Conectando los puntos

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Érase una vez en un bosque lejos de aquí, un pequeño, flaco y deprimido árbol. Él se sentía triste porque simplemente no veía el sol. Sus hermanos, los cuales germinaron en tiempos semejantes, por mucho le superaban en altura.



A simple vista el árbol tenía toda la razón, a lo lejos lo único que se podía percibir era un pequeño roble que se rodeado de hermosos, altos y frondosos árboles cuyas sombras se extendían por cientos de metros. El árbol simplemente no entendía, ¿Cómo? y ¿Por qué? Él no era como sus hermanos… ¡El lo intentantaba! Intentaba estirarse todos los días; comía y comía solo para ver si su tronco crecía y sus esfuerzos parecían ser inútiles. Parecía como si algo o alguien lo tuviesen castigado a vivir en las sombras. Nunca le falto la salud, ni nutrientes suficientes para subsistir y sin embargo él quería más luz solar.



Un día llego el invierno, y con el lluvia y viento… ¡El viento fue acelerando con los días a velocidades que el pequeño árbol nunca había visto! Poco a poco vio como sus hermanos, perdían su follaje, las ramas se doblaban y rompían poco a poco… el suelo, lleno de agua, parecía aflojarse cada vez más. ¡Todos se preocuparon! El pánico cundió… El árbol más alto cayó… dejando ver sus raíces que saliendo a pocos centímetros del suelo. Por alguna razón el árbol aguantaba todo lo que el clima le enviaba. Su poca altura le permitio sobrevivir a la mayoría de las ráfagas de viento puesto que eran más fuertes arriba. Su tronco aunque pequeño se mantenía firme sobre la tierra y el suelo que le rodeaba a pesar de que parecía ceder, se mantenía firme bajos sus raíces. Los árboles fueron cayendo uno a uno y el arbolito lo único que podía hacer era esperar su turno… era algo eminente.



Los días pasaron y el tan esperado día nunca llego… El clima se calmó nuevamente. Y sin sus hermanos el sol llego. El bosque era otro lugar y sin tanta tierra el árbol pudo ver a sus pies unas fuertes raíces las cuales eran muchas veces el tamaño de su tronco y de su copa. Con esto el árbol pudo entender que todo este tiempo estaba creciendo. Creciendo donde debía a manera de no caer tan fácil. Con el tiempo el bosque se recuperó, nuevos árboles tomaron el lugar de aquellos caídos… Y el árbol tomo su campo en el bosque, creciendo hasta ser alto y fuerte. Pero el árbol nunca olvidó la lección aprendida ese día, vinieron nuevas lluvias y nuevos vientos. Sin embargo el árbol nunca cayó, a pesar de su frondosa copa y gran altura. Sus raíces eran fuertes y extensas. Lo que le sirvió para prestarle la sombra a muchos animales del bosque por mucho tiempo.



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