DIALOGO SOBRE EL SUBDESARROLLO GLOBALIZADO

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Pedro Agustín Díaz Arenas

DIÁLOGO SOBRE EL SUBDESARROLLADO GLOBALIZADO


ISBN: 958-9023-26-6 Portada: Cuadro de Débora Arango, sin título. Ilustraciones: ALBERTO CARDENAS PATIÑO. Autor: PEDRO AGUSTÍN DIAZ Profesor de la Universidad Nacional de Colombia. Editor: EDITORIAL EL BUHO Calle 54A N° 14-13 of. 101 Tels.: 2491083-2551521 elbuho@casaeditorial.com Impresión: EDITORIAL CODICE LTDA. Carrera 15 N° 53-86 Intr. 1 Tels.: 2494992-2177010 Bogotá, D.C. Derechos reservados 1ª. Edición: 2ª. Edición: 3ª. Edición: 4ª. Edición: 5ª: Edición: 6ª. Edición: 7ª. Edición: 8ª. Edición: Reimpresión

1984 1985 1986 1987 1994 1995 2000 2002 2004


CONTENIDO

Presentación……………………………………………. 5 Prólogo……………………………………………… ….11 Introducción……………………………………………..14 I. II. III. IV. V. VI. VII.

Cernimientos……………………………………19 La flecha en la nuez……………………...........33 La urdimbre……………………………………...51 Las secuelas…………………………………….70 La encrucijada…………………………………110 Un ensayo, verbi gratia………………….. 99 Un cuento, por demás…………………… 110


PRESENTACIÓN

La sucesiva y renovada publicación del DIALOGO SOBRE EL SUBDESARROLLO no sólo revela un éxito editorial sino que, ante todo, constituye un acierto académico y pedagógico en materia de ciencia social. En efecto, cuando apareció la primera edición el tema de subdesarrollo llamaba la atención en América Latina y eran muchos los autores que analizaban sus causas, naturaleza y consecuencias. En ese entonces el texto del profesor Díaz Arenas tuvo el mérito de sintetizar una visión del fenómeno, presentando en forma ágil y al alcance de estudiantes que se iniciaban en el tema. Sin embargo, los acontecimientos, económico-políticos acaecidos durante la década de 1980, que llevaron a instaurar la era del neoliberalismo o globalización, impusieron el receso temático acerca del subdesarrollo. Hasta se llegó a decir que el uso del tema obstaculizaba los presagios de progreso proclamados para el Tercer Mundo. El propio presidente estadounidense George Bush, en gira imperial por América Latina, vetó el empleo de la palabra, pues según él, era la causa del subdesarrollo. Los medios de comunicación y manuales


escolares puestos al servicio de la ideología neoliberal evitaban palabras como deuda externa, dependencia, solidaridad internacional. Por el contrario, se insistía en la apertura, la privatización, la desregulación y, sobre todo, en el mercado, como categoría absoluta. No obstante la moda ideológica, impuesta y a pesar del veto terminológico, el profesor Díaz Arenas persistió en el estudio del problema. Resultado de esto fueron las varias ediciones que pusimos en circulación, en que se recogían en forma de actualización el análisis de los hechos sobrevinientes que en alguna forma afectaban las condiciones del Tercer Mundo. Hoy, cuando no sólo es posible hacer un balance de más de dos décadas globalizantes sino en momentos que las condiciones socio-económicas de América Latina son calamitosas, el análisis con que se actualiza EL DIALOGO SOBRE EL SUBDESARROLLO GLOBALIZADO resulta aleccionador. Hasta podemos afirmar que vivimos la agravación del subdesarrollo. No en vano Juan Pablo II ha dicho recientemente que si bien la globalización ha traído consigo ciertas consecuencias positivas, como el fomento de la eficiencia y el incremento de la producción, objeta que


si ella “se rige por las leyes del mercado aplicadas según las conveniencias de los poderosos, lleva a consecuencias negativas. Tales son, por ejemplo, la disminución y el deterioro de ciertos servicios públicos, la destrucción del ambiente y de la naturaleza, el aumento de las diferencias entre ricos y pobres y la competencia injusta que coloca las naciones pobres en una situación de inferioridad cada vez más acentuada. La iglesia, aunque reconoce los valores positivos que la globalización comparta, ve con inquietud los aspectos negativos derivados de ella. ¿Y qué decir de la globalización cultural producida por las fuerzas de los medios de comunicación social? Estos imponen nuevas escalas de valores por doquier, a menudo arbitrarios y en el fondo materialistas, frente a los cuales es muy difícil mantener viva la adhesión a los valores del evangelio.” (Exhortación Postsinodal, Ecclesia in América) Consecuentemente, el texto que presentamos es valioso instrumento pedagógico si se pretende que las ciencias sociales cumplan la función de una verdadera comprensión de la sociedad en que vivimos. Dentro de este propósito el “dialogo” ha sido enriquecido con un ensayo y un cuento. Es claro que si bien la forma


dialogada hace ágil y ameno el texto, además de estimular en el estudiante su capacidad reflexiva, el ejercicio de escritura y lecturas complementarias posibilitan la educación integral. No se puede prescindir de motivar el gusto por la literatura que, además de cultivar el sentido estético, es también medio de aproximarnos al conocimiento de la realidad social. Ante el impacto que en la formación de las nuevas generaciones están teniendo los medios audiovisuales, se hace necesario contrarrestar sus nocivas consecuencias con hábitos de lectura y destreza en la expresión escrita. Hemos recurrido a obras pictóricas de famosos artistas latinoamericanos para ilustrar las sucesivas carátulas. De este modo rendimos tributo a ellos y difundimos su obra entre la juventud. Para esta edición escogimos a Dévora Arango, a quien agradecemos la anuencia. Esperamos que el DIALOGO SOBRE EL SUBDESARROLLO GLOBALIZADO, tomado como núcleo temático y recurso metodológico y complementado con otros medios y sus correspondientes ejercicios, sea un valioso apoyo en


instituciones que asumen con responsabilidad la formación en ciencias sociales.

Luis José González Alvárez



PROLOGO

El dialogo catequístico que reconstruimos ha tenido lugar muchas veces entre el profesor Didacio Cantaclaro y muchos de sus discípulos. Al presente texto prestó su concurso el joven Inocencio Yerbabuena a quien consideramos representativo de su generación, aunque con dos cualidades no comunes. Le interesa conocer además de los Estados Unidos, el resto del mundo. Y tiene una cierta sensibilidad social: le preocupa no sólo si podrá ingresar a una universidad y luego encontrar cualquier trabajo, sino el deterioro material y moral de su país. Accidentalmente intervienen en el dialogo el pastor Monroe Generoso y el camarada Stalin Niño. La ocasión para que suscitara el dialogo fueron unos versos que el joven Yerbabuena leyera de quien había sido su poeta favorito desde la niñez. En un soneto de Rafael Pombo encontró lo siguiente, que no alcanzó a comprender:


“Aturdir con el plan farandulero De una utopía industrial que hasta los codos Ha de inundarnos de progreso a todos: Y a este asaltar el candelero. Echarse a las espaldas la conciencia Vivir de desvergüenza y fraude y robo Yo por único Dios, Patria el bolsillo” (Abril de 1877)

Al profesor Cantaclaro que no conocía el poema, pero estudioso del tema del subdesarrollo, le llamaron profundamente la atención aquellos versos por su clarividencia y fuerza expresiva. Le aconsejo al joven que estudiara la implantación del capitalismo industrial en el Tercer Mundo, si quería desentrañar el sentido histórico y social del poema. Y para fortuna de la pedagogía, la afición poética de Inocencio le permitió al profeso Didacio recordar las dos primeras estrofas del único poema de Pombo que aprendió en la escuela:


“Mirringa, Mirronga, la gata candonga, Va a dar un convite jugando escondite, Y quiere que todos los gatos y gatas No almuercen ratones ni cenen con ratas, A ver mis anteojos y pluma y tintero Y vamos poniendo las cartas primero. Que vengan las Fuñas y las Fanfarriñas Y Ñoño y Marroño y Tompo y sus niñas”. El autor.


INTRODUCCION

Inocencio: ¿Cuántos mundos hay? Didacio: Hay solo un mundo estratificado en forma piramidal. I.: Es bien extraño. Usted niega que existe el Tercer Mundo y, hasta, la globalización. D.: La globalización ha sido propaganda imperial para dominar el Tercer mundo y liquidar el segundo mundo socialista. I.: ¿Entonces el Tercer Mundo existe? D.: Evidentemente, la expresión no tiene sentido cósmico, aunque si geopolítico. I.: ¿Cómo así? D.: Muy fácil. Alguien con un telescopio no puede encontrar otro planeta habitado, pero si esa persona se


dedicara a recorrer el mundo hallaría tantas diferencias que es como si pasar por varios planetas. I.: Entiendo, maestro. Cada vez que uno encuentra pueblos que hablan otra lengua, que practican otra religión o que son de otra raza, está en otro mundo. D.: No, joven. Ese es el concepto de cultura. Lo que se llama división del mundo en mundos se refiere a lo que hacen los hombres, cómo trabajan ellos, cómo son gobernadores y a organización social. I.: Eso me confunde más, maestro. D.: Es posible. Cuando empezamos a aprender es frecuente que nos confundamos porque nos llegan a la mente más datos y aparecen otras relaciones entre ellos. Si los hechos son complejos, las ideas claras sobre ellos resultan falsas. La verdad no siempre es simple. I.: ¿Todo esto quiere decir que sólo al finalizar el curso sabré toda la verdad?


D.: No. Sostengo que aprender es un proceso que implica dudas, confusiones, vacilaciones e incluso olvidar. I.: ¿Pero usted que ha aprendido por qué no me anticipa la verdad sobre el Tercer Mundo? D.: Imposible. Aprender significa coger y nadie coge la verdad por otro. Además, si usted tiene paciencia y se esfuerza, tal vez al terminar el cursillo tenga algunos conceptos sobre lo que es el Tercer Mundo o el subdesarrollo. Pero saber qué hacer para salir de él resulta todavía más difícil. I.: Según eso, ¿los países desarrollados no nos pueden decir qué debemos hacer para parecernos a ellos? D.: De ninguna manera. Precisamente ese proceder ha causado subdesarrollo. I.: ¿Cómo es posible eso? D.: Los hombres no sólo proceden según su saber sino de acuerdo con sus intereses. Y lo que ellos tuvieron


que hacer para ser desarrollados no es lo mismo que nosotros debemos enfrentar para salir de subdesarrollo. I.: ¿Eso quiere subdesarrollados?

decir

que

ellos

no

fueron

D.: ¡Bravo muchacho! Estás pensando muy bien. I.: Pero, maestro, le ruego que no se emocione. Yo no considero haber encontrado una respuesta sino que añadí un problema a todos lo que he venido acumulando. Por otra, me parece, señor profesor, que usted complica las cosas. Esto sucede con todos los que viven de una ciencia. El otro día, presencie una discusión entre el pastor Monroe Generoso y el camarada Stalin Niño y en lo único en que estuvieron de acuerdo fue en que eso del Tercer Mundo no es cierto. Para el pastor sólo había dos mundos: el de esta vida y el de la otra. Según el camarada, únicamente existía el mudo socialista y el capitalista. D.: Todo eso es muy respetable. Pero me parece una visión limitada. De todos modos serás tú quien decida quién tiene la razón. Por ahora, creo que lo dicho es suficiente como introducción al cursillo. Pienso sí


asignarle una tarea para la primera sesión. Organice en un cuadro lo que generalmente se reconoce como diferencias entre los países desarrollados y los subdesarrollados. Puede considerar separadamente los aspectos económicos, sociales, políticos y culturales. I.: ¿Qué me recomienda consultar? D.: Puedes empezar con los escritos de Antonio García. I.: ¿Quién es ese señor? Sólo conozco un albañil que tiene tal nombre. D.: Por infortunio el sistema ha logrado que importantes pensadores colombianos sean olvidados por las nuevas generaciones. Antonio García tiene el mérito de haber sido quien primero habló de subdesarrollo, mejor, estableció que existían países subcapitalistas. Puedes entonces consultar sus obras “BASES DE ECONOMIA CONTEMPORANEA” y debes leer “DIALECTICA DE LA DEMOCRACIA” y “ATRASO Y DEPENDENCIA EN AMERICA LATINA”


I. CERNIMIENTOS Tarea Diferencia entre subdesarrollados. Aspecto Económico

Aspecto Social

países

desarrollados

Desarrollados

Subdesarrollados

-Industrializados

-Incipiente industrialización -Exportadores de materias primas -Deudores -Mono cultivadores

-Exportadores de maquinaria -Prestamistas -Producción variada Alto ingreso per cápita Baja mortalidad infantil Desempleo subsidiado Integración Nutrición

Bajo ingreso per cápita Alta mortalidad infantil Desempleo y subempleo Marginación Desnutrición

y


Aspecto político Aspecto cultural

Colonizadores

Colonizados

Instrucción común

Analfabetismo

D.: Observo que hiciste bien el trabajo; pero lo desarrollaste parcialmente. I.: Tan sólo, maestro, conseguí información relativa a lo económico y lo social. Muy poco se dice de la cultura y la política de subdesarrollo. Pienso que el subdesarrollo no tiene que ver con esto. D.: De ninguna manera. Lo que sucede es que el subdesarrollo se consideró inicialmente como un problema pasajero y limitado a lo socioeconómico. De ahí que los estudiosos iniciales fueran economistas y sociólogos. Pero recientemente ante el peso de los hechos, se descubrieron sus aspectos culturales y políticos. No es además lógico que algo con características socioeconómicas no tenga rasgos políticos propios. Si tú hubieras consultado fuentes de información más especializadas hubieras podido completar el cuadro, así:


Aspecto político

Aspecto cultural

Desarrollados Estabilidad

Subdesarrollados Golpes de estado o estados de sitio Civismo Militarismo Autodeterminación Invasiones, presiones, desestabilización Participación Clientelismo electoral Autenticidad Alienación Información crítica Información manipulada Nacionalismo Metropolitanismo

I.: ¿Eso quiere decir que el subdesarrollo alcanza todo? D.: Evidentemente, el subdesarrollo es un fenómeno global. Es un tipo de sociedad dentro de la que las instituciones y los individuos, lo material y lo espiritual, el día y la noche resultan afectados. Por esto al estudiarse sus causas no se puede ser simplista. I.: ¿Acaso, también se discute sobre las causas del subdesarrollo?


D.: Sí. Son varias las tesis que se han elaborado. Claro, de acuerdo con los intereses de cada quien. I.: Explíqueme, maestro, teoría por teoría. D.: Bueno, quienes sostienen el determinismo geográfico, se fijaron en la distribución de los países en el globo terráqueo y comprobaron que los subdesarrollados estaban dentro de la franja tropical y los desarrollados en la parte norte. Sin embargo, no se quedaron en la comprobación sino que buscaron explicaciones. La ferocidad del trópico, dijeron, es aparente, porque la explotación agrícola empobrece rápidamente las tierras pobres en capa vegetal. Además, el carecer del ciclo estacionario (primavera, verano, otoño, invierno) impide la recuperación de las energías vitales en el orden vegetal, animal. Ese eterno verano produce aletargamiento en la psicología humana, agregaron. I.: Entonces ¿no tenemos nada qué hacer? Porque, dado que no podemos cambiar el clima ni trasladar el sol, estamos condenados al subdesarrollo. Bueno…


Se me ocurre algo. Deberíamos preparar las emigraciones de todos hacia climas más propicios. D.: Bien. A eso no le veo sino algunos inconvenientes. Los Latinoamericanos tendríamos que esperar que los Estados Unidos resolvieran el problema del desempleo y eliminaran sus prejuicios raciales. Pero, es muy probable que cuando estén llegando a Miami los últimos lotes de latinos, los primeros emigrados estén cruzando el Pacífico hacia el Japón, por ejemplo. Para pensar esto, no haga sino seguir el sentido de progreso a través de la historia del hombre, en la dirección este-oeste. Así: Egipto→Grecia→Roma→España→Inglaterra→Estados Unidos→. Llegará un día en que el círculo se cierre. No sé por qué Estados Unidos, como única excepción de la historia, sea un imperio que no se derrumbe. Aunque habría otra posibilidad. Que los latinoamericanos, por comodidad ante la invasión latina, se trasladen a nuestro sur. I.: En ese caso se invertirían las cosas. El sur sería desarrollado y el Norte Subdesarrollado. Al fin y al cabo, los gringos son de raza superior.


D.: Veo que tú te encargas de darle el golpe final al determinismo geográfico. Pero lo substituyes por otro no menos infundado y odioso. I.: ¿Cómo así? D.: Pretender que hay razas superiores es aceptar el determinismo étnico, o menos elegantemente, ser racista. Lamento en el alma que haya aún rezagos del fascismo. Que Hitler esta reencarnado en espíritus jóvenes. Esas ideas no sólo son peligrosas sino refutables éticamente. I.: Excúseme maestro. No me creía tan malvado. Sí he visto algunas películas sobre Hitler y las masacres de judíos, pero no tengo ninguna simpatía por nada de eso. Por el contrario, me repugna. D.: Usted me hace caer en la cuenta de que el fascismo no se manifiesta siempre de la misma manera. El actual puede no ser tan brutal, pero sí se inocula para buscar efectos sociopolíticos nocivos. Es más, puede haber gentes sanas mentalmente y sin tacha moral en quienes el moderno fascismo biónico y televisado influye. Es probable que en la disparatada ocurrencia sobre el


intercambio de pueblos americanos, el Sur se convirtiera en desarrollado. Pero la razón no radicaría en la superioridad intelectual o física de los americanos del Norte sino en que traerían su experiencia, su tecnología, su organización, en una palabra, su cultura en nivel de industrialización. Nuestro atraso es circunstancial. ¿Acaso en una época los bárbaros no eran los del Norte? ¿España no fue el centro del mundo? Los incas alcanzaron un alto grado de civilización. No se crea que, constituyendo la única excepción de la historia, el imperio norteamericano es eterno. I.: Basta, maestro, es claro. Acepto su punto de vista. Pero aunque los latinoamericanos, estamos bien dotados, lo cierto es que somos muchos. Eso de la explosión demográfica sí es la causa de nuestro subdesarrollo. Piense que aún de tarzanes se puede saturar la rica selva. D.: La explosión demográfica tiene que ver con el subdesarrollo. La industrialización, como uno de sus primero efectos sociales, genera un crecimiento desmedido de la población. Pero en la medida en que los niveles de vida mejoran, las tasas de crecimiento de


la población disminuyen. De esta manera ocurrieron las cosas en Europa. Es más, en general, el problema demográfico de los países desarrollados es que la población no crece al ritmo que socialmente se espera. Es lo mismo que ocurre al interior de un país subdesarrollado con sus clases pudientes. I.: ¿Usted afirma que la explosión demográfica no es causa sino efecto del subdesarrollo? D.: Evidentemente. ¿Qué pasa entonces, si de una enfermedad no se atacan las causas sino los efectos? I.: Que el mal no se cura. Tal vez el enfermo se alivia un poco si le bajan la fiebre; pero uno se puede morir sin tener fiebre. D.: Eso es así. Las campañas más efectivas de control han reducido un tanto las tasas de crecimiento de la población. Algo así como del 3.5% al 2.5%; pero no al nivel demográfico de los países desarrollados. Hasta ahora ningún país ha salido del subdesarrollo porque la población descienda. Ni siquiera se puede establecer la correlación disminución de la población= mejoramiento del nivel de vida.


I.: Entonces ¿a qué se debe tanta propaganda al control natal? D.: Ante una enfermedad que puede curarse con píldoras o con intervención quirúrgica, la gente prefiere lo primero. Como los que usufructúan el subdesarrollo (burguesía metropolitana y pseudoburguesía doméstica) se plantean el dilema: dolorosa cirugía socioeconómica o cómodo control natal. Prefieren esto último. I.: ¿Esto significa que lo demográfico no se puede regular a voluntad de los hombres? D.: No. Lo que quiero decir es que las tasas de crecimiento de la población no se manipulan como la salida del agua de un grifo: torciendo la llave hacia la derecha o hacia la izquierda. La población crece o decrece a partir de condiciones socioeconómicas que el hombre crea. Un estado que alfabetiza, asegura condiciones materiales mínimas y vincula la población a un propósito nacional, puede y debe tener un plan demográfico.


I.: ¿Qué se propone ese plan? D.: En algunas circunstancias que la población aumente, en otras que disminuya. Eso depende de las disponibilidades de recursos, de la extensión territorial o del estadio económico en el que se esté. Si en muchos países del Tercer Mundo se produjera el “despegue” económico, el problema, sería carencia de gente. I.: Un país subdesarrollado jamás podría buscar que u población aumente. Si el subdesarrollo implica bajos ingresos per cápita, al disminuir la población aumentarían los ingresos. D.: Aquí has enunciado de nuevo otras de las teorías sobre el subdesarrollo. Es el punto de vista del formalismo estadístico. Aunque esta escuela utiliza varios indicadores, al que más recurre el al del ingreso per cápita. Se dice que en un país desarrollado cada persona recibe más de 7.000 dólares al año; en cambio, en el Tercer Mundo la cifra es inferior a los 3.000 I.: Este criterio me parece muy técnico.


D.: Como operación matemática el resultado es exacto, puesto que el ingreso per cápita es el resultado de dividir el ingreso nacional total por el número de habitante de cada país. I.: ¿Y que tiene esto de incorrecto? D.: Que no es sino una relación matemática. Para que correspondiera a la realidad debería haber igualdad social en cada Estado. Lo grave es que en el Tercer Mundo las cifras sobre ingreso están mucho más distantes de los hechos que en el mundo desarrollado. Decir que en Venezuela el ingreso per cápita es de 3.000 dólares significa en la realidad que unos pocos venezolanos reciben esta cantidad multiplica por 1.000 y muchos dividida por 100. I.: Es increíble cómo se engaña a la gente y cómo se trabaja sobre datos falsos. D.: Agrego, joven estudiante, que no es la única imprecisión de los cientificistas del desarrollo. En una época pregonaban que el subdesarrollo se debía a la falta de técnicos. Hoy vemos en varios sectores y en muchas regiones exceso de técnicos y el subdesarrollo


subsiste, haciendo muy difícil la vida de esos mismos técnicos. Hubo también quienes afirmaron que el problema radicaba en que la clase media era inexistente o muy exigua. Actualmente la clase media crecida parece hacer acrecentado el subdesarrollo. La última tarjeta que han sacado es la cibernética. De ello lo que más se puede esperar es que el subdesarrollo quede programado hasta en sus más mínimos detalles. Para conocerlo no habrá que buscarlo en libros, aparecerá en pantalla. I.: Menos mal maestro que usted dejó de hablar en serio. D.: Está bien que tú tengas una actitud psicológica tan sana, así sea en detrimento de la realidad y del lúgubre futuro. Eso facilita el alegre vivir en el Tercer Mundo. I.: Los pobres en nada mejoramos nuestra situación si nos desesperamos. D.: Distingamos. El subdesarrollo no implica que toda su gente esté en la penuria. Hay unos pocos que poseen muchísimo y algunos que tienen algo. Estos


tienden a per psicológicamente sociedades en decadencia.

miembros

de

I.: ¿Cuál es la psicología de la decadencia? D.: La de los romanos a partir del siglo II. En esa época, como ahora, florece el hedonismo, la corrupción, la indisciplina, la molicie y la imprevisión. ¡Qué sabroso! Pero nosotros no podemos ser decadentes porque no tenemos de dónde caer. D.: ¡Ah! Esa es la paradoja del subdesarrollo. Decadentes sin haber sido grandes. Decrepitud en la adolescencia. I.: ¿Por qué? D.: La explicación es histórica, la interpretación estructural. I.: Eso es complejo. D.: Si. Aplacemos ese análisis para otra sesión. Mientras tanto, trata de representar gráficamente la


estructura del mundo actual. Ubica en un esquema las partes de nuestro mundo.


II. FLECHA EN LA NUEZ I.: He aqu铆 mi visi贸n del mundo en ascenso escalonado.


D.: Observo que acogiste el punto de vista de la sociología norteamericana y lo acomodaste a tu ingenio representativo. I.: Espero los reparos. Ya estoy habituado a las ácidas reacciones críticas de los maestros de las ciencias sociales. D.: Dado que quieres almíbar para tu oído, te digo que el grafico es tan bueno que para alcanzar la perfección sólo te falta que se señale la fecha en que, sucesivamente, soviéticos, latinoamericanos, asiáticos y africanos están llegando a la paradisiaca sociedad de consumo. El cuadro podría parecer de Miguel Ángel si, como culminación del último peldaño, se pasa al reino de los cielos. Algo así:


I.: Veo que usted es enemigo del progreso. D.: El progreso no se puede desconocer. Pero no hay que confundir el progreso con el desarrollo y el atraso con el subdesarrollo. I.: Me sorprende con esto. D.: Progreso y atrasado han sido una constante en toda la existencia de la humanidad. Llamamos progreso al hecho de que ciertos pueblos acceden primero que otros a los bienes materiales y espirituales. Así pues, siempre ha habido, hay y habrá pueblos avanzados y atrasados. Es de la naturaleza de las relaciones inter pueblos el atraso y el progreso. Además a veces es difícil, por la subjetividad que implica calificar el progreso, determinar si quienes acceden a algo en realidad están retrocediendo o progresando. No se puede calificar de progreso el que los norteamericanos hayan antecedido a los latinoamericanos en el consumo masivo de estupefacientes. I.: Y entonces ¿qué es el subdesarrollo?


D.: Este, por ser un fenómeno histórico, esto es, circunscrito a una época, podemos concretarlo. Sabemos con precisión cuándo se produjo y dónde. Y no siendo un estado natural de las sociedades, constituye de por sí una situación patológica. I.: ¿Es algo similar a lo que ocurre en la vida de los seres? D.: Pues sí. De un niño que tiene 7 años podemos decir que está atrasado con respecto a su hermano de17. Como el atrasado, en circunstancias normales, se recupera con el transcurso del tiempo, el atraso de por sí no es un problema. Pero aun reconociendo las situaciones de atraso negativas, éstas no generan estados dramáticos y resultan fácilmente superables. En el caso por ejemplo, de un niño de 13 años que está en el mismo curso que sus compañeros de 12. Eso no es una fatalidad para su futuro. La naturaleza y los efectos de subdesarrollo son otros. Aquí se trata de alteraciones estructurales y funcionales graves en el orden vital. Del niño de 7 años que no habla ni se desplaza por perturbación fisiológica o deformaciones anatómicas no podemos decir simplemente que está


atrasado. Es subdesarrollado y muy posiblemente quedar谩 subdesarrollado. I.: Se me ocurre algo que me puede ayudar a diferenciar la situaci贸n del atraso del estado de subdesarrollo.

D.: Muy bien. I.: El subdesarrollo es, pues, una atrofia.


D.: Puede ser también hipertrofia. Como la figura que encontré en una revista médica.


I.: ¿Qué puede causar tales estados en las sociedades? D.: La endemia del subdesarrollo la generó la revolución industrial o capitalismo moderno. I.: De la revolución industrial estoy informado. Me interese por el tema desde cuando leí Los bienes terrenales del hombre, de Leo Huberman. Lo que desconozco son sus efectos negativos en otros países. D.: Para refrescarte tus conocimientos te voy a leer una magistral síntesis de Mijailov, que aparece en la introducción a su Revolución Industrial. En el siglo XVIII, el hombre no conocía ni la utilización del vapor, ni de la electricidad, no había ferrocarriles ni vapores. Los tejidos para las ropas se elaboraban a mano. En la agricultura, durante siglos y siglos se emplearon el pico y la pala, la azada y el arado de madera. Había muy pocas ciudades grandes. La mayoría de la gente vivía y trabaja en las aldeas. En muchos países, el pueblo estaba privado de todo derecho político. Los reyes y los duques, los emperadores y los zares, apoyados en la rica aristocracia, ejercían un dominio absoluto. Explotaban


sin piedad a los trabajadores. Los países mantenían escasas relaciones, si bien el comercio existía ya desde siglos y milenios: lo conocieron la Grecia y la Roma antiguas, así como Egipto, Babilonia, Asiria y Fenicia, Estados que existieron hace 5.000 años. Como en la antigüedad, había guerras sangrientas en las que con frecuencia se empleaba el arma blanca. Lo más característico en el proceso de producción, es decir, en el proceso de fabricación de los objetos indispensable para el mantenimiento de la vida humana, era el dominio absoluto del trabajo a mano, casi sin maquinas. Si un habitante de la antigua Grecia deseaba comunicar algo a su vecino o conocido, escribía una carta y un criado la llevaba a caballo, informándose constantemente acerca del camino, pues se carecía en absoluto de mapas y de indicaciones. Tres mil años después, el habitante de Inglaterra o Alemania tenía que proceder casi de la misma manera, pues tampoco existía el telégrafo, ni teléfono, ni el ferrocarril. La gente no conocía otro alumbrado que la tea o la vela.


Y de súbito, inesperadamente para los contemporáneos, todo cambió. El trabajo manual fue sustituido por la máquina. El lugar del artesano y maestro lo ocuparon el capitalista y el obrero. En vez del taller, apareció la fábrica. La vieja aristocracia feudal cedió su lugar a la nueva clase: la burguesía. Aparecieron los ferrocarriles, los vapores, los potentes motores, las maquinas complejas y se erigieron grandes urbes. En algunos países se produjo la revolución industrial. Sus resultados se fueron reflejando en todos los países. Pero en tanto que a unos Estados les reportó el progreso técnico y aceleró la formación de las nuevas relaciones burguesas, a otros trajo la ruina, la esclavitud, la perdida de la independencia por largos años. I.: No entiendo cómo algo bueno de por sí, un progreso indiscutible, puede producir malos efectos en algunos. D.: Como todo. La penicilina fue una revolución en la medicina, pero inyectada desmedidamente causa más daños de los que remedia. La revolución industrial implicó madurez y mejoramiento para las sociedades donde tuvo origen. Europa Central o el núcleo industrial


hicieron tránsito de un modo avanzado de sociedad mercantil a otra industrializado. Cualitativamente hablando, hubo mejoramiento y cuantitativamente, crecimiento. Ese crecimiento fue gradual y armónico. Aquellos países, no teniendo polos competitivos fueron perfeccionando paso a paso su tecnología. Aun en la tardía industria automovilística observamos ese avance escalonado.

La armonía resultó de haber sido la revolución industrial un proceso apoyado en sólidos presupuestos culturales (calvinismo), social y económicos (acumulación); de


haberse manifestado, por naturaleza, como fenómeno global. Ciertamente hubo crisis inicial pero fue tan sólo un problema de acomodamiento, como la crisis de quien pasa de la adolescencia a la edad adulta. Si hablamos de revolución industrial no es para desconocer la precedente revolución agrícola y la concurrente revolución del transporte. I.: Pero el crecimiento no ha sido ajeno al Tercer Mundo. D.: Evidentemente. Sin embargo, nuestro crecimiento es disparejo e irregular. De golpe nos hallamos ante técnicas o maquinas como descargadas de las nubes. Esto origina nocivas consecuencias materiales y psicológicas. Si nos detenemos a observarnos descubriremos esos cuerpos deformes que son nuestras sociedades, hipertrofia urbana, raquitismo cultural, macrocefalia social y anemia productiva. I.: ¿Cómo se explica esto? D.: La industrialización entre nosotros no ha sido un fenómeno que el medio haya generado sino el efecto tardío y condicionado de lo que sucedió en el núcleo.


No es lo mismo el fruto que crece en su medio natural óptimo que aquél producido en ambientes artificiales y mediante ingredientes de laboratorio. I.: ¿Esta es la única razón? D.: No. Hay que tener en cuenta que nuestra industrialización no sólo es refleja sino que, desde un comienzo, quedó atada. Resultó una industrialización tardía y dependiente. I.: Pero esto de la dependencia no tiene nada de malo. Al fin y al cabo los menores deben depender de los adultos como condición indispensable para formarse y adiestrarse. D.: Se debe diferenciar una situación de otra. Los adultos dentro de los pasos previsibles deben dejar su lugar a los hijos. En la actual estructura del mundo, nada indica que los países desarrollados cedan su preeminencia hegemónica, por el contrario, la distancia subordinante entre el mundo desarrollado y el subdesarrollado se acrecienta. Por otra parte, la relación de dependencia imperial es por naturaleza depredadora y expoliadora.


I.: Según esto, ¿usted no está de acuerdo con el grafico del proceso escalonado que le traje como tarea? D.: Te reitero que no. Resulta difícil superar el mito del progreso simétrico, despegarse de la utopía consumista. Te propongo algo más simple como figura, pero más complejo en su significado.


El círculo del centro representa el núcleo o conjunto de países que, ubicados en el mismo medio geográfico, e identificados con una misma cultura, hicieron la revolución económica (industrial) y la revolución política (demo liberal) en el siglo XIX. El segundo círculo corresponde a los países que estando en la misma situación geográfica y perteneciendo a la misma cultura europea, llegan al siglo XIX sin haber hecho ni la revolución económica, ni la política. El tercer círculo de la figura, el de la periferia, representa al resto de países, esto es, a los que estando por fuera del contexto geo cultural del núcleo, al llegar la segunda parte del siglo XX no habían hecho la revolución económica y politica moderna. I.: En concreto ¿Dónde coloca cada uno de los países dentro de los respectivos círculos? D.: Por las limitaciones de espacio y tiempo, ubico los más representativos. I.: Me surgen varias dudas. En su definición de núcleo no caben los Estados Unidos dado que están por fuera del territorio europeo.


D.: Si bien ellos no comparten el mismo territorio con Europa, unos y otra se han desarrollado en un medio topográfico y climático muy similar. Los emigrantes anglosajones encontraron en el norte de América una tierra que no les era extraña. Además, y esto es lo más importante, los Estados Unidos como cultura son una prolongación de la europea. I.: La América Latina sí no es del tercer círculo porque nosotros somos también una prolongación de Europa.


D.: En parte tienes razón, en cuanto a de que los tres continentes de la periferia, la América Latina es el único que culturalmente tiene componente europeo. Pero no es lo mismo decir que nuestra cultura tiene un elemento europeo que afirmar su naturaleza europea. La cultura latinoamericana es el resultado de tres componentes – el indígena, el europeo y el africano que se conjugaron en lo étnico, lo religioso y lo lingüístico. Y desde el punto de vista geográfico nos correspondió un medio tropicalandino, muy disímil al europeo. I.: Pero la Argentina sí es Europa. D.: Los argentinos llegaron a convencerme de eso. Yo también lo creía hasta marzo de 1982. I.: ¿Qué revelación sideral le hicieron a usted en esa fecha? D.: Ninguna. Simplemente reflexione sobre el significado geopolítico de la guerra de Las Malvinas, que tuvo lugar por aquellos días. I.: Aún tengo algo que precisar. ¿Dónde ubicar a Nueva Zelandia, Australia o Israel?


D.: Australia y Nueva Zelandia fueron lo que los europeos llamaron colonias de población, esto es, territorios a donde emigraron los anglosajones masivamente. Lo mismo que en los Estados Unidos no se mezclaron con los débiles grupos nativos. Prefirieron exterminarlos. Y las condiciones del medio son similares a la de Europa. Sobre esas bases son hoy países desarrollados. Hacen parte del núcleo. En cuanto a Israel, no es sino un experimento político de laboratorio que patrocinaron los británicos. Se creó un Estado-Nación con el concurso del núcleo de gente, técnicas y dinero. Para hacerse a un territorio desalojaron a los palestinos. I.: Estoy convencido de que los judíos eran gente sin techo, errantes por el mundo, desposeídos de sus propiedades por los palestinos. D.: Basta. Veo que tú estás más preparado para escribir el catecismo sionista que para captar todo el drama del Tercer Mundo. I.: Maestro, le pido que tenga paciencia. Casi todo lo que sé de Israel lo he leído en el diario El Eterno. Allí


escribe un señor que fue embajador en Israel y sabe mucho de los judíos. D.: Si, sabe mucho. Y sabe de todo. Es el mismo que dice que la CIA no existe. Es un caso curioso. La mayoría de las compañías pagan para que la prensa las haga conocer. En este caso, la CIA paga para que no la conozcan. I.: No sé de qué está usted hablando, maestro Cantaclaro. D.: Sí. Ya hemos trabajado hoy suficiente. Te pido… I.: Excúseme. Le propongo que me permita como tarea, mejorar los círculos que usted hace. D.: Me agradaría.


III. URDIMBRE I.: Aquí esta lo que hice:

D.: No hay duda que mejoraste los círculos. Les diste vida.


I.: ¿Es necesarios explicarlos? D.: No. Hablan por sí solos. I.: ¿Piensa usted entonces que la figura nos sirve para entender la historia de la dominación del mundo occidental sobre los otros pueblos? D.: De ninguna manera. Lo que dibujaste sólo tiene validez a partir del siglo XIX: desde la revolución industrial. Si tú quieres representar la relación de Europa con los otros continentes durante los siglos XVI, XVII y XVIII, tendrías que recurrir a una figura como ésta. Mejorándola, claro.

Europa


D.: Al rectángulo central que representa Europa se aproximan otros cuatro que representan a los otros continentes. Ese contacto tornó por punto de partida el conocimiento que ya en el siglo XVI se tuvo del mundo en su totalidad. Sobre esa base, Europa emprende una tarea de aproximación de los otros continentes. Sin embargo, la penetración europea en términos generales, fue muy superficial. Prácticamente el único continente que logró involucrar en su esfera fue América. Y en este caso, con manifiestas limitaciones de comunicación y monopolización (ibérica). La América del Sur fue integrada a España no a Europa. I.: Por eso usted coloca el rectángulo central penetrando más en el de América que en los otros; pero sin que la penetración llegue a ser superposición total. D.: Claro. I.: No entiendo por qué Europa, habiendo estado tan próxima al África, no la colonizó en esa época. D.: Al África del norte, de cultura musulmana, no la domino porque no podía. Europa carecía entonces de la superioridad técnica y bélica para imponerse. El


África negra no le interesaba porque viviéndose la era mercantilista, cuyo fundamento económico era la acumulación de metales preciosos, allá no había oro y plata. O mejor: los metales preciosos no habían sido extraídos y laborados aún. I.: ¿Y el Asia? D.: A Europa le interesaba mucho el Oriente, por su civilización legendaria, sus especies naturales y la calidad de las manufacturas: vajillas, sedas, armas, aderezos, etc. Pero no tenía la capacidad material y organizativa para dominar a los pueblos asiáticos. Sólo a finales del siglo XVIII Inglaterra logra penetrar en la India. I.: ¿Por qué pone en contacto a África y América? D.: A causa del significativo aporte humano y cultura de África a nuestra América. Europa, dentro de su política mercantilista, acudió al África para extraer esclavos con destino a América. I.: Esto contradice su afirmación anterior. Ahora sostiene que Europa si buscó al África.


D.: Se puso en contacto con el África pero no penetro en ella. Le basto dotar a las tribus de la costa occidental de los medios (armas y organización) para que ellas dominaran a otras. Las tribus guerreras emprendían expediciones, hacían prisioneros y se los vendían a los traficantes de esclavos por pacotilla. I.: No estoy de acuerdo con que Australia la represente tan al margen del rectángulo central. Usted ya me dijo que los ingleses se trasladaron masivamente allí para fundar colonias. D.: En la época a que se refiere la figura, los británicos sólo utilizaron a Australia como pequeña colonia penal. I.: Viendo el conjunto, uno puede pensar que Europa no era el centro de un sistema mundial. D.: Así es. Aquí no puedes representar a Europa como un sol. I.: Se me ocurre entonces que la figura que estudiamos hoy fue el embrión de la que vimos en la ocasión anterior. Los que eran simples elementos en contacto se convirtieron en una unidad compacta, perfectamente


estructurada. Trato de relacionar esto con ciertas figuras que he visto en los libros de biología o de física.

D.: Es correcto. Si observamos el rectángulo central (figura izquierda) y el círculo núcleo (figura derecha) podemos decir que en cuanto la revolución industrial y la revolución demo liberal, fueron apareciendo en


Europa, el rectángulo central se fue convirtiendo en círculo núcleo. Súbitamente, o poco a poco, según la referencia temporal, los rectángulos externos, que solo tenían un roce superficial con el centro, fueron absorbidos por éste, a la manera de un remolino. I.: Me interesa mucho todo este proceso absorbente y satelizante. D.: Para comprender cabalmente es necesario tener en cuenta varios momentos: la formación del núcleo, la expansión del núcleo hacia el mundo exterior y su transformación en periferia, la situación actual de los países periféricos. En cuanto a lo primero, ya lo analizamos al aludir a la revolución industrial, y a la revolución política. Solo hay que añadir que tanto uno como otra tuvieron un punto generador: Inglaterra para la económica y Francia para la política. En razón de la identidad territorial y de la identidad cultural, el germen revolucionario se extendió, como en su medio natural, hacia los otros países de Europa Central y luego hacia Norteamérica.


I.: Esto más o menos lo había captado. Lo que sí desconozco es la situación socioeconómica de los países que no iban a ser núcleo. D.: Hay que distinguir entre los países del Segundo Mundo y los del Tercer Mundo. I.: Me parece que como el curso versa sobre el subdesarrollo podemos prescindir de lo relativo al Segundo Mundo. Algo he leído de la decadencia española en los siglos XVIII y XIX. Y más o menos conozco la historia rusa antes, durante y después de la revolución. Es muy fácil conseguir literatura sobre este tema. D.: Tienes razón. Yo añadiría que lo del Segundo Mundo, su situación de atraso y las respuestas que has encontrado para superarlo, es tema de todo un curso. Es mucho lo que hay que estudiar para analizar la revolución soviética de 1917, por ejemplo. I.: Se me ocurre algo más. Si bien África, Asia y América Latina están dentro de la misma estructura de dominación, lo que los hace del Tercer Mundo, sin embargo, el proceso de satelización y su situación


periférica es específico en cada caso. Esto me hace pensar que nos debemos concretar a la América Latina. D.: Comprendo tu premura por conocer lo que directamente no atañe. Pero no sobra saber que el África negra, al ser colonizada por ingleses y franceses, se encontraba en el estadio de sociedad tribal y el Asia conocía civilizaciones milenarias. I.: Esto quiere decir que se justificaba la colonización del África pero no del Asia. D.: De ninguna manera. No hay cultura superior a otra. I.: ¿Cómo así? De nuevo hace usted una afirmación que me deja confundido. D.: La cultura, antropológicamente hablando, es una relación del hombre con el medio en que vive. De esta manera cada cultura es el complejo de elementos materiales y espirituales que le permiten a un pueblo vivir en un espacio y en una época. I.: Esto quiere decir que las tribus tenían cultura.


D.: Claro que sí. Cada tribu africana tenía su lenguaje, sus creencias, sus herramientas, sus armas, etc., suficientes para vivir en su propio medio. Otra cosa es que los europeos, prevalidos de sus armas y organizaciones, los pudieran someter a su yugo fácilmente. Al ser destruida la cultura tribal quedaron los indígenas en la penuria material y en la miseria anímica. I.: Exactamente lo que sucedió en América con la llegada de los españoles. D.: Sí y no. A través de la historia ha habido varios tipos de colonización. Entre la colonización española del siglo XVI y la anglo francesa del siglo XIX existe toda una gama de diferencias en cuanto a naturaleza, medios, funciones y fines. I.: No me parece útil la distinción. Aquí confirmo la tendencia de los académicos a encontrar esguinces, a hacer distinciones, es una gimnasia. D.: Te pido el favor de que no anticipes conclusiones. Primero reflexiona sobre lo siguiente: la colonización que produjo el subdesarrollo fue la industrial. La colonización española de América Latina la podemos


considerar como parte del fenómeno histórico de fusión de pueblos y culturas. Durante tres siglos (XVI, XVII y XVIII), españoles, indígenas y negros se fundieron, dando lugar a una raza mestiza, a una nueva cultura. Ciertamente eso no se hizo a las buenas. El estado español ejerció dominio imperial sobre las colonias de América. Al declararse la independencia, el aparato de dominación política extranjera se retiró, pero quedó una entidad étnica, religiosa, lingüística, con personalidad propia. Ese nuevo ser del género humano se bautizaron más tarde con el nombre de América Latina. I.: Veo que usted reivindica lo hispánico, en contraposición con lo que enseñan en las escuelas y divulgan los periodistas. D.: Y también lo indígena y lo africano que tenemos. Nosotros no podemos hacer otra cosa. Lamentarnos de nuestros ancestros es alienante; pretender modificar a estas horas nuestro origen equivale al suicidio cultural. Así como el hijo que nace de un apareamiento irregular, por más reprobable que hubiesen sido las circunstancias en que fue concebido, nosotros no podemos negar a quienes nos parieron. Si hubo de por medio violencia o engaño el pecado fue de ellos.


Nosotros valemos por lo que somos y nos corresponde afrontar el futuro sin lastre de pecado original. I.: Maestro, usted generalmente tan calmado, sólo pierde el equilibrio por ira. Pero es la primera vez que lo veo emocionado. D.: Te confieso que al tratar esto se mezclan en mí varios sentimientos, porque acuden a mi mente varias situaciones. Desde la del vecino que no se resigna a lo que es sino que tiene como paradigma al que habita enfrente de su casa, hasta quien para obtener acceso a un club social cambia de apellido. I.: No es cierto entonces que nuestro subdesarrollo se debe a que descendemos de indios, negros y españoles. D.: De ninguna manera. Al finalizar la colonización española estábamos atrasados en relación con Europa, pero no subdesarrollados. La situación de pobreza del siglo XVII en la América Hispánica implicaba que las gentes satisfacían rudimentariamente sus necesidades materiales y a cabalidad las psicológicas. El vigor espiritual llevó en aquel entonces a la insurgencia


comunera y luego a la declaración de independencia. La miseria espiritual que genera el actual subdesarrollo postra a los pueblos latinoamericanos. En cuanto a lo material, no se pueden negar los logros artesanales al fin de la colonia. En la región del El Socorro, textiles, curtiembres, talabartería y cigarrerías eran actividades prósperas. En Cochabamba (Bolivia), al comenzar el siglo XIX, ochenta mil artesanos producían paños, lienzos y manteles de reconocida calidad. En la región de Mendoza (Argentina) se envasaban hasta tres millones de litros de vino al año y Tucumán era famosa por sus ponchos, carretas y cigarrillos. Estos no son sino algunos casos de los que hoy ni siquiera son polos de desarrollo sino pozos de subdesarrollo, al decir de Eduardo Galeano. I.: ¿Por qué piensa que fue tan nociva la expansión industrial capitalista? D.: Me parece muy bien formulada la pregunta. Lo nocivo no fue la revolución industrial sino la expansión de esta y de su sistema económico, el capitalismo, a una periferia. Hacia afuera el núcleo generó una estructura internacional con estas limitaciones:


abrumadora dependencia, marginalización forzosa, pérdida de la dinámica propia y opresión insuperables. I.: Esto me parece muy abstracto. Quisiera algo más gráfico. D.: Los pueblos no europeos, desde comienzos del siglo XIX, fueron cayendo en una red dentro de la que no se extinguieron pero que los dejo a merced de las metrópolis industriales. Tan tupida malla ofrecía algunas ranuras que permitían a las extremidades ciertos movimientos libres y que dejaban algunos orificios a través de los que los aprisionados podían ver lo que era atractivo en ese momento. I.: Estas son figuras literarias. Me interesan más los acontecimientos que conforman ese proceso. D.: Cuando se constituyó la junta revolucionaria en Buenos Aires, el 25 de mayo de 1810, una salva de cañonazos de los buques británicos de guerra la saludó desde el río, escribe Eduardo Galeano. Pero lo que saludaban no era tanto la libertad política que ofrecían los argentinos sino la argentina libertad de comercio que conquistaban.


I.: Aun Bolívar era consciente del interés mercantil que había tras el apoyo ingles a la independencia. D.: Sin duda alguna, Bolívar insistía en que el objetivo de la guerra de independencia buscaba “sacudir el yugo español y amistad y comercio con la Gran Bretaña”. I.: ¿Cómo se concretaron esos intereses? D.: Mediante privilegios comerciales que se les otorgaron y a través de las operaciones financieras que los convirtieron en nuestros prestamistas. La inserción de América Latina en el sistema industrial capitalista se hizo principalmente a base de crédito. Hacía 1825 ya les debíamos 17.500.000 de libras esterlinas. Para 1840 ocupábamos en América Latina el primer lugar en el mundo con importadores de textiles ingleses. En ese entonces, Inglaterra exportaba a la América Latina 282 millones de varas. Superábamos al resto de Europa, que importaba 200 millones. I.: A Dios gracias empezamos a vestirnos mejor.


D.: Y el diablo muy satisfecho porque perdíamos las destrezas fabriles, liquidábamos los talleres y adquiríamos deudas. I.: Pero la situación ahora es diferente. D.: Sí. Ya no compramos telas, sino de contrabando, y de lo que producimos algo exportamos. El capitalismo sufre metamorfosis y su tecnología no se detiene. Hoy ya no le es lucrativo vender telas sino la maquinaria para fabricarlas. Los países del Tercer Mundo adquieren los últimos equipos, no con el propósito primario de satisfacer las necesidades nacionales, sino de conquistar los mercados metropolitanos. Pero como son tantos en la competencia, muy pocos tienen éxito (Corea, Hong Kong, Taiwán). El resto se queda con la ilusión. I.: Al decir que la situación no es lo mismo, pensaba que Inglaterra dejó de ser el centro del capitalismo industrial. D.: Evidentemente. A Inglaterra la substituyeron los Estados Unidos, con la gran desventaja para la América Latina de que el centro de succión del sistema de explotación internacional se le colocó a boca de jarro.


Así fue cómo con el siglo XX se implantó con toda su fuerza el imperialismo norteamericano en Latinoamérica. Los siguientes datos algo dicen: hacia finales del siglo XIX, las inversiones de los Estados Unidos en la América Latina ascendían sólo a 300 millones de dólares, en tanto que las de Gran Bretaña superaban los 2.000 millones de dólares, las de Francia llegaban a 600 y a 500 las de Alemania. Pero, al declararse la Primera Guerra Mundial, las inversiones norteamericanas alcanzaban la cifra de 1.600 millones de dólares y al producirse la crisis de los años 30, el monto fue de 5.200 millones de dólares. Viene un periodo de contracción por razón de una crisis económica del capitalismo y a causa de la Segunda Guerra Mundial. Los estados vuelven a recuperar el ritmo de inversión de modo que alcanzan en 1950 los 6.000 millones de dólares y en 1955 los 10.000. I.: Todo esto me parece muy positivo. Acaso no necesitamos de inversiones extranjeras y que nos compren lo que producimos. Y si el más rico de los países capitalistas es nuestro generoso vecino, tanto mejor. Así prosperaremos con ellos. D.: Partes se supuesto falsos tales como:


-Lo que es bueno para algunos (los tiburones) beneficiará también a los demás (sardina y camarones). -El progreso es universal e ilimitado. -El desarrollo se logra antes que por una dinámica propia a una tracción externa. I.: De nuevo me siento transportado a la metafísica. D.: Bueno. Es preferible el encumbramiento reflexivo a la satelización alienada. I.: Observo que mi maestro está cansado. ¿Qué debo hacer como tarea? D.: Dado que dedicaremos la próxima sesión al estudio de los efectos del subdesarrollo, te pido que busques algún tipo de información acerca de las comunicaciones de la América Latina con los Estados Unidos.



IV. SECUELAS D.: Ante todo, advierto que dividiremos las consecuencias del subdesarrollo en: la dependencia, la desculturización y el estar a la deriva. I.: Lo que conseguí parece que corresponde a la primera consecuencia que usted señala. Se trata de un mapa que reúne los itinerarios internacionales de la empresa aérea. Observe que la mayoría de los vuelos se dirigen a los Estados Unidos. D.: ¿A qué piensas que se debe eso? I.: Bueno, son mucho los turistas colombianos que van a Miami de vacaciones. Y hay muchos colombianos que trabajan allá y vienen de visita o algunos van a visitarlos. D.: Si, eso es lo más ostensible. Pero esas líneas hacia el norte también representan el ir y venir de los hombres de negocios, de los funcionarios del Estado, de los asesores militares, de los técnicos. Tales vuelos en alguna manera simbolizan el dinero que se escapa de Colombia o el que llega por tráfico de estupefacientes.


I.: Quiero ver con nitidez cuales son los efectos nocivos que se derivan de esa dependencia. D.: Voy a enunciar algunos: fuga de recursos, riesgo político, extroversión psicológica, desintegración comunitaria, raquitismo turístico, desvalorización de lo propio, inercia creativa, atrofia productiva, etc. I.: ¿Qué es atrofia? D.: Es un raquitismo. I.: ¿Equivale al entecamiento que se produce en los pequeños que se duermen junto a los mayores? D.: Es posible. Si usted prefiere nos entecamos, productivamente hablando. En general, los países subdesarrollados son países entecos, a los que la energía externa, por serles artificial, los hace débiles, crecen enfermizos. I.: Acepto que el turismo de nuestra Costa Caribe no se ha desarrollado por la atracción que ejerce sobre nosotros la encementada Florida. He observado que en estos días la empresa Avianca ofrece viajes en


promoción a Miami y no a San Andrés o a Santa Marta. Los aviones pasan así por encima de una región muy hermosa pero pobre en centros vacacionales y muy limitada en servicios turísticos. Pienso que con esta orientación se favorecen unos pocos colombianos que se dan vacaciones de gringos ricos, pero que deja a la inmensa mayoría sin poder conocer su propio país. Y sin duda alguna, Miami seguirá prosperando. Eso es claro. Pero no entiendo cómo la dependencia perjudica la productividad. D.: Tu observación debe ser precisada. Hay ocasiones en que la dependencia favorece –no el desarrollo turístico- sino masivas invasiones depredadoras y depravadoras. Fue el caso de Cuba prerrevolucionaria inundada de burdeles y garitos, carcomida por la corrupción y el parasitismo. En cuanto a la relación dependencia-improductividad te pido que observes este mapa. I.: Lo primero que se me ocurre es que la ventaja que nos llevan los estados Unidos, es inmensa. Luego, como este curso me está volviendo un poco suspicaz, sospecho que la América Latina ha contribuido a tal prosperidad.


D.: No lo dudes. Así como durante el imperio español suministrábamos los metales preciosos, ahora le contribuimos al imperio gringo con metales industriales y materias primas. Los Estado Unidos deben importar un quinto del cobre que consumen, un tercio del hierro, la casi totalidad de la bauxita, para el aluminio, todo el manganeso, el níquel y el cromo. Agréguese que lo que se compra al Tercer Mundo se pega a precios muy bajos. Además, en la gran mayoría de los casos las que han explotado esos recursos son empresas norteamericanas. I.: Entiendo que esos recursos no son renovables y que muchos estarán agotados en un futuro próximo. ¿Qué vamos a hacer en la América Latina cuando los necesitemos, esto es, cuando lleguemos a la era industrial? D.: Eso no me lo preguntes a mí porque no soy futurólogo, como Sevan Schreiber, quien predijo que Estados Unidos no perdería la guerra de Vietnam, o Revel, quien profetizó que la izquierda jamás conquistaría el poder en Francia. Estos profetas del capitalismo industrialista y cibernético, que aún siguen en escena, te lo explicarán. Además, PhD y másteres



han formado los Estados Unidos para alimentar ilusiones. Por mi parte, no creo en la utopía del capitalismo moderno: en la industrialización universal y el consumismo generalizado. Por ahora, analicemos nuestro “desarrollo industrial”. I.: Muy subdesarrollado me parece sobre el mapa. ¿Por qué? D.: Es una industria dependiente y tardía, con todas las manifestaciones negativas de tal situación: destruimos la producción artesanal, antes de tiempo; no desarrollamos la agricultura para hacer una pseudoindustria, adquirimos equipos que ya no son útiles en el núcleo, nos endeudamos agobiadoramente por tal tipo de industrialización; las empresas de importancia las controla el capital imperial; no se produce para satisfacer las necesidades básicas; la calidad y costos de estos productos genera contrabando; la publicidad produce locura consumista, etc. En síntesis, la industrialización dependiente genera permanente subdesarrollo y provoca más desarrollo imperial.


I.: Usted, que tiene tantos datos, por qué no expresa en cifras lo que acaba de decir. De lo contrario, uno no logra concretar las cosas. D.: Es difícil expresarlo estadísticamente. Pero estos números algo indican. -En la década de 1950 el 18% del ahorro interno bruto (acumulación) en Latinoamérica estaba enajenado a los Estados Unidos y para 1950 la cifra era superior al 25% -Durante la década de 1970, las empresas transnacionales norteamericanas repatriaban 4.25 dólares de ganancia por cada dólar que invertían en el Tercer Mundo. -Actualmente, el servicio de la deuda (intereses + cuotas de amortización) equivalen al: 85% de las exportaciones del Brasil, el 80% de las exportaciones de Chile, 73% de las exportaciones de México, 63% de las exportaciones de Argentina. Hacia 1965, en el Brasil 234 empresas estaban controladas por el capital extranjero y 506 por el nacional. Pero el capital promedio de las extranjeras se


establecía en 1.300 millones de cruzeiros, en tanto que el de las brasileñas sólo era de 300 millones. I.: Si con la industrialización no hemos tenido mucho éxito, en cambio, la agricultura de exportación se ha tecnificado y expandido. D.: En términos absolutos sí. Pero la dependencia expoliadora ha echado a perder tales logros. Ten en cuenta las siguientes correlaciones, tal como fueron presentados a la VII Conferencia de los países no alineados: en 1960 con la venta de una tonelada de café podían comprarse 37.3 toneladas de fertilizantes. En 1982 con la misma cantidad de café sólo se obtenían 15.8 toneladas de fertilizantes. En 1959, por la venta de 6 toneladas de fibra de yute podía comprarse un camión de 7-8 toneladas. A fines de 1982 eran necesarias 26 toneladas de yute para adquirir ese camión. Hay que tener en cuenta, además, que la comercialización de los productos agrícolas controlada en un alto porcentaje por las grandes empresas extranjeras, así: bananos, arroz y caucho en un 75%; cacao, y café en un 80%, lo que conduce a que los países productores reciban una parte muy baja del precio final que los consumidores pagan


así: un 14% del café, un 15% del cacao, un 20% del banano. I.: ¿No existe otra palabra más diciente, en vez de dependencia? Esta me parece tan utilizada y tan inexpresiva que resulta corta para expresar todo el abuso e injusticia que hay en la relación del núcleo con el Tercer Mundo. D.: Si quieres puedes utilizar los términos avasallamiento, servidumbre o subyugación. Pero de todos modos, no lo expresan todo y parecen inadecuados. Piensa que tan sólo hemos analizado un aspecto de la dependencia. Nos falta el político y el cultural. I.: ¿Acaso todos los Estados latinoamericanos no son soberanos? Nosotros somos libres desde la independencia. D.: Normalmente. Al desligarnos de España, rompimos la cadena colonial, luego caímos en la red imperial angloamericana.


I.: Estimo que el imperialismo moderno es económico, pero no político. D.: Fundamentalmente es económico, pero en cuanto los intereses económicos lo exijan se interviene políticamente. I.: Es obvio que quien tiene dinero trata de influir. D.: No es eso. No me refiero a las simples sugerencias diplomáticas sino a la imposición violenta de la voluntad imperial. I.: Cíteme un solo caso. D.: Para iniciar, los Estados Unidos, prevalidos de su poder militar y económico, despojaron a México de la mitad de su territorio en los primeros cincuenta años del siglo XIX. Luego, a fines del siglo, ayudaron a Cuba y a Puerto Rico a independizarse de España, pero se quedaron temporalmente con Cuba y definitivamente con Puerto Rico. Durante el siglo XX desencadenaron una serie de intervenciones en Centroamérica; ocuparon, entre otros países, a Guatemala, República Dominicana, Haití y Nicaragua.


I.: A Nicaragua aún no la han invadido las tropas norteamericanas. D.: Si le parece que no es invasión, descartemos la actual “operación encubierta” contra Nicaragua. Registro entonces las anteriores, que fueron: 1857: los Estados Unidos reconocen e imponen como presidente al filibustero William Walter. 1912 a 1925: intervención con barcos de guerra, marines y soldados de infantería. 1926-1935: ocupación del país. En esta ocasión recurren también a la fuerza aérea, que bombardea poblaciones. Todo culmina con el asesinato de Sandino y la instalación en el poder de Anastasio Somoza García. I.: Afortunadamente, nuestra patria no ha sido agredida de esta manera. D.: No tantas veces, pero sí con la suficiente contundencia, la vez que lo hicieron, como para desmembrarla.


I.: ¿A qué se refiere usted, maestro Cantaclaro? ¿Cuál fue ese hecho tan grave? D.: Los acontecimientos del 1903 o toma de Panamá. I.: ¿Usted alude a la independencia de Panamá? En el bachillerato nos enseñaron, y así lo anoté en el cuaderno de historia, que el istmo debió independizarse por una necesidad natural; porque en el Caribe no pueden haber sino Estados pequeños. D.: Ese, su profesor de historia, es de los que creen que nacen enanos para no tener que utilizar sino una misma talla de camisa toda la vida. I.: ¿Qué fue lo que sucedió en realidad? D.: Simplemente, que a los Estados Unidos, que tenían interés en hacerse al Canal en construcción, les pareció excesivo lo que pedía Colombia. Resolvieron entonces, algunos testaferros, declarar la independencia de Panamá y luego, cuando tropas colombianas trataron de controlar la situación, barcos de guerra gringos impidieron la acción.


I.: ¿Históricamente esto ha sido demostrado? D.: Un abogado diría que en el expediente figura hasta la confesión de parte. En efecto, el siniestro Roosevelt pronunció la frase “I took Panamá”, que pasó a la historia. Claro, menos a los textos colombianos de historia. Además, los gringos, para la aliviar la conciencia, le dieron al Estado colombiano una determinada suma de dólares como indemnización. I.: Bueno. Eso es historia pasada. Eso sucedió en época de naciones bárbaras, cuando los Estados Unidos estaban definiendo su espacio vital. D.: Es lamentable que tú, además de no haber aprendido historia, no leas la prensa. O si la lees te dejes engañar. Ten presente: -La invasión frustrada a Cuba (1961) y la realizada a República Dominicana, con 35.000 soldados, para aplastar una rebelión popular (1965). -Luego la intervención entre 1970 y 1973 contra el gobierno de la unidad popular. Sólo un organismo


(Comité de los 40) gastó 8 millones de dólares en desestabilizar el régimen de Allende. -Colaboración con Inglaterra para mantener el dominio colonial sobre las Malvinas. -La invasión a Granada. -La actual agresión a Nicaragua. I.: ¿Por qué hacen todo esto? D.: ¡Carajo! Tú… I.: Excúseme, maestro, he dicho Evidentemente, buscan por todos los los beneficios económicos de que Intervienen, entonces, cuando ven intereses.

una estupidez. medios asegurar usted ya habló. en peligro sus

D.: Así es. Sin embargo, no pienses que sus intervenciones son esporádicas u ocasionales. Tienen todo un sistema, amplio y profundo, de control sobre los Estados dependientes. Piezas de ese gran engranaje en continuo movimiento son el FMI, la BM y la CIA.


I.: Eso me suena a detergentes o repelentes. D.: Sí que lo son. Las dos primeras, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial son poderosísimas organizaciones financieras internacionales, sin cuyos créditos no pueden subsistir los países latinoamericanos. Son casa de empeño en donde nuestras repúblicas dejan su soberanía, por unos dineros. La CIA es un servicio de policía secreta, muy dotada en hombres y técnicas, para espiar, interferir y atacar en beneficio de los Estados Unidos. I.: ¿Entonces la CIA es un ejército permanente en nuestros territorios? Siendo un desafío para nuestras fuerzas armadas deben ser frecuentes y graves los conflictos. Por mi parte, nada he sabido al respecto. Seguramente ello se debe a que ignoro lo que sucede en realidad. D.: En este caso tu ignorancia coincide con los hechos. Nuestro ejército y nuestras organizaciones policivas están muy penetrados y controlados por la fuerzas de USA. Piensa en esto: entre 1950 y 1969 fueron adiestrados y mentalizados 54.000 oficiales


latinoamericanos en la U.S School of the Americas que funciona en Fort Gullick, zona del Canal de Panamá. I.: ¿Qué es eso de mentalizar? D.: Un lavado de cerebro para dejarles la obsesión de que los intereses de cada uno de sus países son los de los Estados Unidos; que todo lo que se oponga al dominio norteamericano es comunismo y que la misión de ellos se debe centrar en la lucha contra el comunismo, así entendido. I.: ¡Pobres tipos! D.: Pobre la América Latina. Estamos en las condiciones de los antiguos esclavos. No sólo abusan materialmente de nosotros sino que nos tienen convencidos de que éste es nuestro destino: que ésa es nuestra dicha. I.: Entonces a todos nos tienen mentalizados, sin habernos matriculado en la escuela de las Américas. D.: Esto ya es otro tema, diferente al de la dependencia. Debemos entrar ya a tratar la desculturización.


I.: Qué palabra tan rara. D.: Yo diría: qué cosa tan común I.: Con tal de que no sea tan grave como la dependencia. D.: Para mí, mucho más grave. I.: No es posible. D.: Si lo es. Debido a la dependencia perdimos los bienes materiales y las libertades políticas. A su turno, la desculturización ha significado que el alma se extinga. I.: Pero si el alma no muere. D.: Muchas culturas han fenecido porque perdieron su alma, aunque sobrevivan los pueblos a quienes perteneció esa cultura. Pero sobrevivir sin alma es como vivir en muerte. Esos pueblos no tienen vitalidad, ni figuración, ni destino. I.: ¿Por ejemplo?


D.: Los egipcios o lo incas. De la civilización egipcia quedan unas monumentales tumbas y algunas figuras momificadas. Los actuales descendientes de los incas, aunque conservan algo de su legendaria cultura, esta carece hoy de esa fuerza inmanente que es el alma. I.: ¿Cómo definiría usted el alma de un pueblo? D.: Es esa esencia que hace un pueblo sea el mismo y no otro. Con un pueblo nace su propia alma. Si por un accidente de la historia de un pueblo se desculturiza pierde su propio ser, de disfraza. ¿Te imaginas la llaneza de los indígenas andinos substituida por los amaneramientos cortesanos a la europea? Piensa en un grupo de encabriolados negros caribeños reducido a las rígidas posturas de los yogas orientales. O en una familia de huitotos celebrando un matrimonio en una ambiente de decoración vienesa y al compás de los valses de Strauss. I.: Ja, ja, ja, ja, ja. D.: La ocurrencia provoca hilaridad, pero cuando se piensa que ésa es una situación generalizada y


constante en el Tercer Mundo, las cosas se tornan patéticas. Producen lastima. I.: Sospecho que todos por aquí estamos metidos en payasadas de ese estilo. D.: A todo momento y en muchos escenarios. Sin embargo, considero que el símil de payaso es muy apropiado. Prefiero la imagen del pachuco que describe magistralmente Octavio Paz en el Laberinto de la soledad. I.: ¿Qué es un pachuco? D.: Es el mexicano americanizado que ha perdido toda su herencia: lengua, religión, costumbres, creencias. Sólo le queda un cuerpo y un alma a la intemperie, inerme ante todas las miradas. No afirma nada, no defiende nada, excepto su exasperada voluntad de no ser. No es una intimidad que se vierte, sino una llaga que se muestra, una herida que se exhibe. Como ves, la subespecie del pachuco no es un circunstancial payaso.


I.: Ciertamente. El payaso hace reír, el pachuco hace llorar. D.: Sí. Todo se debe a que el payaso se disfraza en su exterior mientras al pachuco le han disfrazado su alma. Alguien se disfraza de payaso para divertir a algunos durante un rato. El pachuco es un mexicano a quien han disfrazado interiormente de gringo, por utilidad. I.: Pero nosotros no somos pachucos. D.: Aún no completamente, joven estudiante. Sin embargo cada día amanecemos más próximos a ese tipo que genera la desculturización progresiva de la América Latina. I.: De esta pérdida de identidad sí no se puede culpar a otros. No son ellos los que nos imponen su cultura sino que nosotros descontroladamente la imitamos. D.: La gringo manía es un estupefaciente moral, como la coca o la marihuana. Basta iniciar a las gentes para que se genere la adicción. Luego, los drogadictos irresistiblemente demandan el producto.


I.: Eso quiere decir que una vez inoculado el vicio imitativo ya no hace nada para expandirlo. D.: No. Nuestra gringo manía es de tan alto grado porque no sólo tenemos el hábito muy arraigado sino porque todo el sistema social lo incentiva. Es como si al muchacho drogadicto de por sí la familia además lo estimulará a hacerlo. I.: ¿Cómo es posible esto último? D.: Existe un gigantesco y efectivo aparato para difundir la “american way of life” o estilo de vida norteamericano. Basta con decirle que el 70% de los programas de televisión que se comercializan son de facturación USA y que el 65% de las noticias que circulan las difunden las dos grandes agencias noticiosas norteamericanas. No ha existido en el mundo un sistema -del que lo anterior no es sino un pequeño elemento- tan penetrante y eficaz para imponerle a otros ideas, valores, gustos y gestos. I.: En consecuencia, ¿Se podría sostener que somos menos independientes y libres que durante la época colonial?


D.: Formalmente, ahora somos más libres. Pero en realidad la actual coacción lo abarca todo y utiliza medios sutiles y tecnificados. En otras épocas los padres moldeaban el alma de sus hijos. Hoy día de esa tarea se encargan las agencias de publicidad. I.: Aunque todo esto es negativo, tiene la ventaja de no utilizarse la violencia para obligarnos. Prefiero que me estafen pero no que me atraquen. D.: No creo que ése sea el dilema a que debamos resignarnos. Además, no es que el sistema prescinda de la violencia, especialmente de la económica. No considera que alguien cuyo sustento depende de lo que otro le pague o le compre, pueda ser víctima de un arma poderosísima si no se somete a su voluntad. I.: No veo cómo desculturización.

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la

violencia

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D.: Tomemos el caso de la prensa. Hoy día los periódicos, sobre todo las emisoras y la televisión, se financian con la publicidad comercial. Así, en un estudio reciente que se hizo sobre 22 importantes periódicos latinoamericanos se encontró que el 70% de sus


ingresos depende de los anuncios. Ahora bien, más de la mitad de estos ingresos provienen de 30 grandes empresas con sede en los Estados Unidos. ¿Qué conclusión sacas de esto? I.: Que los periódicos se cuidaran mucho de no ir en contra de los intereses concretos de estas empresas y del tipo de sociedad que hay detrás de ellas. De lo contrario, se teme el riesgo de la quiebra o al menos de la reducción significativa de las ganancias. D.: Además de que no solo sus anuncios sino sus productos promueven el “american way of life”. I.: Todo eso es claro y hasta reprobable. Pero, al fin y al cabo, a las buenas o a las malas, nos están preparando con la mentalidad y las actitudes de las sociedades industrializadas. Estamos en el kindergarten del desarrollo. D.: Tú eres de los que ven a alguien ahogándose y piensa que se está preparando para ser anfibio. Es bueno cierta dosis de optimismo en esta vida, pero no al punto de vivir de una utopía.


I.: ¿Acaso es una utopía pensar que mañana seremos tan desarrollados como los Estados Unidos? D.: Esa es la más febril utopía que jamás se halla concebido. Los antiguos se idearon utopías que todos reconocieron como inasibles ilusiones. La utopía del siglo XX, que se difunde por todos los medios y a todo momento, tiene la fundamentación de un paraíso terrenal que existe y puede ser visitado. I.: Usted habla mal de las utopías. Yo leí la de Tomás Moro y me pareció formidable. D.: Insisto en la diferencia entre las antiguas utopías literarias y la actual puesta en escena. Aquéllas fueron escritas para educar, criticar y aún divertir. La utopía que se ha escenificado para el Tercer Mundo, engaña, enloquece y produce frustración. I.: Entonces, ¿Nosotros tenemos una meta a la que no llegaremos? D.: Has hablado como el menos optimista de los arquitectos de la torre de Babel. En términos de


navegación, lo que dijiste significa que estamos a la deriva. I.: Insinúa que el Tercer Mundo es como una frágil embarcación al vaivén de las olas, sin combustible que la mueva y sin puerto de destino. D.: Mas o menos. No carecemos de combustible sino que el motor (el capitalismo) que impulsa la nave no sirve para estas circunstancias (el maremoto del subdesarrollo) y además está muy desgastado. En realidad nos dirigimos a un puerto (la sociedad consumista) pero éste es como un espejismo: a medida que nos acercamos se aleja más. I.: Todo esto me parece muy literario. D.: Escucha estás palabras que escribió hace algunos años –en todo caso antes de que el milagro brasileño resultara una farsa- el más reputado economista latinoamericano, Celso Furtado, en un opúsculo que tituló El mito del desarrollo económico: “El estilo de vida promovido por el capitalismo industrial ha de ser preservado para una minoría, pues toda tentativa de generalizarlo para el conjunto de la humanidad


provocará necesariamente un colapso global de todo el sistema. Esta conclusión es importantísima para los países del Tercer Mundo, pues pone en evidencia que el desarrollo económico que viene siendo preconizado y practicado en esos países –supuesto camino de acceso a las formas de vida de los actuales países desarrollados- es un simple mito. Sabemos ahora que los países del Tercer Mundo no podrán desarrollarse jamás, si por desarrollo debe entenderse ascender a las formas de vida de los que ya están desarrollados. Si por un milagro tal desarrollo fuese a operarse, el sistema entraría necesariamente en colapso”. I.: ¿Por qué? D.: ¿No consideras que la dependencia y la desculturización explican el que estemos a la deriva? I.: En algo inciden. D.: En mucho. La dependencia de por sí implica que los sujetados no lleven su propio rumbo sino el que se les impone. Y el que se les impone sin duda no es el que les conviene, porque él, ante todo, proyecta el beneficio del dominante. La desculturización distorsiona la


personalidad de los pueblos y los aliena, esto es, los hace creer lo que no son y los pone a buscar falsos destinos. I.: Con esto veo claro que el objetivo que buscamos no es el apropiado. ¿Se podría pensar que se debe a deficiencia de los medios? D.: Sí. Los recursos naturales son extremadamente limitados para sustentar una sociedad de consumo universalizado. Se han hecho cálculos que permiten señalar una fecha en que se habrán agotado un buen número de metales. Así es como nos quedan: 41 años de mercurio, 42 de plata, 48 de cobre, 55 de aluminio, 61 de estaño, 64 de plomo. ¿Qué decir de los combustibles? I.: Habiendo dado el hombre pruebas de ser tan recursivo y siendo la tecnología moderna tan eficaz, alguna salida encontraremos a tales limitaciones. D.: Esto no sólo se sospecha sino que algunos tratan de programarlo. Piensa que se logra triplicar las fuentes de metales agotables o que de substituyen por elementos nuevos. Eso no responde a la esencia del


problema, lo único que logra es prolongar la situación como esta. I.: ¿Cómo así? D.: Mira. Se considera que hay 13 productos minerales indispensables para una sociedad industrial. Hace 10 años los Estados Unidos importaban más de lo que producían en cinco de ellos. Para 1985, serán nueve. Y para el año 2000 sólo se autoabastecerán en un producto (los fosfatos). Esto significa que los Estados Unidos podrán resolver su problema aprovechando a los pueblos del Tercer Mundo. En este orden hay un interés norteamericano de que no nos industrialicemos. La mejor prueba de esto la dieron los Estados Unidos al no firmar la convención internacional del Mar, porque allí se establecía que los depósitos minerales submarinos pertenecían a toda la humanidad. I.: Además, temo que cuando estemos en la posibilidad de industrializarnos ya no existirán esos metales básicos. D.: Y qué decir de la devastación de los recursos naturales como los bosques y el agua, que están


desapareciendo en aras de un industrialismo, de un urbanismo. I.: Supongamos que todo esto se resolverá. Al fin y al cabo la ciencia ha encontrado soluciones que los filósofos descartaban por inconcebibles. Además, los computadores permitirían calcular todo y los robots realizarían proezas. D.: Quisiera tener tu fe en los taumaturgos de la IBM. Ojalá no me muera sin haber visto descubierta por fin la piedra filosofal. I.: Entonces ¿usted niega el poder de la ciencia actual? D.: Nadie puede hacerlo. Me resisto sí a darle un valor absoluto. ¿Podemos pensar fundadamente que la ciencia transformará en imperecederas todas las formas de vida? ¿Por qué siendo la problemática del subdesarrollo de naturaleza social se piensa que son las ciencias físicas o químicas las que las resolverán? Es como pretender que el cáncer lo van a curar los ingenieros civiles. I.: Entonces ¿usted niega el poder de la ciencia actual?


D.: Lo que rechazo es el mito cientifista. La manera como tu reiteras la pregunta confirma cómo está divulgado y arraigado ese mito. En el Tercer Mundo el cientifismo nos hace perder el sentido de las posibilidades reales. Nos desorienta fatalmente. Los computadores nos podrán ayudar a saber con lujo de detalles cuántos y cómo millones de personas morirán de hambre en el año 2000. Pero su función en cuanto a resolver el problema es mínima. Periódicamente se anuncia que un premio Nobel descubrió el maná que con seguridad va a ser la panacea del hambre de los pueblos del Tercer Mundo. Pero éstos ni siquiera sacian su estómago con la buena noticia porque no les llega la prensa. Y si se la encuentran no la saben leer. I.: Hasta ahora no logro concretar en qué consiste que las sociedades del Tercer Mundo estén a la deriva. D.: Las sociedades subdesarrolladas están a la deriva porque no cumplen la función primaria que por naturaleza les corresponde. Esa función no es otra que la de satisfacer las necesidades materiales y espirituales de sus miembros.


I.: Ello es lo que se propone nuestro gobierno en cuanto busca por todos los medios del progreso. D.: No. Con el progreso se trata de imitar a las sociedades altamente desarrolladas. De esta manera se benefician unos pocos (las oligarquías) o algunos (las clases medias), pero la gran mayoría quedan al margen. I.: ¿Quiénes quedan al margen? D.: Los marginados. I.: ¿Quiénes son ellos? D.: Por tus antecedentes podría pensar que me tomas el pelo. Pero el subdesarrollo está tan bien organizado que algunos viven sin ver a los marginados, ni sentir la marginación. Es más, ni los marginados tienen conciencia de estar al margen. Tú eres un joven que tomas las tres comidas diarias, has terminado le bachillerato, acudes a donde el médico, vistes bien y te albergas en tu casa. Dado que tienes acceso a estos bienes y servicios, estimas que el resto de tus compatriotas están más o menos en la misma situación.


Los que se colocan por encima de tu situación son los grades privilegiados. Pero quedar ubicado debajo resulta catastrófico. -No se consumen los alimentos en cantidad suficiente ni de la calidad necesaria. -No se dispone de habitación higiénica y abrigada. -No se sabe ni leer ni escribir. -No se recibe atención médica ni odontológica. I.: Usted me describe a los pordioseros. D.: No, joven. Los marginados no piden limosna. Ellos reciben un sueldo o perciben unos ingresos insuficientes en las sociedades en que viven. I.: ¿Son entonces los proletarios? D.: No exactamente. El proletario es quien vende su fuerza de trabajo para la producción industrial, hablando con precisión. Ahora bien, quienes en el Tercer Mundo están vinculados al sector industrial participan de un nivel de vida aceptable y en ocasiones muy bueno.


I.: Por lo que he leído y según su concepto de marginación, también en los países desarrollados hay marginados. D.: Así es. Sin embargo, la marginación es diferente, en cantidad y en su naturaleza, ya se trate de un país desarrollado o del Tercer Mundo. Observa esta figura, con la que representamos la composición social de un país desarrollado.


El círculo del centro nos representa la gran burguesía (10%). El círculo intermedio es una extensa clases media (80%) de la que hacen parte empleados, profesionales, obreros, medianos y pequeños industriales y comerciantes, etc. Y el círculo externo corresponde a los marginados. Esta marginación es residual (10%) y formalmente asimilable. Así está estructurada socialmente la sociedad norteamericana y con algunas alteraciones la de los países europeos. I.: ¿Cuál sería la estructura opuesta? D.: La del África negra, Así:


El punto significa el reducidísimo grupo de personas (1%) que controlan el poder político, económico y social. El círculo intermedio representa la incipiente clase media (10%). Y el amplio círculo externo cubre la marginación (89%). Marginación en el África quiere decir la persistencia de las forma de vida tribal. I.: Me parece que la estructura de la América Latina es muy similar a la de un país desarrollado. D.: Es una confirmación intermedia, formalmente hablando. Así:


La clase alta u oligarquía está en el centro (5%). Luego se ubica la significativa clase media (30% o 40%). Finalmente, aparecen los marginados (65% o 55%). I.: Si las diferencias entre el África negra y la América Latina son tan notables no veo cómo se pueden equiparar diciendo que pertenecen al Tercer Mundo. D.: Son dos tipos de sociedad que tienen por común denominador ser periféricas. Están dentro de la estructura mundial de dominación y explotación en niveles diferentes. Sus clases dirigentes son dependientes de la alta burguesía mundial. Sus clases marginadas –por ser esta marginación resultante del capitalismo subdesarrollado- constituyen la mayor parte de la población. I.: Observo que usted insiste sobre aspectos cuantitativos más que en diferencias de naturaleza entre las estructuras representadas. D.: Si esa es la impresión que te he dejado no me he sabido expresar. En efecto, lo que llamo gran burguesía en la primera figura no es equiparable con la oligarquía


en los países latinoamericanos. En el primer caso, se trata de la burguesía suprema, el máximo poder mundial. La oligarquía Latinoamericana es una burguesía dependiente o pseudoburguesía. Con respecto a la estructura social del África, nuestra oligarquía es una verdadera clase por su número y por su historia (con dos siglos de trayectoria). Tampoco significa lo mismo la marginación en los Estados Unidos que en la América Latina. Allá los marginados no reciben lo suficiente para satisfacer las necesidades de una sociedad tan exigente. En América Latina marginación implica analfabetismo, desnutrición, enfermedad, miseria extrema. Pertenecer a la clase media en los Estado Unidos es ser partícipe de la sociedad de consumo. Ser de clases media en América Latina es llevar una vida materialmente aceptable pero con zozobras, esfuerzos extremos, inseguridad, limitaciones, etc. I.: ¿Cuáles, por ejemplo? D.: En lo cultural, aunque nadie sabe leer no se tiene el hábito de lectura; no hay un rubro del presupuesto


familiar para libros, muchas veces ni siquiera para el periódico. En lo recreacional no hay vacaciones efectivas. Salir de vacaciones significa quedarse en la casa. I.: Es obvio que para usted el subdesarrollo no se supera expandiendo la clases media. D.: Antes de responder a esto es necesario considerar la posibilidad que tú planteas: la expansión de la clase media. I.: Yo pienso que en la medida en que progresemos la clase media se extiende. El día en que se haya reducido la marginación a una proporción tolerable (20% del total de la población) habremos superado el subdesarrollo. D.: Por mi parte, tengo serias dudas de que eso pueda ocurrir. Me apoyo en las siguientes consideraciones: -El capitalismo genera marginación por naturaleza y por función. Inclusive sus economistas hablan en aplicación de la oferta y la demanda, de una tasa ideal de desempleo (6%). La marginación en los países subdesarrollados resulta tan expandida porque el


nuestro es un capitalismo estructuralmente dependiente e irrecuperablemente tardío. En otras palabras, nuestra marginación (superior al 50%) es el producto del capitalismo internacional y de la inercia congénita del autóctono. -Nuestro modelo imitativo de desarrollo implica importación de la más reciente y más sofisticada tecnología. Así, lo que producimos son bienes y servicios que por calidad y acabado están destinados a satisfacer necesidades reales y artificiales de las clases medias y altas. A esto agreguemos que esa tecnología demanda cada vez menos mano de obra no calificada (la que ofrecen los marginados). I.: ¿Quiere hacerme caer en cuenta que nuestro tipo de sociedad sólo incrementa la capacidad de compra de las clases medias y que principalmente para ésta produce bienes, así sea con el rin de reemplazar lo que ya tiene? D.: Así es. Lo que estoy diciendo no es mera teoría sino que los hechos lo corroboran. Tome el experimento supercapitalista del Brasil en los últimos 20 años. Allí lo que se logró después de voluminosas inversiones, de


transferencia de la más refinadas tecnología, de la implantación del espíritu empresarial capitalista, fuer modernizar el país. Esto en términos reales significa más barrios lujosos, autopistas, automóviles, computadoras, electrodomésticos, destinados a las clases altas y medias. En el Brasil la marginación (favelas y bandeirantes) es la misma en extensión que antes del “milagro”. Y, sin duda, es más grave porque psicológicamente los que no participan se sienten más relegados en cuanto mayor es la ostentación de lo que tienen. I.: Lo que acaba de decir resulta desilusionante. Pero… D.: Me parece que estamos entrando en el tema de las soluciones. Así es como para la próxima… I.: Le pido el favor, maestro, que no me asigne tareas escritas. Me comprometo, si no tiene reparo alguno, invitar para la próxima clase al pastor Monroe Generoso y al camarada Stalin Niño. D.: Convenido.


V. LA ENCRUCIJADA

I.: Maestro, le presento a mi amigo, el camarada Stalin Niño. Y le entrego el mensaje impreso que gentilmente le hace llegar el pastor Monroe Generoso, quien no pudo venir por haber salido ayer para Chicago a cumplir con el culto semestral en el Templo Piramidal de los Actuarios de las Siete Plagas. D.: ¿Así se llama la secta? I.: Sí. Los Actuarios de las Siete Plagas. Su fundamentación teológica está en la parte de Éxodo en que se describen los castigos que Jehová impuso a los egipcios por oponerse a los deseos de los judíos. Su misión apostólica consiste en pregonar y registrar la acción punitiva de Dios contra los pueblos bárbaros del siglo XX.


D.: Leeré el texto: PECADO SOCIAL Y CASTIGO TERRENAL El señor que es benigno y generoso con el pueblo escogido castiga inmisericordemente a todos los réprobos e impíos. Él, en boca del profeta, puso estas palabras. “La tierra también es profanada por sus habitantes; porque traspasaron su ley y cambiaron el estatuto, los que habitan en ella son culpables; por lo tanto ellos serán calcinados y pocos hombres merecerán la tierra” (Isaías, 24:5,6). Porque muchos pueblos del Orbe nacieron en el pecado Jehová los ha castigado con pestilencias, hambrunas y hecatombes. Como nacieron en el pecado con el castigo morirán, sin el ungüento sedativo que mitigue el aguijón. Solo aquellos individuos que el Señor señale con su dedo y alcance con su gracia los cubrirá la capa de su calmante ungüento. Sobre todos los demás caerán incesantemente las siete plagas de Egipto. Pero con el pueblo escogido se cumplirá la palabra de Jehová: “Pídeme y te daré naciones por herencia y por tu posesión los confines de la tierra. Los quebrantarás con vara de hierro; como


vaso del alfarero los desmenuzarás” (Salmos, 2:8,9. Vosotros viviréis en medio de los castigos dictaminados desde el Éxodo: la contaminación de las aguas, la pululación de insectos, la devastación de la roya, la contaminación del ambiente, la mortandad de los hijos, la aftosa vacuna, las heladas sabaneras. Todo a causa de oponer resistencia a la voluntad del pueblo dilecto del señor. El que le rinde culto en el Templo Piramidal de la ciudad sagrada de Chicago. I.: Le ruego maestro que no vaya a pensar nada malo del pastor Monroe Generoso. Sí hay gente buena en esta ciudad, está él en primer lugar. Yo quise traerlo. Como en el subdesarrollo se producen hombres íntegros, hasta santos. D.: No lo dudo. El problema no es ése. Los malvados son quienes utilizan a esas buenas gentes con propósitos políticos perversos. Pienso que existen fundamentalmente místicos que son manipulados por organizaciones imperiales. A tales místicos los enloquecen y les aseguran un modus vivendi, para ponerlos a su servicio, que es el perjuicio de otros. Estos


estados de locura colectiva permiten hacer lo que se quiera con la gente. Recuerde lo que sucedió en Guyana en esta década. Camarada Stalin: Todo eso es alienación religiosa. Toda religión es el opio del pueblo (Introducción crítica a la filosofía del derecho de Hegel, pág. 5.) Todo el que cree es un estúpido. I.: Respete camarada Stalin. D.: Considero que nos hemos desviado del tema. Nuestro objetivo de hoy consiste en plantear soluciones al problema del subdesarrollo y dado que en el mensaje el pastor no propone ninguna porque hay pueblos que sempiternamente están predestinados a la perdición, no nos detengamos a considerar su tesis. Concretémonos a las respuestas que puede encontrar el Tercer Mundo a su situación. C.: ¿Cuál Tercer Mundo? Eso es un invento. En este mundo que yo piso no hay sino países capitalistas y socialistas. Yo vine a esta reunión porque quiero exponer la interpretación ortodoxa del marxismo


moderno según la teoría-única-válida del Grupo Cósmico Resurreccional Stalinista. D.: ¿Es éste un nuevo partido? C.: Mucho más que eso. Es un movimiento. Y no sólo internacional sino cósmico. En esto hemos superado al marxismo-leninismo y al marxismo-maoísmo. Ya que menciono a todas esas impurezas pseudofilosóficas quiero dejar claro que nosotros nos oponemos dialécticamente al revisionismo soviético, al chauvinismo chino, al miopismo trotskista, al entreguismo carrilista, al esclerotismo titista y al expansionismo cubano. A todos ellos les negamos hasta el saludo. D.: Toda esta depuración teórico-política es lo que les permite también negar que existe atraso. C.: Claro que todos los países capitalistas son atrasados en diferente grado. Ahora bien, aún los más atrasados pueden dar un gran salto en la historia si implantan el socialismo. I.: ¿Cómo sería eso, camarada?


C.: Nosotros, que aplicamos científicamente las leyes de materialismo histórico, hemos establecido que el conflicto capitalismo-socialismo se está resolviendo a través de guerras mundiales. Vendrán dos guerras mundiales más, la tercera y la cuarta. La tercera concluirá con un acuerdo en Yalta, que le permitirá a las URSS (para entonces resurrecto el espíritu de Stalin) implantar el socialismo en toda Europa. Luego la cuarta guerra mundial terminará con otro acuerdo que conducirá a socializar el África, el Asia y la América Latina, Ya en este estadio histórico los Estados Unidos se refugiarán en el espacio. Y será allí, en un combate sideral, que se sellará el triunfo definitivo del socialismo. D.: Acepto todo ese planteamiento porque al fin y al cabo ustedes sostienen que llegaron a él a través del método científico. Lo que sí nos debe explica es cómo se resolverán los problemas de los que usted llama los países más atrasados del capitalismo. Persisto en el delirio de qué el subdesarrollo existe. C.: Todo es muy sencillo. Se nacionalizarán los medios de producción. Basta con decretar la expropiación de las haciendas, las fábricas, minas, comercios y


servicios. En nuestro “Libro cósmico” está el decreto que pondremos en vigencia de inmediato.

I.: ¿Aquí expropiaran los pequeños comercios de la clase media? C.: No me hable de clases medias. Sólo hay burguesía y proletariado. Los primeros son los dueños de los medios de producción y los segundos no. I.: Entonces mi padre, que tiene una fábrica de velas con tres empleados ¿pertenece a la burguesía? ¿Y el doctor John Gutiérrez, asesor para la América Latina de Panamerican Bank, aunque como asalariado gane cien veces más que mi padre, es un proletario? C.: No hay duda. D.: Me parece que usted no explica suficientemente el problema que le plantea el joven Yerbabuena. C.: Las dificultades que ustedes tienen para entenderme radican en que su concepción del mundo es idealista y la mía se funda en el método científico del


materialismo. Y de esta manera, mientras ustedes dicen que estamos de noche y yo sostengo que estamos de día. Así no puede haber comunicación. No es la primera vez que esto me pasa. Me retiro. I.: Excúseme, maestro, por el mal momento que pasamos, a iniciativa mía. D.: No tienes de que excusarte. Me ha parecido que la visita hizo un doble aporte. Por un lado, se planteó un modo de pensar que si bien está limitado a círculos muy reducidos, sí resulta en extremo dañino. Por otro, te pudiste dar cuenta de que el subdesarrollo afecta las soluciones que se conciben para salir del subdesarrollo. En este estado de nuestro trabajo, puedes enunciar las principales teorías que existen acerca del tratamiento que debe darse al subdesarrollo. ¿Cuáles serían? I.: Recapitulo: -Primero, la del progresismo capitalista que es la más común, puesto que es la difundida por el tipo de sociedad en que vivimos. -Luego la del progresismo socialista. -Después la del fatalismo religioso protestante.


-Y, finalmente, la que espero que usted enuncie como propia. Y que ojalá resulte incontrovertiblemente válida. D.: Por mi parte, no generalizante y rígida.

tengo

ninguna

fórmula

I.: Pero si usted al hacer el diagnóstico del subdesarrollo encontró características comunes en ciertos países –lo que le permitió llamarlos del Tercer Mundo- ahora, en el momento de las soluciones, debe haber respuestas uniformes. D.: Hay mucha lógica en lo que tú expresas. Considero que si podemos decir que el subdesarrollo es un hecho debido al capitalismo industrial y que es el resultado de la expansión del núcleo sobre la periferia, la respuesta sería reordenamiento socialista y reivindicación autóctona. Sin embargo éste es un punto de partida muy genérico que al ser llevado al terreno de la práctica se manifestaría en aplicaciones muy diversas. I.: Así, pues, para curarnos del resfriado del subdesarrollo debemos adquirir la pulmonía del comunismo.


D.: No he dicho comunismo. He empleado la palabra socialismo. I.: Al fin y al cabo es lo mismo. D.: Insisto en la diferencia. El comunismo es teóricamente la etapa culminante de la historia social del hombre. El socialismo es un tipo de sociedad que se opone substitutivamente a la sociedad capitalista. Es posible que el comunismo sea una utopía. El socialismo es una realidad. I.: Aun así, el socialismo es lo que se ha implantado en Rusia con tan malos resultados que todo allá buscan oportunidad para emigrar a occidente. D.: Si lo que estás diciendo no obedeciera al infantilismo conceptual que interesadamente ha creado la organización informativa capitalista, hubiera estallado en ira. Por ti siento compasión. Por los falseadores de la verdad, desprecio. I.: Entonces usted es partidario del sistema ruso.


D.: No le puedo decir en términos absolutos sí o no. Hay campos, como el social, en los que la URSS ha tenido éxitos indiscutibles. No se puede tapar el sol con las manos. Sin embargo existen otros campos en los que lo realizado es defectuoso. A pesar de todo, lo que pretendemos ahora no es pronunciar una sentencia condenatoria o absolutoria sobre la URSS, sino establecer las experiencias de otros pueblos para que nos puedan servir para resolver el subdesarrollo. I.: ¿Por qué razón entonces considera que el socialismo es una respuesta válida? D.: Por una razón teórica y otra práctica. Como teoría, el socialismo es la alternativa al capitalismo explotador, individualista y marginador. En la práctica, los países del Tercer Mundo que más avances han hecho en la superación del Subdesarrollo son algunos que han adoptado racionalmente un sistema socialista, como China y Cuba. Lo que ha hecho China debe ser digno de admiración universal. Con mil millones de habitantes –diez veces más grande que el Brasil- han logrado alimentar, vestir y alojar a todos.


I.: He observado en las fotografías que Vienen de China que todos están bien alimentados, pero me parece poco elegante el verlos a todos uniformados. D.: En las economías pobres del Tercer Mundo hay que producir en cantidad para todos, así no sean los productos de muy buena calidad o elegante acabado. La otra posibilidad es la de que se produzcan o importen bienes para minorías acaparadoras, exigentes y despilfarradoras. Si se opta por esto, siempre habrá marginados que no satisfarán sus necesidades básicas. I.: De Cuba he oído decir que las gentes hacen cola para conseguirá los básico. D.: Hacer cola significa que la gente puede conseguir – porque se produce y se tiene el dinero- lo que busca. ¿O tú piensas que aquí los pobres no hacen cola en los almacenes porque no necesitan nada de lo que hay allí? En una economía capitalista –especialmente si es subdesarrollada- el sector del comercio resulta exageradamente crecido y extendido, frente al sector productivo. Por eso, aquí hay tantos almacenes, tiendas, mercados y puestos callejeros, con tan pocos


compradores. Una economía socialista debe concentrar la mayor parte de los esfuerzos en la producción. I.: Sé que en Cuba se carece de ciertos productos básicos. D.: ¿Cómo cuáles? I.: Las gaseosas, por ejemplo. D.: Las gaseosas no son alimentos básicos. Dentro de esas botellas hay agua, colorantes y anhídrido carbónico. En cuba prefieren dedicar los recursos productivos y distributivos a otros líquidos más alimenticios y nada nocivos, como la leche. I.: Una prima mía, enfermera de profesión, asistió a un congreso en Cuba y le pareció formidable el servicio de salud. Pero se le acabó la base del maquillaje y sufrió mucho al final porque no consiguió base Max Factor ni Helena Rubinstein. D.: Bueno, es posible que esos productos básicos no se consigan en Cuba.


I.: ¿Por qué no mencionó a la URSS entre los países que han vencido el subdesarrollo? D.: Este no es un caso diferente al de China y Cuba. La URSS es un país ubicado en el segundo mundo, como lo vimos en la segunda lección, que superó no el subdesarrollo sino el atraso. Por eso el modelo soviético fue tan atractivo en países del Tercer Mundo. I.: Entonces, ¿Por qué la URSS se derrumbó? D.: El caso es complejo. Concurrieron varios factores: internos y externos, organizativos e ideológicos, económicos y culturales. I.: Muchos afirman que el sistema estaba en quiebra y en tal fracaso económico no tenía culpa Occidente. D.: Bueno, la URSS no padecía tan extremas penurias como las que sufre hoy cuba. I.: ¿Con eso quiere decir que el principal factor no fue el problema económico?


D.: Exactamente: le doy más peso al factor burocrático. En la URSS se enquistó una casta que utilizando el discurso socialista acumuló privilegios. Llegado el momento la burocracia –liderada por el ingenuo Gorbachov y luego por el oportunista Yeltsin, ambos apadrinados por Estados Unidos-, dilapidó todo un emporio socialista para enriquecerse personalmente. Por eso hoy se habla de la naciente oligarquía rusa, integrada en buena parte por los viejos burócratas soviéticos. I.: No es posible atribuirle la desnaturalización del comunismo soviético a Estados Unidos y Europa. D.: No olvides, joven, que la URSS desapareció repentinamente. Todo ocurrió a la manera de una rendición, sin que se diese la batalla final. I.: Entonces, maestro, ¿Usted esperaba una guerra nuclear para que se definiera la lucha bipolar? D.: No era mi esperanza vital. Pero si pensaba que la URSS se reformara de defectos congénitos y rectificara vicios adquiridos. Sin embargo la confrontación capitalismo versus comunismo, por ser una guerra fría,


tenía lugar en varios campos y con diversos medios. En consecuencia el triunfo correspondió al bando que impuso globalmente su ideología y su cultura. I.: Precisamente eso demuestra la superioridad cultural e ideológica de occidente. D.: En términos estratégicos sí. El capitalismo con su portentosos desarrollo tecnológico ha perfeccionado los medios de comunicación (mediática) y la informática de modo que pudo universalizar su ideología. Por eso fukuyama, un publicista gringo de origen japonés, escribió “El fin de las ideologías”. Además, el capitalismo, que es un proceso milenario de acumulación de riqueza, desarrolla al mismo tiempo la cultura del individualismo y el confort. Una cosa sirve a la otra. I.: Pero eso lo veo muy positivo para la humanidad. D.: En principio, es cierto. Sin embargo, el capitalismo avanza como un caballo de carreras que progresivamente aumenta su velocidad al punto de que, por no tener mata definida, se desboca. De este modo


el individualismo se torna en egoísmo y el confort o simple bienestar se vuelve desenfrenado consumismo. El capitalismo no se puede detener, por eso arrastra a la humanidad hacia el precipicio fatal de la devastación ecológica, el agotamiento de recursos y la insolidaridad despiadada. I.: Pero dejando de lado esos extremos, yo observo que en la URSS hizo falta algo de individualismo y mucho confort, aunque sus habitantes tenían lo vitalmente necesario. D.: Estoy de acuerdo en parte. Sin embargo, cuando Estados Unidos pudo permear culturalmente al Este europeo, la sociedad gringa había entrado ya, a plenitud, en la fase del egoísmo y el consumismo pervertido. Occidente, después de la guerra del Vietnam y la crisis petrolera de mediados de los años 70, revivió como recurso desesperado el capitalismo, salvaje en sus propósitos pero sofisticado en sus medios. Como recurso psicosocial se estimularon los instintos elementales y las pasiones concupiscentes. Efecto político de todo esto fue la instauración de regímenes ultraderechistas como el de Reagan y la Thatcher.


I.: Es extraño que en su esfuerzo por sobrevivir el capitalismo acabó con el comunismo. D.: O, en otros términos, el fin de la URSS obedeció también a la crisis de Occidente, que para curarse agudizó sus vicios a tal punto que contagió de muerte a su enemigo. I.: ¿Y el tercer mundo también se contagió? D.: Claro. La globalización ha sido una epidemia, porque la “apertura” sirvió para arrastrar la frágil industria de los países marginados, la “privatización” le permitió a los países ricos apoderarse de las empresas rentables del Tercer Mundo y la “desregulación” logró revivir un colonialismo disfrazado. I.: Parece, sí, que el socialismo democrático de estilo europeo sobrevive. D.: Sólo de nombre. El socialismo europeo o la social democracia le sirvieron al capitalismo para sortear la crisis de los años 30, mediante intervención estatal y programas de bienestar social. Pero llegado el momento de la “globalización” los partidos socialistas


europeos se acomodaron al modelo neoliberal que beneficia a los países dominantes. Ellos practican el neoliberalismo o predominio de mercado, aunque cumplen la función de mitigar internamente los nefastos efectos éticos y sociales del capitalismo salvaje. Con respecto del Tercer Mundo son tan insolidarios como los partidos de derecha. Sólo el socialismo francés conserva algo del clásico proyecto. I.: Como todo ha cambiado, hoy se habla de la “tercera vía”. D.: La “tercera vía” es la tercera edad en política. Es una expresión de cuño anglosajón que sirve incluso para hacer desaparecer la palabra socialismo. En Inglaterra se manifiesta como prolongación del thatcherismo, ahora azucarado con sonrisas de Blair. I.: Concluyo entonces que usted insiste en el socialismo como salida del subdesarrollo del Tercer Mundo. D.: Sí señor.


I.: ¿En que se basaría?, puesto que también percibo sus críticas a malas experiencias a nombre del socialismo. D.: Si, como lo vimos, el subdesarrollo es en esencia un desfase histórico y una situación periférica, sólo en la medida en que superemos eso nos desarrollaremos. Como proyecto, nuestras sociedades persiguen objetivos falsos y recurren a medios no idóneos. En consecuencia no es necesario definir un modelo social propio e instrumentarlo con medios adecuados. I.: No olvide maestro que estamos ya en las conclusiones y es necesario concretar las cosas. D.: Resulta claro que no podemos pretender la industrialización a toda costa, el consumismo pródigo, la estéril desculturización, el provincialismo exangüe, el urbanismo absorbente. I.: ¿Significa esto que nuestros objetivos deben ser más modestos?


D.: Más modestos en cuanto a emular las sociedades industrializadas, pero más ambiciosos en cuanto a satisfacer las necesidades comunitarias. I.: ¿Cómo lograrlo? Porque eso del “consumismo pródigo y de la estéril desculturización” se dice en cualquier discurso presidencial y las cosas siguen como antes, o peor. D.: Es muy pertinente lo que dices porque las diferencias con algunos casos son más en los medios que en los objetivos. Con el actual sistema productivo, distributivo y financiero no se alcanzan tale objetivos. Tampoco el sistema educativo y el informativo vigentes favorecen un ideal de sociedad razonable. I.: En concreto, ¿Cómo se reordenaría el sistema económico? D.: Dando la prioridad en la producción a los bienes alimenticios, de habitación y vestuario. -Desplazando los productos superfluos o suntuarios. -Reduciendo el comercio a lo necesario. -Controlando estatalmente el sector financiero.


-Planificando globalmente el desarrollo. I.: Eso es socialismo, contrario a la iniciativa privada. D.: Sí. Es socialismo, pero éste no supone la eliminación de la iniciativa privada sino su reubicación. Si bien la economía debe ser socialmente dirigida en nuestras sociedades y en el estado actual de las fuerzas productivas, es necesario aprovechar la iniciativa, la organización y los recursos privados en la producción y distribución. Por ejemplo, en el sector agrario, en la mediana industria, en el pequeño comercio. I.: Lo demás sería del Estado. D.: No todo. Hay formas de organización comunitaria que sin ser estatales, ni quedar bajo el control particular, son recomendables para la producción y el comercio. El cooperativismo puede ser útil en el mercado de productos agrícolas o en la prestación de servicios. I.: ¿Todo eso significa que usted propone un sistema económico dividido en tres sectores: el estatal, el cooperativo y el privado?


D.: Si. Pero puede haber otras modalidades igualmente aceptables como el socialismo autogestionario. En este caso el Estado es el titular nominal de los medios de producción, pero la gestión de las empresas les corresponde a los trabajadores de cada una de ellas. Era el socialismo practicado en Yugoslavia. I.: Lo enunciado es teóricamente muy atractivo, hasta hermoso, pero en la práctica no funciona. Por ejemplo: en el colegio funcionaba una cooperativa de profesores y fueron los mismos directivos, el tesorero y el revisor fiscal quienes la hicieron fracasar porque cometieron un desfalco. Le advierto que ellos eran los profesores del cooperativismo. D.: Tú tienes razón. Dentro de una sociedad dominada por el capitalismo e imbuida de espíritu individualista, como la nuestra, todos esos intentos comunitarios están destinados al fracaso, o tienen alcances muy limitados. Los enemigos de la socialización son muchos y variados. No sólo se oponen a los poderes imperialistas y las burguesías criollas sino sectores laborales. Hay castas sindicales y cooperativas corrompidas que se aprovechan de un lenguaje solidario para encubrir sus intereses egoístas. En general, al aparato burocrático


de los Estados Latinoamericanos es lo más contrario a un ideal socialista. Socializar en las actuales circunstancias equivaldría a beneficiar a castas ambiciosas y parasitarias. En definitiva, los más perjudicados serían los marginados. I.: Observo que usted emplea dos términos: socialización y socialismo. ¿Qué diferencia hay entre ellos? D.: La socialización es un proceso que implica preparación, fundamentación, desarrollo y consolidación. Y aún fracasos. Cuando se consolida la socialización se ha construido el socialismo. I.: Si el socialismo es la respuesta al subdesarrollo, cada vez veo más lejos el desarrollo de nuestras sociedades. Y si el capitalismo persiste seremos países en franca vía de subdesarrollo. D.: Lo paradójico es que quienes recientemente han optado por la vía socialista han sido países europeos que son los que menos lo necesitan. Francia, por ejemplo. En cambio en el Tercer Mundo, tan apremiado


de socialización, ésta no se produce generalizadamente, por varias razones:

tan

-Las burguesías criollas defienden a capa y espada sus intereses. Para mantener el liberalismo económico implantan la dictadura política (militarismo). -Los poderes imperiales intervienen descaradamente para mantener sus mercados, preservar sus inversiones y cobrar sus dividendos. -La ignorancia de las gentes marginadas es tal que desconocen su penuria y no saben de sus posibilidades. -Los grupos de izquierda no obstante tener un terreno abonado se convierten en clubes aislados. I.: Esto último me parece extraño. D.: Sí. Aunque vistas las cosas a fondo resulta explicable. I.: ¿Por qué?


D.: Nuestros grupos de izquierda son fundamentalistas, proféticos, mesiánicos y apostólicos. I.: ¿Cómo así? D.: -Fundamentalismo o excesiva preocupación por la pureza dogmática u ortodoxia. -Proféticos, porque esperan de la historia más de lo que ellos pueden hacer por sí mismos. -Mesiánicos o sueño en un remoto estado de perfección que suplanta la respuesta a problemas inmediatos y concretos. -Apostólicos o devota consagración a acciones ejemplarizantes en detrimento de la estrategia política. I.: ¿Eso significa que el subdesarrollo afecta a los revolucionarios y a la revolución? D.: Evidentemente. Podemos pensar que nuestra teoría revolucionaria ha estado viciada de dependencia y que la acción revolucionaria está a la deriva. Esto confirma que el subdesarrollo no sólo es decrepitud material sino penuria cultural.


I.: ¿Qué hacer entonces? Porque me parece que lo grave para el hombre no son los problemas sino el no encontrarles solución. D.: ¿Consideras, dentro de esa sana lógica, que cometidos los errores sus secuelas son mínimas si logramos extraer enseñanzas correctas? I.: ¿Cuáles serían ellas? D.: Estoy convencido de que la mejor pedagogía para la acción práctica debe fundarse en la inducción propia. Por eso, y a esta altura del curso, lo indicado es que tú te respondas tu pregunta. I.: Bueno. Me parece que el problema del subdesarrollo es, en el fondo, político. Esto es, sin controlar o al menos participar del poder, las víctimas del subdesarrollo no pueden cambiar el sistema socioeconómico que genera subdesarrollo. Ahora bien, siendo las primeras víctimas los marginados y luego las clases medias, se impone una alianza entre ellas. La naturaleza y el grado de transformación del sistema


penden del poder político que marginados y clases medias logren acumular. D.: Lo que acabas de decir es válido como razonamiento. Quedan problemas prácticos por resolver, tales como: -La clase media tiende a ser aliada de las oligarquías. -Los partidos de izquierda en cuanto programas, estrategias, adeptos y dirección se nutren de clase media. -Los grupos de izquierda en su composición se integran de juventud universitaria presta a mimetizarse con la revolución y luego con el sistema. -Los marginados, el día que tomen conciencia de su condición y obren en bloque, dejarán de ser marginados. Este es un perfecto círculo vicioso. I.: Usted me lleva a concluir que mis propuestas, siendo válidas como objetivo, ofrecen muchas dificultades en su proceso.


Es bueno reconocerlo para no hacerse ilusiones. Por otra parte, cómo vencer nuestra congénita inautenticidad, fuente de alienación aun para la revolución y causa de rivalidades caninas. I.: Estoy convencido de que la época de los maoísmos, estalinismos, trotskismos y demás europeísmos está en declive. D.: Es posible que la vida nos haya aleccionado, pero quedan rescoldos. Y no olvides que en no pocos casos el grupismo lo fomenta el imperio. La CIA tuvo y tiene bajo su orientación algunos de esos “movimientos”. I.: Lo que observo no es simplemente la extinción por agotamiento propio, sino todo un fenómeno substitutivo. Es todo que usted describe en su libro Latinoamérica hiel y miel. La diferencia está en que yo soy más optimista. D.: ¡Qué tal que los jóvenes no lo fueran! I.: Muchos no lo son. Para ser optimista o pesimista es requisito un interés previo. Si a uno no le llama la atención y la sociedad, su gente, los problemas


sociales, los acontecimientos políticos, inclinación tendera a evaluar el futuro.

menos

D.: Deben ser muy pocos los jóvenes en ese estado de abulia. I.: No lo crea, maestro. Descartemos a los que siendo jóvenes por edad, socialmente no lo son, como los jóvenes marginados. Ser joven marginado equivale a llevar vida de adulto frustrado desde niño. A los jóvenes, los de mi clase, los tienen dopados con peinados, lociones y rock. De los jóvenes de la oligarquía no sé nada. No he conocido a ninguno. Creo que todos viven en los Estados Unidos. D.: Estamos perdidos, joven. I.: No, maestro. Simplemente que la lucha será intensa y larga. No es fácil desechar la utopía industrial que hasta los codos ha de inundarnos de progreso a todos. Y resulta muy cómodo vivir con la conciencia en las espaldas.


VI. UN ENSAYO, VERBI GRATIA

“Cuando me desintoxiquen en Cuba Regresaré a Colombia A trabajar por la juventud” (Kid Pambelé)

Año después del último diálogo, el señor Yerbabuena, ahora un avanzado estudiante de periodismo, habló con el profesor Cantaclaro para pedirle orientación sobre un ensayo que le asignaron acerca del tema: el deporte y los medios de comunicación. Aunque está ya muy diestro en elaborar artículos periodísticos e incluso lleva muy adelantada su monografía de grado, no había tenido oportunidad de trabajar un ensayo. Por esta razón conversó con su viejo amigo y maestro Cantaclaro, con quien además tuvo oportunidad de actualizar algunas reflexiones sobre el subdesarrollo. Extraño al profesor que no se ejercitase a los estudiantes en la elaboración de ensayos, puesto que éste es un método de articular conocimientos, aplicar lo


aprendido y demostrar creatividad. Aunque propende por la pedagogía activa y dialogada de la vieja escuela socrática, ésta debe complementarse con el ejercicio escrito, una de cuyas modalidades más valiosas es el ensayo. En conclusión el universitario Yerbabuena extrajo las siguientes pautas: -Un ensayo es un escrito intermedio entre un artículo periodístico y una monografía académica en que se formula una tesis susceptible de comprobación o se hace análisis o critica en forma lucida y sucinta. En su extensión es un género intermedio entre los dos mencionados y en su calidad se valora como un escrito digno de ser publicado en una revista especializada. -El ensayo requiere precisar muy bien el tema y un adecuado conocimiento del mismo. Por esta razón se hizo necesario concretar el asunto genérico de deporte y medios de comunicación, a un evento (los juegos olímpicos de Barcelona) y especialmente a un deporte (el atletismo). Además, el universitario Yerbabuena desde Cuando el profesor Cantaclaro lo inicio en el problema de subdesarrollo ha seguido leyendo y reflexionando sobre él. En consecuencia optó por


analizar las olimpiadas del 92 a la luz de la participación en ellas de Colombia como país del Tercer Mundo. -Despierta interés sobre el tema el hecho de que en plena era neoliberal y después del derrumbe del muro de Berlín, pareciera que el Tercer Mundo también ha desaparecido. Sin embargo, el subdesarrollo es más agudo y dramático en estos momentos, puesto que la desculturización, la dependencia y el ser sociedades a la deriva han sido agravados por el aperturismo ingenuo, las privatizaciones privilegiantes y la hegemonía de los países poderosos. -La formación universitaria requiere no sólo capacidad de acumular información sino desarrollar un espíritu crítico. Y si en estos momentos los intereses creados están manipulando la opinión pública a través de un deportivismo radio teledifundido, se hace necesario develar esta situación para hacer el deporte una verdadera práctica educativa. Así pues, el señor Yerbabuena se dio a la tarea de elaborar el siguiente ensayo considerado un buen ejercicio y modelo para otros trabajos similares.


NIVELES DE PRODUCCION LITERARIA

ARTICULO ENSAYO MONOGRAFIA

AUTOR

FORMA

CONTENIDO

Alfabetizado

Periódico

Comentario

Bachiller

Revista

Reflexivo

Universitario

Opúsculo

Profesional

Libro

Creativo

Profesor

Tratado

Comprensivo

OBJETIVO

DESTINATA RIO

Expresar

Ciudadanos

Valorar

Intelectuales

Fundamentado Profundizar

Académicos

TESIS

Investigar

Científicos

Enseñar

Estudiosos

MANUAL


SUBDESARROLLO, MEDIATIZACIÓN Y DEPORTE

Ha sido demostrado que desarrollo no es simple crecimiento ni modernización a ultranza. Por esto, a la hora de la verdad, el subdesarrollo rebrota, así se hagan esfuerzos para ocultarlo o contrarrestarlo falsamente. Ciertos acontecimientos internacionales (cumbres políticas, conflictos bélicos, reinados de belleza, premios Nobel) reproducen y exteriorizan la más sustantiva división que hoy segmenta al mundo. Y cada cuatro años, con ocasión de los juegos olímpicos, padecemos de una erupción de subdesarrollo, cargada de lava calcinante. Los juegos olímpicos son un crisol, como los simposios científicos, las ferias industriales, las asambleas económicas, dentro del cual el Tercer Mundo descubre el cobre o se reduce a arcilla. No quiere decir esto que en el subdesarrollo no florezca a su manera algún deporte. Por el contrario, en cada país del Tercer Mundo, a un espectáculo deportivo – antes que a una práctica comunitaria y educativa- se recurre como factor de integración nacional, por la ausencia de fuerzas cohesionantes más sustantivas. En razón de que los países periféricos no son competitivos científica, técnica o productivamente, se acude a substitutos, en principio, fáciles sucedáneos, para


generar sentimientos de identidad nacional y tener presencia en el mundo. De aquí que el tour de Francia llegara, en su momento de “apogeo” colombiano, a tener más radiodifusión aquí que allá. En el deporte como en la agricultura y en el comercio exterior, hemos sido mono cultivadores y mono exportadores. A los más, logramos la substitución de un producto por otro (ciclismo, fútbol, toreo y ahora los 400 metros) que coyunturalmente y por fuerza de azar ofrece mejores perspectivas propagandísticas, así como en Venezuela el basquetbol substituyó publicitariamente al béisbol y en el Perú el voleibol al fútbol. Pero cuando se trata del deporte en su magna dimensión olímpica, estamos irremediablemente perdidos. Aquí el desbordado cubrimiento radiodifusivo sólo logra el ridículo y el apoyo postobónico revela su ineficiencia. No podría ser de otra manera, porque competir dignamente en una justa olímpica, supone condiciones insustituibles: adecuados niveles nacionales de nutrición, educación física masiva, apoyo estatal. Esto es tan cierto que nos atrevemos a decir que es la última olimpiada con apogeo ex soviético, no solo por su desintegración estatal sino por su acelerado proceso de tercermundización. Nada bueno se puede


esperar del deporte privatizado (a merced de comercialización) y escenificado (reducido a la pantalla). La algarabía mediática Con todas las limitaciones que tienen las afirmaciones absolutas me atrevo a decir que no hay país en el mundo que supera a Colombia en cantidad y en delirio de radiodifusión deportivista, obsesivamente concentrada en el fútbol y el ciclismo. Febriles encuentran los africanos nuestras transmisiones de futbol, así sea del más insignificante partido. Tropicalismo resulta para los europeos la narración metro a metro del tour de Francia por nuestras satelizadas cadenas. Aberrante les parece al resto de latinoamericanos nuestra programación radial que, desde la madrugada hasta la noche, se dedica a rememorizar, recomentar, hiperanalizar, ultraclarividenciar las minucias futbolísticas. Un marciano que sintonizara (ciclismo + futbol) pensaría que en nuestro país el dios tiene forma circular, los templos son como cráteres y su liturgia es bípeda. Lo paradójico es que cuanto más se intensifica la algarabía radioteledifusiva, menos los jóvenes practican el deporte. Por el contrario, en ellos se expande la


subcultura sedentaria y contemplativa, cuando no la psicotrópica. Pensándolo bien, la relación inversa entre radio difusión y práctica es lógica porque se desnaturaliza algo que ante todo es actividad, realismo, disciplina y sentido de superación. Lo grave para Colombia, urgida de desmontar este alienante aparato de dominación y de racionalizar su radioteledifusión, radica en que esto no se hace por decreto y de que el sistema se respalda en él. El establecimiento patrocina el modelo, el Estado lo avala, los gobernantes lo usufructúan y están de por medio los intereses creados de un gremio de profesionales en cantar goles, despellejar árbitros, dialectizar pases, embrujar técnicos, prestidigitar resultados, endiosar subcampeones y salvar a la patria. Como Ximena Restrepo afirma que “Colombia es un país donde se respira demasiado futbol” (El Tiempo 6, VII/92), entiendo que no se siente repelida por un exceso de colombianos que transpiran la camiseta sino que está asfixiada por la polución del espacio electromagnético viciado de imágenes y palabrería futbolísticas.


El soporte gaseoso ¿Qué es entonces hacer deporte en nuestro país? A nivel básico el deporte nacional está afectado por la aguda crisis que padece el sistema educativo, discriminante socialmente, verbalista en su método, estéril en valores y frustrante profesionalmente. En las escuelas y colegios marginales apenas hay aulas, en los de clase media se cumple con un formalismo y en los de clase alta el más exigente ejercicio físico es ser periodista, pintor o político desde la adolescencia. Las universidades careciendo de prácticas profesionales o siendo estas muy deficientes, menos posibilitan las prácticas deportivas. Obsérvese que buen número de nuestros deportistas han salido o se preparan en universidades extranjeras. Todo esto lo afirmo, saltando sin garrocha sobre excepciones raras y frágiles, de orden personal o institucional. Hay un puñado de compatriotas que viven directamente (ciclistas y futbolistas) o indirectamente (locutores, comentaristas, reporteros, burócratas) del deporte. Todo esto magistralmente instrumentalizado por el establecimiento para sostener el sistema de manera eficaz y no muy costosa. El estado, simbolizado por el Presidente de la República, nacionaliza los triunfos y la gran empresa comercializa sus productos. Se debe


acotar que la gran empresa nacional patrocinadora del deporte es la de bebidas gaseosas, espirituosas o estimulantes, aunque la más rentable (Coca Cola obtiene ganancias anuales de 11.000 millones de pesos) poco ayuda y si le extrae lucro. En realidad la financiación deportiva ha estado a cargo de las bebidas calientes (café) y de las frías (gaseosa y cerveza). No es extraño que la Restrepo diga: “En Colombia es muy difícil hacer deporte. No hay apoyo necesario por parte del Gobierno. En mi caso, sino es por la firma Postobón, seguramente que ninguno de mis planes se hubiese podido concretar y nada de lo que es hoy una realidad, fuera cierto” (El espectador, 6, VIII/92). La mayoría de los equipos del campeonato profesional de futbol son patrocinados por colombiana; sin embargo esta es la cobertura gaseosa, porque los grandes tienen sustento sólido aunque pulverizado. El modelo imperante de mecenazgo deportivo está muy ligado a los deportes utilizables, a su cobertura radio difusiva y a los resultados alcanzados. De él no se puede esperar más ni algo diferente. En efecto, los deportes apoyados son los más radiales o televisivos en cuanto sirven a un especifico mercado; dependen de la afición de un magnate (extraditable o transnacional) o de la prosperidad de la empresa, como le sucedió al


equipo Café de Colombia; pierden su carácter nacional en cuanto se feudalizan intereses. Hasta se puede dar la paradoja deportista publicitando brebajes que atentan contra la salud (aguardiente) o no contribuyen (gaseosas) a la nutrición nacional. Así las cosas, encuentro inteligente y de carácter la declaración de Ximena al concluir su hazaña. Por una parte reconoce y agradece a su patrocinador, pero por otra demanda al Estado apoyo al deporte. Ve su logro como algo excepcional para nuestro medio y lo explica “porque cuento con una familia adorable, con alguna comodidad, que siempre me brindó su apoyo. Eso no lo tienen muchos deportistas en Colombia y es una lástima ver cómo se lucha primero contra los inconvenientes y luego frente a los rivales” (El Tiempo, 6, VIII/92). Y añade: “Miren, con hambre no se puede practicar ningún deporte. Lo primero que hay que hacer para esperar resultados es contar con una adecuada, oportuna y bien balanceada alimentación. Después buenos entrenadores. Después, una férrea disciplina...” (El espectador, 7, VIII, 92). Los límites del subdesarrollo Según nuestra tesis central el contexto del Tercer Mundo determina la generalidad de fenómenos sociales, niveles de vida, resultados materiales y


obviamente los acontecimientos deportivos. Sin embargo acabamos de observar que en Barcelona 92, hubo algunos países del Tercer Mundo que escaparon a la relación deporte=olimpiadas=subdesarrollo. Por ejemplo, allí China, Cuba y Corea del Sur, ocuparon respectivamente la cuarta la quinta y séptima posición. Esto nos permite afirmar que el subdesarrollo no es una fatalidad y que hay cierta respuesta a algunas de sus secuelas sociales (desnutrición, analfabetismo, corrupción, inseguridad, alienación deportivista, etc.), si se dan ciertos presupuestos políticos y se realizan significativos esfuerzos. Lo de China puede ser explicado por su inmensa base de población y su planificada política de insertarse en la modernidad. El resultado coreano es herencia de la pasada olimpiada y efecto de su prosperidad económica fundada en una sólida educación y la responsabilidad del Estado. ¿Y Cuba? Es lamentable que nuestro plegamiento a la política del pentágono y los intereses de una burguesía obcecada nos impida ver con objetividad la realidad cubana. Es admirable el gran triunfo de Cuba (14 medallas de oro, 6 de plata y 23 de bronce) superando a cada uno de los países de la Comunidad Económica Europea, con excepción de Alemania, y a todos los estados ex socialistas, menos la ex URSS. La performance cubana, sin términos de comparación con la del resto de América Latina reunida, es causa de


muchas vergüenzas. La isla caribeña con un cuarto de la población colombiana, en medio de penurias extremas, no sólo nos sacó una distancia inmensa, sino que nos apabullo moralmente. Nuestros medios radioteledifusivos hicieron lo imposible por ocultar y demeritar lo que brillaban en pundonor y contundencia. Esos artilugios que utilizan para agigantar pigmeos o para convertir el cobre en oro o para tonificar anilinas, los han venido utilizando a la inversa contra Cuba. Al hacer el balance del atletismo cubano un comentarista valluno –de los que se desmayan por un cobre nuestropudo escribir: “alcanzaron 2 medallas de oro, 5 de plata y 6 de Bronce, volumen modesto pero interesante” (El país, 10, VIII/92). A este periodista al menos se le abona haber dicho algo. Me pregunto: “¿Cuántos meses de locura radioteledifusiva hubiera padecido el país si Colombia hubiese obtenido una cuarta parte de las preseas cubanas?” Por el contrario, quien la noche del domingo 9 de mayo sintonizó los noticieros de Radio Habana pudo advertir la mesura con que se informó al continente el balance olímpico. Es más, ni siquiera fue la primera noticia pues estuvo precedida por una referente a la próxima reunión de los países no alineados en Indonesia y otra a la posible intervención de los Estados Unidos en la guerra de Yugoslavia.


Gravísima será la pérdida para América Latina si Cuba no logra hacer una transición racional y preservante hacia el nuevo orden mundial. Sería fatal otra febril perestroika, incluso para el deporte. América Latina no soporta ni siquiera otro Brasil. La revista “Cambio 16”, después de equiparar lo incomparable, presagia el fin del deporte cubano, pero sin precisar si por causa de la crisis del socialismo o por la implantación del capitalismo. “Ellos (los cubanos), el dorado equipo de voleibol del Brasil y la atleta Ximena Restrepo, la mujer de bronce colombiana, han salvado la cara al deporte iberoamericano. Sin embargo la dura crisis económica de la isla hará sucumbir casi todos los planes de preparación y muchas ilusiones. Cuba difícilmente volverá a ser una potencia olímpica” (17, VIII/92). En fin, muchos colombianos nos consolamos viendo a la Restrepo cosechando preseas postolímpicas. Más valiosa que la medalla de bronce ella dio un dorado golpe mediático. Logró hacer un paréntesis al consabido remate ciclístico: “dedico este triunfo a mis patrocinadores y a mí a…pá y a mí a…má”. Con mucho carácter dijo “Mire, sinceramente no le dedico a nadie en especial esta presea. Lo único que me acuerdo de todos aquellos que de una u otra manera me han colaborado. Y ellos saben muy bien quiénes son”.


Tememos que esta recóndita dedicación se siga repitiendo habida cuenta del amañado balance que autoridades y medios han hecho de la actuación de Colombia en Barcelona. Peor aún, la manipulación mediática ha convencido a los colombianos de que el Estado no se debe encargar del deporte (neoliberalismo tropical) y que no nos conviene masificar el deporte1. En conclusión, como hasta ahora, durante los próximos 500 años el deporte colombiano será gaseoso y pantallero, si no hay una reorientación plena.

1

Según encuesta de El Tiempo tan solo el 38% considera que el Estado debe hacerse cargo del deporte (17, VIII/92) y según El espectador un idéntico 38% propende por la masificación del deporte (22, VIII, 92).


VII. UN CUENTO POR DEMAS (ALEGORIA)

Sabemos la importancia que en el estudio del subdesarrollo tiene la literatura. En efecto, es reconocido el aporte del “Boom latinoamericano” al describir la condición socio económica del continente. De este modo la pléyade de autores latinoamericanos no sólo contribuyeron al arte de la novela sino crearon conciencia universal de la problemática del Tercer Mundo. Y si bien la literatura ha logrado una visión comprensiva del subdesarrollo, cada obra enfatiza o el aspecto político (“Yo el supremo”, “El otoño del patriarca”), o el social (“Cien años de soledad”, “Los funerales de mama grande”), o el psicosocial (“Crónica de una muerte anunciada”, “la muerte de Artemio Cruz”) o el antropológico (“Pedro Paramo y aún “Los hijos de Sánchez”)


Consciente de esto, el ya periodista yerbabuena, decidi贸 escribir un cuento macondiano que articulara globalidad imperial y subdesarrollo.


CLEOPATRA ENJAULADA “La jaula estaba terminada. Baltazar la colgó en el alero, por fuerza de la costumbre, y cuando acabó de almorzar ya se decía por todos lados que era la jaula más bella del mundo. Tanta gente vino a verla, que se formó un tumulto frente a la casa, y Baltazar tuvo que descolgarla y cerrar la carpintería… -Sirve hasta para un loro- intervino uno de los niños. -Así es- dijo Baltazar.” (“La prodigiosa tarde de Baltazar” G. García Márquez.). Esta otra jaula había sido toda una fortaleza de la imaginación, aunque más imponente que bella. Era otra perfecta obra de arquitectura con sentido social, pero con alambra de mayor calibre y reforzada con varillas de hierro. Más ancha que alta para que un pájaro grande pudiera extender sus alas, con dos cubículos pequeños, uno para visita semanal y otro para defecar, puerta blindada y techo reforzado, más alarma ambiental para prevenir hasta la idea de fuga. El único problema para Baltazar consistía de nuevo en que la jaula se la disputaban muchos destinos. Los ingenuos pensaban que servía para criar canarios sin que se los comieran los gatos, los negociantes para


exportar turpiales a prueba de robo aduanero, alguno para encarcelar el gavilán pollero anidado en el Pentágono y hasta un pacifista ornitólogo reveló que aun sola se justificaba porque infundía respeto entre las aves depredadoras. Pero al cabo de propuestas, todo se redujo por fuerza de la necesidad a que la jaula se destinaría a proteger los turpiales que desde hacía años por temor ya ni cantaban, o a encerrar la lora pajaricida y terrorista. El pajarraco de marras, apellidado Cleopatra, de escuálida cresta, con grandes orejas negras, las espuelas romas desgastadas por el uso, el pico tan encorvado que ya se picaba a sí misma, dispone de pocas plumas verdes pues la mayoría reflejaban el amarillo otoñal. Nadie sabía cuántos años tenía. Tan sólo que había aparecido en el pueblo por la época de la escasez, cuando un marinero de un baro egipcio, en viaje de trueque por América, se la dio a una prostituta por tres noches de amor. Por eso la llamaron Cleopatra. Y su índole agresiva se la atribuyen al marinero que azotaba a su compañera antes de aparearse. Se dice que la dueña, al poco tiempo liberó la lora, porque picoteaba a sus clientes cuando llegaban a los quejidos de amor.


Aunque ya compartía su poder con otras aves rapaces, no había perdido su agresividad y aún conservaba sus portentosas amistades de ultramar. Baltazar al fin confesó que con este propósito había fabricado la jaula. Todos estuvieron de acuerdo en que la comprara el consejo porque la lora era patrimonio municipal, pues desde cuando la aquerenciaron habitaba en el techo y la baranda de la casa consistorial y en su cielo raso dormitaba. Y mucho más, en una época se apoderó de la alcaldía de modo que allí fungió durante 17 años de burgomaestre soberano a base de consignas. ¡Que maten al desgraciado! ¡Que le aprieten el cogote! Al cabo de los años acepto salir, pero se ubicó en el atril del consejo desde donde dirige las sesiones. Interrumpe a sus colegas con gritos: ¡Mierda del comunismo! ¡Al carajo los ateos! ¡Apátrida desgraciado! Siempre posada sobre el hombro de respectivo interlocutor. Los concejales en pleno desecharon la propuesta porque se atentaba contra el altísimo derecho a volar. Así Cleopatra sea ave de corto vuelo, acotó el más exegeta de todos, porque además no hay un rubro en el presupuesto para gastos represivos. Y al fin y al


cabo, observó su más íntimo amigo, hace días no vemos a Cleopatra. Y el pueblo sospecho que, como siempre, alguien la previno incluso antes que se tuviera la idea de enjaularla. Todos cavilaban acerca de su paradero. Unos aseguraban que estaba en el acorazado USA libertad, fondeando cerca del pueblo, en visita de buena voluntad, desde el 11 de septiembre de 1973. Allá vuela con frecuencia, tiene camarote de lujo reservado, le aplican tintorería, le afilan los espolones, le enderezan el pico, le desenredan la lengua y le enseñan nuevas consignas. En reciprocidad divierte a los marines con historietas de villa Grimaldi y se embriaga de “libertad” concentrada que bebe con el almirante, a quien confunde con Napoleón. Pero un guajiro tiburonero dijo haberla visto en isla Albión, con su madrida Margarita, de quien se dice, le ha reservado en caso de muerte, sitial histórico a la siniestra de Mr. Drake. El guajiro leal amigo de Baltazar y damnificado por Cleopatra, quien le había matado muchos turpiales, prometió ayuda para atraparla porque de lo contrario, dijo, hasta esta otra jaula también la pierdes. La jaula con Cleopatra adentro tiene valor universal, le aconsejó.


Baltazar mismo, quien era el parroquiano que mejor letra tenia, hizo la solicitud de extradición, respaldada por muchos ciudadanos, cada uno aduciendo algún cargo contra la maldita lora. En especial los días del golpe en que se tomó la alcaldía incurrió en pajaricidio. Descuartizó gorriones, descabezo copetones, aplastó canarios, degolló mirlas, destripó perdices, ahogó turpiales, mutiló palomas y hasta abatió al cóndor boliviano. No tuvo obstáculo en romper jaulas, perforar tabiques, destrozar rejillas, agujerear tablas, rasgar bejucos, taladrar latas, pulverizar vidrios, con tal de ensañarse sobre sus víctimas. Siempre secundada y protegida por una manada de gavilanes nórdicos que tenían por base el acorazado libertad. Las gentes que salieron en defensa de sus animalitos también fueron atacadas, de modo que doña Gertrudis, quedó tuerta, Cupertino mudo por un picotazo en la lengua, pepito perdió media oreja, a Graciela le arqueó una ceja, el niño Carlitos murió de pena moral y al viejo Isidoro le dio un infarto. A los que protestaron los acorralo en el potrero de fútbol donde los mantuvo al sol y al agua en cuarentena democrática. Y ante el desamparo y terror muchos aldeanos abandonaron el poblado y se dispersaron por el mundo.


Se había vuelto tan cruel que muchos empezaron a llamarla “Cleopotro”. Toda su agresividad y asechanza se le facilitaba porque a su natural mimetismo para cambiar de verde militar, a blanco papal, a rojo cardenal o a negro clerical, en la sección de operaciones encubiertas del acorazado había logrado agregar la metástasis de lora a paloma o a felino y luego a guacamaya. Incluso podía transmutarse de paloma mensajera a gato montuno sin pasar por lora. Desde entonces Cleopatra ejerce su imperio inspirado en la deslumbrante y volátil ley del mercado. Todo se compra y todo se vende. Las tiendas están abarrotadas de mercancías nórdicas abigarradamente embaladas, para que los que puedan compren a crédito. Y como el salario no alcanza ni para pagar las deudas, los agiotistas hacen su agosto. La escuela es como una tienda que vende letras y números y la iglesia una agencia celestial que ofrece bonos para la otra vida. Se privatizaron los bienes públicos de modo que el coso es ya de don Pancracio y su suegra, el estanco de doña Rudesinda y el matadero de don Lucrecio & Hijas Ltda. La estación de tren se la regalaron a la empresa interplanetaria de viajes el Big Bang, el telégrafo fue asignado a la Watergate &


Nixon Company y la distribución exclusiva de cigarros a Lewinski inc. Las supertiendas cósmicas se hicieron al mercado del aguadulce, las arepas rellenas, los embustes novedosos, las diversiones lúbricas y a muchos más. Los inversionistas nórdicos explotan la mina de barro, la veta de arena y la cantera de piedra. Ellos también controlan la fabricación de adobe, el diseño de techos pajizos y la producción en serie del bareque plastificado. Por todo esto, desde el atardecer del golpe, el Banco Planetario y el Fondo Global se deshacen en elogios al milagro económico de Cleopatra en un poblado sometido a tan extremo régimen que, si bien muy estilizado según la moda moderna, ha quedado sin cintura, como una lombriz infinita. Cuando el tiburonero partió con el libelo extraditorio y la maravillosa jaula, fue prevenido de que en vez de regresar con Cleopatra enjaulada, podría aparecer la lora con él encadenado. Por fortuna el primer alguacil a quien le mostro el libelo, sabía de las andanzas de la lora y hasta le tenía bronca porque un día de parada real, lo sobrevoló y con mala intención le mancho el kepis rojo, y la pechera de grana. Sin dificultad localizó la lora en una casa de mensajes en cuyo vecindario era reconocida porque madrugaba a


cantar: “con dinero o sin dinero siempre hago lo que quiero…” y, luego de tomar respiro, remataba con voz estridente: “mi voluntad es la ley”. Entre tonada y tonada intercalaba un meloso estribillo: “¿Margarita quiere cacao?”, a manera de publicidad política pagada. Allí estaba en tratamiento a causa de que el último vuelo había sido tan precipitado y con tantos vientos en contra que se lastimó el espinazo. Cuando el alguacil la enjauló y la conminó a repatriación, Cleopatra se enfureció tanto que reconoció al uniformado de rojo y por eso lo insultó, recusó y agredió. Mientras el notificador ser cubría los ojos para evitar perder alguno, la lora se voló por un postigo y fue a pedir asilo al tribunal augur. Allí, las volandas, ampararon a la lora por portar patente de corso otorgada de puño y letra por el Emperador Ronaldus, el gran buitre orbital. Tuvo sin embargo, este tribunal la delicadeza de conceder una apelación ante la instancia última de las aves superiores. Y la altísima cámara de los loros, avergonzada de la mala reputación que estaba adquiriendo la especie –antaño personificación de la simpatía dicharachera- decidió extraditarla enjaulada para escarmiento también de todas las aves de presa,


durante estos tiempos envalentonadas por la política neoliberal de cielos abiertos. Sin embargo, ante las insistentes súplicas de la expatriada y para colmarla de garantías jurídicas (no conculcar ninguno de los derechos fundamentales del Reino Animal y evitar protesta de la sociedad protectora de loras, pericos y guacamayas), la cámara de los loros aceptó que Cleopatra quedara confinada en zoológico continental, a medio camino entre la ínsula de Margarita y la austral comarca depredada. La sabia decisión permitía evitar nuevas tropelías, imponer ejemplar castigo y a los admiradores de Cleopatra visitarla sin las cortapisas carcelarias. Se tuvo, si, que convencer a todos los mamíferos, reptiles, ovíparos y vertebrados que aceptaron a la peculiar Cleopatra en el lugar de exhibición de todas las otras especies. Estas aceptaron si Cleopatra expresaba público y sincero arrepentimiento. Sin embargo la recalcitrante lora aún no se pronunciaba, por considerarse héroe de su especie. Mientras se hacían los preparativos para el traslado al zoológico, Cleopatra, haciéndose la loca, engaño al carcelero mayor, y se fugó. Simuló jaqueca permanente que le había hecho olvidar el lugar de nacimiento, el sitio en que ejercía soberanía e incluso no saber dónde estaba. En especial el sentido de la


orientación parecía haber desaparecido por completo porque en vez de ir al excusado se trasladaba al comedero, y a la inversa, con todos los efectos nauseabundos de tal despiste. Todo este enrevesamiento trastornó también al carcelero, de modo que un día pensó que Cleopatra se estaba subiendo al cielo raso donde hacía la siesta, cuando en realidad salía por la puerta principal. Cleopatra desapareció en segundos por entre el manto de nubes que siempre cubren el pérfido Albión. Al principio casi todos pensaron que la fugitiva había sido recogida por la nave planetaria “Star Wars” y que para mayor seguridad se le había dejado en el asteroide Eros o Heros, recién habilitado como refugio planetario de las aves rapaces imperiales con problemas judiciales. Pero hoy en día está totalmente comprobado que el paso por la nave tan sólo fue escala para hacer posible su reinstalación en el territorio austral donde aún es soberana. Allí, protegida por sus admiradores, podrá prestar nuevos servicios a la causa imperial y alcanzar longevidad interminable mediante el cambio progresivo de sus órganos por piezas electrónicas y el control digital de su cerebro gracias a estar conectado a una computadora del acorazado, convertido ahora en nave espacial.


Cuando el poblado supo la evasión de Cleopatra, las gentes alarmadas acudieron a casa de Baltazar para que alistara otra jaula. Este de inmediato, aunque malhumorado y sin ganas, acometió la tarea. Después de dos días la obra no tomaba forma, pues de tanto preocuparse por la seguridad había configurado una caja hermética. ¿Qué has hecho?, le dijo Juanito, el niño que quiere ser carpintero. Parece un ataúd, añadió. Después de observar la caja, Baltazar sin pronunciar palabra asintió. Te la puedes llevar, concluyó. Para que sirve, susurró Juanito, si Cleopatra es inmortal. Esa tarde los niños del pueblo depositaron dentro de la caja sus cometas y jugaron al entierro de ilusiones, pues ni la brisa corría.



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