alandar nº 277 - abril 2011

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alandar Revista de información social y religiosa · www.alandar.org

Año XXVIII - Nº 277. Abril 2011 - 2,50 euros

De barro

Varias plataformas ciudadanas se han echado a la calle para protestar.

Foto: Jaume d’Urgell

El escándalo de la vivienda rar para otro lado. La triste realidad enfrenta a mucha gente con la única opción de hipotecarse de por vida, invertir en su pago más del 60% de sus ingresos mensuales y rogar que no se queden sin trabajo. En ese caso, cuando una persona no puede asumir el pago de su hipoteca, la ley española habiliEl derecho a una vivienda digna y adecuada ta al banco a quedarestá protegido por la Constitución. se con la nadie reacciona y lucha para casa, sacarla a subasta por un cambiarlas. Y, sin embargo, se le 50% del valor que se fijó en la ha olvidado una de las que más escritura y, si nadie puja, quedarnos preocupa: el problema de la se con la casa. Luego descuenta vivienda, que se ha convertido esa cantidad de la deuda y el en los últimos años en un escán- resto queda pendiente de pago. Así, el ciudadano no sólo pierde dalo de grandes dimensiones. El alto precio que alcanzan su casa, sino que también queda los pisos hoy en día se une al alto arruinado de por vida. Esta práctica, a la que se denúmero de casas desocupadas que no se sacan al mercado. Es- nomina “ejecución de la hipotetos dos asuntos conforman un ca”, según un informe publicado escenario dantesco ante el que por la UGT a finales de 2010, afecnuestros políticos prefieren mi- ta en España a un millón de person un artículo que ha circulado como un huracán por Internet y que se titula ¿Somos idiotas?, el escritor y periodista Arturo Pérez-Reverte relata una larga lista de injusticias que sufrimos en silencio en este país, al tiempo que se lamenta porque

E

nas. En este número de alandar contamos que hay gente -como Pepe Tornell, cura murciano que, desde su militancia en la HOAC, se ha puesto claramente del lado de los que sufren- que se ha empeñado en defender a las familias víctimas de desahucios. Y todo esto pasa ante el tedio y el silencio de la mayoría de la población. Solo algunas plataformas sociales, integradas por unos pocos cientos de personas, se han tirado a la calle para exigir al Gobierno que modifique la ley y que permita la “dación (de la vivienda) en pago”, tal y como sucede en EEUU y gran parte de los países de la UE. Una propuesta llevada por los grupos políticos de izquierda al Parlamento fue rechazada con los votos en contra del PSOE y PP y la abstención de los nacionalistas, menos Iniciativa per Catalunya Verds (ICV). Otra vez el lobby de los bancos consiguió cambiar el voto de los

partidos mayoritarios para conseguir que no se les toquen unos privilegios que vulneran claramente el artículo 47 de la Constitución Española, aquel en el que se dice que “Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada”. Solo un par de buenas noticias en medio de este terrible escándalo en el que se ha convertido el acceso a una vivienda digna. Ya se han promovido leyes, en el Parlamento catalán y vasco que penalizan a los propietarios de viviendas vacías que se lucren especulando. Y no han tardado en salir a la palestra voces, las de los promotores de vivienda, que denuncian que estas normas “atentan contra la propiedad privada”. ¿Hay algo peor, en este pobre país, que atentar contra la sacrosanta propiedad privada? Pues sí: impedir que se cumpla el sueño de cualquier joven de acceder a una vivienda digna y a un precio asequible.

Hace ya casi dos décadas, Francis Fukuyama decretó que había llegado “el fin de la historia”. Los años, el planeta y, sobre todo, los seres humanos nos hemos encargado de demostrarle a aquel pseudo-profeta del capitalismo que quedaba larga historia por transcurrir. Las últimas semanas son buena prueba de ello: el terremoto en Japón, las revueltas en cascada en el Magreb y, muy especialmente, el conflicto libio confirman, una vez más, que al mundo le quedan muchas vueltas por dar. Los acontecimientos nos han demostrado de nuevo nuestra fragilidad. Humanos y humanas, hechos todos de la misma pasta: el barro de la Tierra. Quienes parecen invencibles, amparados por la técnica, el poder y el capital, muestran una debilidad que no es sino el fruto de la codicia, de nuestro afán por consumir más energía, más petróleo, más recursos. No escuchamos las voces de personas que alertan sobre los peligros de nuestro modelo de consumo y nos echamos las manos a la cabeza cuando dicho modelo está en peligro. Sin gasolina para nuestros coches, sin electricidad para nuestros iPhones, nos sentimos indefensos y pataleamos. Y bombardeamos a los que antes apoyábamos. Pero frágiles, como vasijas de arcilla, son también esas personas que luchan, trabajan y se comprometen día a día para acabar con estos modelos insostenibles. Lámparas de barro y aceite, como las del Evangelio, en las que se enciende una luz que parece pequeña -apenas una manifestación, un tuit, una recogida de firmas virtual, un apagón colectivo, una performance-, pero que se enciende y transforma. La solidaridad mutua y las redes entre los seres humanos hacen posible que salgamos adelante de terremotos y bombardeos. En Egipto, en Japón, en Libia, en Gaza, en Ceuta o en Aluche, la historia muestra de forma patente nuestra debilidad cada día, pero también la fortaleza que nace de esa debilidad en muchas mujeres y hombres. Portadores de esperanza, como diría Roger de Taizé. Portadores de sueños, como lo llamaría la escritora nicaragüense Gioconda Belli. Portadores del mensaje del Reino, como predicó Jesús. Como ánforas de barro: frágiles pero capaces de alumbrar.

En este número... La violencia de los símbolos

Entrevista a Díaz-Salazar

Página 3

Página 15

El MOCEOP ha presentado un libro en el que se narran las historias de 23 sacerdotes, sus esposas y su opción por el amor.

Crónica del Foro Social Mundial de Dakar

Entrevista a Lucía Ramón

Página 6

Página 20

Página 24

Fe, ternura y sacerdocio


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