesta al tratar de asomar perspectivas marxistas para afrontar la crisis posmoderna que se estaba viviendo en el momento de redacción de la obra,


y donde lo moderno era identificado con lo marxista o socialista, dado que ambos proyectos comparten algunos elementos, de hecho se puede afirmar que comparten un punto inicial común, tal y como trataremos de demostrar más adelante. Retomando el asunto de la complementariedad de los tres ensayos, debemos señalar que, paradójicamente, es evidente en su estructura interna la intención de los autores. Haremos una breve revisión en este momento, más adelante nos centraremos en la estructura interna de cada ensayo, obviando únicamente el tercer y último ensayo, ya que carece, desde nuestra perspectiva, de valor para el objetivo final de este trabajo. El primer ensayo dibuja una escena general desde una perspectiva histórica, si se quiere, de lo que ha sido el desarrollo del proyecto moderno, y aquello que puede ser la salida para encontrar el nuevo espacio de acción de la arquitectura en el marco de las transformaciones de la posguerra que se estaban dando en ese momento. Analizando la situación desde las premisas científicas del marxismo pretende encontrar salidas o espacios abiertos, pero básicamente, en el contexto de la obra, se trata de la definición de una base ética desde la cual se abordarán los dos ensayos restantes, básicamente se trata del planteamiento de la crisis de

la función ideológica de la arquitectura, y el asumir el desmontaje de las nuevas ideologías de la arquitectura. El segundo ensayo pendúla entre las ideas de Simmel y las de Benjamín sobre la Metrópoli y la vida en ella. Se trata de un análisis de la ideología de la Metrópoli, por tratar de decirlo de una manera fácil. Para entender el asunto de este segundo ensayo hay que tener en cuenta el papel que la ciudad, más específicamente la expresión de la Metrópoli industrializada, dentro de la doctrina marxista, ya que esta juega un papel fundamental dentro de la lectura que de ella se hace. Pero estas reflexiones las consideramos apropiadas al momento de hacer la revisión detallada del ensayo. El tercer, y último, ensayo versa, desde una perspectiva histórica, sobre el desarrollo de las vanguardias en la naciente revolución soviética. Cabe recordar que al momento de ser escrita esta obra apenas se estaban retomando los estudios respecto de este período, ya que le vacío que supuso el estalinismo en la URSS corrió un manto sobre el asunto hasta la muerte de Stalin. Dado que la obra tiene como intención final la construcción de una serie de premisas de corte ético, que de alguna forma sirvan para retomar el proyecto moderno; este ensayo gira sobre la figura de las vanguardias soviéticas (cosntructivistas, primatistas, maximalistas, etc.) como una muestra de una vanguardia revolucionaria comprometida con la revolución y el proletariado; en contraste a las vanguardias al estilo Bauhaus o De Stijl, alienadas del proletariado y ajenas a cualquier tarea revolucionaria.


El Gran Paréntesis El Contexto Ético/Histórico de la Obra

Tratar de analizar una obra fuera de su contexto y sin tener en cuenta sus preceptos éticos es algo que carece de valor científico, cuando menos es un acto de mala fe. Por lo tanto creemos que es necesario introducir al lector, sin que se pretenda seguir una rigurosidad académica o de manual ideológico, en la historia y el contexto de la discusión científico filosófica del marxismo, ya que es necesario conocer sus categorías y desarrollo para poder entender la obra de estos autores en su debida dimensión. Así abrimos este gran paréntesis en el análisis directo de la obra. De forma arbitraria debemos partir de un punto cercano en la historia para evitar que ésta se haga demasiado larga, así decidimos partir de la Revolución Francesa y el movimiento a su alrededor, la Ilustración.

De la Ilustración Como es conocido en la Europa Occidental se estaba viviendo, desde alrededor del Siglo XV, incluso, XIV, un proceso de continua pérdida de poder del sistema feudal, el cual estaba dando paso al sistema burgués o de ciudades (Burgos). Básicamente la concepción sobre lo que es el territorio, su forma de dominarlo, organizarlo y explotarlo estaba cambiando, impulsado, sobretodo, por el nacimiento de un nuevo sistema económico: el Mercantilismo, una forma primitiva de Capitalismo que se basaba en el intercambio de mercancía por la vía marítima, principalmente. Con la expansión de los sistemas de vías y postas los territorios del interior cobraron mayor fuerza y valor. Dadas las condiciones particulares de la época se


desarrollaron sistemas de Bancas y de Hospedaje. Es así que las ciudades o Burgos fueron cobrando importancia dentro de la dinámica de la época, y con ellas lo hicieron sus habitantes. En principio la organización de los medios de producción y la propiedad supusieron la primera ganancia de los Burgos y los burgueses, ya que apareció la propiedad privada en los términos que actualmente conocemos, es decir, la propiedad que un individuo ejerce sobre un medio de producción, por ejemplo una fundición que con el transcurso de los años pasaría a ser una metalúrgica actual. De ahí que se denomine burgueses a los tenedores de los medios de producción. Ciertamente las ciudades se volvieron el lugar ideal para el florecimiento de la cultura, pero una cultura inspirada por motivos distintos a los que antes se habían impuesto. Tras la formulación de la ciencia experimental de Galileo, entre otros, la idea de que todo podía ser comprendido por medio de la utilización de la capacidad de raciocinio del ser humano, lleva a desarrollar lo que hoy podríamos denominar, de forma basta, racionalismo, que en los siglos XVII y XVIII se ve expresada en el movimiento que conocemos como Ilustración. Sin querer entrar en mayores detalles podemos señalar que la Ilustración se basaba en la confianza de que la cultura o educación haría al hombre libre, ya que todos nacemos iguales y tenemos las mismas aptitudes. Con esto se da cabida a la formulación de aquellas tres raíces: Libertad, Fraternidad e Igualdad; basadas en las obras de personajes como Voltaire, Montesquieu y Rousseau. De estas ideas y la situación política particular de la época, se desarrolla lo que conocemos como la Revolución Francesa, la primera revolución de carácter burgués, que sería modelo de las demás revoluciones durante el siglo XIX, incluyendo las emancipaciones de Hispanoamérica. Esta revolución supuso la total superación de los modelos absolutistas o monárquicos y la creación y consolidación de lo que hoy en día conocemos como Estados Naciones. Desde este hecho se desprenden dos grandes ramas en lo político: los liberales y los socialistas. La primera rama, la de los liberales, no la abordaremos en profundidad debido a que no es el centro de nuestra atención. Basta con señalar que esta rama propugna la hegemonía de la iniciativa privada sobre la potestad del Estado para regular la convivencia entre los ciudadanos; tal como lo establece Smith, confían en que el Mercado, por medio de su mano invisible, pueda autorregularse y determinar el funcionamiento de la sociedad en base a las reglas de la oferta y la demanda. Hoy día estas teorías han sido revisadas y adaptadas, por eso hoy se les denomina Neoliberales.


Socialistas Utópicos y/o Socialdemócratas Con el avance del tiempo y las revoluciones burguesas se va planteando la organización de la República (ahora Estado) y la consolidación de los grupos de opinión en Partidos Políticos, por supuesto con muy diversas tendencias. Los Socialistas son una de estas tendencias, y dentro de ella encontramos muchas tendencias, aunque es de nuestro interés estudiar la que conocemos como Socialdemocracia, pero primero hablaremos de los Socialistas Utópicos, quienes, de alguna forma, son el germen de estas posiciones. Luego de la Revolución Francesa surgen muchas posiciones, la mayoría ocupadas de la organización y manejo de los Estados Nacionales o Repúblicas y de la Economía de Mercado que estaba naciendo; en el otro extremo se encontraban posiciones de tipo más idealista, por decirlo de alguna forma. Estas posiciones idealistas centraban su atención en el Hombre, como concepto y realidad, de cierta forma se puede decir que operaban en un plano más conceptual que real, ya que obviaban la realidad a su alrededor, creían que los Hombres podrían organizarse en comunidades autónomas con reglas perfectas. Es así que se comienzan a plantear Comunidades o Comunas, que llevaban distintos nombres, según el teórico que estuviera detrás de ellas, pero todas tenían como referencia, de alguna forma, el trabajo de Tomás Moro Utopía; es por ello que se les conocen como planteamientos utópicos. El fracaso de la mayoría de estos planteamientos, aunque se debe reconocer que varias experiencias lograron demostrar cierta sustentabilidad, le deben la connotación casi negativa que tiene el calificativo Utópico, ya que se los ve como algo irrealizable. Desde el punto de vista de los marxistas estos intentos, aunque preñados de buenas intenciones, fracasan debido a la carencia de un análisis científico de la lucha de clases. Aunque no queremos entrar en esa discusión, por ahora, cabe señalar que los movimientos utópicos tenían un carácter policlasista, cuando no obviaban el asunto de las clases sociales.

Los Socialdemócratas Con la aparición del Estado y sus espacios de poder se retoma, dentro de la línea de pensamiento clacisista de la época, el concepto de Democracia de los griegos, claro está apropiado y transformado de la misma forma en que los órdenes clásicos lo pudieron ser en la


arquitectura. Es así como surge la idea de los Partidos, que no son otra cosa sino la manifestación de la importancia de los grupos de opinión, como los círculos de lectura y los periódicos. De ahí proviene la concepción de Democracia como un medio de participación, con sus sistemas, como el de votación, que ante una mirada escrutadora de la realidad ateniense podemos llegar a la conclusión de que poco o nada guardan en relación. Dado que aún se carecía de una base científica para analizar lo que estaba sucediendo, los autores influyentes eran a la vez partícipes de la lucha, como Comte entre otros; los planteamientos se formulaban y probaban al calor de la lucha. Entre los distintos planteamientos socialistas estaba, pues, la construcción de una nueva sociedad donde no existieran las clases sociales, de alguna forma se trata de superar las contradicciones evidentes en el proceso de la Revolución Francesa. La diferencia entre las distintas tendencias socialistas va a ser, en primer lugar, la forma de construir tal sociedad y, en segundo lugar, el contexto real u objetivo donde el movimiento se desarrolla; como ya hemos visto los socialistas utópicos planteaban la supresión de las clases simplemente por la construcción sui generis de una nueva sociedad, experimentada en el marco de unas sociedades idealizadas y artificiales. Los socialdemócratas asumen, a su vez, que la construcción de tal sociedad es posible por medio de la evolución del sistema, es decir, por medio de la participación e interacción con otras tendencias de características divergentes, en el marco de la Democracia. En otras palabras desechan a la Revolución como medio para la construcción de esta sociedad. La principal crítica que se hace al movimiento es que no observa o ignora la contradicción que supone actuar bajo el esquema o modelo liberal, ya que esto los lleva a defender la libre empresa, es decir, la propiedad privada productiva, lo cual supone una relación explotador/explotado per se, por lo tanto, el mantenimiento de las clases sociales.

El Socialismo Científico En el contexto de la búsqueda de salidas para la situación antes planteada surgen muchos movimientos y planteamientos, uno de estos es el Socialismo Científico concebido por Marx y Engels. Este se basa en el análisis científico del comportamiento de la sociedad, que está determinado por una serie de reglas de tendencia, mal interpretadas como absolutas por algunos de sus seguidores, que son el resultado de un proceso dialéctico conocido


como Materialismo Dialéctico, principalmente, donde práctica y teoría no se pueden separar, es decir, las condiciones objetivas de las subjetivas y viceversa. La base de todos estos procesos es la Economía, entendiendo que los procesos de producción determinan las relaciones de producción, por lo tanto, las relaciones de poder. Esto es algo que hoy día puede parecer llover sobre mojado, pero que en el contexto de la Revolución Industrial se convierte en algo evidente de una forma cruda, sobretodo en las condiciones de vida del recién formado movimiento obrero. El Socialismo Científico considera que la vía para la abolición de las clases debe darse una Revolución Proletaria, que al igual que la Revolución Burguesa supuso el destronamiento del Feudalismo, suponga la abolición del régimen burgués, es decir, el Capitalismo. Esta Revolución debe dar paso a un estado que se denomina Dictadura del Proletariado, hay que recordar que en el Siglo XIX la palabra Dictadura no tenía el sentido negativo que hoy tiene, donde el Proletariado como clase pasaría a ejercer el poder y a determinar las relaciones de producción, modos de producción, etc., de esta forma se lograría que todos los sujetos tuvieran una condición de trabajadores, es decir, proletarios, por lo que se establecería un sistema más justo, viviendo en Comunidad. Luego de este estado se iría conformando una sociedad sin clases donde el valor del trabajo constituiría la única relación de cambio, eliminando así el valor de cambio, es decir, el dinero que nosotros conocemos y que antes era la sal o especies, por ejemplo. Se determina, también, que esta Revolución no se puede llevar a cabo sin una

Vanguardia, es decir, gente organizada y formada que sea capaz de servir como motorizadores de los procesos. Las vanguardias surgen así en muy diversos campos, desde el obrero en la fábrica hasta el artista. Esta última afirmación nos permite entender de fondo la crítica que Tafuri hace a las vanguardias, pero sobre esto volveremos en su momento. Los socialistas científicos pasan a conocerse y denominarse a sí mismos como comunistas a fin de diferenciarse de las otras corrientes socialistas de la época.

La Revolución de Octubre y Lenin Ciertamente la Revolución de Octubre no es un proceso Sui Géneris, sino que está enmarcado en un proceso y dinámica históricos, pero lo que deseamos sacar a colación aquí es el valor que tiene, y que obviamente, tiene influencia en los sucesos posteriores. El proceso revolucionario se da en el marco de una gran pugna entre distintos sectores opuestos al sistema zarista. Uno de estos sectores es el que se conoce como Bolchevique, que quiere decir La


Mayoría, puesto que sus opositores, al interior del movimiento revolucionario del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia, eran conocidos como Mencheviques, es decir, La Minoría. Los bolcheviques logran hacerse del poder de la mano de Lenin, quien es su líder, por lo tanto sus ideas tienen una gran influencia. Lo que nos resulta pertinente rescatar aquí serían las ideas de Lenin respecto a la vanguardia y su función. Según él la Revolución debía estar dirigida por un partido de profesionales que se situaran a la vanguardia del proceso, encaminándolo. Es por esto que el concepto de vanguardia tiene una fuerte vinculación con el desarrollo de una política de Estado. También nos permite especular sobre la lectura que Lenin pudo haber hecho, por lo tanto transmitido al aparato oficial del Estado, sobre las vanguardias artísticas que se estaban desarrollando en el marco de la revolución. A pesar, que en el estudio de las artes, los nombres ‘poco políticos’ que algunos de estos movimientos tuvieron, no hay que olvidar que en el seno de un proceso intensamente marcado por el activismo político, las vanguardias ejercían una influencia muy grande en el aspecto cultural, sobretodo cuando el aparato del Estado estaba interesado en promover una serie de valores morales nuevos o acordes con los objetivos trazados, basta decir, coherentes con el planteamiento ético/político que se estaba haciendo. Es así que estas vanguardias forman parte de la lucha interna, lo que lleva a que se dicte una prohibición para algunos de estos movimientos, y que el término vanguardista tenga una connotación negativa cuando era aplicado en el campo del arte. Esto sobretodo por la ligazón que se hacía de las vanguardias soviéticas, más precisamente de ciertos artistas, con los movimientos en Europa Occidental. A los ojos de algunos los movimientos, que nosotros denominamos,

Vanguardias que se localizaron sobretodo en Alemania y Holanda, es decir, Bauhaus y De Stijl, eran movimientos decadentes alineados con los valores burgueses, que, sólo en apariencia, buscaban reivindicaciones para los trabajadores. Recibían distintos calificativos, tales como reformistas, ya que su compromiso político y rigurosidad ideológica no eran evidentes. Esto lleva a la persecución de las vanguardias soviéticas, acusadas de promover valores capitalistas, decadentes, etc. Esta persecución le abre paso a la consolidación, bajo el mandato de Stalin tras la muerte de Lenin, del estilo que conocemos como Realismo Social, que para muchos no es otra cosa que un NeoClasicismo revestido de un discurso socialista, totalmente incoherente con los planteamientos de fondo. Teniendo en cuenta esto podemos comprender el valor que tiene para los autores de “De la Vanguardia a la Metrópoli” el rescatar la experiencia de las vanguardias de los 20’s en procura de buscar alternativas para el modelo marxista, que de alguna manera se considera pervirtió Stalin.


Stalin y el socialismo en un solo país Tras la muerte de Lenin, ocurrida en 1924, se abre una nueva lucha interna entre las distintas facciones del movimiento revolucionario, de la cual sale victorioso Stalin, y el principal derrotado es León Trotsky. Desde este momento, se puede decir, se produce la gran fractura del comunismo. Las ideas de Stalin son de tono conservador, principalmente abandona la vocación internacionalista de la revolución y aboga por la revolución en un solo país, aprovecha la tesis del centralismo democrático para consolidar y concentrar el poder y, finalmente, el culto a la personalidad. Los planteamientos de Stalin son largamente debatidos, pero en éste ámbito lo que resulta rescatable es el hecho de que su posición y el manejo que hace de la URSS suponen una fractura para el movimiento revolucionario, lo cual va a agudizar las diferencias internas, principal motivo para la aparición de las tesis revisionistas de los cincuenta y sesenta (luego de la muerte de Stalin) que van a significar la aparición de la perestroika de la mano de Gorbachev en los 80’s y la posterior desaparición de la URSS y los sistemas socialistas en casi todo el mundo. Es dentro de estas dinámicas revisionistas que Tafuri y compañía se inscriben, por lo tanto sus escritos deben ser vistos, un tanto, en antagonismo con la posición, que al momento de aparecer el libro, manejaba la URSS.

León Trotsky la hipótesis no comprobada Pese a pasar por reduccionistas podemos hacer la lectura de un Trotsky ubicado al extremo contrario de Stalin en los planteamientos socialistas. Básicamente defendía el carácter internacionalista de la revolución, consideraba que la revolución era permanente, es decir, el poder nunca podía consolidarse del todo, siempre habría de ser sometido a procesos revolucionarios de transformación; pero, lo que más nos interesa aquí, es que consideraba que la Revolución producía sus propios líderes en el transcurso de su movimiento. Esta última concepción es importante ya que condiciona la visión que los autores tienen sobre el hecho arquitectónico, básicamente sobre el compromiso del arquitecto. Desde esta perspectiva se asoma el hecho de una constante


renovación de los planteamientos y la búsqueda de nuevas soluciones, a la vez que se desestima la posibilidad de satisfacer modas o gustos, o la persistencia de estilos o modos de producción que sean totalmente infalibles. Llegado el momento expondremos como ésta lógica se impone en el pensamiento de Tafuri en algunas de sus afirmaciones finales.

Mao y la flexibilidad del proceso Como alternativa al modelo stalinista/soviético surge el modelo chino o maoísta. En principio la diferencia puede parecer una tontería, pero, en realidad, tiene una gran trascendencia en lo conceptual y en lo práctico. La realidad de la China de los años treinta, cuando se inicia el proceso revolucionario, pues son bien particulares, a modo general podemos decir que se trataba de un país saliendo de un sistema y forma de vida medieval que se debatía entre el nacionalismo conservador del Kuomitang y el planteamiento revolucionario de Mao para afrontar el proceso de entrada a la modernidad que le imponía las condiciones a nivel mundial. Según los planteamientos provenientes de la URSS, basados en las ideas de Stalin, éste proceso de modernización debía cumplir con unas etapas, es decir, debía crearse primero una revolución burguesa que deriva en la formación de una industria, lo que constituye las condiciones del proletariado al estilo de la Inglaterra de la Revolución industrial, para, que de esa forma, se dieran las condiciones para la Revolución Proletaria. Esto es lo que se conoce como Etapismo. Dado que China salía directamente del Medioevo al proceso revolucionario Mao se ve en la obligación de replantearse muchos aspectos, llegando así al estudio de lo que él define como las Grandes Contradicciones Fundamentales, las cuales concibe como la fuente principal del proceso dialéctico que supone la actividad revolucionaria. Las ideas de Mao, junto con sus llamados a la Revolución Cultural entre otras cosas, consiguen tener gran influencia en occidente, ya que muchos pensadores de izquierdas de los países del Lado Capitalista de la Cortina de Hierro, buscaban nuevas alternativas ante el modelo soviético.


Mayo del 68 Punto y Seguido Tal y como hemos visto el proceso ideológico que antecede a la publicación de la obra, así como aquel en el que s escribe, no es precisamente un todo monolítico, desmintiendo el discurso totalizante que pretende dividir todo en, simplemente, dos grandes discursos: Izquierda vs. Derecha. Si bien esto puede ser una realidad desde la perspectiva fundamentalista, en la realidad objetiva la construcción de cada discurso supone una serie de procesos internos bastante complejos. En la izquierda evidentemente existía un grupo hegemónico, el más visible, que fue el encargado de ejercer el inmenso poder que acumuló la URSS, pero esto no significa que todos los militantes de izquierda compartieran su visión, mucho menos sus medios. De esta forma ante la crisis que supuso la muerte de Stalin, de alguna forma la última batalla de la Segunda Guerra Mundial para las Izquierdas, se abrió el escenario para que se debatieran muchos temas que habían quedado en suspenso desde la asunción del poder por Stalin en los 20’s. Por otro lado no sólo los temas internos de la izquierda suponían un problema, también lo suponían los temas planteados por la derecha, todo en el entendido de un sistema muy complejo, estremecido hasta los cimientos por las tremendas consecuencias que había tenido la Segunda Guerra Mundial, desde el nuevo ordenamiento del poder hasta el plano ético/filosófico, inclusive en el estético. Surge así un punto de quiebre muy visible, es el Mayo del 68, que inicia, en Francia, una serie de temblores por todos lados, inclusive podríamos ver las manifestaciones de la Plaza Tianamen en 1989 como una consecuencia de dichos sucesos. La importancia de este hecho es que permitió que salieran a flote una serie de inconformidades por parte de la izquierda no‐alineada, que la derecha no supiera responder, por lo tanto se abrieron otro tanto de inconformidades, que aún hoy debatimos. Las ideas de izquierdistas como Trotsky o Mao tuvieron una gran influencia en esta revuelta, con ello se abrieron las oportunidades no‐ortodoxas, que desde la URSS, se habían impuesto como el discurso oficial de izquierda. En el caso que nos atañe, es decir, los planteamiento de De la Vanguardia a la Metrópoli, suponen una reconsideración profunda de una serie de hechos que hasta el momento se habían considerado como verdades, tal como puede ser el concepto de ciudad/metrópoli, el cual deja de ser visto como algo que debe ser evitado o destruido (la concepción marxista dogmática que implica la desaparición de las ciudades y el paso a la vida en el campo) y se convierte en una realidad ineludible, una realidad sobre la cual operar.


Por otro lado se plantean algunas cuestiones como la relevancia del papel del militante, el cuestionamiento del papel de la vanguardia y las implicaciones elitistas que tiene el sentido de vanguardia. Estos y otros muchos planteamientos se dejan entrever en el trabajo de estos autores, pasaremos, por tanto al análisis exclusivo de la obra, luego de haber hecho este enorme paréntesis.

De la Vanguardia a la Metrópolis Análisis de la obra

Abordaremos el análisis de la obra por medio de la disección de los ensayos por separado, analizando, en primer lugar, su estructura interna, para luego ofrecer una conclusión general sobre el ensayo en cuestión. Como ya hemos mencionado antes no hemos considerado pertinente hacer comentarios sobre el tercer, y último ensayo, ya que éste tiene el perfil de un ensayo de tipo histórico que poco valor crítico puede aportar para el análisis de la obra de arquitectura que haremos al final de nuestro trabajo.

Para una Crítica de la Ideología Arquitectónica Rechazo a la Ética burguesa de las Vanguardias Occidentales y Postulados de una nueva Ideología

Éste es el primer ensayo de la obra, su autor es Manfredo Tafuri. Cabe destacar que este ensayo ha tomado, con el paso del tiempo, múltiples formas y extensiones, en inglés hemos podido acceder a un libro titulado Architecture and Utopia. Design and Capitalist Development; el cual, podemos decir, conserva el core o núcleo del ensayo aquí tratado a la vez que es ampliado hasta poder ser por sí mismo un libro. Pese a esto lo esencial se mantiene: la denuncia de los valores burgueses predominantes en el movimiento moderno y la necesidad de redimensionar la


actitud del arquitecto, para que adquiera un sentido político, como punto de partida para recuperar los principios del proyecto moderno. El ensayo está dividido en seis apartados: ·

Las Desventuras de la Razón: Naturalismo y Ciudad en el Siglo de las Luces

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La Forma como Utopía Regresiva

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Dialéctica de la Vanguardia

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Arquitectura “Radical” y Ciudad

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La Crisis de la Utopía: Le Corbusier en Argel

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Desarrollo Capitalista Frente a Ideología

Las Desventuras de la Razón: Naturalismo y Ciudad en el Siglo de las Luces El título de este primer apartado es bastante explicativo del contenido del mismo. Se trata de un acercamiento de tipo, primordialmente, histórico a las transformaciones, que bajo el proceso de la Ilustración, sufrió la concepción del Espacio en contraste a los valores precedentes. Esta perspectiva plantea, desde un principio, el carácter del arquitecto como

ideólogo de la sociedad, es decir, la función ideológica de la arquitectura. Contrapone, por un lado, lo pintoresco con lo racional. Lo primero definido, por asociación con, las formas naturales y; lo segundo, por el sistema de ideas de la Ilustración. A pesar de presentarlos como fuerzas antagónicas, en principio, se dedica, Tafuri, a presentar las evidentes contradicciones objetivas del racionalismo, que es incapaz de afrontar exitosamente la tarea de someter a lo pintoresco o naturalista. Esta situación supone que el racionalismo busque desarrollarse por medio de un pacto o negociación con la postura del naturalismo. Este pacto queda evidenciado, sobretodo, en los contenidos simbólicos a que se ve obligado recurrir. Es así que los estrictos órdenes geométricos que forman la base de los planteamientos racionalistas, concebidos en el campo especulativo de las ideas, se ven obligados a mediar con los contenidos objetivos de la realidad, lo que lleva, de forma casi obligatoria, al desarrollo de las tipologías, como concepto base para la intervención de la ciudad que se hereda del modelo feudal. De esta forma se genera una gran contradicción, producto de la no‐ correspondencia entre forma y contenido que se ven obligados a adoptar los arquitectos para, por una parte, actuar en los contextos objetivos de las ciudades construidas y, por el otro, para tratar de construir un nuevo discurso, una ideología, que fuese coherente con los planteamientos de la Ilustración. Esto es analizado con mayor profundidad en el siguiente apartado.


La Forma como Utopía Regresiva Dadas las tremendas incoherencias evidentes en la relación forma/objeto, es decir, discurso/contenido del hecho arquitectónico, Tafuri intenta hacer evidente una tesis bastante extendida, pero desde una perspectiva diferente, la exacerbación del objeto en desmedro del manejo de la realidad del siglo XIX. Para Tafuri esta disociación no se debe a un gusto banal por los estilos, mientras que los ingenieros, por las condiciones propias de su trabajo, sí se relacionan con la solución de problemas concretos. Desde su punto de vista esto se debe a la concentración exagerada en el desarrollo de un discurso ideal, Utópico, que no encuentra forma de ser trasladado a la realidad. Este alejamiento idealista se explica, de alguna forma, en la imposibilidad de los arquitectos humanistas o radicales de ver o reconocer que la lógica que domina el desarrollo de la ciudad del Siglo XIX no es una lógica discursiva romántica, sino la cruda lógica de economía y el manejo eficiente de los recursos productivos. De esta manera empieza a dibujar una serie de separaciones en la formación del movimiento arquitectónico, podemos decir que comienza a dividirlo en dos primeros grandes grupos, aquellos que manejan un discurso idealista o formalista, centrado en las características matéricas del objeto alienado de la realidad circundante, y aquellos que comienzan a trabajar en función de procesos externos a la arquitectura, entendida como disciplina artística, los cuales entienden su función como instrumento ideológico, desarrollando lo que denomina Ideología del Plan, que no es más que la puesta en escena de los valores capitalistas de organización del capital. Valga acotar que Tafuri identifica esta Ideología del Plan, como el punto máximo del Movimiento Moderno, esto tiene sentido, en tanto, que se entienda que define Movimiento Moderno como el período en que el papel de las vanguardias aún regía el desarrollo de las propuestas relacionadas con el mismo, digamos, antes de que éste se institucionalizara como Estilo Internacional. Dialéctica de la Vanguardia En un contexto bajo el cual los arquitectos comienzan a hacerse concientes del papel, como instrumento ideológico, de la arquitectura y donde el papel de las vanguardias es cada vez más importante, como motores para la superación de los viejos modelos y la instauración de nuevos modelos; Tafuri hace uso de los textos de Baudelaire, Benjamín y Poe para hecer evidente las nuevas condiciones en las que se desenvuelven estas vanguardias. Por un lado encontramos el hecho de las condiciones de la clase obrera, el proletariado, unas condiciones de explotación y masificación que antes nunca pudieron haberse imaginado. Estas condiciones son las que permiten la aparición de los fenómenos de la metrópoli que los autores antes señalados relatan; las


nuevas condiciones de lo público, que implican unos nuevos niveles de participación y conciencia política. Por el otro lado están las condiciones que imponen el nuevo estilo de vida burgués, es decir, la demanda constante por la novedad, la productividad y la eficiencia. Estas condiciones llevan a las vanguardias a una situación en la que se encuentran entre la espada y la pared, ya que deben actuar entre dos situaciones antagónicas, una tesis y una antítesis. En otras palabras se ven en medio de un proceso dialéctico. Obviamente las vanguardias han de tomar partido en esta situación, visto de otra manera, deben abogar por una ética. Tafuri acusa a las vanguardias de sumarse a los valores de la burguesía y no asumir su papel revolucionario, en tanto que no articulan sus acciones con las del movimiento obrero revolucionario, por lo tanto sus planteamientos, aunque en forma revolucionarios, lo que persiguen, objetivamente, es la consolidación del modelo capitalista burgués. Es así que señala a las vanguardias por abandonar cualquier consideración

subjetiva para favorecer las consideraciones técnicas, reduciendo el papel del arquitecto, en este caso, a un mero intérprete de las condicionantes técnicas en las que se debe producir la arquitectura. Todo esto, claro está, es la viva expresión de la Ideología del Plan. Arquitectura “radical” y ciudad En este contexto de la Ideología del Plan y la disociación que sufren los arquitectos de la realidad que los rodea a favor de la especulación idealista desde unos conceptos abstractos del hombre y el habitar, es que Tafuri asume la redacción de este apartado. Básicamente se concentra en el trabajo de Hilberseimer y los Siedlung. Señala los elementos a que queda reducido el asunto del hábitat humano desde esta perspectiva: la célula de habitación/sujeto y la suma de estas células/comunidad. Todo esto regido por la lógica del montaje en serie o producción fabril. Señala estas iniciativas como destructoras del aura de la arquitectura, parafraseando a Benjamín. Por un lado resultan radicales al centrarse en los aspectos fundamentales del proyecto moderno, pero con una frialdad absoluta, que a su vez está relacionada con el otro calificativo, utópico, puesto que están basados en una concepción idealizada de las relaciones sociales y los sujetos. Plantea que el conflicto interno se evidencia en la persistencia de algunos planteamientos orgánicos que conllevan a una contradicción superficial entre lo planteado y aquello por lo que abogaba, es decir, entre lo construido y los medios necesarios para llevarlo a cabo.


La Crisis de la Utopía: Le Corbusier en Argel Como la máxima expresión de las contradicciones originadas por el conflicto entre lo racional y lo natural, Tafuri apela al proyecto del Plan Obús de Le Corbusier para Argel. Este proyecto es la mejor expresión de la puesta en contradicción entre las condiciones naturales, pintorescas, del entorno donde se plantea el proyecto y las factibilidades técnicas para llevar adelante el proyecto. Por supuesto que también cabe la contradicción que supone semejante proyecto con la realidad objetiva de los habitantes de Argel. En un primer término se hace evidente la forma en que Le Corbusier pone en contracción el ambiente construido y el natural, al borrar, prácticamente por completo, las regulaciones habituales, por ejemplo cuando sitúa la vía expresa sobre los edificios de residencia. Esto lleva a Tafuri a analizar las relaciones entre ambiente construido y natural, donde la confianza en la técnica lleva a los arquitectos de vanguardias a desechar casi cualquier consideración de tipo restrictivo. Por otro lado hace evidente como la lógica reproductiva del capital impera en el planteamiento del hábitat/célula. Concebida ésta como una entidad independiente que puede ser modificada para satisfacer las aspiraciones individuales del habitantes, alimentadas por la dinámica consumista del capital, viva expresión de los valores individualistas promovidos por el modelo burgués. Finalmente queda claro que el planteamiento es utópico en el estricto sentido, es decir, por dimensiones y condiciones es un proyecto que sólo puede tener cabida en el espacio de las ideas, de lo abstracto, más no en el campo de la realidad objetiva y cotidiana. Exquisita demostración de la Ideología del Plan. Desarrollo Capitalista Frente a Ideología Si los apartados anteriores se revisten de un carácter de Historia crítica de una serie de hechos, sobretodo de la conformación de las vanguardias en el seno del proceso de consolidación del capitalismo y el desarrollo de los planteamientos del Movimiento Moderno dentro la Ideología del Plan; este último apartado será, realidad el aporte crítico de Tafuri. Desde su punto de vista la crisis del Movimiento Moderno no es tal. La doctrina clásica de la historia de la arquitectura señala que la crisis del movimiento moderno se inicia en la década de los treinta con el entrenamiento de los facismos en Europa y la consolidación del Stalinismo en la URSS. Para Tafuri en realidad lo que existe es un pacto entre las vanguardias, las cuales traicionan sus planteamientos formales, para acomodarse explícitamente a aquello que, desde un principio, defienden; las teorías keynesianas de la economía.


Resulta lógico hacer esta lectura si tenemos en cuenta que, a partir del crack del 29, se comienza a producir un nuevo reacomodo internacional del capital, con la finalidad de dejar atrás las contradicciones iniciales del capitalismo, principales causantes de los sucesos del 29 y que amenazaban con derrumbar el modelo. Siendo el planteamiento de Tafuri el que la arquitectura, como construcción social, es expresión de los modos de producción y las relaciones de producción, es evidente que de producirse un reacomodo en la organización del capital esto suponga una modificación en la arquitectura. Pese a que puede parecer un agente externo el análisis histórico, pero éste obedece a la visión del materialismo dialéctico y/o materialismo histórico, finalmente, la visión marxista de Tafuri. Por lo tanto la arquitectura, entendida como disciplina, y sus objetos, los edificios y la ciudad por defecto, no pueden escapar de la organización económica de la vida. Ni son autónomos por sí mismos, hasta el más mínimo detalle es determinado por este tipo de relaciones. En base a este razonamiento Tafuri llega a poner en evidencia la crisis que vive, al momento de escribir su libro, la función ideológica de la arquitectura, es decir, su capacidad de significar y producir modificaciones en el orden establecido por parte de los objetos producidos (edificios) y sus conjuntos (ciudades). Es así que el estancamiento que se hace evidente en los años 60’s sólo puede ser superado, según Tafuri, desde espacios que se consideran externos a la arquitectura, principalmente por medio del activismo político del arquitecto, que debe entender su papel dentro de la sociedad.

Dialéctica de lo Negativo en las Épocas de la Metrópoli Análisis de la obra

El trabajo de Cacciari se basa en la lectura de dos pensadores, Simmel y Benjamín, que en sus escritos sobre la Metrópoli abarcan el período que comprende el surgimiento, auge y comienzo de la caída de las vanguardias, por lo tanto define, de alguna forma, el entorno en el cual se desarrollan, visto desde la perspectiva de pensadores o sociólogos y no arquitectos, haciendo los enlaces necesarios para generar el vínculo necesario con las vanguardias. La estructura del ensayo es relativamente sencilla, ya que abarca bastos espacios, es así que se divide en: ·

Metrópolis


·

Pensamiento Negativo y Representación Artística

·

Ensayo y Tragedia

·

Apéndice Acerca de la Sociología Alemana de la Ciudad entre 1800 y 1900

Metrópolis Desde la lectura, que hace Cacciari, de Simmel la Metrópolis es concebida como un producto del pensamiento, particularmente del pensamiento negativo encarnado por éste. Esto se ve expresado, de forma particular, en los procesos de racionalización del trabajo, de la organización de los medios de producción. En esta línea es que aparecen argumentos como la formación del Espíritu (Geist) de la Metrópoli, que no es otra cosa que la formulación conceptual de la alienación del individuo en pro de la masa anónima. Este concepto se ve complementado y reforzado por el de Vida Nerviosa, que no es otra cosa sino la reducción del tipo de vida metropolitano a un concepto. Una vida, precisamente, tipo en concordancia con el planteamiento de Tafuri de la reducción racional del discurso ideológico de la Ilustración al dominio aparente de la forma. Esta contradicción aparente entre contenido vs. contenedor no es más que la confirmación del planteamiento de Tafuri: el proceso de ideologización capitalista supone la mediación con conceptos anacrónicos aparentemente antagónicos. Es por ello que persisten modelos y valores feudales en un sistema que supuestamente está llamado a destruirlos. Por otra parte hace el señalamiento sobre el asunto del Intelecto, concepto que usa, de alguna manera, para referirse a las construcciones en el campo de las ideas que se hacen en el marco de la formación de la Metrópoli. Llega a señalar

“El sistema de este Intelecto, su formación histórica, es la economía de mercado” De esta forma, Cacciari, nos lleva de la mano al razonamiento central de su ensayo, se trata de la persistencia, en una relación dialéctica, de los valores individualistas y los colectivos en el nuevo sistema capitalista. Esto último determina el establecimiento de una serie de relaciones de explotación entre los dominantes y los dominados, entre aquellos conscientes de su capacidad de dominar la masa mediante la alienación individualizante y aquellos en los que persiste el sentido de comunidad, que no ha podido ser vencido por el Intelecto fruto de las relaciones económicas, del pensamiento negativo. Pensamiento Negativo y Representación Artística


Cacciari toma en este apartado el asunto de la ética burguesa y las implicaciones de la misma en el desarrollo de las formas artísticas que han de representarla. Para ellos parte del razonamiento de Kant que asevera que la razón práctica es inseparable de la razón teorética, es decir, simple relación dialéctica desde el punto de vista marxista, no se puede separar el pensar del hacer. Según Cacciari el arte burgués intenta anular esta situación dado que pretende ubicar en un mundo aparte del pensamiento la práctica. Es así que se va dibujando una línea, falsa, de separación entre las implicaciones del artista/obra sobre la realidad objetiva de su entorno. La explicación para esto lo encontramos en lo que llama Ego Burgués, que es la formulación teórica que hace para designar la serie de valores individualistas del hombre/artista burgués, aquellos que llegaron a afirmar que el compromiso más importante de cada quien es consigo mismo, como expresión de la alienación del individuo de su entorno, en un falso reconocimiento individual, puesto que esta actitud favorece, paradójicamente, a la conformación de una masa anónima, tal como se ha argumentado en el apartado anterior. Esto es lo que él llama Diferencia, es decir, la definición de algo en tanto que no se reconoce en otras cosas, vale decir: yo soy yo en tanto no soy tú. Ensayo y Tragedia En este apartado vuelve a aparecer un asunto que ha estado presente en todos los argumentos desde el inicio, la, aparente, contradicción entre contenido y forma, expresada en las contradicciones naturalismo/racionalismo o vida/significado, por ejemplo. Valga acotar que estas formulaciones son producto directo de una forma de razonar basada en la búsqueda de relaciones dialécticas. En este caso se centra en la contradicción vida/significado, otorgándole el valor de continente al concepto de vida, entendido como conjunto de costumbres, y el de contenido a significado, entendido como el valor o función ideológica que subyace en los actos realizados, es decir, el contenido ético. Es así que apunta sus cañones en contra de la no correspondencia entre el ser y el deber ser en los modos de vida burgueses, por tanto en sus expresiones artísticas, que están condicionadas de forma similar a las expresiones industriales. Aborda la cuestión de la síntesis que Simmel intenta realizar en pos de resolver estas diferencias y lograr superar el problema. De esta forma va haciendo evidente que, según las propias reglas de su pensamiento, no es posible reducir a simple forma (contenedor) el significado (contenido) de los rasgos de la vida cotidiana. Para ello utiliza dos formas literarias el Ensayo y la Tragedia. Casi no reviste interés, desde el punto de vista arquitectónico, la discusión formal de estos tipos literarios, más que lo ya mencionado. Primero la reducción del contenido ideológico del proyecto de la Ilustración a la elaboración de tipos,


entendidos éstos como construcciones racionales de la síntesis de problemas/soluciones; segundo la contradicción evidente entre los contenidos y las formas. Apéndice Acerca de la Sociología Alemana de la Ciudad entre 1800 y 1900 Como el nombre del mismo señala, este apartado no tiene sino una relevancia ilustrativa sobre las condiciones particulares en las que se desarrolla la sociología alemana durante el período de trabajo de Simmel. En este apartado no se formularán sentencias que ya antes no se hayan presentado, en forma, de razonamientos en los apartados anteriores. Sobretodo se profundiza sobre el hecho de la visión de la Metrópoli como una construcción racionalizada, producto de la ética dominante y sus contradicciones.

Yuan Lin Center La lógica esquizofrénica de la reproducción del capital

Encontrar casos de estudio para aplicar el modelo expuesto por Tafuri, Cacciari y Dal Co no es difícil, ya que el predominio del sistema capitalista en la actualidad nos pone a disposición una muy variada gama de ejemplos. Pero si existe una tipología que pueda representar los valores del sistema capitalista, su ideología, es el Centro Comercial. Esto no debe ruborizar a nadie, cualquiera coincidirá en que el Centro Comercial es una máquina de consumir. Sus objetivos y diseños están regidos en mayor manera por las reglas del mercado que por los gustos estilísticos del arquitecto o cliente; o al menos eso es lo que creemos generalmente. En el caso de la ciudad de Mérida, recientemente, se ha producido una explosión comercial impresionante. Una ciudad donde los Centros Comerciales


han mantenido un pequeño tamaño promedio, donde la tipología comercial más extendida es la cuestionada de los Mini‐Centros Comerciales, se ha producido una explosión donde se lleva adelante un conjunto de proyectos comerciales, de los cuales destacan cuatro grandes centros comerciales, es decir, el equivalente al número construido en los veinte o treinta años previos en la ciudad. Hemos escogido como caso de estudio el Yuan Lin Center ya que pone de manifiesto unas características muy particulares, pues en forma aparente lleva la contraria a las leyes del mercado, pero, paradójicamente, ha sido expresión de la dominación económica sobre el plano político y social, tanto en su proceso de concepción como en el proceso de construcción. Nuestro análisis se basará en el desarrollo de dos líneas de trabajo. La primera versará sobre un análisis de las lecturas del objeto entendido como un ente autónomo que recoge o materializa una serie de dinámicas. La segunda línea se centrará en el desarrollo de una serie de entrevistas con los personajes directamente implicados en el proyecto, a saber: promotor, constructor y diseñador. La contraposición de estas dos líneas de trabajo supondrá el esclarecimiento de algunas de las lógicas internas del objeto, el cual, en apariencia, es producto de una lógica esquizoide, totalmente perturbada, pero que guarda la posibilidad de ser una lógica totalmente racional y coherente. Por razones ajenas a nuestra voluntad ha sido imposible contar con el tiempo suficiente para poder llevar adelante las entrevistas particulares a los individuos mezclados en el proyecto, por lo tanto, nos limitaremos a llevar adelante el análisis externo del edificio.

Objeto de Poder y Establecimiento Identitario Un icono para representar el surgimiento de un nuevo grupo de poder

Como ha sido visible en el análisis anterior de la obra de Tafuri, Cacciari y Dal Co, el asunto de la arquitectura escapa, con creces, al simple cambio estilístico o deseos y fantasías estéticas del proyecto. Normalmente a este enfoque se lo critica, con una gran carga despectiva, por sociologizante, sus defensores, por el contrario, insisten en que el producto de la arquitectura, es


decir, los edificios y la ciudad en su conjunto, son expresiones de una cultura, por lo tanto no pueden escapar a sus procesos y dinámicas, no son objetos autónomos. De esta forma llegamos a preguntarnos en primera instancia ¿por qué se construye este edificio? Y ¿quién decide su construcción? En base a estas dos preguntas comenzamos nuestros argumentos. En primer lugar hay que señalar, en tono de historia no oficial, que el edificio estaba en planes de construcción desde muchos años atrás, cuando el solar fue ocupado, inicialmente, por un restaurant que se había ubicado, de forma parcial, en el centro del mismo; aunque de ninguna manera el proyecto original era el que actualmente se ha construido, uno de los datos que cabe recoger en las entrevistas es, precisamente, las características del proyecto original. El proyecto fue creciendo parcialmente, en primer lugar se construyó el restaurant, a principios de la década de los noventa, luego de un cierto número de años, se construyó otra edificación a su lado, cuya función principal era la de supermercado y depósito de mercancías, aunque aparentemente también cumplía la función de residencia para un grupo de personas. Esta edificación se sitúa al extremo norte del solar. El conjunto lo completa el estacionamiento a nivel de suelo que se ubica en el extremo sur del solar. Hasta ahora el asunto parece ser, simplemente, el crecimiento progresivo de un edificio comercial que ocupa un solar de grandes dimensiones, pero el primer dato interesante en este asunto surge cuando verificamos la propiedad original del lote. Éste lote era propiedad de la Municipalidad y su destino original era la construcción de una Plaza, aparentemente en conmemoración del continente americano, hoy día es vestigio de esto la plazoleta Las Américas, en el extremo sur, donde se levanta una estatua de América, del artista Manuel de la Fuente. No disponemos de la información necesaria para determinar en qué fecha y por qué medio el lote pasa a manos privadas. Pero queda sentado el precedente de la relación entre los propietarios privados y la Municipalidad. Durante la recesión económica de los noventa hasta mediados del año 2005 no se llevaron a cabo remodelaciones significativas de los edificios. Pero coincidentemente con el auge de las relaciones de Venezuela con China y el repunte económico de los mercados nacionales, se comienza a llevar adelante un nuevo proyecto, el que hoy vemos parcialmente construido. Ahora, ¿quién construye? La respuesta no es fácil. A primera vista parece que la cosa simplemente se trata de un grupo de interés o poder chino asentado en la ciudad. Esto es cierto de forma parcial, en primer lugar porque el grupo de poder no es puro étnicamente hablando, en éste se ven mezclados grupos y familias locales, como los Moreno y Armand. Ciertamente el peso mayor lo lleva adelante la propia Yuan Lin, quien figura como la cara visible del grupo. La razón principal de construir este Centro Comercial, obviamente, es la de comerciar, es decir, explotar el suelo y obtener una mayor renta del mismo. Pero


de forma secundaria encontramos la intención de representarse a sí mismos en el contexto de la ciudad, transmitiendo un mensaje de poder y progreso. Este mensaje es claro en la imagen que el edificio maneja, sobretodo en la fachada que abre hacia la plazoleta.

El Cliente que quiere y el Arquitecto que ambiciona Ahora no sólo se ven representadas las ambiciones y deseos, entre otros, de sus promotores, sino que también juegan un papel importante sus diseñadores, la oficina 03 Arquitectos, la cual está dirigida por David Nieto y Leonardo Pietroniro, dos jóvenes arquitectos de la ciudad de Mérida. Estos arquitectos son una muestra evidente del empeño que un grupo de ambiciosos arquitectos por posarse en la escena de su entorno inmediato. El estudio es una mezcla de talento, en su momento fueron algunos de los estudiantes más reputados de la FAA, y de poder, ya que son miembros de algunas de las familias más influyentes de la ciudad, no sólo en lo económico, sino en lo político. Respecto de esto último hay un detalle que no se puede dejar escapar; el Arq. Leonardo Pietroniro, producto de la coyuntura política del momento logra obtener el cargo de Gerente Urbano del Municipio Libertador justo al momento de graduarse. Este cargo no sólo significa una gran responsabilidad, sino que implica un gran poder, ya que es el funcionario que tramita los permisos correspondientes para la construcción y remodelación de nuevas edificaciones. Durante la gestión del Arq. Pietroniro es que se tramitan los permisos correspondientes al Yuan Lin Center, así como muchos otros proyectos de 03 Arquitectos, lo que les permite convertirse en una de las oficinas más prolíficas de la ciudad para el momento, así como obtener una adecuada relevancia en el mercado. En otras palabras, logran una posición estratégica desde la cual proyectar su práctica profesional. Ésta posición estratégica consiste, básicamente, en la monopolización de los medios necesarios para obtener el aval institucional. Pero en la medida de una lógica esquizofrénica se trabaja desde la perspectiva de la aparente separación entre la oficina del Gerente Urbano y la oficina de arquitectura. Separación formal, pero imposible en la práctica. Puesto que el proyecto cuenta con los permisos correspondientes aún cuando viola las normas vigentes. Aunque cabe señalar que también las autoridades municipales actuales han dado curso a la obra, aún cuando se suponen de una orientación política distinta a la de la administración anterior y el Arq. Pietroniro ya no ocupa el cargo. Esto pone en evidencia la disociación que señalan los autores entre la forma y el contenido de la práctica arquitectónica, o por usar el término general, la arquitectura.


Obviamente el proyecto representa, para los arquitectos, una oportunidad única de darse a conocer a toda la ciudad, digamos que de alguna forma resulta ser el proyecto que todo arquitecto espera: la oportunidad de producir un objeto significativo en un ámbito determinado. Las dimensiones del proyecto y su ubicación así lo suponen. No sólo se trata de un Centro Comercial, ya de grandes dimensiones, sino que supone una intervención a la intersección más importante de la ciudad, la que enlaza el viaducto de la Calle 26 con las avenidas Las Américas y Los Próceres. Es decir, su función es la de un objeto icónico, que tiene garantizado su impacto sobre la ciudad y su imagen. Cabe preguntarse ¿cómo estaba planteado el edificio? ¿Cómo se llega a lo que hoy tenemos? La historia de esta edificación es sumamente compleja. Como ya hemos visto el mismo es producto de un largo proceso, iniciado, por lo menos en la construcción, en la década de los noventa, y que se prolonga hasta la actualidad, con un posible y significativo potencial de desarrollarse durante los años venideros. Hemos descrito, también, que el terreno había sido dividido en tres grandes zonas, cada una con una función específica. Esto se puede leer con toda claridad en el edificio hoy día, su imagen la componen tres elementos principales, aparentemente inconexos entre sí. La única novedad es el Supermercado, que atraviesa sigilosamente a todo lo largo el conjunto, pero sin que ello repercuta en la imagen exterior de la edificación. Inclusive la imagen de los elementos existentes con anterioridad persiste en el edificio que hoy conocemos. Según tenemos noticia, pero no podemos confirmar al momento, la intención original de los arquitectos era modificar por completo estas condiciones y proponer una nueva imagen más uniforme. He aquí el quid de todo este asunto, las aspiraciones de los arquitectos no coincidían con las del promotor. El edificio nuevo suponía la construcción de una estructura totalmente nueva en el extremo sur del lote, la cual debía albergar un estacionamiento subterráneo de varios niveles, el mayor reto desde el punto de vista técnico. También este bloque era el de mayor importancia desde el punto de vista de la imagen urbana de la edificación. Una vez concluidas las obras del estacionamiento subterráneo, la fase crítica, tanto los arquitectos como el constructor original son despedidos y sustituidos por otros más dóciles a los deseos del promotor, ya que habían surgido grandes diferencias por las modificaciones exigidas por el promotor. Es así que se aborda la construcción la forma que hoy conocemos, guiados por las disposiciones originales, pero desviadas totalmente en lo que se refiere a


imágenes y detalles, por lo tanto la tectónica del edificio y su imagen se ven totalmente alteradas. Hoy, cuando el edificio parcialmente terminado es inaugurado nos encontramos a la expectativa de lo que finalmente va a ser, ya que la total volatilidad del proceso de construcción queda en evidencia.

Conclusiones apresuradas Tal como hemos señalado al principio una parte fundamental de nuestro trabajo consiste en la realización de entrevistas directas a los sujetos implicados en el desarrollo de este proyecto, pero por razones de mayor fuerza esto no ha podido ser llevado a cabo en estos momentos. Tampoco hemos podido llevar a cabo un análisis exhaustivo de la obra, debido a la imposibilidad de contar con material de referencia adecuado. Esperamos que estas carencias se puedan resolver con el paso del tiempo, permitiendo el sano desarrollo de la estrategia que nos hemos trazado para llevar adelante este análisis. El Yuan Lin Center es una buena muestra de un proceso complejo, que visto desde afuera y sin el adecuado detenimiento aparece como una simple conjunción de elementos diversos, pero estos elementos poseen una coherencia, si bien no formal, sí desde el punto de vista ético, o al menos, desde el punto de vista operativo. Esperamos que con el avance del estudio del mismo proyecto podamos ir refinando nuestro análisis sobre el proyecto, de forma que podamos desarrollar elementos que nos permitan representar de una forma más sencilla los procesos de razonamiento que llevan a la construcción de esta edificación, poniendo en evidencia las contradicciones del mismo y los acierto a que hubiere lugar.



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