EL DESARROLLO DE LOS MNOS Y NUNAS

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EL DESARROLLO DE LOS NIÑOS Y NIÑAS DE 10 A 12 AÑOS La educación y el desarrollo escolar del preadolescente. Por BERNABÉ TIERNO y MONTSERRAT GIMÉNEZ La etapa que va de los 10 a los 12 años puede considerarse un paso intermedio entre la infancia y la adolescencia. Las diferencias entre los niños se van haciendo más evidentes, y es que construyen su propia identidad durante este período. En algunos chicos, este proceso los lleva a rebelarse contra los adultos, incluso por cosas sencillas que parecían totalmente asumidas. Además, empiezan a mostrar menos interés por las actividades en familia, al tiempo que sus compañeros se convierten en el punto de referencia más importante; prefieren estar con ellos y buscan su compañía fuera del hogar. También demuestran su interés y curiosidad por el estudio, aunque es fácil que se despisten. En ocasiones pueden realizar las tareas con pereza y desgana. A menudo se aprecia un desfase entre el desarrollo físico y el psicológico en los chicos de esta edad. Así, hay niños y niñas que han dado el estirón y casi parecen adultos, pero a los que les sigue gustando jugar al escondite o tirarse por los suelos como a los más pequeños. Para poder acompañar a los alumnos en su progreso debemos aceptar que el ritmo de desarrollo de cada niño es diferente.

EL DESARROLLO DEL PENSAMIENTO Entre los 10 y los 12 años el pensamiento de los niños progresa rápidamente. Los preadolescentes ya no se creen cualquier cosa, ahora necesitan explicaciones serias, basadas en hechos que puedan contrastar. Se encuentran en la última fase del período de las operaciones concretas, en la que su capacidad de razonar está limitada a lo tangible, a lo concreto. En este sentido, aumentan las preguntas para las que exigen explicaciones más detalladas que en años anteriores. Les interesa conocer el funcionamiento de las cosas, las causas que originan los cambios, las consecuencias de las transformaciones... * Un nuevo punto de vista De los 10 a los 12 años, la mente de los niños y niñas funciona más rápidamente gracias, sobre todo, al desarrollo de su memoria y de su capacidad de atención. Ahora pueden seleccionar la información más relevante y centrarse en ella, lo que les permite tener una visión global de las situaciones y resolver con mayor agilidad los problemas que se plantean. Por otro lado, han abandonado el egocentrismo de etapas anteriores. Cuando eran más pequeños pensaban que su punto de vista era el único. Poco a poco han ido entendiendo que existen otros planteamientos igualmente válidos y se han dado cuenta de que las


situaciones se pueden contemplar desde un punto de vista más global. Pensar de esta manera no influye únicamente en su aprendizaje; también les permite adoptar diferentes puntos de vista, comprender que existen otras opiniones distintas a las suyas, etc. * El período de las operaciones formales A los 12 años se inicia una nueva fase del pensamiento, la etapa de las operaciones formales. El pensamiento formal se caracteriza por la capacidad que adquieren los niños para generalizar y utilizar la abstracción. En otras palabras, su pensamiento permite que el aprendizaje se base en conceptos y símbolos; ya no necesita referentes concretos para entender lo que le rodea, por lo que puede asimilar mucho mejor los contenidos relacionados con las ciencias físicas y las matemáticas. Las características del pensamiento formal son las siguientes: • Lo real se concibe como un subconjunto de lo posible. El preadolescente se da cuenta de que su entorno cercano no es la única realidad, sino que hay otras diferentes. Esto le permite comprender contenidos abstractos. • Razonamiento hipotético­deductivo. El niño es capaz de elaborar hipótesis en torno a conceptos abstractos y operar sobre ellos: puede deducir lo que ocurrirá ante determinadas causas, sin necesidad de comprobarlo en la experiencia. • Carácter proposicional. Para expresar las hipótesis, los niños utilizan proposiciones, es decir, frases que les permiten establecer relaciones entre los datos de una manera lógica. *

La memoria

A medida que los niños y niñas crecen, aumenta su memoria. Este avance facilita que centren su atención en aquellos datos que consideran relevantes y, al mismo tiempo, que usen estrategias para organizar esos datos con el fin de memorizarlos mejor: aprenden a clasificar la información de acuerdo con determinadas categorías, y eso les permite almacenarla sin problemas. Pero, además, los niños se dan cuenta de que existen estrategias para aprender y que determinados recursos les funcionan mejor que otros. Hacia los 10 años, por ejemplo, saben que recordarán mejor la lección si parten de una lectura comprensiva y después expresan el contenido con sus propias palabras. Repetir las cosas como un loro ya no les sirve, porque saben que lo olvidarán en seguida. EL MUNDO DE LOS VALORES Hacia el final de los 10 años, los niños comienzan a cuestionar la autoridad. No les resulta sencillo ser responsables y necesitan dosis importantes de voluntad para superar


con éxito los retos que se plantean. Estos son los valores que debemos potenciar en ellos, con especial insistencia en que dejen atrás el principio del placer (hacer lo que les gusta) y tomen conciencia del principio del deber (hacer lo que es bueno y conveniente).

El respeto y la responsabilidad

Es fundamental hacerles ver que lo que no desean para sí mismos no deben desearlo para los demás. En este sentido, la labor de los educadores consiste en transmitir la idea de que todo ser humano, por el hecho de ser persona, merece respeto. Los padres y profesores deben ser, además, muy firmes y exigir autodisciplina a los niños y niñas. A los 12 años tienen que ser capaces de decir no a las tentaciones que les lleven a no ser responsables y a la debilidad de dejar para mañana lo que deben hacer hoy. •

La empatía

Empatía es la capacidad de ponernos en el lugar de los demás y de entender sus circunstancias. Es fundamental educar a los niños de 10 a 12 años en este sentido. Siempre que se presente la ocasión, padres y profesores deben procurar transmitir a los niños la importancia de ponernos en el lugar del otro, y la mejor forma de hacerlo es con el ejemplo. •

La tenacidad inteligente

La tenacidad es el valor que caracteriza a las personas que saben ponerse una meta y no parar hasta conseguirla, y es un valor que debemos primar en los alumnos. Decimos inteligente porque la tenacidad no puede derivar en tozudez. Si una alternativa no conduce a ninguna parte, lo inteligente consiste en buscar nuevos caminos.


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