De oficio, herrero

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Morata y Velilla de Jiloca

De oficio:

Herrero Francisco Martínez tiene 67 años, de oficio: herrero, un oficio heredado por su padre y abuelo. “Mi padre tenía seis hermanos y todos fueron herreros, dos se quedaron a trabajar aquí en Morata de Jiloca, los otros fueron a Villafeliche, Calatayud, Velilla y Aniñón. Y seis de mis primos hermanos también han sido herreros”.

A pesar de que Francisco se jubiló hace dos años, todavía continua realizando pequeños trabajos, por ejemplo, todavía pone las herraduras al burro de Gregorio Fuentes, más conocido como “El Moreno”.

Desde que Francisco empezó, el oficio ha evolucionado mucho, la vida de un herrero era bastante dura, la jornada empezaba a las seis de la mañana, los agricultores ya esperaban con las caballerías para herrar y las herramientas y utensilios propios de las faenas agrícolas para arreglar antes de marchar al campo. luego a trabajar en su taller denominado Fragua, “bien protegido con un delantal de cuero”. Con el hierro hacía toda clase de trabajos: los aperos de labranza, como los barroncillos para los arados y sobre todo 30 ´ó 40 herraduras de repuesto para que no faltasen En su fragua todavía se encuentran las herramientas típicas del oficio, indispensables para realizar su trabajo: un fogón en el que se calentaba el metal que se iba a forjar y en el cual se encendía la llama del carbón mediante un fuelle. El yunque que era de hierro forjado. Los martillos de diversos tamaños. Las tenazas también de varios tamaños. Un tornillo o más, bien robusto fijado a un banco de madera y la pileta del agua para enfriar las herramientas y las piezas trabajadas. El sistema de contabilidad que usaban para las herraduras era infalible, se llamaba “tarja” Francisco cogía un canuto de unos 20 cms. y lo partía por la mitad, entregaba una parte al cliente y la otra se la quedaba él, cuando se ponían herraduras nuevas, cada uno sacaba su trozo de caña y le hacían una señal idéntica, lógicamente las señales siempre tenían que coincidir, ninguno podía hacer trampa. Al final de la temporada cuando se recogía la cosecha, había que pagar al herrero, las herraduras se pagaban en metálico, algunos de los otros trabajos, se pagaban con trigo que el herrero llevaba al molino para obtener la molienda de harina necesaria para todo el año.


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