Animalario

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Jos茅 Ram贸n Olalla Celma

Animalario de un coordinador Escuela 2.0


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Introducción .............................................................................................6 Elefante .................................................................................................. 7 Avestruz ..................................................................................................8 Lechuza................................................................................................... 9 Grifo ...................................................................................................... 10 Abeja ...................................................................................................... 11 Buho .......................................................................................................12 Ardillas.................................................................................................. 13 Mariposa ............................................................................................... 14 Sirena .................................................................................................... 15 Hormigas ................................................................................................ 16 Pavo real ................................................................................................. 17 Perro Pastor ........................................................................................... 18 Moscas .................................................................................................. 19 Pequeñas criaturas .................................................................................. 20 La selva de profesores .............................................................................. 22 Epílogo ................................................................................................... 23

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no se ve obligado a poner oficialmente y por escrito lo que dan de si (y de no) los programas en los que participa, como este Escuela 2.0 que me ha tocado en suerte en este mi primer año en el Zaurín (que es el nombre de mi instituto). Debido precisamente al carácter oficial de esa memoria de intenciones, logros y fracasos, he tenido el disgusto de moverme más cerca de la realidad que de la ficción, como no puede ocurrirle de otra forma a un vendedor de humo. El imperativo de mantener el memorando asentado en el mundo de lo real y la necesidad personal de seguir platicando sobre el humo y sus virtudes me han llevado a escribir, a modo de desquite, este breve animalario de seres reales y mitológicos que comparto con quien quiera leerlo.

Calatayud - Ateca, a 6 de julio de 2011

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l elefantes hay en casi todos los sitios: en la selva, en el zoo, en los museos de Historia Natural (aunque allí están en los huesos) y hasta en los institutos (ecosistemas de Escuela 2.0). El primer día que llegué al mío me enseñaron uno en el taller de tecnología: montado sobre un palé y envuelto con plásticos esperaba mi llegada o la de cualquier otro que supiera qué hacer con él; por más vueltas y vueltas que di a su alrededor, no le vi la trompa por ningún lado, pero su volumen no dejaba lugar a dudas: desde el primer momento supe que eran un elefante y su circunstancia que es, precisamente, la que le proporciona semejantes proporciones (no en vano Juan Luis Cebrián escribió un libro titulado "el tamaño del elefante" que no hablaba de paquidermos, sino de hechos). Aunque soy Ambroise Paré (1573-1585) hombre de acción, preferí dejar las cosas como estaban, no rasgué el plástico del embalaje, apenas miré las cajas de sus pertrechos llenas de cargadores y maletines y me retiré procurando dejarlo todo como si nunca hubiera estado allí, más preocupado por la circunstancia del animal que curioso por saber enseguida si el paquidermo tenía las orejas grandes o pequeñas, bastante tenía yo con lo mío y mi circunstancia.

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vestruz, como indica su nombre, es un ave que no vuela porque tiene las alas muy pequeñas, aunque eso no lo indique su nombre sino la perspicacia de cada uno (y no hace falta ser muy perspicaz). Si las has visto alguna vez, aunque sea en la tele, que es el sitio desde donde vemos normalmente las cosas, sabrás que les gusta correr y, Ambroise Paré (1573-1585) cuando se asustan, corren y corren sin saber muy bien dónde ir hasta que se paran agotadas y escoden la cabeza bajo su ala (nunca he sabido si para no ver o para que no las vean, como los niños asustados). Yo fui un avestruz los primeros días: corría y corría de un lado para el otro, asustado porque no sabía qué hacer con el Elefante y, cuando me preguntaban, ocultaba mi cabeza bajo un ala de excusas técnicas: "No han dado todavía instrucciones..." "Primero habrá que tener la electrónica lista..." Y otras menos concretas: "¡Buf...!" "A ver si..." Mientras corría y corría hacia 3ºb para calibrar el cañón o hacia 2ºa para desbloquear el sobremesa. Tan avestruz estaba que llegué a tragarme una galleta de chocolate que había en la sala de profesores con su envoltorio brillante y todo. Un día, al mirar por una rendija el interior del taller, me llevé un disgusto: otro Elefante había llegado y pacía expectante junto al primero.

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echuza y hechicera tienen "che", que era una letra con sitio en el diccionario y hasta en el orden alfabético y, aunque ya no lo es, sigue sonando por arte de magia, pues mágico es que una letra fallecida suene, como esos espíritus que, pese a no figurar en el alfabeto de la vida, permanecen en un rincón observándolo todo o vagando por los corredores de las mansiones oscuras. Fui lechuza y hechicera para, con artes blancas y negras, convertir a los dos enormes elefantes en doscientos más pequeños y poder así esconderlos, como hacen las lechuzas con sus tesoros, fuera de la vista de todos. Encontré después unos carros: tres primero, también en el taller, y cuatro más tarde que unos desconocidos descargaron de un camión: siete grandes y pesados blindados rodantes como máquinas de guerra, Natural history, general and que servirían para alojar a mis doscientos elefantes y que particular de Georges Buffon también cupieron en el escondrijo. Mi instinto de lechuza quedó satisfecho: nada estaba al alcance de nadie y todo estaba a mi alcance, así que hube de cambiar de condición para no caer en el error de acaparar todos los objetos del centro: la destructora de documentos llamaba poderosamente mi atención.

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rifo,la mitología ha resuelto mi duda; el león no acababa de convencerme, si bien manda y defiende con celo el territorio, es poco laborioso en otros quehaceres más domésticos; su mixtura con el águila multiplica su fortaleza por ocho y lo acerca más a la realidad: siempre oteando sobre las cabezas de los demás seres, atento a su presa y a las posibles amenazas de su espacio vital. De poco me servía sonreírme al imaginar que con sus garras se fabrican copas si sabía que con sus costillas se construyen arcos cuyos dardos son imposibles de esquivar. Pronto tendría que rendirle cuentas y demostrarle merecer su confianza, así que mi miedo por no saber qué hacer con todo aquello y por lo que quedaba por venir crecía cada día y pasé por los estados de topo (aunque pronto descubrí que cerrar los ojos no me libraba de la sensación de su presencia), ratón (hasta que me percaté de que cuanto más frecuentes eran mis huidas más llamaban su atención) y cigarra (decidiendo pasar hasta que no quedara más remedio). Nada consiguió calmar la ansiedad por la acechanza del Grifo, cuyo aliento sentía en mi nuca cada vez que recorría los pasillos corriendo hacia no sé qué primero.

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beja nunca fui, pero me topé con una que respondía fielmente a las características de las denominadas obreras (conocí a más y también coincidí con algún zángano, pero no viene al caso). Se dice de este himenóptero que es laborioso y pasa la vida obteniendo el néctar de las flores para fabricar dulce miel en una suerte de estructura hexagonal perfecta propia de la más compleja ingeniería; en su incesante empeño poliniza, como dejando un discreto regalo, las flores en las que liba. Es cierto que tiene aguijón y que pica, pero conmigo no lo usó nunca, aunque me lo temí algunas veces, seguramente merecidas. Me vino muy bien contar con alguien a quien contarle mis dudas, mis temores, mis agobios y, sobre todo, de quien escuchar preguntas Grabado de M. Greuter en Mellissographia acerca de qué cosas había que hacer y opiniones sobre cómo hacerlas. Por horario solo me acompañaba dos horas, pero siempre sacaba algunas más cuando hacía falta. Su insistencia, lejos de convertirse en un molesto zumbido, fue la que me abrió los ojos y su natural empeño me obligó a ponerme las pilas. Se me hizo imprescindible y su sabiduría ingenieril sacó de no pocos apuros a mi impericia manual.

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úho sería a continuación y aunque a lo largo del año me he convertido en otros muchos animales, he recuperado mi condición de búho no pocas veces. Es ave nocturna, como yo mismo, y dicen que reflexiva, aunque algo sabihonda, condiciones que necesitaba cansado ya de tanto correr y justificarme y volver a correr sin encontrar la clave de todo esto. Por las noches pensaba y pensaba: habrá que organizar los doscientos Elefantes reducidos, ponerles nombre y dejar constancia escrita de su distribución entre las criaturas pobladoras del ecosistema, además de hablar con sus familias, configurar la red, ponerlos en marcha, preparar los carros, formar a los seres de toda especie y condición que habitaban Saverio Manetti el bosque de profesores y convencerlos de que (1723-1785) algo habría que hacer con los doscientos elefantes y sus doscientos destinatarios. Papeles y más papeles venían a la cabeza: contratos, listados, etiquetas identificativas... El Grifo se portó bien y colaboró en la faena, junto con sus compañeros de la Cúpula preparamos protocolos y reglamentos. La Abeja y yo sabíamos el tamaño del elefante se multiplicaba porque junto con los dos centenares de paquidermos veíamos venir otros tantos cientos de circunstancias.

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rdillas, necesitábamos ardillas. Había muchas criaturas en la selva que correteaban de aquí para allá por los pasillos, por el patio... Subían y bajaban por las cuestas en un griterío incesante que solo parecía calmarse cuando, tras entrar en sus recintos, llegaba el Perro pastor y conseguía hacerse oír. Pero eso no ocurría siempre, algunos de estos pequeños animales, especialmente las ardillas, eran de natural travieso y desobediente, las más de las veces sin mala fe e impelidas por una energía natural desbordante que les hacía sobrepasar los límites establecidos. "Te ha caído una amonestación" esa era la sentencia a su inquietud incontrolada, y una forma de cumplir su castigo era realizar trabajos Buffon, Georges-Louis Leclerc (1754). Collection des animaux quadrupèdes comunitarios. En la cuerda de castigo se juntaban con otras criaturas no tan ingenuas, como hurones y comadrejas, cuyas faltas provenían de acciones más premeditadas. La Abeja y yo hablamos con la Tigresa adjunta, de carácter más bonancible de lo que presupone su empleo disciplinario, y le pedimos cuadrillas para montar los carros; así, uno a uno y con más buenas caras que malas, quedaron conectados todos los cargadores.

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ariposa es el proceso en el que nos hemos metido y el que hace recelar a algunos de los pobladores del bosque de profesores cuando intentamos explicarlo. Mariposa es el resultado final de una metamorfosis asombrosa y real a la vez: huevos de todas las disciplinas del saber, cada una con sus métodos, sus conceptos y sus usos: las Ciencias, las Matemáticas, las Letras, la Geografía y la Historia, las Artes... De ellos nacieron orugas que llevaron el conocimiento a las aulas y los centros con mayor o menor fortuna metodológica, incorporando las herramientas que el progreso ponía a su alcance: pizarras y tiza; libros, cuadernos e instrumentos de escritura; televisores, vídeos, Anna Maria Sibylla Merian: Metamorfosis de una proyectores, diapositivas... Las orugas, mariposa (1705). siguiendo su naturaleza, mutaron en crisálidas y, en su retiro, soñaron ordenadores, proyectores y pantallas, redes, internet, pizarras digitales y cientos de portátiles al alcance de las criaturas. Y soñaron la certeza de una metamorfosis en la selva con una metodología diferente que las convertiría en Mariposas cuando despertaran.

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irena tuve que ser y afiné mi voz para que sonara tan prodigiosamente atractiva a los oídos de los demás seres que se sintieran impelidos a seguirla sin remisión. No quería atraerlos hacia rocosos fondos para que naufragaran al pie de acantilados inexpugnables como gustaban de hacer mis antepasadas1, sino conducirlos hasta puertos seguros donde atracar sus naves y proveer la despensa mientras aprendían nuevas técnicas de navegación en tranquilas playas, recibían consejos y preparaban nuevos proyectos en los que mi amiga Abeja y yo nos comprometimos a colaborar. Seguramente no di a mi voz la armonía necesaria para atraer a todos los John William Waterhouse, 1901 navegantes y algunos siguieron su camino. Tampoco supe mantener el tono adecuado para evitar la partida precipitada, excusada o subrepticia de algunos. Con todo, fueron muchos los que zarparon cumplido el plazo y conseguido el objetivo en el que nos habíamos empeñado tarde tras tarde y no sin esfuerzo por parte de todos. Tendría que haber elegido el Tritón, de pasado más presentable, pero reconozco que me ha podido el deleite de acompañar el texto con esta imagen de Waterhouse 1

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ormigas fuimos una laboriosa tarde (hubo quien le cogió el gusto y siguió siendo hormiga todo el año). Sabido es, por observación o fabulación, que las hormigas son humildes himenópteros que constituyen sociedades muy organizadas donde actúan como una entidad única para trabajar colaborativamente en favor de la comunidad2. Las pequeñas criaturas del ecosistema y sus familias, enterados de la existencia inactiva de los elefantes, comenzaban a impacientarse y decidimos, por presión y convencimiento (que es como se viste la claudicación) que había llegado el momento. El Grifo se hizo hormiga, lo mismo que la tigresa adjunta; hubo una hormiga física, otra británica, una M. C. Escher (1898 - 1972) tercera que subió del bar y otra de secretaría, todas al mando de una hormiga reina y muy experta que llegó del centro de profesores tras no pocas martingalas: desembalamos, enchufamos, encendimos, normalizamos, apagamos, etiquetamos, embalamos y distribuimos los doscientos Elefantes. 2

¡Toma ya Wikipedia adaptada!

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avo Real tocó ser el día en el que, con todo dispuesto (más o menos), tuvimos la puesta de largo de este tinglado. La ocasión lo merecía y había que vestirse de gala, acicalar las palabras, las imágenes y los textos con que íbamos a explicar el programa acicalado de todos los adornos posibles. Iban a venir las familias de las pequeñas criaturas y teníamos que predicar bondades, dulcificar maldades, explicar defectos y convencer resistencias. Vinieron muchos, casi todos los convocados (primero los de segundo, segundo los de primero) y también estuvieron los miembros de la Cúpula selvática, y los Perros Pavo real hindú Pastores de cada una de las manadas. Primero habló el Grifo que, como siempre, ¿iba a ser breve? Respondimos preguntas, hasta de Geografía, dimos cuantas recomendaciones se nos ocurrieron sobre el cuidado de los elefantes (y alguna más) hasta que familias, Perros Pastores y miembros de la Cúpula se dividieron en grupos para formalizar el acto de entrega mediante la firma de contratos. Muchas de las pequeñas criaturas esperaban ansiosas en el claro del bosque para acompañar hasta casa a su nuevo amigo.

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erros Pastores se ocupaban del cuidado de las criaturas; aunque en sus territorios entraban otros seres que ejercían distintas disciplinas, a los Perros pastores se les destinaba un papel primordial en la formación de la fauna menor, pues amén de impartir las enseñanzas propias de cada uno, ejercían la tutoría y, por tanto, eran responsables de la manada y de cada una de las criaturas que la integraban, les proporcionaban información, les guiaban en su autoconocimiento, les ayudaban en sus dificultades, intervenían en la convivencia y en la resolución de conflictos, promovían la participación, favorecían la integración, perseguían el desarrollo evolutivo, coordinaban las juntas de evaluación y las sesiones de equipo para adoptar medidas comunes, informaban a las familias y colaboraban con ellas en el proceso educativo... Y todo ello lo hacían con gran dedicación y empeño, los mismos que pusieron en la tarea de introducir los Elefantes en las aulas, explicar a las pequeñas criaturas los cuidados necesarios, introducir un engendro llamado intranet, comprobar periódicamente el estado de los paquidermos... Y todo ello lo hacían felices de contribuir a tan pedagógica causa por un salario inferior al de años pasados.

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oscas hay para todos los gustos y para muchos disgustos (que se lo pregunten a la mosca negra que obsequia con bonitas ronchas a quien se acerca por el Ebro o a la mosca tsetse, que tiene nombre de baile marchoso pero transmite la enfermedad del sueño). Dicen que acompañan al hombre (y a la mujer) desde la Prehistoria3. Mi amiga la abeja y yo hemos sido moscas con frecuencia intentando estar en todo (hasta en la sopa que es un ecosistema muy adecuado para una mosca); hemos sido moscas de biblioteca para colaborar en el blog y otras iniciativas; mosquitas muertas en la planificación de actividades de centro o departamento; moscones para enterarnos de lo que se tramaba y entrar en ello por un resquicio; moscas de la tele, para buscar vídeos; moscas cojoneras, zumbando entre compañeros para que aplicaran esto o aquello; moscas del vinagre en los laboratorios; moscardas en el ciclo de hostelería; moscardones cuando alguien no cumplía los protocolos... Aunque sabíamos que " en boca cerrada no entran moscas" nos dejamos atrapar en mieles ajenas y, a riesgo de que "quien no tiene qué hacer con el rabo mata moscas", nos enredamos en telas de araña de las que no siempre salimos indemnes. Menudo mosqueo si se enteran las moscas, porque la Moskipedia afirma que son el hombre y la mujer quienes las acompañan a ellas desde el Pleistoceno 3

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equeñas criaturas del bosque hay tantas y son de tantas especies (insectos, reptiles, anfibios, aves o pequeños mamíferos que corretean por las sendas, alborotan en el claro o se recogen en sus territorios a toque de sirena... ) que es imposible citarlas a todas, por eso solo nombraré a las más significativas y significadas: Arañas, siempre Chicharras o Cigarras y Grillos que preguntan ¿cuándo usaremos... cuándo los traemos, podemos sacarlos, podemos jugar, podemos...?

Ranas que sabían navegar y guardar la ropa

Luciérnagas, cuyas ideas iluminan

tejiendo la red

Gorriones que acumulan el grano día tras día Castores permanentemente dispuestos a formar equipo Camaleones capaces de camuflar cualquier rastro Ornitorrincos multimedia Perezosos... y decenas de especies más.

Serpientes sibilinas

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De entre todas las pequeñas criaturas había una manadita a la que no puedo dejar de referirme: aunque pertenecían a distintas especies y procedían de diferentes niveles y zonas, eran reconocidas por sus buenas calificaciones(que tampoco tenían que ser excelentes), por su capacidad de trabajo y por su eficacia o creatividad en el manejo de los Elefantes, las redes, Internet y todas esas zarandajas tecnológicas, sin necesidad de caer en el "frikismo" (que también). Bajo el nombre de tic-tac-toc, se juntaban todas las semanas para aprender nuevas herramientas y aplicarlas a contenidos concretos, buscar soluciones a problemas de aula o realizar trabajos con mágicas y espectaculares técnicas . Su papel Carátula de un disco del Carnaval de los animales de EMI era muy importante ya que constituían una avanzadilla tecnológica y se encargaron de llevar esas novedades a sus respectivos territorios y mostrarlas a sus colegas. Una camada de criaturas expertas infiltradas en los distintos territorios que se ofrecían desinteresadamente para arreglar igual un roto que un descosido... ante la natural desconfianza de muchos de los seres del Bosque de profesores.

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l bosque de profesores estaba regido por la Cúpula, con el Grifo a la cabeza; no hemos nombrado al disciplinario Tigre, su segundo, y al que la Abeja y yo debemos toda suerte de equilibrios horarios para poder dedicar al tinglado el tiempo necesario (que no suficiente). A la Cúpula pertenecían también la Tigresa Adjunta y la Canguro, a la que inundábamos de papeles y facturas. Además de la Cúpula, otros seres, los más variopintos que imaginarse pueda, habitaban el Bosque de profesores; muchos ejercían de Perros Pastores, aunque sufrían diversas metamorfosis para, en ocasiones, resultar astutos Zorros, amigables Koalas, escurridizas Lagartijas, feroces Lobos o simpáticos Pingüinos. Muchos nos miraban con recelo, otros temían nuestra ayuda por lo que pudiera pasar y los más nos aceptaron como un mal necesario, incluso algunos Christian Stocker como un bien imprescindible. Seguramente el animal más escéptico es el Okapi, que dejó su evolución a medias porque nunca se creyó capaz de llegar a ser Jirafa; nosotros tuvimos varios: alguno se reafirmaba siempre en su condición y pedía la calma que consideraba necesaria gracias a la cual consiguió ser de los primeros en llegar a ser Jirafa sin prescindir de su escepticismo radical.

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Esta ha sido una historia de bichos que vivieron juntos, con más o menos intensidad, un año de Escuela 2.0. Es cierto que faltan algunos, porque hubo Hienas que dificultaron el proceso, pero eran de otro ecosistema y no merecen que les dediquemos más tiempo; de los hechos de otros seres no tenemos más constancia que su presencia en la selva, por eso tampoco figuran en la nómina.

Por fin hemos llegado hasta esa estrofa que dice:

Doscientos elefantes se balanceaban sobre la tela de una Araña y como vieron que resistía fueron a llamar a X4 Elefantes

Siendo X el número de pequeños elefantes que pueden (o no) llegarnos al año que viene para los que empiezan primero. 4

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