alandar Revista de información social y religiosa · www.alandar.org
Año XXVII - Nº 272. Noviembre 2010 - 2,50 euros
Foto. Krolian.
Generación encontrada
Iglesia, huelga y opción por los pobres n este país hay demasiada gente harta del deterioro progresivo -y parece que sin límitesque sufren, han sufrido y sufrirán las condiciones de trabajo. Digan lo que digan los medios de comunicación. Tras el ensayo que supuso la huelga general del 29-S, un aluvión de críticas destructivas cayeron sobra las espaldas de quienes la organizaron. Abrió
E
dan demasiadas voces que mantengan la llama viva respecto a la necesidad de perseverar en la protesta contra una Reforma Laboral que claramente precariza el empleo y abre una amplia puerta al despido casi (salvo unos flecos que terminarán recortándose) libre. Y en todo este guirigay ¿qué papel desempeña la Iglesia? Como de costumbre, excepto cuando se amenaza a la moral o
La respuesta es seguir luchando por un mundo en el que no haya ni pobres ni ricos. fuego el Gobierno y le siguió la oposición del PP. Prosiguieron los medios de comunicación que atacan al Gobierno del PSOE y alaban el cambio que trae Rajoy, y dieron la puntilla los medios que defienden a ultranza la gestión de Zapatero y auguran siete plagas para cuando la derecha gane las próximas elecciones y gobierne en este país. Las “conclusiones” se han quedado en “confusiones” y no que-
se toca su bolsillo, nuestros obispos han preferido mantener un ‘respetuoso’ silencio, por otro lado bien agradecido tanto por el Gobierno como por los empresarios. Sólo en una diócesis, la de Sevilla, hubo un pequeño desliz al publicar el boletín de la Pastoral Obrera un comunicado de apoyo a los sindicatos en la víspera del 29-S. Ipso facto el arzobispo Asenjo se retractó públicamente para que nadie se confundiera.
Pero no todo son malas noticias respecto al compromiso de la Iglesia con la precariedad que campa a sus antojos por el mundo laboral. En este número de alandar entrevistamos a Paco Porcar, un destacado militante de la HOAC, que no tiene reparo en lanzar frases tan contundentes como ésta: “se lleva muchos años en este país sometiendo la dignidad de los trabajadores a las exigencias del beneficio económico y por ese camino no es posible construir nada humano”. También surgen iniciativas dentro de la Iglesia que prefieren pasar de las palabras a los hechos. En vez de limitarse a criticar el desastroso panorama que asola España y que avoca al paro a un 40% de las y los jóvenes menores de 25 años, en Ciudad Real se ha creado el Fondo Diocesano por el Empleo, a instancias del obispo Antonio Algora, para financiar mediante microcréditos, con la aportación de los fieles de la diócesis, proyectos
de autoempleo y pequeñas empresas. Algo parecido han iniciado en una parroquia de Elda (Alicante), que ha impulsado la creación de una pequeña empresa que está dando empleo, preferentemente, a los parados de larga duración. La experiencia se inspira en quienes defienden que las empresas deberían primar su fin social frente al beneficio de sus propietarios. “Y ahora ¿qué?” es la pregunta que todos y todas nos hacemos. La coyuntura no cambia y los poderes establecidos se niegan a rectificar una política económica y laboral que favorece a los de siempre. La respuesta no es otra que seguir luchando por un ideal por el que Jesucristo dio su vida: un mundo en el que no haya ni pobres ni ricos y en el que reine la Justicia, el Amor y la Fraternidad. Por eso la Iglesia mostró, en el Vaticano II, en Puebla y en Medellín, su opción preferencial por los pobres.
Hace algunas semanas el director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn, advirtió de que el mundo corre el riesgo de ver “una generación perdida” con motivo de la crisis. Mucha gente entendió que sus palabras se referían a los millones de jóvenes desempleados. Parados antes de tener la ocasión de incorporarse al mundo del trabajo. Sin oportunidades, sin alternativas para alcanzar una vida independiente, sin posibilidad de acumular esa experiencia laboral que les facilitaría superar una entrevista de trabajo. Pero, según como se mire, esa generación perdida no sólo son estos jóvenes (pre)parados. La expresión acuñada por StraussKahn también puede referirse a las personas que, con más de cincuenta años, han perdido su puesto de trabajo en esta crisis. Hombres y mujeres que, pese a su experiencia, tendrán muy difícil reincorporarse al mercado laboral cuando pase la recesión. Una generación que, pese a tener competencias sumamente valiosas para la sociedad, quedará relegada al ámbito doméstico y familiar o, con “suerte”, a trabajos poco cualificados que no se corresponden con su trayectoria. El reto de la Iglesia y de las personas comprometidas está en salir al encuentro de ambas generaciones. Acompañarles en su búsqueda, generar alternativas, sumarse a las reivindicaciones de estos sectores de la población, que son ya los nuevos marginados de nuestra sociedad. La opción preferencial por los pobres toma así un rostro más cercano que nunca y, por ese mismo motivo, abre un nuevo camino para la solidaridad: en la familia, en el barrio, en la parroquia… La ayuda mutua, las redes de apoyo, las cadenas de favores, la acogida y la cooperación se convierten en elementos clave para superar la crisis, entre todos. Tenemos la oportunidad, como cristianos y cristianas, de darle la vuelta a estas generaciones perdidas y convertirlas en generaciones encontradas. Personas capaces de frenar en la desaforada carrera del consumo y el individualismo. Personas capaces de salir al encuentro del otro y tenderle una mano para salir adelante. La crisis es una oportunidad y no, no es una simple utopía.
En este número... 30º Aniversario de los Congresos de Teología
Los monjes de Tibhirine: Hombres y dioses
Conversaciones en el Foro GOGOA. Garbiñe Biurrun.
alandar ofrece un panorama de la teología en España en las tres últimas décadas, con una entrevista al presidente de la Asociación de Teólogos y Teólogas Juan XXIII, Federico Pastor-Ramos.
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A orillas del Zambeze con Germán Fresán
Entrevista a Manuel Tapial y Laura Arau
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