COLEGIO DE EDUCACIÓN INFANTIL Y PRIMARIA
RAFAEL PÉREZ DEL ÁLAMO
Juntos construimos la paz 30 de enero de 2.014
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Juntos construimos la paz Cuando pensamos en la paz, lo primero que se nos ocurre es pensar en la ausencia de guerras y de violencia, pero la paz es mucho más que eso. La paz necesita de otros conceptos para entenderse en su totalidad. Conceptos como tolerancia, justicia, igualdad, solidaridad, responsabilidad… La paz se nutre de las buenas intenciones, del compromiso, del respeto… Estos conceptos, valores y actitudes están presentes en los textos que nuestros alumnos del C.P. Pérez del Álamo han redactado para poder elaborar con su gran esfuerzo este libro bajo el título “ Juntos construimos la paz”. Este pequeño proyecto es un motor que ha puesto en marcha intenciones y esfuerzos que han ayudado a realizar un trabajo en equipo que repercute en el bien común de toda nuestra comunidad educativa, consiguiendo de esta bonita manera lograr promover en los alumnos valores, actitudes y comportamientos pacíficos para lograr una mejor convivencia. Como coordinadora del Proyecto Escuela de Paz, agradecer la colaboración e implicación de todo el profesorado y alumnado de este centro, que gracias a ellos , este proyecto se ha podido llevar a cabo.
“O
caminamos todos juntos hacia la paz, o nunca la encontraremos.” ( Benjamín Franklin )
La
paz
Para mí, la paz es hacer cosas buenas, por ejemplo cuando damos amor a todos, cuando compartimos los juguetes con los amigos y con los niños que lo necesitan.
También hago la paz cuando ayudo a mi
mamá a hacer pasteles, cuando recogemos la casa. La paz se representa con una paloma blanca que lleva una rama de olivo en el pico.
Si estamos en Paz, no hacemos daño a los demás, pedimos las cosas por favor, damos las gracias y somos felices.
Ana María Robles Delgado 1º E.P.
La
paz
Vamos a celebrar el día de la PAZ. La paz significa que no debemos insultarnos, que no debemos pegarnos, que no haya guerras. La Paz es también tranquilidad que sienten las personas cuando están a gusto, satisfechas y tranquilas. Es maravilloso que todo el mundo se sienta en Paz y sea feliz, así las personas no tendrán ganas de guerras, los niños no puedan pegarse. El símbolo de la Paz es una paloma blanca con una ramita de olivo en el pico. En muchos lugares el día de la Paz sueltan palomas blancas, y ese y todos los días se evitan las peleas. A mí me gusta la Paz.
Inés María Pérez Ortega 1ºE.P.
La ayuda del Rey Hace mucho tiempo, pero que mucho tiempo, en los campos de Vietnan había un rey muy poderoso que sólo pensaba en él. Los niños jugaban y reían hasta que llegaba el rey y les decía : -¡Fuera de mi jardín niños insolentes! Hasta una vez mandó a una familia pobre a la cárcel por coger frutas de su jardín. Otra vez que el rey salió a luchar contra el rey de otra ciudad vio a un hombre herido que le decía : -¡ Por favor, ayúdeme! ¡Ayúdeme, por favor! Al rey se le partió el alma y declaró que la guerra había terminado. Y así acaba la historia del rey que sólo pensaba en él. Ángeles Morales Vergara 2º E.P.
Los dos reinos Hace mucho tiempo dos reinos estaban peleando porque decían que su reino era mejor. El hijo del rey llamado Ramón intentaba detener las guerras, pasaba los días y las noches intentando averiguar cómo detenerlos. Un día Ramón tuvo una idea. Le dijo a su padre que su reino era el mejor. Después, se disfrazó y le dijo al rey del otro reino que el suyo era el mejor. Ese día se firmó la PAZ.
Roberto Rosúa Montosa
2º E.P.
El día de la paz Hace mucho tiempo había una ciudad llamada Felicidad, toda la gente era feliz, hasta que un día vino un hombre, que era el jefe de la ciudad, hasta el alcalde no podía detenerlo. Quería que el día de la paz no existiera, toda la
gente
triste,
estaba
cada
día
muy más
tristes, al cabo de los días vino una niña, tenía 8 años y se llamaba Martina. Dijo: -¿Por qué no hay felicidad? - Peguntó. - Hay un hombre que es el más poderoso y nadie lo puede parar. -¡Yo si puedo! - Dijo la niña. Se enfrentó y pudo con él y a partir de ahora, ya nadie pedía detener este día, que se llama, el día de la paz. María Orellana García 3º E.P.
La guerra La guerra no puede seguir así, matando a personas, niños, ancianos y mujeres. Las guerras y los cañones no sirven para nada sólo para matar a personas pobres, a niños y a hombres. Los tanques tienen bolas gigantes y las bombas pueden matar miles de personas. Y yo no quiero que haya guerra que es un acto de asesinato, es cruel para las
personas
inocentes
que no han hecho nada.
Pero las personas que se han
hecho
daño
no
confían en la paz, por eso necesitamos que esas personas hagan el bien y también la paz. Antonio Quintana Leyva 3º E.P.
El mundo en paz Érase una vez un mundo donde la paz no existía. Un día, a una niña se le ocurrió una idea para que todo el mundo se enterara y se uniera para hacer el bien. Empezó una larga y laboriosa tarea: consistía en criar y cuidar palomas; y fueron tantas palomas, que cuando ya no entraban más en el palomar, empezó a soltarlas con un mensaje que decía: “soy la paloma de la paz, allá donde voy transmito la paz, armonía y felicidad”. Todas las palomas fueron a todos y cada uno de los rincones de todo el mundo.
Cuando las
gentes leyeron el mensaje, fueron concienciándose de que todos unidos
y haciendo el bien
existiría la paz, la armonía y la felicidad. Desde entonces, en ese mundo donde la paz no existía, gracias a la idea de esta niña y sus palomas, pudo transmitir su mensaje a todas las personas y, desde ese día, existe la paloma de la paz.
Natalia Cano Daza 4º E.P.
El mensaje del amor En un tiempo remoto, un país llamado Bulaceya, sintió el poder de la guerra. Los niños estaban aterrorizados con el ruido de los misiles al caer y al explotar.
Otros tuvieron que ser soldados de esta batalla.
Algunos tenían miedo del enemigo, pero un niño quería lo mejor para todos los ciudadanos. Se trataba de un muchacho joven, hábil y silencioso, Un día, entró en el ejército. Al tener experiencia en esto entró fácilmente en el terreno del enemigo. Encontró cañones, metralletas... a todas estas armas les quitó
la
pólvora
y
puso
papelitos diciendo: “¡Estamos en paz, seamos felices!” Al
siguiente
día,
el
enemigo en vez de lanzar bolas de cañones, lazó unos mensajes de amor. Un
amigo
del
joven
muchacho fue le primero en encontrar este precioso mensaje. Corriendo fue hacia el cuartel y se lo dio al capitán sargento, que es lo como lo llamaban. El sargento ordenó decir que mandaran un mensaje diciendo: “También estamos de acuerdo” ¡Viva la paz! Aquel día, el 30 de enero se dijo que sería el día de la paz.
José Antonio Maldonado García 4º E.P.
Un mundo perfecto Érase una vez, cerca de centro de la galaxia, existía un planeta muy pequeño llamado Troya. Era un planeta de color anaranjado y muy pequeño. Donde aquí había guerra allí había paz, donde aquí había soledad allí había compañerismo, donde aquí había contaminación allí reciclaban. En Troya todos los niños tenían una educación gratuita y no trabajaban. Allí nadie era esclavo de nadie. Todos eran iguales puesto que no había ni ricos ni pobres. Todos se respetaban, no había mentiras y todos tenían trabajo. Todos tenían casas puesto que no se la quitaban. El único problema que tenía el planeta Troya era su tamaño. Era una pena que el planeta Troya, que era un planeta a seguir, fuera tan pequeño. Un día uno de los científicos inventó un aparato para poder irse a un planeta el doble de mayor. Todos los habitantes se mudaron, así el planeta fue el mejor planeta de la galaxia. El nuevo planeta conservó el nombre del antiguo y todos los días eran el día de la paz. Lucía Moreno López 5º A E.P.
Vida nueva Había una vez, un niño llamado Max. Tenía once años, era alto para su edad, pelo rubio, ojos azules y de aspecto agradable pero le gustaba hacer cosas malas y burlarse de la gente. Un día, como siempre, le entregó a su paloma mensajera una carta que decía: “¡Feo, estás más gordo!”, para que la paloma la entregara a uno de sus compañeros que no le caía bien. Pero la paloma era tan buena e inteligente que no entregaba las cartas malas y antes de volver a casa de Max, tiraba las cartas al contenedor para parecer que las había entregado. Un día, cansada la pobre paloma de hacer siempre lo mismo y de fingir se escapó y voló muy lejos. Agotada de volar tanto, paró a descansar
cerca
de
unos olivos, pero al instante... ¡unos perros la perseguían! Voló tan apresuradamente que poco más y se traga una ramita de olivo. Desde ese día la paloma con su ramita de olivo en el pico, manda mensajes bonitos a la gente como este: “UNA PALABRA DICHA CON AMOR, SIEMPRE RINDE MUCHO MAS QUE DOS DICHAS CON RENCOR” Francisco Gámiz Pérez 5º A E.P.
Los pequeños diablos Había dos niños que se llamaban Julio y Daniel. Julio tenía el pelo marrón como sus ojos, era de estatura normal. Daniel tenía el pelo rubio y los ojos azules, él también era de estatura normal. Los dos eran muy buenos amigos y se portaban muy mal . Ellos se llevaban mal con sus amigos porque se metían con sus compañeros, se burlaban de ellos... Un día en clase, el maestro dijo que iba a hacer una excursión al Parque de las Ciencias el día 29 de enero. En el Parque de las Ciencias vieron muchas cosas: cohetes, experimentos... lo que más les gustó fue una máquina del futuro. Se escaparon de la fila, se montaron en la máquina del futuro y... los dos se querían ver en el futuro con tres años más de los que tenían.
Como los dos tenían 7 años se vieron con 10 años. Se vieron montarse en una especie de cohete en el Parque de las Ciencias. Cuando
salieron del cohete se pusieron a hacerles de todo y a ellos no les gustó nada. Cuando regresaron del futuro no se metieron con nadie. Como pasaron mucho tiempo en el futuro, la excursión ya iba a terminar. Al llegar a casa como era tarde se acostaron. Cuando por la mañana se levantaron y se prepararon para ir a la escuela no se portaron mal y les pidieron perdón a todos sus compañeros. Ese día se dieron cuenta que era el día de la Paz.
Teresa Alonso Rodríguez 5º B E.P.
La paloma misteriosa Érase una vez dos hermanas, Claudia y Sara. Claudia era la hermana pequeña y tenía 7 años. Era rubia, tenía los ojos azules, la nariz pequeña y la boca más
grande. Era de estatura normal e iba vestida con un pantalón corto oscuro y una camiseta con flores rojas. Era amable y le caía bien a todo el mundo, pero no le gustaba nada estudiar.
Sara, la hermana mayor, tenía 10 años. Tenía el pelo marrón clarito y los ojos
azul verdoso, la nariz pequeña y la boca mediana. Era muy alta e iba vestida con un precioso vestido rosa. Era muy amable, pero un poco tímida y, al contrario que a su hermana le gustaba mucho estudiar y sacaba las mejores notas de la clase.
Hoy, las hermanas volvían de clase peleándose porque Claudia quería irse a
jugar a la plaza del pueblo, mientras que Sara quería quedarse estudiando para el próximo examen. Pasaba el tiempo y todos los días se peleaban.
Al pasar un mes las hermanas volvieron de nuevo a casa peleando. Subieron a su dormitorio y, al abrir la puerta, encontraron una pequeña paloma blanca. -Hola- escucharon las niñas. -¿Quien nos habla? -Soy Sol, la paloma de la paz. -¡Ohhhhh!- exclamaron las niñas. -Vengo para deciros que os peleáis todos los días y que eso no puede ser. -¡Pero es ella! -No, eres tú la que empieza. -Que no.
-Que sí. Sin darse cuenta las niñas volvían a estar peleándose. -¡¡¡Parad!!!- dijo la paloma. -Por haber hecho esto os castigaré, mañana cada una despertará en una casa distinta, en una ciudad distinta y puede que hasta en un país distinto. -Vale, no nos importa. -Pues no os volveréis a ver hasta que una pida perdón, y si en un mes no os
habéis pedido perdón no volveréis a ser hermanas y quedaréis separadas para siempre.
Al día siguiente cada una despertó en una casa distinta. Las dos estaban muy contentas, pero cuando pasó una semana las niñas se empezaron a echar de menos y se pidieron perdón.
Al día siguiente, las niñas volvieron a despertar en su casa. Las dos estaban
muy contentas, cuando llegó la paloma y dijo:
-Se que os habéis echado de menos, por eso os voy a enseñar vuestro futuro. La paloma les enseñó que si hubieran seguido peleándose todo hubiera ido muy mal y que ahora que se llevan bien iban a ser felices para siempre. Después de eso no se volvieron a pelear nunca más. Pero la paloma salió volando y las niñas no pudieron saber cómo era ni de dónde venía.
Lourdes Pacheco Bravo 5º BE.P.
La niña Paz Érase una vez un pueblo perdido entre las montañas donde sus habitantes se trataban muy mal, y eran muy agresivos entre si. Siempre se estaba insultando; discutían por las cosas más tontas y claro, siempre surgían peleas y conflictos violentos. Las niñas y niños del lugar aprendían, desde muy pequeños, a pelearse porque estaban acostumbrados a ver a sus mayores hacer lo mismo con mucha frecuencia. Un día una niña llegó al pueblo. Se llamaba Paz, era la prima de Alberto, que venía a pasar las vacaciones de verano. Alberto tenía mucha ilusión en presentársela a sus amigos y amigas, pero no estaba muy seguro de lo que iba a ver su prima cuando comprobara lo maleducados que podrían llegar a ser. De todas formas tenía que arriesgar y la llevó al campo de fútbol donde estaba
disputando
un
partido. – ¡Hola chicos! ¿Qué hacéis? – Aquí, ¿y tú cuatro ojos?
Íbamos
a
comenzar el partido. – Ésta es mi prima Paz, ¿puede jugar? – Si sabe, claro que puede. ¿Te gusta el deporte?
– Sí, desde muy pequeña practico kárate. Soy cinturón negro pero también me gusta jugar al fútbol y otros deportes.
Cuando todos oyeron esto se quedaron muy sorprendidos y pensaron que deberían respetarla y no pasarse con ella. Comenzó el partido y todo transcurría como era habitual: insultos, chillidos, patadas... pero nadie se atrevía a decirle una palabra malsonante a Paz. De repente, el balón llegó a Paz y chutó con tanta fuerza que salió despedido tan alto que fue a parar al tejado de la casa de enfrente, con tan mal fortuna que pinchó. Lo chicos empezaron a insultarla pero ella no dijo nada, ni se movió. Cuando los chicos se estaban dando cuenta de lo que estaban haciendo huyeron asustados por temor a que ella se defendiera. Pero ella no reaccionó. Por la tarde, Paz se encontraba en su casa cuando sonó el timbre. ¡Qué sorpresa se llevó! ¡Era su primo Alberto con toda la pandilla! Venían a disculparse y querían volver a repetir el partido por el mal comportamiento de ellos. Después del partido, un chico le preguntó: – ¿Me permites que te haga un pregunta? – Sí, claro. – Sabemos que puedes defenderte muy bien, en cambio no nos hiciste nada cuando te insultamos, ¿por qué? – Si yo te traigo un regalo y no lo aceptas, ¿para quién es el regalo? – Sigue siendo tuyo, Paz – Pues igualmente con los insultos. Si tú no los aceptas y no haces ningún caso , no son par tí, sino para quién los dice.
Alejandro Romero Martín 6ºE.P.
La historia de tyler En una gran ciudad vivía Enzo, un niño de 10 años que tenía una vida muy confortable. Una de sus aficiones era leer todos los días las noticias, pero la mayoría eran bastante tristes. Poco a poco se dio cuenta de las injusticias y de las guerras que había en todo el mundo. Él pensaba que la culpa era de los políticos que no sabían gobernar, y también soñaba que cuando él fuese mayor iba a solucionar la guerra de Siria, los conflictos de Egipto y todos los problemas que había en su ciudad, en su país y en todo el mundo. Pero un día, como muchos otros, Enzo comenzó a ojear el periódico. Como siempre un montón de noticias tristes, peleas, robos y problemas en todas partes, pero que él no podía solucionar. De pronto, cerró el periódico y en la última página vio una noticia que le sorprendió.
Era la historia de Tyler J. Doohan, un niño de ocho años, que salvó a seis familiares de un incendio y al final murió para salvar a su tío. Aquella noticia le llamó tanto la atención que no dejo de pensar en ella. Enzo empezó a ver al pequeño Tyler como un gran héroe. La verdad es que no había pasado ninguna guerra, pero lo que había hecho era mucho más importante, porque había hecho todo lo que pudo. Así fue como Enzo entendió que la paz no es sólo tratar de evitar y solucionar las guerras, las paz está en manos de todos, aunque se tengan pocos años. Y a partir de aquel día dejó de soñar con hacerse mayor, porque entendió que la paz no empieza con la ausencia de guerras y conflictos, sino con la presencia de alegría, de esfuerzo, de compañerismo, de respeto, de diálogo, en fin con todas las cosas positivas que él podía dar en su familia, en su colegio y con sus amigos. Y el pequeño Enzo sabía que si todos aportaban un poquito de todo eso, la paz estaría más cerca para todo el mundo.
Pablo Gávez Ortigosa 6º E.P.