revista Cultura de Veracruz regresa a la circulación 104

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Raúl Hernández Viveros

Edgar Aguilar, Marco Tulio Aguilera Garramuño, Marco Antonio Acosta, Mario Calderón, Celina Márquez, Omar Piña, Silvia Tomasa Rivera, Vicente Francisco Torres, Juan Ventura Sandoval. Ejemplar: $50.00, suscripción: 500 pesos. En el extranjero Dls. 30

Subdirector Alberto Hernández Vásquez Administrador Mario Hernández Vázquez REVISTA Cultura de VeracruZ, Año XXI, No. 104, Julio / Agosto 2017, es una publicación bimestral. www.nuevaepoca.blogspot.com / culturadeveracruz@yahoo.com.mx Editor responsable: Alberto Hernández Vásquez. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo 04-2010081613030000-102, ISSN, en trámite. Licitud de Título: (en trámite). Número de Licitud de Contenido (en trámite). Impresa por Ediciones Cultura de VeracruZ, Altamirano No. 35, Col. Centro, C.P. 91000, Xalapa, Ver. Este número se terminó de imprimir el 26 de Agosto de 2017, con un tiraje de 1000 ejemplares. Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la publicación. Queda estrictamente prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la publicación sin previa autorización del Instituto Nacional del Derecho de Autor.

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INDICE 2

Régulo León Arteta La balsa de raíces

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E. Pablo Zamora P. Estampas campiranas

12 Alberto Vargas Iturbide, Slam de la juventud del mundo 18 Carlos Roberto Morán, Obras completas 22 Guillermo Cabrera Infante, Premio Cervantes 23 Ángel Balzarino, Menos de tres minutos 26 Todos sombríos 29 Raúl Hernández Viveros, El derrumbe de una nación 31 Samuel Pérez García, Epitafios 1

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inclusive cuando se lo comentó a su papá él opinó lo mismo. Pero cuando su aparición en el desayuno era con sendas ojeras, rostro pálido, hombros caídos y movimientos lentos casi arrastrando los pies se hizo cotidiana, se alarmaron. Parecía que aquella niña vivaracha e inquieta y amante del básquetbol, no era la que ahora vivía con ellos. Por lo que, esa molestia provocó que las visitas a los médicos fueran parte de la vida familiar, mientras que con anterioridad todo había sido normal. También cuando su papá le comentó del reportaje que apareció en la revista y dada a su gran desesperación, convenció a sus padres de pedirle su intervención. Salvador les comentó que empezaría el próximo lunes y que las sesiones serían los siguientes lunes a las cuatro de la tarde y les advirtió que ese trato seria por un mes, tras el cual evaluarían su trabajo. Además le pidió que se comprara una libreta y la tuviera cerca de su cama, para que a partir de mañana y tan pronto despertase, describiese lo que soñó con lujo de detalles. Que no lo dejara para después porque olvidaría o cambiaria algunos detalles muy importantes. El lunes Lucía llegó con la libreta en blanco y le comentó a Salvador que no había soñado nada. Cosa que Salvador le aclaró que quizá si había soñado, pero que la experiencia era tan fuerte que la borró de su memoria. Inclusive le preguntó si recordaba algún sueño anterior a su situación actual, a lo que contestó que sí, aunque había olvidado ya muchos detalles. Entonces Salvador le resumió la experiencia de los gatitos, a los que cuando dormían les interrumpían cada vez que iniciaban su movimiento ocular rápido, más conocido por sus siglas en inglés como REM o sea Rapid eye movement, que es el momento

Régulo León Arteta La balsa de raíces Lucía era una niña casi adolescente, que al empezar a dormir se quejaba de fuertes dolores en todo el cuerpo y despertaba sintiéndose como si la hubieran atropellado. Pero en los múltiples exámenes de los médicos alópatas y con los aparatos más sofisticados no aparecía ninguna lesión. Cansados sus padres recurrieron a medicinas alternativas y finalmente desesperados hasta acudieron a los brujos más famosos, también sin resultados. Finalmente en una revista de la peluquería, su papá vio el reportaje de un caso de terapia de vidas pasadas, que fue seguido de cerca por varios médicos y realizada por el conocido psicólogo Salvador Evangelista Solís y que quizá por sincronía junguiana su caso se parecía mucho al de ella. Tras localizarlo y obtener una cita, llegaron a su mini consultorio, tan diferente a los de aquellos médicos con una espaciosa sala de espera llenos de diplomas, aunque solo fuera por asistencia a congresos y la indispensable recepcionista. Este ni su título profesional ostentaba, pero su fama como terapeuta y maestro era vox populi en la comunidad. Pero eso si rodeado de varios libreros que llegaban al techo y algunos libros apilados sobre su escritorio. Tras plantearle la situación, el observó que se movía como si estuviera muy golpeada sin estarlo e inclusive les hizo la pregunta obligada de que si había tenido un accidente. Ella solo le enfatizó su miedo a volver a vivir esos terrores nocturnos al iniciar el sueño y solo lo conciliaba por cansancio y más recientemente con somníferos y sus clásicos efectos secundarios poco gratos. También que esa situación había empezado hacia seis meses, inicialmente no le dio importancia y pensó que era pasajero, Cultura de VeracruZ

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Pues bien te invito a recordarlo y para facilitarlo cierra los ojos. La respiración de Lucía poco a poco se torna más tranquila y hasta sonríe. ¿Recuerdas las expresiones de tus padres dándote ánimos? Pues bien recuerdas el lugar y, el momento y algún olor o sonido que se te quedó gravado. ¡Sí y fue muy bonito¡ Ahora imagínatelos en este momento cerca de ti e invitándote a hacer esta nueva hazaña. Vamos a hacer una prueba instantánea en la pantalla. ¿Ahora si te animas? Asiente con la cabeza. Cierra los ojos y has respiraciones profundas y pausadas como si estuvieses en tu cama, lista para dormir. Pero recuerda que vas a estar en una pantalla, de donde puedes trasladarte instantáneamente cuando quieras, a un cómodo sillón. Su respiración se hace muy acelerada y extiende sus brazos buscando algo. Ahora aléjate de la imagen en la pantalla y trasládate al sillón. Vuelve a respirar tranquila y profundamente, para que puedas observar la imagen de la pantalla. ¿Qué observas? Unos brazos peludos buscando algo desesperados. Aunque ya salí de la pantalla tengo la sensación de estar en el aire. Ahora poco a poco empieza a abrir los ojos, comprueba que estás en un sillón, muy cómoda y segura en mi consultorio. Además confirma cómo son tus brazos. Espero que ya puedas dormir mejor y por favor es muy importante que al levantarte de la cama escribas lo que soñaste y los sueños sucesivos todas las mañanas y me los leas dentro de ocho días. Lucía les comentó a sus padres esa experiencia y así se enteró que su abuela paterna había tenido los mismos problemas para dormir a la misma edad, por lo que le recetaron drogas muy fuertes y siempre andaba como sonámbula. Pero como era muy hermosa no tardó en casarse

que ellos y nosotros soñamos y que al atajárselos les provocaron graves trastornos de conducta. Lucía: ¿Sabías que puedes manipular tus sueños, cambiar de esa manera tu actitud y obtener mejores resultados en tu vida cotidiana? Pero en esta ocasión, vamos a aproximarnos al momento en que te empiezas a dormir, pero tu sueño lo vas a ver en una pantalla y podrás salir a voluntad, sentarte cómoda en una butaca y ver la escena como si fuese una fotografía. Pero tan solo de pensarlo me da miedo. Eso es normal, el miedo es instintivo y provoca reacciones fisiológicas que nos permitieron sobrevivir ante el peligro, desde épocas muy antiguas. Pero es tu caso necesitamos manipularlo, por eso te advertí lo de la pantalla y tu situación en una butaca confortable, o sea con la situación ambiental controlada en todo momento. Así podrás entrar y salir de la pantalla a voluntad y yo te estoy apoyando también en todo momento. Pues bien: ¿Te animas a empezar? Mirada ansiosa y con miedo Cambiando un poco de tema. ¿Puedes recordar un momento en qué lograste algo… qué era para ti muy difícil? Déjeme recordar… si tenía miedo de hablar ante un auditorio y mis papas me dieron ánimos. Julio / Agosto de 2017

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y poco después trajo al mundo muchos hijos, que a pesar de su problema se encargó de criarlos amorosamente. Como ya habían investigado sobre las terapias de vidas pasadas, concluyeron que la experiencia de ver unos brazos peludos pudiera ser la de algún ancestro muy velludo. A los ocho días ya las ojeras y las contracturas musculares habían desaparecido. También las narraciones de sus sueños estaban más relacionadas con sus experiencias cotidianas y las crisis propias de su edad, aunque durante los mismos, a ratos sentía la sensación de estar flotando. Por lo que Salvador la invitó a repetir la experiencia de la pantalla y el sillón, repitiendo la rutina de relajarse y cerrar los ojos. Pero le advirtió que ahora podría aprender a manipular sus sueños. Ahora vas a volver a colocar la imagen que viste hace ocho días en la pantalla y a imaginarte que es parte de una película, la veras desde tu sillón y me la irás narrando. Empiezo a ver algo borroso y tengo la sensación de que mis pies están en el aire. Ahora veo que lo borroso son cosas que me pasan cerca, pero muy rápido. Alcanzo a agarrarme de la rama de un árbol, mientras otras me golpean por todas partes. Está bien ahora date cuenta que estas en el sillón y no en la pantalla. Poco a poco empieza a respirar pausada y profundamente. ¿Que se te ocurre que puedes hacer en tu sueño para no ser golpeada? Volar y alejarme de esa avalancha de árboles. ¿Por qué no lo intentas regresando a la pantalla? Si puedo, ya no me golpean los árboles. Ahora vuelve a regresar a tu sillón y poco a poco regresa a la realidad de este consultorio. ¿Cómo te sientes? Bien, creo has hecho un gran avance. Nos vemos dentro de ocho días para evaluar todo y tomar decisiones. Cultura de VeracruZ

Tras esos siete días Lucia, ya era otra persona y hasta parlanchina. Así que Salvador no tuvo que hacerle preguntas, ella le comentó que estaba muy contenta de haberse librado de esas molestias, aunque ahora se daba cuenta de que quizá eran experiencias de algún ancestro no identificado. Pero que de momento solo quería disfrutar el ya sentirse bien. También que sus papás estaban muy contentos y hecho que le agradecían. Pasó el tiempo y Lucía estudió medicina y deseaba especializarse en la genómica, pero seguía recordando aquellos sueños, como logró librarse de ellos y preguntándose quién era el personaje que le heredó esa pesadilla. Hasta que un día se decidió a visitar de nuevo a Salvador y preguntarle si podría apoyarle a conseguir respuestas a sus inquietudes. Él le confesó que también se quedó intrigado, pero que profesionalmente debía respetar los deseos de la paciente. La técnica utilizada en estos casos se llama regresión, porque normalmente vamos llevando al paciente a revivir su infancia e inclusive a su existencia intrauterina. Así que prepárate para conocerte mejor y quizá encuentres involuntariamente algunas respuestas a tu comportamiento ilógico y hasta irracional ante ciertas situaciones hasta ahora como persona adulta. Salvador la ayudó en sus regresiones y tanto ella como sus padres se sorprendieron, al saber que muchos sucesos de la vida de Lucia volvían a ser revividos y asimilados de manera apropiada, pero sobre todo los traumáticos. En la próxima cita vamos a retroceder un poco y a conocer otra persona que ni tú ni yo conocemos, pero que de alguna manera está

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El día de la cita con su terapeuta llevó la libreta donde apuntaba sus sueños y fue lo primero que le mostró a Salvador antes de saludarlo. Tras actualizarlo sobre sus sueños y el artículo científico, ahora no hubo necesidad de una inducción, con solo pedirle que tomara las cosas con calma, ella procedió a respirar pausada y lentamente, mientras el sudor perlaba su frente. Que te parece si vemos cómo termina esta aventura, te recuerdo para cuando estés en una situación muy incómoda, que vamos a recurrir a tu disociación con la proyección en la pantalla. También puede ser que tu sueño esté relacionado con el artículo científico que leíste, sobre los grandes deslizamientos de tierra. Lucia en trance. Vuelvo a sentir pavor al no tener donde apoyar los pies, aunque me agarro fuerte de una rama. Aprovechando la divina facultad de la imaginación te vas a adelantar inmediatamente un día en el tiempo. Aunque no podemos alterar tu sueño, si queremos saber más sobre lo que te sucedió. Sigo agarrada de la rama, pero ya puedo apoyar mis pies en otra rama, aunque todo se mueve mucho. Veo a otros miembros de mi grupo también en las ramas de otros árboles. Algunos están lastimados, mas no se sueltan de las ramas aunque para todos, nuestra posición es insegura. Tengo mucha sed y empiezo a tener hambre, busco algunas frutas cercanas, que aun estando verdes me saben muy ricas. También examino otras ramas donde pueda estar más cómoda, porque mis brazos están entumecidos, por el esfuerzo de tantas horas de estar agarrándome fuertemente de la rama. Localizo una rama cercana donde puedo sentarme a medio descansar mis brazos. Si bien sigue el bamboleo me quedo dormida. Dormida tengo sobresaltos y estoy a punto de caer de la rama, por lo que busco otra posición más segura, aunque un poco incomoda y por el cansancio

Australopithecus bahrelghazali

relacionada con tu existencia. Algunos autores dicen que esa persona eras tú en tu vida pasada. Sin embargo el siguiente día al realizar su revisión rutinaria, de los resúmenes de revistas científicas sobre medicina, tocó una tecla que la llevó a la página de geografía de este año y que particular e inconscientemente atrapó su atención. Era un trabajo sobre los mega deslizamientos donde García Olivares et al., plantean como los colapsos y tsunamis de las grandes laderas, son capaces de desplazar en cuestión de segundos, a cientos o miles de kilómetros cúbicos de terreno. Como sucedió en Canarias, hace unos 80.000 años, que arrojó sobre el Atlántico 318 km3 de terreno y balsas de más de 100 Km2 de materiales orgánicos y que probablemente en tan solo cuatro días logró viajar 120 Km. Esa noche volvieron los sueños de sentirse arrastrada por algo que no alcanzaba a distinguir, posteriormente tenía la sensación de flotar asida de una rama mientras percibía un aroma salado, aunque que tampoco podía reconocer su origen, acompañada de la sensación de miedo ante lo desconocido de su destino. Pero como ya dominaba la técnica de disociarse, la practicaba y así lograba conciliar el sueño. Julio / Agosto de 2017

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vuelvo a conciliar el sueño, no sin algunas conmociones. Creo que necesitas asimilar esta experiencia y por lo tanto te invito a que poco a poco vayas reconociendo dónde estás. Mientras me voy a preparar un café y si sientes alguna molestia e inquietud por favor indícamela. De lo contrario nos vemos la semana entrante. Al otro día ella buscó en el internet a la planta, cuyos frutos se comió y por simple comparación resultó que ser Spondias manguifera Poor y cuyo sinónimo era S. pinnata, nativa de la costa occidental africana. No le resultó muy difícil la identificación, porque en el mercado ocasionalmente compraba frutas tropicales, como el jobo o la ciruela de tierra caliente, ambos del mismo género botánico Spondias. Por cierto del jobo también había consumido en alguna ocasión, una bebida alcohólica llamado torito. En la relatoría de la descripción botánica, apareció la gran similitud de la biota africana con la de Sudamérica y el gusanito de la curiosidad, la llevó a buscar el origen de los primates sudamericanos y aunque la lógica lo señala, encontró que también eran africanos y algunos que con más de treinta millones de años ya estaban colonizando Centroamérica, antes de la unión del norte y el sur de este continente. Estos conocimientos la dejaron anonadada, porque en su familia predominaban ancestros indígenas y las comunicaciones familiares eran en náhuatl, más desconocía tener ancestros africanos. Sin embargo y de momento la curiosidad, madre prístina del conocimiento, la empujó a continuar investigando en que terminaba la aventura. Así que necesitaba compartir con Salvador estos hallazgos, estaba ansiosa por conocer el final y acudió a su cita semanal. Tu información me parece sumamente interesante, ahora ponte cómoda y ya conoces la rutina. Cultura de VeracruZ

Esta oración gramatical fue como una orden porque ella entró inmediatamente en trance. Estoy despertando y todo me duele, tengo sed y hambre. Veo que otros compañeros empiezan a deambular por esta maraña de troncos, ramas y raíces, a pesar de su constante bamboleo. Aunque nos comemos algunas hierbas marchitas, hojas y ocasionalmente frutas verdes que conocemos. Pero continuamos con sed hasta que alguien se da cuenta, que las bromelias parientes silvestres de las piñas, almacenan agua entre sus hojas y la base de las hojas son muy suculentas. Aunque no es gran cosa permite mojarnos los labios ya agrietados por la briza salada y el sol inclemente. Contradictoria y momentáneamente esa briza hace menos drástica la insolación. Algunos valientes prueban algunas raíces tuberosas y al ver que no les pasa nada les seguimos los demás. Por iniciativa de algunas familias y quizá por costumbre, con algunas ramas delgadas construimos unas rústicas medias sombras, para amortiguar un poco la insolación. Aunque por momentos y sobre todo al medio día estuvimos apretujados, después las demás familias continuaron construyendo los suyos. La noche está llegando y estoy muy cansada, me voy a dormir. Es momento de que regreses al aquí y ahora, por favor hazlo poco a poco y te espero dentro de ocho días. Lucía tuvo un respiro en sus actividades cotidianas, así investigó y relacionó lo sucedido en Las Canarias y las características del archipiélago de la República Democrática de Santo Tomé y Príncipe, junto con Malabo una isla perteneciente a la Guinea Ecuatorial y la parte costeña de Camerún. Estas dos últimas vecinas

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miembros de la tribu, atrapados por el derrumbe empieza a inundar el ambiente. En algunos troncos que normalmente se forman oquedades, que son ocupadas por pequeñas lagunas que a ratos y a pesar del sempiterno bamboleo forman minúsculos espejos. A uno de ellos me estoy asomando y lo que vi me aterró: Vi un rostro más simiesco que humano lleno de pelos y recordé que inicialmente en mis sueños y el de mi abuela veíamos un brazo muy peludo y al comprobarlo también este lo era, mayor fue mi terror. Si más preámbulos Lucía se salió del trance y a pesar de su basta formación de científica, se retiró del consultorio muy molesta. Pero al día siguiente al revisar los abstracs científicos, apareció un artículo sobre un homínido que vivió en Chad, áfrica central, cerca de Camerún (Cameroún o Cameroon) ubicado en la costa occidental, cuya antigüedad era de 6 a 7 millones de años, o sea al final del Mioceno. De remate incluía una foto de su reconstrucción y era la viva imagen de lo que vio en el espejo de agua. También ya había revisado el mapa geológico de África y encontró que Chad era aledaño de Camerún, parte del cual es volcánica y geológicamente reciente, junto con los cercanos archipiélagos volcánicos, de la República Democrática de Santo Tomé y Príncipe y las islas de Guinea Ecuatorial: Bioko y Annobon. Las que al estar ubicadas en el Trópico Húmedo, tienen un régimen pluviométrico torrencial y una hidrología con avenidas intempestivas. Su relieve montañoso es proclive a taludes inestables con amenazas de deslizamientos, desprendimientos de tierra y tsunamis. Todo ello facilita la explicación la aventura del ancestro de Lucía. Pero el conjunto de choques emocionales la aturdieron por varios días, hasta que decidió tener una larga conversación con Salvador, donde acordaron callar el suceso por algún tiempo, que se prolongó indefinidamente.

en la áfrica central. Además durante el viaje de África a América, pudieron participar los vientos dominantes como los Alisios, que sospechosamente aprovechó es su primer viaje, el descubridor del “Nuevo Mundo”. También en África central, se generan los vientos que pueden terminar en Huracanes en el Caribe. Además existen corrientes oceánicas, que puede alcanzar velocidades de hasta 14 kilómetros por hora. Pero todos esos conocimientos y su formación como científica de la medicina, no fueron suficientes para permitirle asimilar algunas experiencias, que ofrecía la práctica profesional cotidiana, así que necesariamente estaba alerta ante nuevas lecciones de la vida y ésta a no dudar, era una de ellas. En la cita semanal los preámbulos se prolongaron más que de costumbre, al compartir con Salvador estas informaciones. Sin embargo, consideró que era necesario continuar con estos viajes en el tiempo y el espacio. Por lo que Lucía se acomodó un poco mejor en su sillón, cerró los ojos, empezó a respirar profunda y pausadamente, para facilitar su concentración. Hoy amaneció con una fuerte tormenta, ante la cual nada pueden hacer nuestros precarios cobertizos, pero que nos refrescó, limpió de la costra salina del cuerpo que nos dejó la brisa y nuestro sudor, también pudimos tomar varios tragos de agua dulce. Sin embargo ahora no podíamos deambular tan fácilmente, porque con la humedad los troncos se volvieron muy resbaladizos. Además el hedor de los cadáveres en descomposición de algunos animales y Julio / Agosto de 2017

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I

Una tarde de verano, Sebastián salió de su ranchería, Mesa de las Palmas, montado en su brioso alazán; iba a visitar a su amada Margarita con la que apenas llevaba escasos tres meses de relación. Ella vivía en Loma Linda, ranchería muy cercana a Mesa de las Palmas. Al llegar a la casa de su novia fue informado que ella estaba lavando ropa en el nacimiento –que se encontraba más adelante, fuera del poblado-. Continuó su camino hasta llegar al nacimiento, desmontó de su caballo y saludó cariñosamente a Margarita, pero ésta le contestó con frialdad. Apenas habían cruzado unas cuantas palabras cuando ella le habló claramente: -Mira, Sebastián, la verdad es que yo no te quiero y lo mejor es que terminemos esta relación. -¿Quieres a otro, Margarita, y por eso ya no te intereso? Dime la verdad. -Eso que importa, Sebastián, yo, definitivamente no quiero nada contigo. El rostro del enamorado Sebastián se puso triste, y luego colérico: -Pues si no me quieres, Margarita, si no vas a unir tu vida a la mía, no lo harás con ningún otro. Sebastián desenfundó la pistola y le hizo varios disparos a la joven, la que cayó muerta instantáneamente. Acto seguido, Sebastián dirigió la pistola contra su corazón y se disparó un tiro. Los familiares de la muchacha y otros habitantes del poblado escucharon las detonaciones y corrieron hacia el nacimiento, encontrando el cadáver de Margarita, pero ni rastro de Sebastián.

E. Pablo Zamora P.

ESTAMPAS CAMPIRANAS

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En Mesa de las Palmas se enteraron de lo sucedido; los familiares de Sebastián junto con el agente municipal y policías comunitarios se dieron a la tarea de buscar al muchacho, encontrándolo bajo unos matorrales hasta donde se había arrastrado, dándose cuenta de que todavía respiraba. Inmediatamente lo llevaron a que recibiera atención médica. Sebastián logró salvarse. Por el tiempo en que yo escuché el relato de esta tragedia, Sebastián purgaba su condena en la fortaleza de Perote.

sobre el catre, entretenidamente.

al

bebé,

jugando

III Félix raptó a Paula o Paula huyó de su casa para irse a vivir a la ranchería donde vivía Félix. Esto apenas unas semanas atrás. Los primeros días de su vida en común los vivieron pasablemente; podría llamársele Luna de miel, aunque no con los lujos, paseos y diversiones de las parejas de clase media o alta. No, en realidad, aparte de los goces de la cama, lo demás era el trabajo habitual de Paula: “echar” (hacer) tortillas, elaborar la comida, lavar la ropa y mantener arreglado y barrido el jacal. La realidad no concordó con sus expectativas: esperaba pasar a una mejor situación económica; que su vida ya no sería la aburrida que llevaba en la casa de sus padres; que el trato de Félix hacia ella sería muy diferente: cariñoso, amable, comprensivo, etc. Como todo se daba en contrario, poco a poco fue madurando en ella la idea de regresar a la casa de sus padres, de abandonar a Félix. Así que un día que Félix, como siempre, se iba a trabajar a su siembra, azadón al hombro, Paula hizo su maleta, cerró la puerta de su vivienda y se encaminó a la parada del camión que una vez al día pasaba por la ranchería. El autobús no pasaba, se había retrasado, quizá descompuesto y, por el contrario, ese día Félix regresó de su trabajo más temprano que de costumbre. Al ver a Paula en la parada del camión con una maleta a sus pies, una ola de calor lo invadió, comprendiendo, sin necesidad de palabras, qué era lo que pretendía Paula. La increpó duramente. Paula no pretextó nada: pudiendo alegar que alguien de su familia estaba enfermo o había sufrido algún accidente, no lo hizo, y se le enfrentó a Félix: -Me voy porque ya no quiero vivir contigo-. Quizá fue lo único que pudo decir, Félix sacó de entre sus ropas un puñal y se lo clavó en

II Berenice y Adolfo eran una joven pareja de campesinos; esperaban formar una familia numerosa, con muchos niños y niñas. Por lo pronto ya tenían un bebé: Pedrito, quien estaba por cumplir un año. Adolfo se esforzaba en el trabajo del campo: rozar, quemar la maleza, sembrar, desyerbar, etc., en su parcela, y también cuidar algunos animales: ovejas, cabras y una vaca. Berenice, por su parte, era muy laboriosa: además de asear su choza, hacer la comida, lavar la ropa, etc., hacía tortillas para vender y así aumentar el ingreso y poder satisfacer pequeñas necesidades. Su vida transcurría tranquila y feliz. Una mañana, el matrimonio y su bebé se encontraban en su jacal. Adolfo no había ido a trabajar a su siembra pues se había desatado una tormenta con un fortísimo aguacero, rayos y truenos. Ambos estaban sentados en su catre, jugando cariñosamente con Pedrito. Lo que pasó a continuación ellos ya no lo supieron, o si lo supieron fue sólo por un instante: una centella entró por la puerta y mató a la pareja. Cuando una vecina, pasada la tormenta, se acercó al jacal de Adolfo y Berenice, vio la puerta abierta y, al entrar, los encontró muertos Julio / Agosto de 2017

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el pecho a Paula, la que cayó al suelo, moribunda.

Lázaro regresó por la tarde la encontró tirada en el piso de la vivienda, muerta.

IV Lázaro cumplía con sus obligaciones: ganarse el sustento de cada día trabajando como peón en las tierras de un ranchero rico; pero también tenía que atender a las necesidades de su casa, tales como acarrear el agua que se necesitaba para beber y cocinar, trayéndola en cántaros que cargaba su burro, desde el nacimiento, a dos kilómetros de su vivienda. Otra actividad indispensable era llevar a su jacal la leña que se consumía en el fogón donde Enedina, su mujer, hacía las tortillas, elaboraba la comida o ponía a hervir el café, que permanecía siempre caliente junto a los rescoldos. Por supuesto Enedina tenía otras ocupaciones: arreglar el jacal, barrer y apisonar el suelo de tierra, ir al río a lavar la ropa de ella y de Lázaro, así como la ropa de cama y los trapos de cocina. Iba y venía montada en el burro cuando Lázaro no lo necesitaba. Así transcurrían las vidas de Lázaro y Enedina en medio del campo, alejados de rancherías o poblaciones más grandes. Una mañana, muy temprano, Lázaro se dirigió al monte para cortar o recoger la leña que hacía falta en su hogar. Ya que reunió la suficiente, la amarró con los mecates que llevaba, haciendo los tercios con los que cargó su burro. Llegando a su jacal, bajó la leña y la puso debajo del fogón, donde Enedina la tenía más a mano para alimentar el fuego. Desayunó su café negro, su plato de frijoles con chile y tortillas, se despidió de su mujer y se dirigió al trabajo. Enedina avivó el fuego para continuar haciendo las tortillas, para lo cual tomó algunas ramas de debajo del fogón. A la segunda o tercera vez que hizo esto sintió un dolor muy fuerte en el brazo: entre la leña iba una nauyaca que antes no se había movido y que Lázaro no advirtió, la cual la atacó. Enedina no supo que hacer; no tenía vecinos cerca para pedirles ayuda. Cuando Cultura de VeracruZ

V La escuela era un mísero jacal de varas embarradas de estiércol de vaca, con techo de palma, piso de tierra y, para colmo, en declive, no se preocuparon en nivelarlo; tenía una puerta en un extremo y en el otro dos ventanitas minúsculas, a metro y medio de altura. Medía unos diez metros de largo por cinco de ancho. También era el “salón social” de la comunidad, una ranchería de menos de una treintena de casas. Ahí se hacían los festivales de la escuela, así como los bailes, que no podían faltar, con un tocadiscos que utilizaba una batería de carro como fuente de energía. Llegó el día de un baile, o mejor dicho, la noche, pues el campesino no puede dejar de realizar sus actividades agrícolas, y la campesina, sus labores domésticas. A la luz de unos quinqués de petróleo se llevaría a cabo el evento de “solaz y esparcimiento” para jóvenes y no tan jóvenes y hasta niños y niñas que se colaban, e incluso algún perro en busca de sobras de comida. Al son de canciones norteñas, tales como Dos pasajes, La carta que te mandé, Mi chaparrita, Yo te quiero mucho, mucho, La puerta negra, etc., etc., transcurría el baile, y todos muy a gusto, pero… En las rancherías, así como en las colonias marginales de las ciudades nunca faltan los rijosos en los bailes, los que por una mirada o por una palabra que no les guste, arman la gresca: empiezan por insultarse para luego sacar armas blancas o, si tienen, armas de fuego. Aquí salieron a relucir los cuchillos para amenazarse mutuamente. Las del bello sexo quedaron al otro extremo del salón, y con gritos y aspavientos querían salir de ahí . Como la puerta e staba dond e lo s bravu con e s, lo que hicieron fue lanzarse de cabeza por los ventanucos que 10

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VI Rancho Perdido estaba de fiesta; si en otras poblaciones celebran el ocho de diciembre, el doce de diciembre, el 19 de marzo, el 29 de junio u otras fechas religiosas, aquí se celebra, cada año, el uno y dos de noviembre, los días de Todos Santos. Estos festejos, con el paso del tiempo, se fueron ampliando en tiempo y forma: más días y más juegos mecánicos que llegaban de la ciudad; más puestos donde se vendían comidas, bebidas y toda clase de chucherías; más misas y rezos. Se llevaban a cabo carreras de caballos y peleas de gallos con sus respectivas apuestas, y los bailes, los infaltables bailes que amenizaban conjuntos musicales de poblaciones cercanas. En las casas, tradicionalmente se elaboraban el mole, los tamales, el atole y los dulces de leche y de jamoncillo. De las rancherías circunvecinas y hasta de la ciudad llegaban muchos visitantes a comer y beber de “gorra”, pues en todas las casas invitaban a pasar a comer. También llegaba gente a trabajar: en los juegos mecánicos, en los puestos de comida y de chucherías, los músicos, etc. Los que se habían ido a trabajar o a estudiar a la ciudad llegaban en esos días para estar con sus familias y a participar de la fiesta. Entre estos y éstas estaba Diamantina, una chica de carnes abundantes y curvas pronunciadas que, con sus faldas entalladas y muy cortas y sus amplios escotes, mostraba generosamente. Se había ido a “trabajar” a la ciudad, comerciando con su cuerpo. Pedrote, su padre, la recibía en casa muy amigablemente. En cuanto ella llegó, él se dirigió a buscar a Demetrio, su amigo del alma, de parrandas y juergas. Llegó frente a la casa y desde la calle gritó, alborozadamente: “Ya llegó la carne, compa”.

tenían a la mano. Todas las chicas estaban esbeltas y cabían por esos portillos, excepto una que, por extrañas razones de su metabolismo, padecía una obesidad que la acercaba a los cien kilos de peso. Pero en eso no pensó y atrás de tres o cuatro que ya se habían lanzado, lo hizo ella: cabeza y tronco pudieron pasar, pero hasta ahí llegó, quedando atorada por la cintura, de tal manera que no podía salir, pero tampoco regresar, y lo único que hacía era patalear y pegar de chillidos. Primero las muchachas que estaban junto a ella, después los de más allá, e incluso hasta los rijosos, todos soltaron las carcajadas al ver ese espectáculo. La riña se olvidó y después de cansarse de reír, algunos fueron a ayudar a la mujer, bajándola después de mucho esfuerzo.

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1.- Las caderas abundantes Las piernas blancas Esbelta como el calor Delgada casi diminuta Carcajada de gozo se asoma En el rio de tu vientre Espesa zacatera Siembra selvática Cóncava al centro de la flor Tus pestañas se dilatan Rubias como tu pelo de princesa de Tlanepantla Rojiza como ciruela madura

ALBERTO VARGAS ITURBE

Los tlacuaches de mi recuerdo Fallecieron con la inmensidad De la corriente de tu pecho De diversión higiénica Tiempos de pastor Siembra la esperanza En tu sonrisa de esperma pura Padrote de aquellos tiempos de siembra poética No he nacido todavía A mi deseo de un amasijo De mujeres donde una a una Voy sembrando el placer que un día cosechare En múltiples orgasmos De los plátanos corrientes

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Slam de la juventud

del mundo

3.-De los plátanos melón De los plátanos silvestres De la juventud de la mariposa blanca De la mariposa negra La cubetada de agua Al rostro de mujer

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Escritor y poeta. Es mejor conocido como El Pornócrata. Ganó en 2008 la Beca de Escritores con Trayectoria, FOCAEM, Edomex. Se ha desempeñado como editor en las revistas Desmadre y El Escriba. Entre los libros que ha publicado se encuentran: Historias lujuriosas, El Sexo me da Neza y Hojas de verano, antología poética del taller Charles Bukowski. Lorenzo León Diez entregó El Pornócrata, para su publicación en capítulos. Cultura de VeracruZ

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Que se marca en tu sonrisa De juventud de plátano macho Soy libre, como te penetro En las latitudes de tus pies De noche azabache de la mula arisca De pedro Vargas Animo a mi camino de chivero De la ordeña de las 5 de la mañana Me prometiste la profecía De tu leche femenina caliente De la raíz del sol. En mi portafolio cargo tu fotografía De pelo canelo La sonrisa de mi banquetazo Que escogió mi torpe mirada De hombre maduro Las pichecuas de mi alma Barranca de los arrayanes de tu sexo Mojado de lluvia de tu alegría De tu felicidad sueña con el tordillo

De la mañana soleada Tierra bofa de la pata de los cerros Brinco millas distancias de la imaginación. Novia del borreguito blanco recién nacido Me enamore de ti de tu sonrisa primaria Llena de belleza y orgullo de tu piel de seda Del mediodía. Sin permiso toque tus glúteos Me marcaste con una cicatriz 5.-Que solo borrara la muerte Que el papel inmortalizara Flaca delgada como la coyota Como la perra galga De mis deseos del vientre Que estimulo mi cancher En lo que he sido por el tiempo De no mete y saca La era porno de mi vida 4 alacranes me picaron La juventud en la mesa chiquita Olvidando la leña y los asnos aparejados Con mi hacha al hombro Camine por la vereda de la muerte del tulipán Sin tomarte la caca de burro estoy vivo No te doy el beso, porque estas viejo Como mi abuelom, pero te bese Y soltaste la sonrisa de los ángeles Sensuales del cielo. asiento pagita que unió el gozo inmortal De la tilia y los cojollos de palma bendecida Al pie de la iglesia de un domingo Principios de semana santa En la que bese tus labios carnosos En el callejón de la espalda de la cueva De la espalda de la escuela

4.- De tu camino y avanza a las juntas De los tigres pequeños De los zorros de la calera Corral paraíso de limas Vergel seco caliente de verano De plátano sandio De una fantasía infantil De las cabras de catalino En el mogote de la aguacatera Pujido de la ternera primada Al becerro paciente de mi juventud Solitario para el camino de la joya del ate Con una puerquita en engorda Metamorfoseada en un uniforme de escuela Las canas de la centuria de tu vida Me llaman a la paciencia De la lagartija rallada Julio / Agosto de 2017

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6.- De la espalda de esmeralda Dueña por temporadas de mi miembro Distorsiona el sonido de noche Trabaja de día, duerme por las tardes Arreo el ritmo de tu cuerpo Santo al tiempo de antier De hoy y de pasado mañana La semana que entra, el mes pasado El año que viene el mes de antaño Hubo y hay aire en la venas del tiempo Acaricio una tarde en una sonrisa Los ojos sumidos al tiempo Tu pelo se deja caer por los hombros Y secar a tiempo a tus rodillas Vuelve la cabra a la rama Los pasadores insectos en tu pelo Vuelan a través de las tunas de temporada El nopal prodigo alimento a los diabéticos y las reses El pasito internacional que invente Para bailar el blues, ahora me sorprende Rehaciendo el tiempo, y los racimos Maduros de plátanos cortados con el huenvero Al compás de la música ranchera Los corridos al por mayor Complacencias por la radio Las chivas dañando en corpóreo

basta cubrir el secreto de tu hoyo para ser felices, con una salsa de molcajete original queso duro añejado por un año y frijoles de temporada con tortillas de maíz puro me arrastro por las aguas del rio del limón y me baño en el estanque de debajo de las cuevas de debajo de las juenvitas, debajo de los limones reales abajo de los naranjales, debajo de tu vestido de percal en el tinbuchal de tus labios, sangra mi boca que te arrullo a besos. Antes de tu mordida vaginal En el antiguo chiquero de los puercos Anciano y ciego, bendiciendo dulces Acaricia los senos tiernos de las adolecentes Tu mujer se da cuenta y reclama No que no ves? La respuesta es… no veo pero tiento. 8.-Un palazo en el lomo de la bruja Tranquiliza tus manos que recoges a tus huevos Se abre un boquete en la poesía y renace el campo Duerme por las tardes y vela de noche Donde me paro mando yo y mis 2 huevos Que se arrugan con el frio intenso Y se acorta el miembro con la cerveza fría Voy por la ruta del camino De tu pensamiento de 1973 En una tardeada rocanrolera me desboque de placer Una canción marco mi vida y no se su nombre Y no supe tu nombre de tiempos del hipismo y el a go go Con el tiempo la he escuchado, algunas veces Y no me interesa como se llama el rock puro

7.- Dañando en coporillo Dañando mi vida a desvelos Lloro en la alegría de mí ser Apapacho tus nalgas que se elevan como los cerros Y dan placer en la cima, bajo una armónica Tocada a la sombra del aire Soy el corazón del huaricho que hecho orcon No espero a la lluvia, tarda más que el acero de tu vagina joven veinteañera Cultura de VeracruZ

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Con eso me basta, tu rostro lo borro de la historia. Me empiezan a salir arrugas en mi cara Y más me gustan las mujeres jóvenes Les doy sus arrimones con las bolsas bien paradas Y tiemblo de vitalidad, como cuando andaba en los potreros Montando bestias salvajes, a modo de diversión poética Subía al chupadero y me encontraba con las ofelias Y compramos pan francés con leche de cabra entera Y queso de cabra entero y unos carros de agua fría de la montaña Dulces besos nos dábamos en medio del follaje No nos afectaban los piquetes de los moscos Espantábamos a las víboras de cascabel y a los alacranes

Pero el dinero les dará gozo y placer ese no les dará asco. Repase las calles de zitacuaro besándote tus labios Sabor a fruta y chupe tus babas como un chupamirto Como la abeja mielera de las flores frescas como el ser Desnudo en una laja secándome del remojón del rio De sunbaro del pozo del agua azul cristalina como el Alma de aquel tiempo. Del niño que solía acariciarse el pito y los huevos Subía a las piernas grandes y gordas lisas por la corriente Del rio crecido y me cubría con arenas finas De los ríos de agua dulce que me tragaba cuando andaba en los pozos Luego me divertía con las platerillas pequeñas de enorme belleza Que llevo como recuerdo de una temporada preciosa por si perdura Estos pensamientos de mi alegre pasado A las orillas del rio grande del pozo de la maroma Que desapareció la creciente en una locura de agua Que arraso con la tierra firme y fértil de los lados de los bordes

9.-Con humo y luminarias empezamos a coger a tierna edad Eran los tiempos lluviosos de las aguas que dan vida a las plantas De lo secano se acabaron las metáforas de tu ombligo Señoritas del puerto, ahora escucho un rock que me transmite A tus besos sensuales de capitalina cogelona A la primera provocación cierra tu sexo eficiente A mi tu padrote casero que le escribe mentadas de madre A las enfermedades, donde uno no debería sufrir. Con asco agarran mi fistulo, las féminas preciosas

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10.-Nací lisiado, por eso soy cabrón decía mi madre Cuando se enojaba decía te maldigo hijo de un chingao Fue la más grande ofensa de mi madre, en tono hablado Porque también me daba unas madrizas cuando las cosas salían mal 15

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Siempre estuvo perdonada porque la amaba y en sus ratos contenta Me acariciaba y me quería como chocoyote Trepaba los arboles grandísimos hacia las puntas para ver el paisaje Que me hartaba de ver cómo me harta de ver los rascacielos y su belleza artística Nací casi en una piedra, pero soy prodigo, no soy poquitero Me encanta la abundancia por eso he penetradocientos de mujeres Por qué les he pagado aunque no me hayan querido Y las que me aman todavía les ofrezco mi vida y mi fistulo por delante Hasta que agonicemos, se masturbaran por mi pornografía que he transmitido A las juventudes del mundo. Estas son diversiones poéticas que el campesino calloso por el trabajo Le traerá recuerdos antes de marchar al panteón Me concentro en los pezones de una mujer bonita Y se los mamo como un chivito mama a su mamá Y le cabecea la ubre para que suelte la leche fresca que le da vida. Los torreznos de la hoja de parra con huevo saben a toda madre Los estoy paladeando en el recuerdo de aquellas comidas recalentadas A la sombra de un huaricho, tortillas, tostadas en plenas brasas Del corazón del árbol, me llevaran al cielo a visitar a dios Era mi sueño en el campo de las tormentas que resistía con un gabán legítimo De lana y las mujeres eran mi bandera porque triunfando se conquistan las mejores Cultura de VeracruZ

No soy una gran persona pero mis triunfos los cobijan las mujeres 11.- Y lo que tengo es sobre ellas. Voy por el camino real rumbo a las palmeras a cortar Las palmas sagradas de los artesanos, para ganarme unos pesos Para comprarme ropa, y penetrar mujeres Que mi humanista está inquieta de deseo. Pajuelea como vara de chicote cuando se pone asi no hay control Sino la vagina sagrada lo en contenta Que sería sin la mandunga femenina. Esos nervios que hacen nudo al centro de sus piernas Es una ilusión por el placer me remito a sus bubis Que es la llave a la zorra, a su boca y a su punto Toco estos temas que tanto han hablado Para bien o para mal. Ejecuto un chingadazo a los huevos, a los cabrones Que me desprecian pero que también cogen Y que se arrepienten y confiesan a un mundano cura de profesión Y que le confiesan hasta el último detalle a ese san pendejo Que termina agarrando a su mujer y a sus hijas Que le dan el culo después de la confesión. Los silbatos de tu boca me cantan una canción que me recuerda A tus mejillas chapeadas que solía morder cuando eras mi amante de los años. Y yo cuarenta y pico de trabajo cogiendo exclamo a todo grito al número de mujeres Que fue imposible aprender su nombre. Esas burras de encantamientos científicos que gozan el misérrimo y el opulento 16

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Y hombres de gran talento, que avientan chorros de orina al cielo Para la naturaleza que nos deja vivir y aquí estoy a todas anchas 12.-Haciéndole ruido a los pendejos, mientras yo me como tres gelatinas Frías de leche para no perder tiempo escribiendo estas pendejadas Al calor de koko Taylor me desparramo de gusto y creo que estoy Cumpliendo con la obra de este siglo, sin ser profeta Pero si soy chingón de chingones pitudo y huevudo Con mi pene duro como baqueta, estoy chiflando las perlas de mi vida Estoy cantando como mariachi las canciones que te gustan Y salto como pájaro cantor brincando hasta llegar a la conquista de la vida. El siglo de la vida, a un viaje sin retorno donde las mujeres Son el fruto a poseer la partícula de dios a mí no me gustan las chingaderas De los presumidos, pero se va mi vida en las mujeres que se entregaron A mi verga, vaya la grosería de este hermoso vocablo, que es la fantasía De las mujeres; desprecio a los racistas por pendejos que nunca se han cogido una negra Y desprecian al zapote por ser negro es el colmo de la ignorancia. Que vivan los fundillos femeninos del planeta de todas las razas a tiznar a su madre Estos pendejos de la ignorancia total, calle atrapada, que olvido la historia

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De tu sonrisa sensual de mi mirada que levanta los ojos al cielo. Te diviso preñada hinchada con tu belleza deteriorada, el nacimiento de otro ente. Pero tu vagina será dulce hasta tu muerte, sosiega ese culo le dije a una puta Que era inquieta como la chingada buena para coger de movimiento molinillo Porque apretaba el trasero como perra, me concreta decir mueve el culo preciosa Bajo el sonido de mi voz articule un sonido cuando pario la coyota el ultimo coyotito Quieres cantar como el cenzontle para imitar el latir de tu corazón Luis el moco, adoraba las vaginas adolecentes de las burras, las amenazaba Y les daba de comer y ellas en agradecimiento no lo pateaban por el buen trato Y la comida que les daba. 13.- Porque los animales son agradecidos del sapiens, me sofoco de la luz de tu ombligo Y me pone erecto como el potro ansioso de la yegua pero más de las potrancas Tiernas y salvajes en el desquinteno estoy alucinando estoy en tierra firme aplomado Lanzando el vao a las mujeres zorrudas en general me encantan estrechas chicas Y entusiastas como las grandes de buen corazón que comprenden a este poeta. 

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Composición: Gerardo Morán Al cubano Guillermo Cabrera Infante (Gibara, Cuba, 1929-Londres, Gran Bretaña, 2005) se lo ha leído con grandes prejuicios ideológicos por haber sido durante la mayor parte de su vida un acérrimo opositor al régimen castrista. Fue un gran escritor que colisionó casi siempre con el poder de la isla caribeña y desde 1965 hasta su muerte cuarenta años después vivió en el exilio. Esos hechos dieron como resultado la dispersión de su amplia obra y el rescate tardío de varios trabajos que quedaron póstumos. La editorial española Galaxia Gutenberg, con la inestimable colaboración de la viuda del autor, Miriam Gómez, y, de manera fundamental, del especialista Antoni Munné, se encuentra exhumando tanto textos que se rescataron varios años después de su muerte (“La ninfa inconstante”, “Cuerpos divinos”, “Mapa dibujado por un espía”), como dedicándose a la publicación sistemática de sus Obras Completas, de las cuales se llevan editados los tres primeros tomos. Al cumplirse este año el 50º aniversario de la edición definitiva de su novela capital, Tres tristes tigres, hubo dos reediciones a las que se consideró definitivas. Una encarada por Seix Barral de España (este año) y la segunda al incorporarla formando parte de “Habanidades”

Carlos Roberto Morán Guillermo Cabrera Infante, tres tomos de sus

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(tercer tomo de las Obras Completas, publicado al fines del pasado año en Madrid.) La obra de Cabrera Infante es muy amplia. Está integrada por novelas, relatos, textos literarios, textos políticos, abundantes –y fundamentales- comentarios sobre cine y guiones fílmicos. Tanto es así que las Obras Completas comprenderán un total de ocho tomos, del orden de las mil páginas, promedio, cada uno. El cronista de cine. El amor por el cine a Cabrera Infante le nació de niño, cuando su madre, en una casa de militantes comunistas ortodoxos y empobrecidos al máximo, noche a noche les hacía una extraña propuesta, que casi parecía un conjuro: “¿Cine o sardina?”, preguntaba a sus dos pequeños hijos. Era como una prueba de fuego, porque si optaban por ver películas en el cine del pueblo se quedaban sin comer. Pero el cine, la ilusión del cine, con la misma pasión de un Manuel Puig, estaba por encima de todo, y la familia de Cabrera Infante optaba por la ilusión de la pantalla plateada, famélicos pero al mismo tiempo satisfechos por las historias hollywoodenses, mexicanas o argentinas que “deglutían”, noche a noche. No mucho más tarde, Cabrera Infante con el seudónimo de G. Caín se transformaría en uno de los más agudos críticos de cine de La Habana prerrevolucionaria de los 50, un cronista sin par al que conoceríamos ya en los ’60 del siglo pasado a través de su gran libro Un oficio del siglo XX. Más tarde llegarían Arcadia todas las noches (1978) y Cine o sardina (1997). El cronista de cine (2012, 1.530 páginas), es el primer tomo de las Obras Completas. Además de incluir a Un oficio del siglo XX, en el que aparte de contener un sinfín de críticas, Cabrera Infante juega con el “fantasma” de su seudónimo G.Caín, Munné se ha tomado el monumental trabajo de recopilar centenares de comentarios que GCI escribió en publicaciones efímeras de La Habana, abarcando el período 1954-1960. También incluye artículos más Julio / Agosto de 2017

extensos y grandes reportajes, entre los que se destaca el que le hizo a Marlon Brando, aunque el joven y audaz periodista de la época no desmerece ante otras figuras trascendentes, tales como Graham Greene, Tennessee Williams, Alec Guinness o Luis Buñuel. Es notable cómo, en medio de una isla “perdida” en el Trópico, Cabrera Infante supo advertir los cambios que vivía el cine de la época, que respondía a la presencia de la televisión, el fin de la época dorada del mundo de Hollywood y el nacimiento del llamado cine de autor, con epicentro en la Francia de la nouvelle vague. Estaba sorprendentemente “al día”, supo ver antes que muchos la maestría de Hitchcock, a quien siempre le dedicó brillantes páginas, y entender a autores que debían luchar contra la censura y la incomprensión, como ocurría con Buñuel. Dueño de un humor sin par, las breves reseñas o los artículos más extensos muestran a este joven cronista brillando con luces propias, supongo que ante la indiferencia de muchos de sus contemporáneos. Mea Cuba, antes y después. El segundo tomo (2015, 1.260 páginas) muestra tanto al Cabrera Infante que adhirió con fervor a la revolución cubana como al que luego se volvería intransigente opositor. En el primer caso se incluye su magnífico libro de cuentos Así en la paz como en la guerra (1960), compuesto por ficciones de amplia diversidad temática, pero al que le añadió una serie de viñetas, de fuerte denuncia, sobre hechos brutales registrados durante la represión del régimen del dictador Batista. Con todo, poco duraría el “idilio” entre el escritor y el régimen revolucionario. Luego de que se cerrara un suplemento que dirigía, “Lunes de Revolución”, fue trasladado a una suerte de exilio dorado (agregado cultural en la embajada de Bélgica), Debió regresar a Cuba por el deceso de su madre y después de permanecer obligado en La Habana durante considerable tiempo sin que se definiera su destino (sospechado por 19

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todos, sin aclaración ninguna; todo eso lo relata muy bien en Mapa dibujado por un espía, que antes proyectaba titular “Ítaca vuelta a visitar”), opta por el exilio. En el ínterin recibe el prestigioso premio Biblioteca Breve por Vista del amanecer en el Trópico (afectado por la censura franquista) al que transformaría en Tres tristes tigres, que la censura española tampoco dejaría en paz, mientras el libro no circularía en Cuba. El segundo volumen de las Obras Completas sigue esa trayectoria con la inclusión de los títulos Vista del amanecer en el Trópico (1974, viñetas sobre la historia cubana que nada tienen con ver con la primera versión de Tres tristes tigres), Mea Cuba (1992) y Vidas para leerlas (1998). Gracias a otro amplio trabajo recopilatorio de Munné, se agregan al comienzo textos favorables a la naciente revolución que publicó en La Habana antes de partir al exilio y otros, ya residente en Europa, de gran confrontación con el régimen de los hermanos Castro, que hoy parecen tan actuales como ayer, pese al tiempo transcurrido. Preñados de denuncias, los textos reclaman una atenta lectura y promueven, claro está, la discusión y el debate que giran en torno a la libertad y a la democracia, debate más vigente que nunca. Habanidades. El tercer tomo (2016, 952 páginas), está integrado por "Tres tristes tigres" y "La Habana para un infante difunto". Cabrera Infante siempre fue un gran rebelde, tanto en las letras como en la política. Vanguardista, confrontador, fue un revolucionario de las letras y eso quedó más que evidenciado en Tres tristes tigres, un interminable juego lingüístico, en el que están presentes como protagonistas el habla popular y la noche habaneras, hijo del non sense, el surrealismo, el retruécano, los artilugios verbales y los fuegos de artificio que ofrece el habla cuando se lo utiliza con humor y heterodoxias surtidas. Sigue destacándose la suerte de saga sobre el asesinato de Trotsky según los Cultura de VeracruZ

presuntos textos de autores de la época, de Cuba, tales como Alejo Carpentier, José Lezama Lima o Virgilio Piñera, juegos verbales atribuidos a un supuesto personaje apodado Bustrofedón, amigo del artificio verbal, recordado al “momento” del relato (el relato es una manera de decir, porque no hay en rigor una historia, sino un sinfín de textos sueltos, de escasa o nula conexión entre sí), fallecido por una operación en el cerebro, cuyos amigos lo recuerdan celebrando sus interminables anécdotas. También se “filtra” la historia de una mujer de enorme figura y gran voz cuya vida y sus situaciones entre extraordinarias y miserables se van narrando bajo el título genérico de “Ella cantaba boleros” (que luego, en 1996, sería reeditado como texto independiente). Es quizás la historia más sólida en estas largas cuatrocientas páginas que va como disolviéndose al final, cuando los amigos Silvestre y Arsenio Cué se terminan enredando en un diálogo absurdo, cargado de retruécanos, de juegos verbales –tanto en castellano “habanero” como en inglés- que se extiende a lo largo de las páginas y que parece hablarnos de un vacío existencial, imposible de solucionar. Y quizás de comprender a cabalidad. Si pasados cincuenta años, cierta “gratuidad” se desprende de muchas páginas de Tres tristes tigres resulta más liviana aún La Habana para un infante difunto (1979), la sorpresiva novela con la que reapareció GCI luego de varios años de silencio como narrador. Estas memorias fueron escritas en Londres entre 1975 y 1978 y tienen la confesa intención de recuperar al “Infante” que fue en La Habana previa a la revolución castrista, en los ’40 y en los ’50, centrado todo en sus experiencias amatorias. Cabrera Infante dio su personal explicación sobre el porqué de esta novela. Temía no poder volver a escribir luego de haber tenido que ser internado en un instituto psiquiátrico, después de haber sufrido episodios 20

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de delirio persecutorio. El régimen de La Habana no lo dejaba en paz y él comenzó a sentirse asediado más allá de la realidad concreta, que no le fue nada sencillo de soportar. El resultado es un recordatorio de sus lides amatorias desde que llegó de un pueblo campesino a La Habana en 1941, a los doce años, y con su familia se instaló en un solar o casa comunitaria (en la Argentina lo llamaríamos un conventillo). De allí en más se suceden las anécdotas que tienen que ver con sus esfuerzos, tantas veces frustrados, de relacionarse con el sexo femenino. La novela es crudamente erótica y resulta carente de contextos históricos y sociales, lo que le hubiera conferido una mayor riqueza, aunque es evidente que ese no ha sido el propósito del autor. Sin embargo y casi contradiciéndome, destaco el cierre de La Habana para un infante difunto, con su epílogo Función continúa, que se inicia en una sala de cine, cuando el personaje que narra vive una presunta relación amorosa con una mujer, que luego se transforma en una comedia de enredos (al protagonista se le pierden entre las faldas de la mujer un anillo y un reloj pulsera) y que luego de una serie de equívocos “da” un salto surrealista para volverse una notable novela de aventuras que se desarrolla en un mundo algo monstruoso y paralelo, relato en el que quedan en evidencia todas las virtudes literarias del narrador. Mucho para leer, mucho para celebrar, mucho para discutir. El eterno rebelde nunca fue un conformista. Estas páginas, que suponen un gran rescate, están aquí para ratificarlo. Datos para una biografía; Guillermo Cabrera Infante nació en Gibara, provincia de Oriente, Cuba, el 22 de abril de 1929 y falleció en Londres el 21 de febrero de 2005. Su vocación literaria fue muy temprana. Estudió periodismo y en 1954, con el seudónimo de G. Caín, empezó a ejercer como crítico cinematográfico en la revista Carteles, de la que llegaría a ser jefe de redacción. Fue fundador y director del magazine Julio / Agosto de 2017

literario Lunes de Revolución hasta su cierre en 1961. En 1962 viajó a Bélgica como agregado cultural. Regresó a Cuba, en 1965, a los funerales de su madre, renunció a la diplomacia y se exilió en Europa. Desde 1966 vivió en Londres en compañía de Miriam Gómez, con quien se había casado en 1961 y que se convertiría en su compañera inseparable. Su obra literaria se inició con el volumen de relatos Así en la paz como en la guerra (1960), al que siguieron, entre otros títulos, la novela Tres tristes tigres, que obtuvo en 1964 el premio Biblioteca Breve, Vista del amanecer en el Trópico (1974), La Habana para un infante difunto (1979), o sus libros de cuentos recogidos en el volumen Todo está hecho con espejos (1999). Su obra ensayística se extiende por todo tipo de registros: los escritos sobre cine Un oficio del siglo XX (1963), Arcadia todas las noches (1978) o Cine o sardina (1997); colecciones de artículos y ensayos, como O 1975), Exorcismos de esti(l)o (1976) y El libro de las ciudades (1999); y las reflexiones de índole política Mea Cuba (1992). Mención aparte merece su memorable homenaje al tabaco Holy smoke, escrito originalmente en inglés (1985) y que años más tarde vería la luz en español con el título de Puro humo (2000). También escribió varios guiones, entre ellos el de la película de culto movie Vanishing Point (1971). Póstumamente aparecieron La ninfa inconstante (novela, 2008), Cuerpos divinos (memorias, 2010) y Mapa dibujado por un espía (memorias, 2013). Considerado como una de las voces más brillantes y personales de la literatura en lengua española, recibió el premio Cervantes en 1997.

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- Oh, no. Vengo de América. - Allá quise ir varias veces. - Si hubiera ido nunca habría escrito el Quijote. - Pero habría escrito otras aventuras. Realistas unas, mágicas las otras. Como hicieron Bernal Díaz y Cabeza de Vaca. - Pero son memorias, no invenciones. No puedo evitar pensar que si los reaccionarios que ocuparon el lugar de los adelantados le hubieran dado permiso para emigrar a lo que ya se llamaba América, su gran libro hubiera sido escrito no en España, sino en la Nueva España ¿Qué les parece Don Quijote de las Indias? ¿Qué tal Sancho Pampa? No habría habido molinos, pero habría vientos. ¿Es una fantasía americana? Cervantes, en la segunda parte del Quijote, hace elogio y alabanza de Hernán Cortés y lo muestra como un caballero ejemplar. Ni más ni menos su par impar. [...] - ¿Es el Quijote una alegoría de su vida? No lo pensó mucho para decir: - Es la parodia de una alegoría. - En todo caso es un libro maravilloso. - Es muy amable con mi libro. [...] Cervantes tendría mi edad exactamente ahora, pero era obvio que estaba en el invierno de nuestro contento: Cervantes por su Don Quijote, yo por mi Cervantes. - Eso es inevitabilidad -dije. - Es una palabra larga -dijo Cervantes. - Es una palabra demasiado larga -dije-, pero inevitable. El mobiliario del comedor se hizo contemporáneo, las bujías se hicieron bombillas, el banquete se vuelve una última cena. Pronto se disolverá el autor, pero antes de que desaparezca el maestro desaparecerá el aprendiz de Cervantes. 

Guillermo Cabrera Infante In memóriam Octavio Paz Hay un juego literario que es, como la literatura, un salto mortal sin red. Consiste en preguntarle al otro: ¿con quién famoso te gustaría cenar esta noche? Me propusieron ese árbitro de elegancias que dormía de día y celebraba la noche. Pero yo no sé latín y no creo que pueda aprenderlo para esta noche. Me nombraron a Shakespeare, pero entre su inglés y el mío hay distancia de olvido. Por último me susurraron el nombre de Cervantes. [...] Ahora estamos sentados a la mesa en medio del comedor. La misma mesa y todos los muebles son lo que se vendría a conocer como Renacimiento español: muebles macizos, muebles sólidos. - Para mí -le dije-, todos sus libros son un libro: único, real y maravilloso y el mejor que se ha escrito en nuestro idioma. - Si no fuera por mis años y el sol de estas Castillas que me han curtido, me sonrojaría. - Ya sé que usted no ha padecido nunca de vanidad ni de envidia literaria. - Nunca -dijo Cervantes. [...] En algún lugar de la casa alguien tañía una vihuela y una voz de mujer cantaba. Reconocí la melodía. Era Guárdame las vacas, la tonada que originó las variaciones de Cabezón. - Me parece que le gusta la música. - Mucho. - A mí también. Cultivo varias melodías en mis escritos. Su nombre me es familiar. Uno de mis personajes del Quijote se llamaba así. - Fue uno que murió de amor al ver morir a su mujer. - Así es. ¿De dónde viene su nombre? - Alemán de origen. - ¿Es usted alemán?

Fragmento del Discurso del premio Cervantes 1997

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-¿Quiere decir que en este momento no tiene mandato o autorización para operar en nombre de su padre? -Fue imposible hacer eso porque mi padre sufrió un ataque cerebral. Repentinamente. Hace casi cuatro meses. Vive por milagro. Y ayer… -Lamento mucho lo ocurrido –por un segundo se descongeló la cara yerma del empleado-. Pero debemos ajustarnos a las disposiciones que tiene el banco. -Por favor, comprenda que estamos viviendo una tragedia. Será echado a la calle si no pagamos los alquileres atrasados. Debido a la frustración causada por cada visita al banco decidió recopilar abundantes elementos para avalar su pedido: fotocopia del documento de identidad de su padre, copia del contrato de alquiler, constancia de la fecha de la internación en la clínica, historia clínica, diagnóstico y las posibles secuelas del ataque cerebral. Como también la presentación de eso había resultado estéril, esa mañana, decepcionada y haciendo gala de un desconocido coraje, apeló a la jugada más audaz: sacar de la cama a su padre y trasladarlo en una ambulancia hasta la sede del banco, sin atender la fuerte negativa de los médicos y asumiendo la total responsabilidad por someterlo a un riesgo tal vez fatal, convencida de que era la última y más efectiva alternativa para lograr el objetivo. Hoy no volverán a burlarse de nosotros con excusas o pedidos extravagantes. Aquí está el titular de la cuenta. En vivo y en directo. Trató de infundirse un necesario hálito de energía cuando descendieron de la ambulancia y se ubicaron al final de la nutrida fila de hombres y mujeres que ocupaban la vereda del banco y procuraban, con una revista o simplemente las manos, defenderse del sol ya riguroso a esa hora de la mañana. Al considerar que la espera habría de prolongarse varias horas, extrajo un pañuelo de

Ángel Balzarino Menos de tres minutos Los diversos empleados que la atendieron a lo largo de los días que, paciente y tozudamente, concurrió al banco, parecieron empecinados en desmoronar los intentos por cobrar los haberes jubilatorios de su padre acumulados durante cinco meses. -La Caja de Ahorro se encuentra a nombre de Feliciano Benegas. Sólo el titular puede disponer los fondos de la cuenta. -Soy su hija. El único familiar que tiene. -¿Acaso es su apoderada? -Todavía no. Él iba a nombrarme…

Este cuento integra el libro Todos amábamos a Virginia Crespi, publicado por Editorial de l’aire, Santa Fe, 2015. Julio / Agosto de 2017

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La diligencia le insumió menos de un minuto. Y no supo si la pregunta del hombre la generaban las manos vacías o el rostro que debía estar desfigurado por la irritación y el desconcierto. -¿Qué pasó? -El dispenser no funciona. -Oh, eso es bastante habitual –el hombre dibujó una sonrisa irónica. Un día se cae el sistema, otro no hay dinero en los cajeros, ahora no se puede tomar agua. Este banco es la eficiencia al servicio de los clientes. Sobre todo de nosotros, los jubilados. -Tal vez quieran probar nuestra capacidad de resistencia. -Buena reflexión –admitió el hombre-. Y el sol colabora bastante. Si no sufrimos un ataque de nervios o caemos desmayados, será muy difícil librarnos de una insolación. Debió reconocer que la charla con el hombre le hizo más llevadero el tiempo hasta ingresar en el banco y ubicar la silla con su padre frente a la ventanilla de una de las cajas. Con el cansancio y la impotencia que había ido acumulando a lo largo de tantos días profirió las palabras en una correntada imperativa: -Aquí está el titular de la Caja de Ahorro número 9135: Feliciano Benegas. Y necesita extraer los fondos que le pertenecen. ¡Ahora! ¡En este mismo instante! La apatía o frialdad como única reacción del hombre sentado al otro lado de la ventanilla acrecentó el oprobio y la humillación. Como si fuéramos unos pordioseros que vienen a molestarlo para pedirle una limosna. Por fin, luego de echar una mirada despectiva hacia su padre, pasó una hoja por la abertura de la ventanilla: -Debe firmar este recibo. -¿Firmar…? –maquinalmente también observó a su padre, repitiendo la palabra con incredulidad.- ¿Acaso es necesario…? -Sí, señora –la voz del empleado resaltó una clara dureza-. Todo retiro de dinero debe estar respaldado por un recibo firmado.

su cartera y cubrió la cabeza de su padre que, derrumbado en la silla de ruedas en total flojedad, los ojos extraviados, no cesaba de emitir lastimeros quejidos. Aunque dolida por verlo así, no tenía la opción de aguardar una mejor oportunidad: la intimación para saldar la deuda vencía ese día. -Le cedo mi lugar, señora –un hombre se apartó de la fila y con un gesto la invitó a mover la silla de ruedas. -Es usted muy amable. Gracias. -Sería bueno que algunos más le permitieran adelantarse un poco –le confió, bajando la voz-. Pero en la actualidad se han perdido los valores del respeto y la solidaridad. Sólo importa el individualismo. Se limitó a asentir en silencio, más sorprendida por la generosa actitud del hombre que por observar a las personas apretujadas, sin posibilidad o deseo de moverse, castigadas por el calor y la espera. Entonces, casi en un abuso, se atrevió a solicitarle otro favor: -¿Podría vigilar a mi padre? Le buscaré un vaso con agua. Cultura de VeracruZ

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-Pero no será posible… -se esforzó por mantener la calma y encontrar algunas palabras convincentes para desbaratar ese nuevo obstáculo-. Mi padre tuvo un ataque cerebral y no está en condiciones… -Entonces no debió traerlo hasta aquí. -Está vivo y consideré que era una prueba suficiente para que ustedes pudieran… -Además de estar vivo es indispensable firmar un recibo, señora. -¿Y eso no podría suplirse con las huellas digitales? –de improviso creyó descubrir una solución irrefutable-. Tengo conocimiento de que suele ser habitual para casos de personas con dificultades. No sólo la cara del empleado tuvo una expresión más hosca sino también la voz denotó el mayor grado de hartura: -Ese recurso no está habilitado en este banco. Aunque le resultó inadmisible que precisamente ahí no se aplicara esa modalidad bastante común, no quiso entablar una discusión. En lugar de los ansiados frutos, se vio golpeada por el hecho impiadoso de tener que abandonar ese ámbito sin nada, como tantas otras veces, y, peor aún, sin ningún indicio sobre el lugar donde podría llevar ahora a su padre. Como anestesiada por los ojos fijos e inquisitivos del hombre, formuló con cierta timidez una pregunta, descorazonada: -¿Y cuál es el método que aceptaría esta institución para que mi padre retirara el dinero que tiene depositado aquí? Presumió que el hombre, al borde de la tolerancia, tendría un estallido de cólera. Pero se limitó a darle una información escueta: -Un acta notarial. Se necesita la intervención de un escribano. Es el único que puede certificar lo que está ocurriendo y destrabar el problema. -¿Un escribano…? En este momento yo no… Julio / Agosto de 2017

-El escribano de nuestro banco puede cumplir esa tarea. Bueno… -un cerco pareció ir ahogándola-. ¿Y cuál sería el costo de este servicio? -Quince por ciento sobre el monto depositado. ¿Está de acuerdo? Se vio doblegada por la premura y la necesidad: -Está bien. ¿Puede realizarse ahora esa operación? -Sí. Deben ir a la oficina del escribano. Por el pasillo, última puerta, a la derecha. Trató de aferrarse a la esperanza de estar a punto de superar el tramo final de una intrincada contienda para seguir soportando la queja monocorde y cada vez más histérica de su padre, ya demasiado fatigado por llevar alrededor de tres horas postrado en la silla de ruedas, y también para responder al frío y extenso interrogatorio del escribano. No se dejó ganar por una anticipada victoria al recibir el acta rubricada con la firma y el sello del escribano y presentarse de nuevo ante el cajero. Trémula, lo observó mientras revisaba las páginas. -Perfecto. Todo en regla. Tan auspiciosas palabras le hicieron desechar una protesta al notar la alta suma descontada por el honorario del escribano y se apresuró en guardar en la cartera los billetes que el empleado le extendía a través de la abertura de la ventanilla. Será suficiente para saldar la deuda y pagar algunos meses más de alquiler. Al menos por un largo tiempo no tendrá la amenaza de quedar en la calle. Ya en la vereda, reprimiendo un grito fervoroso por haber concluido airosa un tortuoso episodio, por el celular llamó al servicio de emergencia. Sentada en la ambulancia, experimentó la alegría no sólo de poder apretar contra el pecho la cartera que continúa el preciado trofeo, sino también observar que su padre, a pesar del esforzado trajinar, no acusaba ningún daño adicional. De modo instintivo le aferró una mano, no ya para transmitirle afecto y 25

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Todos sombríos “Muchas veces, por la característica de los personajes o los hechos que constituyen la historia, no surge la posibilidad de apelar al humor en la medida que me gustaría hacerlo. Y creo que ocurre así en la mayoría de los cuentos” de “Todos amábamos a Virginia Crespi”, el duodécimo volumen que el argentino Ángel Balzarino dedica al género. Como en experiencias anteriores, el escritor acude a diversas voces, al cambio súbito de escenarios y situaciones, para contarnos sus historias cuyo escenario suele ser el de la ciudad en la que vive desde muy joven, Rafaela, llamada “la Perla del Oeste”. Ella, admite el autor, “tiene una presencia bastante fuerte” en su obra. -A diferencia de lo que hemos venido advirtiendo en sus últimos libros, “Todos amábamos a Virginia Crespi” presenta una selección de cuentos que en su mayoría tienen un tono dramático, quiero decir con cierta ausencia del humor. ¿Eso ha sido premeditado? -No. Se impuso de manera natural, sin buscarlo ni pretenderlo expresamente. Hace unos cuantos años que el humor predomina en mis trabajos y lo utilizo como un recurso muy eficaz para suavizar algunas cuestiones absurdas o intolerables. Con bastante gratificación pude comprobar que los atisbos de humor en cuentos que plantean graves circunstancias de indigencia, abandono, muerte -como en “Una moneda, por favor”, “Centro de ayuda al suicida” y “Timbre a la hora de almorzar”-, han merecido comentarios y opiniones muy favorables por parte de los lectores. Pero no es fácil o, más bien, no tengo la capacidad para lograr eso en todos los casos. Muchas veces, por la característica de los personajes o los hechos que constituyen la historia, no surge la posibilidad de apelar al humor en la medida que me gustaría hacerlo. Y

tranquilidad, como había procurado durante el trayecto realizado casi cuatro horas atrás, sino con el deseo de compartir el bienestar por haber obtenido lo propuesto. Ajena a los quejidos que, a través de variables cambios de intensidad, continuaban perforándole los oídos. Tal vez sea el único modo de revelar que está vivo. Sin tener la menor idea de que todas las molestias que debió aguantar esta mañana han sido por su propio bien. Luego que la ambulancia se alejó y ella estaba a punto de abrir la puerta de la casa, una mano rugosa le cubrió la boca y un caño, frío e inconfundible, se hundió en su cuello. -¡Soltá la cartera! ¡Rápido! No atinó a moverse ni a pronunciar una palabra. Más aún por la presencia de otro muchacho, a un metro y con una pistola apoyada en la cabeza de su padre: -¡Hacelo o mato al viejo! Instintivamente abrió la mano que sostenía la cartera y de inmediato se vio libre de la presión de quien estaba a su espalda. Pero continuó inmóvil un rato, gobernada por el pánico. Hasta que, por el rugiente sonido de una moto, tuvo noción no sólo de que los atacantes desaparecían tan rápido como habían llegado sino, peor aún, de encontrarse absolutamente desvalida. Allí, junto a su padre, frente a la casa ya inaccesible.  Cultura de VeracruZ

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creo que ocurre así en la mayoría que los cuentos que integran el nuevo libro. -Además de la soledad de varios de sus personajes, lo que se advierte es la angustia por “aquello” indefinido que parece a punto de hacer daño a los diversos protagonistas. ¿Eso es consecuencia de la simple ficción o se corresponde con su propia visión de la realidad que nos circunda y que, opinión personal, suele mostrarse crecientemente opresiva? -Coincido con su opinión personal: tengo una visión bastante escéptica y desencantada de la realidad que nos circunda y, sin duda, ello queda plasmado a través de algunos personajes. Pero no puedo determinar con claridad lo que corresponde a la simple ficción y a la propia percepción en los variados sentimientos de soledad, angustia, temor, rebeldía, protesta, que presento y afrontan los hombres y mujeres que participan en el curso de cada historia. -Sin ánimo de incurrir en consideraciones macabras, la otra constante del libro tiene que ver con la muerte. ¿Es la mía una lectura demasiado subjetiva o estoy bien encaminado con la afirmación? -Me parece una observación muy correcta. La muerte, como tantas otras circunstancias, forma parte de nuestra existencia. Y cada vez que debo abordarla en el desarrollo de una historia, procuro relegar consideraciones demasiado dramáticas o macabras y, en la medida de lo posible, otorgarle un condimento de ironía, desparpajo y humor, como lo hice en varios cuentos. Pero tal vez en este nuevo libro se presenta en forma más directa y descarnada. -Según parece, todos aparte de amar quieren saber quién es la Virginia Crespi que da título al libro. ¿Puede contar algo sobre esa mujer, tan atractiva al parecer, o prefiere que el lector saque sus conclusiones? -Como ningún otro, el título de este libro suscitó, desde el momento de ser difundido, inmediatas y variadas reacciones. Tal vez la más notoria y compartida por muchas personas fue Julio / Agosto de 2017

cuestionar el título al considerarlo erróneo, pues expresaban “que no conocían a Virginia Crespi y, por lo tanto, no podían amarla”. Otra planteó el dilema de saber si se trataba de un personaje de ficción o una mujer real y, en tal caso, si vivía actualmente o pertenecía a un tiempo pasado. Yo me permití aportar otra alternativa cuando, un día antes de la presentación del libro, me hicieron un reportaje por una radio local. Luego de intercambiar unas palabras con el conductor del programa, un corte de luz interrumpió la transmisión. Cuando seis o siete minutos después pudimos seguir hablando, le manifesté que tal vez lo ocurrido no había sido un inesperado desperfecto de la empresa de energía sino, más bien, podría haberse tratado de un atentado cometido por algún novio o marido celoso que pretendía evitar la presentación del libro y que se conocieran públicamente todos los secretos de Virginia Crespi. Tampoco el epígrafe del libro, con palabras de James Joyce, logra despejar completamente el enigma: Nunca había hablado con ella, a excepción de unas pocas palabras ocasionales y, sin embargo, su nombre era como una llamada a todas mis pasiones. Por lo tanto, sin duda lo mejor será que cada lector descubra quién es esta mujer y entonces, quizá, también pueda llegar a amarla. Rafaela es el centro, -Cuente ahora sobre los cuentos: ¿Pertenecen todos a la misma época? ¿Cuál es, en general, su método de trabajo? ¿Por qué no “salen” esos relatos del ámbito, considerablemente reconocido, de Rafaela? -Los cuentos que integran el libro pertenecen a diversas épocas. La mayoría de los cuentos nuevos han sido escritos en los últimos dos o tres años. Aunque el cuento más extenso y que da título al libro -Todos amábamos a Virginia Crespi-, data, en su primera versión, de mediados de 2011. También, tal vez por la complejidad de la trama y las variadas voces que narran la historia, me demandó mucho trabajo y 27

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reiteradas correcciones en el curso de este tiempo. Los cuentos publicados con anterioridad -seis de los diecisiete que componen el libropertenecen a ediciones prácticamente agotadas. Pero quizá el hecho más curioso o llamativo lo constituye la inclusión de “Un tigre me persigue”, un cuento que obtuvo en 1984 el primer premio en el concurso de cuentos organizado por el Tiro Federal y Deportivo Morteros, Córdoba, con el auspicio de la Municipalidad, el diario “La Voz” y Radio Centro, ya que desde entonces -durante 31 añospermaneció inédito. Advertí esta circunstancia, con bastante asombro, al seleccionar los cuentos para el nuevo libro, y entonces me pareció oportuno incluirlo. En cuanto al método de trabajo es el mismo que practico casi desde el momento que comencé a escribir. Necesito elaborar mentalmente la obra. Luego hago un breve detalle -una o dos páginas- de las características de los personajes, las diversas situaciones que reflejará la historia y, sobre todo, el modo como ocurrirá el desenlace. De manera que después, con la seguridad de poseer todos los elementos necesarios para concretar mi propósito, puedo desarrollar integralmente un cuento o una novela. En cuanto a Rafaela, efectivamente, su presencia (así como de la zona de influencia), acepto que tiene una vigencia bastante fuerte a través de mi obra. Tanto en la evocación de la llegada y radicación de los primeros inmigrantes piamonteses como al recrear seres y episodios que forman parte de la realidad actual. El escenario por donde se movilizan los personajes es casi siempre el mismo: La Florida. Un nombre que se había barajado para asignar a este lugar del oeste santafesino -llamado Rafaela, finalmente- y que adquiere destacado predominio en Todos amábamos a Virginia Crespi, el cuento que da título al nuevo libro.

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-Y cuente, por fin, quiénes son hoy los autores que más le significan, que más lo “acompañan” como autor. -De las primeras e intensas lecturas fueron surgiendo autores a los que -por admiración, por incrementar en forma incesante mis conocimientos, por el placer inefable generado por sus obras- sigo releyendo siempre. Entre los que me acompañan de manera más cálida y cercana, puedo mencionar a Jorge Luis Borges, William Faulkner, Juan Carlos Onetti, Julio Cortázar, Raymond Carver, John Cheever y, entre los más recientes, a Tobías Wolff, un extraordinario cuentista norteamericano, a Roald Dahl -a quien “llegué algo tarde”, como le ocurrió a Elvira Lindo, escritora española, según expresa en el prólogo a la edición de sus Cuentos Completos-, y a Alice Munro, Premio Nobel 2013, de la cual estoy disfrutando sus impecables cuentos actualmente. ----En Virginia Crespi Balzarino muestra a personajes solitarios, muchas veces obsesionados por espejismos creados por su mente (el cuento que da título al libro), en otros casos asediados por fuerzas que no pueden controlar (“La mancha”, “Un tigre me persigue”). Recuerdos de un pasado ominoso que, aunque cada día más distante, sigue pesando en el colectivo emocional de los argentinos (“Antes del primer grito”, “Hacia la noche”, “Alteración en la calle”), formas de la venganza (“Encuentro a las diecinueve”, “Un trozo de carne, simplemente”), los hechos innobles y violentos, tan propios de nuestros días (“La muchacha del kiosco”, “Menos de tres minutos”), nostalgias por lo que no fue (“El recuerdo de Julieta y un acordeón repentinamente triste”), vale decir, una temática diversa informa a estos textos que, como ha explicado el autor, responden a distintas épocas de su incesante quehacer literario. Es cierto que nos convencen más sus cuentos de cronología lineal, una única voz y el humor corrosivo que suele acompañarlo (como 28

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Raúl Hernández Viveros

EL DERRUMBE DE UNA NACION Hace varias semanas se presentó el libro Algunas dimensiones literarias de Juan Rulfo, que coordinó Víctor Vásquez Reyes bajo el sello Tlanestli, de Editorial Foro Fiscal. En sus páginas colaboraron Víctor Vásquez Gándara, Javier Ortiz, Lucio Gómez Pazos, Ma. Guadalupe Hernández Cruz, Sergio Núñez, y Domingo Balam Martínez. Se trata de un homenaje a Juan Rulfo 1917-2017, desde luego uno de los más importantes autores mexicanos. Sin embargo, recuerdo que en 1964, la revista Siempre, Emmanuel Carballo mencionó que: “A mediados de este mes de noviembre ha aparecido la sexta edición de Pedro Páramo, la novela de Juan Rulfo, publicada por el Fondo de Cultura Económica en su Colección Popular. La primera edición, lanzada por esta misma casa en su serie Letras Mexicanas, "se acabó imprimir el 19 de marzo de 1955" -dice el colofón. Se tiraron dos mil ejemplares, y desde el primer momento fue un éxito de librería y de crítica. En nueve años y ocho meses ha conocido más mundo que casi todas nuestras novelas y ha obtenido lo que pocas de ellas han logrado: unanimidad de pareceres.” Prosiguió el texto del historiador y crítico sobre el reconocimiento internacional: “En Europa, en los Estados Unidos, en América Latina y en México se considera Juan Rulfo un gran narrador y a Pedro Páramo una novela excelente.” La reseña de Emmanuel Carballo cerró al distinguir que: “Con su poderosa fuerza de lírica Rulfo consigue animar hasta los muertos. Además de ser un excelente cuentista y novelista, Rulfo es en la misma proporción, un poeta –un gran poeta.” Además en el semanario Punto y Aparte, hace varias décadas Emmanuel Carballo le comentó a

ocurriera con “Timbre a la hora de almorzar” o “Centro de ayuda al suicida”), pero esta vez el autor ha optado por tonos más sombríos. Otra forma de expresar su mundo. “No. Ya no ocurrirá nada de eso. Ahora, como para revelarnos de que ha concluido tan luminosa etapa, poco antes de las siete, cuando las primeras campanadas llaman a misa, aparece Clotilde Macario o las hermanas Blasco o Zulma Zapattini, o todas juntas, hieráticas, casi sin disimular una sonrisa de satisfacción. Como si llevaran a cabo una ceremonia de la que nadie debía perder ningún detalle, dejan caer algunas monedas en la caja de don Batista, sumamente caritativas”.  (blog Noticias del Sur, Carlos Roberto) Morán: http://morannoticiasdesdeelsur.blogspot.mx

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Guillermo Cuevas que: “…estaba corrigiendo para el Fondo de Cultura Económica ese famoso breviario de Historia de la literatura hispanoamericana, de Enrique Anderson Imbert, y cuando llegué a donde hablaba de la escritora chilena María Luisa Bombal, autora de una novela que se llama La amortajada, bajé corriendo al departamento de Rulfo y le dije: Mira, Juan, lo que acabo de encontrar: lo que tú estás haciendo es lo que hizo María Luisa Bombal”. Ahora que este año se celebra el centenario de su nacimiento, en algunos estudios sobre Juan Rulfo, publicados durante el final del Siglo XX, se reconocía la fecha de su nacimiento en 1918. Por ejemplo, Seymour Menton, Augusto Monterroso, Luis Harss, Reina Rofee, y Jorge Rufinelli en la edición de la Obra completa, Biblioteca Ayacucho, 1977; anotaron el mencionado año. Para Christopher Domínguez Michael, Juan Rulfo representaba un “clásico viviente, no sólo es figura capital de la Literatura Mexicana y Universal”, en su colaboración en la revista La Palabra y el Hombre, enero/junio 1985. Después a principios de 1986 falleció Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo Vizcaíno. En la antología Cuentos de la Revolución, de Luis Leal, UNAM, el crítico literario escribió que: “Juan Rulfo, (el 16 de mayo de 1918), publicó sus primeros cuentos en las revistas América de la ciudad de México y Pan de Guadalajara. En 1953 recoge quince cuentos en el volumen El llano llamas, algunos de ellos inéditos. Corno cuentista Rulfo da preferencia a los ambientes rnágicorrealistas, con los que crea la ilusión de que los acontecimientos se desarrollan en un escenario fantasmal. Al mismo tiempo, el conflicto entre personajes, o entre el personaje y su medio gira en torno a lo trágico. Con frecuencia la historia se desarrolla en un lugar innominado, con lo cual se da intensidad al elemento irreal, que siempre se encuentra sutilmente equilibrado en relación fantasmal. Si Cultura de VeracruZ

el escenario es rural, el medio ambiente siempre es hostil al hombre: si de aldea, siempre primitivo o fantasmal. El hombre se encuentra en constante lucha: pero sin protestar, siempre callado como los ríos mansos; se aceptan con resignación a esas atroces condiciones que les impone la vida lo que distingue a Rulfo de los cuentistas de la Revolución, de la generación anterior es la técnica que emplea casi siempre da preferencia a la narración en primera persona, siendo el narrador con frecuencia un testigo ocular de los hechos; se finge que el narrador cuenta la historia a alguien que escucha y que el lector tiene que intuir a través del parlamento. Rulfo comunica sus trágicas historias en un estilo sumamente tenso que refleja un sustrato popular al que le ha impartido una dimensión artística. Con los cuentos de Rulfo se cierra un ciclo en el desarrollo del relato mexicano y otro se abre.” Hace varias décadas entrevisté a varios escritores sobre las pequeñas obras maestras de Juan Rulfo. Los textos se publicaron en La Palabra y el Hombre, revista de la Universidad Veracruzana y en Plural. Con la aparición de Pedro Páramo, sigue la admiración y polémica por una especie de mito en torno suyo. Su obra narrativa es casi inalcanzable, y por supuesto universal. A pesar de tocar temas, situaciones y personajes arraigados en el entorno mexicano, desembocan siempre en la reflexión totalizadora del ser humano de cualquier parte del mundo. A 30 años de su muerte, La Palabra y el Hombre ofreció sus páginas a recordar a Juan Rulfo. En el siglo pasado, algunos escritores se atrevieron a comentar que fue el burro que toco la flauta. Otros imaginaron que representó la reflexión frente a la muerte y la orfandad que trasciende el territorio nacional. Todavía en la tristeza de su cuento “Luvina”, conmueve la marginación de las zonas rurales, entre el diálogo de los alfabetizadores: “¿Dices que el gobierno nos ayudará, profesor? ¿Tú no conoces al 30

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Samuel Pérez García

EPITAFIOS

1 Aquí yace quien juró amarte siempre Aun estando en brazos de tu hermana.

2 Aquí duerme alguien

gobierno?” “Le dije que sí.” “–También nosotros lo conocemos. Da esa casualidad. De lo que no sabemos nada es de la madre del gobierno.” “Yo les dije que era la Patria. Ellos movieron la cabeza diciendo que no. Y se rieron. Fue la única vez que he visto reír a la gente de Luvina. Pelaron sus dientes molenques y me dijeron que no, que el gobierno no tenía madre”. Carlos Fuentes reconoció que la literatura mexicana contemporánea inicia con José Revueltas, Agustín Yáñez y Juan Rulfo. Con Pedro Páramo, finaliza el periodo de las letras rurales y de la novela de la revolución mexicana. Frente a la muerte la orfandad dejó sus rastros también en la poesía, canción mexicana, obras de teatro, y prácticamente se transformó en un culto hacia el espacio de los fieles difuntos. Desamparo que sufren más de la mitad de los habitantes de la república mexicana. Al final, de Pedro Páramo: "Dio un golpe seco contra la personaje Pedro tierra y se fue desmoronando como si fuera un montón de piedras". Como un presagio de la crisis nacional frente a la violencia, corrupción, abandono social, y orfandad de más de la mitad de los mexicanos. Julio / Agosto de 2017

A quien se les olvidó despertar.

4 Por olvidar la alarma Se quedó dormido.

5 Fui la oveja negra de la familia Por eso me trajeron castigado aquí.

6 La apacible quietud de este sepulcro A veces me despierta. Pero no puedo salir. 31

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A todos les aposté que despertaba.

El mundo no sería tal

Pero me dormí.

Sin este lugar de descanso Provisional.

8 Si un día decides abandonarme

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Reclúyeme aquí con todos mis recuerdos.

Siempre creyó en la resurrección Pero ya pasaron muchos años Y sigue igual, sin revivir.

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