Antología
Poemas Latinos de
Fotografías por Alberto Quesada
La Araña Julio Flórez
Entre las hojas de laurel, marchitas, de la corona vieja, que en lo alto de mi lecho suspendida, un triunfo no alcanzado me recuerda, una araña ha formado su lóbrega vivienda con hilos tembladores más blancos que la seda, donde aguarda a las moscas haciendo centinela a las moscas incautas que allí prisión encuentran, y que la araña chupa con ansiedad suprema. He querido matarla: Mas... ¡imposible! Al verla con sus patas peludas y su cabeza negra, la compasión invade mi corazón, y aquella criatura vil, entonces, como si comprendiera mi pensamiento, avanza sin temor, se me acerca como queriendo darme las gracias, y se aleja . después, a su escondite desde el cual me contempla. Bien sabe que la odio por lo horrible y perversa; y que me alegraría si la encontrara muerta; mas ya de mí no huye, ni ante mis ojos tiembla; un leal enemigo quizás me juzga, y piensa al ver que la ventaja es mía, por la fuerza, ¡que no extinguiré nunca
su mísera existencia! En los días amargos en que gimo, y las quejas de mis labios se escapan en forma de blasfemias, alzo los tristes ojos . a mi corona Vieja, y encuentro allí la araña, la misma araña fea con sus patas peludas Y su cabeza negra, ¡como oyendo las frases que en mi boca aletean! En las noches sombrías cuando todas mis penas como negros vampiros sobre mi lecho vuelan, cuando el insomnio pinta las moradas ojeras, y las rojizas manchas en mi faz macilenta, me parece que baja la araña de su celda, y camina y camina... y camina sin tregua por mi semblante mustio hasta que el alba llega. ¿Es compasiva? ¿Es mala? ¿Indiferente? Vela mi sueño, y, cuando escribo, silenciosa me observa. ¿Me compadece acaso? ¿De mi dolor se alegra? ¡Dime quién eres, monstruo! ¿En tu cuerpo se alberga un espíritu? Dime: ¿Es el alma de aquella mujer que me persigue, todavía, aunque muerta? ¿La que mató mi dicha y me inundó en tristeza?
Tengo una pequeña flor Carlos Etxeba
Tengo una pequeña flor nacida sin darme cuenta en medio del corazón. En la tierra de la sangre se abonó su resplandor. Es delicada y se muere sin cuidados y sin mimos. Requiere mucha atención contra el calor del verano, contra el frío del invierno, contra el cruel desengaño que le causa tanto daño con el paso de los años.
Florece en la primavera, se marchita en el verano y en el invierno se muere, si no la cuida mi mano. ¡Se mantiene de ilusión! Con el agua del amor Echa flores de pasión y se alegra en le ventana, cuando la acaricia el sol. ¡Es todo lo que yo tengo! No sé cómo sucedió. Me creció, sin darme cuenta, En medio del corazón.
A un Gato
Jorge Luis Borges No son más silenciosos los espejos ni más furtiva el alba aventurera; eres, bajo la luna, esa pantera que nos es dado divisar de lejos. Por obra indescifrable de un decreto divino, te buscamos vanamente; más remoto que el Ganges y el poniente, tuya es la soledad, tuyo el secreto. Tu lomo condesciende a la morosa caricia de mi mano. Has admitido, desde esa eternidad que ya es olvido, el amor de la mano recelosa. En otro tiempo estás. Eres el dueño de un ámbito cerrado como un sueño
Pablo 1904
Su nacimiento
1935
Se hace Director de la revista Caballo Verde para la poesía
De nacimiento Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto (Parral, 12 de julio de 1904 – Santiago, 23 de septiembre de 1973), fue un poeta chileno, considerado entre los mejores y más influyentes artistas de su siglo; «el más grande poeta del siglo XX en cualquier idioma», según Gabriel García Márquez.1 También fue un destacado activista político, senador, miembro del Comité Central del Partido Comunista, precandidato a la presidencia de su país y embajador en Francia. Entre sus múltiples reconocimientos destacan el Premio Nobel de Literatura en 1971 y un Doctorado Honoris Causa por la Universidad de Oxford. «Ningún poeta del hemisferio occidental de nuestro siglo admite comparación con él», ha escrito el crítico literario Harold Bloom,2 quien lo considera uno de los veintiséis autores centrales del canon de la literatura occidental de todos los tiempos
1945
Gana premio Nacional de Literatura Chilena
1969
Se hace miembro honorario de la Academia Chilena de Lenguaje
1948
Lucha por la ley de defensa permanente de la democracia
a a.
Neruda
1917
Public贸 en el diario la Ma帽ana de Temuco
1920
Comienza a construis la revista Selva Austral
1919
Gano tercer lugar del concurso Comuni贸n Ideal
1948
Exilio en Argentina
1954
Retorno a Chile
1966
Se casa con matilde Urrutia
1971
Gana Premio Nobel de Literatura
1973
Su fallecimiento
Sólo la muerte Pablo Neruda
Hay cementerios solos, tumbas llenas de huesos sin sonido, el corazón pasando un túnel oscuro, oscuro, oscuro, como un naufragio hacia adentro nos morimos, como ahogarnos en el corazón, como irnos cayendo desde la piel del alma. Hay cadáveres, hay pies de pegajosa losa fría, hay la muerte en los huesos, como un sonido puro, como un ladrido de perro, saliendo de ciertas campanas, de ciertas tumbas, creciendo en la humedad como el llanto o la lluvia. Yo veo, solo, a veces, ataúdes a vela zarpar con difuntos pálidos, con mujeres de trenzas muertas, con panaderos blancos como ángeles, con niñas pensativas casadas con notarios, ataúdes subiendo el río vertical de los muertos, el río morado, hacia arriba, con las velas hinchadas por el sonido de la muerte, hinchadas por el sonido silencioso de la muerte.
Flor de dalia
César Enrique Martínez Exquisito olor penetrante, incremento de peculiar café, inverosímil de fidedigna fragancia; reinaba la concordia y la armonía en una época de un invernadero día en la cafetería, Flor de Córdova.
¡Qué Bella flor de Dalia! Flor de Dalia, reinas en jardines de ámbitos humectantes, bella flor silvestre de calor estival, bella flor bucólica de prados campestres, tubérculo carnoso de frigidez maternal; prefieres vivir iluminada en lugares solares y protegida del tenebroso vendaval.
La trascendencia invernal discernía el frívolo lecho de mis pensamientos; la reverencia primaveral conmovía la irisada fuente conyugal de mis bríos .
El floricultor te admira sensualmente, satisfaces para ser glorificada estéticamente, posees una innumerable atracción rústica para arreglos ornamentales e florales; flor de carmesí espiritual y magnánima , por naturaleza, eres admirable emblema por tus hermosos y sensuales colores y por tus aromas exuberantes . ¡Qué bella flor de Dalia!
El Murciélago
Alejandro J. Díaz Valero Con sus alas desplegadas vuelan sin saber para donde mamíferos de ropa enlutada que entre sombras se esconden. Dicen que es amigo del Drácula chupa sangre y que por ser un vampiro tampoco lo quiere nadie. Pero quien la verdad busca para saber cómo eres
sabrá que son las frutas las que comer tú prefieres. Murciélago con qué extrañeza evitas tú el desvelo, poniendo hacia abajo tu cabeza, es que concilias tu sueño. Y aunque a muchos asombre esta curiosa coincidencia el Murciélago lleva en su nombre las cinco vocales completas.