La mรกscara y el otro
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tercer gesto
© Pelayo Fueyo, 2017 © de esta edición: EOLAS ediciones © Ilustración de cubiertas: Joaquín Olmo © Foto del autor: Carles Mercader Fulquet www.eolasediciones.es
Dirección editorial: Héctor Escobar Coordinador de colección: Rafael Saravia Diseño y maquetación: Alberto R. Torices ISBN: 978-84-16613-62-5 Depósito Legal: LE 60-2017 Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra. www.conlicencia.com 91 702 19 70 / 93 272 04 47 Impreso en España
La máscara y el otro Pelayo Fueyo
eolas poesía
A mi amigo el pintor Juan Falc贸n, que asisti贸 a la gestaci贸n de estos poemas, cuyos bocetos colg贸 en las paredes de su estudio.
Prólogo Pelayo Fueyo y la mirada a través de la literatura Emilio Frechilla
L
a poesía de Pelayo Fueyo (Gijón, 1967) es una forma de exteriorización del interior y también una forma de contemplación de la realidad inmediata. El suyo es un compromiso consigo mismo afianzado en la literatura que encuentra su estímulo creativo en la experiencia de lo cotidiano y en la reivindicación de la mirada escrutadora de lo circundante. Pelayo Fueyo es un poeta en el que la memoria se muestra no solo como una extensión sino como una implicación de la realidad y donde la mirada penetra sobre lo superficial para captar lo que las evidencias ocultan. Filólogo, lector honesto, amante de la literatura y del valor de las palabras es poseedor de una excelente obra poética que suma ya doce libros, además de numerosos poemas repartidos por diferentes antologías poéticas.
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Desde su primer libro, Memoria de un espejo (1990), hasta Títeres de duermevela (2015), último libro publicado hasta este momento, ha completado toda una trayectoria poética ascendente hasta alcanzar una calidad que ninguno de sus lectores discute. El mirador (1992), Parábola del desertor (1997), La herencia del silencio (2003), recogidos después en Poesía completa (2008), así como el libro de aforismos Lección de magia (2005), son ejemplos cada vez más personales y lúcidos de su paso por los vericuetos de la poesía. En este trayecto ha sido fundamental la recopilación anterior a 2008 realizada por la editorial Pre-Textos que le ha permitido llegar a un grupo amplio de lectores de habla hispana, como había hecho en 1997 la editorial Hiperión con Parábola del desertor, ampliando un círculo que antes estaba restringido a un sector más minoritario de lectores asturianos. Afortunadamente, el título de «poesía completa» no implicaba la recopilación de la poesía de toda la vida, sino de los libros que un autor joven y en plena creatividad había escrito hasta ese año de 2008. Libros posteriores como El libro de la discordia (2008), El cielo de las cosas (2011), La balada del bululú (2014), Manifiesto imperfeccionista (2014) (junto a Juan Falcón, una novedosa demostración de la interacción entre la pintura abstracta y la poesía) y Títeres de duermevela (2015) son el resultado de una creatividad, reflexiva y analítica, que se mantiene constantemente activa. El último libro de Pelayo Fueyo, La máscara y el otro, continúa la línea poética que se ha ido afianzando en sus
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publicaciones anteriores, sin que ello signifique renunciar a una cierta evolución y a un fortalecimiento de su personalidad creadora. La máscara y el otro es la imagen de un autor experimentado y de una madurez poética asentada en nuevas formas de mirar y seleccionar la realidad. Las tres partes en que se compone la obra dibujan la conciencia de una persona acostumbrada a desmenuzar las incógnitas de la mirada, de una persona implicada en un presente que es el de sus convicciones, el de sus ánimos y desánimos, el de su entusiasmo, el de sus ideales y sus obsesiones. Como en sus libros anteriores, la poesía de Pelayo Fueyo se construye sobre un lenguaje sencillo, que es a la vez complejo o, dicho de otra manera, un lenguaje que muestra una apariencia de sencillez y emotividad mucho más hermética de lo que pudiera parecer a primera vista. Como ha dicho Constantino Bértolo, «en sus poemas no hay pretenciosa oscuridad, ni tampoco vacua transparencia» y no la hay porque su poesía no se asienta en un lenguaje rebuscado sino en un lenguaje directo, pleno de emotividad, como sucede por ejemplo en «El cementerio», «El insomne» o tantos otros poemas del libro. La sencillez no es algo nuevo en la escritura de Pelayo Fueyo. Su poesía se ha caracterizado siempre por la naturalidad, espontaneidad y ausencia de todo barroquismo, pero en esta última entrega la sobriedad lingüística, no exenta de densidad poética, todavía se hace más patente que en sus obras anteriores. Los versos de Pelayo Fueyo sólo son fá-
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ciles en apariencia porque, como queda dicho más arriba, sencillez y hermetismo conviven perfectamente en su poesía y la identifican como algo peculiar e intransferible. El lenguaje de La máscara y el otro va más allá del simple significado al que estamos acostumbrados en el uso cotidiano. El verso de manera individual y el poema de forma conjunta recuperan la fuerza del lenguaje directo para ensalzar la capacidad de observación y dejar aflorar la sensibilidad poética ante las impresiones y preocupaciones más frecuentes del entorno cotidiano. Gracias a esa concisión lingüística, el poeta logra humanizar la visión de las cosas sobre las que se posa y enriquecer la imaginación del lector impregnándola de toda una serie de imágenes visuales más propias de la pintura que de la poesía. Seguramente donde se percibe con mayor nitidez la sensibilidad y fuerza del lenguaje es en «Fenómenos», la primera de las tres partes en que se divide la obra. Aquí el lenguaje directo permite una captación armónica y simbólica de la vida, de lo bueno y lo malo de la vida, de la animosidad ante la rememoración nostálgica de la infancia o de la belleza o de la pesadumbre ante el miedo, el dolor, la destrucción, la decadencia o incluso la muerte. En una buena parte del poemario predomina un tono pesimista, que se manifiesta de formas muy diferentes, unas veces bajo una apariencia desagradable («el puente derrumbado», «las ruinas», «elogio de la penumbra»…), otras veces más agradable («los modos del agua», «los amantes», «el
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cementerio»…) y se suaviza otras veces, especialmente cuando aflora una evocación nostálgica del pasado, de la belleza o simplemente de la contemplación sosegada de lo cotidiano. La moderación del tono pesimista es la senda que comunica con las otras dos partes del poemario, «La máscara y el otro» y «Mitos». La contemplación reflexiva y analítica de la realidad lleva consigo una «transformación», una atención «al otro», que le confiere a «La máscara y el otro» un carácter de arquetipo, diferente al carácter simbólico que predominaba en «Fenómenos». En esta parte del proceso creador la atención se detiene en seres como el poeta, el pintor, el payaso, el mago, etc., que convierten el libro en un buen exponente de una manera personal y atractiva de contemplar la realidad, de aprehender imágenes cotidianas, desplegadas sin grandes pretensiones lingüísticas pero con la suficiente nitidez para dejar su impronta personal en cada uno de los poemas. Más perceptible en la última parte pero latente en todo el poemario se observa también un recogimiento personal hacia la actividad literaria interiorizada por el poeta a través de los mitos literarios y otras obsesiones casi infantiles que constantemente rondan la mente del poeta. «Mitos» se configura como una especie de conclusión, se presenta como una manera de interpretar la realidad a través de la literatura porque la literatura es la fórmula de la que se sirve el poeta para intentar comprender el mundo. Este hecho envuelve la poesía de Pelayo Fueyo en una
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atmósfera tranquila y consigue sus mejores efectos; refleja una visión tan familiar, tan personal y al mismo tiempo tan universal que el autor se complace en tratarla con la naturalidad propia de una persona que posee una mirada y una sensibilidad literaria sumamente compasiva y tierna. Y ese logro solo es posible gracias a la interacción de un lenguaje sencillo y profundo a la vez, sin florituras ni retóricas recargadas que pudieran impedir la sonoridad del verso, una de las marcas distintivas de la poesía de Pelayo Fueyo. En definitiva, el libro que el lector tiene en sus manos representa un paso más en la trayectoria poética de Pelayo Fueyo, una trayectoria coherente y compacta que se nutre de una experiencia poética plenamente asimilada, cada vez más perspicaz, más concisa y personal y se proyecta hacia un futuro prometedor, convirtiéndolo en uno de los poetas a tener en cuenta en cualquier recopilación poética.
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Es sabido que el vocablo latino persona significa «máscara». Y en la mayoría de estos poemas —exceptuando la primera parte, que se remite a enriquecer con «fenómenos» el devenir del sujeto— se indaga en la conciencia de prototipos sociales o imaginarios, de los que participan también los «mitos». Hay una «última máscara» que es la que trasciende la máscara social, y revela la dimensión del «otro».
FENÓMENOS
LOS MODOS DEL AGUA Hay un árbol quemado que nunca tuvo frutos, y a su sombra se acuestan los poetas malditos que cantaban la gloria natural del jardín. Al lado, está la fuente tímida que susurra delirios concentrados en sílabas de agua que sólo comparecen al sueño de la piedra. Y, abajo, el mar bravío que dispone los límites sangra contra la roca pronunciando blasfemias que ignora el horizonte con su profundidad. Arriba hay una cueva que habitan los marinos, y rezan a una virgen con forma de sirena para que les procure una buena costera. Y el cielo de otro mar dibuja una gaviota que viene de un jardín con flores en el pico, y va a depositarlas encima de la fuente.
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EL PUENTE DERRUMBADO No sólo el enemigo forjó nuestra derrota: pasamos por un puente romano en retaguardia, y empezó a derrumbarse antes de haber cruzado la orilla en dirección a nuestra triste patria. Sin embargo, las armas que hemos utilizado reposan en la hierba con sangre que no es nuestra. Pronto nuestras cabezas, que idearon la guerra, serán como las piedras de ese puente romano: las mondas calaveras de hombres sin piedad. Abajo, en un remanso del río hay un casco de un soldado vencido por la naturaleza, aunque ha muerto soñando con otros ideales.
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LA TORRE (De unos temas de W. B. Yeats y de J. L. Borges)
Disparan hacia todos los puntos cardinales los soldados, al lado de todas las almenas apostados. La torre es la mejor defensa. Mas la última batalla la perdió contra el cielo, que, en la forma de un rayo, arruinó su altivez, y perdió la corona de un sueño medieval. Varios siglos después, pasó un ermitaño con vocación de sabio, y al contemplar las ruinas le planteó un enigma, y la reconstruyó. Montó una biblioteca circular como estancia, que no tuvo principio y que no tuvo fin; le enseñó cada libro más que otra biblioteca. Quería enfrentarse al mundo, crecer y superarse, y pospuso a la piedra su Torre de Marfil. Por solo un ventanuco se veía el campo. Cuando creyó llegar al culmen del saber, 23
bajó al pueblo a enseñar su doctrina a los jóvenes, limitada al estudio de poetas herméticos. Mas nadie le entendía, y retornó a su torre, hasta que un día aciago cayó una tormenta y un rayo le mató y acabó con su herencia.
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LAS RUINAS Estoy muy orgullosa de ser sólo una piedra abocada a la ruina. Inspiro a los poetas con mi melancolía, y mi espacio es sagrado. Mi cuerpo se desgasta y se llena de moho, y, ahora que no dependo de ningún monasterio, el viento me susurra los cánticos del monje. Me relaciono bien con el resto de piedras: formamos el paisaje de la desolación, pero me siento auténtica con mi afán becqueriano. A veces, los muchachos juegan entre nosotras: nos tocan y se esconden; las parejas de novios se retratan eufóricas ante nuestra presencia. Ya no quiero ser piedra de ningún monasterio. Antes era una más, encajada entre otras, aun cuando mi materia era de calidad.
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esta primera ediciรณn de La mรกscara y el otro de Pelayo Fueyo, publicada en la Colecciรณn Tercer Gesto de Eolas Ediciones, se imprimiรณ en marzo de 2017