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alandar Revista de información social y religiosa · www.alandar.org
Año XXVIII - Nº 281. Octubre 2011 - 2,50 euros
Salimos
Parecía que las cosas no iban a ponerse peor, había quien hablaba de brotes verdes, con esperanza. Pero empieza el otoño y la realidad económica, política o social nos hace pensar que todavía queda recesión, que todavía pueden empeorar más las cosas. Una vez pasadas las elecciones municipales y autonómicas llegan los recortes que afectan, para empezar el curso, a los pilares del estado del bienestar: educación, salud y gastos sociales. Se caen las prestaciones, como caen las hojas y los ánimos. Para muchas personas cada vez es más difícil llegar a fin de mes. Madrid y muchas ciudades en toda España son el escenario de manifestaciones casi diarias.
Foto: Arriba las que luchan.
Tras la indignación ha llegado el tiempo de actuar.
Indignación esperanzada = compromiso
N
ecesitamos un motor para el cambio. El hastío que provoca un mundo injusto descubre una vía de escape en la indignación de mucha gente que ya no está dispuesta a seguir siendo espectador inane de la infamia que nos circunda. ‘Tu indiferencia te hace cómplice’, rezaba el lema de una de las me-
ra hacer tambalearse los cimientos del sistema político y social español. También ha servido de piedra de toque para quienes entienden que la Iglesia no puede ni debe vivir de espaldas al mundo. Aunque parezca un anacronismo, a menudo los gestos y los discursos que brotan de los púlpitos, mantienen un alejamiento autista de la realidad que circunda
Se alza, y cada día con más fuerza moral, una Iglesia pendiente de los pobres, de los preferidos del Señor. jores campañas de sensibilización que lanzó Manos Unidas en los años 90. Y cuánta razón tenía. Sin embargo, desde el 15 de mayo, un movimiento espontáneo ha surgido de la rabia de una sociedad harta de tragar para demostrar que todavía hay mucha gente dispuesta a comprometerse en transformar este planeta un lugar más habitable. La corriente de aire fresco que se levantó en la Puerta del Sol, no solo ha ejercido de tornado pa-
la vida de las personas. Así hemos podido comprobar cómo en medio de un periodo de estrecheces económicas generalizadas, la visita de Benedicto XVI a Madrid ha venido rodeada de un desproporcionado boato y despilfarro de dinero público. Frente a un Jesús que elige la austeridad de un burro y la desprotección del humilde para entrar en Jerusalén, el papa aterrizó en la capital de España precedido
por un despliegue escandaloso de lujo y medidas de seguridad, para encontrarse con cientos de miles de jóvenes venidos de todo el mundo. Las valoraciones sobre la JMJ (Jornada Mundial de la Juventud) son tan diversas y respetables como opiniones existen. Y eso sin duda enriquece el debate. No obstante, lo que nadie puede negar es el contraste cruel que provoca la parafernalia con la que se ha organizado este acontecimiento y su coincidencia en el tiempo con una de las crisis alimenticias más mortíferas que recuerda el tiempo reciente. ¿Podría, Benedicto, haber destinado parte del presupuesto de la JMJ a salvar vidas humanas en el Cuerno de África? Esta pregunta puede ser tomada como un ataque a la visita pastoral del Santo Pontífice, cuando en realidad no deja de plantear la paradoja permanente en la que se mueve la Iglesia católica. Muchos creyentes nos preguntamos dónde está el vínculo entre este
modelo eclesial que cifra el éxito de su labor en acontecimientos pantagruélicos y en el número de fieles que se reúnen, y el mensaje evangélico de un Jesús de Nazaret nació, vivió y murió en soledad o, en el mejor de los casos, acompañado por unos pocos Frente al ‘Benedicto superstar’ se alza, cada día con más fuerza moral, una Iglesia pendiente de los pobres, de los preferidos del Señor. Para saber de dónde viene su indignación, cuál es la fuente de su esperanza y con qué causas se comprometen, hemos entrevistado a personas, comprometidas activamente en colectivos y congregaciones que están fuera de cualquier duda en cuanto a su entrega en la tarea de construir el Reino. Jamás ocuparán la portada de un periódico, ni abrirán un informativo en TV. Pero la energía que les impulsa, según cuentan, se parece bastante a la locura evangélica que contagiaba a ese Jesús en el que creemos.
Y mientras tanto, crece la demagogia, la manipulación del lenguaje, la instrumentalización de unos y otros de cara a las segundas elecciones del año. Nos las pronostican como un mal telefilme, donde todo el mundo sabe de antemano cuál va a ser el final. Convierten así a la ciudadanía en mera audiencia, receptora pasiva que parece que no tiene otra opción que “tragarse” la programación (léase: reformas, recortes, impuestos, resultados…) que le imponen. “Las crisis financieras tienen una manera curiosa de conseguir que las reformas radicales parezcan razonables”, dicen los economistas Nouriel Roubini y Stephen Mihm, autores de un libro con el interpelante título ¿Cómo salimos de ésta?. Cómo salir globalmente y también en lo personal, esa es la pregunta que nos hacemos mucha gente en nuestro día a día. También se hace este cuestionamiento la plataforma ¿Quién debe a quién?, que a principios de este mes celebra unas jornadas tituladas ¿Y si no pagamos? Vivir en deudocracia, por un final diferente para este cuento. Un final diferente para este cuento de la crisis. Una continuación diferente para esta historia, que es la Historia de la Humanidad. Soluciones creativas. No ir por los caminos ya recorridos sino buscar otros alternativos, construir nuevas vías. En eso, no hay duda de que también tenemos un papel crucial como cristianos y cristianas. Para aportar nuestra creatividad pero, sobre todo, para exigir que esas soluciones respeten los derechos humanos, que tengan en cuenta a quienes más sufren, a las personas excluidas de nuestra sociedad. Y no al contrario.
En este número... Navegar solas pero juntas
Foro Gogoa: Entrevista a Guillermo Múgica
Cuarenta años acogiendo en familia
Del 24 al 28 de agosto se celebró en Salamanca el XIV Congreso Internacional la Asociación Europea de Mujeres Para la Investigación Teológica al que asistieron más de 200 mujeres.
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El cambio climático empuja las migraciones
Adiós, Julio
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