Alandar nº 285 - febrero 2012

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alandar Revista de información social y religiosa · www.alandar.org

Año XXIX - Nº 285. Febrero 2012 - 2,50 euros

Casa común Cuando, en el consejo de redacción de alandar, surgió la idea de tratar como tema de portada la inmigración -las personas que se juegan la vida por venir a nuestro país a buscar una vida mejor y las personas que se juegan la vida por ayudarles-, muy rápido pasó de ser solo un tema para tres páginas de la revista a ocupar, de manera transversal, prácticamente todas las secciones de alandar este mes. La crisis nos afecta a todos y todas en alguna medida, pero tiene efectos mucho más graves en estas personas que han emprendido una migración, que han cambiado radicalmente los esquemas de su vida para luchar por un futuro más digno, tanto para ellas mismas como para sus familias. Llegaron a nuestras costas o a nuestros aeropuertos huyendo del hambre y de las escasas posibilidades de vida en sus países de origen, en algunos casos huyendo del fantasma de la violencia o dejando a sus familias en campos de refugiados. Ahora, con la crisis, están perdiendo sus trabajos, están sufriendo mayor explotación, están teniendo que emprender el camino de regreso o se ven en una situación sin salida al no poder regresar ni tener medios para seguir viviendo aquí. Manifestación organizada por la Comisión de Ayuda al Refugiado (CEAR) y el Movimiento 15M con motivo del Día de las Personas Migrantes.

Foto. EFE

Se la juegan spaña tiene algo más de 47 millones habitantes. Una ciudadanía que se enfrenta en 2012 a una de las crisis más graves de nuestra historia: desempleo, subidas

E

mayor incertidumbre y una carga mayor. Los estados de opinión contra la población inmigrante dentro de las fronteras europeas han llegado a España de la mano de la crisis. La

Uno de los casos más sangrantes es la situación en los Centros de Internamiento de Extranjeros, guantánamos en nuestro propio país de impuestos, recortes sociales, falta de inversión, un futuro incierto para la mayoría… Y, entre toda esa gente, hay un grupo de población, el de las personas extranjeras que residen en nuestro país, que afrontan esta crisis con

concepción de inmigrantes como mano de obra de usar y tirar empieza a calar en las conciencias de muchos españoles y españolas que, después de haberse beneficiado de la riqueza que nos ha reportado el trabajo inmigrante,

reclaman ahora nichos laborales que antes no querían ocupar y que consideran suyos por derecho. Este caldo de cultivo para la intolerancia y el racismo está, además, siendo calentado a fuego lento por quienes defienden una “España para los españoles”. A esto se une el endurecimiento que ejercen los diferentes gobiernos en la aplicación de la Ley de Extranjería. Unos hechos que están siendo denunciados permanentemente por asociaciones de defensa de los derechos humanos. Uno de los casos más sangrantes es la situación en los CIE (Centros de Interna-

miento de Extranjeros), “guantánamos” en nuestro país en los que ya han muerto varios seres humanos. Frente a este contexto tan complejo hay quienes (de ellos y ellas hablamos en este número de alandar) “se la juegan” a diario por defender a personas que, por el hecho de nacer, son tan hijos o hijas de Dios como cualquiera. Gracias a su empeño, desde el esfuerzo individual o colectivo, podemos soñar que algún día se deje de hablar de inmigrantes para empezar a hacerlo de ciudadanos y ciudadanas españolas de pleno derecho, sin importar dónde nacieron.

Sin embargo, las personas migrantes ya no son un rostro que veamos tanto en los medios. La recesión aumenta nuestro egocentrismo -nuestro egoísmo quizá- y sale ese impulso primario de “primero los de aquí”. No nos damos cuenta de que “los de aquí” son también ellos y ellas: personas que llevan en España cinco, diez, veinte años. Personas que tienen la nacionalidad española o que no la han podido conseguir por problemas burocráticos pero que reúnen los requisitos para ello. Personas que han montado negocios, que han asumido el cuidado de nuestros mayores y nuestros pequeños, que están cotizando en nuestra Seguridad Social. Personas que, cuando se les pregunta de dónde son podrían responder aquello que decía la madre de Joan Manuel Serrat: “Yo soy de donde comen mis hijos”. Habitantes del mundo como casa compartida, lo que sucede en un lugar afecta al otro extremo del planeta. Lo que enfrentan ellos y ellas tiene consecuencias directas sobre nuestras vidas, aunque el poder quiera hacernos ver lo contrario. No podemos buscar la solución a la crisis sin tener en cuenta la realidad de estas personas, que en su día emprendieron la aventura migratoria y que ahora son parte de nuestra sociedad, de pleno derecho.

En este número... Conversaciones en el Foro Gogoa con José Manuel Vidal

Enseñar español a inmigrantes

Página 6

Página 14

Entrevistamos a la benedictina Regina Governa, que lleva 57 años de vida conventual.

Indígenas y cambio climático: víctimas por partida doble

Entrevista a Gonzalo Fanjul

Página 8

Página 19

Página 24

“Estamos en una sociedad patriarcal que nos está usurpando nuestros puestos”


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