Rounaexpress2007

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uando un acontecimiento está desprovisto de conexiones con ese interminable tiempo de espera entre sanroques, no es extraño que pase desapercibido para los lectores en diagonal de la ONG Interpenas, mientras que los peñistas sin puestos de responsabilidad, o sea, irresponsables, lo califiquemos de extraordinario, como ha sucedido con este Rouna Exprés © 2007 al madurar fuera de temporada, ya que La Redacción se ha visto obligada a mirarse a los ojos sin haber escuchado previamente la melodía de seducción de La Vaquilla. Por cuestiones financieras (léase subvención), no porque el cambio climático haya disparado ninguna alarma, esta vez han sido los bomberos encapuchados y la limonada de la Semana Santa bilbilitana quienes nos han soltado anticipadamente la pinza que deja fluir el turbinio.

[Queremos agradecer desde aquí el apoyo incondicional recibido desde La Komarca, sin personalizar, no sea que nos acusen de tomar partido en contra o a favor de, aunque esto se esté escribiendo con anterioridad a las Elecciones Municipales (más o menos cuando La Pantoja entró en el talego), y no vea la luz hasta después de que haya sido elegido el nuevo alcalde/alcaldesa]. Teniendo en cuenta los vicios (demasiado apetito de una cosa que incita a usar de ella

con exceso) y adicciones (apego malsano a algo, sin lo cual se es incapaz de funcionar) a las que estamos expuestos, adelantar el botellón de referencia ha implicado tener que contactar con nuestro psicoterapeuta de cabecera, para que nos suministrara una vacuna preventiva de esas endorfinas que, normalmente, nos auto recetamos durante los cursos de descorche en la escuela de calor. Habrán sido las lluvias propias de la primavera, el cambio en la cosecha de burbujas, la falta de un líder carismático o que haya terminado la serie Friends, pero el caso es que esta vez las reuniones de los colaboradores necesarios, no se han caracterizado por ningún tenso enfrentamiento miembros versus miembras sobre la numeración de las páginas. Ni siquiera se ha vacilado en la operación Portada (y el polígrafo dice que…, dice la verdad). Sí, llegó la hora de la verdad, de enfrentarse al resumen final, para este think-tank donde triunfan las distancias cortas, y eso creo que ha pesado en el ambiente como el agujero de los donuts. Decir adiós a tantas cosas casi da pereza, por eso con la calculada ambigüedad que nos caracteriza, equidistante entre brillos de inteligencia y destellos de vulgaridad, adelantamos al 2006 la despedida con los históricos, con el “pasico corto, paticas anchas”, con el Día de la Marmota y con las naves en llamas más allá de Orión. Era muy difícil sustraerse al peso simbólico de las cifras por el respeto que le tenemos a nuestros lectores y nos parecía tan poco como un pelo conejo limitarnos a editar en soporte digital los 24 números distribuidos, tendiendo en cuenta que el primero fue el 0 y el 10 salió repetido. Necesitábamos pues una excusa para justificar que el cd recopilatorio fuera acompañado de un vigésimo quinto anuario en soporte papel, más escueto eso sí, para no contribuir a la crisis financiera en la que parece anda metida esta Peña Rouna de nuestros amores.

Aprovechando

que también en 1982 se estrenó Blade Runner, esa mítica película de ciencia ficción tantas veces inspiradora de estos Redactores, unimos nuestros destinos celebrando juntos el 25 aniversario y

esperando contagiarnos de su éxito. Así, quizás podamos entrar en ese aula-museo de la fama interpenista recientemente inaugurada, o al menos, para que le haga compañía a “El Torete” del Artal , ser nominados a los oscarescudo en bronce que conceden a quienes destacan por su contribución al “engrandecimiento” de Las Fiestas. Voy resumiendo que mi señora ya me ha “soltao” la primera “colleja”, señal inequívoca de que debo ir abreviando (no hay contacto físico, mediante una pop-up me bloquea el navegador). En tus manos o en tu pantalla tienes el último anuario Rouna Exprés ©, donde una vez consultado el diccionario para aparentar, practicamos una disección irónica de las instituciones festivas, pasándoles el peine a contrapelo; nos metemos el dedo en el ojo unos a otros, preocupándonos por el futuro de Las Fiestas a través de personajes interpuestos; dilucidamos el porcentaje de La Chapa que pagaremos en caso de apuntarnos, recordando los nombres de La Directiva; e inventamos escandalosas infidelidades combinadas con sexo tórrido, mientras preguntamos por la ubicación de El Local (¿Peñódromo de Armantes junto a la era de El Cachirulo?). O sea, que a pesar de no seguir derramando nostalgia, al achisparnos nos ponemos explícitos y repetimos más que el pepino (excusatio non petita, acusatio manifesta), por tener que seguir buscando el conejo (o la pirámide) “bujero oscuro abajo”, sin ser capaces de sustraernos a esa obligación con la que cargamos al aceptar el verso que nos mandó hacer Violante (en el Rouna Exprés © 2006 explicamos su significado). Jubilados ya de niños, de locos y de borrachos (según el refrán, los únicos tipos que dicen la verdad), nos convertiremos en héroes del silencio y encontraremos el camino que ha de guiar nuestros pasos, tras habernos dado cuenta de que eso de “tener cuidado con lo que se sueña porque puede hacerse realidad”, solo sucede en el cine. A partir de ahora, pondremos en valor la inevitable frustración subyacente, participando en los encierros o en la “guerra de merengues”, tratando de darle un nuevo sentido a nuestras vidas sin pasarnos el día pimplando, a ver si cumpliendo esa lista de buenas intenciones tantas veces aplazadas, sublimamos el elemento emocional que nos mantenía unidos a las fiestas a través del pasado, de ese pasado de unas fiestas que quisimos hacer presente en las páginas del Rouna Exprés © y que, como ha sido patente, no ha coincidido con nuestra más tierna juventud, sino que se ha prolongado mientras nos hemos sentido capaces de rebelarnos con un proyecto colectivo y oscuro. Porque en el Rouna Exprés © el acto trasgresor por excelencia ha sido la locura de llegar a la Mesa de Apuntamientos, después de superar la prueba de La Imprenta y antes de perecer ahogados durante esas glamurosas veladas en las que, embriagados de voluptuosidad, imaginábamos alternativas que despertarían a los socios del hipnótico espectáculo “chunda-chunda”. Tal vez, ampliar el ancho de banda mental, dejar de desear y de vivir el momento en términos Rouna Exprés © nos ayude a descubrir las pequeñas cosas que se ocultan detrás del programa oficial, como saborear una caña

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ROUNA EXPRÉS gratis charangueando, relajarse con las caricias solares en las gradas de la plaza de toriles, o disfrutar del olor a cuerpos mojados durante El Chupinazo. Quizás así veamos Las Fiestas como son y no como somos nosotros, al igual que el efecto mágico de las imágenes en tres dimensiones hace que de cerca sólo veas una nube de puntos y cuando te alejas surja la figura.

En

la onda local por excelencia suenan los Rolling (Time, time, time is on my side, yes it is). Mientras, habiendo pasado casi cuatro millones de años desde que surgiera el homo sapiens, más de quinientos mil de evolución del lenguaje, un siglo largo después del nacimiento del español moderno y cuando sólo

falta un sanroque para celebrar las cincuenta primeras salidas de la Peña Rouna, lo que más me apetece poner como epitafio de esta despedida, tan anunciada como la de los Beckham, es simplemente la palabra ¡mierda! ¿Cerrar un ciclo así? Nada de alarmismo. Aunque la vida no sea como las películas, nos marcaremos una elipsis de montaje. Con el mismo dedo que nos sacamos los mocos y señalamos a la luna, le damos a la tecla de retroceso, pues a efectos de la posteridad mejor quedará aquí esa frase que Brad Pitt le dice a Harrison Ford en La sombra del diablo: “Esto no es una historia de Hollywood. Es una historia irlandesa y las historias irlandesas terminan mal”. Be water, my friends y tened “cuidao” ahí fuera, porque como cantaba el desaparecido Freddie Mercury, aunque en nuestro interior el corazón se esté rompiendo y el maquillaje pueda estar desapareciendo, la sonrisa y el espectáculo deben continuar. Los recuerdos de cuando no mirábamos atrás, teníamos la portería a cero y veíamos el vaso siempre medio lleno, nos humedecen los

ojos, haciendo cierto aquello de que, por fin, se perderán como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir. El ultimo que apague la luz. VAMOS, VAMOS, QUE NOS VAMOS VIVA SAN ROQUE VIVA LA ROUNA EL COLECTIVO OSCURO *NOTA: Los autores y sus encarnaciones, autorizamos a todos aquellos que lo quieran, deseen o estimen oportuno, incluidas las empresas de press-clipping, a reproducir, copiar, pegar y usar en general, los artículos contenidos bajo la cabecera del Rouna Exprés © y RELATOS DE VERANO, con la condición de que los citen como sitio original de publicación. Asimismo, niega a la FAPE (Federación de Asociaciones de Periodistas de España) o cualquier otra entidad de similares características y objetivos, la autoridad para cobrar por su reproducción.

Si

Tenéis buenas ideas, pero no es el momento de llevarlas a cabo. Contar conmigo para el próximo anuario.

de verdad queréis cambiar la fiesta, empezar por cambiar vosotros. No os da vergüenza criticar así a La Interpenas. Ya no os acordáis cuando fuisteis directivos. Si no se lee el RE, por algo será.

No

buscáis lo mejor para las fiestas, sino para vosotros. Aunque tengáis razón en algunas cosas, desanimáis a los que participan. Comparto -

En

que cabeza cabe defender lo mismo

que… Puedo admitir que penséis así, pero no que lo publiquéis sin sonrojaros. Mi cargo me impide estar de acuerdo con vuestras reivindicaciones.

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a portada que hemos adjudicado a este número habla por sí misma, deja clara la intención que tiene. Es al mismo tiempo un homenaje, una celebración y una despedida. Un homenaje a los lectores, a los fieles seguidores que nos apoyan y a los que nos ponen pingando, señal de que alguna vez han echado un vistazo, aunque sea por encima. Vaya a todos el más sincero agradecimiento, sin su esfuerzo nada hubiera sido posible. También homenajeamos a nuestra inspiración, por eso están acompañándonos en la portada los personajes que han contribuido, en mayor o menor medida, a que se disparase nuestra imaginación. En un primer momento se nos ocurrió un posado con las personas más significativas de nuestra vida sanroquera e inmediatamente nos percatamos de la imposibilidad que entrañaba semejante hazaña. Por nada del mundo podíamos olvidar a alguien, ni por ellos, ni por nosotros; queríamos que estuviesen todos. Así que optamos por los personajes que, al ser menos y casi todos ficticios, en caso de omitir alguno nadie se iba a encontrar mal. Todos y cada uno de ellos han tenido que ver en algún número o varios de este anuario que conmemora su 25 aniversario, por eso lo de la

celebración. Año el 2007 de muchas otras celebraciones: 25 años hace que se presentaron la primera entrega de La Guerra de las Galaxias y la única de ET; es el año de Gabriel García Márquez, hace 25 que le concedieron el premio Nobel de literatura y su obra más emblemática Cien años de Soledad cumplirá 40; es el 75º aniversario del voto femenino en España, el 800º de El cantar del Mío Cid y el 5º de la introducción del euro; el sostén cumple 100 añitos, 50 el 600 y 20 la conocidísima serie Final Fantasy; y es el 40º aniversario del lanzamiento del revolucionario e influyente disco de los Beatles Sgt. Pepper’s, al que hacemos un guiño y así agradecemos que su portada nos haya servido como fuente de inspiración. Lo dicho, este año se podría hacer una lista con muchas y muchas más celebraciones, e indudablemente todas y cada una de ellas más relevantes que el cumpleaños de esta humilde publicación. Pero para nosotros es muy importante, tan importante como el que celebra que lleva 5 años, 3 meses y 18 días sin fumar… Es muy importante y por eso se nos ocurrió que, si alguien las ponía, podíamos editar un DVD recopilatorio de los veinticinco números del Rouna Exprés ©. Las ha puesto la Comarca Comunidad de Calatayud, de lo que la Presidencia tiene para publicaciones en sus

arcas. Naturalmente, naturalmente… querido lector: desde estas líneas queremos expresar nuestro agradecimiento a todas y cada una de las personas que han hecho posible esta financiación. Bueno, bueno… nos estamos acercando a la tercera intención a la que nos referíamos: la despedida.……………………………………. …………… ¡qué difícil!……………………... ……………………….. ¡qué difícil!................. ¡Si es que te vamos a echar de menoooos…! ¡Por favor! ¡Te estamos diciendo adiós! ¿No ves que te estamos diciendo adiós? Vale, vale. Este no es el camino. Vamos a dejarnos de sensiblerías. Nos lo hemos pasado en grande, entre nosotros y con vosotros, para que lo sepáis. Es una satisfacción pensar que nos hemos podido comunicar, así sencillamente, cada año desde estas cuatro páginas. En ningún momento hemos pretendido que nadie se sintiera ofendido, si no entretenido. Si DE alguien nos hemos reído, ha sido de nosotros mismos y siempre, siempre CON vosotros. Ha sido un placer. Eso es to, eso es to, eso es todo, amigos. LA REDACCIÓN Y EL SARGENTO PIMIENTA

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ace más de cincuenta años Eduardo Rubio reinventó las fiestas de Pamplona de San Fermín y las trasladó a otro pueblo, en honor de otro santo. El pueblo, Calatayud, el santo, su copatrón, San Roque. Algunas personas quedan para los anales de la Historia por variedad de hazañas y de hechos, Eduardo “Tato” quedará, entre otras cosas, por darle marcha a un pueblo y a unas fiestas. Las fiestas ya estaban, desde luego, pero no como las conocemos ahora. De esto se encargó él. Y también fue el culpable de que, a mediados de agosto, Calatayud crezca y dé cabida a todos: a los que ya estamos, y a los que se fueron y vuelven con multitud de forasteros. No han pasado todavía tres meses desde que nos despertó la amarga noticia de la muerte del Tato. Desde estas líneas nuestra más sentida despedida y el más profundo agradecimiento a un hombre que fue amante de la vida y tan bien supo transmitirlo. A lo mejor, por eso, inventó unas fiestas. PEÑA ROUNA

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eunido en el día de la fecha el Jurado compuesto por las siguientes personas: Art Manager de Publicidad Inteligente.

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Jefe de la Sección de Arquitectura del Excmo. Ayuntamiento de Calatayud. Reina de Las Fiestas 2006.

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Micheto y El Bugui, en representación de

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los artistas bilbilitanos. Tras concienzudas deliberaciones, han resuelto: 1.º/ Declarar desierto el Concurso, ya que si bien varias de las propuestas reunían los requisitos de calidad ISO 14.001 previstos en las Bases, el desarrollo conceptual, los materiales propuestos o su elevado coste, no se adecuan a la finalidad del mismo. 2.º/ Entonar el “mea culpa” por el escaso tiempo con el que se realizó la convocatoria y la estricta disciplina establecida en las Bases, anunciando ya que a la próxima serán más flexibles y daremos plazos suficientes para que todos los creativos de nuestra comarca, que son muchos, puedan desarrollar sus proyectos con garantías de éxito. 3.º/ Seguir apostando por este tipo de propuestas que unen creación, producción, promoción y distribución, invirtiendo en sectores emergentes con el objetivo de conseguir una creciente implantación entre la juventud que demanda cambios estructurales en la sociedad interpenista, mediante la interactuación de los distintos campos de la cultura sanroquera alternativa, sin perder atractivo y como referente cultural alternativo al fenómeno globalizador. 4.º/ Afirmar solemnemente que la estatua dedicada a La Dolores más que una moza aragonesa del siglo pasado, recuerda por sus proporciones a una bilbilitana de la Bílbilis romana. HIMOS DICHO

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ueridísima Magdalena: No tenía ni idea de cómo iba a decírtelo. Sabía que se acercaba ese inaplazable momento, pero la sobre estimulación provocada por los gintonics confirmaría el hecho, tantas veces puesto de manifiesto, de que no sabía si escribía para beber o bebía para escribir. Es lo que tiene practicar el realismo sucio. Ya revelamos que Mainini a veces era Magdalena y llevamos cuatro años despidiéndonos a través de esta ventana indiscreta, pero como todavía me revolotean unas mariposillas por el michelín, aunque arda la calle al sol del poniente, no podía dejar pasar la ocasión de retornar a Matrix y que fueras tú la destinataria del que, espero, sea nuestro último adiós virtual, además de así quitarle el monopolio a la Teterelu de Cetina, que si antes pasaba de colaborar, ahora siendo corresponsal en excedencia del diario con mayor difusión en Aragón, pues cuenta. Hace 25 ediciones que creamos este anuario simbólico, donde venimos compartiendo identidades imaginadas y fantaseando en secreto nuestras personalidades virtuales para reírnos con Las Fiestas, que no de Las Fiestas. Haciendo el camino al andar nos hemos dicho de todo off the record, nos ha pasado de todo por nuestra tendencia a realizar gastos irresponsables, al abuso de sustancias y a la práctica del sexo no seguro, pero en el momento supremo de cantar “los gozos”, siempre ha surgido ese “algo” que nos apartaba del lado oscuro de la fuerza de la Federación Interpenista, devolviéndonos a este mundo de “luz, color y derroche de imaginación”. Porque nunca te consideraste de las que ahora denominaríamos “féminas de cuota”, saliste del armario enfrentándote a los innombrables directivos aliens, en plan comandante Ripley, para que ser la compañera de Marcos no mermara tus derechos como “miembra” de La Directiva. De palabrita o en papel nunca ocultaste nuestro parcial desagrado por los virados al negro de las fotografías y las garrapatas en el cortar-pegar, no siempre justificadas por las prisas, pero pelillos a la mar, habían podido más las buenas relaciones personales. Con la revolución tecnológica en el proceso creativo, mutaste a la fría y andrógina Trinity, que

abandonó sin romanticismos ni rencores a El Señor de La Imprenta cuando el relevo generacional no supo entender su papel, pasando de la anécdota a la polémica, aunque conocía la débil carpintería de nuestras relaciones con los circuitos oficiales, las agujereadas tuberías del sustento publicitario y el nulo beneficio económico que de todo ello obtenían estos neo-históricos redactores. Después de que el pasado año los de La Directiva consideraran que solo merecíamos el 35,24% de La Chapa, te niegas a admitir “pulpo” como animal de compañía, convencida de que, en esta feria de las vanidades, el viaje más largo está entre las personas, así que desapareces del escenario mediático cual Uma Thurman en Kill Bill, dejando estelas rojas y ligera de equipaje entre la tropa que se mira la tripa.

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es que chica, últimamente noto que mantienes demasiada complicidad con “los de rojo”, vamos, que te dejas querer. A ver si te va a pasar como a La Cato, que todo se pega. Puede ser la maldición de Eva o que se te afloja la diadema durante tus correrías sanroqueras con las becarias Belencica y MariLu (“El éxtasis de las chicas” Rouna Exprés © 2005), si bien después de releer “Esos chicos de negro” (Rouna Exprés © 2006), donde te muestras preocupada por los procesos fisiológicos masculinos y femeninos, tanto del aparato reproductor como del excretor, me inclino más a pensar que tus cambios de look sean debidos a la cercanía del climaterio o a una inclinación astrológica, ya que cumples el 30 de agosto, el mismo día que se celebra “La Tomatina” en Buñol (Valencia). ¿No es así ElEna?

Y a Marcos, entre acto y acto, pregúntale que hay de lo suyo, si El Relatos de Verano se viene o va de subida como el Atco. Calatayud. En caso de no obtener respuesta, hazme el favor de no preocuparte por su silencio, que no es señal de vagancia, es que la cabeza masculina funciona más lenta. No creo que sea discriminatorio echarle la culpa a la testosterona, por quitarnos el espacio a esa parte del cerebro donde se registran las respuestas inmediatas a las emociones. Para variar, terminó con una canción, pero no “muevo el culo hacia Marte”, pues yo, que lo sepas, me quedo por un tiempo ingresado en la bloggosfera, ya que me han diagnosticado cybercondria, googling y youtubismo. ROsa solo hay UNA y tras asesinar la que más amábamos para que siga siendo sólo nuestra, no podría soportar que nadie hable de nosotras cuando hayamos muerto. Como escribió Oscar Wilde: “Lo único peor que el que la gente hable mal de uno, es que no hable de uno”. Si quieres visitarme, la dirección es Second Life, habitación web 2.0. Ahí te espero. Tuya que lo es. Me dices good bye en tu nota tan ricamente, y no me hago a la idea de no volver a verte. Si lo llego a saber, mimosa, no te bajo el puente, me tiré de cabeza y me arrastró la corriente. Este es mi destino, al cabo de la calle estoy; me siento como aquel ladrón que busca su fortuna en un callejón por donde nunca pasa nadie. Como un burro amarrado en la puerta del baile. Mi primo, que tiene un bar, desde siempre me ha dicho, y me consta que todo lo dice de muy buena fe: tanto tienes, tanto vales, no se puede remediar. Si eres de los que no tienen, a galeras a remar. Y si sólo tengo amor, ¿qué es lo que valgo yo? Si tengo ganas de bailar, ¿para qué voy a esperar? Ahora necesito amor, es mi única ambición; como yo no sé bailar, a galeras a remar. EL ÚLTIMO DE LA FILA (Astronomía razonable)

MAININI

Una vez aceptada la benévola indiferencia del “mundillo” y habiendo hecho las paces con nuestro sino, antes de abandonar La Redacción me queda pedirte que le traslades a Luis Macetas mi interés por seguir adaptándole el mobiliario a la práctica del feng-shui, especialmente el sillón-cama las noches de chill-out. Página 6


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uando reconocí tu letra en aquel sobre oficial que descansaba junto a la foto de Miguelillo y bajo la correa de La Pepa, comencé a bizquear. “Ahí tienes una carta”, me advirtió a destiempo Marcos. ”Agárrate a la brocha, creo que es del Mainini”, le oí decir entre risillas mientras se alejaba del escenario por lo que pudiera pasar. Me dirigí al tocador, recogí las gafas de ver y seguidamente abrí el maletín de la señorita Pepis para empolvarme la nariz y darle color a mis lívidas mejillas. Este tipo de lecturas requieren concentración y ciertas formalidades previas que colaboren a crear el climax perfecto, pensé mientras cerraba esa poción mágica que alarga las pestañas hasta el infinito y más allá.

Touchée. Ya preveía yo alguna encerrona así. La boca se me resecó de tal manera que no hubiera podido escupir aunque fuera de los tíos acostumbrados y me jugara en ello la vida. Molinico de poca agua que es una. “¿Y bien? Léela en voz alta”, me apremió Marcos, apareciendo derrepentemente provisto con un tazón rebosante de tiramisú, que le sale como a los propios dioses, todo sea dicho. “Por si va de flashbacks y amargas despedidas” continuó, “te traigo un dulce para compensar. Además, ya he convocado mediante sms a Luis Macetas, requiriéndole su presencia inmediata. Seguro que hay tema para todos.” Empiezas y terminas como siempre, haciendo declaración de prejuicios y, cual militante de Alcohólicos Anónimos, dando fe de tus vicios confesables, si bien tienes a tu favor el hecho comprobado de que los hombres seáis más propensos a las adicciones, debido a que vuestro cerebro en respuesta a ciertos consumos libera el triple de dopamina, neurotransmisor conocido como la molécula del placer. Estoy contigo en que es la estructura neuronal lo que distingue a los chicos de las chicas, no los genitales visibles, de ahí nuestras diferencias tanto emocionales como cognitivas y la disparidad de eficacia en la ejecución de determinadas “tareas”. Por qué será, te preguntas, que hay un “algo” entre “los nuestros” y Las Fiestas en honor del Copatrón. Pues yo me inclino por el clásico combinado de amistad con un chorrito de destino y unas gotitas de azar. A pesar de que nos esforcemos intentando alcanzar aquello que deseamos, una parte importante de lo que nos ocurre está escrita, la otra, flotando en el viento. ¡Y qué mayor imprevisibilidad que las puestas en escena de los programas sanroqueros!

Igual

que se aprende a distinguir entre el calentamiento global y los bochornos propios de la edad, con el paso de los años una autentica peñista se da cuenta de lo distinta que hubiera sido su existencia sin ese día después, cuando en un velador del Paseo todo cobra sentido y comprendes que la felicidad debe de parecerse mucho a esos rituales festivos grabados en las retinas, aunque por culpa de la resaca no te salgan las palabras para explicárselos a los colegas. Las ilusiones previas decorando El Local; la aventura de El Chupinazo; los dances verbeneros y las jotas bravas (Ay mi corazón…., Así son los besos…, Tienes los carrillos maña….), durante el posterior chocolatico revuelto; la subida al montecillo donde se encuentra la Ermita en honor al santo del mismo nombre, para voltear la campana de las mil manos; el amanecer en la era. Es que a las mujeres nos encanta hablar de nuestros sentimientos, lo que a veces puede llegar a ser tan liberador como los placeres de la carne (o del pescado), y estoy convencida de que además de otra hipoteca, la historia de mi vida también hubiera sido diferente sin haber vivido en esos lugares comunes. Irremediablemente distinta excepto Marcos, porque venía de serie. Nunca dude entre salir a ganar o salir corriendo, y el único mérito de mis campañas de agitación reivindicando el derecho a divertirnos a nuestra manera, a participar en las instituciones sanroqueras, a tomar decisiones más allá del menú festivo y el programa de la lavadora para desarguellar los uniformes, es que sucedieron cuando las celebraciones femeninas se parecían más a los anuncios macho-cazador, hembra-madre, que al actual “rollo cosmopolitan” (que asco de hombres, voy a ser independiente, bailaré como me apetezca, beberé lo que me salga del chichi e iré a casa cuando yo decida). Uno. Pancarta de la Peña Rouna. Plano corto de la típica tía con tirón, piernas de vértigo a lo Paulina Rubio, trasero y delantera Pataki, pero que le hace falta un cambio. Mientras La Charanga “descansa” en los sofás del Bhuda Bar, ella se mira en la cristalera. Observa a su alrededor y piensa que con esa pinta de petarda no va a comerse nada. Entonces, adivina cual es el servicio de las chicas y entra. Se anuda la camisa de antifaz para el trasero, se quita la camiseta interpenista y aparece un mini top que tapa lo justo. Pone las largas y de súper híper mega pija se reencarna en pendón verbenero, animada por el mito de que solo las frescas que se arriesgan viven la marcha fashion.

La Cueva de Moë, ese garito canalla del Pasaje que apesta a feromonas. Se dirige hacia la zona vip con el mismo estilo que Pe pasea palmito sobre la alfombra roja la noche de los Óscar. La cámara enfoca a un cachas guapo y a un hortera feo. El guapo le toca el culo, el feo se ríe. Entonces ella muy digna le suelta tal hostia que aterriza en la barra (al feo, ella cree que ha sido él). Porque ya se sabe que a determinadas horas una tía estaba en un bar para que le tocaran el culo o la invitaran a una copa. O para las dos cosas.

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todo esto aunque en las pulp fiction festivas donde perdemos el miedo de nosotros mismos, a unas y otros nos sigan molando los copatrones primarios tipo bruto inocente-mala ingenua (Russell Crowe - Kim Bassinger en L.A. Confidencial) y los guiones con el mismo menú de “Cuando Harry encontró a Sally”. ¡Ay lo del rojo y ay los de rojo! Me preguntas también el por qué de ese acercamiento cromático. Un poquito de por favor chato, que eso es tan indiscreto como preguntarle a alguien en qué piensa cuando hace el amor. No debería de haber pensamientos durante ese acto, solo disfrute, igual que en el de cambiarse de Peña. ¡Que se lo pregunten a Los Pitos! Hablando de actos, cualquiera aventura el final de los Relatos. Otra vez tengo al cachazas de Marcos en plan Iker Moebius. Es juntarse con EJE o con Bblino y todo manga por hombre. Como se pasan el día de La Almeja Traviesa a La Miaja, a las horas que llega ni reflexionamos ni practicamos el “santo celo”. Vamos, un “sin dios”. Luis Macetas creo que va a tomarse un año sabático de la enseñanza para viajar con su Choni, a ver si aireándose se le quita “esa color” cerúlea que tiene la pobrecica, como de no salir de casa. Por eso podrás sin problemas compartir con su retoño el dúrex. ¡huy!, perdón, el dúplex. Es que como está de moda el látex, me lío. Y dale con las cancioncitas, pero que le vamos a hacer, es la banda sonora de nuestras vidas: “Too old to rock´n roll, too young to die”: No voy a llorar y decir que no merezco esto porque es probable que lo merezco, pero no lo quiero por eso me voy Que lastima pero adiós Me despido de ti y me voy Que lastima pero adiós Me despido de ti y me voy

Dos.

Una peñista pelirroja, piel de nácar, ojos como el azabache, labios perfilados y tatuaje de los AC/DC en el antebrazo, entra en

JULIETA VENEGAS (Limón y Sal) MADDY MAMBO

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enomínase así la alteración de la salud que padecen aquellos adultos cuyo comportamiento irracional e inmaduro se asemeja al de los niños, caracterizándose principalmente por el deseo de no querer asumir las responsabilidades que conlleva la edad. Toma el nombre del famoso personaje creado por James M. Barrie, relacionándolo con el lema de los niños raptados que viven en el imaginario país de Nunca Jamás, “no querer crecer”.

individuales, cuando súbitamente la música se corta y una voz misteriosa proveniente de no sabemos donde, anuncia: “Como vemos que hay gente mayor, vamos a poner un pasodoble”. Dado que no había nadie entre el escenario y nosotros, nos volvimos, comprobando sin mucho esfuerzo que lo de la “gente mayor” iba por nosotros. Sin descomponer la figura abandonamos el ruedo tronchando ramas, mientras la fábrica de justificaciones comenzó la terapia preventiva por si estuviéramos sufriendo el referido síndrome, muchísimo más dañino que el bicho de la patata y cuyos efectos se manifiestan haciéndote sentir un extraño en la madrugada peñista. “Vaya cultura la del dj”, comentó Luis Macetas atravesando la Plaza del Fuerte. “Los que moceábamos a mitad de los setenta, bailábamos con los Tequila o si me apuras hasta con Rafaella Carrá, pero pasodobles pocos”.

AGOSTO 2006 Día 15 Hora 3 am. [Peña Nogara, pero podía haber sucedido en cualquier otra]

Dada

su afición a los giros de 360º, La Redacción en pleno deambulaba como vaca sin cencerro a la búsqueda de un local a gusto con su estado de semi sobriedad. Para variar, llegamos al mencionado guateque cuando terminaba la banda, empezaba la disco-móvil y un importante número de peñistas van abandonando el recinto.

Alimentados por nuestro espíritu contra los movimientos de masas, vamos en dirección contraria hasta llegar al final del mostrador donde nos acodamos. El ambiente era agradable. Suena Carliños Brown (tete tete tetetetete, tete tete tetete). ¿Echamos una? ¡Hala pues! Provistos

ya de nuestros correspondientes plásticos, abandonamos la barra para tomar posiciones en el semidesértico ruedo de baile con albero incluido, espacio en el que con mayor o menor convicción sudamos un par de piezas. Allí nos encontrábamos imitando los “Uuuuhhhs” de Homer Simpson, echando la cabeza atrás y engullendo los cálices

“Ya”, intervino Marcos, “pero quizás sea que estamos en esa edad indefinida difícil de cuantificar, que las luces cenitales nos hagan parecer mayores, o que el pincha sea amigo de tu chico y haya querido gastarnos una broma”. Para quienes no nos tengan vistos, diré que a pesar de que los uniformes sanroqueros complican la evaluación, nuestro look está bastante acorde con la cronología. Sin haber recurrido al botox ni padecer cara de velocidad fruto de los estiramientos, según Magdalena “las chicas (becarias incluidas), solemos calzarnos tallas que van de la 40 a la 46, haciendo la goma en función de los eventos (bodas, bautizos o comuniones) y aunque estos días nos permitamos alguna alegría, como pantalones acampanados de talle bajo y t-shirts justicas, no nos traspasamos el ombligo con piercings, ni lucimos extensiones étnicas. Lo más extravagante que usamos son los pendientes del mercadillo que nos regalan por estas fechas”. “Los chicos” (continuó Lulú), “tampoco intentáis ningún cambio radical disimulando el ajamonamiento cinturero disfrazándoos de Mac Gyvers, la alopecia con gorras raperas o las sienes plateadas con tintes apaches”.

“Será nuestra manía de vencer las tentaciones cayendo en ellas” concluí, ante la atónita mirada del grupo. “Como no aprendemos, nos escarmientan (corregir con rigor, de obra o de palabra, a quien ha errado, para que se enmiende), por confundir deseos con necesidades, e insistir en seguir buscando esas fiestas que nunca existieron entre copa y copa. Anhelar tanto el retorno de los buenos viejos tiempos llenos de esperanzas sobre la ACR (Asociación Cultural y Recreativa), parece que se percibe como un signo de inmadurez”. Somos conscientes de las “pupas” causadas por los espirituosos y que conducir borrachete es algo más que una travesura, pero la tradición etílica bilbilitana aleja de tal manera cualquier sentimiento de culpa, que hasta Aznar dicen que le dio al soplete en su visita electoral. Amparados por el aforismo latino “in vino veritas” (en el vino está la verdad) y la teoría del “bebedor social”, dominante entre las hordas peñistas (Borrachos y Orgullosos, rezaba la leyenda que concluía la pancarta de La Garnacha; “Alcohol, alcohol, alcohol, hemos venido a emborracharnos, el resultado nos da igual”, fue una de los estribillos más coreados por las charangas), tenemos asumido sin rubor esa irresistible tendencia sanroquera al abuso de la bebida (dipsomanía). Aunque no suponga graves alteraciones si ya has presenciado la evolución de los vástagos de conocidos y familiares cercanos que se reprodujeron más tempranamente, sólo quienes tienen descendencia conocen los inevitables paréntesis abiertos desde que le regalan la medalla del Santo por su nacimiento, hasta que se echan pareja más o menos estable. En medio, su participación empieza a cruzarse en tus rituales festivos y te siguen al WC “para que no tardes mucho”, o quieren irse a casa mientras vosotros insistís en quedaros un poco más con La Charanga. El mundo al revés. Cuando se te hacen mayores descubres que cuanto más crees conocerlos, menos sabes (solo sé que no sé nada, diría un tal Sócrates). Lo que antaño te sorprendía, ahora solo consigue hacerte esbozar una escéptica sonrisilla, o como mucho un “ya te lo decía yo”. Pasas de intentar educar para Las Fiestas y caes enamorado de la moda juvenil, a ver si así comprendes por qué no les llegan otros mensajes. La vida es un viaje, disfrútala al máximo, te dices y sin retoques con el photoshop, intentas entenderlos acudiendo a sus lugares de placer, a la búsqueda de lo que ellos encuentran. Con otras músicas y distintos hábitos de consumo (vicio suena a moralina), la fiesta sigue girando entorno a la diversión exagerada y nada tiene de malo soñar, querer sentirte joven durante unos días imitando lo que ellos hacen, pero sin empeñarte en parecer el eterno adolescente tipo Santiago Segura y sin tener que llevar un geriatra a tu lado, como hacen en sus giras algunos dinosaurios del rock que luego deben de suspender los conciertos por caerse de una palmera. Aunque tarde, las consecuencias de los excesos horarios te hacen ver que estando a las 7 en el bacalao de “Los Cucuruchos” tampoco lo vas a conseguir, y que, además, nos guste o no, haciéndolo interferimos en el crecimiento

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ROUNA EXPRÉS festivo de los teens, esa edad en que la capacidad humana para mostrarse aburrido alcanza el punto culminante cuando están con sus progenitores.

Convencido de que la juventud no debe de verse como un valor en si misma, pues es únicamente un dato biológico, tampoco pretendo negar la evidencia de que ninguno cumpliremos los cuarenta y por lo tanto ya no podemos ser guays. Lo único que buscamos es pasar desapercibidos, pero ¡joder!, incluso suponiéndoles ganas de agradar, lo que no queremos son favores porque algunos crean que ocupamos el terreno que no nos corresponde. ¡Que lo sepan!, no somos rivales, no vamos a pillar. Lo verdaderamente importante es asumir el paso del tiempo, poder sentirte satisfecho de lo conseguido, aceptar que ya somos parte de la historia y reordenarte las prioridades festivas adecuándolas a tus circunstancias, pues cuando se toma conciencia de que algo es perecedero, se vive con más intensidad.

sé que en el Rouna Exprés © parece que estamos al loro, que buscamos cacho, pero eso es en nuestra imaginación, cuando llega la hora de la verdad, las fiestas reales, ni siquiera lo intentamos. “Litros de alcohol corren por mis venas”, cantaba Ramoncín “El Rey del Pollo Frito” (ahora más conocido como el Teddy Boy de la SGAE). Sanroque es así, no lo he inventado yo, pero seguro que en algo hemos contribuido a su evolución, a que sea como es ahora. Parafraseando a John F. Kennedy, deberíamos preguntarnos no lo que Las Fiestas pueden hacer por mi, sino lo que yo puedo hacer por Las Fiestas. M. DADDY

Ya

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S

iempre nos ha rondado por la cabeza esta entrevista con Kato, la Kato. Y las circunstancias han querido que el evento ocurra por fin en el momento más oportuno. ¿Quién nos lo iba a decir? Una fundadora en activo, la única, cerrando con nosotros esta andadura de ilusiones de veinticinco años. M.ª Mercedes Martínez de Castro, quien aunque la llames Merche no conteste, es el nombre de esta bilbilitana de pura cepa. Conocidísima en Calatayud y sobre todo dentro del mundo sanroquero por su incesante andadura en la peña Rouna, que ella mismamismamente junto con sus amigos parieron hace ahora 49 añitos. ¡Ahí es nada! Así que merecido tiene ser el broche final de este anuario, casi de manera monográfica porque reúne, sin lugar a dudas, todos los requisitos para que le prestemos nuestra atención. Se podrían añadir multitud de adjetivos, pero es preferible que lean y juzguen los pocos que no conozcan a esta hembra de raza que se puede clasificar, sin lugar a equivocaciones, en el

apartado de mujer, mujer. Sin “en cambio” el que seguro se está equivocando y metiendo la gamba es el avispado lector que cree que me estoy poniendo estupenda y voy a empezar con la monserga de que si la historia conocerá el siglo XX como el siglo de las mujeres, de su incorporación al trabajo, su acceso a dirigir empresas, a la educación o al ejército… Ni mucho menos, al decir mujer-mujer me refiero a la que se distingue por detalles y cualidades que no recogerán los grandes datos de la historia. Cualidades que, lamentablemente, han echado a perder y de las que cada vez menos pueden presumir esas recalcitrantes “feministas” que van de heroínas y superwomen, perdiéndose la chispa de la vida (y no sólo la de la Coca-Cola). Ya paro, ya paro, que luego me dice alguno de la redacción que siempre me rayo con lo mismo. Pero es que no lo puedo evitar y en cuanto se me presenta la ocasión, meto la cuña. Así que aquí estamos por fin: dos mujeres, ni más ni menos, tan ricamente, dispuestas a darle al pico. Se nos pueden hacer las tantas. La cita tiene lugar el un escenario que ella misma ha elegido, le es muy familiar y se encuentra a gusto y donde una servidora, digamos, que también se desenvuelve (no daremos más pistas, que luego nos tachan de amiguismos). La tarde es preciosa, pelín calurosa, pero así ya llevamos algo por delante. Nada preparado. Tampoco son necesarios previos. Unas cañas. Las dos sabemos a lo que vamos. Vamos. Kato – ¿Así que lo dejáis? Me hace muchísimo duelo. Es de lo mejor que tiene la Rouna. Mis hijos me lo traen a casa en cuanto

sale… ¿No os da pena 25 años? Todos, tengo todos y me los quiero encuadernar… Y mil halagos más que, para ser sincera, viniendo de sus partes, no me sorprenden lo más mínimo. Somos conocedores de que tanto en su persona como en la sangre de su sangre, incluso la política, tenemos unos seguidores apasionados desde siempre. Magdalena Mambo – Pues claro que nos da cosilla, pero se acabó. Se estaba haciendo un poco de bola, ya no era tan divertido. Vamos, que no compensaba y, aunque no te lo creas, a estas alturas, corríamos el riesgo de acabar como en el “rosario de la aurora”: a farolazos. Así que este año, el veinticinco, pensamos que sería un buen momento para dejarlo. Contesto abrumada y agradecida a la primera pregunta que, como se ha podido comprobar, ha hecho ella. También le cuento un poco como se pensó en el CD conmemorativo y que, si todo ha ido por los derroteros adecuados, ya tendrás en tus manos, querido lector. Unos comentarios nos llevan a otros y, como casualmente nos encontramos en plena campaña electoral (también en este caso, si todo ha ido por los derroteros adecuados, tendremos ya en el pueblecito al munícipe por antonomasia), vamos desbarrando e inevitablemente caemos en terreno más escabroso. Bueno inevitablemente, inevitablemente… en estos momentos es el pan de cada día. Así que si un candidato por aquí, que si una candidata por allá… ¡Madre mía! Se nos han hecho las mil arreglando el mundo. A este paso tenemos que quedar otro rato… Aunque sea en mi casa. O en la tuya y tomamos algo en ese balcón tan solicitado que tienes.

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K

– ¿Para hablar de la Rouna? Cuando quieras. MM – Venga, venga, vamos al tajo y de todas formas nos vemos otro día. En primer lugar una curiosidad acerca de tu nombre, ¿por qué Kato? K – Desde pequeña. Que no sabía decir mi nombre, vamos el apellido, Castro. Yo decía Kato. Y ya para siempre. Pero viene del Castro, del Castro. MM – Claro, claro, aunque te llames Mercedes. Y, aunque te llames Mercedes, tu eres un Pilar de la Peña (por favor, vaya juego de palabras nada más empezar) y ahí sigues. ¿Qué se siente al ser la leyenda viva de la Rouna ante la inminencia del 50 cumpleaños? K – Buuuf… ¡Qué fuerte es eso! ¡Eso es muy fuerte! Eso significa mucho para mí, mucho. ¿Tu sabes lo que es haber creado algo y que dure 50 años? Cuatro críos. Yo tenía 14 años, mi prima, con la que he vuelto a ir tanto como cuando éramos chicas, también estaba. Unos críos… y creció una cosa… Pues como sois vosotros los padres del periódico. Es como un hijo, como si fuera un hijo mío. ¡Cincuenta años! ¿Quién me lo iba a decir a mí? Festejando por las esquinas, que no nos dejaban festejar si quiera. A las diez los chicos nos llevaban a casa y no nos dejaban subir solas a San Roque. Yo subía con mi familia. Eso de con la charanga y los chicos… ¡ni flores! Luego ya empezaron a dejarnos salir con ellos, pero eran cuatro o cinco años mayores que nosotras; entonces estaba mejor visto así. Total que acabamos casadas casi todas con chicos de la Euqor, como en la Rouna éramos más jovencillas. Mira: Carmencita Polo se casó con Rafael Latorre, Carmen Sanjuán con José Luis Yagüe, Mari Tere Alonso con Amadeo Fernández, Pili Dieste con el Tato Rubio y yo, que me casé con Rogelio.

No

teníamos ni un duro, bueno, la Rouna nunca ha tenido una perra… MM – Pues se ha hecho un bucle en el tiempo. K – Le comprábamos el vino a la Mari Paz, un vino que lo hacíamos con melocotón. Bien bueno. Al año siguiente ya no lo podíamos comprar allí, porque lo debíamos; entonces íbamos a Augusto Martínez, que era padre del Tito; al año siguiente a mi tío, el padre de mi

prima M.ª Luisa, que también tenía bodega. No nos fiaban en ningún sitio... ¿La luuuz? Los años que estuvimos en el huerto, que tuvimos que apisonar los cavalillos de las borrajas… MM – ¿Qué huerto? ¿El local estaba en un huerto? K – En Madre Puy. Lo que es mi casa. Donde está el pasaje ahora. Eso era el huerto de mi casa vieja y, claro, robábamos la luz del taller de los Corella, de mi familia. MM – Ya que has nombrado a los de la Euqor... Siempre han discrepado con el año de nacimiento de la Rouna. K – Yo se lo explico al que quiera. El primer año que salió la Rouna no tenía charanga, tenía un tambor. Un tambor de mis primas, bueno de su padre que era militar, y lo habían dejado en el granero. Salimos un poco ridículamente, como pudimos. Los uniformes… pues mal. ¿Qué quieres, con 14 años? Y en la Euqor el que más y el que menos trabajaban. Una tarde de las fiestas estábamos sentados en el paseo, en un velador del Lisboa, toda la cuadrilla de “esgarramantas” que éramos… Y de repente vemos que todo el mundo se levanta de los cuatro veladores que había entonces: ¡pues que pasaba una charanga! Fíjate, una charanga en Calatayud que no se había visto nunca. La charanga de la Euqor. Y nosotros unos “desgraciaos”… ¡Ahora mismo al granero de mi casa a por el tambor! En la acera, cerca de donde vivía José Ignacio Galindo, pintamos en una sábana ROUNA con una brocha y pintura negra, que tenía Enrique Rincón, y nos echamos a la calle con el tambor. También la gente se levantó para vernos, también. Pero no sé que verían, porque pasábamos como balas de vergüenza que nos daba. Ese fue nuestro primer año, a la vez que la Euquor, pero como te decía ridículamente hecho.

MM

– Hala, qué te vas a ahogar. ¿Otra

caña? K – Venga.

MM – Si, si, unos mejor y otros peor pero ya se estaba fraguando el maremágnum en que se ha convertido San Roque. Tú has sido testigo de la evolución de la fiesta que se limitaba prácticamente a una verbena y un chocolate en la era el día de la romería. Pero más que estos cambios, digamos de estilo, y aunque sea

volver a lo de siempre, ¿de qué modo piensas que se ha transformado la identidad de la Rouna y por añadidura cómo ves el estado de salud de la fiesta en estos momentos?

K

– Yo entiendo que los tiempos han cambiado, que de ser 24, vamos una pandilla, llegamos a ser 2.600, el año que yo fui peñista… Que por cierto esto de “peñista del año” tampoco tiene nada que ver con la idea inicial, ¡para qué te voy a contar! Me voy de una cosa a otra, pero una de las mayores desilusiones de mi vida la tuve yo ese año, el que fui peñista, en el mostrador de la Rouna. Me trataron de usted. ¿Qué quiere señora? Mira, me quedé. Estaba la Rouna en el pabellón, en Fernando el Católico, en el año 86. MM – Conozco, conozco. Ese año creo que fue de los últimos de nuestra directiva. Se pasaba muy mal siendo tanta gente. Era casi imposible poder organizar nada. En cuanto a lo de que te cambien la titularidad, también conozco; nos ha pasado a todos y claro te fastidia bastante comprobar que los demás se han percatado de lo que tú venías barruntando hace días: qué ya no estás “pa hacer hoyos”. K – A nosotros tampoco nos gustaba… ninguna de las dos cosas, quiero decir. Lo que pasa es que siempre hemos ido un poco a nuestra bola. Nos juntábamos los de siempre, los del principio, y hacíamos lo que nos apetecía. Que nos apetecía ir a los toros íbamos, cenábamos todos juntos, bailábamos con la charanga barbaridad, porque entonces se iba mucho con la charanga, “parriba, pabajo”… luego a las doce o a la una, te dejaba en el local y hala… Con los chicos, por la rúa. Madre si tengo fotos con una “catarbada” de chicos con la charanga, rodeada de niños por todos lados, intentando que no les dieran con los bombos. Pero es que era otro San Roque. Yo entiendo que todo tiene que avanzar y claro mis hijos ya no son niños pequeños, pero como tampoco son unos críos, que todos rondan los treinta, pues aún les gusta lo que a mí me gustaba: ir al chupinazo, bajar bailando… Vamos lo que a nosotros nos sigue gustando, porque hay cosas a las que yo ya no voy, pero ir al chupinazo… A mi se me pone aquí una cosa que me sube y se me pone un nudo… me emociono, y mira si tengo años. ¿Tú sabes lo que es bajar con mis chicos y con mis nietos, ahora? Eso a mí no me lo quita nadie. Le he dicho a mi hija que el año que viene me iba a cortar la coleta, y por poco le da un ataque. MM – Bien, no podrás. Si lo haces porque es el 50 aniversario y ya está, no podrás. Lo dejarás cuando realmente sientas que lo quieres dejar. Pero por las buenas, por que es tal año y te has puesto un límite… No me lo creo.

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K

– Yo, la verdad, estar en Calatayud durante las fiestas y no sacarme la chapa no puedo. Aunque a veces pienso que dirán: y esta vieja ¿dónde va? Pero luego, me da igual. Mira yo ahora vivo las fiestas de otra manera. Entiendo que los que tienen que disfrutar son mis hijos, y a las once y media cojo a mis nietos, encantada porque estoy con ellos en la gloria, me los llevo a casa y al día siguiente, prontico, después de que “plaitiamos” muchísimo mi nieto y yo, porque él quiere del Cachirulo y yo de la Rouna, a la calle. Tengo que recurrir al chantaje más rastrero. La chica es de otra manera, como todas las chicas. Me da más la razón. Así que la visto de negro, le pongo sus zapatillas, que les hago todos los años como las mías… Pero el chico, que es más “rebordiao”, me da unos disgustos horrorosos.

MM – Ahí quería yo llegar. A ver cómo te funciona ese “corazón partío” que tienes que soportar. Lo llevas regular ¿eh? K – Si que me cuesta, si. Lo que no sé es como no estoy acostumbrada, porque mis hijos también están divididos desde siempre. Tenemos un drama familiar. Hay muchos dramas familiares tremendos por los colores. Cuando eran críos, les decía que el que quisiera una chapa que no fuera de la Rouna que se la sacara él. Otra cosa que sigo haciendo es ir a las vaquillas, al palco, a merendar con mis hijos, ahora con mis nietos, y mis amigos. Hago la merienda y el cap, mi cap buenísimo de toda la vida, que me enseñó a hacerlo Tono de la Fuente, catedrático de la Universidad de Salamanca, hoy día, y fundador de la Peña conmigo. Lo llevo haciendo 49 años, 50 al que viene. A ver si este año subís a tomaros un vaso; ya sabes en el palco 52. Así que, hacemos la merienda entre las madres de todos y ahora, como te digo, ya viene la tercera generación. MM – Pues, la verdad, no sé de dónde sacabas y sigues sacando el tiempo. Estar en todos los ajos y a la vez preparar tanto y para tantos… ¡Vaya paliza! Porque luego en casa ¿también tendrás que aguantar a todos los mardanos? K – Ahora ya no tengo mardanos. Pero he tenido a cinco… A veces llegaba a casa a las seis de la mañana, me metía un rato a la bañera y enseguida arriba. Arréglalos, vístelos…Tenía ayuda. Pero yo a mis hijos me los llevaba todo el día por ahí. Luego, por la noche, ellos se quedaban en casa y yo me iba a seguir la marcha. Ya te digo que tenía a quien los cuidaba estupendamente. Pero vamos, yo hacía comida para todos los días y allí comíamos Pelé, Melé, Cascamelé y… Luego crecieron y

venían de recenas con todos sus amigos. Había noches que llegaba a casa y no podía pasar del personal que estaba dormido por todos los lados, esperando que se hicieran las cuatro y media para subir a San Roque. Bombos, gente… Y ahora estoy sola y vivo las fiestas de otra manera, más pausada, qué ya llevo mucho por delante… Como ponía en unas camisetas que trajeron los López el último año que aparecieron por aquí: ¡Qué me quiten lo bailao! En cada etapa de la vida se disfruta de una forma distinta. Yo me lo he pasado siempre muy bien en San Roque. De todas formas, también es cierto que las fiestas han cambiado muchísimo en los últimos años, y no lo veo así sólo por el hecho de que yo las viva de otra manera. No por eso he dejado de ser una observadora de todo lo que se guisa y de cómo se guisa. Yo es que no lo puedo evitar. Cuando veo de que manera se ha ido degradando esto en algunos aspectos. ¡Qué nos pongan una pulsera! Ni de viejo, ni de joven. Eso me pone mala. Primero empezaron por encerrarnos en la Plaza de Toros, allí todo el día. Y claro, acostumbrados a hacer todo a golpe de calcetín y a golpe de trabajo. MM – Se ha convertido en una enorme noche del sábado. K – Pero es que como entonces no pisábamos la calle nunca… Empezaban las fiestas y era como si dijésemos “empieza San Roque, hago lo que me da la gana”. MM – Pues a mí me sigue pasando todos los años. Y no tiene que ver si lo sientes así porque alguien te esté o no controlando, como cuando eras jovencilla. Se me ponen tres días por delante en que pierdo la noción del tiempo, de no tener límites en algunos aspectos: sin hora de salida, ni de entrada, vermú torero… vermú torero, un día a tope y luego nada… pues nada, dos día hasta caer rendida… pues eso. Los hijos serían el único control, pero en nuestro caso, como lo han “mamao”, lo viven exactamente igual y todo lo que haces lo encuentran tan normal. K – Pero eso tiene San Roque. Y si los chicos lo viven desde pequeños ¿cómo les vamos a prohibir? Si encima a según que edad es mejor dejarles hacer; yo que sé, tontadas como pintarse… es mejor dejarlas que se pongan como un ladrillo, si se cansan enseguida. Claro que siempre hay quien dice que sus chicos no beben, o no salen, o no les gusta. En fin, igual es verdad.

Luego disfrutas más con tus amigos, porque ya no tienes que controlarlos tanto, cuando ya empiezan a ir a su bola. Y mira ahora, los

amigos ya no quedamos tan a menudo, nos juntamos pocas veces, algún vermú. Y, lo que son las cosas, vuelvo a ir mucho con mis hijos. Yo como he salido tanto con ellos, me encuentro tan bien.

MM – ¿Ves? Ahí lo tienes. Por eso te sigues desenvolviendo tan ricamente en las fiestas. Eso es cuestión de cabeza y tú la mantienes joven. K – Yo es que no me quiero hacer mayor. Una pena. MM – Bueno, pues te haces mayor pero con esa cabeza. No te vaya a pasar como a Peter Pan. K – Me hace mucho duelo. Que tenga la Rouna 50 años me trae un trauma tremendo. MM – Nada, nada. Tú hasta que no te veas impedida o por fuerza mayor, a rular. K – Todo sea que vaya un día por el paseo y me señalen con el dedo y entonces me de vergüenza que hablen… Hombre, ya no cojo pelotazos, ¿eh? Entre otras cosas porque al día siguiente estoy que me mueeeero. MM – De todas formas, no sé si es el Santo que nos protege con su manto o qué, pero yo en San Roque me levanto tan fresca. Haciendo lo mismo que he hecho durante cualquier otro fin de semana que me deja baldada. A la una ya estoy en la calle. Me atizo una coca-cola y un huevo del Chiche (con perdón) y como nueva. K – Un huevo o croquetas, cuántas croquetas nos comeremos en San Roque ¿verdad? Otro tema a tener en cuenta fundamental es esa calle, la calle Luis Guedea. Cuánto ha significado siempre en estas fiestas. Toda la vida. Los ratos tan buenos que hemos pasado allí, y seguiremos pasando. MM – Nosotros nos sentimos un poco como mobiliario urbano de esa calle durante las fiestas. Como pasamos de “algunos actos oficiales” echamos allí un montón de horas. Y se siguen preparando algunas inolvidables. Y eso que últimamente el ratico de los eventos taurinos nos retiramos a toriles, vamos a casa de alguno a tomar unas aguas. K – ¿Los torooos? Con lo que os gustan los toros a vosotros. MM – ¿A nosotros? A ti, a ti.

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– A mi no me gustan los toros, vamos, tanto toro. A mi me gusta que haya, como antes, una corrida. Como hay en las fiestas de casi todos pueblos. Pero estar todo el día en la plaza, no. Yo quitaría el encierro de un plumazo, para empezar. No ha sido este un pueblo de tradición de encierros. Si no se echa nadie. Lo malo será el día que se lleve un toro por delante a un abuelo y a un niño… Esas ridiculeces a mi no me gustan. ¿Una tarde de toros? Pues bien. Hay que hacer una corrida, bien. Pero venga encierros, vaquillas por la mañana, recortadores… A mi eso no me gusta. Y he estado en el Patronato, ¿eh? MM – ¡Mira! Pues yo pensaba que el arte de embestir se te había pegado de lo que te gustaban las corridas de toros y ahora resulta que casi eres de los nuestros. Y, desde luego, vaquillas, “las buenas” y vamos a dejarnos de sandeces. K – Las del 16. Las que he ido yo desde pequeña. Con el melón, el cesto y la merienda. Toda la vida. He ido y sigo yendo, ya te lo decía antes. Igual merendamos 60 o 70 en la Plaza de Toros. Yo llego, instalamos las mesas. A lo mejor, ni salgo a ver las vaquillas, ponemos los manteles, sacamos los vasos y cataplín, cataplín, cataplín, cataplín, toda la tarde. A la media hora de estar allí: ¿merendamos? Hala pues. Empezamos a sacar merienda y a comer. Así que ¿tú te crees que a mi los toros…? Una corrida buena, si, como en septiembre. Y vale. MM – Aún con todo el vapuleo que se lleva este asunto en el Rouna Exprés, una corrida siempre nos ha parecido bien. Que a mucha gente de Calatayud le encantan los toros y son fiestas para todos. K – Tradicionalmente hay muchas personas que acuden ese día, como el 9 de septiembre, a Calatayud a los toros. Claro que sí, que están deseando. A continuación damos un repaso al Patronato. Ella sabe más que yo, desde luego. Me pone al día y me cuenta, entre otras cosas, de cuando era empresa y de que ahora hay empresario, al que se le paga, según dictamina Alcaldía-Presidencia, por lo que se ve…En fin, correremos un tupido velo, que aquí todo huele a lo mismo, no vayamos a patinar, que hay que ver lo poco que hace falta para irnos por los cerros de Úbeda. MM – ¿Otra cerveza?

K

– Si mañomío. De aquí nos iremos majas… MM – ¡Qué le vamos a hacer!

K

– Bueno, pues eso, que lo de que me encierren en la plaza nunca me ha gustado y ahora, menos. MM – Si es que nos tienen todo el día ocupados. Algo de tiempo para respirar, por favor. Para ir de un sito a otro como vaca sin cencerro. Para estar simplemente un rato con los conocidos, con los amigos. Nosotros, y como nosotros muchos grupos de amigos, sólo coincidimos en Navidad y en San Roque, y estamos deseando hacer unas risas y unos chascarrillos… ¡qué mejor oportunidad que estos días! Y las macropeñas, los macrolocales, las macromelonadas… vamos, todo lo que se está cociendo estos últimos años, ¿cómo lo ves, hija de mi vida?

K – ¿Cómo? Pero si no sabía nada. O sea un

K – Pero si son tres días al año. Si dijésemos

local para todos. ¿Cómo borregos? ¿Y dónde? Entonces, ¿sabes lo que haré? Sacaré la camisa de peñista del año, que no me la he puesto nunca, para ir. Ahora en serio. Si llega eso tendremos que empezar desde el principio, juntarnos unos cuantos, nuestro propio local. Haremos peñas de 40 o de 20.

que son diez y hay gente que tiene que trabajar… pero si son tres, además que en San Roque no trabaja ni dios… Otra cosa es, alguna persona que esté enferma, pero eso es mala suerte, es inevitable. MM – ¿Hacia donde crees entonces que camina esta fiesta que tanto nos gusta con sus cualidades buenas y malas, sus trajines, sus subidas y caídas? (mira que casualidad, y aunque luego se nos tache de irreverentes, dicho así parece que camina cada vez más hacia la Semana Santa). K – Yo maña, desde que empezaron a descontrolarse en el Chupinazo, que nos lo han amargao. Con tanta porquería. No te creas que ya llevan años. Primero con lo de los polvos. Mira si hace años que estaba yo en la puerta del Trébol, no del Trébol último que cerraron, en la misma calle pero más hacia la plaza… Estaba yo sentadica en el bordillo, se sienta el Evaristo a mi lado y me dice: ¿nos echamos un polvo? Digo yo: ¿a ver por dónde sale este? Ya sabes como era. Saca el bote de los talcos y clon, clon, clon, clon, clon… me lo capuza enterico. Ahora, entre eso y lo primero que había pensao… ¿Ves? Ya se había puesto de moda semejante marranada. Me molesta enormemente que la gente se ensucie tanto. ¡La que se monta en la plaza con estas modas! Hay unos de no sé que peña que echan vino con un sulfatador… Aunque sea agua. ¡Qué como les dé por echarte agua te dejan chipiadica! MM – A mi tampoco me gusta…

MM – Ya veo, ya, que estás deseando retirarte… Nosotros también lo hemos pensado. “Volver a empezar”, incorporando los taca-tacas, uniformes tipo guayabera, más adaptados a nuestra condición y edad. Chica una ilusión. Se cumplirían nuestras previsiones reflejadas durante años en este anuario: carreras para históricos, concursos de tuning en andadores… K – Pues sí. Ahora que me dejas… ¿Y qué identidad tiene eso? Mira así nos juntaremos gente de varias peñas con las mismas ideas. Del Cachirulo y la Rouna. MM – Tú siempre barriendo “pa” casa. Pero tienes razón. Muchos de los que empezaron en el Cachirulo eran “hijos de la Rouna” que estaban hasta el moño de algunas cosillas. K – La juventud de la Rouna a la que no dejaron hablar. No les hicieron caso a los chicos. Me acuerdo yo perfectamente. Era gente joven, que venían con ideas nuevas, y los que había entonces no les hicieron ni caso. MM – Pero esto se ha repetido con otros y se seguirá repitiendo. Es normal que unas peñas generen otras. De todas formas, lo del peñodrómo sería lamentable ¿o no? K – Pero esto ¿a quién se le ha ocurrido? MM

– A los de Interpeñas, supongo. Los mismos que inventaron lo de las pulseras, que a ti tanto te gustan, y los mismos que nos llevan por aquí y por allá… sin dejar respirar. K – Pero bueno, ¿quién está en Interpeñas? MM - …………...……...……Antes eran los presidentes……………... Ahora, la verdad, no sé. Que nosotros vamos a lo nuestro y estamos poco puestos en lo “oficial”. K – Pero, ¿contarán con la opinión de la gente? MM – Tú y yo pensamos que la fiesta está en la calle. Pero a muchas personas de Calatayud San Roque sigue sin irles nada y están deseando que movamos el culo aaaa… Marte, por poner un ejemplo.

K – Ni a mí, ni a mí. Cuando eran los chicos pequeños, nos pegábamos a la charanga durante la bajada, así no nos calaban, como a los músicos no les echan agua… MM – Si no te lo cuento, reviento. Con lo clara que estás siendo tú… Pues nada, que todos pasamos por algún ratillo inconfesable, sobre todo en San Roque y… Sí, sí, te lo voy a contar, total se podría decir que es un secreto a voces. El año pasado varios miembros de este colectivo tuvimos nuestro momento “pozalista”. K – ¿Os vio alguien?

MM – Imagina. Nos pusimos morados de tirar agua desde un balcón de la rúa. Por eso te digo lo del secreto a voces. Pero chica, ¡qué pasada! Toda la adrenalina por las nubes. Primero tiramos cuatro gotas de cerveza, pero los de abajo, mayormente juventud algo descerebrada, en cuanto que nos vieron asomar con el envás, suplicaban que los pusiésemos como sopas. ¿Qué vas a hacer? Si a veces nos vemos traicionados por nuestros más bajos instintos… Primero una botelllica de agua, de litro y medio, luego una palangana y por fin, el anhelado cubo, perdón pozal, y otro, y otro, y otro. Como posesos, te lo juro, y los descendientes, o sea los de la bajada, encantados. Y que la tirábamos con clase, oye, como si siempre nos hubiésemos dedicado al asunto. Maña mía, nunca se puede decir de este agua… no tiraré. La verdad es que era una de las pocas cosas que nos quedaban por hacer durante las fiestas (esta y tirarnos a las vaquillas, pero que estén tranquilas… las vaquillas), así que cuando se nos presentó la ocasión… K – No os pudisteis aguantar. Página 13


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MM – Pues no, y ya sabes que los pozalistas

MM – No, si entre unas cosas y otras, nos la

nunca han sido santo de devoción del Rouna Exprés y, a pesar de todo, yo sigo prefiriendo alcanzar el objetivo seca, pero… Si por algo lo siento, es porque cuando nos retirábamos me percaté de que en la acera de enfrente se habían parapetado como espectadoras de la bajada unas primas mías y también me percaté de que habían recibido lo suyo. Al día siguiente me las encontré y me comentaron que ya me habían visto muy animada en un balcón de la rúa. Creo que lo entendieron, conocen las fiestas y son muy, digamos, receptivas. K – Ahora ya no podéis hablar. De todas formas al haber confesado... Hay que ser honrado. Pero al año que viene a ser buenos. Muchas, muchas cosas han cambiado en las fiestas y en nuestra peña también. En la Rouna siempre ha habido grupillos muy majos. Ha tenido un saborcillo especial. Se respiraba no sé… cierto glamour, como dicen ahora en la tele. La verdad es que tenían muchas ocurrencias. Todos sabían hacer algo, uno pintaba, otro dibujaba. ¡Toma! El escudo lo pintó Pedro López, que lo hizo divinamente y que, por cierto, no era así. Las letras donde pone “Peña Rouna” no eran todas rojas como ahora, iba una parte en rojo y otra en blanco. Lo he estado buscando para traerlo y no lo he encontrado. Todos, todos hacían algo: el Mangolis, el Flaninas, el Pato… Como el suspicaz lector habrá imaginado hay una explicación para cada mote que puntualmente me larga y que, por no considerar políticamente correcto, omito. Algunas cosas es mejor que queden en el tiempo y contexto en que surgieron. Al fin y al cabo es donde residía la gracia que tienen. Ahora algún mamarracho se la quitaría y no le vamos a dar ese gusto. Hala. Luego cuando empezó a funcionar la asociación cultural, con los concursos de fotografía, el cine… Yo tenía mi carnecico. Tantas cosas. Los inventos… ¿Te acuerdas de los concursos de inventos? Las que preparaba Eduardo Malo con los inventos, se le ocurría cada cosa… Nosotros nos hemos reído mucho. Me acuerdo el año de “Todo el mundo al suelo, que viene Tejero”. Si dimos la tabarra con eso. La Juli se rompió un brazo. Otro año César Loris subió a San Roque con un cacho de tartera atado a la cabeza para hacer la queimada. Hemos hecho de todo. Pues anda cuando nos fumamos un porro. Escondidos. Igual íbamos 20; un porro para 20. Mira, yo me moría de risa. MM – Sería efecto placebo…

cargaremos al final. ¿Y los locales? Todo el mundo echaba una mano, pero en todas las peñas. Eran los previos: ir a ver como marchaban las decoraciones, cada una tenía su toque, su identidad. No sé si sería el primer San Roque que fui autónoma, me acuerdo de las chicas que pintaron en las paredes del local los que entonces cortaban el bacalao, con pamela y un pañuelo al cuello de topos. Tan fashion. Me encantaban. ¿Y el escenario colgado del techo, que tantas veces hemos nombrado, y que nadie daba dos duros por que aguantase, al otro lado del río? ¿Y el que se marcó el Gusano, para el 25 aniversario, cuando tuvo su momento Picasso? Chulísimo. Y… tantos detalles. Pero ya hace tiempo que estas buenas costumbres se acabaron y si sólo se hubieran acabado, iríamos bien. Da la sensación de que se ha dado la vuelta a la tortilla y, aunque sea tirar piedras a nuestro propio tejado, te voy a poner como ejemplo un lamentable espectáculo al que asistimos el año pasado en el local de la Rouna: una actuación nocturna que se anunciaba algo así como las go-gos reflectantes. ¿No lo viste? Yo creía que no existían cosas así a estas alturas, donde la tolerancia, la igualdad de sexos, la educación vial y en valores y, desde el próximo curso, la educación para la ciudadanía y los derechos humanos, asignatura sin parangón que se impartirá en 3.º de la ESO, son los pilares de la educación moderna. Bueno, que me voy del asunto. Pues por allí pululaban haciendo el cretino, unas comprometedoras señoritas medio tapadas con tela brillante (debía ser por lo de la reflectancia) mientras, en el escenario, otras bailaban acompañadas por dos enanitos, o sea lo que se conoce como dos personas con problemas de desarrollo vertical… Y no sigo, que ya habrás entendido la situación. ¿Qué te parece? ¿Se les ha ido el tarro a los que contratan las actuaciones o piensan que esto nos pone? K – No fastidies. Ni me enteré, ni me enteré. Ahora por las noches, como me quedo con mis nietos… no me entero de nada.

MM – Desde luego, como escribía Javier Marías en un artículo de una publicación mucho más importante que esta: el conformismo y la conformidad no son sinónimos, la conformidad suele ser admirable y el conformismo lamentable (me ha venido a güevo). Pero bueno, estábamos con tus gustos… K – ¿Qué me guste mucho? Estar con mis hijos, con mis amigos. MM – Te iba a preguntar que te apasiona, pero ya veo que tus nietos te superan. K – Ahora sí. Mis cinco hijos y mis dos nietos. ¡Ah! También me gusta viajar. Antes no te lo he dicho, pero me gusta mucho. Todos los años salgo un par de veces y siempre que puedo hago algún viajecico. Hace unos días estuve en Barcelona. Por cierto con los López, ¿te acuerdas de los López? También fundadores. Siempre dicen que van a venir ¡bah! El otro día me lo volvió a decir José Mari. Luego estuve en Madrid… Pero por encima de todo están mis hijos. Lo que más quiero. A mis hijos y a MIS AMIGOS, que no tengo muchos, pero esos pocos son muy buenos. K – Optimista. Siempre medio lleno. Bastante, bastante lleno. MM – Actualmente eres feliz. Afirmo. K

K – Por el instituto, todos escondidos, para que no nos olieran. ¡Qué gilipollas! Cosas que hacías por romper. ¡Madre si hace años! MM – Pues a los que les tocase el filtro… Fíjate, hasta el uniforme tiene su punto. Es un poco intemporal. En las fotos, de no ser por lo de las pequeñas imperfecciones que nos proporciona el tiempo, parece que no han pasado los años. K – Si, sí… pero la moda también influye; aunque lleves el mismo uniforme y sea de corte intemporal. Esta tarde he estado viendo fotos de aquellos años (¡qué fotos!), y alguno parecía Jesucristo.

veía, ni lo ve, con buenos ojos. De todas formas yo siempre he sido un poco reaccionaria y más a una edad determinada. Me ha tocado vivir en unos años en los que han sucedido cosas muy determinantes, ha habido muchos cambios… Algo habremos tenido que ver. MM – Como ya nos vamos metiendo en harina, si te parece cambiamos de tercio y tocamos temas algo más personales. Tus gustos, por ejemplo, aparte de los toros que ya me has dicho que no te gustan, vamos que no te hace mucha gracia estar tanto en el coso. K – Eso es. No es que no me gusten los toros, lo que no me gusta es que me encierren. Tenían que poner lo de la entrada de los toros aparte. Qué necesidad tiene nadie de pagar tantos toros si no le gustan. Que cada uno se saque su chapa y que luego si quiere toros se compre una entrada. A mi me gusta hacer las cosas porque quiero, no porque me obliguen. MM – Ya se nota, ya. Pero no te escurras que enseguida vuelves a la fiesta y yo quiero que te confieses un poquico. Que estas cosas son las que le ponen al personal. Así que, tú puedes estar conforme, pero de conformista… nada. K – Eso es.

MM – Ni falta que te hace. En este terreno no te pierdes nada. Si con lo que has visto puedes escribir un libro, y no sólo en lo festivo, me refiero al tiempo en que te ha tocado vivir. ¿Te consideras parte de una generación? No quiero decir como la del 27. Por ejemplo la de la gente que se inventó estas fiestas. K – La verdad que sacar adelante estas fiestas rompió moldes. No todo el mundo lo

– Estoy muy contenta conmigo misma. Ahora mismo sólo me preocupa que mis hijos estén bien. Qué más quiero yo: todos mis chicos aquí, felices. Yo también encantada de vivir en mi pueblo. Me encanta mi pueblo. Me lo paso bomba. Por nada del mundo me gustaría ir a vivir a otro sitio. Estoy, por ejemplo, en Madrid, voy andando por la acera y al tercero que pasa y no me dice adiós, me pongo mala. Yo soy de pueblo, lo que te diga, totalmente de pueblo. MM – En resumidas cuentas, Kato y dime si me equivoco: eres una mujer muy segura, transparente, sincera, rotunda, bien agarrada a tu pueblo que te encanta, amante de tu familia,

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ROUNA EXPRÉS muy amiga de tus amigos y enamorada de tus nietos… y sin pelicos en la lengua. A simple vista, buenas cualidades. Pero que te habrán causado más de un disgusto. K – ¡Cómo lo sabes! Pero sí, sí… Buen retrato. MM – Y tus sueños… ¿Qué te dicen tus sueños? K – Me vas a llamar pesada, pero lo mismo: tenerlos cerca, estar con ellos, que sigamos teniendo esta relación, que me llamen. Que sean buenas personas. Si es que mis hijos, son estupendos, muy trabajadores, dicen que la sangre no es agua, y es verdad, los genes no engañan. Me llaman mucho, para todo, y eso me hace mucha ilusión. MM – Pesada, pesada… Lo que pasa es que eres una madraza por su sitio. Y haces bien, si tus hijos son lo mejor que tienes y ellos, verdaderamente, tienen mucha suerte. No creas que te estoy dorando la píldora, es que me encandilo viendo como se te llena la boca hablando de ellos, de lo orgullosa que estás de todos y de que los defiendas como una fiera. Y hala venga, que se nos está yendo la mano y me estás tocando la fibra. Vamos a tratar temas más frívolos, aunque no por eso carezcan de importancia. ¿Qué me cuentas de la celulitis? K – HUUUUUUUUUUMMMMMMMM… Yo no tengo celulitis. MM – ¿Botox, o virgencica, virgencica que me quede como estoy? K – Virgencica, virgencica que me quede como estoy. Si, sí. Fundamental. Buf, buf…deja, deja. MM – Las nuevas tecnologías. ¿Te defiendes con el ordenador? ¿Estás enganchada a Internet? K – Pues no me gusta nada. No he querido aprender, que me harán trabajar más de la cuenta. Mira, el DVD me lo ponen mis nietos. MM – ¿Móvil?

K – Sí, por obligación. Mi hijo mayor me lo exige por trabajo y los otros porque ya te digo que no paran de llamarme. Justo en ese momento le suena. ¿Lo ves? Esta no la contesto. Sigue, sigue.

MM – Lo dicho. Se nos han hecho las tantas. K – Normal. Anda que te he puesto a la última. No sabes gota. MM – Ya veremos lo que sale de aquí. ¡ Menudo material! Habrá que hacer buena criba, no sea que acabemos en la cárcel. K – Tú, tú, qué eres joven…

Y entre col y col… (y nunca mejor dicho porque, además de ponerme al día de todo lo que se guisa, me desveló los secretos sobre la preparación de la lombarda, sin olvidar que ha de ser aguamudada como el cardo,) hablamos de algo que nos apasiona a las dos: de nuestro pueblo, lo alabamos y arreglamos: las calles, los barrios, las casas, los monumentos y las plazas, las de antes y las de ahora; de nuestros amigos ”los buenos”; tuvimos nuestro momento “Maruja”; recordamos a los “excombatientes” y a los incordios generacionales; nos descubrimos alguna que otra debilidad, además de nuestros hijos (y perros); pasamos de las miserias ajenas; nos pusimos estupendas, sentimentales, románticas, y ¡cómo no! algo que nos encanta a los del Colectivo Oscuro, nos pusimos nostálgicas: jugamos a las tabas, a los pitones y a los recortables; hicimos punto de media, pintamos y, de repente, volvimos a crecer y nos dimos de morros… con otras dos cañitas. Bueno chica. Te encuentro estupenda, me encuentro estupenda (cuando leas esto sabrás que me has arreglado el día, lo llevaba chungo, y mira por donde…). Otro rato buenísimo para recordar. MM – Gracias por estar conmigo en fecha tan señalada. No todos los días se cumplen veinticinco tacos. El próximo arreo, o sea el año que viene, que también será un aniversario importante, sobre todo para ti, que asististe al

parto, hemos de vernos, así como hoy, sencillamente, y yo creo que, total, como no habrá que escribirlo y la ocasión lo merecerá, con champán y hasta las tantas. K – ¿No vamos a hacer nada o qué?

MM – ¿Una cena? No, no, mejor una fiesta. Haz una lista con todos los que se te ocurran y nosotros haremos otra. K – ¿Con los que nos caen bien o con todos? MM – Bueno tú la haces… De todas formas a ver que dicen los de la directiva, que algo se les habrá ocurrido. Pero vamos, nosotros nos juntamos. K – Hasta caer muertos, ¿eh? ¡Madre, cincuenta años la Rouna! Esto me preocupa. Pero que no decaiga la fiesta. MM – Si, si. Con baile y todo. Algo informal. Un picoteo estupendo y barra libre. Luego ya lo pagaremos y no sólo con dinero… me refiero. Si acaso podemos preparar unos regalos para hacernos nosotros mismos. Ya lo pensaremos… K – ¡Toma! ¡Un torete! mitos, mujeres, galgos y ciudades, musas, pintores, gatos y novelas, reinas, banqueras, hadas y estudiantes, discos, estrellas, robots y japonesas tienen ese algo misterioso que daba miedo a leonardo y a amiel, que sólo las minorías entienden, que hizo a warhol esposo de su cassette… (“El eterno femenino”. La Mode. 1982) MAGDALENA MAMBO

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Por D.J. Plastinger, con ilustraciones de Nicón Culpis y Potocho.

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N

o debía aparecer esta sección en el último número. Se puede decir que fue un acuerdo que tomamos en La Redacción. Si el lector se mostraba algo duro con nosotros teñiría de un tinte amargo la despedida y podía dejar mal sabor de boca; si, por el contrario, con el pretexto de ser el final, nos doraba exageradamente la píldora, corríamos el riesgo de que estas páginas quedasen excesivamente empalagosas. Bien podía haber elegido otro título para este artículo y sobrarme con un De profundis, emulando a Oscar Wilde en esa larguísima y sentida epístola que le escribe a su amigo Bosie, o descolgarme con una cursilería como Una oda a la amistad… pero lo tenía fácil: simplemente quería mandar una carta al director, en este caso una carta de despedida a mis colegas de la redacción del Rouna Exprés ©; así que he roto el trato y, para ajustarme más a la realidad, lo dejaré en

Queridos:

Observo que, después de releer todo lo que se ha preparado hasta el momento para este número, bien sea por mi parte, o por las vuestras, da la sensación de que hayamos escurrido el bulto de ponernos sentimentales para decir adiós. Parece que, una vez más, sin haber cruzado palabra, hayamos tomado esa consensuada decisión. Pero de nuevo voy a romper el trato, ya que no veo forma de despedirme de vosotros, mis amigos, sin utilizar una buena dosis de ternura y de sentimiento. Digo “mis amigos” porque realmente sois mis amigos. Una parte de los de siempre, los de “cuando éramos pequeños” y que todavía tengo la suerte de que estéis ahí, incluido el padre de mi hijo. Todos estabais antes del Rouna Exprés © y por eso también el Rouna Exprés © está ahí, y todos seguiréis ahí después del Rouna Exprés ©, porque estamos inexorablemente abocados a terminar juntos lo que empezamos, y ahora no me refiero al Rouna Exprés ©.

Podría

recordar por enésima vez los buenísimos, incluso malísimos, ratos que hemos pasado, cómo se nos ocurrió la idea… Me niego. Ya le hemos dado muchas vueltas al

asunto. Tampoco quiero hablar del aniversario. Demasiados aniversarios este año para mí: hace un cuarto de siglo que me casé y hará medio que me parió mi muy querida madre. Por unas u otras cosas, ambos pendientes de celebrar (Marquirritín, aún espero una sorpresilla). También algún otro de carácter laboral que no tengo ninguna intención de celebrar. Chicos, no sé si por culpa de tanto aniversario, he llevado esa tendencia que tengo a recapitular a límites excesivos. No os voy a decir que, a estas alturas, me encuentre con grandes dudas existenciales, o no sepa por donde voy… Pero reconozco que sigo con la debilidad de irme por los cerros de Úbeda, de no controlar y de adelantarme cuando debería esperar. Conductas totalmente erróneas que, como bien sabéis, me llevan a situaciones no deseadas, vamos: escocida y agradecida. Así que, en medio de este flashback de mi vida, me he vuelto a proponer pasar de lo que tenía que haber pasado hace tiempo y agarrarme a lo que no me percato que tengo, antes de que lo pueda echar en falta. Como siempre cuestión de prioridades. Y reorganizando estas prioridades vuelvo a comprobar encantada que mis amigos alcanzan uno de los primeros puestos. Y ahí es donde entráis vosotros, La Redacción, porque formáis parte de ese elegido ramillete, que casi podía llamar bouquet, de amigos que me quedan y porque es también en la redacción donde habéis aguantado más de una de estas crisis que los descontroles provocan en mi vida y que, en más de una ocasión han coincidido con la temporada de confección del Rouna Exprés ©. ¡Vaya descubrimiento! estaréis pensando. Ya se sabe que somos amigos. Sí, sí, pero a mí me gusta a veces recordar lo que ya se sabe, y a nadie le amarga un dulce. En cuanto a lo de las crisis… ya sé que también sois expertos en encajarlas… Entiendo que a los amigos no se les tiene que estar todo el día pidiendo disculpas y desde luego, no os voy a machacar con un mea culpa que además no sería del todo cierto, pero un lo siento no cuesta nada cuando se desbarra, así que lo siento mucho por las veces que me he puesto petarda. También sé que a los amigos no hay que estarles eternamente agradecidos, pero tampoco cuesta nada darles de vez en cuando las gracias, así que gracias por no exigirme nunca explicaciones, por darme sin vacilar lo que he necesitado incluso antes de pedirlo, por no haber traicionado mi confianza por nada del mundo, por acompañarme o dejarme en paz cuando lo he necesitado, por entender y olvidar más de una salida de tono… en definitiva, gracias por ser así, os quiero una hartá. Bueno, la intención era despedirme, no disculparme, pero me apetecía largaros esta sarta de obviedades que nunca están de más. Se diría que son el abono que le pongo al agua de riego de mi ramillete. Eso tiene la amistad, para que no se marchite hay que alimentarla y así consigues pata negra. Tengo una grandísima suerte de poder deciros todo lo que os he dicho. Habrá gente que no tendrá a quien, ¿o qué? Sabéis que pienso que no todo es blanco o negro, que existe una extensa gama de grises, pero en esto de la amistad discrepo conmigo

misma: o eres amigo o eres no-amigo. Los conocidos y los enemigos yo los clasifico en otro casillero de sentimientos. Me gustaría que si algún no-amigo mío tiene la mala suerte de leer estas líneas, se preocupe de por qué los árboles no le dejan ver el bosque y que su propio egoísmo le permita comprobar lo sencillo que es conservar un amigo, claro que antes hay que conseguirlo. Insisto los noamigos, no los enemigos; estos son otra cosa. Los no-amigos son los que, por sus insistentes demostraciones, se caracterizan como coincidentes con la raza porcina (y lo siento por los cerdos), y pasan a convertirse en “cero patatero”.

¿Tocados? Nooo. Tampoco ha quedado tan blandengue… Sincera, pienso yo. Otra cosa es lo que piense el paciente lector al que pido perdón por la barrila que le estoy dando sin comerlo ni beberlo. Espero que lo entienda. Tampoco me apetecería dar una imagen como de pena, vamos que me da pena dejar esto, lo hemos decidido todos y así está bien. Sentiría lástima si, por esta razón, nos dejásemos de ver, pero eso es imposible precisamente por nuestra condición. Es más, conociéndonos, me atrevo a decir que el año que viene, allá por el mes de mayo, me veo tomando algo en la agradable terraza del ático, hasta la fecha sede de La Redacción, y Mainini soltará: pues me ha dicho mi “cuñao” que fulanito puede que sea el “penista del ano” y que las fiestas empiezan el… Y una servidora: ya tengo la portada, ya tengo la portada, me haría falta una foto de… Y Luis Macetas, como un cuete, encendiendo el ordenador para buscar en la red un corta-pega y colorea que se pueda adaptar al fotosop… Y mi Marcos volviendo a rumiar sobre el tema de la serie que tiene pensada, tipo Friends, pero adaptada a las fiestas de San Roque… Y ya se habrá liado. Si es que somos incorregibles. Incorregibles o lo que sea, pero que yo no os suelto ni con agua caliente, ni a vosotros ni a los otros pocos que no forman parte de La Redacción, pero sí de mi vida. Vuestra amiga, Magdalena Son mis amigos en la calle pasábamos las horas son mis amigos por encima de todas las cosas son mis amigos

PD - Por cierto, ya tengo pensada la portada para el número cero del Rouna Exprés Again ©.

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